Porque duele lo que duele…
Creo que:
Duele la cabeza... de buscar respuestas, de intentar encontrar
soluciones, de pensamientos en guerra.
Duelen los ojos... porque intentamos ver más allá, por esforzarnos en
ver un futuro incierto, porque han visto demasiado.
Duele el cuello... porque llevamos mucho tiempo manteniendo la cabeza
erguida, esforzándonos en no bajarla nunca, manteniendo la frente en alto
cueste lo que cueste, o quizás por haberla bajado mucho tiempo.
Duelen los brazos... de sostenernos, de estar aferrados a algo para no
caernos cada vez que nos ha temblado el suelo, también de la fuerza hecha al
levantarnos tantas veces.
Duelen las manos... de sostener lo insostenible y también de estar
siempre con los brazos tendidos ayudando a los demás a levantarse.
Duele la espalda... de tantos cielos que se nos desplomaron encima, de
tanta carga que llevamos en la mochila, del peso de querer cargar con lo propio
y ajeno.
Duele la garganta... de las palabras no dichas, de tantas verdades no
cantadas, de los gritos enmudecidos.
Duele el pecho... de la angustia contenida como un pájaro encerrado
en una jaula entre las costillas, sentimos que no podemos respirar como la
angustia y otras emociones contenidas no pueden volar.
Duele el estómago... de tanto pasado ni digerido, de tantos tragos
amargos que no pudimos elaborar.
Duelen las piernas... de tanto camino hecho, de tantas montañas
escarpadas que nos ha tocado subir, de lo cuesta arriba que se nos ha hecho la
vida por momentos.
Duelen los pies... de tantas piedras con las que tropezamos, de tantas
espinas clavadas por caminar descalzos sin protegernos.
No importa lo que duela... pero que duela porque la vida valió la pena, que al final es lo único que importa.
No importa lo que duela... pero que duela porque la vida valió la pena, que al final es lo único que importa.
© Alas en rebeldía
Identificador 1911122465389
Licencia Todos los derechos reservados — con Verónica Rodrigues.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario