La excusa
institucional...
Cuatro años pasaron
desde que Pepe Eliaschev denunció el pacto con Irán para que el fiscal sólo
atinara a reaccionar cuando imaginó que podría dejar de ser fiscal.
Enójese, lector,
con quienes le faltan el respeto a su capacidad de discernimiento y otra vez
apelan a la vieja excusa institucional para explicar por qué se hace después lo
que se debió hacer antes. Simulan que lo hicieron así defendiendo altos
intereses altruistas cuando simplemente sólo corrieron riesgos a partir de que
sus intereses fueron atacados o podrían serlo.
Comportamiento que
le cabe por igual a parte de la Justicia y de los medios, que siempre son
oficialistas los primeros años de cada gobierno “apoyando la
institucionalidad”, hasta que se produce un ataque a los intereses de esos
medios (no a los otros), o si estuviera por ser removido si se trata de un
fiscal. Ahí la institucionalidad deja de ser prioritaria.
Hoy se cumplen 18 años del asesinato de José Luis Cabezas, un
déjá vu con la muerte de Nisman.
Cuando ya sus
allegados aceptan que el fiscal Nisman presentó de apuro su acusación porque
los cambios producidos a fin de año tanto en la ex Side como en la Procuraduría
le hicieron sospechar que en febrero podrían removerlo (y no como dijo
torpemente porque “recién la había terminado”), ahora lo justifican con el
pretexto de que no quería presentar la denuncia hasta que hubiera un nuevo
gobierno para no resultar golpista.
Cambiará mucho la
Argentina el día que los fiscales y jueces dejen de hacer política y hagan
justicia, y el día que los medios y los periodistas dejen de hacer política y
hagan periodismo (entendiendo por política esa visión calculista a lo
Maquiavelo de la acción política). O sea, cuando la ética profesional guíe sus
acciones y como buenos artesanos hagan lo que tienen que hacer.
A pesar de que con
esos comportamientos lo único que se logró fue destruir la institucionalidad,
en 2016 se volverá a escuchar
–hipócritamente– desde parte de la Justicia y de los medios que se apoya
al nuevo gobierno “defendiendo la institucionalidad”.
Cuando lo que la
institucionalidad precisaba era que las denuncias fueran razonablemente
contemporáneas con los hechos para enmendarlos a tiempo, para evitarlos o para
evitar su repetición. Cuatro años pasaron desde que Pepe Eliaschev denunció el
pacto con Irán para que el fiscal sólo atinara a reaccionar cuando imaginó que
podría dejar de ser fiscal. Ese cajonear las causas (o las notas en los
medios), más que una motivación institucional parece estar orientado a tener un
arma siempre lista para que no se metan con uno o negociar.
Escuchaba a la
hermana de José Luis Cabezas (hoy, 25 de enero, se cumplen 18 años del
asesinato de su hermano) decir que ella sentía un déjà vu entre la muerte del
fiscal Nisman y la del fotógrafo de la revista Noticias. Me detuve en esa frase
porque siento lo mismo. ¿Por qué será que las causas que generaron ambos
crímenes políticos fueron notas que salieron en medios de Editorial Perfil:
Yabrán en el caso de Cabezas, y la denuncia de Eliaschev sobre Irán en el caso
de Nisman?
Simplemente porque
frente a los temas muy complicados, son muchos los que prefieren abstenerse
para sumarse cuando la relación costo-beneficio personal sea productiva. El
principio de igualdad ante la ley es totalmente contradictorio con el de
“oportunidad frente a la ley”.
Sería un consuelo
social si la desgraciada muerte del fiscal Nisman pudiera iluminar el problema
del oportunismo judicial y mediático, y que la audiencia aumente su conciencia
sobre estos manejos, porque al hacerse evidentes irán perdiendo efecto, que es
la mejor forma de reducirlos. El conocimiento es lo que realmente nos hace
libres.
No solo los
argumentos que justificaron posponer la denuncia son insostenibles. Tampoco
resulta lógico, desde la perspectiva del interés público (y no del de mantener
un empleo) presentar la denuncia ante el riesgo de ser removido. El propio
fiscal Nisman sostuvo en sus reportajes en radios y televisión que lo
importante eran las pruebas acumuladas. Por lo que si hubiera sido removido, se
podría haber hecho igual la denuncia sin ser fiscal; dijo Nisman en TN: “Esté
Nisman o no esté Nisman, las pruebas están”. Y explicando por qué las presentó
en medio de la feria judicial, había dicho: “Si tengo una prueba mi obligación
es presentarla ante un juez”, desgraciadamente el periodista de TN no le
preguntó, entonces, por qué no las presentó años atrás, desde que tiene esas
pruebas.
El déjà vu
Nisman-Cabezas atraviesa el inconsciente colectivo y el lenguaje político: el
kirchnerismo dice “nos tiraron un muerto”, frase idéntica a la de Duhalde en
1997. Otra frase resonante es la que le atribuyen a Antonio Stiuso (alias
“Jaime”): “Me quisieron matar a uno y me mataron a dos (por el asesinato de su
mano derecha, el Lauchón Viale en 2013 y Nisman), no me van a matar ninguno
más”.
Que el propio
Stiuso haya elegido para dar su primer reportaje público la revista Noticias
(la entrevista realizada por Rodis Recalt en diciembre que llevó a la
Presidenta cambiar la cúpula de la Secretaría de Inteligencia) es otro síntoma.
Los espías que conocen la cocina de todas las redacciones saben que en las de
Editorial Perfil aquello que es nota se publica, sin especular si hacerlo
beneficia a un sector u otro, o esperar el momento “oportuno” para publicarlo.
La igualdad ante la ley se contradice con la existencia de la
"oportunidad frente a la ley".
Guardar una información de interés público, siendo
fiscal o periodista, más allá del tiempo lógico que requiera su confirmación y
correcta elaboración, se parece en mucho a apropiarse de un bien que no le
pertenece y debería ser público. Ninguna libertad ni derecho es absoluto y
existen casos extraordinarios donde se aplica una censura o autocensura lícita
excepcionalmente. Pero la mayoría de las veces, tras la justificación de la
responsabilidad (institucional, social, patriótica, etc.) se esconde con
impostada pompa la conveniencia personal o la simple comodidad.
La muerte del fiscal Nisman debería dejarnos como
legado de su investigación la exigencia social a la Justicia y los medios de
prontitud en sus denuncias.
© Escrito por Jorge
Fontevecchia el domingo 25/01/2015 y publicado por el Diario Perfil de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
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