La Campora va por todos los kiosquitos…
Cuando la impunidad todo lo puede. Como
si no les resultara suficiente copar cuanto puesto público les provea de
suficiente dinero, ahora algunos miembros de La Cámpora han tomado por la
fuerza la Cámara de Kioskeros de la República Argentina.
Ya no se trata de obtener fondos frescos de
cuanto organismo del estado nacional sino que ahora se han dedicado a saquear
entes ajenos a su esfera de influencia. La única condición para que estos
desaforados se interesen en algo es que allí puedan seguir obteniendo dinero
fácil.
La Cámara de kioskeros tiene como su legitimo
presidente al Sr. Carlos Renna quien, en vez de requerirles aportes a los
humildes propietarios de los kiosquitos que en su mayoría son meros
monotributistas y explotan a título personal una clase de fondo de comercio que
apenas les hace obtener ganancias para el sustento familiar, ha logrado
sostener al ente representante de ese sector con aportes de empresas
proveedoras de los distintos productos que diariamente se comercializan al
menudeo en miles de locales a lo largo y ancho del país.
El clásico kiosko se ha mantenido hasta ahora
como un símbolo del micro emprendimiento familiar, explotado generalmente por
sus dueños y sin personal en relación de dependencia que arrastraría los
escasos beneficios que genera. Aquellos que carecen de otra fuente de ingresos,
desplazados del mercado laboral en relación de dependencia o huérfanos de los
favores del Estado clientelar, con abnegación, sacrificio y orgullo, trabajan
restándole horas al sueño y al esparcimiento.
La Cámara de Kioskeros es el único ente que
se alza en defensa de estos comerciantes y Renna, como su portavoz, ha
participado en innumerables reuniones con funcionarios y empresarios, en
procura de obtener beneficios para el sector, siendo entrevistado profusamente
por el periodismo por ser bastamente conocedor del rubro.
Lo insólito de todo esto es que cuando en la
cuenta corriente de la Cámara, gracias a la gestión de su presidente Carlos
Renna, existía un salvo positivo superior al medio millón de pesos, se abrieron
las fauces de La Cámpora que, violando cerraduras ingresó a la sede y se
apropió de todos los elementos allí existentes, vaciando la cuenta corriente y
desplazando al Directorio y a su Presidente, llegando al extremo de agredir
físicamente tanto al presidente como a la señora vicepresidente de la entidad,
todo lo cual, obviamente, ha sido denunciado en sede penal.
Ante los justos reclamos de las autoridades
desplazadas, con absoluta impunidad los miembros de La Cámpora se mantienen en
el lugar usurpado, e inclusive promovieron una falsa denuncia por supuestas
amenazas y lesiones para pretender neutralizar las acciones incoadas por las
legitimas autoridades de la Cámara, autoridades registradas ante la Inspección
General de Justicia y que hasta el presente no han podido reingresar a la sede
de la entidad.
El vil proceder de estos “jóvenes
maravillosos”, que cuentan con la protección y complacencia del gobierno
nacional, a su vez se ve acompañado por el aletargado accionar de fiscales y
jueces intervinientes en las denuncias promovidas por Renna y la vicepresidente
de la Cámara, acompasado por la insólita velocidad que le viene imprimiendo el
juez que personalmente maneja la causa penal promovida contra Renna, lo cual
traduce la intencionalidad y parcialidad de dicha entente.
El pernicioso accionar de estos lúmpenes
arribistas llegó al colmo de agredir al hijo de la vicepresidente de la Cámara,
que fuera internado en el Hospital Argerich por distintos traumatismos, todo
como aviso mafioso pretendiendo se abandone la batalla judicial entablada.
Frente a esta clase de atropellos, vale
recordar el ominoso significado de aquella frase presidencial donde advertía
que, durante esta década ganada, irían por todo.
© Escrito por Enrique Piragini el Domingo
23/03/2014 y publicado por Tribuna de Periodistas de las Ciudad Autónoma de
Buenos Aires.
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