Stiglitz: "La austeridad lleva al desastre"...
- Usted dijo hace poco que el euro no tenía futuro sin una gran reforma. ¿A qué se refiere?
- Europa va en una mala dirección. Al adoptar la moneda única, los países renunciaron a dos instrumentos de política económica: el tipo de cambio y la tasa de interés. Entonces, había que encontrar otra cosa que les permitiera adaptarse a la coyuntura si hacía falta. Pero Bruselas no ha ido muy lejos en materia de regulación de los mercados, los ha considerado omnipotentes; y no ha previsto nada en ese sentido. Y hoy quiere un plan de austeridad. Si sigue así, va al desastre. Sabemos, desde la Gran Depresión de los años 30, que no es eso lo que hay que hacer.
- ¿Qué debería hacer Europa?
- Hay varias posibilidades. Por ejemplo, podría crear un fondo de solidaridad para la estabilidad, así como creó un fondo para los nuevos ingresantes. Ese fondo, que se alimentaría en tiempos económicos más clementes, permitiría ayudar a los países en problemas cuando los problemas surgen. Europa necesita solidaridad, empatía. No una austeridad que va a hacer estallar el desempleo y traer depresión. En los Estados Unidos, cuando un estado está en dificultades, todos los otros se sienten implicados. Estamos todos en el mismo barco. Es la falta de solidaridad, especialmente, lo que amenaza el proyecto europeo.
- ¿Una especie de federalismo?
- Sí. De cohesión. El problema es que los países miembros de la Unión Europea no tienen todos las mismas creencias en materia de teoría económica. Nicolás Sarkozy tuvo razón al presionar sobre (la canciller alemana) Angela Merkel para obligarla a poner dinero para Grecia. En Alemania son muchos los que se remiten totalmente a los mercados. En su lógica, los países que andan mal son responsables y se las tienen que arreglar.
- ¿Y no es así?
- No. El déficit estructural griego es inferior al 4%. Por cierto, el gobierno anterior, ayudado por Goldman Sachs, tiene su parte de responsabilidad. Pero es ante todo la crisis mundial la que ha provocado esta situación. En cuanto a España, antes de la crisis era excedentaria y no se la puede acusar de falta de disciplina. Seguro que España hubiera debido ser más prudente e impedir la formación de la burbuja inmobiliaria. Pero, de alguna manera, es el euro el que la ha permitdo, al procurarle tasas de interés más bajas que aquellas a las que Madrid habría accedido de no haber sido por la moneda única. Hoy, esos países sólo saldrán si la crisis europea se revierte. Y para eso hace falta sostener la economía con inversiones, y no frenarla con planes de ajuste.
- ¿La baja del euro sería entonces algo bueno?
- Es lo mejor que le ha podido pasar a Europa. Es Francia, y más todavía Alemania, la que aprovechará más. Pero Grecia y España, dado que el turismo es una fuente importante de ingresos, serán igualmente beneficiarias.
- Angela Merkel, sin embargo, dice que la solidaridad puede ser importante. Sin ella, no habría habido reunificación de Alemania.
- Sí. Pero, justamente, a Alemania le hicieron falta más de diez años para absorber la reunificación. Y en cierta forma, pienso que los alemanes del oeste estiman que ya han pagado un precio alto por la solidaridad europea.
- ¿Usted piensa que la viabilidad del euro está amenazada?
- Yo espero que no. Es muy posible evitar que la moneda única perezca. Pero si se sigue así, no hay que dar por descartado nada. Aun cuando yo piense que el escenario más probable es el default. El desempleo de los jóvenes en Grecia se acerca al 30%. En España, supera el 44%. Imagínese la magnitud de los problemas si sube al 50% ó 60%. Hay un momento en el que en Atenas, Madrid o Lisboa se planteará seriamente la cuestión de saber si hay interés en seguir el plan que el Fondo Monetario le ha impuesto a Bruselas. Y si no hay interés de volver a ser los dueños de la propia política monetaria.
Acuérdese de lo que sucedió en la Argentina. El peso estaba atado al dólar por un tipo de cambio fijo. Se pensaba que Buenos Aires no iba a romper la convertibilidad, que el costo sería demasiado. Los argentinos lo hicieron: devaluaron; como se preveía, fue un caos. Pero, al final de cuentas, fue más provechoso. Desde hace seis años, la Argentina crece a un ritmo del 8,5% por año. Y hoy son muchos los que piensan que tenía razón.
© LE MONDE, Publicado en el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo 30 de Mayo de 2009.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario