miércoles, 3 de marzo de 2010

Huracán 1 vs. Racing Club 1... De Alguna Manera...

Huracán, con muy poco, le ahogó el festejo a Racing sobre la hora...


Le empató 1-1 a los 44 del segundo tiempo con un cabezazo de Eduardo Domínguez, que De Olivera no pudo controlar. Bieler había marcado el gol de la Academia con un remate que se le escapó de las manos a Monzón. Los de Russo siguen en zona de Promoción.


Huracán le dio un nuevo dolor de cabeza a este Racing al que parecen perseguirlo las angustias y los sinsabores. Porque cuando parecía que se quedaba con una victoria fundamental para descomprimir tensiones, Huracán le empató a apenas un minuto del final y en el descuento casi se lo gana con un cabezazo desviado de Leandro Benegas. Se trató, al cabo, de un premio exagerado para el conjunto de Parque Patricios. Racing había sido levemente superior y no merecía sufrir ese golpe postrero. Y su gente vivió al 1 a 1 como una derrota.

Ya en el primer tiempo, Racing y Huracán armaron un partido rudimentario, prolífico en imprecisiones y desprolijidades a la hora de manejar la pelota. Y como es muy difícil jugar bien cuando no se puede controlar la pelota adecuadamente, la gente se lo hizo saber a los protagonistas con numerosas muestras de reprobación.

Si Racing se puso 1 a 0 sobre los 16, fue porque Bieler tiene al arco entre ceja y ceja, y porque Monzón le dio una ayuda inestimable al no poder retener el balón ante el disparo lejano del delantero.


En realidad, Bieler y Pablo Lugüercio, el otro delantero de Racing, fueron las dos individualidades que mejor entendieron el juego en aquella etapa inicial. Lugüercio, la figura, porque exhibió una movilidad constante, porque siempre buscó sacarse un rival de encima y descargar rápido para un compañero, porque participó de casi todas las jugadas de riesgo de su equipo. Y Bieler porque supo ser un buen ladero del Payaso y porque con su sola presencia Racing gana mucho protagonismo en las cercanías del arco rival.


Antes del gol de Bieler, Racing había estado cerca con una tijera de Lucas Castromán ante la que Monzón respondió con muchos reflejos. Y ya después de la apertura, Racing volvió a inquietar en dos ocasiones, en ambas con Lugüercio y Bieler de protagonistas.

¿Huracán? Mostró una alarmante falta de fútbol y apenas si encendió la luz de alerta en el fondo de Racing en dos ocasiones. Una guapeada que se le terminó yendo larga a Leandro Díaz y un cabezazo de Eduardo Domínguez que se perdió apenas afuera.

Sobre los 43, Esmerado reemplazó al lesionado Jerez y la estructura de Huracán se modificó. Filipetto, quien había arrancado de volante central, pasó a jugar de cuatro, y Esmerado fue el cinco.

Más allá de los cambios que hizo Rivoira, Huracán dependió en exceso de alguna maniobra individual de Franzoia, quien sobre los 22 estuvo cerca con un tiro que se desvió en Aveldaño y descolocó a De Olivera, que la sacó al córner.

Racing no brillaba, pero lo tenía más o menos controlado y había encontrado un poco de claridad con la entrada de Grazzini. Pero llegó el tiro libre de Toranzo, el cabezazo goleador de Domínguez y los humores cambiaron de tribuna súbitamente.


© Escrito por Oscar Barnade en el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el martes 2 de Marzo de 2010.


Los Goles...



Bieler saca un bombazo y Monzón no puede controlar. (Canal 7)


Eduardo Domínguez empata a un minuto del final. (Canal 7)


Le comieron el queso...


Racing tenía el triunfo cocinado gracias al bombazo de Bieler que se le escurrió a Monzón. Pero en el descuento, Eduardo Domínguez durmió al Ratón Ayala en un centro y clavó el empate con un cabezazo. Ay...


Racing no se vio arriba en el resultado por una jugada elaborada. No, Racing se vio arriba por una ayudita de Monzón que sirvió de punto de apoyo para intentar levantarse anímicamente de un partido perdido que olía a empate en el Libertadores de América. Porque el equipo de Russo no usa ajo, no tiene manera alguna de alejar los fantasmas que se le vienen encima cuando corren los minutos finales.

No había sido esplendoroso, todo lo contrario, pero el rival no lo incomodaba. Sin embargo Huracán, cuando la cosa era perdido por perdido, se llevó un punto que era más que revalorizado para Racing. Porque los de Rivoira fueron poco austeros. Toranzo estuvo desaparecido y así a Franzoia se le hacía difícil crear, juntarse con Balvorín. El teléfono nunca le sonó al delantero, ni siquiera tuvo una llamada perdida. Es por eso que el cabezazo de Domínguez deja muchas más incertidumbres que cualquier otra jugada sufrida por Racing en el campeonato.


La Academia estaba ganando, otra vez. Y esos cucos que no lo dejan alejarse siquiera unos metros en la carrera del descenso parecían esfumados. Pero no dejaron de metérsele en la almohada. Porque cuando Racing quiere hacerse compacto, cae en el pecado de meterse atrás. Por más gritos que pegue Ayala en la cueva, los demás se retrasan y es peligroso. Pero primero, hay que dar el ejemplo: el Ratón perdió la marca, se acercó a la trampa y, queriendo tomar viveza, se encontró con que estaba vacía. Ante la mirada de todos, le comieron el queso.


© Publicado por el Diario Deportivo Olé el lunes 2 de Marzo de 2010


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