Intercambiando
confesiones juveniles te conté que para acceder a un intento de análisis y
comprensión, en mi caso, tuve que desaprender lo que me había enseñado la
escuela sarmientina con sus méritos de universal, laica y gratuita, pero con el
contrapeso sobre el pasado argentino y latinoamericano de pasarlo por el axioma
de civilización y barbarie. Por eso en mi caso, abrevé en aquellos que se
abocaron a una reinterpretación histórica aplicando el marxismo como un método
de análisis e interpretación y no como un dogma. Y te cuento algo con relación
a no obnubilar la comprensión de la realidad anteponiendo facturas personales:
a Trotsky, Stalín le mató a dos de sus hijos, enloqueció a una de sus hijas,
mandó a asesinar a la mayor parte de sus seguidores y amigos, lo mandaron a
prisión y luego lo desterraron de su país donde fue figura fundamental de la
Revolución de Octubre. Por presiones diplomáticas stalinistas lo expulsaron de
Noruega donde estaba asilado y el planeta careció de visado para el creador del
ejército rojo. El Méjico revolucionario de Lázaro Cárdenas fue el único país
que le abrió sus puertas y en dos años de residencia en un mundo que ignoraba
propuso “Los Estados Unidos Socialistas de América Latina”, como
contemporáneamente y sacando lo de socialista impulsó tu odiado Hugo Chávez.
Cuando Hitler empezó a considerar romper el pacto de no agresión que había firmado
con Stalín y en consecuencia invadir la Unión Soviética, la consigna de Trotsky
a sus seguidores fue: “Contra la burocracia soviética, defensa incondicional de
la Unión Soviética”. Te recuerdo todo esto para que veas cómo cuando se tienen
convicciones, nunca pero nunca se hace alianza con el enemigo y no se las
cambia aunque te saquen avisos o presionen para que no lo hagan los
anunciantes. Aunque, como es tu caso, odies hasta extremos viscerales al
gobierno que enfrenta al juez que ampara a los fondos buitres, el rostro más
depredador del capitalismo salvaje.
No se
abraza al enemigo Alfredo, como lo hicieron los unitarios exiliados en
Montevideo del gobierno de Rosas, y por eso apoyaron el bloqueo anglo francés
de 1838 y 1845 que intentaban declarar la libre navegación de los ríos
interiores y llegar con sus manufacturas a destruir al Paraguay, que con su
proteccionismo fue el estado más desarrollado de América Latina en el siglo
XIX. Lo que no pudieron concretar entonces, lo consiguieron años después con
inspiración inglesa y de la nobleza portuguesa asentada en el Brasil, y con el
entusiasta apoyo de los comerciantes importadores de los puertos de Buenos
Aires y Montevideo en la guerra de la Triple Infamia perpetrando un genocidio,
exterminando dos tercios de la población. Por esa heroica defensa de los
intereses nacionales, San Martín le legó su sable a Rosas y le escribió una
carta que comenzaba así: “Boulogne Sur- Mer, 2 de noviembre de 1848. Excmo. Sr.
Capitán general D, Juan Manuel de Rosas. Mi respetable general y amigo: A pesar
de la distancia que me separa de nuestra patria, usted me hará la justicia de
creer que sus triunfos son un gran consuelo a mi achacosa vejez. Así es que he
tenido una verdadera satisfacción al saber el levantamiento del injusto bloqueo
con que nos hostilizaban las dos primeras naciones de Europa; esta satisfacción
es tanto más completa cuanto el honor del país, no ha tenido nada que sufrir, y
por el contrario presenta a todos los nuevos Estados Americanos, un modelo que seguir
y más cuando éste está apoyado en la justicia.”
Como ves,
son posiciones y actitudes que están en las antípodas de tu carta al juez
Griesa. Y San Martín estaba exiliado en una de las dos potencias bloqueadoras y
no por eso iba a adoptar una actitud genuflexa con el país que le brindaba
hospitalidad.
Es
posible que te diste cuenta que habías superado un límite y ni siquiera era
posible refugiarse en que todo no era más que un ejercicio de ironía fallido,
por lo que que sin venir a cuento en el editorial del 25 de junio escribiste:
“….el repugnante e injusto fallo del juez Griesa”
Previamente,
el 23 de junio, habías insistido con tu inveterado maniqueísmo: “En un par de
días pasamos de humillar a los fondos buitres a autohumillarnos…” Es de
Perogrullo, que en una negociación se avance y se retroceda, para volver a
avanzar, salvo que simplemente se vaya a firmar lo que el oponente propone.
No se
puede hacer periodismo Alfredo, invadido por un odio efervescente y visceral
que obnubila la visión y distorsiona todo lo que aborda.
Pero no
llegaste hasta aquí de casualidad sino transitando un camino barroso y en
permanente pendiente. Siempre desmedido en el elogio al poder económico o en la
crítica a quienes lo enfrentan. Cuando el gobierno entró en conflicto con las
patronales del campo, eras columnista estrella de Radio Continental, cuyo
slogan es “La radio que escucha el campo argentino”, con abundantes avisadores
vinculados a la actividad, a la siembra directa y a la soja.
Seguramente
fue una casualidad, pero pasaste a ser un fervoroso defensor de la Sociedad
Rural y de CARBAP. Es cierto que movilizaron mucha gente, como nunca hubieron
imaginado instituciones representativas de la oligarquía. Como se te escapa el
diccionario edulcorando adjetivos y tropezás con la historia en momentos que te
enfervorizás, hablaste que era “El 17 de octubre de los pueblos del interior”.
Tal vez ese desliz deba atribuirse a que hace mucho miras más hacia arriba que
para abajo, que en este nuevo 17 de octubre que sólo vos imaginaste, la clase
obrera estaba enfrente y lo protagonizaban franjas urbanas y rurales de las
clases medias que le daban cobertura popular a los titiriteros: la Sociedad
Rural, Carbap, La Nación, Clarín, entidades empresariales y partidos opositores
movidos a control remoto por el multimedio más poderoso, con la tradicional
cobertura infalible para el error de ciertas sectas de izquierda. Más que un 17
de octubre de 1945 parecía un 16 de septiembre de 1955. Un tropezón con el
almanaque no cualquiera da en la vida.
Mientras
el 17 de octubre de 1945 abrió un período histórico que incluso ha sobrevivido
a retrocesos y traiciones del movimiento creado por Perón, del 17 de octubre
que vos descubriste, a sólo seis años no quedan ni los escombros y a tres años
del 2008, en las elecciones presidenciales del 2011, mucha de esa clase media
urbana y rural que le daba el toque popular a movilizaciones reaccionarias
votaron por Cristina Fernández cuando alcanzó un 54% de los votos y le sacaba
una diferencia al segundo sin antecedentes.
Cuando
Jorge Bergoglio fue proclamado y asumió como Papa Francisco, esperabas que
proyectara su papel de opositor, ahora a nivel planetario. Fue entonces que
escribiste desmesurado el 26 de julio del 2013 con el título de “Prócer y
Presidente”: “Le quiero hacer una confesión muy personal. Ya tengo elegido mi
candidato a presidente para el 2015. Ya me convenció. Creo que no hay un
argentino mejor que él para que conduzca los destinos del país y nos lleve por
el mejor de los caminos. ¿No me cree? Mire, yo le voy a poner mi voto de
confianza a un compatriota extraordinario que es lo mejor que produjo estas
tierras, tal vez, en toda su historia. ¿Sabe porque lo quiero votar? Porque
tiene las virtudes, los valores y las ideas de los dirigentes políticos más
importantes de nuestro país y porque por su capacidad y su impronta
revolucionaria debería estudiarse en los colegios como uno de los máximos
próceres de la argentinidad y del planeta. ¿No me cree? ¿Le parece que exagero?
Escuche y después me cuenta”
Y después
hacías un resumen: “De José de San Martín tiene el coraje para pelear por la
libertad de los pueblos y para enfrentar las más grandes dificultades, incluso
las que tienen el tamaño de la cordillera de los Andes. Se siente un hombre
libre y quiere que todos los hombres sean libres. De Manuel Belgrano tiene la
obsesión por la educación, la excelencia intelectual y la flexibilidad para
moverse en todos los terrenos. También es creador de una nueva bandera de la fe.
De
Mariano Moreno tiene la voluntad revolucionaria. La pasión por romper las
burocracias del atraso y la apuesta al cambio de las viejas estructuras. De
Hipólito Yrigoyen tiene su amor por los más humildes, su lucha eterna para que
la tortilla se vuelva, su profunda fe democrática.
De Juan
Domingo Perón tiene su habilidad para conducir, ese liderazgo planetario que
lleva a buen puerto porque predica con el ejemplo. Tiene esa sensibilidad
especial y sabiduría popular que se cosecha con mucho pavimento recorrido.
Tiene humor y picardía. Se podría cantar una marchita que diga: “Por ese gran
argentino/ que se supo conquistar/ a la gran masa del pueblo/ con astucia
clerical.
De Evita
tiene su amor por los grasitas. Su opción por los pobres, por los cabecitas
negras……..De Arturo Illia tiene la austeridad republicana y franciscana. Los
votos de pobreza, el despojo de todo tipo de vanidad o riqueza frívola. No vive
rodeado de millonarios ni de estrellas mediáticas. …. Francisco fue forjado por
dos matrices que atravesaron y transformaron la historia de nuestro país. Por
el catolicismo y el peronismo. En esas fraguas se formó. En esas convicciones e
ilusiones. En esa fe. Muchas veces me pregunto qué me despierta tanta
admiración en el Papa si yo no soy católico ni peronista aunque a veces me gustaría
serlo. Para tomar lo mejor de ambos. Para tener un oído en el pueblo y el otro
en el evangelio o en la doctrina, como decía Monseñor Angelelli. Ya sé que no
lo puedo votar. Ya sé que no es candidato. Pero es el espejo que refleja lo
mejor de este país. Es el argentino que nos transmite esperanza y capacidad
transformadora. Es el Papa. Tranquilamente puede ser un presidente y un prócer.
Podrán imitarlo, pero igualarlo jamás. Porque el país no está temblando. Esta
latiendo patriotismo, solidaridad y emoción. Se siente, se siente, Francisco
presidente. Y si él no puede ser, que algún argentino que se atreva a recoger
su nombre y lo lleve como bandera a la victoria.”
De toda
esta exageración, hago votos fervorosos para que en el futuro se cumpla tu deseo
Alfredo: “Para tener un oído en el pueblo” y no sigas confundiendo aserrín con
pan rallado.
El
periodista Claudio Díaz, que murió hace unos años, escribió recordando tu
pasado más lejano: “Se lo recuerda como el ochentoso apologista de la Junta
Coordinadora y Alfonsín; el Chupamenem de revista Gente que entre 1991 y 1993
elogiaba al Rey de Anillaco en sus giras como enviado especial por el mundo
occidental y cristiano; el guapo que en 2003, cuando Kirchner decidió meter
mano en la efectiva sanción a tanto criminal suelto, contó en Página 12 que él
en persona, sí, el propio Leuco, siendo colimba había estado a punto de matar
al Cachorro Menéndez, en un impagable autobombo de soldadito revolucionario que
se retobaba en el cuartel en pleno ’76, hasta diciéndole a un milico que hay un
ejército nacional, sanmartiniano y todo eso…”
Hay
actitudes tuyas Alfredo, que ya no son diferencias políticas sino agachadas a
las que pueden aplicarse el mal uso que hacés en forma intensa de una frase
desdichada: “todo argentino bien nacido”. Es una expresión Lambrosiana,
Alfredo. Todos nacemos iguales y no hay bien y mal nacidos. Pero por un momento
me olvido y la tomo como vos la usás.
Estuviste
muchos años en Radio Continental como columnista político de Fernando Bravo y con
Víctor Hugo Morales dejaron de hacer el pase separados por diferencias
ideológicas y personales. Nunca hiciste ninguna mención a esa situación
inamistosa. Pero bastó que pasaras a Radio Mitre del grupo Clarín para que
dieras reportajes descalificando al notable relator uruguayo en la revista
Noticias de Editorial Perfil, o en el programa de Mariana Mariani, en canal 13,
donde trabaja tu hijo y que por casualidad es del grupo Clarín, o mencionándolo
críticamente en la mayoría de las columnas del bisemanario Perfil en donde
también por casualidad pasaste a ironizar sistemáticamente sobre que se le
atribuya la totalidad de los males a Héctor Magnetto. Hay una tendencia a
actuar genuflexamente con los que te contratan, en una sobreactuación que estoy
convencido que nadie te pide. Caminar de rodillas voluntariamente es
considerado por algunos, equivocadamente, como un ejercicio de libertad.
Sobreactuar
la línea editorial del medio que te contrata, es muy parecido al obrero que se
siente más identificado con su jefe que con sus compañeros. Todo esto te ha
dado puntos para formar parte de la reunión de consorcio de los lunes en canal
13 con las estrellas del Canal, de TN y del diario, donde el que actúa como
epicentro es el reconvertido Jorge Lanata. Es un espejo en donde por tus
elogios permanentes al ex director de Página 12, te gusta verte reflejado.
Otra
actitud cuya adjetivación escapa a la línea de esta carta, pero que es fácil
imaginar, es cuando escribiste contra el periodista Eduardo Aliverti que mantuvo
una posición impecable en el doloroso episodio que protagonizó su hijo.
Aliverti hizo conocer su posición mediante un editorial en su programa “Marca
de Radio” de una precisión notable. Llegaste a leer Alfredo, el 26 de
septiembre del 2013, en tu columna habitual entonces en Radio Continental, en
el programa conducido por Fernando Bravo, la nota “Críe Cuervos”, que luego fue
publicada el domingo 29 de septiembre en el bisemanario Perfil
La misma
comenzaba así: “Críe cuervos. A sus hijos no les exija nada. No les ponga
ningún límite. No sea autoritario ni padre castrador de su creatividad. Hijos
de tigre. Sea compinche, cómplice de sus ocurrencias. Sea canchero, piola. Vaya
a la toma del colegio y apoye la profundización de las medidas y que también
corten las calles. Corra a su hijo por izquierda. Dígale que no sea pecho frío,
que se la juegue. Que no sea reformista. Saque pecho y cuéntele con orgullo que
en su época armaban bombas molotov como si fueran sándwiches y que los más
valientes mataban policías……
Críe
cuervos. Comente con sus amigos lo genial y vanguardista que es su hijo.
Confiese que tiene ganas de fumarse un porro con él. Que el otro día le robó
plata de su billetera, pero usted se hizo el boludo para no hacerlo sentir mal
ni frustrarlo. A lo sumo háblelo con su psicoanalista. O mándele un mensaje por
Facebook. Usted sabe que chupa un poco, tres o cuatro noches por semana, pero
que eso es parte de la vida. ¿O vos nunca te pusiste en pedo? Dedíquele tiempo
a su hijo. Ayúdelo para que complete su posgrado en transgresión. No se quede
en el chiquitaje. Ofrézcale cocaína….”
Así sigue
la nota. Son una serie de consideraciones absolutamente opinables y que
realizás en el ejercicio de tu libertad. Hasta llegar a un punto en donde
rencores a flor de piel te llevan a un territorio que parece reñido con la
ética y la verdad: “Críe cuervos. Si su hijo atropella, mata y arrastra a un
ciclista durante kilómetros arriba del capó del auto, juegue a fondo. Diga que
el ciclista era un padre de familia que iba bien temprano a trabajar por un
lugar donde no debe transitar y que el muy turro le pegó un tremendo
bicicletazo al auto de su hijo. Si su hijo no podía estar parado y tenía más
alcohol en sangre que un tonel, minimice el hecho, justifíquelo y recurra al manual
del buen padre que le comenté hace un instante. Repita conmigo: ¿Y vos nunca te
tomaste una copita de más?”
Concluye
con el siguiente párrafo: “Finalmente, amigos, sepan que cada padre tiene los
hijos que se merece. Críen cuervos. Pero, por favor, no se quejen el día que
les saquen los ojos.”
Otra
frase que utilizas con reiteración es “que del ridículo no se vuelve” Y sin
embargo hay un hecho ridículo del que fuiste protagonista y del cual has
vuelto, al punto que hoy integras la cuadrilla de demolición de Radio Mitre, el
periodismo más militante (a favor de un grupo económico) de la Argentina que
sin embargo se oculta bajo el estandarte del periodismo independiente. Algunos
han recogido pudorosamente lo vacío de esa caracterización y ahora se proclaman
“periodismo crítico”
Pasó en
el 2010. El entonces bloguero oficialista Lucas Carrasco estaba enamorado de
una chica que trabajaba con vos. Escribió entonces en algo que a todas luces
era una broma y que hasta el lector menos perceptivo se hubiera dado cuenta:
“Hasta que supe, y esto es imperdonable, que Agustina, que está en el rincón,
hablando con un gil, sí, que trabaja con Leuco. Ese, un gil. Voy a juntar
gente, irme a la puerta de canal 26, hacerle un escrache. Si me la enamoras a
Agustina, ay, dios. Voy a matar a todos. No va a quedar ninguno vivo. Este post
servirá de prueba. Voy a entrar con una metralleta a ese programa. Voy a matar
a todos. Agustina, por dios, sos la mina más linda del mundo, no podes, ok, te
entiendo que no me des bola, por eso, sos la más linda del mundo, en ésa te
banco, ahora bien, convengamos; con ese gil no…..”
Alfredo,
es poco creíble que estuvieras dispuesto a matar a Luciano Benjamín Menéndez,
en plena dictadura y te hayas asustado, en democracia de una broma en forma de
amenaza.
En un
tono dramático editorializaste en el programa de radio de Fernando Bravo en
radio Continental y en tu programa de televisión “Le doy mi palabra” bajo el
título de: Amenaza de muerte: “Lamento tener que dar esta noticia el día de la
primavera. Pero es muy grave y no la puedo dejar pasar. Lucas Carrasco,
integrante del aparato de comunicación kirchnerista me amenazó de muerte y
prometió ir con una metralleta al canal 26 para matarnos a todos. No lo dijo en
un instante de calentura en una discusión callejera. Lo escribió en su blog que
tiene 787 seguidores y que es muy visitado por los sectores juveniles del
oficialismo que lidera Máximo, el hijo del matrimonio presidencial…