domingo, 10 de noviembre de 2013

Alfredo Leuco en Gvirtzneilandia... De Alguna Manera...


La verdad caliente…


El columnista de Perfil relató lo que le ocurrió y los indicios de que no se trató de un simple ataque al voleo.

Entre otras cosas, me robaron la única computadora que tengo y por eso estoy aquí, en medio del cierre de la redacción, como en los viejos tiempos. Dudo mucho que haya un lugar mejor en el mundo.

En la facultad me enseñaron que los hechos son sagrados. Aquí van, después viene la opinión que es libre. Me llamaron, para solidarizarse y ofrecer ayuda en la investigación de lo que realmente sucedió, especialistas de todos los palos, de los buenos y de los malos, de izquierda y de derecha, civiles expertos y jueces federales.

Cada uno tiene su conocimiento. El saldo más relevante: no hubo uno solo que dijera que lo que me ocurrió fue un robo al voleo, y eso que les insistí en el tema. Pero hubo conclusiones que comparto:

1) Es un abogado que sólo defiende malos y corruptos de todo pelaje, desde este gobierno kirchnerista y hasta la dictadura. Nunca tomé un café con él. Pero sabe de qué habla. “Te atacaron los que en la jerga se llaman ‘motoqueros seleccionados’. ¿Qué significa eso? Son grupos especiales que, como los barras bravas, hacen trabajos por encargo con la modalidad dos ruedas. Muchas veces no saben ni quién los contrata. Les garantizan la zona liberada y reciben su paga.”

2) Un juez federal indignado me dijo: “Lo que te hicieron es una vergüenza. No hay que permitir que esto siga porque es muy peligroso”. Me aseguró que no hay relación costo-beneficio en lo que pasó. Cuatro tipos de casco, ropa para lluvia negra y flamante, arriba de dos motos Enduro, tipo cross, al mediodía, en uno de los lugares más custodiados de la Argentina, no se corresponde con afanarle una mochila a un viejo pelado que cruza Avenida de Mayo. Si ellos sabían que ese viejo pelado de mochila negra era yo quiere decir que no fue al voleo. Que alguien me marcó y les hizo oler mi sangre a los tiburones.

3) Fue apenas di tres pasos adentro de la galería que está al lado del café Tortoni. Colas de turistas brasileños y japoneses, con relojes y máquinas de fotos de última generación, pretendían entrar a esa maravilla arquitectónica. Por eso siempre hay dos policías federales con chaleco naranja al lado. Ese día no estaban.

Los comerciantes que me conocen y vieron todo lo que pasó me dijeron que “justo estaban de vacaciones”. Los dos juntos. En noviembre. En fin. A dos cuadras, o menos, está el edificio que alberga a la embajada de Israel. Hay vallas anti Quebracho-D’Elía y tres patrulleros para custodiar semejante lugar, que es un potencial blanco terrorista. A ocho cuadras está la Casa Rosada. El motochorro que luchó conmigo demoró demasiado tironeando de la mochila que yo no quería largar, en un gesto típico de locura de periodista.

En el medio del remolino, yo pensé, crean o no, en mis treinta años de trabajo convertidos en bits. Tanto resistí que se bajó el que iba atrás de la segunda moto. Cachiporrazo en el codo derecho, pero no aflojé. Patada furibunda en la costilla derecha y perdí el invicto. Al salir, sin tener los pies bien afirmados, otro cachiporrazo, de esos cortitos con una bola en la punta, me pegó en la cabeza, pero sin fuerza, en retirada, como diciendo: nos hiciste laburar, guacho.

4) Caminé por la galería hasta Rivadavia 835, entré a radio Continental, como todos los días. Subí por el ascensor hasta el tercer piso y, ante mi asombro, en las pantallas de la tele del informativo la placa roja de Crónica decía: “Violento asalto a Leuco”. No podía creerlo. Yo no había tenido tiempo ni de contarle a mis compañeros. ¿Los muchachos de Crónica escucharon la red policial con los handies como siempre? ¿Le batió la justa un rati? ¿Cómo se enteró la cana tan rápido que ese gordo pelado de la mochila negra era Leuco? Veremos las filmaciones que, espero, aparezcan rápidamente.

5) Sigamos con las fuentes que más conocen de estos temas pesados. La policía bonaerense y un importante ex jefe del ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo), ahora asimilado totalmente a la democracia. Utilizaron los mismos términos y razonamiento: “Te la pusieron, te la hicieron. Nadie se cree que fue un robo”. No fue una salidera porque no salí de un banco. Dejé el auto en una playa privada y caminé dos cuadras. No voy siempre en auto, en general viajo en el Metrobus.

6) Un experto en inteligencia con cursos en el exterior me enseñó un camino para hacer algunas conjeturas. “Revisá en los últimos dos meses a qué personas criticaste más duro.” “A todo el Gobierno”, le dije pelotudamente orgulloso. “Buscá en serio”, fue casi la orden. “Y fijate quiénes tienen vinculación con algún hecho de violencia, patota o metodologías no democráticas en la resolución de los conflictos. Y después, pensá qué tenías realmente importante en tus mails y en tus archivos.”

La conclusión fue inquietante. Pero nada prueba nada y no sirve ni siquiera para una sospecha. Los motochorros especiales, o mercenarios en moto, no tenían una camiseta con el nombre de un partido ni de una agrupación ni me dijeron, “hijo de puta, esto es un mensaje de tal o cual”.

Encontré que últimamente me dediqué con especial atención a cuatro militantes K de distinto palo, dos de derecha y dos de presunta izquierda. Todos tuvieron algo que ver con hechos violentos en el pasado mediato o inmediato. Vamos por la derecha: Guillermo Moreno y Raúl Othacehé. Patoteros ambos.

En el Indec, el primero, apretador de empresarios y mujeres con un amigo de Acero. El segundo podría poner una academia con título habilitante para romper cabezas de “troskos y zurdos” o ex zurdos, como en el caso de Martín Sabbatella, que lo sufrió en carne propia, lo denunció varias veces, pero que ahora tuvo una conveniente amnesia porque son aliados en las listas que apoyan a Cristina. Datito extra: el Vasco Othacehé, amigo de la Presidenta, me mandó una carta documento para que me rectifique, pero yo puedo ratificar todo lo que escribí sobre él.

Los dos de presunta izquierda son Luis D’Elía y Horacio Verbitsky. Uno tomó una comisaría, anunció un golpe de Estado para ayer y agredió a un cacerolero, entre otras actitudes violentas. El otro fue un jefe de inteligencia de Montoneros y siempre tuvo relación con el mundo de los espías. Hoy se está haciendo un festival porque ejerce de hecho una jefatura paralela.

En este caso, hay algo más preocupante. Mis mails, que según me dijeron fueron “visitados” por personas extrañas, tenían un intercambio con una editorial donde me comprometí a escribir una biografía no autorizada del periodista de Página/12. En una carpeta de “Mis documentos” guardé unos “no papers” de algunas pistas que me dieron sobre el rol de Verbitsky durante la dictadura. ¿Cómo fue que sobrevivió semejante cuadro y de ese rubro? Nunca quedó demasiado claro y por eso se ganó el odio y algunas declaraciones de dos integrantes de la conducción de Montoneros y de un ex canciller, no de agentes de la CIA.

Aclaro que ya desistí de escribir el libro. No lo hice ahora por esto que pasó. Fue hace diez días y porque no tengo tanto tiempo para chequear rigurosamente la nueva información que está circulando. Algún otro lo hará.

Insisto en el concepto porque no quiero acusar falsamente a nadie. Relato hechos y hago conjeturas. Son puntas para que alguien pueda investigar a fondo.

7) La más terrible de las últimas agresiones las sufrí en la calle, como espejo de las pantallas de la tele y las redes sociales. La orquesta de celebración por la paliza y el robo sólo puede explicarse por el odio que instalaron y que la historia les va a facturar: “Te lo merecés. Fue poco lo que te pasó”. El jueves a la noche, después de las placas de tórax que me tuve que hacer para ver si tenía costillas fisuradas, a dos cuadras de mi casa en San Telmo, un tipo me dijo en la cara: “Por culpa de golpistas hijos de puta como vos, el país esta así”.

Me dieron ganas de ahorcarlo en la vereda. Pero seguí por última vez los consejos políticamente correctos: “No te prestes a la provocación. No te bajes a su altura. No respondas con la misma moneda. Vas a generar un efecto imitación y te van a escrachar más. Vas a estar horas en 6,7,8 y es peor. Bajá la cabeza y soportá”.

El jueves lo hice por última vez. En estos diez años no me dio resultado ocultar los hechos que me sucedieron y retroceder en silencio. Me agreden cada vez más, pero como no lo cuento dicen que son mentiras, y si lo cuento, como en la OEA, dicen que soy un alarmista destituyente. No agacho más la cabeza ni me dejo humillar para no darle pasto a las fieras. Es políticamente incorrecto, pero es en defensa propia. Vengo del pueblo hebreo, que debatió durante años si la mansedumbre colaboracionista reducía el horror o lo justificaba.

8) ¿Cómo reaccionó el Gobierno? Se dividió claramente en dos grupos. Los que tienen matriz peronista se solidarizaron y alguno me dio una gran ayuda. No los nombro porque no quiero generarles problemas con Cristina. Los ladriprogresistas se manejaron con silencio público y fogoneo soterrado en internet. Salvo un “tonton macoute”, un tal Barragán en Gvirtzneilandia, la ciudad de la fantasía, cara pero secreta. Titularon “La operación Magdalena-Leuco”. ¿Puedo ser tan boludo para hacerme pegar y robar todos mis documentos personales, del auto y mi computadora para apoyar a Magnetto? Te falta sopa, tonton.

9) Tengo un gran capricho que me articula. Me niego a mentir. Me puedo equivocar, como todos. Pero nunca a sabiendas. No cobro por hacer ni dar notas. Jamás alquilé mi opinión. Me revuelve el estómago decir que no hay inflación, que los presos no se escapan de las cárceles, que la inseguridad es una sensación, que Pino y el Pollo Sobrero se dedican a quemar trenes o que Lázaro Báez no conocía a Néstor. Ni por todo el oro del mundo. Ni por una mochila negra con una notebook.

10) Me voy por 15 días de viaje. Ya los grupos de tareas blogueros dicen que me asusté y que por eso rajo. Ni en pedo. Imberbes e ignorantes, aunque no les guste, puedo probar que milité por la democracia y los derechos humanos durante la dictadura. Con marchas con la Multipartidaria y el gremio de prensa a Plaza de Mayo y a San Cayetano cuando el riesgo era la desaparición, con la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, con una medalla que me entregó Estela de Carlotto aunque ahora me odie, con un retén del Ejército que me fue a buscar a mi casa el 24 de marzo del ‘76 y no me encontró porque había ido a tomar la facultad para enfrentar el golpe. ¿Cómo voy a temer a los “tonton macoute” que ni siquiera eran dictadores, eran chupamedias de los dictadores.

Volveré en dos semanas y seré millones de bits. Firmado: El pelado de la mochila negra.

© Escrito por Alfredo Leuco el  sábado 09/11/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


BMW ISETTA 300... De Colección... De Alguna Manera...

BMW ISETTA 300...

Fue el niño mimado de BMW. Es un modelo '58 del Isetta 300, que fue un éxito que revivió a la empresa alemana a mediados del '50. 

El BMW Isetta es uno de los íconos de la trilogía denominada "ratones alemanes", que completan el Goggomobil y el Messerschmitt, dos históricos que ya estuvieron en esta sección "de colección". Más allá de formar parte del mismo segmento, por decirlo de alguna manera, los tres son autos diferentes y el Isetta tiene su marca registrada en la estructura frontal, donde se ubica la única puerta, que porta toda la columna de dirección, más el volante y su respectivo tablero. Abrir la puerta implica, literalmente, partir el auto en dos. En la parte posterior se ubica la rueda de auxilio, detrás del asientito para dos pasajeros, y el pequeño motor de 1 cilindro y 4 tiempos, que está alojado sobre el lateral derecho.


Todos los autos que tuvimos el privilegio de mostrar en estas páginas se encuentran en un muy buen estado de originalidad, producto de un trabajo artesanal. ¿Por qué decimos esto? Porque en ese sentido, este BWM Isetta se destaca aún más. Impecable por donde se lo mire, con una combinación de colores que enaltece su vistoso diseño. Darío Dolfi, su propietario, lo encontró en Santa Rosa de Calamuchita, Córdoba, y, luego de desarmarlo totalmente, lo sometió a una restauración que le llevó dos años de dedicación. Entre muchas otras cosas, se comunicó con BMW Alemania para conseguir información referida a su auto a través del número de chásis. Esto nos da una fiel muestra de la calidad que presenta este "ratón alemán", en cuanto a materiales y detalles de terminación.


Los libros dicen que este auto fue diseñado y armado para las necesidades de una Europa que a principios de la década del '50 no pasaba por su mejor momento. Entonces, la prioridad en ese entonces era la practicidad y la economía. Un vehículo pequeño, de fácil fabricación, con materiales livianos y motores chicos... Lo justo y necesario. Este que presentamos en la nota es modelo 1958, de los primeros que llegaron a nuestro país y que ya muestra la imagen renovada luego del primer restyling, producido entre el '56 y el '57, cuando de llamarse "ventana burbuja" pasaron a denominarse "ventana deslizante", por los notorios cambios en el techo y en la luneta trasera.

Al manejarlo, se destacan su agilidad y movilidad, aunque se necesita un buen rato para acostumbrarse, especialmente por la ubicación de la palanca de cambios, recostada sobre el lateral izquierdo. Parece espacial, pero definitivamente es un auto especial.

©  Escrito por Gastón Leturia el Jueves 02/12/2004 y publicado por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma e Buenos Aires.






 



A 75 años de la "Noche de los Cristales Rotos"... De Alguna Manera...


La "Noche de los Cristales Rotos" inició el horror nazi en Alemania hace 75 años...


El pogromo de 1938 marcó un punto sin retorno en la política de persecución que Hitler había puesto en marcha al llegar al poder en 1933.

El 9 de noviembre de 1938 ocurrió la primera gran matanza organizada por los nazis contra los judíos, conocida como la "Noche de los Cristales Rotos" (Kristallnacht), durante la que unas miles de sinagogas, comercios y viviendas de judíos fueron dañadas o destruidas. Unos 90 judíos murieron y otros 30.000 fueron detenidos y después internados en campos de concentración, donde durante los años siguientes fueron eliminados seis millones de personas.



La noche del 9 de noviembre, Josef Goebbels, ministro de Propaganda nazi, se encontraba reunido la cervecería de Munich para conmemorar un nuevo aniversario del frustrado Putsch (golpe de 1923) con miembros de la dirigencia nazi cuando le llegó la noticia de la muerte de Ernst von Rath, diplomático miembro del partido nazi. Dos días antes, Von Rath había sido atacado a tiros por Herschel Grynszspan, un joven judío alemán refugiado que quería vengar la expulsión de su familia de Alemania junto con otros 15.000 judíos polacos ante la indiferencia del mundo.


Para la cúpula nazi, la muerte de Von Rath sería la excusa ideal para acelerar la soñada exclusión de la comunidad judía, considerada culpable de los problemas económicos. Para ello se habían preparado fervientemente: a lo largo del verano anterior se realizaron trabajos de ampliación en los campos de concentración de Buchenwald, Sachsenhausen y Dachau -donde hasta entonces sólo se habían recibido presos políticos- y se dio la orden de confeccionar miles de uniformes con estrellas de David como insignia.


“A lo largo de 1938, dentro del partido nazi había malestar puesto que muchos consideraban que la política contra los judíos no era lo suficientemente drástica”, explicó el historiador Armin Fuhrer. “¡Los judíos tienen que ser y serán eliminados! Ésta es nuestra creencia sagrada”, declaraba Robert Ley, jefe del nacionalsocialista Frente de los Trabajadores Alemanes.


La tesis central de Fuhrer, autor de un nuevo libro sobre la Kristallnacht, es que el médico personal de Hitler, que asumió el tratamiento del diplomático después del atentado, dejó morir a Von Rath por orden superior para tener un mártir que invocar.


Según Armin Furher, el atentado era la oportunidad perfecta para invocar un mártir e impulsar un pogromo contra los judíos. Apenas informado de la muerte de Von Rath, Goebbels leyó una violenta arenga antisemita en la que animó a la militancia nazi a tomar represalia contra los judíos, pero con discreción.


Deseaba que todo fuera visto en el extranjero como una “manifestación espontánea” de ira popular contra el asesinato de un miembro del gobierno. Una hora más tarde se informó la organización del pogromo a las Waffen SS -policía de elite encargada del arresto de judíos- y a la policía, que recibió orden de mantenerse totalmente al margen.


La operación se realizó en dos partes: primero pequeños escuadrones de nazis rompieron las ventanas de prominentes negocios judíos. “Se deben seleccionar a los judíos más adinerados”, era la orden expresa. Luego todos los negocios fueron marcados con signos especiales, con el fin de facilitar la destrucción posterior, y cerca del mediodía los escuadrones originales fueron complementados por otros grupos que entraban en los negocios.


“Todo lo que se pueda contar sobre ello es inofensivo comparado a lo que en realidad ha ocurrido”, dijo entonces una mujer judía, cuyas evocaciones guarda ahora como documentos históricos la Oficina Central de Información Judía. Otro testigo de Düsseldorf contó cómo los judíos fueron “sacados y arrastrados de sus camas en pijamas y camisones de dormir” y forzados “a caminar descalzos sobre los cristales rotos”. Más de 400 personas fueron baleadas o asesinadas a golpes, mientras otros (familias enteras) se suicidaron antes de que las SS llegaran a su domicilio.


Charlotte Knobloch, presidenta del Consejo Alemán de Judíos, superviviente del terror nazi, recordó a la cadena Deutsche Welle haber sufrido en carne propia la infame Kristallnacht: iba de la mano de su padre el 9 de noviembre de 1938 cuando vio que un automóvil los esperaba a la puerta de la casa del familiar a donde se dirigían. Al abrirse la puerta de la casa, el tío -con manchas - de sangre en la cabeza- fue metido a golpes en el vehículo. Charlotte fue rápidamente evacuada de la ciudad.


Aproximadamente 1.570 sinagogas (prácticamente todas las que había en Alemania), muchos cementerios judíos, más de 7.000 tiendas y 29 almacenes judíos fueron incendiados y destruidos en Alemania, y posteriormente se obligó a los judíos, a los que la ley prohibía pedir indemnizaciones a sus aseguradoras, a pagar una multa de mil millones de marcos por los daños producidos.


Unos 30.000 fueron arrestados esa noche y a lo largo del día siguiente en una jornada que marcó el inicio de la maniobra de persecución y aislamiento de los judíos y el primer paso hacia el Holocausto. Muchos de los judíos que pudieron permitírselo buscaron la forma de emigrar y otros buscaron desesperadamente asilo en las embajadas extranjeras, aunque muchos no lo obtuvieron. La inmensa mayoría pereció en campos de exterminio, la “solución final”.



© Escrito por Darío Silva D'Andrea el sábado 09/11/2013 y publicado por el Diairo Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


jueves, 7 de noviembre de 2013

Sobre el “Flaco” Menotti… De Alguna Manera...


Sobre el “Flaco” Menotti…


Una vez un cliente de dijo: -¡¡¡Claro, como no lo vas a querer si les dio un Campeonato!!! Ja…

No tendió nada, ¿Cómo le explico que nuestra devoción, nuestra militancia, va más allá de un éxito deportivo?...

Vos fuiste nuestro Jesucristo, nuestro mesías… El tipo que vino a coronar un sentir, una forma de ver el fútbol y la vida, el ensamble perfecto, porque a pesar de tu ADN “canalla” y que tú vida está emparentada con esa noble y gloriosa institución rosarina, nadie nos puede robar esa simbiosis histórica e irrepetible y que nadie puede siquiera poner en duda…

MENOTTI = HURACÁN

Así de simple, como Floreal Ruíz es tango, Aníbal Troilo bandoneón y asado es Argentina; es cierto que nos dejaste una herencia difícil de sobrellevar y viendo nuestra realidad hoy, sólo consigo avergonzarme, me doy cuenta que no entendimos nada, que dejamos pasar el tren miles de veces…

Vos fuiste el responsable de poner los cimientos de una idea, de una forma de jugar que encajó a la perfección en este “impredecible” Club…

Después de décadas perdidas, llenas de odio, de desencuentros, de egoísmos, de frustraciones, pareció en el 2009, que volvíamos a las fuentes, que recobrábamos la memoria…

Vi un ballet, vi llorar a gente mayor, vi a mis hijos ver un fútbol del cual se les rompía el pecho de orgullo… Pero duró eso, nada… nada… Y otra vez la misma historia de siempre, otra vez el abismo…

Sólo Dios sabe que nos deparará el destino, a medida que pasa el tiempo, siento en el alma que Huracán va camino a ser “un lindo recuerdo”… Hicimos todo mal y no sé como mierda, pero siempre nos arreglamos para hacer las cosas peor…

Por eso “Flaco Querido”, más allá de desearte un Feliz Cumpleaños, esto es más que nada un pedido de disculpas por tirar a la mierda en treinta, todo lo maravilloso que Ustedes hicieron…
 
Un abrazo a la distancia, ojalá algún día le demos sentido a aquel pensamiento sobre este Club… “Huracán es la hermosa excusa que eligió el barrio para ser feliz”…

¡¡¡Gracias Eternas y Feliz Cumpleaños “Flaco Querido”!!!
 






 

martes, 5 de noviembre de 2013

Juan Carlos Calabró... Q.E.P.D. De Alguna Manera...

Juan Carlos Calabró... Q.E.P.D.
 

El actor y humorista Juan Carlos Calabró, protagonista de éxitos en televisión y cine con personajes populares, murió hoy a los 79 años en el Hospital Británico, ubicado en el barrio porteño de Barracas, donde permanecía internado por una insuficiencia renal, informaron a DyN fuentes médicas.

Calabró falleció a las 7.45 en el establecimiento de la calle Perdriel 74, donde se encontraba internado desde el 22 de octubre último, producto de “su enfermedad de base”, detalló el centro asistencial en un comunicado.

El actor, nacido en Capital Federal el 3 de febrero de 1934, debutó en radio a principios de la década del ’60 y su primera participación fue en el programa Farandulandia.

Estaba casado con Aída Elena Picardi, “Coca”, con quien tenía dos hijas: Iliana y Marina, también conocidas en los medios por sus carreras como vedette y periodista, respectivamente.

En 1962, comenzó su carrera en la televisión con la exitosa comedia Telecómicos y, en simultáneo, empezó su trayectoria teatral, con un papel en Extraña Pareja, de Neil Simon.

Además, tuvo roles populares en teatros de revista como el Maipo, el Nacional y el Astros.

Su carrera continuó en el programa Circus Show, de Carlitos Balá, en 1972. Con su rol protagónico en Calabromas, en 1978, encarnó a “Johnny Tolengo, el Majestuoso”, “Gran valor” y “Aníbal, el pelotazo en contra”, en un programa que fue un suceso durante los años ’80, innovando con diferentes versiones y formatos.

Su próximo éxito en la televisión fue El Contra, en la década del ’90, una adaptación de un sketch que ya había aparecido en Calabromas, en el que el actor se dedicaba a provocar a sus invitados, confundiéndolos con otras personas y contradiciéndolos. El programa se convirtió en un clásico y fue repuesto en el 2003.

Además de su participación en radio y televisión, Calabró participó en 16 películas, como las que protagonizó junto al fallecido humorista Juan Carlos Altavista en su papel de Minguito Tinguitella.

Los humoristas filmaron “Mingo y Aníbal, dos pelotazos en contra”, “Mingo y Aníbal contra los fantasmas”, y “Mingo y Aníbal en la mansión embrujada”. Calabró también protagonizó en la pantalla grande con “Johnny Tolengo, el majestuoso” y la popularidad del personaje lo llevó incluso a grabar discos.

© Publicado el martes 05/11/2013 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.