Estudiantes demostró su clase con un cómodo triunfo ante Huracán...
Con titulares, le ganó 2-0 en cancha de Quilmes. Boselli y Domínguez, en contra, hicieron los goles del equipo de Sabella, que venía de caer en Perú por la Copa Libertadores y es escolta de Vélez y Colón en el Clausura. Esmerado y Hoyos fueron expulsados.
Media hora duró el plan de Huracán, un esquema incomprensible conceptualmente ya que le regaló a Estudiantes la iniciativa y jamás le presionó la salida. Y Estudiantes, con espacios para armarse y salir manejando la pelota, puede ser temible. Esa apatía táctica de Huracán fue bien aprovechada por un encendido Estudiantes.Aunque la apertura del tanteador tardó 30 minutos en llegar, se caía de maduro que iba a ocurrir. Estudiantes controló terreno y pelota, llegó con peligro. Y en su séptima oportunidad neta festejó: la Brujita Verón pateó un tiro de esquina desde la izquierda, falló Monzón que amagó y se quedó y en el segundo palo Boselli le ganó en el salto a Eduardo Domínguez, cabeceó, rozó en el defensor y gol. Una jugada vieja y repetida le dio resultado a Estudiantes.
Después siguió presionando, llegando y marcando una amplia diferencia el equipo de Sabella, conducido por Verón --que recibió la quinta amonestación y por lo tanto se perderá el próximo partido, ante Boca--, con José Sosa dispuesto al desequilibrio y Boselli peligroso y activo en el área. Además, se venían desde el fondo los defensores y volantes. Así se fueron acumulando las chances favorables.
Huracán, pese a su floja actuación, había tenido una oportunidad clarísima para dar la sorpresa. Cuando iban 10 minutos, Toranzo ejecutó un córner desde la derecha y Esmerado arremetió por el primer palo metiendo un derechazo que se estrelló en el poste.
Pero más allá de esa chance, Huracán hizo todo mal. Falta de actitud, jugando muy en línea, sin mirarse, sin comprometerse. Le facilitó todo a Estudiantes. Fue, sencillamente, un choque de un equipo contra once jugadores.
El primer tiempo se cerró con un contraataque con Boselli lanzado en una solitaria carrera y sorprendentemente libre de marca, pero con una mala definición.
Y el segundo tiempo arrancó con Verón pasándole la pelota a Sosa, casi sin resistencia de la defensa visitante, y la habilitación a Angeleri para quedar mano a mano con Monzón. Y ganó el arquero.
Luego hubo un disparo a colocar de Maxi Núnez que salió muy cerca del travesaño. El resultado era muy corto, Estudiantes era mucho más que el modesto 1 a 0.
Pudo estirar la cifra con el penal --aunque hay que reconocer que no hubo falta de Eduardo Domínguez a Núnez-- pero el disparo de Boselli se estrelló en el travesaño, a los 13. Pasaron tres minutos para que los hinchas de Estudiantes soltasen otro grito de festejo. Verón tuvo la suerte que le quedase la pelota mansa después de dos rebotes y su remate también rebotó en Domínguez antes de entrar.
Hasta el final se reiteraron las chances favorables a Estudiantes. Huracán tuvo un tiro en el travesaño de Toranzo, en una acción aislada. Y Estudiantes se reencontró con el triunfo y otra vez está en carrera por el título.
© Escrito por Mario Rueda y publicado en el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el martes 23 de Febrero de 2010.
Los goles...
Flor de León...
Tres jugados en el Centenario, tres ganados. Siete goles a favor, cero en contra. Contundente, como ya lo había hecho con Arsenal y el Ciclón, demolió al Globo.
Ver a Estudiantes en la cancha de Quilmes ya es un clásico. Es un equipo rutinario. Pero en el buen sentido. En cada partido fue el dueño absoluto de todo: la pelota, el campo, la presión, el dominio, el toque de primera... Estudiantes juega a voluntad y se divierte con sus rivales. Este año lo sufrieron todos: Arsenal en la exhibición de la primera fecha, San Lorenzo se fue humillado y Juan Aurich, por la Copa, apenas aguantó un tiempo. Anoche, a Huracán lo peloteó hasta destrozarlo. Es cierto que sufrió un susto cuando Esmerado mandó al palo un toquecito a la salida de un córner. Después de eso, fue todo Pincha.
Todo lo que muy bien sabe hacer y hace Verón, se potenció por los acompañantes.
Aunque la Brujita sea genio y figura, no fue el único hombre desequilibrante. Boselli, por ejemplo, tuvo mil chances, hasta un penal. Pero antes de criticar su poca efectividad hay que elogiar sus movimientos. Porque en algunas estuvieron bien sus compañeros pero en otras, él se las inventó. Núñez estuvo endemoniado. Cada vez que encaró por la derecha, lastimó. Lo que le falta aprender es tocar la pelota antes. En un momento exageró con la gambeta y se tuvo que comer flor de reprimenda de Verón. Cuando sepa tomar las decisiones correctas, atenti. Braña no dejó mover a nadie, por acá no se pasa y a otra cosa. Benítez y su pegada. Sosa y sus desbordes. Y ahora, de vuelta, las subidas de Angeleri. Subidas en serio, por sorpresa, como corresponde a un lateral que se precie. Su regreso es buena noticia para Estudiantes y también para Maradona. Si el técnico de la Selección lo tiene bien considerado, sólo resta confirmar que no quedan secuelas de su lesión. Ayer fue el cuatro que se ganó las citaciones. Por lo menos en ataque. En defensa, el trabajo fue mínimo.
La tibieza de Huracán es difícil saber si fue por deficiencias propias o porque el rival no le permitió maniobrar. Recién con el 0-2 y la relajación previsible de Estudiantes, lo pudo ver un poco más de cerca a Orión, sobre todo con un par de derechazos de Machín. Y si no lo podía ver de cerca, Toranzo probaba de lejos: reventó el palo y confirmó que para seguir con la valla invicta en el Centenario, además de jugar bien, también hay que tener un poquito de fortuna.
El palazo que sufrió por la Libertadores (1-4 ante Alianza Lima), ya quedó en el olvido. Y el campeonato ya lo tiene acomodado, vivito y coleando, preparado para dar el zarpazo en cualquier momento. Si mantiene este ritmo, que se agarren los demás.
© Escrito por Juan Manuel Allan y publicado por el Diario Olé de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el martes 23 de Febrero de 2010.