Serrat... "En el mundo hay pocas más que el fútbol, pero algunas hay"...
El catalán recibió a Clarín en Barcelona Y no habló solamente de "Hijo de la luz y de la sombra", su nuevo CD en el que vuelve a musicalizar a Miguel Hernández. Ser letrista y poeta, el síndrome de la hoja en blanco y, claro, el fútbol...
Un diario revela que, en Madrid, 250 mil personas reciben alimentos de la beneficencia. Otro habla de cuatro millones de desocupados y dice que el 40 por ciento tiene bajísimas posibilidades de conseguir trabajo. Un taxista, gurú económico sobre ruedas, explica el estallido de la burbuja inmobiliaria, se queja de los inmigrantes como al pasar y, fúnebre, sentencia: "En mis 40 años he vivido tres crisis: las del '78/'79, la del '92/'93, y ésta. Las otras fueron en forma de V, tocamos fondo y enseguida repuntamos. Ahora estamos en el culo de la botella, sin salida". El panorama se completa con un frío esquimal: el sol se tomó licencia y de suplente dejó a una garúa insultante. Y como si esto fuera poco, a los catalanes se les agregó una tragedia: el campeonérrimo Barcelona viene de perder después de 22 fechas.
"En el fútbol se gana y se pierde, lo que ocurre es que estamos muy acostumbrados a ganar, y por eso es un acontecimiento. Sólo se perdió, nada más". En un hotel a metros de La Pedrera y la Casa Batlló, dos de los legados arquitectónicos que Gaudí le dejó a Barcelona, un señor de 66 años, todo vestido de gris y correcto por donde se lo mire, desdramatiza el cuadro. Fanático de la mesura, Joan Manuel Serrat menciona las lesiones del equipo y se adentra en la "rotura fibrilar" de Xavi, pero concluye: "No se pueden buscar excusas, el Aleti metió más goles que nosotros". Elogia a Estudiantes ("hicieron un gran esfuerzo") y a Messi ("es el mejor jugador del mundo y, pese a las tonteras que se dicen, tiene extraordinario interés en jugar en la Selección argentina"), pero enseguida cae en la cuenta de que su objetivo es otro: hablar de Hijo de la luz y de la sombra, su nuevo disco, en el que, como en 1972, musicalizó poemas de Miguel Hernández. "En el mundo -explica- hay pocas cosas más que el fútbol, pero alguna hay". Sonrisa cortés, y el dial gira de pelota a poesía.
¿Cómo se compara el Serrat del '72 con éste, y aquella época con ésta?
Veo a aquel Serrat con simpatía. También con tolerancia y generosidad. Acerca de la época, en el '72, en pleno régimen franquista, aparece el disco con poemas de un antifranquista muerto en las cárceles del franquismo. Miguel Hernández es un símbolo de la lucha por la libertad, es un mártir. Por tanto, el trabajo aquél era más que un manojo de poemas: era una herramienta de sensibilización en la lucha antifranquista. Ahora las cosas son diferentes, pero no absolutamente. Vivimos en un régimen democrático en el que se producen situaciones de épocas pasadas. Como la Ley de Memoria Histórica y de recuperación de las víctimas del franquismo, que no acaba de funcionar como corresponde. O que el juez Garzón esté imputado y pueda llegar a ser la primera persona que va a la cárcel por una denuncia hecha por un partido antidemocrático como Falange española, heredero directo del franquismo, a raíz de intentar recuperar la memoria y los restos de los asesinados por Franco. Ni España ni nadie debe perder de vista que se debe mantener la memoria del pasado para poder defender el futuro.
En estas época de crisis, ¿aparecen más nostalgias del franquismo?
Nostalgias no, sino actitudes cercanas a la xenofobia y la insolidaridad, más preocupadas por conservar aquéllo que creen propio en detrimento de otros a los que se considera ajenos. En épocas de crisis afloran los pecados más miserables de la humanidad.
Y cobra vigencia Miguel Hernández. ¿Cómo es el trabajo de musicalizar poesía? ¿Tiene una música intrínseca?
Toda la poesía tiene una música, pero no toda es susceptible de convertirse en canción ni es la misma música para todos. Normalmente la poesía de ritmo y rima lleva un movimiento que la hace muy musical. Cuando se rompe alguno de estos elementos, la cosa empieza a ser más peliaguda. La canción tiene una técnica distinta que un poema. El poema puede ser más libre; la canción, exceptuando algunos casos asombrosos y maravillosos, suele estar más encorsetada por estos elementos.
¿Hay alguna diferencia entre ser letrista y ser poeta? Discépolo le decía a González Tuñón que le gustaría poder escribir poemas como los suyos...
Y González Tuñón a Discepolín que a él le gustaría hacer canciones como las de él. Natural. A ver: García Lorca era un gran letrista. Y también Manolo Vázquez Montalbán, Mario Benedetti, González Tuñón. Ocurre que hay poetas que no saben ser letristas. No saben, o consideran que todo es muy sencillo y cuando intentan hacer letras de canciones bajan su nivel y las letras se caen. A la vez, no todos los buenos letristas son buenos poetas. Por mi parte, yo soy un autor de canciones.
¿Qué te lleva a seguir grabando discos?
Supongo que es lo que más me gusta hacer, me divierto haciéndolo, me hace sentir vivo. Y todavía me gusta subirme a un escenario y cantar, y necesito constantemente seguir proyectando lo que pienso en nuevas canciones, nuevas historias.
¿Te pone nervioso presentar un disco nuevo?
Yo no estoy nervioso, no. Pero si no fuera bien recibido, me entristecería. No estoy por encima del bien y del mal, ni me quedo con aquéllo de "he hecho lo que quiero hacer y lo que opinen me importa un huevo". No: me importa mucho. Lo que hago, lo hago para compartir. Pero no tengo por qué estar nervioso. Si me siento bien tratado seré feliz y si me siento maltratado me desagradará, pero seguiré haciendo lo que creo que debo hacer.
¿No sería más fácil seguir cantando el repertorio ya conocido?
El que piense eso, no tiene nada que ofrecer. Ahora que voy a hacer conciertos por España, pido que la gente no me pida el repertorio conocido, porque no lo voy a hacer. Va a ser un espectáculo exclusivamente con canciones de Miguel Hernández.
Sabina recurrió a su amigo poeta Benjamín Prado para hacer su último disco porque se sentía agotado artísticamente. ¿Hernández puede haber sido tu Benjamín Prado?
No es mi caso. Sabina es muy generoso: Sabina recurrió a Sabina.
¿Alguna vez sentiste que ya no se te ocurría nada?
Constantemente. Desde hace 40 años, cada día que me pongo a escribir tengo el síndrome de la hoja en blanco. Convivo con ello como un enfermo crónico aprende a vivir con sus achaques.
¿Cómo lo superás?
Pues volviendo a poner otra hoja al día siguiente. O recurro a la poesía, para estimularme, conmoverme, sentir que hay vida más allá de mí mismo.
¿Nunca te cansás de ser Serrat?
No tengo situaciones incómodas por lo que yo hago o lo que me rodea. Tengo un mundo íntimo muy cómodo, entrañable, sencillo. Mi relación con la gente, en general, es amable. No estoy en una situación que me haga odiar al personaje. Me llevo bien con él.
¿Y las expectativas que genera?
Uno no puede vivir sometido a las expectativas que hay sobre uno. Ni el hijo a las de su madre, ni el hermano mayor a las de los demás hermanos, ni el artista del público. Uno ha de ser responsable de sus propias expectativas.
¿No te gustaría poder evitar la promoción, subirte al escenario y ya?
Sí, me gustaría, pero es imposible. No se puede hacer una tortilla sin romper los huevos. Las leyes del mercado.
Todos estamos sometidos a ellas, tú también. Puedes vivir esclavo de ellas o tratar de liberarte, pero negar que existen es absurdo. No puedo ir a cantar donde no me llamen. Un artista vive sujeto a la ley de oferta y demanda. Si no te contratan, cantarás en tu casa. Y puede ser que tu vecino se cabree porque no lo dejas dormir, pero lo que no harás es conseguir un público.
¿Qué dimensión le das a eso cuando grabás un disco?
Sé que está, pero no pienso en eso. No se puede hacer nada pensando en lo que a la gente le gustará: es el camino más rápido para el desastre, y sobre todo para la vulgaridad.
Adelanto del nuevo disco del músico catalán, "Hijo de la luz y de la sombra".
© Escrito por Gaspar Zimerman y publicaod en el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el domingo 21 de Febrero de 2010.
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