Benito Quinquela Martín fue un pintor argentino nacido en La Boca. Martín es considerado el pintor de puerto y es uno de los más populares pintores argentinos. Sus pinturas portuarias muestran la actividad, vigor y rudeza de la vida diaria en La Boca.
No ha podido determinarse con certeza su nacimiento porque fue abandonado el 20 de marzo de 1890 en la Casa de los Expósitos, un orfanato con una nota que decía "Este niño ha sido bautizado con el nombre de Benito Juan Martín". Por su forma física, se dedujo que habría nacido 10 días antes; por lo que se fijó aquella fecha para su cumpleaños.
Con seis años, fue adoptado por Manuel Chinchella y Justina Molina, y él adoptó el apellido de su padrastro. “Mi vieja me conquistó en seguida –dicta Quinquela en su autobiografía recogida por Andrés Muñoz y publicada en 1963– y desde el primer momento encontró en mí un hijo y un aliado”.
Justina Molina tenía sangre india, venía de Gualeguaychú y era analfabeta, lo cual no le impedía atender la carbonería en el barrio porteño de la Boca con perfecta eficiencia: se acordaba mejor que nadie del estado de cuentas de cada cliente.
Manuel Chinchella era un forzudo italiano que redondeaba los ingresos de la carbonería con trabajos en el puerto, donde cargaba de a dos las bolsas de 60 kg. Su trato con el niño era un poco distante, de ruda ternura, pero cada tanto una caricia cuando el padre llegaba del puerto le tiznaba la cara al "purrete" (niño).
A los 14 iba a una escuela nocturna de pintura en La Boca mientras de día trabajaba en la carbonería familiar. Con 17 años entra al Conservatorio Pezzini Stiatessi, donde estudia hasta 1920.
Fue el inventor de la calle "Caminito", una vía de ferrocarril abandonada que él quiso transformar en museo al aire libre para favorecer a los artistas y artesano del barrio en los años de la década de 1950, y que con el tiempo, su éxito fue tal que ahora pareciera que siempre estuvo ahí.