La industria del
juguete busca replantear su negocio por las importaciones y los altos costos…
Los fabricantes atraviesan
un escenario crítico, con caída de actividad, suba de costos y competencia del
exterior. Definen qué productos son viables y cuáles no.
© Escrito por Natalia Donato el jueves 03/08/2017 y publicado por el
Diario El Cronista de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
La
caída de las ventas en el mercado interno, la suba de costos y la imposibilidad
de trasladarlos a precio y la competencia de la importación fueron un combo
explosivo para la industria del juguete durante el primer semestre del año.
Pese a las expectativas de repunte para la segunda mitad del año -de la mano de
una recomposición de márgenes que les permitirá la recuperación económica-, la
industria nacional encarará un proceso de evaluación para definir qué pueden
seguir fabricando y qué conviene importar o directamente abandonar como
negocio.
Será un barajar y dar de nuevo. Así lo transmitió el presidente
de la Cámara Argentina de la Industria del Juguete (CAIJ), Matías Furió,
durante una presentación, a tres semanas del Día del Niño.
"Hoy la rentabilidad de la industria es cero. Desde la
devaluación del año pasado a la fecha, la suba de precios fue de apenas 18%.
Hay mucha competencia y tenemos que cuidar mucho los valores de los productos
que vendemos", explicó el dirigente.
Las ventas de los productos salidos de fábrica aumentaron apenas
5% entre enero y julio respecto del mismo lapso del año pasado. Se trata de un
crecimiento muy escaso si se lo compara con los incrementos en torno a 20%
anual que la actividad registraba desde el 2001. Tras una suba de 6% en enero,
febrero, marzo y abril fueron meses críticos para la industria (con caídas de
entre 5% y 10%) debido a la implementación del plan Precios Transparentes.
Luego comenzó a repuntar, y con la vigencia de las tres cuotas sin interés
(Ahora 3) sumado a las vacaciones de invierno, la segunda quincena de julio
registró un "fuerte crecimiento del sector", aseguró Furió.
De esta manera, la industria espera buenas ventas en las
jugueterías para el Día del Niño, que se festeja el domingo 20, y se ilusiona
con poder crecer a un ritmo más acelerado en la segunda parte del año, de la
mano de la recuperación de la economía. En este contexto, los fabricantes ya
evalúan subir un 5% los precios para recuperar la rentabilidad perdida.
¿Reconversión?
Pese a estos buenos augurios, muchos empresarios están
comenzando a evaluar su negocio y a definir qué juguetes son competitivos.
Furió descartó que los industriales se vuelquen de lleno a la importación en
detrimento de la producción porque, según dijo, "la mayoría son pymes,
fabricantes de toda la vida y trabaja toda la familia", pero reconoció que
en la última feria de China percibió que muchos comenzaron a interesarse por la
compra de algunos productos del exterior. "Eso lo veremos el año que
viene, pero por lo general el industria no quiere dedicarse a la
importación", remarcó.
El ingreso de juguetes del exterior se incrementó 28% en
unidades en el primer semestre del año respecto del mismo período de 2016;
creció de 7.533 a 9.620 toneladas. China representa 79% del total importado en
dólares y el 87% de lo ingresado en kilos. Los otros orígenes, aunque menos
representativos, son Italia y Vietnam. Los juguetes que mostraron mayor
incremento porcentual en dólares son los muñecos con forma humana a cuerda o
eléctricos (111%). Los juguetes y los artículos para fiestas, carnaval u otras
diversiones treparon 57% y 59% en el semestre.
Aún en este contexto de crecimiento de importaciones, Argentina
sigue manteniendo 51% del mercado, contra 49% de los productos del exterior. El
acuerdo que la industria tiene con los supermercados y algunas cadenas de
jugueterías, que garantiza un mínimo de juguete nacional en las góndolas, les
permite mantener el share.
De acuerdo con datos de la CAIJ, existen en Argentina 200
fábricas, 3200 jugueterías y pequeños comercios y 300 bocas de grandes cadenas.
El ticket promedio es de $ 300 en jugueterías y de $ 150 en los súper.