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jueves, 1 de abril de 2010

Guillermo Stabile... De Alguna Manera...

El argentino que se adelantó a todos...


EL FILTRADOR. Su apodo hablaba de su notable capacidad para vulnerar defensas. En Argentina, sólo jugó para Huracán: entre 1924 y 1930 hizo 100 goles en 128 encuentros.


Guillermo Stábile fue el primer argentino en formar parte del Cuadro de Honor de los Mundiales de la FIFA, al ser el máximo goleador en Uruguay 1930. Le decían El Filtrador. Fue un adelantado: ya en su tiempo lo contrataban para publicitar marcas y hasta para hacer películas.


Ya no queda casi nadie que lo haya visto jugar. Pero los diarios de la época, el tiempo y su leyenda lo cuentan: Guillermo Stábile fue uno de los más grandes delanteros argentinos de la historia. Les ganó, sobre todo, a los que creían conocer el destino: "Muy flaquito para triunfar en el fútbol...", decían. Tuvo una virtud de las importantes: su constancia le permitió disfrutar el abrazo de la gloria.

Vecino de Parque de los Patricios y caminante de los barrios del Sur, llegó a un destino inevitable: se hizo de Huracán. Y tras jugar en Sportivo Metán, en breve se sumó al club del que se convertiría en su primer gran referente. Fue parte de los días felices de los años 20, en los que El Globo de Newbery resultó el más campeón, junto a Boca.

En 1930 marcó su definitivo lanzamiento a la gloria. En el Primer Mundial de la historia, en Uruguay, resultó el goleador con ocho tantos en cuatro encuentros. No sólo eso: lo consiguió a contracara de las presunciones. Más allá de su condición de hombre de área que había exhibido en Huracán, Stábile no era titular en la Selección. Hasta su ubicación en la lista para la Copa del Mundo tenía carácter de sorpresa: nunca había vestido la albiceleste. En el debut frente a Francia, en Montevideo, Stábile no jugó ni un minuto. Pero a partir de las dificultades de Roberto Cherro para participar, encontró su lugar en el equipo.

En su presentación frente a México hizo tres de los goles en la victoria por 6-3. Luego le convirtió dos a Chile (3-1). Ya en semifinales, Stábile aportó otros dos gritos felices contra Estados Unidos. Y el 30 de julio, en la final frente a Uruguay, convirtió el segundo tanto argentino. No le alcanzó para el título, pero sí para garantizarse su lugar indeleble en la historia. Desde entonces, ocupa un puesto en el Cuadro de Honor de la FIFA, como Botín de Oro del Primer Mundial. Un espacio al que sólo accedieron otros dos argentinos: Mario Kempes, como goleador de 1978; y Diego Maradona, como Balón de Oro (mejor futbolista) en México 1986.

"Stábile fue el único que guapeó en la final del 30", dijo Francisco Varallo, entrevistado en el libro Por el siglo de los siglos, de Gustavo Catalano. Pancho lo conocía bien por compartir la Selección y por lo que lo había padecido como rival. También conoció a quienes admiraban al Filtrador: Varallo viajaba junto a Herminio Masantonio dos veces por semana en el tren desde La Plata hacia Buenos Aires para ir a entrenarse. "Ojalá algún día pueda ser como Stábile", decía ‘El Mortero de Ensenada’, quien luego se convertiría en el máximo anotador de Huracán y en el tercero del profesionalismo.

Entonces, tras su participación en Uruguay, el mundo se fijó en Stábile: Genoa, un gigante de ese tiempo en el fútbol italiano, pagó una cifra extraordinaria para la época y se lo llevó a su plantel. Tras quince días arriba del barco Conte Rosso, llegó al puerto genovés y se sorprendió: lo esperaba una multitud y algunas tapas de revistas ya lo exhibían. A las 48 horas, debutó con la camiseta azulgrana frente a Bologna, el líder de la Serie A. Aquel 16 de noviembre, hizo tres goles. Era la certeza de que habían contratado a un notable goleador.

Osvaldo Bayer describió alguna vez su apodo: "Lo llamaban 'El Filtrador' porque venía desde atrás, en el ataque, y estaba adelante siempre para definir cuando la pelota llegaba al área". Luis Carlos Ruiz, co-autor del libro del Centenario de Huracán, lo retrató a Stábile: "Delgado, de apariencia frágil, pero con una velocidad llamativa, mas propia de un atleta que de un futbolista de la época".

Stábile fue también un mediático antes de que los medios mostraran cada detalle de cada partido de cada liga de cada lugar del mundo. Ahora una consultora europea determinó que Lionel Messi -rosarino y crack- es el futbolista más mediático de su tiempo. En simultáneo, el portugués Cristiano Ronaldo, el alemán Michael Ballack, el brasileño Kaká y el inglés Wayne Rooney sonríen para tantas marcas que les pagan millones y les piden que se muestren ante el planeta entero por todas las vías posibles. Marketing deportivo, se llama. Mucho antes que ellos, y sin pretenderlo, Stábile había sido un pionero de ese rubro. Don Antonio Nesman y su hijo Victorio, inspirados por el jugador de Huracán, le pusieron como nombre "El Filtrador" a los vinos que elaboraba su bodega mendocina, Familia Nesman. Estaban fascinados por su juego y por sus goles.

En 1948, ya consagrado como futbolista en Italia y como entrenador en la Selección Argentina (con la que ganó seis Copas América), hizo de él mismo en el film "Pelota de trapo", dirigido por Leopoldo Torres Ríos y protagonizado por Armando Bo y Santiago Arrieta. Su carrera como DT igual siguió: en los tres años siguientes, sacó campeón a Racing. Aunque la merecía, nadie le dedicó una estatua como a Reinaldo Merlo más de medio siglo después. Más allá de que, en tiempos en los que el marketing deportivo era algo así como ciencia ficción, Stábile ya se había convertido en su fundador involuntario. Justo él, a quien sólo le importaba el carácter lúdico de este deporte.
Y hacer goles, claro, con su botín de oro.




© Escrito por Waldemar Iglesias y Publicado en el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Bueno Aires el jueves 1º de Abril de 2010.