Cultivar la confianza...
Desde el punto de vista de la ecología emocional la confianza es un espacio a proteger que debe cuidarse, un espacio donde crecer como personas las que han decidido crear en lugar de destruir. Por lo tanto, implica acción. Así entendida, la confianza puede pertenecer al ámbito del territorio. También puede ser una energía que nos mueve a la acción. O podemos verla como la llave para establecer vínculos con otras personas y nuestro entorno y, sin lugar a dudas, si hemos logrado todo nuestro clima emocional será despejado, azul, soleado, con noches estrelladas y librse de contaminación.
La confianza, en cualquier caso, es una elección que implica esfuerzo y voluntad. La palabra “confianza” procede de fiare, que implica dar la palabra y la promesa. Es por tanto, una cuestión de fe, un salto al vacío, la “creencia en la posibilidad de predecir el comportamiento propio (autoconfianza) o el de los demás, que provoca un sentimiento positivo y anticipa el futuro sin amenazas”. La confianza hace nacer en nosotros un sentimiento de seguridad, pero no olvidemos que también implica asumir algunos riesgos.
Tres formas adaptativas de gestionar la confianza
1. Confiar en uno mismo.
Si queremos ser emocionalmente ecológicos, deberemos preguntarnos: ¿tenemos autoconfianza? Si no la tenemos y depositamos la confianza en el exterior estamos cediendo nuestro control. Esta conducta puede resultar peligrosa, irresponsable i destructiva.
2. Buscar lo esencial.
Valorar lo esencial tanto en uno mismo, en los otros como en el mundo, y no dejarse arrastrar por los accidentes de la vida, las crisis, las enfermedades... solo desde la confianza podremos cambiar de paisaje, encontrar la motivación y la energía necesaria y creativa para el cambio.
3. En las relaciones.
Si no hay confianza no podrá existir una relación emocionalmente ecológica. Correremos el riesgo de crear relaciones de dependencia, en las que esperamos que el otro nos solucione la vida.
Cuando no hay confianza aparece la inseguridad y sufrimiento con un elevado coste emocional. Confianza e intimidad van unidas pero esto no significa que no debamos poner límites a nuestros espacios de intimidad.
Como en el caso del bambú japonés la recompensa de la confianza no es el resultado inmediato de ninguna acción. Pide esperar, fe en nosotros y en el otro, pide ser regada durante mucho tiempo sin ver ningún resultado y, de repente, tras siete años de cuidados constantes en los que aún no ha aparecido ni un brote, crece ¡30 metros en 6 semanas! Así actúa la confianza.
Noticia
Este mes dedicado a la confianza queremos utilizar este espacio como un sitio para la reflexión. Revisando las noticias publicadas en diarios y revistas hemos encontrado una gran variedad de hechos y sucesos poniendo, la mayoría de ellos, el acento en la falta de responsabilidad tanto individual como social. Nos preguntamos ¿cómo es posible construir la confianza en un mundo retratado, por los medios de comunicación, como amenazador, donde se relatan hechos catastróficos y salvajes, muchas veces, de luchas de todos contra todos?
Parece que hemos decidido destruir en lugar de construir. No ponemos en duda que los hechos narrados son verídicos y tampoco creemos que se pueda cambiar nada si les damos la espalda o decidimos no verlos. Sin embargo, queremos rescatar la solidaridad, y la generosidad que también existen. Así que os proponemos algo, cultivar ese espacio protegido que es la confianza suministrando vitaminas emocionales tanto a vosotros mismos, como a aquellas personas con las que os relacionáis. Escribir vuestras propias noticias, los gestos de generosidad, que dais y recibís, y redactar vuestro propio diario con “relatos de confianza” y, si queréis compartirlo, aquí estamos.
Un espacio para la creatividad
El visitante entra en el hospital, toma el ascensor, y se dirige a la habitación que le han indicado con una expresión de solemnidad en el rostro. Entra en ella y se acerca al paciente vendado que reposa en la cama.
El paciente lo ve, sonríe:
- ¿Cómo se siente, Mike?
- ¡Oh! Bastante bien.
Pero la mirada doliente y las ojeras del enfermo delatan lo contrario.
Hay una larga pausa. Finalmente, el visitante se inclina y, acercándose al paciente, le dice: - Escúcheme, Mike. En julio lo necesitaré en el terreno deentrenamiento, en la cancha y listo para jugar. Este año tendremos que hacer un esfuerzo supremo.
Algún tiempo después Mike Westhoff, recuperado de un cáncer de huesos y de regreso a su cargo de entrenador de equipos especiales de los Dolphins, diría refiriéndose al entrenador principal Don Shula: - Creí que me daría por perdido, pero no fue así. Me trató como a una persona, no como a un enfermo.
La confianza de Don Shula fue un elemento muy importante en su recuperación. Realmente, la confianza cura.
M. Conangla y J. Soler. La vida viene a cuento. LA CONFIANZA CURA
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