Mostrando las entradas con la etiqueta Cartas desde Iwo Jima. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Cartas desde Iwo Jima. Mostrar todas las entradas

sábado, 17 de noviembre de 2012

Clint Eastwood... Un grande... De Alguna Manera...


Clint Eastwood: “Cada padre mira hacia atrás y se pregunta si hizo lo suficiente”…

Presencia que se impone  Eastwood mide casi 1,90. Pero a pesar de su porte, que intimida, es también un gran bromista. Foto: Warnes Bros.

En “Curvas de la vida”, que se estrena el jueves, actúa pero no dirige, e interpreta a un padre distanciado de su hija. Habló con Clarín de cómo le cae envejecer, de su iPad, su cine y de por qué prefiere el cine europeo a ver héroes con calzas.

Pasaron veinte años desde la primera vez que estuvimos frente a él. Fue antes del estreno de Los imperdonables . Y, la verdad, poco y nada ha cambiado en este ícono del cine, que a los 82 años puede tener algún problema al caminar, o corregir rápido la postura al advertir que se está encorvando en su silla. Pero la mirada clara, el gesto amable y la palabra meditada y justa siguen siendo su marca indeleble.

Había dicho que ya no quería actuar, pero en Curvas de la vida , que se estrena el jueves, es un cazatalentos de béisbol de un equipo de Atlanta que, ya envejecido, comienza a perder la vista y en una gira por Carolina del Norte acepta a regañadientes la compañía de su hija (Amy Adams, de La duda y Encantada), con quien por algo del pasado han estado distanciados.

Pero Clint no es una estatua viviente. Lejos del mármol y de la frase hecha, se permite bromear, desde la coherencia que ha tenido en su carrera.

¿Qué contacto tuvo con el béisbol en la adolescencia?

No mucho, no teníamos algo como lo que tienen en Atlanta. Volando sobre Atlanta se ven cientos de rombos de béisbol. En California eso no se ve eso muy seguido. Y la secundaria a la que fui no tenía un equipo de béisbol.

¿Cuál era su deporte?

Yo jugaba básquetbol. No tuve un deporte importante en mi vida.

Gus, su personaje, no toma muy bien el hecho de envejecer. Usted es como una botella de vino francés, cada vez está mejor.

¿Qué es para usted envejecer? ¿Cómo puede ser que cada vez sea mejor en lo que hace?

No tengo una respuesta para eso. Sigo disfrutando haciéndolo. Supongo que eso es lo que pasa cuando se hace en la vida lo que uno quiere. Digo todo el tiempo que voy a dejar de actuar y solamente dirigiré. Pero a veces las cosas se dan, como Million Dollar Baby. Apareció esta oportunidad para que Robert (Lorenz) dirigiera y me gusta el personaje.

Resuena en usted algo del personaje en cuanto al hecho de envejecer y tener a todos esos jóvenes exitosos detrás pensando que son mejores que usted...

No sé cuán conscientemente. Pero un poco subconscientemente, quizá. Creo que cada padre mira hacia atrás y se pregunta si hizo lo suficiente en la relación con los hijos. Y a medida de que envejezco tengo una relación mucho mejor con mis hijos, porque cuando era más joven estaba trabajando todo el tiempo y viajando constantemente.

¿Se comunica mejor con sus hijos que Gus en la película?

Sí.

No lo conozco en su vida personal, pero ¿es usted alguien que se abre y se comunica o es más de la vieja escuela y se guarda las cosas?

No sé. No me conozco tan bien, supongo. Probablemente soy de la vieja escuela.

Esta película posiblemente no tendrá una secuela, pero en Hollywood falta imaginación y se hacen muchas remakes, sagas. ¿Cómo ve el cambio en los últimos años desde que usted empezó?

Hmm... Cada uno debe hacer lo que quiere hacer. Pero para mí a veces es deprimente porque crecí... Vea, las primeras películas que vi fue en los ‘30 y los ‘40. Y se hacían películas distintas, material diferente. Las secuelas eran poco frecuentes. Yo he hecho varias secuelas en el camino, pero no lo haría ahora. Que se adapten historietas para hacer cine está bien. Creo que deberían hacerse películas para chicos, pero también para adultos. Se pueden ver películas europeas u otras. Las últimas que vi eran europeas, porque no me interesa ver a esos tipos con calzas.

Así es Eastwood, burlón. La imagen de duro se evapora. Es alto, casi 1,90 m, e impone su presencia aunque esté sentado. Sólo esas arrugas en las manos revelan el kilometraje...

Le preguntamos al director de la película, que trabajó como su asistente en los últimos 18 años, cuál era el secreto de su éxito. La respuesta fue: “Come bien y hace ejercicio”.

Es cierto. Para ser vino francés (sonríe) hay que comer bien. Algunos dicen que la genética es importante. Está el viejo chiste de: elegí bien a tu madre y tu padre. No sé, mi madre va a cumplir 97, y mi padre murió temprano. No hay secretos en esto.

También dijo que usted es fan del “Journal of American Medicine”...

Leo todo eso, es como un hobby. Cuando era más joven pensaba que iba a estudiar medicina. Pero no pude pagar la enseñanza en la GI Bill (beneficio para poder estudiar después de la guerra)...

Gus es bastante contrario a la tecnología. Usted tiene un iPad. ¿Qué piensa de la nueva tecnología?

Está bien. No soy un experto. Soy tan torpe como el personaje manejando todo. Pero me gusta. Imagínese el hecho de que le manden un guión por correo electrónico al iPad. Y es fantástico el sistema de auto-iluminación que se puede leer en la oscuridad sin molestar.

¿Tiene alguna aplicación favorita en su iPad?

No. Levanto los diarios, todo, desde Wall Street Journal hasta The New York Times y el diario de Carmel.com. Cosas por el estilo. Y guiones.

Ya que hablamos de tecnología, desde los años que usted empezó a filmar, cambió todo, las cámaras, la edición, la tecnología 3D. ¿Se adaptó? Woody Allen sigue escribiendo sus guiones en una vieja máquina de escribir.

Yo no escribo nada, tengo todo en la cabeza -tajante, aunque amable-. Pero en cuanto a la tecnología, las cámaras están pasando a ser digitales, para la edición me gusta porque se pueden tomar decisiones rápidas. Se pueden probar cosas rápido.

¿Le interesa hacer un filme en 3D?

No especialmente. Soy de la vieja escuela. También fueron populares por un tiempo. Para mí la historia es reina y el resto está subordinado a construirla. Sin la historia, no importa lo que le ponga...

Dijo que sacrificó mucho tiempo con su familia por su trabajo.

¿Qué otra cosa tuvo que sacrificar para llegar hasta aquí en su carrera?

La salud mental. No sé, fue divertido. Llevo ya 60 años en la actividad. Es un largo tiempo. Sigo intentando cosas y haciendo cosas. Como actor, trabajo interpretando papeles que se ajustan a esta edad particular de la vida. Si todavía quisiera hacer algo de lo que hice antes, luciría ridículo.

Hay escenas en que su personaje se pone furioso, al punto de golpear en la mesa, o patear... ¿Cómo es usted en su vida?

Es algo muy común. Yo no lo hice nunca, por supuesto... Pero a medida que se envejece...

¿Usted no usa anteojos? Es impresionante.

Para leer solamente. Ocurrió en la última década. Si leo en el iPad no necesito anteojos y si leo el diario al sol, con buena luz, tampoco los necesito. Pero si estoy en un lugar así, sin luz directa, sí.

¿Qué piensa hacer como director en el futuro?

No se puede volver atrás. Repetirse puede volverse aburrido, aun-que uno no vuelva atrás, y a la vez es entretenido. A medida que pasa el tiempo hay que ser realista. (Lo medita.) Cómo encaja uno en el cuadro general.

¿Hay alguna película que elegiría como el mejor trabajo de su carrera?

No sé. No me corresponde decirlo. Todos son divertidos de una u otra manera. Creo que hubo películas que fueron un trampolín en mi carrera. Y el mejor período que tuve, los ’90 fueron muy buenos... Pero los 2000, Río Místico , Million Dollar Baby , Cartas desde Iwo Jima, esas películas fueron para mí una racha buena. Depende del material, de la gente que está disponible. Es eso.

© Escrito por Pablo O. Scholz y Publicado por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el viernes 16 de Noviembre de 2012.