Robotá y andá… Un cuento de fútbol de Gustavo Garat...
Rebotá y anda…
Creo que se llamaba Juan, acusaba 83 años y se aparecía todos los miércoles a las nueve de la noche en punto con el botinero bajo el brazo. Ya venía cambiado, generalmente con camisetas de equipos italianos o españoles, originales y relucientes y el pantaloncito de Central Córdoba con el cinco estampado en el muslo derecho.
Rebotá y anda…
Creo que se llamaba Juan, acusaba 83 años y se aparecía todos los miércoles a las nueve de la noche en punto con el botinero bajo el brazo. Ya venía cambiado, generalmente con camisetas de equipos italianos o españoles, originales y relucientes y el pantaloncito de Central Córdoba con el cinco estampado en el muslo derecho.
En el botinero
traía las canilleras que se calzaba meticulosamente sobre las medias, un
potecito naranja de “Átomo Desinflamante”, que desparramaba sin escatimar en ambas
piernas y la cintura, un jabón de tocador, una toallita de esas que se usan
para secarse las manos y un desodorante “Old Spice”, el del barquito.
Corría a la par
nuestra ojo, que no superábamos los treinta y sabía bastante con la pelota. Era
de esos que te las piden todas y te las devuelven redonda.
-Rebotá… Rebotá y andá… te decía. Era una pared humana el guacho,
Esa noche me tocó
enfrentarlo, el partido venía parejo pero sin fricciones, en un momento me
encaró de frente con la “bocha” al pie y no sé qué hizo pero me obligó a abrir
las piernas y me metió un caño hermoso. Y en un córner para nosotros, un ratito
después, me pegó un codazo en el ojo, no muy fuerte, pero artero. Nada de “sin
querer”…
Cuando nos
terminamos de viajar, mientras se secaba las bolas con la toallita chiquita, me
preguntó qué me había dolido más… ¿El caño o el codazo?...
-El codazo le
respondí…
-Dedicate a otra cosa pibe… me dijo.
Se puso
desodorante y se fue.
Norberto "Ruso" Verea...