Argentina tuvo sus chances pero los errores y el VAR volvieron a condenarla al empate: 1-1 ante Chile.
El seleccionado inició su participación en la Copa América con una igualdad ante su par trasandino. Golazo de Messi de tiro libre a los 33', y el empate llegó a través de Vargas a los 12' del complemento, luego de un rebote de un penal de Vidal, que devolvieron entre "Dibu" Martínez y el travesaño.
Argentina vive un verdadera "maldición" con Chile, al que no pudo doblegar y por ello terminó perdiendo por penales las finales de 2015 y 2016 de esta Copa América, tampoco pudo hacerlo hace 10 días por eliminatorias mundialistas y hoy le volvió a suceder lo mismo al igualar 1 a 1 en la apertura del Grupo A en el estadio Olímpico Nilton Santos, de la ciudad brasileña de Río de Janeiro.
A Argentina le llevó menos de 10 minutos
encontrarle la vuelta al partido para empezar a desarrollar ese funcionamiento
que, según el entrenador, Lionel Scaloni, y el capitán, Lionel Messi, ya está
"claro" y lo que solamente le falta es darle rodaje.
Claro que esa descripción de los dos Lionel puede
ser acertada, observándola objetivamente desde afuera, con un ojo tapado y el
otro observando exclusivamente lo que hacen los futbolistas que habitan el
tramo superior de la cancha.
Porque si se destapa el otro y se observa con
detenimiento lo que ocurre del medio hacia atrás, sobre todo cuando los que
deben intervenir son los zagueros centrales, esa apreciación de técnico y
capitán entra en serios cuestionamientos.
Es que el funcionamiento no es tal si no es
integral, y claramente Scaloni no encuentra en el fondo a esos dos centrales
que le brinden confianza y solidez a los que se mueven por delante y, sobre
todo, los costados de ambos.
Se quedó fuera de la lista de 28 convocados Juan
Foyth porque no daba garantías, pero los dos centrales que hoy eligió el
entrenador tampoco la dieron, porque aun cuando ambos tengan atenuantes para
sus bajos rendimientos, con eso no alcanza, porque en la selección eso no está
permitido.
De Martínez Quarta cabe considerar que no tiene
minutos en la Fiorentina, de Italia, y eso se nota mucho, mientras que en el
caso de Nicolás Otamendi, su carrera está en franco declive después de que
Josep Guardiola decidiera intercambiarlo por Rubén Días con Benfica, de
Portugal.
Esas deficiencias ya se observaron en los dos
partidos anteriores de eliminatorias, justamente ante el propio Chile y luego
Colombia, disimuladas por la fresca llegada de Cristian Romero, el zaguero del
Atalanta italiano al que le alcanzó menos de un partido y medio para
transformarse en la figura de la defensa argentina, hasta con gol incluido.
Seguramente por eso Scaloni planteó también el
regreso al lateral izquierdo de Nicolás Tagliafico en lugar de Marcos Acuña
respecto del encuentro frente a los colombianos, tratando de privilegiar algo
más de marca por encima de la proyección en el costado izquierdo de la defensa.
Todo esto pudo pasar por alto en el primer tiempo
porque Giovani Lo Celso fue el jugador más claro del equipo y Nicolás González,
aun falto de puntería, siempre estuvo merodeando el gol en las inmediaciones
del arco defendido por Claudio Bravo.
Pero sobre todo se disimuló por ese golazo de tiro
libre de Lionel Messi a los 33 minutos con un tiro libre calcado a los dos que
le disparó a su excompañero de Barcelona en el partido por eliminatorias y que
Bravo desvió con la punta de los dedos sobre el ángulo superior izquierdo.
Hasta que hoy la tercera fue la vencida y
"Lío" anotó aunque el arquero del Betis español alcanzó a rozar el
balón, pero no pudo impedir que Messi alcanzara su gol número 73 con la
camiseta argentina y el décimo en Copa América, para ser el máximo anotador no
solamente en lo general sino también en torneos oficiales con el representativo
nacional.
Pero bastó que Otamendi dudara una vez más cuando
todavía no se habían jugado 10 minutos del segundo tiempo y que Tagliafico en
una acción arriesgada le cometiera una falta penal (cobrada a instancias del
VAR, a cargo del colombiano John Ospina) a Jean Meneses, para que esa
desnivelada estructura se derrumbara como castillo de naipes.
De la falta se hizo cargo el reaparecido Arturo
Vidal (volvió después de padecer coronavirus), aunque de haber estado
disponible seguramente hubiera ejecutado Alexis Sanchez, que por lesión se
perderá al menos toda la fase se grupos del certamen.
Y a partir de entonces se vio lo peor del
seleccionado argentino, muy distante de esa intención de "dar un
golpe" sobre la mesa que justamente Messi había pregonado ayer a modo de
arenga, y mucho más lejos aun de ese funcionamiento al que solamente le falta
un poco de aceite.
"Nos faltó tranquilidad y nos desequilibramos
después del empate de Chile", analizó justamente Messi al término del
partido en el que fue elegido como el mejor de todos quienes lo protagonizaron
por la organización del torneo.
Y fue así nomás, pese a los arrestos del final, el
ingreso esperanzador de Sergio Aguero y algunos escarceos cerca del área
chilena que no pasaron a mayores.
Fue empate otra vez, el tercero consecutivo,
después de ese 1 a 1 con Chile y el 2-2 con los colombianos.
"Jugamos bien los tres partidos", juzgó
al término del encuentro Emiliano Martínez, que volvió a demostrar su
solvencia. Pero otra vez, si esa impresión fuera cierta, no alcanzó. Y ahora se
viene Uruguay, el viernes próximo a las 21 en Brasilia. Y para entonces
seguramente a Scaloni le convendrá más mirar hacia atrás que hacia delante.
La
tercera fue la vencida.
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