Laguna
Brava: como la patagonia, pero en la costa bonaerense…
Laguna Brava.
A sólo 40 km de Mar del Plata y en
el corazón serrano del partido de Balcarce, una laguna rodeada de vegetación
con estilo sureño se esconde del turismo masivo. Qué hacer, y dónde alojarse.
El área
que corona esta imponente laguna de agua calma, con una profundidad que no
supera los 8 metros,
se cree que fue denominada por sus primeros pobladores de principios de siglo
XIX como la Zona
del Vuulcán (abertura entre dos cerros). Dicha zona está comprendida por el
cordón montañoso que desciende de Tandilia, que pasa por Balcarce, continúa en
Sierra de los Padres y se interna en el mar de Cabo Corrientes.
En sus
alrededores existe variedad de sitios con comodidades y vistas únicas que valen
la pena conocer. Entre ellos, está el antiguo casco de estancia La Brava, la antigua casa de Té
Ruca Lauquen (convertido en un complejo de Cabañas y camping), el complejo de
cabañas rústicas Piedra Naranja y las cabañas Del Vuulcán distribuidas en lotes
independientes al pie de la laguna.
“Este
complejo comenzó siendo un camping con capacidad máxima para 150 personas por
día”, introduce Nicolás Bustamante, actual dueño de Ruca Lauquen. “Todo comenzó
en 1921 con una casa de té, pero ya desde 1877 había comprado estos campos
Cármen Molina de Bustamante, mi tatarabuela”. Además, recuerda que en “1921 los
primeros visitantes llegaban en contingentes desde Mar del Plata a la hora del
té”, y que luego del incendio de 1943, “la casita debió ser nuevamente
construida”. En Ruca Lauquen, pasar la noche en una cabaña para dos personas
cuesta desde 350 pesos, y una noche en camping desde 45 pesos (con acceso a la
pileta y sanitarios). Pasar el día cuesta 20 pesos, y 15 pesos los menores.
Para
conocer un poco más la historia y la arquitectura de las primeras
construcciones, nada mejor que darse una vuelta por el casco de estancia La Brava, donde los visitantes
son recibidos en persona por su actual propietaria, Thelma Martín. “Desde hace
largas décadas me dedico a recibir a los visitantes, llevarlos a recorrer el
caso y narrar las historia del lugar”, desliza Martin. Ubicada en el kilómetro
36,5 de la ruta 226, en la estancia se puede pasar un romántico día de campo
-con té y visita guiada incluida-, o bien, alojarse por unas noches con previa
reserva. Actividades para realizar: paseos a caballo y en bicicleta, talleres
de arte, visita a la huerta orgánica y corral de ovejas. El día de campo cuesta
170 pesos, y el alojamiento con desayuno de campo, 250 pesos. Los menores
tienen descuentos.
En
relación al entorno natural que aloja a esta inmensa laguna, hay gran variedad
de actividades para todo tipo de espíritu: el que desee lanzarse al vacío con
un paracaídas, podrá hacerlo. También existe la opción de parapente y tirolesa.
Para los más conservadores se puede realizar trekking y cabalgata en salidas
diarias y grupales. En el agua, las alternativas preferidas son el kayak, el
windsurf y la pesca. Y por supuesto, está la opción de lectura de un buen libro
mientras el sol se esconde y deja su último indicio de luz en las serenas aguas
de La Brava.
Más
opciones en alojamiento. Dos buenas alternativas con vista a la laguna son las
cabañas del Vuulcán, para 2, 3 y 4 personas desde 320 pesos la noche, y el
complejo de cabañas Piedra Naranja, con alojamiento para 2, 4 y 6 personas,
desde 650 pesos la noche. En ambos casos incluye desayuno.
© Escrito
por Laura Gambalevy publicado en el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
el miércoles 16 de Febrero de 2012.
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