Macri y Filmus, ¿Las dos caras de la misma moneda?... Uno miente, el otro engaña…
Ambos, por caso, tienen vínculos —de una u otra manera— con el menemismo y los dos han planteado las mismas reformas a la política educativa.
Inclusive ambos tienen polémicos pasados que les gustaría sepultar y no pueden. A continuación, una radiografía de uno y otro.
Daniel Filmus, un hombre frente a sus contradicciones
Daniel Fernando Filmus nació el 3 de junio de 1955 y ostenta una reconocida trayectoria como sociólogo y educador. También podría decirse que a nivel político no le ha ido nada mal, con una carrera que arranca desde antes de los denostados años 90.
Pocos saben que, en los años en los que Carlos Menem era presidente de la Nación, Filmus fue secretario de Educación de Carlos Grosso, entre 1990 y 1992. No hace falta recordar que se trata del mismo que terminó procesado por corrupción a raíz del tristemente célebre escándalo de la “escuela-shopping”, una trama que permitió transformar un edificio escolar histórico en un reducto compartido con locales comerciales en el barrio capitalino de Once.
Hay que mencionar que, a pesar del bochorno que se generó en torno a ese negociado, Filmus se mantuvo en su cargo. Lo interesante del caso es que, quien denunció esa trama en el año 1991 fue el joven —en esos días lo era— concejal Aníbal Ibarra, su hoy socio político.
Filmus fue también asesor del Ministerio de Educación a cargo de Susana Decibe durante los mismos aciagos días menemistas, y fue partícipe inequívoco de la lesiva Ley Federal de Educación que incorporó el Polimodal y el EGB, como sistemas educativos alternativos al hasta entonces tradicional secundario, con su oportuna secuela de asfixia presupuestaria y la precarización docente.
A ese respecto, Decibe aseguró oportunamente: “El ministro de Educación de la Nación, Daniel Filmus, afirma en un reportaje reciente que la reforma de los 90 acentuó la cantidad y no la calidad, a pesar de que él mismo fue parte de nuestro equipo de gestión y compartía la visión y la política”. (Clarín, 12/01/06)
Y hablando de archivos, no debe olvidarse de los días en los que arreciaban las protestas y denuncias de niños mal alimentados. En esas horas, Filmus acuñó una de sus frases más conocidas: “A la escuela se viene a aprender, no a comer” (La Nación, 2/07/02).
Filmus fue reciclado luego por Néstor Kirchner, quien lo ungió como ministro de Educación, desde donde empezó a atacar la “política educativa de los ‘90”. Es decir, la misma que él mismo ayudó a instalar.
Una vez kirchnerista, Filmus volvió a su propuesta de “canje de deuda por educación”, o sea, privatizar. A renglón seguido, promovió una Ley de Educación Técnica para la “participación de las organizaciones empresariales en el proceso formativo”.
Como broche de oro, Filmus redactó, junto al cuestionado Hugo Yasky, la nueva Ley Nacional de Educación que consagra la descentralización educativa menemista, la precarización laboral docente, la injerencia del clero y los subsidios a la educación privada.
La posición de Filmus respecto de la educación. “En la Argentina —dice—, tenemos un sistema de educación privada con subvenciones proporcionales a la cuota, y es una modalidad muy equitativa de transferencia de recursos públicos a la capacidad de los padres para elegir la escuela de sus hijos” (Página/12, 3/1/01).
Toda una paradoja si se tiene en cuenta que Mauricio Macri fue denostado por el kirchnerismo por proponer la misma matriz.
Mauricio Macri, los fantasmas de un personaje público
Mauricio Macri nació en Tandil el 8 de febrero de 1959. Aunque es ingeniero civil y supo desempeñarse como relevante empresario, en realidad se hizo célebre vistiendo la camiseta de dirigente deportivo y caminando la arena política.
En 1993, cuando se denunció que la firma Sevel evadía impuestos, Macri era su presidente. Si bien puede decirse que él no tuvo responsabilidad directa, no puede dejar de señalarse su indirecto vínculo con ese escándalo.
Junto a su padre Franco, Mauricio aprovechó cada vaivén político y económico de los últimos 20 años para expandir sus negocios. Juntos han conseguido condonaciones de deuda privada, contratos leoninos y la posibilidad de ingresar a negocios multimillonarios.
La historia del grupo Macri ha sido desmenuzada de manera brillante por dos especialistas: por un lado, Claudio Lozano, economista, titular del Centro de Estudios de la CTA; por el otro Jorge Argüello, un técnico que no tiene ninguna relación con el homónimo ex titular del Concejo Deliberante. Veamos:
La Patria Financiera. La nacionalización de la deuda de los privados a través de los sistemas de seguros de cambio implementados durante la dictadura militar fue uno los primeros beneficios de las empresas vinculadas con Macri.
Según el informe de Argüello, "la deuda de Fiat, de 170 millones de pesos, terminó transformándose en bonos del Estado, lo que le permitió a Macri pagar su deuda a un valor que en términos reales equivalió a menos de un 10 por ciento del original".
Lozano sostiene que "importantes empresas controladas y/o vinculadas al Grupo (Sideco Americana, Pluspetrol, Socma, Dragados y Obras Portuarias, R.S.Z. y A. Producciones, Iecsa y Manliba) acumulaban un endeudamiento con el exterior cercano a los 180 millones de dólares, que fue transferido a la sociedad a través de los seguros de cambio".
La Patria Protegida. El crecimiento de Sevel, la automotriz de los Macri, está directamente asociado a los mecanismos de protección. "Si bien favoreció a las terminales, destruyó la integración del sector afectando a los autopartistas y promovió un fuerte déficit en intercambio comercial con el exterior que indujo mayores niveles de endeudamiento", sostiene el informe de Lozano.
A esto hay que agregar el procesamiento por contrabando dispuesto en 1993 contra Mauricio Macri, en ese entonces presidente de Sevel. Según la DGI, la empresa evadió unos 55 millones de pesos: la denuncia acusa a Sevel de enviar autopartes a Uruguay bajo el régimen de exportaciones definitivas, con las cuales habrían armado coches que después habrían sido importados a la Argentina, cobrando los reintegros correspondientes.
Sin embargo, en aquel entonces la Corte Suprema ordenó el sobreseimiento de Mauricio Macri y del resto de los directivos de la empresa.
La Patria Privatista. Con la llegada del menemismo al poder, el Grupo Macri amplió sus negocios a través de algunas de las privatizaciones más escandalosas. En 1990, Servicios Viales S.A. se adjudicó la concesión de los peajes de 1.080,51 kilómetros de rutas nacionales.
Argüello cita un informe de la Auditoría General de la Nación del 28 de diciembre de 2001 sobre la empresa. "La evolución de las tarifas de peaje durante los 10 años de convertibilidad demuestra que la administración otorgó un aumento del 31,01 por ciento promedio", sostiene el informe.
"El Grupo contó con personas allegadas a sus intereses en la Secretaría de Obras Públicas en los momentos estratégicos del desarrollo de estos contratos, tanto al redactarse los pliegos como al acercarse el fin de la concesión", sostiene el informe de Lozano.
La Patria Licuadora. La pesificación de las deudas de las grandes empresas privadas, la mayoría de las cuales ya habían trasladado sus activos financieros al exterior, fue una de las primeras medidas de Eduardo Duhalde. El estudio de Lozano señala que algunas empresas del Grupo Macri (Correo Argentino, Sideco y Socma) resultaron favorecidas por el proceso.
"La transferencia de ingresos desde el conjunto de la sociedad argentina hacia estas tres compañías que integran el grupo fue del orden de los 200 millones de dólares", señala el informe.
Mauricio, ¿El ingenuo?
Los informes publicados son reveladores y muestran cómo el conglomerado de empresas de los Macri se fue amoldando con astucia a cada etapa política y económica de la Argentina.
Hay que destacar que, aunque el jefe económico del grupo siempre fue Franco, Mauricio ocupó cargos de relevancia en todas las diferentes firmas y fue ganando un lugar cada vez más protagónico en ellas.
¿Tiene responsabilidad y participación en todo lo aquí descripto? El lector sabrá sacar sus propias conclusiones.
ConcluyendoAlguien dijo alguna vez que “nadie resiste el archivo”, una frase brillante y que hoy cobra inusitada relevancia. En el caso de Macri y Filmus esas palabras parecen hacerse carne.
Uno se la da de progresista y ostenta un historial de desaguisados junto al menemismo y al impresentable Carlos Grosso; el otro, habla de transparencia y comandó un grupo que se enriqueció de la teta del Estado durante años y años.
Como sostiene el título de esta nota, son dos caras de la misma moneda.
© Escrito por Christian Sanz y ublicado por http://www.periodicotribuna.com.ar el sábado 30 de Julio de 2011.
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