viernes, 18 de mayo de 2012

Pauta Oficial... De Alguna Manera...

Pauta Oficial: los más beneficiados son los medios oficialistas...


Revelador documento de Poder Ciudadano. Como es sabido, una de las herramientas que gusta utilizar el kirchnerismo para controlar a los medios de prensa, es la pauta publicitaria del Estado, ya sea para premiar o castigar a quien lo merezca.

Vastamente se ha escrito en este y otros medios sobre la discrecionalidad de esos fondos públicos, algo que parece no tener solución de continuidad.

A ese respecto, a partir de pedidos de información y sus posteriores respuestas, la ONG Poder Ciudadano elaboró un documento que permite conocer los montos y destinos de la publicidad a nivel nacional, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y en el ámbito de algunos gobiernos provinciales.

De ese informe surge que durante el 2011 el Poder Ejecutivo Nacional gastó en el primer semestre 100 millones de pesos más en publicidad oficial respecto del año anterior. Esto significa un aumento del 40%. El organismo que más dinero gastó fue la Presidencia de la Nación, alcanzando una suma de casi el 40% del gasto total del PEN.

Los ministerios que más dinero invirtieron en publicidad oficial fueron el de Salud y el del Interior. Pero en los datos presentados por la Jefatura de Gabinete no figuran las cifras de Relaciones Exteriores, Economía, Industria y Seguridad.

Las empresas y grupos mediáticos más beneficiadas en el período fueron: Televisión Federal S.A. (Telefé), con un aporte superior a los 37 millones de pesos; Balkbrug S.A., Comunidad Virtual S.A. y Soluciones Logísticas S.A. (Grupo Szpolski), 36 millones; Telearte S.A. (Canal 9), 24 millones; América TV S.A., 22 millones; Editorial La Página S.A. (Página 12), casi 19 millones; Impreba S.A. (Diario Popular), 10 millones y medio; y Telepiu S.A. (C5N), 6 millones y medio.

En cuanto a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en el mes de marzo de este año, el Gobierno lanzó el sitio www.data.buenosaires.gob.ar.

Hay que recordar que Poder Ciudadano solicita cada año información al Ejecutivo de la Ciudad. El grado de respuesta fue variando, siendo incompleta la información de los años 2010 y 2011. Por este motivo, Poder Ciudadano pide al Gobierno porteño que incorpore los datos en el sitio, para facilitar a los ciudadanos el acceso a la información.


“Poder Ciudadano ha enviado pedidos de información a las 23 provincias, solicitando los datos de gastos mensuales y la distribución de la publicidad oficial entre los años 2007 y 2010, obteniendo respuesta solamente de Tierra del Fuego, Córdoba, Chaco, Jujuy y Entre Ríos”, avanza el documento al tiempo que advierte que “sobre la Provincia de Buenos Aires, no obtuvimos respuesta al pedido de información pública del 20 de abril de 2011. El 10 de mayo de 2012, la Cámara de Senadores de la Provincia aprobó un pedido de informes al gobernador Daniel Scioli para que explique los gastos de la publicidad oficial en 2011”.


© Escrito por Carlos Fore y publicado por Tribuna de Periodistas el viernes 18 de Mayo de 2012.



La refundación del capitalismo... De Alguna Manera...

La refundación del capitalismo…


Desconfío siempre de todos aquellos que se llenan la boca con palabras para acabar no diciendo nada o, lo que es peor aún, siendo correa de transmisión de la unicidad de un pensamiento que ha renunciado a recrearse en ideas y que únicamente es capaz de expresarse mediante consignas, que son como las órdenes cuarteleras que el sistema da a los que se pliegan a sus cada día más inútiles y estériles exigencias.

La verdad no es más que una entelequia. Nos hemos adocenado de tal forma que estamos imposibilitados para expresar nada, ni siquiera una emoción, porque en medio de tanta conciencia anestesiada, de tanta dignidad pisoteada y humillante conformismo, si fuéramos capaces de sentir algo podríamos gritarlo a los cuatro vientos y compartir con los demás nuestra indignación, convertida en una actitud inherente a nuestro estado de ánimo, todas esas inquietudes que van conformando la vida hasta convencernos de que merece la pena vivirla, sufrirla, transformarla, compartirla hasta poder ser dueños de nuestra propia existencia para transformarla en un futuro que merezca la pena. Que nadie pueda doblegarnos y que, en nuestra ciega determinación, liberemos un destino que hoy nos oprime y asfixia.

Todo esto es posible, igual que es posible otro mundo, pero jamás lograremos avanzar en el cambio si no damos el primer paso, si permanecemos de rodillas ante un capitalismo corrupto cuya relectura y reformulación ya piden incluso los enemigos de la libertad, desde la amenaza totalitarista y autoritaria, que se expande por Europa como una mancha de aceite y que ha germinado ya en las urnas, legitimando un modelo que niega la razón y rinde culto al miedo hasta que todo es un horror, hasta la violencia antisistema que se disfraza de izquierda cuando no es sino una careta más del fascismo.

Mientras la intolerancia gana terreno, nos resistimos a refundar el capitalismo para dar la puntilla a esta crisis sistémica que ha entrado en un bucle demencial que va desde el pacto de estabilidad que cercena derechos y acaba con el gasto público y las conquistas sociales hasta una austeridad impotente para estimular el crecimiento y generar riqueza, empleo, oportunidades.

La austeridad, como el hambre y la necesidad, mata. Primero aniquila el espíritu y luego te destruye física y moralmente. En medio, oscilando en un difícil y temerario equilibrio, nos situamos la mayoría de los ciudadanos que, si no ponemos remedio y nos plantamos, haciendo frente al mismo tiempo a todos aquellos que han profanado lo público y han contribuido al descrédito de la política corrompiendo la sociedad y despreciando los principios democráticos, estaremos condenados a sobrevivirnos en medio de tanta mediocridad servil y tanta estulticia disfrazada de conocimiento.

Ahora, ya nos movemos por impulsos y solo nos sostienen los hábitos y los reflejos, respuestas condicionadas a estímulos primarios. Sin embargo, nos queda la palabra y ese verbo tiene que hacerse carne de nuevo para darnos una vida mejor. Cualquier palabra, incluso las que no dicen nada, o aquellas otras que solo añaden dolor y miseria, cualquiera, insisto, es preferible al cómplice silencio. Levanta la voz y exclama ¡basta ya! Aquel que ya no tiene nada que perder ni puede ser desposeído ni tiene nada que disimular.

"Coincido con el uruguayo Eduardo Galeano, el escritor de las venas abiertas de la globalización, en que efectivamente somos hijos de los días y, como hijos del tiempo que nos ha tocado vivir, es más necesario que nunca defender todo aquello en lo que creemos y que está siendo sistemáticamente aniquilado."

© Escrito por Manuel Domínguez Moreno y publicado por la Revista Cambio16 de la Ciudad de Madrid, España el domingo 13 de Mayo de 2012.


Film Elefante Blanco... De Alguna Manera...

El reino de este mundo...


Así como había radiografiado con crudeza y un rigor narrativo nada compasivo las cárceles de mujeres en Leonera y los hospitales del conurbano en Carancho, Pablo Trapero reunió al mismo trío de guionistas, a su mujer y musa Martina Gusmán y al imbatible Ricardo Darín para llevar adelante finalmente su proyecto de filmar la historia de unos curas en una villa. Militancia, religión, vida cotidiana y drogas dan forma a una trama potente y una película contundente que expone, una vez más, el otro lado de esos territorios conflictivos y tan presa del amarillismo televisivo. Invitada nuevamente a Cannes y a pocos días de su estreno en Argentina, el director, la actriz y uno de sus guionistas cuentan cómo fue hacer Elefante blanco.

¡Sexo y violencia! A la pregunta de cómo filmar la villa, la villa de emergencia, la “villa miseria”, de cómo filmarla sin miserabilismo ni condescendencia ni hipocresía, sin ánimos de denuncia ni los prejuicios más bajos y comunes, Pablo Trapero responde con las armas más potentes de la ficción. Elefante blanco, su séptima película, estreno del próximo jueves en Buenos Aires e integrante de la sección Un Certain Regard del Festival de Cannes en los próximos días, parece alimentarse del mismo procedimiento y las mismas convicciones y la misma confianza en la fuerza del drama, que el director y su equipo pusieron en práctica a la hora de filmar los pabellones carcelarios de mujeres con hijos (en Leonera) y los desbordados hospitales públicos del conurbano bonaerense (en Carancho), todas zonas conflictivas y presas fáciles del peor amarillismo televisivo. Creando películas esencialmente narrativas, menos preocupadas por documentar “la realidad” que por contar una historia. Y por contarla con elementos propios de los géneros clásicos, e incluso con algunos de sus ingredientes más atractivos e infalibles: la violencia y el sexo.

“Para mí el drama es producto de la violencia”, dice Trapero. “La violencia es el producto de un enfrentamiento de fuerzas y en nuestros países la violencia social está por encima de cualquier otra.” Asociado por segunda vez consecutiva con el actor más taquillero del cine argentino, Ricardo Darín, el director de El bonaerense se zambulle en varias villas de Buenos Aires –principalmente Ciudad Oculta, pero también la 31 y la Rodrigo Bueno para unas pocas escenas–, empleando a algunos de sus habitantes como actores y extras para contar un conflicto central, podría parecer en principio más inasible que en los films anteriores: básicamente, la crisis de fe que experimentan sus protagonistas, curas y asistentes sociales, ante el arduo y por lo general desgastante y frustrante trabajo que realizan en estos barrios castigadísimos. Sin embargo, vuelve a recurrir a los resortes más potentes de la ficción al narrar escenas propias del cine policial y de acción –tiroteos en los pasillos de “La Oculta”, o el ingreso de la policía, o la representación de una toma y manifestación–, y escenas de sexo en las que despliega una pequeña provocación alrededor del tema del celibato, que funciona no por su sutileza sino más bien por lo contrario, porque es descaradamente exploitation.

El Elefante Blanco es un edificio enorme e inconcluso, objeto del tironeo de diferentes gobiernos desde la época de Alfredo Palacios hasta hoy, y que ha atravesado por lo tanto el primer Perón, la Libertadora, la dictadura, el menemismo, según le explica el cura Julián (Darín) al recién llegado Nicolas (el belga Jérémie Renier, actor de los Dardenne). Martina Gusmán, mujer del director y también su musa desde su contundente protagónico en Leonera, interpreta a Luciana, joven asistente social que trabaja en la villa por fuera de la Iglesia pero a la par y en perfecto entendimiento y colaboración con los curas. Esta vez, y a diferencia de la presa y la médica de emergencias de sus dos películas previas con Trapero, Gusmán contó con –dice– “la ventaja de cierta familiaridad con el tema”, ganada en un par de años de militancia en la villa 1.11.14 de Flores en su adolescencia. Por su parte, dice Trapero, “el origen de esta película es bastante largo”. Algunos recordarán que hace unos cuantos años, apenas después de El bonaerense, el director anunció que uno de sus próximos proyectos sería una película llamada Villa. “Pero esto viene de más atrás, de algo que me interesó desde chico. De pibe fui a una escuela salesiana con la que íbamos a hacer trabajos en los barrios. Luego, mi parte de la religión se quedó en la escuela, pero sobrevivió la idea de contar las historias de los curas aventureros. El proyecto Villa ya tiene muchos años, pero era una producción complicada, de muchas semanas, y puede sonar contradictorio como muchas cosas en el cine, pero filmar en una villa es muy caro, por los recursos que requería hacerlo como finalmente lo hicimos.”

“Filmar en una villa implicó toda una complicación logística”, cuenta Martina, que aunque esta vez no participó como productora conoce el funcionamiento de ese trabajo desde adentro de Matanza Cine, la productora de Trapero. “Primero hay que hablar con los punteros, con los referentes de cada sector, y si querés filmar acá hablás con éste, y después para pasar a filmar acá con este otro y así. El apoyo de la gente de la villa fue fundamental para la producción en todos los sentidos: la seguridad, los espacios para filmar y armar sets. Mucha gente lo tomó como un proyecto propio, una manera de expresar la realidad propia, y a veces se armaba una especie de palco en los techos y al terminar una escena venían los gritos y los aplausos: era impresionante y emocionante. Lo que no quiere decir por supuesto que la villa no tenga sus cosas, porque también había que entender que los del equipo de filmación no dejábamos de ser extranjeros en la villa. Cuando ibas a filmar una escena con un tiroteo, había que avisar bien fecha y hora por las radios internas, porque por más que sean efectos especiales y que advirtiéramos que los policías no son policías sino extras, y que mucha de la gente con la que tratamos es gente súper honesta que se rompe el alma trabajando y no tiene otra que estar ahí, también hay narcotraficantes, y si se escuchan tiros puede pasar que salgan a responder para donde sea. Eran cosas que tenés que tener en cuenta, porque en definitiva estás en un terreno que no es el tuyo, en el que nunca dejás de ser ese extranjero.”


“A mí hasta me da algo de vergüenza decirlo –dice Trapero–, pero aunque me considero algo sensible a lo que pasa alrededor, mis prejuicios antes de entrar a la villa a filmar me llevaron a imaginar un panorama bastante terrible, como que iba a salir sólo con las medias. Y es cierto que hay situaciones de violencia y criminalidad, pero también es impresionante la cantidad de gente que vive honestamente en las condiciones más difíciles por la sencilla razón de que haber llegado allí para ellos significa progreso, porque vienen de lugares donde ni siquiera tienen cómo cortar un árbol para comerse una hoja. Por eso el comienzo de la película ocurre donde ocurre, en la Amazonia, en un lugar donde mucha gente tiene condiciones sanitarias aún peores que las que se encuentran en una villa en la ciudad, y se muere porque no tiene ni comida ni un médico ni nada. Para mucha gente estar en la villa es estar más cerca de la escuela o de un hospital. Así que sí, la villa tiene zonas a las que no entrás, pero no entra nadie, ni un equipo de filmación ni los habitantes de los barrios, son lugares donde no se jode. Pero también hay lugares donde los pibes juegan a la pelota en la calle y la verdad es que mi pibe no juega a la pelota en la calle. Hay cierta solidaridad, que se genera a partir de una mezcla de intimidad y promiscuidad porque las paredes son finitas, todos escuchan todo y todos conocen a todos, y saben de dónde viene y quién es el vecino, y nadie viene a meterse con un chico que juega en la calle a la pelota. Hay códigos en el barrio.”

¿Qué cambió de aquel proyecto inicial a esta película que hiciste ahora?

Pablo Trapero: Ese primer proyecto estaba más centrado en los curas y éste más en la gente que hace el trabajo social. Pero creo que también cambió el mundo, cambió la realidad. Ya hace 60 años que hay villas, pero hace veintipico todavía era algo de lo que la mayoría no sabía mucho y hoy es un fenómeno que no para de crecer, y que da lugar a una convivencia silenciosa entre lo que la población de la villa le da a la sociedad y lo que ésta le tira a la villa. Hoy es una realidad aún más cruel que antes, porque para los que no vivimos en la villa pareciera haberse vuelto un fenómeno necesario: la gente que vive ahí es la que va a limpiar en nuestras casas, labura en las obras en construcción, hace el laburo que otras personas no quieren hacer. También ocurre que es una realidad que año tras año se vuelve más conocida en otros países: nuestros coproductores extranjeros nos cuentan que lo están viendo en sus países, que hoy ya esperan ver esas casitas armadas cerca de las vías, que esta necesidad de mucha gente de estar cerca de la ciudad pero afuera-pero adentro empieza a ser un fenómeno mucho más conocido, incluso en Europa.

La mirada burguesa

Tres o cuatro escenas de la película van planteando de a poco un segundo tema, por debajo de la crisis de fe, pero que con el correr de la película asoma desde el fondo y tiende una de las líneas más interesantes del relato. Un poco como su universitaria encarcelada en Leonera y la médica de emergencias que debe atender todo tipo de desgracias en medio de la noche bonaerense (Carancho), en Elefante blanco Martina Gusmán vuelve a interpretar una chica cuya extracción social choca contra el contexto al que se ve, voluntariamente o no, arrojada. En un momento conflictivo (falta de pagos, materiales, etcétera), un obrero de la villa le espeta a su personaje que ella, después de todo, al final del día, tiene su “casita” a la cual volver. “El mío es un personaje de clase media que no tiene las cosas de arriba, pero tampoco pertenece a ese lugar”, dice Martina. “Ella le dice al obrero que la cuestiona: ‘Sí, yo tengo mi casita pero estoy tratando de hacer algo para que vos tengas la tuya’. Es esa situación en la que el que no vive en la villa siempre va a ser un extranjero. El de extranjero es también el lugar del que hace una película ahí y en general también del que va a verla, pero creo –y esto lo digo como espectadora de las películas de Pablo– que él tiene la capacidad de meterse en estas realidades y, sin dejar de reconocer su lugar, embarrarse, con empatía, permitiéndote ponerte en la piel de otro, y acceder a una realidad ajena, involucrándote, emocionándote con situaciones que para otros son reales.”

En otra escena es el propio personaje de Luciana el que comenta esa situación de extranjería, cuando le cuenta a Nicolás que Julián proviene de una familia acomodada y cómo se ha ido desprendiendo de las propiedades heredadas e invirtiéndolo todo en la villa sin que sus superiores de la Iglesia se enterasen. Ellos son, dice Luciana, un poco en broma pero no tanto, algo así como chicos bien que eligieron ser pobres. “Pasa algo raro con ese comentario de Luciana”, dice Trapero. “Yo, que no me crié ni en una villa ni en una familia como la del padre Julián, que crecí en San Justo, en un barrio bastante común, puedo decir lo que veo desde mi lugar de clase media. Cuando alguien dice, como Luciana, ‘ése está jugando a ser pobre’, no sé, pienso que de última ese tipo vive ahí, con los pobres, se mete. La gran diferencia es que tarde o temprano quizá puede salir, se puede ir a su departamento cada tanto. Se tiende a mirar con sorna al tipo que por lo menos investiga qué es lo que puede hacer, y qué sé yo: si fueran muchos más los que ‘se hacen los pobres’ para tratar de entender a los otros, capaz que se podrían hacer muchas cosas más. Es complejo pero pasa en muchos otros aspectos de la vida: si los que están en los extremos cruzan un poco la mirada es probable que se genere algo de ese cruce, más que si cada uno ignora al otro.”

Se trata de un tema, el de la mirada burguesa sobre los pobres, que interpela también y con particular fuerza al que va al cine a ver una película de “tema social”, y no menos a quienes hacen ese cine.

Trapero: Yo me formé como espectador y director con un tipo de cine que dialoga con la realidad, pero también sé que cualquier manera de expresión artística es burguesa. Desde siempre, es así: ya sea porque te mantiene un mecenas y pudiste salir de tu sucucho, o porque tuviste la suerte de venir de una familia que te permitió poner tu energía en construir una obra y no tener que salir a laburar para pagar el morfi. Incluso si venís de la situación más lumpen, desde el momento en que te pagan por tu laburo artístico ya estás ahí. Por ahí es una obviedad, pero creo que es la misma razón por la que fracasa el punk: porque no tiene sentido vender discos si sos punk. En mi caso, como espectador y director prefiero que esas dos horas de reflexión un poco culposa que puede proveer una película con trasfondo de violencia social sean dos horas que estimulen mis sentidos estéticos, que se pueda hacer anclaje en el poder emocional de la historia. Por eso es importante que al presentar situaciones como las de los chicos que están tirados ahí arriba, en el Elefante blanco, fumando paco, no esté filmado como una escena dantesca. Forma parte de un relato, y sí, esos pibitos tirados están hechos mierda, pero también hay que abandonar un poco la mirada distanciada de clase media para ver que, después de todo, también hay mucha gente afuera de la villa que está dopada todo el día, con Valium o Rivotril. Conozco mucha gente con –como dicen en la villa– la billetera gorda, que se la pasa empastillada para estar un poco mejor con la realidad, alimentando mientras tanto un circuito de médicos y laboratorios y farmacias. Son situaciones que parece que le son lejanas a la clase media, pero en las que hay muchos elementos que, si las pensás y las planteás bien, podés verlas más cercanas: podés comparar al pibito con la bolsa de Poxi-ran con el señor que sale de la farmacia con un frasco de ansiolíticos.

Ahora que ya terminaste, ¿qué dirías que fue lo más difícil de filmar en la villa?

–Entrar y salir todos los días y pensar en esto todo el tiempo, tratar de encontrar un equilibrio, entender y mantener cierta lucidez y no irte muy angustiado porque ves cosas muy dolorosas, quilombos de todo tipo. Mucha gente, mamás especialmente, nos decían que por ahí hacía quince días que los pibes no fumaban nada porque estábamos ahí y algunos por ahí laburaban para la película, se ganaban unos mangos haciendo algo, o simplemente por la curiosidad de quedarse mirando y –nos decían– por tener algo para hacer. Se vuelve intenso incluso habiendo estado un período relativamente corto. Y hoy sigue siendo raro porque, efectivamente, yo me vuelvo acá a mi oficina en Palermo, y sigo trabajando en la película y sigue vibrando ese contraste.

© Escrito por Mariano Kairuz y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo 13 de Mayo de 2012.


Asociación Atlética Argentinos Junios... De Alguna Manera...

Los duendes se quedaron en La Paternal…

Lombardi y Tujschinaider, responsables del film que se estrenó en los cines General Paz y Artecinema. Imagen: Pablo Piovano.

El director Diego Lombardi y el productor Víctor Tujschinaider se lanzaron a un proyecto romántico: hacer una película sobre un club de barrio, con sus mitos y sus historias. El trabajo incluye, por supuesto, testimonios de Maradona.

Los relatos épicos no siempre están hechos de enormes héroes con un claro destino dorado en el horizonte. Las más de las veces están construidos sobre luchadores que desafían las posibilidades, que caen una y otra vez y que después de cada ocasión en que tropiezan vuelven a levantarse. En fútbol, salvo por un puñado de equipos privilegiados, lo que prevalece son las historias de sueños que se renuevan en cada esquina. Esa carrera llena de tropezones –pero también de recuerdos exquisitos– impulsó a Diego Lombardi –director– y a Víctor Tujschinaider –productor– a llegar a destino con Bichos Criollos, el documental sobre Argentinos Juniors que se estrenó ayer en los cines General Paz (Av. Cabildo 2702) y Artecinema (Salta 1620).

Pocos equipos del linaje de Argentinos han pasado por una diáspora como la del club de la Paternal, con ascensos, descensos y exilios que intercalan alegrías y orgullos junto con los porrazos. Por eso, en un documental por el que pasan desde hinchas comunes hasta al propio Maradona e incluso la voz en off de Gabriel Schultz, Tujschinaider –quien además desde su rol como periodista de TyC Sports fue el artífice de la presencia del 10– afirma que “Argentinos hoy es los once que salen a la cancha el domingo, pero no es solamente eso, hay mucho más. Hay una historia, hay muchas identidades, hay familias”.

Un relator, un grito de gol desaforado, inesperado, inicia el film: es la referencia al último campeonato conseguido por Argentinos, hecho ocurrido durante el rodaje y que, según cuentan los responsables, los obligó por razones felices a tener que modificar toda la estructura de la película. Ese grito, quizá, de alguna manera, es también el desahogo del trabajo de más de cuatro años, ciclo atravesado con “amigos, gente que le puso ganas, hinchas –dice Lombardi–. Hay muchos técnicos que son hinchas”. A pulmón fue la cosa, comenta el director –periodista y además uno de los fundadores del Museo del Templo del Fútbol–, aunque hubo jornadas que implicaron operativos más complejos –como fue el caso de la entrevista a Maradona en el club–, donde los colaboradores “no me cobraban, pero después los invitaba a comer a todos”.

El film reúne fotos, imágenes de archivo que incluyen varias perlas de la historia del fútbol, y entrevistas a numerosos protagonistas del transitar del Bicho. Pero también se marca la conexión con el barrio desde sus orígenes (con su rojo tradicional ligado a las raíces socialistas y anarquistas de sus miembros fundadores), lo que no deja de ser significativo si se tiene en cuenta que Argentinos se recibió con el correr de las décadas de equipo trashumante: llegó a jugar de local durante los ’90 en Mendoza y en Miami. El documental atraviesa también esa circunstancia, que llevó a que el Tifón de Boyacá –otro de sus apodos– recolectara seguidores de diversas locaciones. Pero ahora que desde hace nueve años está de nuevo en su histórico predio, la vida del barrio se va entretejiendo con la de la cancha, algo que los realizadores a su vez quieren estimular a través de la película. “Quieras o no –dice Tujschinaider–, tener la cancha en acción es un pulmón, es un corazón que va bombeando todo el tiempo y que ayuda al barrio; el fútbol es un hecho cultural, es innegable.”

Si bien la película se pudo estrenar en salas y ya están apuntando a proyectarla en la cancha, Lombardi confiesa que hubo momentos en los que se sintió el cuesta arriba: “Siendo miembro del museo, un sábado lo fui a abrir a la mañana –porque el museo abre martes, jueves y sábados–, estaba solo y era un momento donde se me había ido la editora, estaba totalmente estancado el documental, no salía, no salía, no salía... Medio que empecé a mirar las fotos de los fundadores, de los jugadores, y empecé a hablarles o decirles ‘Muchachos, ayúdenme a sacar esto, porque es para ustedes también’. Ahí dije: ‘para estar haciendo muy bien esto no estoy, pero bueh...’.” Cuestiones fantasmales al margen, Tujschinaider coincide en la idea de considerar al trabajo “un homenaje a mi viejo y un legado para mis hijos. También es un homenaje a todos los que pasaron por Argentinos, a todos los que hicieron Argentinos”.

Mientras que la primera mitad se centra más en lo histórico, la segunda mitad del film se apoya sobre la figura de Maradona, a quien se marca como el antes y el después para el fútbol de Argentinos Jrs., luego de su aparición allá por fines de los ’70. A la reconstrucción biográfica, se le suma una entrevista que viene del archivo de Tujschinaider y que él mismo le hizo hace ya más de quince años y otra actual (realizada durante su etapa de director técnico de la Selección Nacional) que implicó un esfuerzo de producción; “el documental no podía salir sin Maradona”, dice Lombardi.

La historia futbolera se construye siempre a fuerza de hechos, memoria y mitos de barrio, como el que relata que en una manzana vecina a la cancha había un circo y un día se necesitaron pelotas para un show, por lo que fueron a pedir ayuda al club, que proveyó los balones. Al devolverlas, sigue la leyenda, las pelotas volvieron con duendes en su interior, “eso cuentan los viejos, ¿viste? –rememora Lombardi–, y a partir de eso aparece la magia del toque, del manejo de la pelota, porque los duendes se quedaron acá”. Bichos Criollos narra el devenir de un equipo que tiene el lujo de haberse hecho conocido como El Semillero del Mundo.

© Escrito por Diego Braude y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el viernes 18 de Mayo de 2012.


martes, 15 de mayo de 2012

"No tan ma..." De Alguna Manera...

Cristina admitió que los fondos de Santa Cruz se evaporaron...


Escandalosa confesión y mentiras de ocasión. Finalmente se supo, ya no hay lugar para dudas ni malentendidos, Cristina Fernández blanqueó de una vez y para siempre que los fondos de las regalías depositados en el exterior ya no existen. Fueron. Se evaporaron como una nube ingrávida y sutil.

“(Él) dejó 650 millones de dólares cuando se fue de esa provincia (se refiere a Santa Cruz) en efectivo”… “Y realmente durante…bueno los posteriores gobiernos no voy a decir nombres, todos saben quiénes fueron gobernadores, pero los fondos se evaporaron con aumentos, que bueno sí aumentos que los sindicatos lograron maravillosamente, pero que hoy no hay plata para pagarlos”.

Con la declaración oficial del paso a la inmortalidad de los fondos la presidenta no solo anuncia lo que Peralta predica sin ser escuchado “no hay un peso más para los estatales de Santa Cruz”, sino también decreta la prescripción de 15 años de impunidad en el manejo de esos dineros que el entonces gobernador Néstor Kirchner gestionó a comienzo de los noventa a cambio de su apoyo a la privatización de YPF, y luego administró por cuenta propia sin fiscalización de los contralores y bajo el amparo de una justicia cómplice que sepultó todo intento de investigación sobre el destino de los fondos. Con sus dichos la presidenta redime su pasado y anuncia sin miramientos que hoy en Santa Cruz no se pueden pagar sueldos por culpa de los aumentos que irresponsablemente reclamaron los gremios estatales, e irresponsablemente otorgaron gobernadores innombrables.

Según Cristina Fernández se trata de 650 millones de dólares y no de 1.200 como ella misma contaba con autosuficiencia en sus tiempos de diputada provincial cuando explicaba cómo su esposo gobernador había operado maniobras financieras de compra venta de acciones de YPF que multiplicaron por dos la suma original recibida del gobierno de Menem.

¿Qué ocurrió con los restantes 550 millones de dólares? Según Cristina, ”se gastaban apenas el 40 por ciento en gastos corrientes, el resto se destinaba a obra pública, una obra pública que gestionábamos con nuestro dinero”. Lástima que en Santa Cruz nunca nadie avisó de tan pródiga distribución de la riqueza, toda vez que el dinero viajó por plazas financieras mundiales sin dejar rastros, o peor, dando pistas engañosas como cuando Cristina Fernández en la sesión de Diputados del 21 de Octubre de 1993 aseguraba “hasta el habitante del último pueblito de Santa Cruz debe saber que la Provincia tiene doscientos millones de dólares depositados en la reserva federal de los Estados Unidos, la única entidad que puede garantizar un monto de esta envergadura con riesgo cero” respondiendo de este modo a un pedido de informes de la oposición. “¿Cómo se pude ocultar el manejo de 630 millones de dólares?” desafiaba Cristina a sus pares quienes recién se enterarían por las vías institucionales del destino de esos fondos diez años después, cuando por primera vez la información fue remitida a la legislatura tal como ordena la constitución. Néstor ya era candidato a Presidente y había que cuidar las formas. Sobre todo después que la Reserva Federal hizo público que jamás en su historia había tomado en depósito fondos de Santa Cruz.


La presidenta dijo sin sonrojarse que el descalabro de la economía provincial es culpa de la política salarial errática de los sucesores de Néstor Kirchner en la gobernación, sugiriendo que Acevedo y Peralta no tendrían que haber blanqueado salarios vergonzantes con 50 pesos de básico, regularizado a cerca de 10 mil trabajadores en negro, y convocado a paritarias después de 16 años de aumentos por decreto.

Lo cierto es que las señales de alerta para el gobernador Peralta se intensificaron en los últimos días y le llegan de todos lados. Apenas pudo comenzar a cumplir con el pago de salarios escalonados y fuera de término; los servicios esenciales están en crisis, y el marco interno le es insoportablemente hostil. Mientras el intendente de la Capital Raúl Cantín lo deja en evidencia pagando salarios en tiempo y forma “y sin ayuda de la provincia” como dijo un funcionario municipal por el canal oficial de tv, el intendente de Caleta Olivia José Córdoba anuncia la absorción en el presupuesto municipal de mil subsidios para desocupados declarando que en la provincia hay 5 mil personas en esta condición, y radicando una denuncia penal en contra de su antecesor, el vicegobernador Fernando Cotillo por el pago millonario de obra pública inconclusa.

Paradójicamente y contrariamente a lo que vocifera la propaganda oficial la estatización de YPF dejó al gobernador Peralta sin los auxilios habituales que don Enrique Eskenazi habilitaba a través de los adelantos de regalías, ni los 600 millones de pesos que el gobierno esperaba como maná del cielo tras la firma de los cánones por producción que YPF Repsol, previsor y visionario, nunca llegó a firmar.

El discurso k escrito en Olivos y amplificado en la provincia por un sector de la UCR y por los enemigos internos de Peralta reza que Néstor y Cristina dejaron una provincia ordenada y con numerosos recursos, y quienes vinieron después echaron por la borda tanta bonanza. Una versión de manual para el turista y para el consumo de incautos u oportunistas, que intenta despegar al gobierno nacional de cada una de las decisiones que tomó el actual gobernador Daniel Peralta.

Nadie que se haya anoticiado de las movilizaciones de 2007 puede ignorar que la revolución salarial que se produjo por presión de los estatales fue ordenada por un Néstor Kirchner urgido por los tiempos electorales.

De todas maneras la peor noticia para el gobernador le llegó a través de una resolución del Tribunal Superior de Justicia que no admite ”los pagos parciales” y lo intima a que envíe los fondos comprometidos advirtiendo que el incumplimiento de dicha remisión “afecta la autarquía del poder judicial alterando seriamente el servicio de Justicia que debe prestar el estado”. Para algunos extremistas una de las causales de juicio político al gobernador por “falta de cumplimiento de los deberes de su cargo”.

Mientras acusa recibo el gobernador Peralta cuenta los días que restan para llegar a Junio, nunca estuvo tan lejos.

© Escrito por Héctor Barabino y publicado por la Agencia OPI de Río Gallegos, Santa Cruz el martes 15 de Mayo de 2012.


domingo, 13 de mayo de 2012

Panqueques a la Grondona... De Alguna Manera...

Los motivos de un “panquecazo”...

 Julio Grondona. Foto: CEDOC

Grondona había aprobado el formato de campeonato que querían los representantes de los clubes. Pero tuvo un llamado de arriba y todo cambió.

Señor 2: Ya hablé con todos y consensuamos que sigan los torneos cortos.

Señor 1: Bueno, andá para adelante. El martes lo aprobamos en Comité Ejecutivo.

El “Señor de los anillos” (todo pasa), el uno, descansaba en Loma Verde, en el campo familiar. El Señor dos lo llamó por teléfono el jueves 3 para avisarle lo que habían decidido, por amplísima mayoría, los dirigentes del fútbol argentino: dos campeonatos, dos campeones. Sin esgrimir argumentos contrarios, el Señor uno dio el sí. Lo raro empezó después.

El sainete cuenta con actores elegidos de un casting de fútbol y, también, de la política nacional. Una fuente de un club importante de Primera División le confirmó al diario PERFIL que hubo un llamado del presidente de Lanús, Nicolás Russo, a Julio Grondona. Russo está a cargo de la Comisión de Torneos, un organismo creado como parte de la nueva estrategia del titular de AFA; para que los dirigentes crean que se sientan a la mesa en la que se decidirán asuntos estructurales.

La burbuja democrática duró lo que tardó Grondona en desactivar la decisión colectiva: un día. El viernes 4, se cambiaron los roles. Fue Don Julio el que llamó a Russo y lo conminó a cambiar de idea; había que jugar una final. Un allegado al Jefe, lo justifica: “Nos conviene tener un gran campeón y no dos campeoncitos”. Hojarasca.

El guión tiene actores de reparto y un protagonista: el Gobierno. “Me llamaron: tiene que haber un sólo campeón”, retransmitió Grondona a sus adláteres. Así se lo confió a PERFIL alguien que participó del boceto que escribieron los dirigentes; ése del campeonato que querían todos.

El poder. Los interlocutores de la Casa Rosada son el secretario Legal y Técnico, Carlos Zannini, y el ministro de Justicia y Derechos Humanos,  Julio Alak. Son los hombres que tienen la pelota desde que Aníbal Fernández pasó a ser senador. Ya sin peso en AFA, el ex jefe de Gabinete había salido al cruce en la semana en el programa Rock and Closs, ante los rumores que emparentaban al Gobierno con el nuevo formato: “No hay injerencia en el torneo, sólo compramos los derechos”.

La pretensión es bajar el nivel de histeria y conflictividad. Ergo, reducir la violencia en el fútbol. Esa es la cuenta que se hace: un campeón equivale a la mitad de tensión que dos. Sin embargo, los dirigentes de Primera desconfían del éxito de la teoría. Lo raro empezó después, otra vez: por unanimidad, los hombres de los clubes votaron el campeonato que nadie quiere jugar.

El único que se opuso abiertamente fue Boca. Juan Carlos Crespi, vicepresidente segundo, le reprochó a Grondona: “Hace quince días votamos un formato (en verdad, lo que hicieron fue consensuarlo) y ahora es un papelón que lo cambiemos. ¿Qué digo yo en mi club?”. Grondona gritó y ensayó una puesta en escena, a partir del desalineamiento. Al Señor del anillo no le había gustado que lo evidenciaran.

La dupla que llama al teléfono rojo de la calle Viamonte la componen Zannini y Alak. Son quienes, desde el Gobierno, monitorean a Grondona. De ellos parten ideas y eventuales modificaciones sobre asuntos del fútbol. En tanto, Cristina, también, suele escuchar los consejos de su hijo Máximo. No es casual la participación de Alak. El ministro cuenta con experiencia en materia futbolera. Por lo bajo, Gastón Cogorno y Rodolfo Molina reconocen que Alak interviene en el día a día de Racing. De hecho, fue el ex intendente de La Plata quien gestionó el predio que ahora el club de Avellaneda tiene en el partido de Esteban Echeverría.

Silenzio stampa. El operativo seducción distó de retórica. Apenas consistió en un aspecto económico, que ni siquiera puede resultar atractivo para las economías de los clubes: un millón de pesos (hoy, 227 mil dólares) para el ganador de cada torneo y la misma cifra, además, para el campeón. Los dirigentes agacharon la cabeza y refrendaron el “sijulismo”. En términos financieros, hay una razón: casi todos los clubes tienen en default la cuenta corriente con la AFA. Un dirigente de un club sin deudas, se excusó en off: “No íbamos a ir a la guerra con Grondona por el tema del campeonato”.

En efecto, el estímulo del premio como argumento es tan endeble como los mismos antecedentes: sólo en el primer año de contrato con el Fútbol Para Todos, Grondona les pagó a los clubes los 25 millones de pesos para operativos de seguridad. Nadie alza la voz. No es raro; todo pasa.

“Estamos pintados”, se queja ante este medio un dirigente que, al igual que todos, pide no ser nombrado. El ninguneo consistió en desoír a la Comisión de Torneos, que tenía como única función definir con qué formato se jugaría la próxima temporada del fútbol argentino; los encargados eran Miguel Angel Silva (Arsenal), Enrique Lombardi (Estudiantes de La Plata), Nicolás Russo (Lanús), Guillermo Lorente (Newell’s), Horacio Martignoni, Francisco Marín y Fernando Araujo (categorías del Ascenso) y Alfredo Derito (torneos del Interior).

Cuentan que por el enojo, el presidente de Lanús se desenfocó. Tras recibir el llamado de Grondona le comentó a algunos allegados que estaba dispuesto a renunciar al cargo en AFA. Después, lo raro: en la reunión de Comité Ejecutivo del martes pasado, sonrió y acomodó su discurso a la pretendida bajada de línea.

El campeonato “por orden de arriba”, como explica Grondona en su círculo íntimo, se jugará sin el gusto de los directivos. Mientras, los futbolistas callan. El torneo que retoma la inédita modalidad de 1991 se disputará como la Casa Rosada le mandó a decir a la Casa Madre del fútbol. Ese lugar que perdió hace un tiempo la posesión de la pelota.

La historia de las mil vueltas. Entre el miércoles 2 y el viernes 4 de mayo circularon tres proyectos distintos sobre el formato del campeonato. El primero ya había sido consensuado por los dirigentes en la anterior reunión de Comité Ejecutivo de AFA. El mismo mantenía el esquema actual, pero eliminaba las promociones y contemplaba tres descensos directos en lugar de dos. Uno de ellos correspondería a quien saliera último en la tabla anual. También introducía leves modificaciones en lo que tenía que ver con las clasificaciones a la Copa Libertadores y Sudamericana.

El jueves 3 comenzó a evaluarse la alternativa de que los campeones disputaran una final en territorio neutral. El ganador jugaría una final contra el campeón brasileño en Miami o Japón. Julio Grondona se había comprometido a gestionar el nuevo torneo internacional, y a vender sus derechos televisivos. La idea fue tomando forma, pero fue el propio presidente de la AFA quien la abortó por indicación de funcionarios del Gobierno nacional.

Una propuesta que aún sigue siendo estudiada en la calle Viamonte es la organización de la Supercopa argentina. ¿Quienes la protagonizarían? El triunfador de la súper final y el de la Copa Argentina.

© Escrito por  Marcelo Rodríguez y Gabriel Zandoná  y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 12 de Mayo de 2012.


Samuel Morse... De Alguna Manera...

Samuel Finley Breese Morse...   

De nombre completo Samuel Finley Breese Morse, nació el 27 de abril de 1791 en Charlestown, Massachussets. Dio inicio a sus estudios en la Academia Phillips de Adover, de donde pasó al Yale College.

En sus años de estudiante descubrió en él cierta vocación para la pintura y decidió dedicarse a ella, pero también se atraía por los recientes descubrimientos y experimentos respecto a la electricidad. Por una temporada, trabajó en Boston para un editor y luego viajó a Inglaterra para estudiar pintura en la ciudad de Londres, hasta que se convirtió en pintor de escenas históricas.

Cuando regresó a su país notó que las pinturas de escenas históricas no gustaban entre sus paisanos, por lo que dio un giro hacia la especialización del retrato. Para 1825 en Nueva York, era uno delos retratistas más importantes del país y era parte de los grupos intelectuales más distinguidos. En 1826 fue uno de los fundadores y primer presidente de la Academia Nacional de Dibujo.

Su latente interés por los asuntos de la electricidad se concretó durante el regreso de un viaje por Europa. Cuando estudiaba en Yale aprendió que si se interrumpía un circuito se veía un fulgor y se le ocurrió que esas interrupciones podían llegar a usarse como un medio de comunicación. Esta posibilidad lo obsesionó.

Al llegar a tierra de aquel viaje en 1832 ya había diseñado un incipiente telégrafo y comenzaba a desarrollar la idea de un sistema telegráfico de alambres con un electromagneto incorporado y el 6 de enero de 1833 realiza su primera demostración pública con su telégrafo.


A la edad de cuarenta y un años, se internó en la tarea de construir un telégrafo práctico y despertar el interés del público y del gobierno en el aparato para luego ponerlo en marcha. En 1835 apareció el primer modelo telegráfico que desarrolló Morse. Dos años más tarde abandonó la pintura para dedicarse completamente a sus experimentos, mismos que opacarían rotundamente sus méritos como pintor.

En 1838 había perfeccionado ya su código de señales, que a base de puntos y rayas llegó a conocerse y usarse mundialmente como "Clave Morse". Intentó implantar líneas telefónicas primero en Estados Unidos y luego en Europa pero ambos intentos fracasaron.
Por fin, Morse consiguió que ante el Congreso de su país se presentara un proyecto de ley para proporcionarle 30,000 dólares designados a construir una línea telegráfica de 60 kilómetros de longitud. Varios meses después el proyecto fue aprobado, y la línea se extendería a lo largo de 37 millas entre Baltimore y Boston.

El 24 de mayo de 1844 la línea transmitió el mensaje que se haría tan famoso: "¿Qué nos ha enviado Dios?". A pesar de lo notable de su trabajo, Morse debió enfrentarse a la oposición de supersticiosos que culpaban a su invento de todos los males. Además, el invento estaba siendo desarrollado simultáneamente en otros países y por otros científicos, por lo que Morse se vio envuelto en largos litigios para obtener los derechos de su sistema; mismos que le fueron reconocidos en 1854 por la Suprema Corte de los Estados Unidos.Con su invento, Morse ganó una gran fortuna y compró una extensa propiedad y en sus últimos años se dedicó a hacer obras filantrópicas, aportando sumas considerables a escuelas como Vassar College y la Universidad de Yale además de otras asociaciones misioneras y de caridad.
Samuel Morse murió en la ciudad de Nueva York, el 2 de abril de 1872.

Codigo Morse

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De Osvaldo Bayer a Hebe Bonafini... De Alguna Manera...

Duras críticas de Bayer a Hebe Bonafini...

Otros tiempos... Hebe de Bonafini y Osvaldo Bayer, en la apertura de Culturar.

“Hebe llevó a la perdición a las Madres cuando las hizo oficialistas ”, dijo el historiador, Osvaldo Bayer, en un reportaje con la revista Sudestada , sobre la titular de las Madres de Plaza de Mayo, Hebe Bonafini.

“La que se enojo a muerte y se enojo para siempre fue Hebe Bonafini, porque critiqué al gobierno. En 6,7,8 dije las cosas buenas y las malas porque es la realidad. Realmente hay que sufrir cuando uno ve a los pibitos desnutridos, o la gente vendiendo trapos en las calles y los cagan a palos. Hay cosas tan injustas. No hay que esconder la realidad.

A Hebe no le podés hablar mal del gobierno ”, explicó Bayer que sostuvo que después de esa entrevista en el programa 6.7.8, Bonafini lo llamó para pedirle explicaciones y le cortó el teléfono.

“A mí Schoklender nunca me habló. Nunca le hablé mal de él porque conozco a las mujeres cómo son con sus hijos, que les perdonan todo. Hebe, no sé por qué, se sintió madre de Schoklender. Y de repente, corta conmigo porque yo digo eso de las villas miseria. ¿Qué había pasado? Para mí, Schoklender le cambió la mentalidad . Es algo inexplicable, viejo”, sostuvo el autor de “La Patagonia Rebelde”. “Los organismos de DDHH tienen que mantener esa línea de independencia. Y Hebe llevó a la perdición a las Madres cuando las hizo oficialistas”, criticó. “Los organismos de DD.HH. tienen que mantenerse sin intervenir políticamente, y criticar y defender los derechos de todos”, agregó Bayer.

© Publicado por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 12 de Mayo de 2012.


Osvaldo Bayer: “En democracia, la autocrítica significa dar un paso adelante”...
 
Bayer: repasó su vida y obra en una charla amena en el stand de Ñ.

Una larga entrevista publicada por la Editorial Continente y una serie de TV en el Canal Encuentro repasan la vida del escritor argentino, que nos visitó en la Feria del libro.

La tapa de Osvaldo Bayer íntimo. Conversaciones con el eterno libertario, el libro de Julio Ferrer (Ed. Continente) que ambos presentaron en la Feria muestra a un joven Bayer saliendo de Alemania, con el fondo de una casa agujereada por las balas de la Segunda guerra. El está parado, posando, valija en mano. Es su regreso del exilio, el viaje de vuelta a su Argentina. Es el principio de otra historia, para él y para la Argentina.

“Estoy muy agradecido y feliz. De ser perseguido por mis libros, de tal manera que tuve que irme, ahora llega este reconocimiento”, dice Bayer. Se refiere al libro de Ferrer, claro, una gran entrevista que vuelve al texto casi una autobiografía autorizada, y también a una serie de cuatro capítulos titulados Mundo Bayer, que se ve los viernes en el canal Encuentro. Pero hace una pausa Bayer, y dice que también siente pena. “Por Rodolfo Walsh, Paco Urondo y Haroldo Conti, que como otros, no puedan disfrutar de los homenajes que también les hacen a ellos”.

Hay tiempo para hablar del pasado con Bayer, que esta bien presente. Entre esos temas, aparece la controversia por el libro de Ceferino Reato montado sobre una entrevista al genocida Jorge Rafael Videla. “No tomó mal el hecho de que Reato haya hecho un libro sobre Videla y se publiquen sus declaraciones. Se ve lo mezquino que es su pensamiento...su inhumanidad”, dice sobre el dictador. Y luego agrega que hay sólo un punto en el que le da la razón a Videla, en que fue una equivocación que los militares dieran el golpe, que hubiese sido mejor apoyar al gobierno peronista que estaba haciendo la misma represión pero con otras reglas. “Cuando uno piensa lo de la Triple A parece increíble que haya pasado eso en una democracia”, advierte Bayer, como lo advierten otros tantos.

Y vuelve sobre la necesidad de una autocrítica en los dos partidos mayoritarios de este país. “En el peronismo falta esa autocrítica sobre el gobierno de Isabel, sobre López Rega, ese personaje, y también falta preguntarse cómo Perón nombró como ministro a un ser así”, repite el autor de La Patagonia trágica. Falta esa autocrítica y muchas otras, como la que debieran hacer los radicales sobre algo que siempre han callado, las tres más grandes masacres obreras, que no fueron hechas por una dictadura si no por el gobierno de Irigoyen. “La Semana Trágica de enero del 19, la patagonia rebelde y el fusilamiento de los peones rurales y, luego, los hacheros de La Forestal”, enumera Bayer, tres temas a los que les ha dedicado buena parte de su obra, de su historia. “En democracia, la autocrítica no significa dar un paso atrás sino uno adelante”, avisa este hombre que como el alemán Günter Grass, Rodolfo Walsh y David Viñas, nació en 1927.

Un descendiente de alemanes que vio como en su barrio de Belgrano, en el terreno que ocupaba la juventud hitleriana, que era masiva en Buenos Aires, ahora hay una sinagoga. “Me da ganas de tocarles el timbre y contarles esa historia”, dice Bayer. Menos ganas tiene de hablar sobre el juicio millonario que los nietos de Martínez de Hoz le iniciaron por su película Awka Liwen (Bayer escribió el guión). Los Martínez de Hoz dicen que lesiona su “buen nombre”. Y Bayer contesta que fundamenta sus trabajos en documentos y fuentes fidedignas. “Tengo certeza de que voy a ganar ese juicio, pero como todavía hay un 30 por ciento de jueces que vienen de la dictadura, puede ocurrir cualquier cosa”, advierte. 

Como también señala las deudas de la democracia actual, un reclamo que repite cada vez que puede. ¿Qué pide? Que ahondemos la democracia, que salgamos de los personalismos, y que empecemos a resolver problemas como el de las villas miseria. “Siempre sostengo, como eslogan, que mientras haya miseria no hay democracia”, dispara. Pero no todas son pálidas. Bayer celebra el presente: “Me pregunto que está pasando en la Argentina, que de perseguido por la Triple A, ahora me publican libros”.

© Escrito por Horacio Bilbao y publicado en la Revista Ñ de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el viernes 4 de Mayo de 2012.


Binner y Alfonsín... De Alguna Manera...

Binner y Alfonsín en el laberinto progresista…


Quienes obtuvieron el segundo y tercer lugar en las últimas elecciones presidenciales han justificado en los últimos días su apoyo enfático (aunque “en general”) a la confiscación de YPF como un homenaje a los principios y las tradiciones históricas de sus respectivos partidos. Los argumentos utilizados fueron muy similares, y puede que convergentes : adhieren al proyecto oficial, dicen, para dejar en claro que son los auténticos heraldos del estatismo y el nacionalismo económico, y porque será a la luz de su testimonio iluminador en la defensa consecuente de esas ideas que tarde o temprano la sociedad habrá de reconocer que el kirchnerismo no es más que una simulación oportunista, una versión degradada de dichos ideales que debe ser “superada” y reemplazada por la que ofrecen alguno de ellos, o los dos juntos.

Aunque ni Binner ni Alfonsín se han referido a ellas, es oportuno llamar la atención sobre otras razones menos históricas y más inmediatas que los inclinaron a apoyar la “recuperación de YPF” y que, pese a no ser tan coincidentes como las anteriores, pueden también alentar la convergencia entre ellos: para los socialistas, y para el FAP en general, dar su apoyo a esta ley era la conclusión obligada de una estrategia que se viene desplegando desde hace tiempo, y de la que no cabría dudar pues sería la causa de los logros cosechados recientemente; en tanto para Alfonsín, igual que para otros radicales progresistas, votar la ley se presentó como lo contrario, la oportunidad para cambiar una estrategia equivocada que estaría en el origen de los últimos fracasos y desilusiones. Veamos.

Los socialistas entienden que los votos recibidos en octubre pasado, y que convirtieron a Binner en una figura nacional y al FAP en la “principal alternativa al kirchnerismo” cabe atribuirlos a su pretensión de encarnar el “progresismo verdadero” y a las consecuencias prácticas de dicha apuesta: la toma de distancia respecto a la “oposición de derecha” (el resto de la oposición política, los medios independientes, los empresarios, etc.) y el voto a favor de proyectos oficiales de tinte “progresista” como la ley de medios, la estatización de los fondos de pensión y otros por el estilo. 

Según esta interpretación, además, el FAP no debería preocuparse mayormente por las consecuencias que ha arrojado la aplicación de esas leyes por parte del kirchnerismo: al señalamiento de los efectos indeseados u objetables que varias de ellas han tenido tanto para los directamente afectados, los jubilados, los periodistas, etc., como para la economía y la democracia en general, los líderes socialistas replican que ellos no tienen por qué rendir cuentas de esos resultados porque votaron “de acuerdo a sus convicciones”, de cuyo carácter virtuoso no cabría dudar, y la buena o mala aplicación es exclusiva responsabilidad del Ejecutivo. 

En esta curiosa inflexión principista se evita cualquier consideración más pragmática y matizada sobre las razones del voto ciudadano: se ignora el hecho de que muchos de quienes escogieron las listas del FAP el año pasado lo hicieron a pesar de que sus legisladores habían adherido a esos proyectos oficiales y no debido a que lo habían hecho, y se desconoce la considerable distancia que existe entre las creencias de los militantes y las de la mayoría de los votantes, así como el hecho harto evidente de que a la enorme mayoría de la sociedad la coherencia doctrinaria le importa bien poco y tiende a valorar más que objetar eso que el FAP tanto le critica al gobierno, el hecho de que detrás de la declamada inflexibilidad y la supuesta gravitación de las convicciones progresistas en la gestión se esconde el muy flexible pragmatismo peronista.

En cuanto a los radicales de izquierda, la coyuntura también los está empujando a sobrevalorar algunas de sus creencias compartidas con socialistas y kirchneristas, aunque por las razones opuestas: estiman haberse corrido demasiado “a la derecha” cuando se aliaron con De Narváez y haber sido castigados en las urnas debido a ello, así que buscan corregirse alejándose lo más posible de esas influencias, que se expresan hoy, por caso, en el republicanismo de los medios, en las propuestas de alianza del macrismo o en los pronósticos de crisis de los economistas.  

 El sueño de “recuperar el voto radical recuperando la identidad histórica y la unidad de la UCR” aparece así como la guía práctica adecuada para devolver el rol de segunda fuerza al partido y el equilibrio a un sistema de partidos cada vez más inclinado hacia la hegemonía peronista. Como si la salida de su laberinto fuera sólo posible para el centenario partido retrocediendo en el tiempo hasta el momento en que, se cree, perdió el rumbo.

Puede que algo consigan Binner y Alfonsín con sus apuestas, pero difícilmente se acerque a lo que están buscando. Tal vez sería distinto si el peronismo no fuera capaz de generar su propia oposición, si no hubiera ya dispuestas en la arena otras ofertas competitivas, y si el constante y creciente abuso de poder por parte del oficialismo no despertara una también creciente expectativa de que alguien corra el riesgo de cargarse al hombro la defensa del estado de derecho y del liberalismo político. Valores que están presentes por cierto en los genes de radicales y socialistas, pero cuya defensa hoy no pareciera ser para ellos una urgente prioridad.

© Escrito por Marcos Navarro y ublicado por http://www.tn.com.ar el lunes 30 de Abril de 2012.