miércoles, 24 de marzo de 2010

Haroldo Conti... De Alguna Manera...

"Sin temor a errores"



Informes secretos y argumentos para prohibir y asesinar de la dirección de inteligencia bonaerense muestran como y por que se censuraba a escritores y dramaturgos. Haroldo Conti, Eduardo Galeano, Roberto "Tito" Cossa y Tato Pavlovsky son algunos de los escritores que estuvieron bajo la lupa de la censura de la Policía Bonaerense en el ’76.


En el legajo 2516, elaborado por la Asesoría Literaria de la Dipba en 1975, se "analiza" Mascaró, el cazador americano, de Haroldo Conti. Según el informe, la novela "propicia la difusión de ideologías, doctrinas o sistemas políticos, económicos o sociales marxistas tendientes a derogar los principios sustentados en nuestra Constitución Nacional".


Las actitudes del escritor –que se desprenden de la trama de la novela– son calificadas como apologéticas, respecto de los revolucionarios y guerrilleros, y como críticas o negativas, respecto de la represión, de la tortura indiscriminada y de la Iglesia Católica. Además de citar ejemplos textuales, el informante llega a una temeraria conclusión sobre los contenidos de Mascaró...


Afirma que el libro "presenta un elevado nivel técnico y literario" y añade que Conti "luce una imaginación compleja y sumamente simbólica". (...) "La novela consiste en las aventuras de un grupo de ‘locos’ que adquieren un circo (llamado Del Arca) y viajan por distintos pueblos (todos en estado de miseria y despoblación, donde aparece el ‘edificio’ de la Iglesia, pero nunca ningún sacerdote), y van ‘despertando’ en los pueblos que visitan el espíritu de una ‘nueva vida’ o bien podría interpretarse ‘una vida revolucionaria’ –precisa el asesor literario–.


La novela es muy simbólica, contada además en un tono épico, no definida en sus términos, pero con significados que dan lugar a pensar en su orientación marxista (apoyada por la Editorial Casa de las Américas, de La Habana, Cuba)." Y aunque hacia el final de las conclusiones reitera que "no existe una definición terminológica hacia el marxismo", el asesor dictamina que "la simbología utilizada y la concepción de la novela demuestran su ideología marxista sin temor a errores".



PRÓLOGO


Mascaró se me apareció hace cosa de tres años. Yo estaba vacío y triste, después de haber publicado En vida, y como ocurre siempre, pero en este caso muy especialmente, pensé entonces que no volvería a escribir una sola línea en todo el resto de mi vida. No me sorprende ahora haberme equivocado, a tal punto que en esos tres años escribí dos libros, aparte de otras cosas, porque eso me ocurre generalmente. Salvo los premios, no acierto por lo común en nada.

Bueno, yo estaba vacío y triste cuando un buen día escuché de un auténtico vagabundo la in-creíble historia del Príncipe Patagón. Me gusta escuchar a la gente. Creo que eso me salvó. Pegué un salto en el aire. Ahí tenía mi próxima novela. Tan clara la tenía que me abalancé sobre un papel y escribí de un saque el plan. Fue la primera vez que tuve el plan del principio al fin. Sirve tanto como un plan económico o el pronóstico del tiempo. Fue tan sólo un punto de partida, una especie de compromiso. Mascaró tenía que madurar dentro de mí. Eso me llevó su tiempo. Nunca me apresuro en esos casos. Sucede que llega un momento que la historia empuja tanto dentro de uno que sale afuera por sí sola. Así fue. Mascaró me hacía señas desde un costado de mi vida llamándome a su loco camino.


Pues bien, tanto empujó, que otro buen día, para cortar amarras, salté de golpe al camino, me marché inclusive de mi casa, abandoné todo y ahí empezó mi vida con Mascaró, es decir, empezó la novela que para mí es siempre un auténtico modus vivendi. Resumirla en un par de líneas no tiene sentido. Podría intentar una especie de comentario conceptual que, en definitiva, puede aplicarse tanto a Mascaró como a la Imitación de Cristo o a un libro de Napoleón Primero. Eso le corresponde, en todo caso, a los críticos. Contar la historia sin encarnadura sería falsificarla. Y contar la historia tal cual aconteció sería narrar la novela de nuevo. Porque aquel plancito creció y creció como un árbol y así entraron en esa historia desde mis más sencillos amigos, como Tony Beck o el capitán Alfonso Domínguez, alias "Cojones", hasta esta tierra de lucha y esperanza que se llama América.



Mascaró daba para todo. Creció y creció como un tremendo canto, y yo era a medias el cantor porque se juntaron tantas y tantas voces, que Mascaró realmente no me pertenece.


Ahora, a diferencia de esas otras veces, no he quedado triste y vacío, porque Mascaró sigue vivo y me demanda nuevos caminos. Siento, eso sí, la breve tristeza de despedirme de él para que comience a compartir su camino con otras gentes. Aquí estamos, pues, a un costado de ese camino diciendo los adioses y estrechando su firme mano. Pero yo sé que volverá. Yo sé que volverá. Yo sé que volverás, compadre. Por eso te digo hasta siempre. No te olvides de mí ni de mi compañera, los que tanto te amamos. Volvé pronto para que podamos seguir viviendo y amando, oscuro jinete, dulce cazador de hombres. Mascaró, alias Joselito Bembé, alias la Vida.


HAROLDO CONTI


"Cuando yo sea hombre entonces seré un cazador." INDIOS KWAKIUTL


© http://www.elortiba.org/hconti.html

El "Olvido" no existe... De Alguna Manera...

El olvido no existe...


Marcos Weinstein, uno de los Padres de la Plaza homenajeados con el premio "Azucena Villaflor", eligió esa frase de Jorge Luis Borges para resumir los sentimientos por el reconocimiento y renovar el pedido de juicio y castigo para los represores. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner entregó los premios por la trayectoria en derechos humanos a cuatro padres de desaparecidos y dejó inaugurado el centro cultural "Haroldo Conti".


El encuentro se llevó a cabo en el predio del Espacio de la Memoria, ubicado en el barrio porteño de Núñez, y donde entre 1976 y 1982 funcionó el principal centro clandestino de detención la última dictadura militar.


Tras la lectura realizada por la actriz Florencia Peña de poemas del detenido desaparecido Jorge Caffatti y de la militante por los derechos humanos Matilde Herrera, madre de cuatro hijos detenidos desaparecidos, la jefa de Estado entregó el premio "Azucena Villaflor" a los cuatro Padres de Plaza de Mayo.


La primera mandataria destacó que el premio que recibieron Julio Morresi, Bruno Palermo, Marcos Weinstein y los familiares de Emilio Mignone, fundador del CELS, fallecido en 1998, era en reconocimiento a su "permanente actividad en la lucha contra la impunidad".


Weinstein habló en representación de los Padres y criticó a "ese poder que vuelve a insinuarse ahora políticamente y que nos debe alertar, porque quiere promover el modelo de la impunidad", en referencia a la propuesta del ex presidente Eduardo Duhalde de someter a una consulta popular el destino de los juicios a los represores de la dictadura militar.


Tras recibir "la azucena", definió al grupo de Padres de Plaza de Mayo como la "retaguardia asociada a la vanguardia ética que significaron las Madres de Plaza de Mayo", y recordó que ellos estaban en "un segundo y distante círculo en las recovas de la plaza" para protegerlas.


"Nuestra fe renació en 2003 cuando el Gobierno del doctor Néstor Kirchner y el de su continuadora, la doctora Cristina Fernández, promovió las leyes para la nulidad de las leyes de impunidad, y permitieron las condenas a los asesinos de nuestros hijos en trámites judiciales limpios y no en la clandestinidad", afirmó.


Luego, la Jefa de Estado agradeció "en nombre de todos los argentinos" y de "la condición humana" a todos los que lucharon en estos años por llegar a la verdad y la justicia, al tiempo que destacó "la esperanza, la alegría y el amor" demostrado por las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo en su labor humanitaria.


Cristina pidió que "finalmente que se aplique la Justicia con los jueces de la Constitución, que finalmente termine este capítulo tan trágico de los argentinos y podamos dar vuelta esa página de la historia, pero con verdad y con justicia".


"No quiero vivir en un país donde como mandataria, cuando una va a visitar a un mandatario extranjero, le reclaman por ciudadanos que fueron desaparecidos aquí, en la República Argentina", aseveró.


"Recuerdo que cuando fui a Francia, (el primer ministro) Jacques Chirac, lo primero que dijo fue que la sociedad francesa no puede entender que todavía quien fue responsable de la desaparición de ciudadanos franceses siga en libertad", en alusión al ex capitán de la Armada Alfredo Astiz.


"Acá nadie está juzgando el pasado, lo que estamos juzgando son delitos concretos cometidos por hombres concretos, nada más que eso, ni nada menos", sostuvo la jefa de Estado.


Finalmente, elogió a la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, por haber reconvertido su lucha en una búsqueda incesante "por los que sí sabemos que están".


"Cada nieto que aparece es una victoria sobre el olvido y la muerte, y es esencialmente una victoria del Estado de Derecho de la calidad institucional , porque no puede haber Estado de Derecho y calidad institucional si no hay identidad", expresó Cristina Fernández.


Y, seguidamente, se comprometió: "Si no encontramos justicia en la Argentina, yo como Presidenta la voy a acompañar a otros tribunales internacionales a buscarla. Pero tengo confianza en que no vamos a tener que llegar a esa situación", confió.



Julio Morresi recibió el premio "Azucena Villaflor" de manos de la Presidenta.


"A todos aquellos que mantuvieron viva la llama de la memoria y la demanda de verdad y de justicia, muchas gracias por estos años de lucha", afirmó la mandataria. También se dirigió a Estela de Carlotto y se comprometió a acompañarla a los tribunales internacionales si la justicia argentina no respalda el reclamo de las Abuelas para conocer la identidad de los hijos adoptivos de Ernestina Herrera de Noble. "Sin identidad, no hay Estado de derecho", concluyó.


© Publicado en el Diario Página/12 el miércoles 24 de Marzo de 2010.

http://www.pagina12.com.ar/diario/ultimas/20-142586-2010-03-24.html

Monseñor Romero, el obispo y el mártir... De Alguna Manera...

Romero, el obispo y el mártir…



Hoy se cumple el trigésimo aniversario del asesinato del arzobispo salvadoreño Oscar A. Romero, razón por la cual se rinden diferentes homenajes a su memoria. En un breve recorrido por su biografía, se debe destacar que monseñor Romero identificaba su actividad pastoral con el Concilio Vaticano II, sobre el cual había meditado desde 1965, al analizar sus documentos.


Romero consideraba que la Iglesia Católica había sido renovada por el Concilio y que el Espíritu Santo la hacía nueva, poniéndola acorde con los tiempos. Según él, había en la Iglesia una corriente renovadora que quería aplicar el Concilio y una conservadora, que lo quería frenar. Eran categorías usuales en los años 70.


Monseñor Romero sentía que pertenecía al grupo de los innovadores conciliares, con el Papa, de cuyo "amor grandísimo por el Concilio y sus conquistas" no dudaba, y con la mayoría de los obispos católicos.


Predicaba, en febrero de 1980: "A todos nos interesa saber que el Papa es quien más empuja por los avances del Concilio Vaticano II". Romero hablaba de "compromisos nuevos que la Iglesia, sin traicionar sus viejas tradiciones, debe asumir para ser fiel al momento actual, pero sin extremismos". Y también hablaba sobre "un nuevo espíritu, el espíritu nuevo de la Iglesia".


Pocos días antes de morir, Romero fue invitado a una asamblea de "teólogos del Tercer Mundo" en San Pablo, Brasil. En el agradecimiento por la invitación, que no aceptó, subrayó que el éxito de las teologías del Tercer Mundo dependía de la fidelidad al Evangelio y al magisterio de la Iglesia. Para Romero, si la teología de la liberación era rectamente comprendida, entonces se identificaba con el magisterio.


Después de su encuentro con Juan Pablo II, el 30 de enero de 1980, declaró: "El Papa me ha dicho que la defensa de la justicia social y el amor preferencial por los pobres son dos puntos fundamentales de la línea de la Iglesia. Personalmente, creo que el Papa piensa que una teología de la liberación bien comprendida es muy legítima".


Romero -señala el historiador Andrea Riccardi- no es sólo una figura mítica fuera de América latina. Para el catolicismo centroamericano, es un mártir que subraya el sufrimiento de un mundo marginado. Para las fuerzas de izquierda, su homicidio confirma la brutalidad de la represión y la justificación de la causa "San Romero de las Américas".



La batalla en torno a la oportunidad de su beatificación revela el carácter evocador de la persona. Una cierta interpretación de Romero en clave revolucionaria ha llevado a sectores de la izquierda política a hacer de él su estandarte. En verdad, monseñor Romero ha sido un obispo fiel al Evangelio y fiel al Concilio Vaticano II. Cuando Juan Pablo II, en 1983, durante su visita a San Salvador, al eludir las reglas habituales del protocolo, decidió detenerse a rezar ante la tumba de Romero, pronunció unas palabras luminosas: "Romero es nuestro". Es decir que la memoria de Romero es de la Iglesia y para toda la Iglesia.


Tan explícita ha sido esta voluntad de Wojtyla, que en el marco del Jubileo del año 2000, cuando se realizó la celebración de los mártires contemporáneos en el Coliseo, el nombre de monseñor Romero fue incluido por expreso pedido del Papa, ya que, en principio, no figuraba en el listado. En esa oportunidad, se recordó a Romero como "obispo mártir en el sacrificio del altar".


El mensaje de Romero asesinado era claro: amor por el Evangelio, comunicación del Evangelio, a pesar de las condiciones dramáticas en las cuales trabajaba, amistad y servicio a los pobres, actitud de servicio a la paz y a la reconciliación entre los hombres.


En esta perspectiva -y, justamente, al cumplirse el 30° aniversario de su testimonio martirial-, aparecerá en estos días una biografía de Roberto Morozzo della Rocca titulada Primero Dios. Vida de monseñor Romero (Edhasa).


En ella, Morozzo della Rocca presenta la figura del arzobispo salvadoreño de manera no ideológica, sino fuertemente anclada en el contexto histórico de aquellos años convulsionados, y restituye toda la grandeza del personaje. Esa biografía de Romero se basa en fuentes y en archivos eclesiásticos diocesanos y del archivo del mismo Romero, y quiere sostener el proceso de beatificación del obispo mártir.


Romero puso en el centro de su vida la predicación del Evangelio, como la Iglesia del Concilio puso en el centro de la vida cristiana la encíclica Dei Verbum: el amor por los pobres, como en la encíclica Lumen Gentium, que el prelado salvadoreño citaba muchas veces en sus sermones.


Según la tesis de los postuladores de la causa de beatificación, impulsada por el obispo de Terni (Italia), Vincenzo Paglia, asesor espiritual de la Comunidad de Sant´Egidio, Romero ha sido asesinado por odium fidei, por odio a la fe. Lo que molestaba de Romero era la Palabra de Dios, predicada como una espada de doble filo, que pone en vilo las mezquindades de los hombres, sus codicias y necedades.


Dialogar, encontrar a todos, no excluir a nadie ha sido el compromiso continuo de Romero para evitar hasta lo último la guerra civil en su país. Su muerte demostró, precisamente, que, una vez eliminado, la guerra se podía desatar, como acaeció. Por esto alguien ha hablado de Romero como el último mártir de la Guerra Fría.


Romero miraba a los hombres a los ojos. No consideraba las ideologías, sino que las rechazaba. En este cristianismo no ideologizado, sino encarnado, la sociedad en su conjunto puede encontrar en monseñor Romero un testigo valioso e inolvidable. Romero ha sido un mártir de la no violencia, como Martín Luther King, y no es casual que su estatua, junto a la del predicador bautista, la del pastor protestante Bonhoeffer y la de Gandhi, se encuentre en la fachada de la abadía de Westminster, por expresa voluntad de la iglesia anglicana.


La memoria de Romero debe ser custodiada junto con la de tantos cristianos mártires latinoamericanos, obispos como el cardenal Posadas, de Guadalajara; monseñor Gerardi, en Guatemala; Duarte Cancino, en Colombia; monseñor Angelelli y los padres palotinos, en la Argentina, y tantos religiosos, laicos y cristianos de otras confesiones que han dado la vida por su fidelidad al Evangelio.




La vida y el testimonio de Romero nos confirman las palabras del apóstol Pablo: "Mayor felicidad hay en dar que en recibir".


El autor es director de la cátedra Juan Pablo II de la Pontificia Universidad Católica Argentina y miembro de la Comunidad de Sant´Egidio

© Escrito por Marco Gallo y publicado en el Diario La Nación el miércoles 24 de Marzo de 2010.


Desde la Iglesia... 24 de Marzo... De Alguna Manera...

Desde la Iglesia...

© Escrito por Juan Carlos Pisano y publicado en El Domingo en El Domindo 21 de Marzo de 2010.

Facebook es raro... 24 de Marzo... De Alguna Manera

Facebook es raro...



Facebook es raro. Desde hace unos días empezó a circular un mensaje para que el 24 de marzo los usuarios saquen sus fotos de perfil y dejen una silueta como homenaje a los desaparecidos. Como aquel siluetazo de los ’80, pero virtual. En la Argentina, muchos lo saben, es difícil tomar una decisión de ese tipo sin discutir o al menos intercambiar posiciones. Así que surgió –en Facebook, está dicho– una corriente que propuso que, en vez de la figura vacía, se publicaran las fotos de los desaparecidos. Las caras, las historias, los nombres, la vida.


Me pregunté si el asunto se estaba banalizando (que si la silueta sola, que si con la leyenda de “Nunca Más”) o si, por el contrario, nos estábamos tomando demasiado en serio esto de la red social virtual. Hubo mensajes con inquietudes similares. Decían que la discusión debía ser otra y que estaba en otra parte.


Entonces, desde Barracas, mi primo Hugo subió una foto: su mamá, mi mamá y el papá de mi prima Natalia en la playa con un amigo. Y cambié mi foto de perfil. Después, desde Montreal, mi prima subió otra foto: mi mamá y mi abuelo en la casa de Castelar. Y tengo tan pocas fotos de mi abuelo. Y así, de a poco y de repente, el lunes me quedé mirando cómo mi computadora hacía marcha atrás unos cuarenta años y se llenaba de fotos en blanco y negro.


Entonces, desde México, Paula Mónaco Felipe subió las fotos de sus padres. Y Pipi Oberlin le escribió: “¡La verdad que es muy emocionante conocer a los papás de todos! Estuve todo el día colgada en fbk mirando eso. Besotes”. Muchos nos habíamos pasado el día presentándonos o mostrándonos a nuestros padres. Entonces, miré las fotos de mis contactos y vi muchas siluetas.


A algunos les parecía que el vacío expresaba mejor lo que querían decir, pero la mayoría era de personas que no tenían familiares desaparecidos. Con ese gesto decían que estaban con nosotros. Y me sentí acompañada por ellos. Abrazada. Porque hay que recuperar y compartir la historia, las caras, los nombres, pero también hay muchas historias que faltan, muchas caras que no conocemos y muchos nombres cambiados. Hoy hay que ir a la plaza, caminar juntos. Pero Facebook también tiene lo suyo. Es raro.


© Escrito por Victoria Ginzberg y publiciado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el miércoles 24 de Marzo de 2010.


http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/subnotas/142578-45907-2010-03-24.html



Facebook por los desaparecidos...


Debate virtual en el Día de la Memoria. La iniciativa propone que los usuarios de la popular red social quiten por un día sus fotos de perfil. Otra sugiere poner imágenes de desaparecidos.

El Facebook se sumó a los actos, en este caso virtuales, para recordar un nuevo aniversario del golpe de estado de 1976. Unos días antes de este 24 de marzo, empezó a circular un mensaje para que los usuarios saquen sus fotos de perfil y dejen una silueta como homenaje a los desaparecidos.

Otra corriente, en vez de la figura vacía, es que se publiquen las fotos de los desaparecidos. Las caras, las historias, los nombres, la vida de las víctimas de la dictadura.

Una iniciativa particular y novedosa le da la posibilidad a Facebook de convertirse a la vez en herramienta de encuentro social en red y en discurso político.

La iniciativa busca recordar el 34º aniversario del golpe militar y como consecuencia de ella en la página de inicio de cada perfil aparecería la silueta que el portal utiliza cuando el usuario no elige ninguna imagen que lo identifique.

"Este 24 de marzo saquemos nuestra foto del perfil, para que quienes todavía preguntan por qué ese día es feriado, vean como sería que muchos seres queridos se ausenten todos juntos, como pasó durante la dictadura. Si estás de acuerdo pegá esto en tu muro", dice la propuesta que pudo ser leída esta semana en la red social.

El 24 de marzo fue declarado Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia por ley 25.633 del Congreso Nacional en conmemoración de quienes resultaron víctimas del golpe militar que derrocó a la ex presidenta María Estela Martínez de Perón.

© Publicitado por el Diario Crítica de la Argentina de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el miércoles 24 de Marzo de 2010.

ESMA en su año más trágico ... De Alguna Manera...

Memoria interactiva: un recorrido en 3D por la ESMA en su año más trágico…



Un profesor de la UBA convocó a sus alumnos para un trabajo opcional: maquetar el centro de detención, tortura y exterminio tal cual era a finales de 1977. El simulacro, que tiene encima más de un año de trabajo, será usado para apoyar los testimonios de los ex detenidos en el juicio a los represores de la ESMA que se está llevando a cabo.


"Yo me paraba acá. Y desde esta puerta veía el pasillo, y al fondo las salitas de tortura". El que habla es Alfredo Ayala, un ex detenido de la Escuela de Mecánica de la Armada que ahora volvió al sótano de sus peores tormentos para recordar cómo era ése lugar durante la última dictadura militar. Lo escuchan una joven estudiante de la UBA, que toma nota sin perder detalles, y Martín Malamud, el titular de la cátedra de Animación por Computadora en la carrera de Imagen y Sonido, el profesor que decidió encarar junto sus alumnos el proyecto para reconstruir la ESMA en 3D. Empezaron hace más de un año y ahora encaran las últimas correcciones de esta maqueta que reproduce los espacios principales del centro de detención, tortura y exterminio, tal cual estaba a finales de 1977.

Malamud cuenta que venía madurando la idea desde mucho antes. Su amigo Rodolfo Rapetti, de la secretaría de Derechos Humanos, le había mostrado los avances de una iniciativa para armar una maqueta en 3D del centro de detención El Olimpo. "Era un tema que conocía, y había escuchado muchísimos testimonios de gente que estuvo allí, pero verlo en 3D, aunque fuera muy básico, me impresionó", recuerda Malamud. Ambos coincidieron en que era algo que había que hacer, otra manera de documentar la tragedia de los centros de detención y exterminio. Pero sabían que el proyecto insumiría mucho trabajo, demasiado tiempo y recursos que no tenían. La idea quedó allí. Hasta que a finales de 2008 Malamud envió un e-mail a sus alumnos. Y la respuesta fue inmediata.

La primera visita a la ESMA, en enero de 2009, convocó a unos 60 estudiantes con Malamud a la cabeza y Víctor Basterra, un ex detenido, como guía. Todos recuerdan ese momento como impactante. Allí empezaron a trabajar. Y aunque durante ese tiempo mucha gente se bajó del proyecto, hoy, con la primera etapa del trabajo casi terminada, hay un equipo de 25 alumnos afianzados. "Cuando después de hacer un 3D basado en planos íbamos y se lo mostrábamos a los ex detenidos y nos decían que sí, que ellos estaban justo allí y que veían eso. Ahí nos convencimos de que teníamos que poner más y terminar con esto", dice Alejandro Goldstchein Casariego, uno de los estudiantes que más horas le dedicó al proyecto.

Fueron más de 20 los ex detenidos que dieron sus testimonios. "Trabajamos con dos y tres testimonios por ambiente", cuenta Malamud, un especialista en animación y postproducción para cine y video. Entre otros, pasaron Basterra, Ayala y Miriam Lewin. "Las entrevistas eran muy fuertes y nos reafirmaban que había que transmitir esto. Esa es la energía que tiene el trabajo", explica Goldschtein. Y si bien la mayoría de las reacciones frente al trabajo fueron buenas, hubo también voces escépticas frente a las limitaciones de la pantalla. "Un ex detenido me decía que esto no era así, que era mucho más terrible, que había olor a podrido", recuerda Goldschtein. Pero la frialdad de los bits, no anula el documento.

Esta visita virtual a la ESMA permite transitar por los lugares más tétricos del ahora museo. El exterior, la planta baja, capucha, capuchita, el sótano y el centro del tercer piso ya están casi listos en su versión virtual. El usuario, que puede moverse por los espacios con el mouse no va a encontrarse con personas en su recorrida, aunque si habrá textos explicativos con las características y funciones de cada lugar y, más adelante, entrevistas en video con los sobrevivientes que participaron del proyecto, como Ayala. "A veces pasaba 24, 48 o 72 horas acá, y era terrible, porque los torturadores no dejaban de secuestrar nunca", recuerda él, que hacía trabajos de albañilería en el sótano. "Parábamos cuando traían a los secuestrados, porque había que dejar libre el pasillo. Pero cuando los metían al cuartito de torturas volvíamos a trabajar", contó. Y recordó: "Preferíamos seguir trabajando y anteponer el ruido de los martillos y herramientas a los gritos de nuestros compañeros".

Entre los jóvenes compañeros de la UBA que encararon el proyecto hubo algunos debates. Pero más técnicos que políticos. Uno de ellos fue en relación a si maquetaban o no personas. "Llegamos a la conclusión de que no íbamos a poner figura humana en 3D pero sí entrevistas con los ex detenidos", admitió Malamud. El temor, allí, era que la obra se pareciera más a un clásico juego en red que a un trabajo por la memoria. No se reprodujo, en cambio, el debate sobre si la ESMA debía ser o no un museo, algo que sí sucedió y sucede incluso entre los organismos de Derechos Humanos. Y tampoco hubo discusiones política, pese a la diferencia de ideas entre los integrantes del grupo. "Varias veces intenté hablar con el grupo de política en el sentido que mi generación hablaba de política. No lo logré", dijo el profesor.

Todos rescatan el trabajo de grupo, el buen clima y el hecho de que el equipo haya hecho todo ad honorem, quemándose las pestañas por más de un año. Con muy buena repercusión ya presentaron el 3 D en el centro cultural Recoleta y en el Centro Cultural San Martín. De hecho, varios integrantes del grupo dieron pie a DAEV, un colectivo de trabajo para el Diseño y animación de espacios virtuales. Tuvieron desde un principio el apoyo del Instituto Espacio para la Memoria IEM, con quienes fueron cruzando datos y avances todo el tiempo. Pronto, el trabajo estará accesible en PCs de distintos lugares y en Internet. Sin embargo, la mayor recompensa les llegó cuando supieron que su maqueta en 3D va a usarse para apoyar gráficamente los testimonios de los ex detenidos en el juicio por los crímenes de la ESMA que se está llevando a cabo. Esta reconstrucción del edificio, con todos los cambios que tuvo el lugar es muy significativa, incluso para el juicio. Sirve para comprobar todos los cambios que hicieron ellos para eludir a la Justicia", dice Ayala.

Pero esta reproducción de la ESMA en 3D también abre un nuevo horizonte al uso de una herramienta poderosísima, más allá de los omnipresentes jueguitos. Desde hace un tiempo ha empezado a usarse para la reconstrucción de lugares históricos y para visitas virtuales de todo tipo. Sirve para contar historias de manera interactiva, apostando a una narrativa no lineal. "La cumbre de este trabajo es llegar a las nuevas generaciones, a los chicos que dentro de diez años estén en la secundaria y puedan consultarlo", dice Malamud. "El desafío es acercarnos a un grupo de gente que está acostumbrada a los jueguitos, que no va a los museos y a veces tampoco a los libros", agrega Goldschtein. "A esta puerta la cambiaron de lugar, anotá eso", apura Ayala, volviendo al mundo real. Un mundo real en el que nadie puede cuantificar las dimensiones de la tragedia.

© Escrito por Horacio Bilbao y publicado por la Revista Ñ el miércoles 24 de Marzo de 2010.


Ni Olvido... Ni Perdón... Justicia... De Alguna Manera...

Ni Olvido... Ni Perdón... Justicia...



León Gieco. La Memoria



Alejandro Lerner. Indulto.

Semillas del Corazón... De Alguna Manera...

Cómo contarle a un tribunal qué es la ausencia...


Camilo Juárez, Carlos Pisoni y Verónica Castelli sienten que con su testimonio comienzan a cerrar un círculo.

Camilo Juárez, Carlos Pisoni y Verónica Castelli son hijos de víctimas de la dictadura que ofrecieron su testimonio en juicios a los represores. Entienden que ellos como nadie pueden contar qué es la desaparición de una persona y la presencia que hoy tienen sus padres en sus vidas.


Camilo Juárez abrió la puerta del noveno piso del edificio de Brasil y Defensa. Tenía siete años y se encontró con una fila de hombres armados y vestidos de verde. Atinó a cerrar antes de que pudieran entrar. “Esperen un momento, estoy en calzoncillos”, les dijo. Venían a buscar a su tía. Y se la llevaron. Ya había desaparecido su papá. Su mamá estaba en Devoto, donde poco después murió. Camilo y sus dos hermanos vivieron con sus abuelos hasta que ellos, con el tiempo, también se fueron. Camilo y sus hermanos hicieron lo que pudieron: crecieron, estudiaron, militaron. Hoy Camilo tiene 41 años, es músico y espera su turno para sentarse delante de tres jueces y contarles qué es la ausencia.


Los hijos de desaparecidos rondan la treintena y casi no tienen recuerdos del Juicio a las Juntas. La mayoría, de hecho, tampoco tiene recuerdos muy vívidos de sus padres o del momento en que fueron secuestrados. Pero algunos han decidido ser querellantes y dar su testimonio en tribunales. No se trata sólo de una cuestión simbólica. Ellos, como nadie, pueden contar cómo el delito emblema del terrorismo de Estado, la desaparición, se extendió en el tiempo y aún ahora se sigue cometiendo. Muchos participaron o participan de la agrupación HIJOS (Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio) y sienten que cierran un círculo que empezaron a dibujar desde la calle cuando a través de los escraches impulsaban la condena social para quienes gozaban de impunidad institucional.


“Se habla mucho del pasado, se dice que esto es el pasado. Para mí el pasado es el presente, yo hoy no tengo dónde ir a llevarle flores a mi viejo. Eso es ahora, no es algo que ya pasó. Más allá de que uno pueda tener más o menos elaborado el dolor. Yo no quiero elaborar nada”, dice Camilo, que querella en el juicio sobre los crímenes cometidos en la ESMA. Lo que quiere Camilo es contarle al tribunal quién era su papá, Enrique Juárez, cineasta y dirigente nacional de la Juventud Trabajadora Peronista y cómo cuando se lo llevaron se juntó un montón de gente del barrio en la casa de Florida porque su viejo “era un tipo querido”. Y después la falta. La sensación de ser un poco todos los días el chico que espera que su papá vuelva para hacer el asado con el carbón que tenía en el baúl el día que no pudo escapar de una cita podrida y terminó en la ESMA.


Cara a cara


“Me hubiera gustado que mi viejo me enseñara a hacer un asado. O que me llevara a la cancha”, dijo Carlos Pisoni ante los jueces que juzgan a los represores de los centros clandestinos Atlético, Banco y Olimpo (ABO). Declaró en diciembre por la desaparición de sus padres, Irene Bellocchio y Rolando Pisoni, y aprovechó para, entre otras cosas, contestarle a la abogada defensora que en todas las audiencias se preocupa por saber quiénes cobraron la reparación económica.


“En el momento en que se otorgó ese beneficio, en pleno menemismo, se vivía una época de impunidad total y fue un reconocimiento del Estado de haber cometido terrorismo de Estado. Pero el daño es irreparable”, fue parte de la explicación en la que se explayó hasta que la jueza le pidió que se remitiera a los hechos. “Los días previos a mi testimonio traté de recabar las vivencias y lo que querían decir otros que no declaraban porque sus casos no entran en los juicios o porque no se animaban. Traté de hacer un testimonio colectivo, en lo que podía ser colectivo. Por ejemplo, en el reclamo final.” Antes de terminar, Carlos les habló a los represores que estaban en la sala: “Mírenme a la cara y díganme dónde están los cuerpos”. “Yo reclamé los cuerpos de todos, no el de mi mamá y de mi papá, y además recalqué el reclamo por la vida, porque hay cuatrocientos pibes y pibas que tienen 32, 33, 34 años y no sabemos dónde están. Y están vivos.”


El los miró. Ellos lo miraron. Samuel Miara, Eduardo Emilio Kalinec, Luis Juan Donocik. Pudieron haber torturado a sus padres con sus manos. O decidido sobre sus vidas. “No es odio lo que siento. Verlos ahí me produce felicidad. Después de tanto tiempo... Que lleguen esposados y se vayan a Marcos Paz”, asegura.


Mientras espera que en algún momento lo llamen a declarar, Camilo va a tantas audiencias de tantos juicios como puede: “Físicamente terminás agotado después de escuchar a los testigos. Hay días que parece que hubiera estado cargando bolsas en el puerto. Ellos ni se inmutan. Los ves a estos tipos plantados ahí, sin emoción. Siguen siendo tan cínicos como siempre. Cuando lo vi a (Alfredo) Astiz pensé: ‘¿Qué hace esa señora gorda entre todos los marinos?’ Pero no, era Astiz, con su peluquita, su pulóver y su jean. Lo que se notó es que les jodió que les tomen fotos, que se hagan visibles sus caras en los medios. Y lo que me gusta a mí es verlos llegar esposados. Hay muchos prófugos también. En ESMA son un montón. No están todos. Pero es algo. Te hace sentir mejor, no bien del todo, pero mejor”.


Hablar o no hablar


Verónica Castelli habla en las escalinatas de Comodoro Py mientras espera que empiece la audiencia en la que el represor Adolfo Donda dirá que cumplió órdenes sagradas cuando torturó y asesinó en la ESMA. Ella es querellante en el juicio en el que se juzgan los crímenes cometidos en el centro clandestino El Vesubio, donde fueron vistos su papá, Roberto Castelli, y su mamá, María Teresa Trotta, que estaba embarazada de seis meses en el momento de su secuestro.


“Esperamos muchos años para que la Justicia nos escuche. Más que esperamos, peleamos. Si bien sé que la prueba concreta la van a dar los ex detenidos, y los ex detenidos del Vesubio han trabajado durante todos estos años sobre la memoria, para mí es importante transmitirle al tribunal las consecuencias sobre mi vida y la de mis compañeros que tuvieron los actos que estas personas cometieron. Ellos no son culpables solamente de lo que hicieron con mis padres, sino también de la vida que me dejaron, de lo que le pasó a mi hermana (fue apropiada y recuperó su identidad hace un año y medio). Son las consecuencias personales, más allá de las consecuencias económicas, políticas y culturales que tuvo para la sociedad toda. Lo que me hicieron no me lo hicieron un día”, cuenta.


Verónica tenía dos años cuando presenció el secuestro de su padre. Pero el recuerdo se borró y dio paso a la mentira que le contó su tío, hermano de su padre y comisario de la Policía Federal: “Me dijeron que mis papás se habían ido de viaje y que iban a volver cuando yo cumpliera quince años. En segundo grado mi compañera de banco me dijo que no podía ser tan tonta de pensar que unos papás se iban a ir de viaje tanto tiempo, que era evidente que estaban muertos. Pero es difícil también entender la muerte cuando no están. Carlos Pisoni y Paula Maroni, que declararon en ABO, contaron que, como sus abuelas participaban de Madres de Plaza de Mayo, siguieron sufriendo la persecución durante muchos años, no sólo en dictadura. Yo, ante el secuestro de mis padres, quedé en una situación de desamparo que fue responsabilidad del Estado. Y me gustaría poder transmitir lo que es haber sufrido durante años la prohibición de hablar de mis padres, que es lo mismo que que te prohíban hablar sobre vos. Creo que hasta el día de hoy trato de elaborar las consecuencias. Yo me fui de esa casa para poder buscar a mi hermana”.


El encuentro cara a cara con algunos de los represores que, encabezados por Pedro Alberto Durand Sáenz, revistaban en El Vesubio ya lo pasó. “Cuando empezaron los otros juicios yo los veía y me producía una indignación muy profunda. Verlos sonriendo, como si no tuvieran conciencia de lo que son. Cuando vi entrar a quienes me lo hicieron a mí, me produjo como una decepción. No sé si esperaba que entrara el hombre lobo o qué, pero me pareció que eran nada... Pensé: ¿esta nada me pudo haber hecho tanto mal? Me produjo una sensación de vacío. No sé qué esperaba ver, porque son personas, personas que eligieron ser lo que son y hacer lo que hicieron, pero no sentí odio, ni siquiera desprecio. No sentí nada”, cuenta. Y la nada la hace llorar.


Hay consenso en la necesidad de hacer hincapié en una cosa: es un momento histórico con muy poca visibilidad. Los criminales más atroces de la Argentina moderna están en el banquillo pero no muchos se enteran. Los procesos pasan inadvertidos en la agenda de la mayor parte de los medios. “Parece que no se ve que se los están juzgando. No está en la conciencia de la gente que se puede ir a presenciar los juicios. Y encima hay gente planteando indultos y amnistías. Son sectores poderosos”, arriesga Camilo. “Creo que nos vamos a dar cuenta en diez o quince años. Pero lo que está pasando es la base de una sociedad que empieza a construir democracia, ciudadanía. La dimensión de todo esto la va a dar el tiempo”, señala Carlos. Verónica concluye: “Confío en que el tribunal llegue a una condena justa que, para mí, sería cárcel perpetua para todos los imputados con prisión efectiva. Pero no lo pienso en términos de si creo o no en la Justicia. Es importante que el Estado, a través de sus instituciones, nos escuche y dicte una sentencia sobre eso. Es necesario que la Justicia se pronuncie sobre estos crímenes. Es lo único que puede marcar una diferencia y un orden en el marco de tanta perversión”.


© Escrito por Victoria Ginzberg y publicado en el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el miércoles 24 de Marzo de 2010.

http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-142578.html