miércoles, 24 de febrero de 2016

Norma Morandini... La persona correcta en el lugar correcto... @dealgunamanera...

Observatorio de Derechos Humanos...



Estimados amigos:

La Presidenta del H. Senado, Gabriela Michetti, me confió la dirección del Observatorio de Derechos Humanos, creado en 2013 para contribuir al desarrollo de una legislación que garantice el pleno reconocimiento y vigencia de los derechos humanos en nuestro país. Una obligación ineludible desde que la Reforma de 1994 les dio jerarquía constitucional a los Tratados Internacionales sobre la materia. La experiencia legislativa me enseñó que esa decisión fue un gran impulso democratizador, ya que le dio forma jurídica al mayor consenso al que llegó nuestra sociedad, el “Nunca Más” a la violencia política.

En términos personales es para mí la oportunidad de dar continuidad a lo que guio mi trabajo legislativo, la consagración de esos derechos, definidos en el Artículo 1º de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”.

Una verdad sencilla y profunda que debe guiarnos para que encarnen tanto en las instituciones del Estado como en nuestros corazones. Al ingresar en la cuarta década democrática ya no podemos postergar más la construcción de una auténtica cultura basada en el respeto, que es la base del diálogo y la deliberación.

Los Derechos Humanos, al poner al ser humano en el centro de las obligaciones del Estado, han desplazado la vieja tradición autoritaria que distorsionó su función como garante de esos derechos, que son universales.

Llegué a la vida pública desde la peor tragedia que vivió la Argentina de nuestro tiempo. Los Derechos Humanos fueron un instrumento para denunciar la crueldad, los malos tratos, las desapariciones. En la política descubrí y aprendí que la filosofía de igualdad y dignidad que expresan la normativa de los Tratados Internacionales todavía son una utopía a alcanzar, pero, también, el mejor antídoto para que nuestro país no se vuelva a descarriar por la negación del otro. Al final, lo que fue violado entre nosotros es la convivencia democrática.

Tal como sucedió con la actividad parlamentaria haremos visible tanto nuestro trabajo como los aportes de todas aquellas personas y organizaciones comprometidas con la defensa de una cultura de la dignidad. Es nuestra intención no sólo contribuir a la jerarquización del trabajo legislativo para restituir la confianza en uno de los poderes de la República sino promover el debate y articular nuestra labor con todos los organismos de la sociedad civil.

En síntesis, para quien ha trabajado siempre contra la prepotencia y el autoritarismo, tengo ahora la oportunidad de seguir trabajando a favor de lo que creo: el sistema democrático, el único que legitima el conflicto y nos obliga a respetar y tolerar lo que nos es ajeno, diferente u opuesto. El límite es siempre la legalidad democrática.



© Escrito por Norma Morandini el lunes 22/02/2016 y publicado en su Blog.




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