Una investigación
Argentina sobre los recuerdos y olvidos. Dos científicos argentinos
descubrieron que las neuronas que produce una estructura cerebral llamada
hipocampo son necesarias para recordar hechos recientes, pero, al mismo tiempo,
llevan a que los recuerdos antiguos se tornen más difíciles de rememorar.
No se puede vivir sin olvidar: esta fórmula, que muchos
aplicarían al amor o al desamor, al rencor o al duelo, vale materialmente para
una estructura cerebral llamada hipocampo, según descubrió una investigación de
científicos argentinos publicada en la revista científica Cognition. El
hipocampo es una estructura cerebral responsable de la memoria reciente, y es
uno de los pocos lugares del cerebro donde, durante la vida adulta, se siguen
generando nuevas neuronas. El estudio –efectuado mediante un modelo
computacional que los mismos investigadores desarrollaron hace unos años–
indica que la aparición de estas neuronas nuevas es necesaria para que la
persona pueda recordar hechos recientes, pero, al mismo tiempo, conduce a que
los recuerdos antiguos se tornen más difíciles de rememorar. Pero no es que los
recuerdos se pierdan: se transfieren, desde el hipocampo, a otros sectores
cerebrales. Las personas con la enfermedad de Alzheimer no tienen problemas con
los recuerdos antiguos, pero sí para “enfrentarse con la novedad”, lo cual
sugiere que en ellas podría tener especial importancia la pérdida de la
capacidad de generar nuevas células en el hipocampo. También las personas con
depresión podrían tener, aunque de otro modo, afectada su capacidad para
generar esas neuronas de la novedad.
El trabajo se llama “El olvido, en términos
neurocomputacionales: la neurogénesis interfiere con la recuperación de
recuerdos remotos”; fue realizado por Pablo Argibay y Victoria Weisz –del
Instituto de Ciencias Básicas y Medicina Experimental del Hospital Italiano de
Buenos Aires– y se publica en el último número de la revista científica
Cognition: “En contraste con los modelos y teorías que relacionan la
neurogénesis adulta con los procesos de aprendizaje y memoria, casi no se han
formulado hipótesis sólidas sobre la influencia de la neurogénesis adulta en el
olvido”, señala el artículo. Su aporte consiste en discernir “una distorsión de
la memoria remota, causada por el nacimiento y crecimiento de nuevas células en
el hipocampo: la activación de nuevas neuronas conduce a un empobrecimiento en
la recuperación de los antiguos recuerdos en el hipocampo”; esos recuerdos “son
transferidos al neocórtex (otro sector del cerebro) para su almacenamiento a
largo plazo”.
Para llegar a estos resultados, los investigadores no
cortaron cerebros ni pusieron ratitas en laberintos, sino que prendieron la
computadora: Argibay y Weisz utilizaron un modelo matemático, que ellos mismos
habían desarrollado y publicado en 2009 y que a su vez incorpora los resultados
de las distintas investigaciones sobre el tema. “El hipocampo es muy importante
para la memoria espacial –señaló Argibay a Página/12–: a los animales les
permite ubicar los nidos, los lugares de caza o de peligro. En seres humanos,
una investigación con resonancia magnética sobre taxistas londinenses, que por
su trabajo habían desarrollado una gran memoria sobre calles bloqueadas y otros
cambios cotidianos en la ciudad, mostró en ellos un gran desarrollo de la zona
del hipocampo.”
–Quiere decir que el hipocampo se modifica según la experiencia...
–Sí. Y, como se trata de un aumento de volumen, es probable
que se deba a la aparición de nuevas neuronas. El hipocampo interviene también
en la “memoria episódica”: yo converso hoy con usted y al mismo tiempo tomo
café, miro distraídamente ese cuadro; mañana cualquiera de estos elementos, por
ejemplo una taza de café, traerá a mi memoria el conjunto de esta conversación,
de este episodio. Las ratas, por ejemplo, tienen en el hipocampo neuronas
específicas que se activan cuando el animal vuelve a pasar por un lugar donde
estuvo recientemente.
Eso, en cuanto al hipocampo y la memoria, pero ¿el olvido?
“En nuestro modelo del hipocampo, cuando se intenta recuperar, digamos, el
recuerdo número uno de una serie de 300, la memoria falla; ahora, si se suprime
la generación de nuevas neuronas, la recuperación de recuerdos antiguos mejora
–observó Argibay–. Pero hemos visto que la neurogénesis en el hipocampo es
necesaria para que el cerebro pueda hacer frente a las novedades.” Entonces,
¿cómo hacemos para no perder los recuerdos a medida que se crean nuevas
neuronas en el hipocampo? “Los recuerdos antiguos pasan desde el hipocampo a
otras zonas del cerebro, donde se guardan de manera más o menos permanente”,
explicó Argibay.
“En personas afectadas por la enfermedad de Alzheimer, o en
otras a las que el hipocampo tuvo que serles extirpado, la recuperación de los
recuerdos antiguos se mantiene, pero hay trastornos en la memoria reciente; no
pueden ubicarse en su casa, saber con quién conversan, manejar la novedad. Esto
obedece a una degeneración masiva del cerebro, donde, entre otras cosas, se
pierde la capacidad de generar nuevas neuronas en el hipocampo –agregó
Argibay–. En las personas con depresión también podría haber problemas con la
neurogénesis: muchas veces la mejoría va acompañada de un aumento en el volumen
del hipocampo, y se sabe que los antidepresivos estimulan la generación de
nuevas neuronas en el hipocampo.”
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