viernes, 18 de diciembre de 2009

Asesinen a Cristina Kirchner... El odio sigue vivo... De Alguna Manera...

Página/12 Web :: Buenos Aires, Argentina

El Odio sigue vivo


Por lo general han expresado más odio los que defienden a los represores, que los familiares de las víctimas. Eso ha sido una constante desde que se fueron los militares. En un sentido tendría que ser al revés: los familiares tendrían más motivos para odiar. Pero lo que se hizo durante la dictadura tenía que cabalgar sobre un odio tan profundo que fuera capaz de galvanizar cualquier objeción, cualquier atisbo de conciencia. Esa clase de odio no tiene competencia.

Este zumbido de arco voltaico, de cable de alta tensión, se sintió los primeros años de democracia cuando Alfonsín hizo los juicios a los comandantes. En esos años se manifestaba en forma abierta en levantamientos carapintada, bombas, solicitadas y editoriales. Pero cuando la sociedad aceptó como reales los crímenes que trataban de defender, el odio persistió como un movimiento subterráneo que buscaba alimentarse de otros descontentos.

Cuando Kirchner reivindicó a los militantes de los ’70, cuando condenó las violaciones a los derechos humanos, anuló la Obediencia Debida y el Punto Final, entregó la ESMA a las organizaciones de derechos humanos, cuando desarrolló una política para cerrar heridas a partir de la justicia, el zumbido de furia aumentó y se convirtió en telón de fondo, en condimento de desborde de protestas como la de las entidades patronales del campo o las de la inseguridad. Ese odio de grito desaforado, de insulto explosivo, no fue sólo por las retenciones ni por la ola delictiva. Esas protestas quedaban engarzadas en una modalidad para odiar que se relaciona con la política de derechos humanos. En algunos de los actos de estas protestas siempre se escuchó atacar a los organismos de derechos humanos, a veces con la excusa del garantismo, a veces con la excusa del orden reclamado. Y en todos estos movimientos siempre aparecieron personajes relacionados con este odio, ahora reconvertidos en ruralistas o antigarantistas. Es una forma de odiar que tiene un sector de la sociedad argentina que respaldó a la dictadura y se siente humillada por la política de derechos humanos.

Cuando se anuló la Obediencia Debida y el Punto Final, hubo voces que dijeron que eso era fácil porque era una vía de acción que ya no tenía costo político. El secuestro y la desaparición de Julio López demostró que el odio estaba vivo.

Para los que vivieron la dictadura y se formaron en una sociedad hipócrita que llamaba democracia a un sistema de tutela de las fuerzas armadas, las ideas que publicó el ministro de Educación porteño, Abel Posse, tienen muchas reminiscencias con el sentido común de época de los años ’60 y ’70 que preparó el clima para justificar los crímenes de la dictadura. Podía ser una tía, una maestra en la escuela, el almacenero, no eran personas particularmente malas o violentas, pero repetían la idea de que había que hacer cualquier cosa para sobrevivir. El odio se induce por el miedo, por la idea de que estamos en peligro por el caos. A ese peligro se responde con odio o mano dura. Cualquiera sabe que el odio es la peor forma de reaccionar porque tiene consecuencias peores que su causa. El odio no soluciona nada pero se usa políticamente, ya no para la inseguridad ni para las retenciones, sino para debilitar a un gobierno o provocar su caída. Ha sido así en la historia reciente de nuestro país. Esa tía, la maestra o el almacenero odiaron y después se arrepintieron. Reflexionaron que no había motivo para tanto odio y hasta se olvidaron que lo sintieron. Qué estupidez, el daño ya estaba hecho.

Una voz en el helicóptero pidió que asesinen a Cristina Fernández el día que comenzó el juicio de la ESMA. Es la señal del odio que eligió ese momento para aparecer. Demasiada, sospechosa, imposible casualidad. Esa voz demuestra que a pesar de lo que diga Posse, los juicios y las condenas son más necesarios que nunca. Porque, justamente por lo que dice Posse, ese odio sigue vivo y se alimenta de malos pero también de inocentes que dejan de serlo aunque después se arrepientan.

© Escrito por Luis Bruschtein y publicado en el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el martes 15 de Diciembre de 2009. http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-137010-2009-12-15.html


Nota del redactor:

Podés o no creer esta noticia. Hipótesis podemos elecubrar por cientos... Lo que no podemos dejar de reconocer es la gravedad misma del hecho. La figura de la máxima autoridad de un país amenazada o pidiendo ser asesinada por quien fuese es un acto gravísimo que atenta contra nos solo la persona, sino contra un sistema de gobierno. Si fuese una amenaza como todo los indica o si fue un acto de la inteligencia autóctona para despertar inquietud institucional vaya a saber uno con que fin... En todo caso son actos que le hacen mucho daño a la Argentina, donde todos convivimos...

De Alguna Manera...


2 comentarios:

... dijo...

Me gustaría torturar a Cristina Elisabet. Le metería una picana en la concha hasta las tripas y le extirparía el clítoris con una tenaza. Total, no lo va a extrañar. Después seguiría con la Bonafini, para que sienta en carne propia lo que sintieron los hijos de puta, traidores a la patria de sus hijos. Y la lista sigue y sigue. No voy a entrar en detalles. pero la idea es más o menos esa. Del marido bizco de la Hija del Colectivero no me ocuparía, ya que, afortunadamente, su avanzado cáncer de colon hará justicia por sí solo.
Hago votos por el pronto derrocamiento de estas inmundas ratas de cloaca.
Amén, carajo.

De Alguna Manera dijo...

Es de persona bien nacida educada y democrática no esconderse en el anonimato.

La entrega sistemática de un país no es de ahora... Le sugiero además, para no caer en adjetivos calificativos ofensivos, lea la historia de la República, donde encontrará que el uso de elementos de tortura fue abolido en 1813.

Con respecto a los traidores, le sugiero se de una vueltita por la Patagonia Argentina y que le cuenten sobre el General Roca por ejemplo o lea y relea el N.T., donde hay un Judas y demás... Desde mucho antes hubo, hay y habrá traidores, inclusive a sus propias convicciones.

A los actuales gobernantes, que fueron elegidos por el voto popular, solo los removerán otros gobernantes, también elegidos por el voto popular.

Si tiene hijos, piense como hubiese actuado USted ante conductas, como tuvieron otros hijos, hoy asesinados o desaparecidos y después me cuenta.

Si se toma el trabajo de buscar en este Blog, encontrará mi pensamiento al respecto. Mire, si quiere se lo sintetizo: Son tan asesinos los represores, como los subversivos, la sutil diferencia está en que unos utilizaron al Estado Nacional, respondiendo al terrorismo, con más terrorismo, o sea terrorismo de estado

Usar los mismos métodos de represión que usaron con sus propios compatriotas tampoco es de persona bien nacida, desear la muerte del prójimo.

Si usted padeció, padece o llega a padecer de cualquier cáncer, seguramente vomitará sus palabras, se lo aseguro y se lo digo de buena fe, las vomitará...

Por el amén lo/a percibo/a por lo menos cristiano/a y por el carajo lo/a percibo/a navegante, por el uso de la palabra carajo. Es mi deseo que no sea representante de ninguna corporación, ni santa, ni militar, en ambas situaciones dejaría muy mal paradas a ellas, y lo que estas necesitan es representantes comprometidos con sus obligaciones, que vaya a saber porque, durante muchos años se las olvidaron y se dedicaron a otras cosas.

A las ratas déjelas tranquilas, no dejan de ser criaturas de Dios, tal lo es usted, como quien suscribe, su condición de rata de cloaca no la hace ni mejor, ni peor, es solo una rata.

Leía por ahí algo que escribió Scheler y que definió magistralmente el resentimiento como "una intoxicación del alma".

Si me acepta un último comentario, no es justo, no es equitativo, no corresponde responder a los anónimos. Es más, me atrevo a decir que es de cobardes, no incurra, ni permita que quien suscribe piense eso de Usted. No creo que lo merezcamos ambos, por lo menos por mi salud mental.

Trate de mantener su mirada ante el espejo, ¿Se reconoce usted hablando con su familia amada, sus hijos, sus nietos de la manera que lo ha hecho en este comentario?, si no se reconoce estará en paz, de lo contrario, aquí se hacen, aquí se pagan, créame, le hablo desde el corazón y la mente fresca.

Ni amén, ni carajo.

Muchas Gracias, de nada.

De Alguna Manera