La vida es un tablero de ajedrez en donde los cuadros blancos son los días y los cuadros negros son las noches... Nosotros, somos las piezas que vamos de aquí para allá para caer al final en el cuadro de la nada... De Alguna Manera... Una Alternativa…
Ya esta naciendo el nuevo milenio. No da para tomarse el asunto demasiado en serio: al fin y al cabo, el año 2001 de los cristianos es el año 1379 de los musulmanes, el 5114 de los mayas y el 5762 de los judíos. El nuevo milenio nace un primero de enero por obra y gracia de un capricho de los senadores del imperio romano, que un buen día decidieron romper la tradición que mandaba celebrar el año nuevo en el comienzo de la primavera. y la cuenta de los años de la era cristiana proviene de otro capricho: un buen día, el papa de Roma decidió poner fecha al nacimiento de Jesús, aunque nadie sabe cuándo nació. El tiempo se burla de los límites que le inventamos para creernos el cuento de que él nos obedece; pero el mundo entero celebra y teme esta frontera. Una invitación al vuelo Milenio va, milenio viene, la ocasión es propicia para que los oradores de inflamada verba peroren sobre el destino de la humanidad, y para que los voceros de la ira de Dios anuncien el fin del mundo y la reventazón general, mientras el tiempo continúa, calladito la boca, su caminata a lo largo de la eternidad y del misterio. La verdad sea dicha, no hay quien resista: en una fecha así, por arbitraria que sea, cualquiera siente la tentación de preguntarse cómo será el tiempo que será. Y vaya uno a saber cómo será. Tenemos una única certeza: en el siglo veintiuno, si todavía estamos aquí, todos nosotros seremos gente del siglo pasado y, peor todavía, seremos gente del pasado milenio. Aunque no podemos adivinar el tiempo que será, sí que tenemos, al menos, el derecho de imaginar el que queremos que sea. En 1948 y en 1976, las Naciones Unidas proclamaron extensas listas de derechos humanos; pero la inmensa mayoría de la humanidad no tiene más que el derecho de ver, oír y callar. ¿Qué tal si empezamos a ejercer el jamás proclamado derecho de soñar? ¿Qué tal si deliramos, por un ratito?
Vamos a clavar los ojos más allá de la infamia, para adivinar otro mundo posible: el aire estará limpio de todo veneno que no venga de los miedos humanos y de las humanas pasiones;
en las calles, los automóviles serán aplastados por los perros;
la gente no será manejada por el automóvil, ni será programada por la computadora, ni será comprada por el supermercado, ni será mirada por el televisor; el televisor dejará de ser el miembro más importante de la familia, y será tratado como la plancha o el lavarropas;
la gente trabajará para vivir, en lugar de vivir para trabajar; se incorporará a los códigos penales el delito de estupidez, que cometen quienes viven por tener o por ganar, en vez de vivir por vivir nomás, como canta el pájaro sin saber que canta y como juega el niño sin saber que juega;
en ningún país irán presos los muchachos que se niegan a cumplir el servicio militar, sino los que quieran cumplirlo;
los economistas no llamarán nivel de vida al nivel de consumo, ni llamarán calidad de vida a la cantidad de cosas;
los cocineros no creerán que a las langostas les encanta que las hiervan vivas;
los historiadores no creerán que a los países les encanta ser invadidos; los políticos no creerán que a los pobres les encanta comer promesas;
la solemnidad se dejará de creer que es una virtud, y nadie tomará en serio a nadie que no sea capaz de tomarse el pelo;
la muerte y el dinero perderán sus mágicos poderes, y ni por defunción ni por fortuna se convertirá el canalla en virtuoso caballero;
nadie será considerado héroe ni tonto por hacer lo que cree justo en lugar de hacer lo que más le conviene;
el mundo ya no estará en guerra contra los pobres, sino contra la pobreza, y la industria militar no tendrá más remedio que declararse en quiebra;
la comida no será una mercancía, ni la comunicación un negocio, porque la comida y la comunicación son derechos humanos; nadie morirá de hambre, porque nadie morirá de indigestión;
los niños de la calle no serán tratados como si fueran basura, porque no habrá niños de la calle;
los niños ricos no serán tratados como si fueran dinero, porque no habrá niños ricos; la educación no será el privilegio de quienes puedan pagarla;
la policía no será la maldición de quienes no puedan comprarla;
la justicia y la libertad, hermanas siamesas condenadas a vivir separadas, volverán a juntarse, bien pegaditas, espalda contra espalda; una mujer, negra, será presidenta de Brasil y otra mujer, negra, será presidenta de los Estados Unidos de América;
una mujer india gobernará Guatemala y otra, Perú;
en Argentina, las locas de Plaza de Mayo serán un ejemplo de salud mental, porque ellas se negaron a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria;
la Santa Madre Iglesia corregirá las erratas de las tablas de Moisés, y el sexto mandamiento ordenará festejar el cuerpo;
la Iglesia también dictará otro mandamiento, que se le había olvidado a Dios: “Amarás a la naturaleza, de la que formas parte”;
serán reforestados los desiertos del mundo y los desiertos del alma;
los desesperados serán esperados y los perdidos serán encontrados, porque ellos son los que se desesperaron de tanto esperar y los que se perdieron de tanto buscar; seremos compatriotas y contemporáneos de todos los que tengan voluntad de justicia y voluntad de belleza, hayan nacido donde hayan nacido y hayan vivido cuando hayan vivido, sin que importen ni un poquito las fronteras del mapa o del tiempo;
la perfección seguirá siendo el aburrido privilegio de los dioses; pero en este mundo chambón y jodido, cada noche será vivida como si fuera la última y cada día como si fuera el primero.
"Las abuelas nunca entramos en juegos políticos partidarios"
La recuperación de identidad del nieto número 100, su cercana relación con el Gobierno; la deslealtad de algunos amigos y las ganas de seguir, a los 79 años. De todo ello habla Estela de Carlotto en esta entrevista.
Permanencia: Desde 1989 preside a las Abuelas de Plaza de Mayo. Se sumó en 1978
En el hall de la sede central de Abuelas de Plaza de Mayo hay un cuadro que crece. Tiene las fotos de los nietos recuperados; falta encontrar a 400. Entre ellos, al nieto de su presidenta, Estela de Carlotto, que celebró recientemente la recuperación de identidad del nieto número cien. Fue casi 30 años después de localizar a las primeras, las hermanas Tatiana Ruarte Britos y Laura Jotar Britos.
Pero por los días en que dialoga con LN R el tema que la hace aparecer en los medios es otro: la toma de muestras de ADN a los hijos adoptivos de Ernestina de Noble.
-Para muchos, más que de una búsqueda de identidad, esto es parte de una pelea política que involucra al gobierno y al grupo Clarín...
-Esto es responsabilidad pura y exclusiva de los políticos que se meten a hablar barbaridades. Lilita Carrió bastardeó el tema diciendo que rechazaba las leyes con las que estuvo de acuerdo en 2003, que se trataba de una pelea direccional entre la presidenta y Ernestina Noble. ¡Nada más deshonesto que decir algo así! Me extraña que Gil Lavedra diga que hay que considerar el derecho de la familia, cuando la única familia que hay es la que está buscando. La otra familia puede haber tenido buena fe, o ser una ladrona. Y Strassera dijo que si el chico no quiere hacer la prueba, que no se haga, desconociendo que se trata de un delito de acción pública y que el Estado tiene que llegar a la verdad, a saber qué y cómo ocurrió, hasta las últimas consecuencias.
-La ley de extracción de ADN por métodos alternativos se aprobó en el Senado con un voto en contra. La creación del Banco Nacional de Datos Genéticos fue más controvertida. ¿Por qué?
-No fue fácil. No puedo entender que gente amiga, en vez de venir acá y hablar con nosotros, hizo una especie de trabajo paralelo en contra. Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz, que fue siempre un amigo, repartió notas en el Parlamento, contrarias, sin hablar con nosotras. ¿Cómo podían decir que el Banco que pertenece a la Nación se va a perder? Si se pierde eso, perdemos los nietos. A veces se olvidan de que las Abuelas hemos salvado al Banco mil veces. Buscando reactivos en el exterior, haciendo campañas de recolección de fondos, pidiendo que mantengan al personal. Que gente que ha sido amiga se haya comportado así me pareció una deslealtad.
El nieto número 100 no era apropiado: Matías Espinosa es hijo de Tulio Valenzuela y Norma Espinosa, militantes. Cuando Norma estaba embarazada, se separaron. Ella se retiró y se fue a lo de sus padres. Tulio pasó a la clandestinidad. Después, desapareció. Matías creció con su madre. Adolescente, se acercó a Abuelas y contactó a sus tíos paternos. En 2009, se restituyó a Sabrina, su media hermana (hija de Tulio Valenzuela y Raquel Negro). Matías fue derivado a la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI) para estudios genéticos. En junio se confirmó. Recién a fin de año Matías hizo pública su historia: el nieto número cien.
-¿Qué significó encontrarlo?
-Siempre auguramos esa cifra. Es muy simbólico. El primer centenar de los 500 secuestrados. Las leyes que se aprobaron en 2009 pueden dar resultados muy buenos este año. Quizás animen a muchos chicos a que acepten esa prueba de ADN alternativa. No es agresiva, el rescate de una prenda, un peine. Los libera de esa especie de traición a quienes los criaron, a los que están ligados sentimentalmente.
La nieta 99 no vive: Mónica Santucho desapareció cuando secuestraron a sus padres. Antes, escondió a dos hermanitos en un tacho de basura. Los salvó. Tenía 14 años. Fue torturada. El Equipo de Antropología Forense identificó sus restos.
Al nieto 98 la familia no lo buscaba. Martín Amarilla Molfino, hijo de Guillermo Amarilla y Marcela Molfino, nació en cautiverio. Sus parientes no sabían del embarazo. Martín se acercó a Abuelas. "No da con nadie", decían los genes. Hasta que alguien contó que Marcela tuvo un bebé detenida. Todo se hilvanó. Martín se encontró con tres hermanos.
Visitando a Juan Pablo II, en el Vaticano, en 1997
-Tres historias atípicas donde el cuerpo, después de años, habló.
-Antes íbamos detrás de los árboles. Hoy contamos con investigación y técnica. Apretás un botón y cruza todo. Las Abuelas estamos haciendo un estudio de las maternidades clandestinas. De acuerdo con nacimientos y encuentros, al saber quiénes estaban ahí, podemos presumir quiénes tienen al resto. Con los juicios, surgen más datos. Uno dice: "¿Cómo no lo dijiste antes?" "Creía que no servía". ¡Todo sirve!- dice Carlotto.
-¿Recuerda su primer encuentro con Abuelas?
-Habrá sido por abril de 1978. Recibí un buen consejo de mi consuegra, Nelva Falcone, mamá de María Claudia Falcone, víctima de la Noche de los Lápices. "Estela, ¿por qué estás sola si hay otras señoras en La Plata que se reúnen? Algunas están buscando nietitos". Con mucho cuidado nos encontrábamos en confiterías, estaciones, iglesias. Yo había empezado a gestionar mi jubilación como directora de una escuela, para buscar a Laura, mi hija. Tenía noticias de que mi nieto nacería en julio. La jubilación me llegó en agosto de 1978, tres días después de enterrar a Laura. Fue muy terrible. Me metí de cabeza. Al principio, las Abuelas no teníamos nada; era todo artesanal. Se complejizó por necesidad de la función.
-¿Cuántas Abuelas quedan?
-Crece la institución, pero decrecen las abuelas. Es fuerte. Hay que ser realistas, saber que así es la vida. Las abuelas que se nos han muerto sin encontrar a sus nietos tienen en nosotras la búsqueda. Y las que viven tienen 90 años. Quedamos las que podemos. Somos una comisión de 13. Algunas llegan arrastrando sus pies, con su sordera a cuestas, sus "los días de frío, no". Somos frágiles. Todos los días somos cinco abuelas. Y una enorme presencia de juventud en el equipo jurídico, psicológico, genético.
Junto a Adolfo Pérez Esquivel y Hebe de Bonafini, de quienes hoy está distanciada
-¿Aún se emociona o lo vivido endurece?
-Siento una emoción terrible. Cuando Claudia, mi hija, que es titular de la CONADI, me contó de Martín Amarilla Molfino, pegué unos gritos bárbaros. Un día estaban sus familiares acá, en la sala grande. El estaba en la CONADI recibiendo la noticia. Le dije a Claudia: "Cuando sea prudente, preguntale si quiere conocer a su familia". Después ella llamó para decir que el chico venía para acá. ¡Salí a esperarlo a la puerta! Es lo que alimenta el alma para seguir.
-¿Qué la impulsa a tanta actividad?
-Temperamento y compromiso. Antes de que me tocara ser de Abuelas de Plaza de Mayo, era directora. Para ser maestra hay que estar preparada, atender a los niños con amor. Ya tengo 79 años, ¡un horror! No me doy cuenta. Hago más que a los 20. Y el físico, a pesar de mis ñañas, me responde. Vivo sola (su marido Guido falleció hace 8 años), puedo acostarme a la una, dos de la mañana y levantarme a las 6 para desparramar papeles de Abuelas. Acá es imposible, hay una presencia de personas y cuestiones por responder. Los domingos al mediodía los paso en familia, preparo tallarines con una salsa de tres tiempos. Somos los Campanelli. Y ese día no se habla de política.
-Volviendo a la política, a usted se la critica por su cercanía con el gobierno de Kirchner.
-Aplaudo al gobierno en lo que hace en Derechos Humanos como gestión, no como partido político. Las Abuelas no entramos nunca en juegos políticos partidarios
El anuncio del nieto número 98
-¿Tiene charla íntima con la Presidenta?
-No. Cristina es muy conversadora, agradable. Pero no soy de entrar en confidencias. Ella dice que yo la hago acordar a la mamá y yo digo que por el look me hace acordar a Laura. Hay cariño.
-Pero, ¿puede ser crítica con ella?
-Si le tengo que decir algo, lo digo; si hay que pedir algo, pido. Y si la tengo que criticar, también.
-¿Qué opina de la pena de muerte?
-El dolor de una madre cuando pierde un hijo es el mismo, uno lo comprende y lo acompaña. Pero hay tiempos de dictadura y de democracia. Uno lamenta la muerte de un policía y respeta el dolor de esa mamá. Pero un policía elige empuñar un arma y correr un riesgo que no tiene, por ejemplo, un maestro. Por otro lado, creo que los discursos que piden pena de muerte son de gente que está en la vereda de enfrente. Eso de "tenemos que matar" es contagioso para una sociedad que está temiendo por la inseguridad. Sí, vemos que la hay. Pero hay que buscar los motivos de esa inseguridad. ¿Quién es ese chico que se droga a los diez años? ¿Quién le da la droga y quién le da el arma? ¿Ese chico nació malo? No. Los usan de puente, de correo. Hay que buscar las causas sin echarnos culpas entre nosotros.
Con Tati Almeyda, de Madres Línea Fundadora
De odios y rencores
Una tarde, Carlotto llega al estudio fotográfico de La Nación, del brazo de Jorgelina Azarri de Pereyra, la Abuela Coqui, titular de Abuelas de La Plata. No necesita peluquero ni maquillador: el cabello esponjoso, ojos bien sombreados. Mientras hace las fotos, su compañera la describe: "Cálida, inteligente, muy trabajadora. Nos representa muy bien. Somos de La Plata, nos conocimos por lo que nos tocó vivir por nuestras hijas. El amor nos condujo a la calle. Pasamos angustia y felicidad. Logramos cosas que no nos imaginamos nunca. Hace un año y tres meses tuve la dicha de encontrar a mi nieto. Al verlo, le hablé a mi hija: "Amor, encontré lo que siempre te prometí". La lucha sigue. Me siento más comprometida: quiero que todas las Abuelas vivan esta alegría", dice Coqui.
-Carlotto, usted suele decir las cosas de modo conciliador. ¿Años de experiencia, estrategia, o siempre fue así?
-Me criaron así. Recibí enseñanzas morales de respeto al otro. Podemos no pensar igual. Y se puede decir lo mismo sin ofender. Con las Abuelas recorremos barrios, pueblos, universidades para hablar de esto: no escuchemos a esos que ven en el otro un enemigo porque piensa gris y pienso blanco. Pensemos en el país, en la Argentina. Enemigos de la humanidad son Videla, Massera, Bignone. Los que reivindican los crímenes y los volverían a cometer.
-¿Cómo es vivir buscando a un nieto?
Mi nieto tiene 31 años. En algún lado está. Antes, yo miraba las caritas de nenes de su edad. Una vez seguí a una mamá que tenía en brazos a un bebé parecido a uno de mis hijos. Se dio vuelta, era idéntica al chiquito. Qué locura. Seguí y sigo mirando. Ya no me obsesiono. Me da un respingo el cuerpo cuando alguien dice "¡vení, Guido!". Y si veo que es de la edad, por ahí le pregunto cuántos años tiene. Se está usando bastante el nombre Guido. Tengo ilusiones cuando hay casos que coinciden con su historia. Pero busco a todos los nietos. Por disciplina no entro en angustias, fantasías. Es lindo cuando me dicen "te siento mi abuela". El día que encontramos el nieto de Coqui, lo disfruté tanto. Es como encontrar el propio.
Remo, su hijo, es diputado por el oficialismo
-¿Sus nietos buscan a Guido?
-Lo esperan, más que buscarlo. Saben que estoy yo. Me toleran como una abuela un poco ausente, a veces me ven más en la pantalla. Pero es una espera de todos, el nieto que falta. Mis hijos sí lo buscan.
-¿Guarda algo para él?
-El otro día pensaba qué voy hacer. En cada encuentro o congreso nos regalan camisetas, prendedores. Guardo cajas repletas de remeras y suvenires, para mostrarle cuántos lugares recorrí buscándolo. De Laura hay un archivo biográfico que se arma en Abuelas, con testimonios de quienes conocieron a los padres. El otro día me encontré con una chica que vivió con ella. Decía: "Laura hablaba mucho de ustedes, contaba que en su familia inventaban términos". Es cierto: a la frazada le decíamos pitilla. Y le contó que inventamos una forma de llamar las partes sexuales de la mujer y el varón. Laura tuvo humor hasta el final. A veces pienso: ¿qué soy yo? Si la que dio la vida fue ella. En nuestras últimas charlas, me dijo: "Si me pasa algo, la muerte de todos los que luchamos, no va a ser en vano".
-¿Alguna vez sintió rencor?
-Ni odio ni rencor, lo mismo la mayoría de abuelas y padres. Buscamos el triunfo de la verdad sobre el plan sistemático de robo de bebés. Estamos encontrando la vida y la muerte, como el caso de Mónica. Pruebas en contra de aquellos que creyeron que nunca se iban a saber los crímenes que cometieron. Apuntan a recomponer esta historia tan dura que los malintencionados quieren que se oculte.
Inseguridad: 'Hay que buscar las causas sin echarnos culpas entre nosotros', dice
Algo muy personal
Estela de Carlotto se sumó a Abuelas de Plaza de Mayo en abril 1978, meses después de la desaparición de su hija Laura, a fines de 1977. Su marido, Guido, también fue secuestrado y torturado. Falleció en 2001.
Tiene cuatro hijos: Laura, Claudia (titular de la CONADI), Guido (senador provincial, en Buenos Aires, FPV) y Remo (diputado del FPV). Y catorce nietos.
Es la presidenta de Abuelas desde 1989. Abuelas de Plaza de Mayo reconoce como fecha de iniciación el 22 de octubre de 1977.
Guido, el hijo de Laura, nació el 26 de junio de 1978 en el Hospital Militar.
"No quiero que me lloren cuando me vaya a la eternidad, quiero que me recuerden como la misma felicidad..."
Sandro - Una muchacha y una guitarra
Roberto Sánchez, "Sandro" según su nombre artístico, nació el 19 de agosto de 1945 en Valentín Alsina, provincia de Buenos Aires. Fue el primer y único hijo de la pareja formada por Vicente Sánchez e Irma Nydia Ocampo
Sandro cursó sus estudios primarios en la Escuela Nº3 de Valentín Alsina. Pero su sueño no era estudiar sino cantar. Su pasión por la música comenzó al descubrir a su máximo ídolo: Elvis Presley. Con 10 años, Sandro pasaba horas imitando a la estrella de rock.
Por esa razón, su primera "actuación" en público fue precisamente en el colegio, cuando participó de un acto del 9 de julio en 1957 e imitó a Presley. Logró su primera ovación. A los 13 Sandro dejó el colegio. Comenzó a trabajar para ayudar a su familia y tuvo diversos oficios: repartidor en una carnicería y tornero, fueron algunos . Sus tiempos libres eran destinados de lleno a la música.
Junto a su amigo Enrique Irigytía formó un dúo de voces y guitarras. Comenzaron a participar en cuanto concurso de canto haya en el conurbano bonaerense. Allí, quien todavía se hacía llamar Roberto Sánchez, hacía covers de boleros, tangos y rock and roll. Por esos tiempos formaron sus primeras bandas: El Trío Azul (Roberto Sánchez, Enrique Irigoytía y Agustín Mónaco) y el dúo Los Caribes (Roberto Sánchez y Enrique Irigoytía).
"Ahora soy Sandro". Durante los primeros años de la década del sesenta, Robert Sánchez de lado su nombre para adoptar el seudónimo artístico, el mismo nombres que sus padres habían querido ponerle pero que las autoridades no permitieron: Sandro. Su primera actuación con ese nombre fue en un local llamado Recreo Andrés.
La nueva banda. En 1960 Sandro formó el grupo "Los Caniches de Oklahoma" y grabó su primer single: "Comiendo rosquitas calientes en el Puente Alsina". Al artista lo acompañaban Héctor Centurión (voz y bajo); Carlos Ojeda (piano y percusión); Armando Cacho Quiroga (batería) y Miguel Lito Vázquez (guitarra rítmica).
Un año más tarde cambiaron el nombre de la banda por "Los de Fuego". Aunque parezca extraño no fue Sandro el cantante. En sus comienzos, la voz del grupo era la de Centurión, aunque en 1962 Sandro lo reemplazó y se destacó sobre el resto. Por eso mismo en 1963 la banda cambió su nombre por el de "Sandro y Los de Fuego". Allí se sumaron Irigoytía y Juan José Sandri.
A pesar de tener algunos temas propios, la banda solía cantar covers del rock internacional, como los Beatles, Elvis, Rolling Stones, etc. El 13 de septiembre de 1963 grabó su primer disco, pero sin Los de Fuego. El mismo no tuvo repercusión. Poco después publicó un segundo disco: "Presentando a Sandro".
El 28 de febrero de 1964 Sandro grabó el primer tema con Los de Fuego, una versión en español del famoso Hay mucha agitación de Jerry Lee Lewis. Ese año comenzaron a presentarse en televisión y debutaron en Aquí la Juventud.
La explosión. En el programa Sábados Circulares de Pipo Mancera, Sandro y su banda lograron popularidad. El cantor se vestía y se movía como Elvis, y sus fans deliraban. Sus movimientos causaron el enojo de sectores conservadores que lograron sacarlo de escena, aunque regresó semanas después.
A principios de 1965 apareció el primer LP de la banda de Sandro y meses más tarde su segundo trabajo. Pero antes de finalizar el año, la banda se desintegró y el cantante formó una nueva banda soporte. A comienzos de 1966 lanzó su tercer álbum y en 1966 su cuarto disco, en el cual ya comenzó a notarse una orientación con ritmos latinos en sus canciones.
Nuevo estilo. En la década del 60 Sandro comenzó a optar por la balada romántica latinoamericana, derivada del bolero, que se convertiría en el género pop latino por excelencia en la siguientes décadas. A partir de allí también comenzó a realizar películas imprimiendo su postura de macho argentino.
Por esos tiempos cantó en el Festival Buenos Aires de la Canción la balada Quiero llenarme de ti, con el cual ganó el festival y obtuvo la fama internacional. El tema rompió records de ventas y su público comenzó a idolatrarlo.
En 1968, Sandro ganó el Festival de Viña del Mar, abriendo su música a todo el mercado latinoamericano y de Estados Unidos. Aquel año lanzó su octavo albúm con un estilo definido y el más exitoso de su carrera: La magia de Sandro. Con éxitos como: "Penas", "Penumbras", "Así", "Tengo", "Por tu amor", "París ante ti", "Por algún camino", "Lluvia de Rosas", "Yuma yoe", "Me amas y me dejas" y "La juventud se va".
Gitano. Entre 1969 y 1980 Sandro realizó 12 películas y 35 álbums.En los siguientes 12 años (1969-1980) Sandro realizó 12 películas y 35 álbums. De entonces son sus obra más famosas: "Rosa, Rosa" (la más vendida de su carrera) en primer lugar y "Trigal", en el segundo. El 2 de agosto recibió en Nueva York un disco de oro por haber sido el artista latinoamericano con mayor cantidad de discos vendidos en los EE.UU.
En 1970 estrenó dos películas que quedarían en la memoria: Gitano y Muchacho. El 11 de abril de ese año llenó el mítico estadio Madison Square Garden en Nueva York: hubo 250.000 espectadores.
Un dato curioso: en 1972 fue el primer artista en cantar en el Luna Park de Buenos Aires, hasta entonces un ámbito exclusivamente boxístico, con un amplio éxito y hasta se dio el lujo de llenar el estadio Maracaná en Brasil.
En los años restantes de la década del 70 editó doce álbums (entre ellos Sandro... siempre Sandro, Mi amigo el Puma y El ausente) y tres películas más: Operación Rosa Rosa (1974), Tú me enloqueces (1976) y Subí que te llevo (1980). En 1978 volvió a cantar en Argentina luego de cinco años sin hacerlo, con un recital a beneficio en el Teatro Ópera de Buenos Aires, transmitido en directo por el Canal 13. También tuvo su propio programa de televisión en Argentina, un show musical titulado La Hora de Sandro que se transmitía todos los sábados.
En 1981 Sandro y Oscar Anderle se separaron, luego de 15 años de trabajar juntos. El cantante se asoció con Rubén Aguilera. En esa década también protagonizó varias telenovelas, entre las cuales se destacó la puertorriqueña "Fue sin querer". En 1990 condujo un programa musical por el Canal 13 de Buenos Aires, titulado Querido Sandro.
La inmortalidad. En 1993 regresó a los escenarios con un recital llamado "Treinta años de magia" en el teatro Gran Rex. En total realizó 18 presentaciones, marcando un récord absoluto, reuniendo a 60 mil personas.
El resto de la década del 90 Sandro fue homenajeado por el rock argentino e internacional por su trayectoria y su música. Durante los últimos años se dio a conocer la grave enfermedad de Sandro debido a su adicción al cigarrillo. "Esta enfermedad me la merezco, porque yo me la busqué, por ser un arrogante como todos los tipos que fuman" dijo una vez.
La carretera más larga y espectacular de la Argentina. La mágica Ruta Nacional 40, a través de más de 5.000 Km por la Cordillera de los Andes, llega desde Cabo Vírgenes (Santa Cruz) hasta La Quiaca (Jujuy). Trepa sobre el nivel del mar hasta casi 5.000 metros, atraviesa 236 puentes, cruza 18 importantes ríos, bordea 13 grandes lagos y salares, lleva a 20 reservas y parques nacionales, y conecta con 27 pasos cordilleranos.
La RN 40, creada en 1935, une de sur a norte once provincias de tres regiones del país. Patagonia: Santa Cruz, Chubut, Río Negro y Neuquén. Cuyo: Mendoza, San Juan y La Rioja. Norte: Catamarca, Tucumán, Salta y Jujuy.
Los sexólogos William Masters, Virginia Johnson y Robert Kolodny presentaron una relación de algunas de las formas que suelen bloquear el erotismo. Nosotros las hemos revisado y ampliado, de acuerdo con nuestra experiencia clínica:
La costumbre de tener relaciones sexuales "sólo en el momento oportuno". Si es sábado por la noche toca; incluso había una refrán de la España de la posguerra que ilustra este punto: Sábado sabadote, camisa limpia y polvote.
La falta de privacidad —ayer hablamos sobre ese tema, a propósito de donde tener relaciones—.
Los límites que imponen el tiempo y el cansancio, al no ser capaces de incluir en nuestra "agenda" los encuentros eróticos. Muy importante reservar nuestro tiempo para las relaciones afectivas y sexuales.
Asumir total responsabilidad de la relación: "El placer del otro depende solamente de mí". Cada uno debe ser responsable de su propio placer y de comunicarle a la pareja sus preferencias.
En el extremo opuesto está el no tener al otro en consideración: "Voy a la mía y no me preocupa compartir". Si la falta de empatía entorpece cualquier relación, en el terreno sexual es ésta determinante.
Tomar una actitud de enfrentamiento ante la relación sexual, en lugar de disfrute de la misma. Cuántas personas van a la cama como a un campo de batalla o a un examen. No hay nada más triste.
La creencia de que ya se pasó la época del disfrute sexual: "La satisfacción sexual es sólo para gente joven y atractiva". Para nada, una mano es una mano, aunque esté arrugada, y las caricias siempre son caricias.
Pensamientos lejanos, distracciones o preocupaciones durante el acto sexual: "Hay que llevar el coche al taller...". "El techo necesita una mano de pintura...". Aquí la cosa va muy mal; hay que ir aprendiendo a controlar los pensamientos intrusivos.
Estar enfadado con la pareja sin comunicárselo, pero actuando destilando malestar. La típica respuesta de: "A mí no me pasa nada", poniendo una cara que dan ganas salir corriendo. Si se está disgustado o disgustada se comenta, los dobles mensajes son dañinos.
Estos elementos bloqueadores del erotismo pueden llegar a ser severos y entonces se instalan las disfunciones sexuales. Es decir, los problemas persistentes que alteran de modo negativo el deseo, la excitación o el orgasmo o la eyaculación. Entonces viene el sufrimiento y se tiene que recurrir al sexólogo. No es que no queramos que vengáis a consulta, pero preferimos que disfrutéis y os encontréis bien, nosotros seguiremos trabajando en información, educación y orientación sexual, para prevenir estos problemas.
DÉJAME sueltas las manos y el corazón, déjame libre! Deja que mis dedos corran por los caminos de tu cuerpo. La pasión —sangre, fuego, besos— me incendia a llamaradas trémulas. Ay, tú no sabes lo que es esto!
Es la tempestad de mis sentidos doblegando la selva sensible de mis nervios. Es la carne que grita con sus ardientes lenguas! Es el incendio! Y estás aquí, mujer, como un madero intacto ahora que vuela toda mi vida hecha cenizas hacia tu cuerpo lleno, como la noche, de astros!
Déjame libre las manos y el corazón, déjame libre! Yo sólo te deseo, yo sólo te deseo! No es amor, es deseo que se agosta y se extingue, es precipitación de furias, acercamiento de lo imposible, pero estás tú, estás para dármelo todo, y a darme lo que tienes a la tierra viniste— como yo para contenerte, y desearte, y recibirte!
Déjame sueltas las manos. Pablo Neruda. Poeta Chileno
Mónica Carranza, fundadora del comedor "Los Carasucias", murió hoy.
Mónica Carranza, fundadora de la Fundación "Los Carasucias", falleció hoy a los 63 años a causa de un cáncer con el que luchaba hacía tiempo.
Ejemplo de solidaridad con los más necesitados y elegida "mujer del año" en 1997 por la obra que construyó en el barrio de Mataderos. "Una cosa es hablar del hambre y otra cosa es sentirlo", era una de sus frases de cabecera.
Mónica nació en Parque Patricios. Después de la muerte de su padre, cuando tenía nueve años, vivió en la calle y luego ella y sus once hermanos ingresaron en internados y diferentes institutos de menores, de donde se escapó.
Tras pasar varios años a la intemperie, se casó y fundó su propia casa - comedor "Los Carasucias", donde a diario comen 2.500 familias y reciben refuerzos alimentarios más de 1.500 chicos desnutridos y enfermos de Sida, diabéticos, tuberculosis y otras enfermedades.
Madraza. "Ella era una persona especial, luchó mucho de chica en la calle", afirmó a TN su hijo Roberto. "Hoy antes de las 5 am me dijo: 'Negrito, quedate con los chicos, dale para adelanté'", recordó. Sus últimas palabras fueron sobre los chicos del comedor, a los que ayudo como una "madraza".
Pero su lucha diaria no pudo contra el cáncer. "Ella pensó que podía ganarle", esgrimió emocionado su hijo, que la definió como "el alma" de la fundación y una madré "única".
Guerra de Malvinas: Se reactivan causas por torturas...
Unos 150 testimonios nutren las 79 causas que acusan a decenas de militares por estaqueos, lesiones graves y enterramientos.
Cerca de 150 testimonios nutren las 79 causas que investiga la jueza federal de Río Grande, Liliana Herraez, sobre torturas y vejaciones en la guerra de Malvinas, que incluyen la muerte por hambre de dos soldados, y que tienen a decenas de militares como acusados.
Herraez investiga los casos de homicidio, abandono de persona, sometimiento a torturas consistentes en estaqueos a la intemperie por largo tiempo, padecimiento de hambre y frío, enterramientos, golpes, lesiones graves y reducción a la servidumbre, entre otras prácticas aberrantes.
Las causas recibieron un fuerte respaldo este año con la declaración de delitos de lesa humanidad, imprescriptibles, por parte de la Cámara Federal de Comodoro Rivadavia.
El recurso de uno de los imputados, el ex subteniente Jorge Taranto -acusado por las muertes-, fue aceptado por la Cámara Nacional de Casación Penal número 1 de Buenos Aires; pero la medida aún no fue comunicada a las partes y no afectó la marcha de los juicios.
Este tribunal sostuvo que los delitos de lesa humanidad implican "ataque sistemático o generalizado a una población civil", lo que no ocurrió en los casos de Malvinas.
José Martín Araníbar, ex combatiente y coordinador de las presentaciones de los casos de todo el país en Río Grande, cuestionó ese fallo y afirmó que "los soldados sí eran civiles, que el Estado convocó a la guerra ante un enemigo externo, a los que debió cuidar pero, por el contrario, sometió a estas vejaciones".
De quedar firme esa sentencia -agregó-, los promotores de los juicios recurrirán a la Corte Suprema de Justicia e incluso a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, "si es necesario".
Taranto fue acusado por el ex combatiente Daniel Martires González por su responsabilidad en la muerte de hambre de los soldados Juan Quintana y Remigio Fernández, además de propiciar estaqueamientos de otros combatientes argentinos.
"Quintana estuvo 40 días tirado en una carpa y él estaba a diez metros de esa carpa y no hizo nada", expresó González en diálogo con Radio Fueguina de Río Grande, agregando que Taranto también lo agredió a él.
"Taranto usó su pistola para obligarme a hacer prácticas militares, usó su baquetón de acero que se usa para limpiar los fusiles para pegarme, para que le dijera quién le robó el dulce de membrillo y el cartón de cigarrillos, y después lo mandó a estaquear a Rosendo Prado", expresó el ex combatiente.
Además de Taranto, otro de los acusados directos es el teniente coronel Daniel Delfor Polano, y otros jefes a los que atribuyen responsabilidad por su jerarquía militar en la guerra, como el ex guardiamarina Carlos Ricardo Bianchi y el ex teniente Juan Magrabaña.
Araníbar estimó que después de la feria de verano los juicios recobrarán fuerza y la jueza Herraez recibirá testimonios claves.
"Incluso recientemente fueron al juzgado los coordinadores del Programa Nacional Verdad y Justicia, Elena Mariani y Juan Manuel Figueroa, que recorren los tribunales constatando que las causas de este tipo sigan su camino", señaló.
Además, días atrás se presentó como querellante en el juzgado fueguino la secretaria de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires, Sara Derotier de Cobacho, junto al abogado Eduardo Reczes, del Centro de Ex Combatientes Islas Malvinas de La Plata (CECIM), actuación en la que sumaron otros 20 testigos.
EL TESTIMONIO DE UN CURA. Entre los testigos que presenciaron actos de torturas y vejaciones en la guerra de Malvinas se encuentra el padre Vicente Martínez Torrens, autor del libro "Dios en las trincheras".
El sacerdote fue capellán de las Fuerzas Armadas durante la guerra y en su libro describe con crudeza estos delitos e incluso los ilustra con fotografías, entre otras de soldados escuálidos por hambre.
En la página 69 refiere concretamente a uno de los estaqueados y señala que pidió su liberación, sin ser atendido.
También relata otro caso en el que le llevó un Rosario, bendecido por el Papa, de regalo a un conscripto que cumplía 19 años, pero dice que no pudo entregarlo porque delante de él un jefe militar lo estaqueó por "blandito" -sin razón alguna- y lo dejó castigado sin comida.
Pronto cumplirá 9 años. Casi la misma cantidad de tiempo que demoró la Justicia en resolver su destino, por un caso de adopción. Gabriel, el niño de La Pampa por el que se movilizó toda una comunidad. Veintidós de abril de dos mil cinco.
Escondido en algún lugar de la luna, con una sonrisa cómplice, Juan dibuja dinosaurios montados sobre nubes espesas y brillantes que luego soltará, para regocijo de Gabriel, sobre los cielos de cálidos atardeceres de Parera, un apacible pueblito rural de 1800 habitantes en el norte pampeano, 200 kilómetros al norte de la capital provincial.
No hay atardecer en Parera en que Gabriel no levante su cabeza rapada y morena para clavar sus ojos en los dinosaurios. Y ahí se quedará, extasiado como en el mejor de los cuentos, para descubrirlos, para gritarle a Juan, su papá del corazón, "ahí va uno, ahí va otro..." Juan no lo escucha. Está escondido en algún lugar de la luna. Pero Gabriel lo ve. Dice que es el único que puede verlo. Y cuando dice que no lo ve en la luna, de tan bien escondido que está, lo presiente en la casa: "Hay olor a papá", le susurra al oído a Nelly, de 50 años, empleada doméstica, su mamá del corazón.
Como todos los ocasos de abril, el sol cae lento como un telón viejo sobre el pueblo, que no entrega más sonidos que el traqueteo de un carro viejo, el canto triste de un cardenal enjaulado, las campanadas de las seis sonando como a trueno en medio de un silencio de misa, y poco más que eso. Sobre las calles de tierra del barrio de Nelly, tibios ventarrones arremolinan hojas de acacias y de paraísos, las levantan como si nada y las arrastran en una burbuja de polvo gris hasta perderse pocos metros más adelante. Por ahí, despreocupado, anda Gabriel, ajeno a lo que está por suceder.
Ese día, el Juzgado del Menor y la Familia de General Pico, La Pampa, a cargo del doctor Luis Alberto García, les notificará a Juan y a Nelly Becerra de Biocca -familia inscripta en el Plan Nacional de Familias Sustitutas- que Gabriel, en el momento de sólo 4 años, va a ser entregado en adopción a una familia de Miguel Cané, un pueblo vecino de Parera, y que en el transcurso de un mes y medio los Biocca deberán cumplir con esa resolución.
Gabriel nació en Ingeniero Luiggi, La Pampa, el 16 de abril de 2001. Dos meses más tarde fue internado de urgencia en el hospital de General Pico. Había ingresado con signos de mala alimentación, con una costilla fracturada y un pulmón perforado por causa de esa costilla rota. El diagnóstico indicaba un fuerte golpe, como un puñetazo en el centro del pecho o aplastamiento con las manos. Inmediatamente de conocido el episodio, sus padres, que vivían en Ingeniero Luiggi, un pueblo vecino de Parera, fueron detenidos y procesados por maltrato. La causa, caratulada como "lesiones graves", recayó en el juzgado del doctor García.
No obstante las evidencias -tantas, que luego, tras un proceso de dos años, alcanzarían para quitarles a los padres biológicos la patria potestad-, en octubre de 2002 el Juzgado Penal 2 los sobreseyó por falta de pruebas y cerró el caso. Los padres biológicos de Gabriel, sin embargo, nunca apelaron aquel fallo para que se les restituyera la patria potestad. Y jamás volvieron a ver a su hijo.
Diez meses antes, el 22 agosto de 2001, mientras se sustanciaba el juicio a los padres biológicos, el juez García había entregado a Gabriel al cuidado temporario del matrimonio Biocca. Gabriel tenía apenas cuatro meses, "era un sol, pero también un Cristo roto", y Juan y Nelly Biocca conocían las reglas: la tenencia del niño por parte de una familia sustituta no debía extenderse más allá de seis meses. Pasado ese tiempo, Gabriel tenía que ser dado en adopción a otra familia. Pero fue la propia Justicia, con su lentitud, la que se encargó de transformar en pesadilla los sueños de una criatura que ya empezaba a conocer el significado de las palabras "papá", "mamá", "hermanos", "familia". Así, los meses se hicieron años: cinco. Lo recibieron de bebe, y el tiempo lo convirtió en parte de la familia. Para todo Parera, Gabriel era un hijo más de los Biocca, aunque nunca se le ocultaron ni su origen ni la identidad de sus padres biológicos.
Aquel 22 de abril de 2005 fue el peor día en la vida de la familia Biocca. Un mazazo a la esperanza. Y un golpe mortal: Juan Biocca, que arrastraba desde hacía mucho tiempo alteraciones renales y respiratorias, empeoró su cuadro producto de la profunda depresión en la que había caído después de recibir la notificación del juzgado. Internado en la Clínica Santa Teresita, de Realicó, pasó doce días en terapia intensiva, en coma farmacológico y con asistencia respiratoria mecánica hasta su muerte, ocurrida una fría mañana del sábado 28 de mayo.
Un mes después de su muerte, Nelly iniciaba los trámites de adopción.
Cuentan en Parera que a Juan Biocca, que tenía apenas 53 años y era cantinero del Club Agrario, no le cabía el corazón en el pecho de tan grande que lo tenía. Pura bondad, pura honestidad, puro sacrificio. Un hombre de una sensibilidad extrema que sobrellevaba, como podía, la cruz de la obesidad. Nelly, y todo Parera, nunca dudaron de que Juan murió de tristeza. Tiempo después, en marzo de 2006, cuando Nelly había logrado la preadopción de Gabriel, le comentó a este cronista que su marido había muerto sin saber que el juez les había otorgado ese beneficio. Lo dijo con voz ahogada, mientras una montaña de ropa que cubría casi la mitad de la mesa de la cocina esperaba el paso lento de la vieja plancha a carbón que todavía no se había calentado lo suficiente.
La historia de Gabriel es un doloroso capítulo dentro de la vulnerable política de adopción que rige en la Argentina. Como otros miles de niños, Gabriel fue una víctima más del maltrato, el abandono y el desamor. Y por mucho tiempo, además, víctima de la negligencia y la desatención del Estado. Pero hoy es, también, ejemplo de lucha: la de él, por querer vivir; la de una familia, por haberle abierto los brazos y el corazón y acogerlo como un hijo más, y la de todo un pueblo, por haberse encolumnado detrás de una causa que trascendió, incluso, las fronteras del país.
"Al Gaby le fascinan los dinosaurios; por eso, Juan siempre le dibujaba dinosaurios. Todavía hoy, cada tanto, el Gaby sigue buscando dinosaurios en las nubes. Cuando era más chiquito y decía que lo veía al padre en la luna, lo decía tan seguro, tan convencido, tan emocionado que... hasta a mí también me daban ganas de levantar la cabeza -dirá Nelly, o la Neyi , como la conocen en el pueblo, con pudorosa vergüenza-. Y cuando decía que había olor a papá, es porque uno de mis hijos usaba el mismo perfume que Juan. Ese es nuestro Gabriel, el Gaby del pueblo, porque acá en el pueblo todos se sienten hermanos o tíos o abuelos del Gaby. Lástima... la pena profunda que tengo y que me estruja el corazón es que ya no está Juan para disfrutarlo."
En la Argentina hay 167 Pequeños Hogares y 95 Amas Externas (el folklore popular las llama "madres sustitutas") que tienen a menores a su cuidado y dependen del Consejo Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia. Pequeños Hogares y Amas Externas son programas creados por el Consejo para reducir al mínimo la institucionalización de los chicos abandonados o imposibilitados de reinsertarse en sus familias biológicas. Son niños que, una vez concluida la evaluación de los Juzgados de Menores, quedan en condiciones de ser entregados en adopción. Algunas cifras no oficiales indican que unas 3000 personas están registradas para adoptar en la Argentina. Actualmente, sólo en la provincia de La Pampa hay 320 chicos en guarda estatal, pero sólo se registran dos adopciones por año.
Nelly continúa con sus recuerdos: "Todo lo que siguió a la notificación del juez de que nos podían quitar a Gabriel para entregarlo a otra familia, en abril de 2005, fue tremendo, terrible... -suspira-. Ya a la semana yo veía que Juan se levantaba llorando, que comía llorando, que iba a trabajar llorando... A partir de esa noticia, se deprimió de tal forma que nunca lograría recuperarse. Llegó a tener 28 de presión. Es que para él Gaby era... todo... y yo lo veía cada vez peor. Gaby le decía todo el tiempo: «Papi, me cortás pan... papi, me das agua... papi, vamos a jugar... papi, me dibujás un dinosaurio grande...» Juan llegaba del trabajo, del campo o del Club Agrario, y Gaby lo esperaba en la puerta de casa. Así era. Todos los días igual. Juan siempre tenía tiempo para estar con él. Y a mí me decía en voz muy baja, con sus ojitos negros llenos de lágrimas, que nunca terminaban de caer para que el Gaby no se diera cuenta: «Me parece que lo perdemos». El pueblo empezó a movilizarse. Yo quería encontrarle otra vuelta, pero solos no podíamos hacer nada. El juez iba con todo el peso de la ley, pero después de casi 5 años, era una injusticia..."
Y Parera, en el mismo momento en que se preparaba para la inauguración del Festival Folklórico de Otoño -el acontecimiento más esperado del año- tuvo su "cabildo abierto". Las primeras reuniones se hicieron en la casa de los Biocca. Pero no fue Nelly la que salió a la calle a buscar apoyo. Fueron sus vecinos, de a uno, quienes empezaron a llamar a su puerta para decirle: "Neyi, estamos con vos para lo que necesités". Allí estaban los vecinos más cercanos: Gladys Mirco, Leticia Cometto, Norma Márquez, Olga Dosio y Mariela Lecitra. "La idea de marchar fue siempre la misma: velar por los derechos del niño... por el interés superior del niño", dicen las vecinas. Y a las marchas de mayo, que fueron seis, siguieron los petitorios al juez, y las firmas: 800, en una población de 1800 personas. Y se pusieron a pintar carteles (Parera grita en silencio Gaby no se va; La justicia lenta no es justicia; Señor juez: en este pueblo hay muchos chicos pero no sobra ninguno).
Y el párroco del pueblo montó en su bicicleta y se llegó hasta a la casa de Nelly. Y también el intendente, que fue caminando. Y el presidente del Concejo Deliberante de Parera, que acompañó la marcha del intendente. Y Rina Jurado, "la voz de Parera", cantó en el Festival de Otoño El hijo de todos, la zamba que Gaspar Montes, otro vecino de Nelly, le dedicó a Gabriel. Algo así como el himno de Parera: Niño no llores desconsolado,/ la ley del hombre causa dolor;/ los que legislan han olvidado/ ese derecho que da el amor./ Niño no llores, sigue soñando/ con ser un día zapateador./ De allá del cielo te están cuidando/ y todo un pueblo vela por vos./ Y le pedimos al ser divino/ que las tristezas no vuelvan más,/ hijo de todos ya te sentimos,/ junto a nosotros siempre estarás./ Niño sonríe, calla tu llanto/ vive la vida y sé feliz./ No dejaremos que tú te vayas,/ los que te aman están aquí..."
Exactamente un año después, el 5 de abril de 2006, empujado por las circunstancias y por la presión de todo un pueblo, el juez volvió sobre sus pasos y le concedió a la familia Biocca la guarda preadoptiva por la que habían luchado desde que Gabriel entró en sus vidas.
Nelly no estaba equivocada al plantear sus dudas. De no haber sido por la callada lucha de los Biocca y por esa toma de conciencia de los habitantes de un pueblo perdido en la llanura pampeana, Gabriel, hoy, podría ser un niño de la calle, o institucionalizado, o desaparecido, o explotado sexualmente, o esclavizado, o desarraigado, o adoptado ilegalmente (sólo el 25% de las adopciones comienza de forma legal). O muerto.
Nada de eso ha sucedido esta vez. Fueron 9 los años que se tomó la Justicia para resolver su destino, que concluyó con la adopción definitiva, a favor de Nelly Becerra de Biocca, el 22 de junio de 2008.
Gabriel cursa tercer grado de la escuela primaria de Parera. Su mamá dice que no perdió la costumbre de buscar dinosaurios en el cielo, y que a veces se pone medio triste porque ha empezado a olvidar cómo era la voz de Juan, su papá del corazón.
La ley argentina identifica diversas formas de protección al menor en riesgo:
Hogar de tránsito: lugar que cobija a niños derivados de los juzgados hasta que se solucione su situación.
Ama externa: es la que tiene niños bajo su cuidado en forma transitoria, con autorización del juez. Se establece un subsidio diario por niño, que cubre atención, alimentación, ropa blanca y traslados a la institución y a servicios asistenciales.
Acogimiento Familiar y Pequeños Hogares: programas que desarrolla el Estado para la protección de los niños cuando, por diversas causas, sus padres no los pueden cuidar. Es la incorporación momentánea de un niño en una familia que no es de origen, a través de la guarda provista por el juez.
Guarda: es la relación que se establece entre una persona mayor y una menor, que hace a su cuidado y protección inmediata. Puede tener distintos orígenes.
Guarda jurídica: la tiene aquella persona a quien el juez ha llamado para darle en guarda al niño porque sus padres no lo pueden atender. En algunos casos, el juez determina los tiempos.
Guarda de hecho: cuando, por distintas circunstancias, se deja momentáneamente al niño al cuidado de otra persona (un familiar, un vecino, etc.)
Tenencia: si bien "guarda" y "tenencia" funcionan como sinónimos, para el derecho de familia, cuando los padres se separan, "ejerce la patria potestad quien ejerce la tenencia".