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sábado, 25 de enero de 2025

28 años sin José Luis Cabezas... @dealgunamanera...

28 años sin José Luis Cabezas

José Luis Cabezas. Fotografía: CEDOC

El aniversario de su asesinato sirve para recordar por qué el poder suele terminar enfrentado con este oficio y por qué algunas cosas, a pesar de los años, no cambian.


© Publicado por la Revista Noticias de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.


Se cumplen 28 años del asesinato de José Luis Cabezas. Cada aniversario de su muerte, en estas casi tres décadas es especial. Los días anteriores y posteriores al 25 de enero, la fecha del crimen, muchos vuelven sobre la figura de fotógrafo de esta revista para recordar los momentos oscuros de la historia Argentina, pero también los grandes pilares del periodismo: la pulsión por informar de la manera más objetiva y neutral que se pueda, en especial contando todo eso que el poder, político o económico, no quiere que se sepa.

La trama detrás del crimen de Cabezas es, justamente, esa. Por un lado, quien entonces era una de las personas más ricas y poderosas del país, Alfredo Yabrán, y del otro, un reportero gráfico decidido a echar luz en esa oscuridad.


Cada año se homenajea a Cabezas con esta tónica. Pero también es verdad que cada aniversario tiene su particularidad, su propio contexto, que hace que el recuerdo del fotógrafo no cambie de intensidad, pero sí de significado. Este enero encuentra al periodismo en un momento delicado. Se podría decir que de riesgo. El gobierno de Milei eligió a esta profesión como uno de sus grandes enemigos.

Y a las descalificaciones diarias, con un tenor de agresividad que jamás un presidente argentino había tenido, le sumó amenazas y aprietes. Otra vez, de manera nada casual, el blanco predilecto de esos ataques es esta editorial, que mantiene al momento del cierre de esta edición cuatro juicios con el Gobierno.

El aniversario de Cabezas, el único periodista asesinado en democracia, sirve para recordar por qué el poder suele terminar enfrentado con este oficio y por qué algunas cosas, a pesar de los años, no cambian. Y tiene también otro significado, quizás el más importante: es un recordatorio para nunca bajar los brazos."


José Luis Cabezas: la Sociedad Interamericana de Prensa insta a mantener viva su memoria. 

A través de la campaña "Voces que reclaman justicia”, la SIP recordó el asesinato del reportero gráfico que conmocionó al país hace 28 años.
 

La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) realizó un comunicado en el que insta a mantener viva la memoria del reportero gráfico José Luis Cabezascuyo crimen conmocionó a la Argentina hace 28 años.

José Luis, que trabajaba en NOTICIAS, fue asesinado el 25 de enero de 1997 en la localidad de Pinamar. “Su homicidio se convirtió en un símbolo doloroso de la historia del periodismo argentino y generó numerosas manifestaciones en las que se mostraba la imagen del reportero gráfico acompañada con la frase ‘No se olviden de Cabezas’”, dice el texto de la SIP.    

"Reafirmamos nuestro compromiso para mantener en la memoria pública casos como el de José Luis Cabezas, que marcó un punto de quiebre en el ejercicio del periodismo libre en la Argentina”, 
indicó el vicepresidente segundo de la entidad y presidente de la Comisión de Libertad de Prensa e Información de la entidad, Carlos Jornet. Y agregó: "Seguiremos reclamando por justicia y verdad por los periodistas víctimas de violencia”.   

La Sociedad Interamericana de Prensa es una entidad sin fines de lucro dedicada a la defensa y promoción de la libertad de prensa y de expresión en las Américas. 
Está compuesta por más de 1.300 publicaciones del hemisferio occidental; y tiene sede en Miami, Estados Unidos.  

Su campaña, 
“Voces que reclaman justicia”, tiene como objetivo resaltar y mantener vigente la memoria de los periodistas asesinados en las Américas, recordar su trabajo periodístico y continuar exhortando a las autoridades a poner fin a la impunidad que rodea a la mayoría de estos crímenes, mediante la búsqueda de justicia.  

En su comunicado de este 2025 por el homicidio de Cabezas, indicaron
: “El crimen, perpetrado por la banda Los Horneros por presunto encargo del poderoso empresario postal Alfredo Yabrán, desnudó aparentes vínculos entre este y el entonces presidente Carlos Menem”. Y continuó: “Yabrán nunca fue juzgado; se suicidó el 20 de mayo de 1998 luego de que se ordenara su arresto. Los demás acusados por el crimen —varios policías, miembros de Los Horneros y el jefe de la custodia de Yabrán— fueron condenados a prisión perpetua, aunque luego sus sentencias fueron reducidas. 
Ninguno de los condenados continúa en prisión”.



sábado, 26 de diciembre de 2015

La ridícula “Resistencia” de Sabbatella… @dealgunamanera...

La ridícula “Resistencia” de Sabbatella…


Hipocresía sin límite del verdugo de los medios independientes. Martín Sabbatella le está dando una valiosa lección al pueblo argentino, relativa al nivel de descaro e incoherencia al que puede llevar el fanatismo. El funcionario cristinista ha aceptado escenificar la pretendida “resistencia” del FPV, intentando mostrarse como una víctima de las prácticas de persecución que él lideró durante años.

© Escrito por Rafael Eduardo Micheletti el miércoles 23/12/2015 y publicado por Tribuna de Periodistas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El dirigente de Nuevo Encuentro saltó a la fama cuando ganó la intendencia de Morón y se perfiló como un joven exponente de la “nueva política” en medio de los anquilosados caudillos del conurbano. Sin embargo, en algún momento decidió adherir a la ideología totalitaria del neomarxismo populista y subordinarse incondicional y sesgadamente a la voluntad de la líder del FPV, Cristina Fernández.

Esta nueva situación psicológica y política lo fue corrompiendo cada vez más. Una a una, sus banderas de honestidad, republicanismo y renovación política fueron disgregándose en sus manos. Hoy en día ha quedado expuesto ante la opinión pública como un funcionario “militante”, sin prácticamente ninguna credibilidad, que discriminó y hostigó sistemáticamente a los medios de comunicación que no se subordinaban al gobierno de turno. Tanto es así que no pudo consagrarse vicegobernador de Buenos Aires junto a Aníbal Fernández y su espacio político perdió el bastión que lo vio nacer, el municipio de Morón. En esa localidad, ya desde 2011 se empezaron a escuchar fuertes denuncias de sobreprecios, aumentos injustificados del presupuesto para viáticos y publicidad y uso partidario del aparato estatal. La nueva política había mutado a la vieja.

Según ha trascendido, el propio Sabbatella reconoció en una reunión con funcionarios del nuevo gobierno que sólo renunciará si se lo pide Cristina. Claro, podría tratarse de un noble gesto de lealtad pero, dados sus antecedentes, su comportamiento al frente del AFSCA y su aceptación de una candidatura suicida junto a “La Morsa”, se trata en realidad de la expresión de una patología fanática de alguien que ha renunciado cobardemente a pensar y a actuar por sí mismo.

El personaje en cuestión no se cansó de embanderarse en el discurso de la democracia y el pluralismo, cuando sabía claramente que la llamada “ley de medios” no era más que una imitación de un sofisticado y tramposo artilugio legal que el modelo a seguir del FPV, el gobierno chavista de Venezuela, había logrado utilizar con éxito para acallar de a poco, pero sin descanso, a cada uno de los medios que osaran criticarlo.

Desde el inicio, el matrimonio Kirchner decidió replicar a nivel nacional el mecanismo de control de los medios de comunicación exitosamente implementado en Santa Cruz. El mismo involucraba extender la corrupción de Estado al mercado de medios, cooptando a los empresarios del sector con prebendas e instalando a testaferros amigos, así como también extorsionar con la pauta oficial y amenazas varias. Pero el Grupo Clarín, al principio socio del gobierno, se mostró demasiado fuerte y entonces la ley de medios fue pensada para desguazarlo. Se pretendió fragmentar y debilitar a los medios de comunicación para volverlos más vulnerables y manipulables mientras se le confería a un Estado discrecional y abusivo mayor poder de regulación y sanción.

Sabbatella fue plenamente consciente de todo esto durante su campaña a favor de la ley de medios y su gestión al frente del AFSCA. Es decir, nos mintió a todos descaradamente. Además, ejecutó la ley referida de manera discriminatoria, siendo parte activa de una acción de persecución estatal contra medios independientes que, como mínimo, implicó abuso de poder y mal desempeño de la función pública. El ultrakirchnerista nunca pudo explicar por qué decidió postergar indefinidamente el análisis de los planes de adecuación de los medios afines al gobierno y avanzar injustificadamente, sin respetar el derecho de defensa, con la adecuación de oficio del Grupo Clarín. Este proceder arbitrario motivó nada menos que una medida cautelar de la Justicia argentina avalada por la Corte Suprema y una abierta condena de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).

El planteo de que la autoridad de aplicación de la ley de medios no puede ser intervenida por decreto puede ser muy atendible. Igual que en el caso de las designaciones de jueces independientes para la Corte Suprema por decreto, aunque las intenciones puedan ser buenas, y sin negar el obstruccionismo deliberado y sistemático en el que se enfrascó el FPV incluso antes del traspaso, se estaría sentando un mal precedente desde el punto de vista institucional que podría prestarse a abusos en el futuro.

Sin embargo, la discusión sobre el procedimiento empleado no debe hacernos perder de vista que Sabbatella y el FPV carecen de la más elemental autoridad moral para hablar de “libertad de expresión” cuando durante su gobierno estuvieron muy cerca de concretar el malicioso objetivo de destruirla, tal como lo hiciera Hugo Chávez en el “paraíso” bolivariano.

El dirigente de Morón les haría mucho bien a la libertad de expresión, al AFSCA y a la ley de medios si renunciara a su cargo pero, en vez de eso, ha decidido hasta ahora seguir obedeciendo sin objeciones las órdenes impartidas por Cristina Fernández. Más aún, ha pretendido teatralizar una supuesta “resistencia” nada creíble contra el autoritarismo que él implementó desde el Estado.

El fanatismo suele llevar a las incoherencias más absurdas.


viernes, 7 de diciembre de 2012

7D y la Sociedad Interamericana de Prensa...


Nelson Castro: "La idea del Gobierno es terminar con el periodismo"... 


Habló ante el Congreso junto a colegas y la SIP. Su opinión de las denuncias de Echegaray.

"La esencia que hay aquí, es que el intento del Gobierno y de quienes acompañan esta visión del gobierno desde la sociedad (porque este es un elemento también preocupante, hay acompañamiento de sectores de la sociedad a esta idea del gobierno), es que hay que terminar con el periodismo. De que el periodismo está en el centro de todos los males", afirmó Nelson Castro.

El periodista estuvo en el Congreso de la Nación junto a colegas como Alfredo Leuco; el titular de la Sociedad Interamericana de Prensa, Javier Matilla Anderson; y las senadoras Norma Morandini (FAP), Laura Montero (UCR) y María Eugenia Estenssoro (Coalición Cívica-ARI).


"Por eso estaba esta idea de que si no hubiera pasado lo que pasó, más allá de la suerte de Clarín, hoy habría nacido una nueva nación", agregó Castro en el encuentro sobre libertad de expresión desarrollado en el Salón Illia del Congreso de la Nación.

"Lo que hay aquí en juego es una metodología que no va a cesar -junto con la difamación, la utilización de los medios públicos para difamarnos, este método claramente goebbeliano- es la utilización del Estado para llevar adelante fenómenos de intimidación del trabajo de los periodistas. A esto debemos oponernos claramente y debemos señalarlo", sostuvo el periodista.

"Y debemos señalarlo para todos, como en días pasados cuando Clarín cometió un garrafal error al utilizar estos mismos métodos que criticamos para querer enjuiciar a periodistas. Y cuando ayer lo hemos visto con la denuncia del titular de la AFIP a dos colegas, Luis Majul y Matías Longoni, por sus investigaciones", completó Castro.

© Publicado en el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el vienes 7 de Diciembre de 2012.

El Dr. Nelson Castro, certeramente habló del método goebbeliano utilizado por el Estado para llevar adelante el fenómeno de intimidación.

Éstos son:

1- ) Principio de simplificación y del enemigo único. Adoptar una única idea, un único Símbolo; Individualizar al adversario en un único enemigo.

2- ) Principio del método de contagio. Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo; Los adversarios han de constituirse en suma individualizada.

3- ) Principio de la transposición. Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”.

4- ) Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.

5- ) Principio de la vulgarización. “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”.

6- ) Principio de orquestación. “La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto, sin fisuras ni dudas”. De aquí viene también la famosa frase: “Si una mentira se repite mil veces, acaba por convertirse en verdad”.

7- ) Principio de renovación. Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que cuando el adversario responda el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.

8 Principio de la verosimilitud. Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias.

9- ) Principio de la silenciación. Acallar sobre las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen al adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.

10- ) Principio de la transfusión. Por regla general la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea un mito nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales; se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.

11- ) Principio de la unanimidad. Llegar a convencer a mucha gente que se piensa “como todo el mundo”, creando una impresión de unanimidad.



Leuco: "Vivimos el momento de menor libertad de expresión en democracia"...


El periodista habló en el Congreso, junto a otros colegas de la SIP, de los mecanismos "novedosos" de los Kirchner para coartar la libertad de prensa.

“Desde el 2006 hasta ahora, el gobierno no ha hecho otra cosa que perfección los mecanismos de persecución”. Así se refirió el periodista Alfredo Leuco a lo que considera el período de “menor libertad de prensa” desde el regreso a la democracia en 1983.

Las declaraciones de Leuco se realizaron en el Congreso, donde asistió como uno de los representantes de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) junto a otros periodistas como Jorge Lanata, Nelson Castro, Joaquín Morales Solá y Pepe Eliaschev, y al presidente del organismo, Javier Matilla Anderson.

“Han sido muy originales los Kirchner para perseguir a los periodistas: no sólo han presionado con la pauta oficial, sino que ha sido muy novedoso el apriete sobre empresarios privados para que dejaran de auspiciar en medios de comunicación o en periodistas que no eran de su gusto o no se domesticaban”, señaló Leuco.

Y denunció: “En los últimos días, los grandes anunciantes que son casas de artículos del hogar, han sido presionadas brutal y ferozmente para que no publiquen sus avisos en diarios de circulación nacional”.

Para Leuco, ese es uno de los mecanismos “novedosos” del gobierno para coartar la libertad de expresión. El otro, aseguró, es “un ataque a los periodistas en forma personal desde los canales públicos”, al que calificó de “realmente feroz”.

“Ha tenido como objetivo dinamitar el prestigio, la honestidad y el buen nombre de cada uno de los periodistas y a sus familias”, agregó el periodista en la audiencia en la que también hablaron sus colegas.

Las senadoras Norma Morandini (FAP), Laura Montero (UCR) y María Eugenia Estenssoro (Coalición Cívica-ARI) fueron quienes encabezaron la audiencia, en la que advirtieron que "la Argentina camina peligrosamente hacia el control del Estado de los medios de comunicación".

Durante un encuentro desarrollado en el Salón Illia del Congreso de la Nación, las legisladoras expresaron su preocupación" por la "falta de libertad de expresión" que dijeron observar en el país y difundieron una declaración de principios sobre la situación de los medios a nivel nacional.

"El Congreso de la Nación debe frenar los avances de un Ejecutivo que violenta derechos consagrados en nuestra Constitución", subrayó Morandini, al leer el pronunciamiento ante la delegación de la SIP.

© Publicado en el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el vienes 7 de Diciembre de 2012.






miércoles, 5 de diciembre de 2012

Opinión e información… De Alguna Manera...


Opinión e información…

Verbitsky y abogados del CELS defendiendo a los periodistas incluidos en la demanda de Clarín.

Ante la demanda de Clarín por incitación a la violencia a funcionarios y periodistas, habiendo soportado personalmente juicios de funcionarios y alguna condena, luego revertida gracias a la defensa de los abogados del CELS en la Corte Interamericana, lo más fácil sería integrarme al coro de quienes se oponen a cualquier judicialización del periodismo. Pero no pienso así.

Yo creo que los periodistas no podemos pedir inmunidad judicial. Creo que debemos ser responsables por lo que escribimos y decimos. Y aunque no sea con pena de cárcel, debemos correr el riesgo de algún castigo judicial razonable por lo que comunicamos. Lo creo por el bien del periodismo.

Porque si existiera una especie de fueros permanentes y absolutos que nos dieran privilegios que no tienen ni los jueces ni los gobernantes, aparecerían más personas, de las que aún ya aparecen, usando nuestra profesión para extorsionar y hasta a veces directamente cometer delitos bajo el amparo de la libertad de prensa.

Es evidente que surgen cada vez más personas que sin relación con el periodismo compran medios para usarlos con otros fines, y cada vez hay más infiltrados en el periodismo que, como una célula anómala, pretenden arruinarnos desde dentro con la colaboración activa de diferentes gobiernos. Por eso, es imprescindible exigirnos a nosotros mismos respetar procedimientos verificatorios de la consistencia de las informaciones en los que coincide la gran mayoría de los manuales de periodismo.

También me parece un extremo sostener que a un periodista no se lo pueda citar de testigo en una causa. En este punto la sobreactuación casi cómica de la Sociedad Interamericana de Prensa refleja el clima de pérdida de autoestima periodística. La SIP salió a decir que “aun como testigos los periodistas no pueden ser forzados a aportar ningún tipo de información en la Justicia” porque la Declaración de Chapultepec establece que “no podrá obligarse a ningún periodista a revelar sus fuentes de información”. Es obvio que uno puede mantener en secreto su fuente pero igual ser un útil testigo.

Comparto con la mayoría de quienes esta semana alzaron la voz por el tema, que no se debe judicializar la opinión. La opinión y el debate son esenciales para la democracia. El periodista debe ser un cuestionador nato, un generador incesante de polémica, un problematizador de la realidad y no su naturalizador. Y es también válido que un periodista se pueda asumir como militante de la tarea de transformar la sociedad y no sólo describirla. Pero la implicación social no otorga impunidad para dar informaciones incorrectas o informaciones que no fueron debidamente verificadas como ciertas. Justamente, para que el conocimiento sea el instrumento de una praxis social emancipatoria debe ser verdadero.

Todos nos equivocamos; no quiero caer en esta columna en la misma exageración principista que critico. Gaston Bachelard, el prestigioso epistemólogo francés, sostenía que “el progreso del conocimiento requiere un proceso de rectificación incesante” que él denominó “primado teórico del error”. Llevado al nivel del periodismo, lo que merecería ser castigado en nuestra profesión no es la creencia equivocada de buena fe sino la real malicia.

Es lógico que muchos periodistas, no sólo los incluidos en la demanda, creyesen que la mayor difusión por TN de la huelga en Prefectura y Gendarmería demostraba que el Grupo Clarín alienta el crecimiento de cualquier problema que enfrente el Gobierno sin medir responsabilidades institucionales y eso merezca ser criticado públicamente.

Lo que no fue lógico fue sostener, como hizo el ministro Julio Alak, que la desaparición de Alfonso Severo, testigo en la causa por la muerte de Mariano Ferreyra, pudo ser producida “para amedrentar a la Presidenta para que el 7 de diciembre no se dé por cumplido el proceso de desinversión del Grupo Clarín”. Los modos “suposicionales”, como correctamente lo son en el caso de la opinión, se eximen de la dependencia entre la teoría y su comprobación empírica pero en realidad están sembrando información. Opinión e información deben ser claramente diferenciadas.

Una cita del libro Metodología de la investigación social y educativa: diferentes caminos de la producción de conocimiento, de Luis Rigal y María Teresa Sirvent, puede sernos útil a los periodistas: “La objetividad requiere no una fe ingenua en la neutralidad, sino un acuerdo interpersonal compartido acerca del tipo de normas de indagación y de reglas de racionalidad que garantizará que las teorías sean valoradas críticamente sin la intervención inoportuna de querencias subjetivas o de prejuicios personales. La objetividad se consigue cuando los participantes se revelan dispuestos a someter sus opiniones y preconcepciones a disposición de la inspección crítica y a tomar parte en discusiones y argumentaciones que sean abiertas e imparciales (es la dimensión intersubjetiva de la objetividad científica)”.

© Escrito por Jorge Fontevecchia y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 1º de Diciembre de 2012.