¿Por qué se le echa la
culpa a los demás?...
Los siguientes son ejemplos
habituales, y a más de uno ya le habrá pasado que en determinados momentos es
más sencillo decir “el taxista iba demasiado lento” (en lugar de me levanté una
hora más tarde) o bien “el horno no funciona bien” (en vez de me quedé mirando
televisión y me olvidé de la cena).
Es que la mente trata siempre de deslindarse de los problemas y sobre todo, de las culpas, como una especie de protección hacia los ataques de otros - que a veces son más producto de nuestros miedos e imaginación.
El ser humano tiene un típico error: buscar culpables fuera de sí mismo, para cualquier problema. Si acertamos, es nuestra virtud, pero si erramos, seguramente será responsabilidad del otro. Antes de decir “me equivoqué”, es probable que digamos que fue por la mala suerte, el clima, el jefe, el transporte, el zodíaco o la alineación de los planetas. Cualquier cosa antes de afrontar la realidad y asumir las falencias.
Es que la mente trata siempre de deslindarse de los problemas y sobre todo, de las culpas, como una especie de protección hacia los ataques de otros - que a veces son más producto de nuestros miedos e imaginación.
El ser humano tiene un típico error: buscar culpables fuera de sí mismo, para cualquier problema. Si acertamos, es nuestra virtud, pero si erramos, seguramente será responsabilidad del otro. Antes de decir “me equivoqué”, es probable que digamos que fue por la mala suerte, el clima, el jefe, el transporte, el zodíaco o la alineación de los planetas. Cualquier cosa antes de afrontar la realidad y asumir las falencias.
El primer paso: aceptar los errores.
Es una
tarea que no es nada sencilla, pero que tampoco es imposible. El punto de
partida para dejar de echarle la culpa a los demás es quitarnos la comodidad
del cuerpo y comenzar a aceptar cuando nos equivocamos. Dejar que los demás
nos corrijan, sacar capas de esa gran coraza que se llama orgullo,
y sobre todo, ser sinceros con nosotros mismos primero, para luego con el resto
de las personas.
La solución, afortunadamente, está dentro de nosotros y nadie más que nosotros somos los que podemos revertirlo. Podemos comenzar a practicar con el próximo error que cometamos o un fallo que se viene repitiendo desde hace tiempo. Aceptar que nos cuesta levantarnos cuando suena el despertador, concentrarnos para entregar a tiempo los trabajos, estudiar para un examen o prestar atención a la comida nos hará sentirnos mejor, de manera interna y por consecuencia, externa.
La solución, afortunadamente, está dentro de nosotros y nadie más que nosotros somos los que podemos revertirlo. Podemos comenzar a practicar con el próximo error que cometamos o un fallo que se viene repitiendo desde hace tiempo. Aceptar que nos cuesta levantarnos cuando suena el despertador, concentrarnos para entregar a tiempo los trabajos, estudiar para un examen o prestar atención a la comida nos hará sentirnos mejor, de manera interna y por consecuencia, externa.
Tal vez hasta tengamos la suerte de que se “contagie” la idea y todas las
personas que nos rodean aprendan a decir “me equivoqué”, algo tan difícil de
conseguir en estos días.
© Escrito por Yamila Papa el Martes 24/09/2013 y publicado por http://lamenteesmaravillosa.com