sábado, 12 de mayo de 2018

Adolfo Scilingo. Vuelos de la muerte... @dealgunamanera...


Pruebas del accionar de la Marina…

Vuelos de la muerte. Una planilla en la que se consignan horarios y pasajeros. Además, un documento en el que se detalla la acción de los grupos de tareas. Fotografía: CEDOC

Para conseguir la revisión de su causa, Adolfo Scilingo presentó documentación secreta de la dictadura. Esta semana, el Tribunal Supremo de España abrió las puertas a una nueva presentación del ex marino. Lo hizo luego de que la defensa diera una serie de informaciones clasificadas que incluyen, por ejemplo, evidencias contundentes sobre cómo eran los vuelos de la muerte a las que pudo acceder Perfil.

© Escrito por Hebe Schmidt el viernes 11/05/2018 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El ex militar Adolfo Scilingo, condenado en España a 1.084 años de prisión por crímenes cometidos durante los denominados “vuelos de la muerte”, operados durante la dictadura militar en Argentina, presentó ante el Tribunal Supremo de España información clasificada de la dictadura militar argentina, para poder solicitar autorización para la revisión de su condena.

Scilingo recibió, a través de su abogado de oficio, el español José Rafael Mariscal Reinoso Jiménez, una providencia o resolución judicial emitida por el Tribunal Supremo de España  que le permite pedir autorización a este para, en caso de ser autorizado, poder presentar ante él un recurso de revisión de su sentencia.

Técnicamente, el Tribunal Supremo de España, que es quien lo condenó a 1.084 años de prisión, solicitó una copia de la sentencia a la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, donde está archivado el caso de Scilingo y, una vez que la tenga en su poder le dará diez días de plazo al letrado de Scilingo para que “proceda a solicitar de la Sala autorización para formalizar recurso de revisión contra sentencia dictada por la Sala Segunda del Tribunal Supremo en causa penal 798/2007” con la que le condenaron.

Autorización. 

Es decir que hasta aquí al abogado de Scilingo solo le han permitido pedir autorización al Supremo para presentar un recurso de revisión de la sentencia. ¿Cómo continúa este proceso? Podría suceder que los magistrados del Supremo finalmente no autoricen la presentación del recurso de revisión de la sentencia. “Pero en caso de que sí lo autoricen, le darían al abogado de Scilingo un plazo de 15 días para que este interponga el recurso de revisión. Y, finalmente, que lo dejen interponer un recurso de revisión no necesariamente quiere decir que le den la razón”, según fuentes judiciales consultadas por Perfil. “Imagina que quienes lo condenaron aún están en el Supremo y no creo que vayan a tirar piedras contra su propio tejado, difícilmente vayan a cuestionarse a ellos mismos su propia sentencia”, agregó la misma fuente.

Esta es la cuarta vez que el ex militar argentino solicita la revisión de su condena, tras tres intentos fallidos. Lo cierto, y tal cual lo explica la notificación emitida por el Supremo español, éste ha tomado la determinación de concederle permiso a Scilingo “para solicitar autorización” para presentar un recurso de revisión de sentencia, según se desprende textualmente de la resolución judicial porque “en la nueva solicitud suscripta por el condenado aparecen hechos y cuestiones no aludidas y, al parecer, no disponibles en los tres anteriores intentos fallidos de revisión”, es decir que en este caso  Scilingo aportó documentación nueva que no había sido evaluada por el Tribunal Supremo con anterioridad.

Información confidencial. 

Entre ésta se encuentra información clasificada referente a la dictadura militar argentina, información confidencial y también secreta, no autorizada por el gobierno argentino para ser divulgada ni presentada ante organismos o instituciones extranjeras, pero que Scilingo decidió presentar igualmente en julio de 2017 y en enero de 2018. “Me he visto obligado a vulnerar las leyes argentinas y a presentar una solicitud de autorización adjuntando información clasificada ante la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo, en julio y enero pasados, al no recibir respuesta ni autorización del gobierno argentino ni de las autoridades judiciales españolas para hacer uso de los medios de prueba que incluyen información clasificada de las Fuerzas Armadas argentinas y resoluciones judiciales respecto de mi persona para presentarla en mi caso”, dijo Scilingo a Perfil al respecto hace unas horas.

Entre toda la información presentada al Supremo español se destaca el certificado de antecedentes penales de Scilingo, emitido por el Registro Nacional de Reincidencia de Argentina, el pasado 11 de marzo de 2018, que dice que “no registra antecedentes penales”, así como un exhorto librado por el ex juez Jorge Urso cuestionando el procesamiento dictado por el entonces Juez Baltasar Garzón dictado sobre Scilingo, así como diversos documentos de la Armada Argentina e incluso las planillas de los “vuelos de la muerte” con sus recorridos, horarios, días y otros datos.

Barack Obama lanza flores blancas al río de la Plata, donde fueron arrojados desde aviones de la fuerza aérea, en los llamados "vuelos de la muerte". Fotografia: Diario El País de Madrid.

Isabel y Pinochet.

También un escrito que data de mayo de 1975, que hace referencia a un encuentro en donde se informó a un grupo de militares sobre la reunión entre Isabelita y el dictador Augusto Pinochet, “quienes firmaron el 18 de abril” de ese año, “el inicio de la Operación Cóndor, con la misión de intercambiar información de inteligencia y realizar operaciones antisubversivas y coordinadas entre las FF.AA. de ambos países”.

El Supremo español ya había rechazado en otras tres oportunidades que el ex militar pudiera presentar un recurso de revisión de la sentencia que lo condenó en 2007 a una pena de 1.084 años de cárcel por delitos de asesinatos y detención ilegal durante la dictadura en Argentina.

En 2010 le denegó la autorización subrayando “la ausencia de fundamento legal para la revisión” de la condena al considerar que no había aportado datos probatorios nuevos que pudieran justificar la revisión, ratificando así la condena de prisión para Scilingo, luego de que también lo intentara el 13 de marzo de 2009, cuando su solicitud también fue rechazada.  

La tercera revisión la solicitó en 2016, para lo cual presentó una solicitud de autorización para aportar documentación clasificada y el recurso de revisión de su condena. Pero en esa oportunidad, el Supremo le contestó que no tenía competencia para utilizar documentación clasificada de otros países, que, además, no había visto.

Irrevocable. 

A todo esto, la condena de Scilingo es irrevocable. “La reforma impulsada por el gobierno español para limitar la investigación judicial a delitos cometidos dentro de España no modifica la condena a 1.084 años de prisión”, explica Enrique Santiago Romero, abogado experto en DD.HH., quien impulsó la acusación popular en el caso Scilingo aquí, en nombre de Izquierda Unida, y la acusación particular en nombre de distintas víctimas argentinas (Graciela Palacio de Lois, viuda del desaparecido en la ESMA Ricardo Lois); la familia del senador socialista Pizarello, secuestrado en Tucumán y que apareció muerto tras ser torturado, y otras familias.

En 2005, Scilingo fue condenado a 640 años de prisión, que luego, en 2007, fueron elevados a 1.084 por una sentencia del Tribunal Supremo de España que consideró los delitos de asesinato y detención ilegal cometidos por él en la Escuela Superior de Mecánica de la Armada (ESMA) como “crímenes contra la humanidad”. “Por entonces, a Scilingo se le aplicó la llamada justicia universal y, una vez dictada sentencia, no hay vuelta atrás. La condena se basa en el principio de jurisdicción universal y contrarresta la impunidad de la que se benefician los genocidas”, explica Santiago Romero.

La condena por treinta asesinatos cometidos en dos “vuelos de la muerte” durante la dictadura, de acuerdo con el derecho internacional, se le aplicó en 2007 y es irrevocable. El Tribunal Supremo también condenó a Scilingo como autor de un delito de detención ilegal y como cómplice de 255 secuestros, estimados en el tiempo de su estadía en la ESMA.



Los africanos que buscan minas de guerra en Malvinas… @dealgunamanera...


 Los africanos que buscan minas de guerra en Malvinas… 

Un experto de Zimbabwe peina el suelo de Malvinas con un detector de metales. Fotografía: Rubén Digilio

Personal experto de Zimbabwe realiza la difícil tarea de remover los explosivos que están enterrados en el suelo.

© Escrito por Marina Aizen el jueves 10/05/2018 y publicado por la Revista Viva de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Del otro lado de la bahía, Puerto Argentino parece una pintura bucólica. El mar, las montañas, las casitas... Pero caminar aquí puede ser mortal. Literalmente. El sitio tiene un nombre sin espíritu: “Minefield 67” (campo minado 67). Fue su ubicación estratégica (su cercanía con la ciudad) lo que lo convirtió en un lugar tan peligroso.

Ex militares británicos explican cómo se hace. Fotografía: Rubén Digilio.

Cualquier ejército hubiera hecho lo mismo: llenar de explosivos ocultos este acceso desde el mar para evitar un asalto anfibio a la capital. Y eso es precisamente lo que hicieron los argentinos en 1982. Me lo explican dos ex militares británicos retirados, ahora a cargo del proceso de desminado. Ellos van en unos cuatriciclos de lo más cancheros, surcando la turba poceada que desafía a cualquier cuatro por cuatro. Pero los que ponen el lomo sacando cada explosivo vienen de Zimbabwe.

Hablan shona (una lengua bantú de ese país) por radio. Ininteligible. Van vestidos con tanta protección que parecen robots. Y son los mejores del mundo haciendo esto. Aprendieron el oficio cuando tuvieron que desminar la frontera con Mozambique, que tuvo una guerra que duró décadas. Morris Gunamombe (42) está entre ellos. No se queja de lo que tiene que hacer, aunque pase unos nueve meses en Malvinas, lejos de casa.

“En las islas, se colocaron 25 mil explosivos, entre minas antipersonales y anti vehículo. Fue para defender lugares estratégicos y posiciones de infantería.”

Un miembro del operativo de desminado, en las cercanías de Puerto Argentino. Fotografía: Rubén Digilio

Volver al Africa desde aquí es un dolor de cabeza. Pero no se queja, aunque ellos sufren lo mismo que los soldados argentinos: el clima y el terreno. En un día tenés cuatro estaciones diferentes. El suelo es pantanoso. Y, como si fuera poco, hay desafíos ambientales también: una playa con pingüinos, por ejemplo, no se puede perturbar mucho. Hay que esperar que las aves migren para poder acceder a ella.

Algunos de los trabajadores que vienen de Zimbabwe terminan quedándose. Es el caso de Shupi Chipunza, quien tras participar de las tareas de desminado, trajo a su familia (esposa y tres hijos) y se dedicó a colocar alfombras. Tienen los mismos derechos que un nativo.

La familia Chipunza, originaria de Zimbabwe, terminó radicándose en Malvinas. Fotografía: Rubén Digilio 

En las islas, se colocaron 25 mil explosivos, entre minas antipersonales y anti vehículo. Fue para defender lugares estratégicos y posiciones de infantería. En total, se detectaron 122 campos minados y diez áreas sospechosas. Algunos de ellos fueron limpiados en 1992. Pero los récords fueron mal asentados. Lo que se dice: “Una herida autoinfligida”, me explican. Los mapas que hicieron los soldados argentinos resultaron muy útiles para volver sobre estos terrenos.

La mayor parte de las minas eran de Fabricaciones Militares de la Argentina. Pero también había de España e Italia. Hasta ahora lograron remover un 70% del total, pero lo que queda es desafiante. Para quienes hacen el trabajo, el sueldo que se cobra en libras es un tesoro. Es que Zimbabwe sabe tanto de inflación como la Argentina. Algo que nos une.

Provincia de Tierra del Fuego e Islas del Atlántico Sur a la que pertenecen las Islas Malvinas.



viernes, 11 de mayo de 2018

FMI, lluvia, alegría… @dealgunamanera...

FMI, lluvia, alegría…


Bueno, las noticias de hoy son deprimentes y tristes, traen recuerdos de momentos asociados a la angustia y a la incertidumbre, cuando no, directamente, a la muerte. ¿A qué se parece más esto? ¿A los 90? ¿Al 2001? Ya arrancaron las discusiones.

© Escrito por Federico Lorenz el miércoles 08/05/2018 y publicado en su muro de Facebook.

Los que tenemos tendencia a la melancolía tenemos que estar alertas. Los que somos docentes, o conducimos grupos, no tenemos derecho a transmitir pesimismo. Tampoco a vender cotillón: pretender resultados distintos aplicando siempre las mismas recetas, alguien me dijo un día, es una de las formas de la locura.

Tenemos el deber de mantener las puertas abiertas para la esperanza y la reflexión emancipadora. Aquí está don Arturo Jauretche: “El arte de nuestros enemigos es desmoralizar, entristecer a los pueblos. Los pueblos deprimidos no vencen. Por eso venimos a combatir por el país alegremente. Nada grande se puede hacer con la tristeza”.

Y en cuanto a la alegría, a recostarnos en los afectos, los amores, los amigos, los compañeros, los que al mirar al costado mantienen la línea a nuestro lado, cual hoplitas del culo del mundo.

No es azaroso que al menos aquí, en Buenos Aires, estas noticias estén acompañadas por una lluvia que parece interminable. Va a llover mucho tiempo: mejor prepararse. Remover el fogón amigable, preparar comida y cama para las visitas, estar dispuestos a la charla que obliga a repensar las certezas. Un plan de lucha tan sencillo como saber con quién estaremos espalda contra espalda.


Buenas noches, mojados compañeros.



jueves, 10 de mayo de 2018

¿Qué dice la Constitución Nacional sobre deuda externa?... @dealgunamanera...

¿Qué dice la Constitución Nacional sobre deuda externa?

Congreso de la Nación Argentina. Fotografía: Cedoc

Nuestra ley fundamental le ha conferido al Congreso de la Nación la competencia necesaria para contraer y arreglar las cuestiones vinculadas a la deuda pública.

© Escrito por Guido Risso el jueves 10/05/2018 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

En primer lugar corresponde la siguiente aclaración, estas líneas pretenden un breve análisis del proceso de deuda externa estrictamente desde el punto de vista de la regulación del derecho constitucional. Es decir, veremos que dice la letra de la Constitución Nacional sobre deuda externa, a quien le asigna la competencia para contraerla y a quien le compete llevar adelante los respectivos arreglos y restructuraciones. 

La cuestión entonces, tal como ha sido planteada, presenta un aspecto fundamental y se refiere a detectar si existe o no en el texto constitucional un poder del Estado a quien se le haya asignado expresamente las facultades y competencias que estamos analizando. La respuesta es sí. La Constitución Nacional lo prevé desde el año 1853.  

Efectivamente, nuestra ley fundamental le ha conferido -y de forma expresa- al Congreso de la Nación la competencia necesaria para contraer y arreglar las cuestiones vinculadas a la deuda pública

Con esta primera conclusión, debemos introducirnos en la cuestión mediante el estudio del artículo 75, norma constitucional que establece y enumera una por una las distintas responsabilidades y funciones del Congreso de la Nación.  Por consiguiente, en su inciso 4º dispone que corresponde al  Congreso: “contraer empréstitos sobre el crédito de la Nación” y casi inmediatamente (específicamente en el inciso 7° del mismo artículo) agrega -para que no quede ninguna duda- que: corresponde al Congreso... “Arreglar el pago de la deuda interior y exterior de la Nación”. 

Ahora bien, esto no significa que los legisladores en grupo deban salir a gestionar los empréstitos sobre el crédito de la Nación, por tal razón es que debemos diferenciar el proceso administrativo de “gestionar” que le compete al Presidente de la Nación quien es: “el responsable político de la administración general del país” (art. 99 inc. 1° de la CN), de la atribución legislativa de “aprobar” la decisión de contraer ese crédito bajo las condiciones gestionadas. Esta intervención final del Congreso cierra el circuito constitucional.

Por último, es importante destacar que parte de la doctrina sostiene que la Constitución Nacional al regular estas competencias lo hace de tal forma que habilita su carácter compartido entre los diferentes poderes políticos, sin embargo -incluso admitiendo esta posición que de ningún modo debemos descartar pues su formulación y defensa es de máximo nivel académico- sería cuestionable excluir totalmente al Congreso de la Nación de aquellos temas vinculados a la deuda externa, pues como vimos, es el propio texto de la Constitución Nacional quien determina específicamente que es el Congreso el órgano a quien le incumbe contraer (inc 4°) y arreglar el pago (inc. 7°) de la deuda interior y exterior de la Nación.



miércoles, 9 de mayo de 2018

Al Fondo y a la derecha… @dealgunamanera…

El retorno de la Argentina al FMI



El presidente Macri aprovecha el temor que se extendió en la sociedad por la crisis que provocaron las medidas de su gobierno, para disciplinar y ajustar aún más a los sectores de menos recursos. La vuelta del FMI confirma la vuelta a los 90.

© Escrito por Luis Bruschtein el miércoles 09/05/2018 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

“El FMI erró en particular en el período pre-crisis, soportando las debilidades fiscales pronunciadas del país, aún cuando era evidente que a finales de los ‘90 la disciplina fiscal y las reformas estructurales estaban ausentes”, dice un informe del FMI del 2004 para explicar la crisis del 2001. Además, el documento resaltó que “la supervisión del FMI y sus condiciones fueron débiles y por eso la deuda pública creció, disminuyendo la habilidad de las autoridades para usar contracíclicamente la política fiscal”.
                                                                 
El menemismo y la Alianza habían creado las condiciones para la crisis del 2001-2002 por seguir los lineamientos del FMI, una crisis que destruyó la economía, la peor en la historia del país. Las crisis de ese período a nivel mundial tuvieron algunos elementos comunes. En primer lugar fueron precedidas de un boom que implicó la entrada masiva de capitales y en segundo lugar, estos capitales se fueron repentina y masivamente. Con las Lebac, Mauricio Macri convocó en masa a capitales especulativos. Y ahora su salida implicaría un derrumbe similar o peor al de 2001. Esto ha sido la crónica de una crisis anunciada.

Otro elemento en común: Menem y De la Rúa coincidieron al buscar como tabla de salvación a Domingo Cavallo y al FMI. Fueron una verdadera garantía, pero para el desastre. Los dos gobiernos, entre la convertibilidad de Cavallo y los ajustes del FMI, cultivaron las condiciones para la explosión de 2001-2002. En 1998, el FMI ponía como ejemplo ante el mundo a la economía argentina y calificaba a Menem como “nuestro mejor alumno”, al mismo tiempo que la economía entraba en un pico de recesión –del que sólo se repuso varios años después con el kirchnerismo– y la deuda externa crecía en forma acelerada. Era un año preelectoral y el gobierno menemista se había mostrado efectivamente como su mejor alumno. Fue una forma de intervenir en política a favor de Menem. Cuando apenas asumió al año siguiente, Fernando De la Rúa demostró que no había ninguna diferencia con su antecesor y entonces el FMI le dio el blindaje y le permitió el maquillaje de una situación que ya era explosiva.

En el 2004, después que la economía de su mejor alumno se fue al demonio, el FMI se hizo una autocrítica. Pero no por haberse equivocado al imponer los lineamientos que habían llevado al desastre y haber errado todos los diagnósticos y no haber previsto la dimensión de la crisis. Su autocrítica fue por no haber sido más exigente en el cumplimiento de sus condiciones. Quería más ajuste –en un país que ya estaba muy ajustado– y exigía que se cambiaran las leyes de jubilación. 

El recorte de las jubilaciones está siempre en las exigencias del Fondo. Hay una insistencia particular en este tema. Muchos de los jubilados que votaron a este gobierno –y los que no lo votaron– ya están sintiendo los rigores de estas políticas antiprevisionales con el recorte del índice de actualización. Lo sufrirán más con la alta inflación. Lo siguen sufriendo con el aumento de los remedios. Y en el futuro inmediato lo volverán a sufrir con las seguras restricciones que impondrá este regreso de la “supervisión” del organismo financiero internacional.

El retorno del Fondo a la Argentina es una victoria del mundo financiero internacional al que representa. El gobierno kirchnerista fue muy crítico del papel que había tenido el FMI en la crisis del 2001-2002. Al igual que Lula en Brasil, en el 2006 Néstor Kirchner pagó la deuda de 9 mil millones de dólares con el Fondo y cortó cualquier intervención del organismo en la economía del país. Fue una derrota fuerte para el Fondo de la que ahora se recupera gracias al macrismo y los radicales. El precedente había sido Cuba, que en 1964, tras pagar su deuda, se retiró del organismo (en realidad, la terminó de pagar cuando ya se había retirado). Ni Lula ni el kirchnerismo volvieron a pedir prestado ni a permitir el control sobre sus economías.

En la historia, el FMI ha respaldado e impuesto dictaduras y gobiernos derechistas latinoamericanos y ha tratado de frenar las medidas de distribución del ingreso y las mejoras sociales a las que visualiza como un gasto innecesario. Este retorno del FMI es coherente con el pensamiento del macrismo y su campaña de desprestigio y difamación de las políticas populares. Seguramente se hubiera producido sin necesidad de esta crisis de inflación, devaluación, tarifazo y fuga de capitales.

Y ¡ojo!: decir que el FMI no dejará caer la economía argentina porque no le conviene después de su fracaso del 2001 y del kirchnerismo, es lo mismo que decir que “estos no roban porque son ricos”. Al FMI tampoco le convenía la crisis que estalló en el 2001 y sin embargo sucedió. Con esta decisión, Macri aprovecha el temor que se extendió en la sociedad por la crisis que provocaron las medidas de su gobierno, para disciplinar y ajustar aún más a los sectores de menos recursos. La vuelta del FMI confirma la vuelta a los ‘90. Al Fondo y a la derecha: el inodoro.


martes, 8 de mayo de 2018

¿Porqué no al Fondo Monetario Internacional.?... @dealgunamanera...

Volver al F.M.I.


Mucho ruido y pocas nueces, diría Shakespeare hoy respecto a la comprensión del argentino promedio, el llamado sentido común, de lo que le está pasando. Y es que el ruido es tanto que no entendemos bien de qué se trata.


© Publicado el martes 08/05/2018 por La Batalla Cultural de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Sí, porque hace poco más de una década tuvimos un gobierno que pagó la deuda con el FMI y ahora tenemos otro que vuelve a tomar deuda con este organismo multilateral. Presentimos —no es mucho más que eso, un presentimiento— que esto último no es bueno, pero no sabemos muy bien por qué.

Y el por qué es una papa para comprender si hacemos el análisis de las cosas como realmente son. ¿Por qué pagar la deuda es bueno y tomar más deuda no lo es? “Claro, porque si tomás deuda significa que la vas a tener que pagar”, contesta el sentido común, con mucho sentido común.

Pero el sentido común sirve para mirar hacia ambos lados antes de cruzar la calle, sirve para no andar endeudándose por la vida y no sirve para mucho más que eso. Para analizar la economía de un país hay que aplicar el buen sentido, como decía Arturo Jauretche.

El buen sentido nos indica que el problema de pedir fiado en el FMI no es el tener que pagarlo después. En realidad, el FMI es uno de esos usureros que no quieren cobrar en dinero. No, no. El FMI quiere que no paguemos nunca y por eso el gesto de Néstor Kirchner fue una afrenta al poderoso. Néstor Kirchner le pagó al FMI una deuda que el FMI no quería cobrar.

¿Por qué? Porque el FMI no vive de cobrar deudas, sino de apretar a los deudores para que estos hagan lo que el FMI quiere. ¿Y qué quiere el FMI? Pues quiere imponer la aplicación de medidas neoliberales de “austeridad” —que es ajuste sobre la población— de manera indefinida, lo que llamamos ajuste sobre ajuste.

¿Y por qué? ¿Por qué el FMI prefiere imponer medidas neoliberales sobre los países deudores en vez de cobrar las deudas? Simplemente porque el FMI existe para favorecer a las corporaciones trasnacionales y con el ajuste fiscal esas corporaciones ganan muchísimo más, cientos y miles de veces más, que lo que el FMI presta para “blindar” a los países. En una palabra, el FMI existe para gobernar países a control remoto, no para cobrar deudas.

Lo que el FMI “presta” no es préstamo, es compra de soberanía. Cuando el FMI da, pide a cambio el control del gobierno que recibe. Y por eso NéstorKirchner le pagó al FMI y le pegó un lindo voleo en el traste: porque en la Argentina de Néstor Kirchner gobernábamos los argentinos.



lunes, 7 de mayo de 2018

Temblor Político – Financiero… @dealgunamanera…

Es la política (y no es estúpido)

Dujovne-Caputo. Sería riesgoso dejar en manos de economistas el destino económico del país. Dibujo: Pablo Temes.

Si una Nación se manejara como una empresa todo sería más sencillo. Lo que se gasta nunca podría ser más de lo que ingresa, no al menos por mucho tiempo.

© Escrito por Gustavo González el domingo 06/05/2018 y publicado por el Diario Perfíl de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La célebre “the economy, stupid” fue una jugada perfecta que el Duran Barba de Clinton (James Carville) le propuso para vencer a Bush padre. El republicano venía con una alta imagen positiva producto de su política exterior y parecía invencible si el demócrata no conseguía correr de allí el foco de la opinión pública. Lo logró con aquella frase contundente e instalando la dicotomía entre “el cambio vs. lo viejo”, otra de las patas estratégicas de la campaña de Carville.

Los estadounidenses lo interpretaron como la promesa de mejorar sus condiciones económicas cotidianas, más allá de los grandes relatos políticos, y le dieron su voto.

Para los economistas, la frase remite a que, detrás de todo, se esconde el interés, la lógica y la necesidad económica. Entienden, con razón, que la economía es la estructura de una sociedad sobre la que se montan luego superestructuras legales, jurídicas y hasta culturales y religiosas.

Eso es cierto, solo que los que mueven las teclas de la economía son los dedos de la política. Esa misma ductilidad que usaron Clinton y Carville para llegar a la presidencia de la primera potencia mundial. La economía es la estructura, pero la política es la que determina qué estructura se elige.

La economía. Esta semana la Argentina terminó conmovida por lo que más la suele conmover: la disparada del dólar. Se la asocia de inmediato a tres problemas serios:

1) Corrida financiera.
2) Inflación.
3) Recesión.

Como si le faltara alguna dosis de dramatismo a un dólar de 23,30; el jueves pasado se cerraba con Carrió transmitiendo en vivo desde la Casa Rosada para “llevarle tranquilidad” a los argentinos.

En el Gobierno sostienen que ninguno de esos tres fantasmas existe. Creen que sobre hechos reales, otros debatibles y muchos falsos, la oposición y cierto establishment “juegan con fuego”.

Explican en privado lo mismo que en público: hay un reacomodamiento de la divisa tras la suba de tasas en los Estados Unidos y cambios de cartera en el mercado local, y que el Central tiene el poder de fuego para controlarlo: “Corrida es otra cosa y, más allá de la incertidumbre que se genera, el mercado financiero está tranquilo”.

El problema incuestionable es el de la inflación y el temor a que el nuevo aumento del dólar vaya a los precios. Algo que, pese a lo que digan los funcionarios, va a suceder. Y no solo por la porción de productos total o parcialmente importados que se consumen aquí y que ahora habrá que pagar más al convertirlos en pesos. O por los bienes dolarizados, como las propiedades y el combustible. También por las empresas extranjeras cuyas casas centrales seguirán pidiendo los mismos resultados en dólares que tenían previsto, más allá de la cotización en pesos de la divisa.

En cualquier caso, será inevitable que el incremento del dólar se traslade, en mayor o menor porcentaje, a los precios.

Abril rondaría 2,5% de inflación y, con el nuevo dólar, mayo difícilmente baje del 2%.

Las mismas cifras que los Kirchner escondían y subestimaban, son un grave problema para un Presidente que llegó prometiendo que no solo bajaría la inflación sino que hacerlo sería fácil. No es fácil, pero sí imprescindible para cualquier gobierno que pretenda ordenar cuentas y darle previsibilidad a la sociedad.

El otro desafío que Macri se autoimpuso es el de terminar con el déficit fiscal. El viernes Dujovne y Caputo celebraron que este año incluso se superará la meta prevista, bajándolo del 3,2 al 2,7% del PBI.

Es el resultado de un ajuste en la administración pública y de la quita de subsidios. Y la reducción de subsidios es el origen del incremento de las tarifas de luz (560% en promedio), agua (416%) y gas (290%) aplicado desde la asunción de Macri. Solo en este primer semestre, las subas en el transporte le agregarán un 62% a los boletos de tren y otro 67% a los de colectivo y subte. 

Estos aumentos achican el déficit, pero retroalimentan mes a mes el proceso inflacionario y dejan en manos del Banco Central la difícil responsabilidad de, aun así, frenar la espiral. Lo intenta, acotando la flotación libre del dólar y sin mucha suerte. Debió vender US$ 7.500 millones de reservas en dos meses y llevar las tasas al 40%, con el consiguiente enfriamiento de la economía. El primer trimestre terminó con una caída del consumo del 1% con respecto al mismo trimestre de 2017, que ya había sido frío.

El déficit y la inflación son dos problemas que los gobiernos deben afrontar. La diferencia es que el primero afecta a casi todos los países y el segundo a casi ninguno.

De 186 estados, hay 147 que están en rojo con sus cuentas fiscales. Casi el 80% del total. De ellos, algo más de un tercio está igual o peor que la Argentina.

Con la inflación, el ranking es distinto. Hay solo seis países con más inflación que el nuestro: Venezuela, Sudán del Sur, Congo, Siria, Libia y Sudán. Naciones cruzadas por miserias y guerras internas.

La política. 

La definición de que la política es el arte de lo posible, indica como contrapartida que el arte de alcanzar objetivos imposibles no se llama política. Puede ser magia u otra ciencia social, pero política no es.

El objetivo de Cambiemos de ordenar la economía es meritorio. La cuestión es cómo hacerlo. ¿Será posible reducir el déficit con shock de incrementos en tarifas y servicios, bajar la inflación a pesar de eso y aplicando tasas del 40% y lograr, con todo, que ni la economía ni la sociedad se enfríen?  

Si una Nación se manejara como una empresa todo sería más sencillo.

Lo que se gasta nunca podría ser más de lo que ingresa, no al menos por mucho tiempo. No habría más empleados que los necesarios ni obligación de donar dinero para que el vecino viva mejor. Manejar un Estado es tan distinto que, por ejemplo, para salir de las crisis recurrentes del capitalismo (y solo para eso) Keynes recomendaba profundizar el endeudamiento y la impresión de billetes. Imagínense si un CEO tuviera esa posibilidad.

Sería un error decir que Macri no entiende de política, por algo llegó donde llegó, pero su especialidad es la administración privada, la elaboración de estrategias electorales y la voluntad para estar preparado cuando la historia lo necesitó.

Los economistas tienen que saber sumar, restar y alguna otra operación compleja. Pero los políticos son los filósofos de la economía, los que estudian las causas y efectos de esas sumas y restas.

Que Macri sea un ingeniero no significa que no pueda desarrollar una mayor sensibilidad para entender que en la conducción de un país no hay física sin metafísica ni matemática sin cierta épica. Y que no habrá eficiencia económica sin eficiencia política.

Un poeta español, Antonio Machado, decía que en política solo triunfa quien pone la vela donde sopla el aire, no quien pretende que sople el aire donde pone la vela. Macri ganó porque supo representar a una mayoría social que soplaba en esa dirección. Su desafío ahora es tener la sensibilidad suficiente para hacer de la política el arte de obtener los resultados económicos que pretende a través de un camino posible y en los tiempos posibles.

No es algo que puedan resolver sus múltiples ministros de Economía. Es algo que solo pueden resolver los políticos.