sábado, 16 de febrero de 2013

Martín Gianola, Q.E.P.D. De Alguna Manera...

Murió el actor Martín Gianola...


Tras una larga enfermedad y a los 40 años falleció la tarde del sábado el actor y guionista Martín Gianola.

En televisión se destacó interpretando diversos papeles en las tiras "Herederos de amor", "Como vos y yo", "La Niñera" y "Romeo y Julieta".

El actor, que contaba con una amplia trayectoria en teatro y televisión, se dedicó  a la docencia, la dirección teatral y se desempeñó como guionista de cine y televisión.

Gianola estudió teatro con Carlos Gandolfo, Norman Brisky, Luisina Brando y Eduardo Riba.

En teatro, es recordado por sus trabajos en “Borkman”, junto a Arturo Bonín y Juan Carlos Puppo, “Los Justos” con Ana Celentano, dirigida por Marcelo Cosentino; “5 Gays.com” con Diego Olivera, Germán Kraus, Roberto Antier, Gonzalo Urtizberea y Jorge Martínez, entre otras obras.

Ya como director, puso sobre tablas las obras teatrales “Cenicienta” de Rodolfo Ledo y “Los últimos minutos”.

En el ámbito de la música Martín será recordado por haber sido el encargado de la puesta en escena y el desarrollo del concepto artístico del primer DVD de la banda musical “Virus”, denominado “Caja Negra, en vivo en el Teatro Coliseo”.

Fue docente de teatro en la escuela de Germán Kraus y en el teatro “El telégrafo”.

Como guionista, participó en los equipos autorales de ciclos televisivos como “De la cama al living”, “Un cortado, historias de café”, “Autoestima, historias sobre ruedas”, “Aquí podemos hacerlo”.

Los restos de Gianola son velados en la casa Zucotti, ubicada en Thames 1164 de la Ciudad de Buenos Aires, y el domingo a las 11 será inhumado en el Panteón de Actores del Cementerio de Chacarita, confirmó la Asociación Argentina de Actores. 



Sus notas en Tribuna de Periodistas. 




 
© Publicado el sábado 16/02/2013 por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El auge de la política sin partidos… De Alguna Manera...


El auge de la política sin partidos…

La política es oferta: de liderazgos, de representación, de símbolos, de políticas públicas. Y también es demanda: de esas mismas cosas, y de gobernabilidad, a veces de cambios, otras veces de orden y previsibilidad. Tradicionalmente la oferta se generaba en los partidos políticos y la demanda se expresaba a través del voto, y más recientemente se expresa también a través de las encuestas. Lo nuevo en la vida política en casi todas partes es la declinación de los partidos en la generación  de la oferta.

Los partidos aparecieron en los albores de la democracia en Estados Unidos e Inglaterra a fines del siglo XVIII. Inicialmente tenían mala imagen, se los veía como males necesarios –más que “partes” genuinas de un todo heterogéneo eran vistos como “particiones” peligrosas de ese todo–. Pero lo cierto es que en muchas partes del mundo, hasta no hace muchos años, la ciudadanía se ejerció articulada por el sistema de partidos. Su declinación es un fenómeno relativamente reciente. En la Argentina, en 1984, tres de cada cuatro ciudadanos argentinos se sentía identificado con algún partido: dos de cada cuatro “simpatizando” con alguno, uno de cada cuatro declarándose “afiliado”; hoy los afiliados son uno de cada diez y los “simpatizantes” casi no existen. En otros países las cosas fueron parecidas.

Los partidos cumplían distintas funciones: generaban la oferta de candidatos y les transferían legitimidad; para los simpatizantes, eran fuente de identidades políticas bastante estables; para los afiliados, eran un canal de participación. Todo eso estructuraba la vida política y generaba las bases de los consensos para la gobernabilidad. El modelo alternativo no era la política sin partidos, sino la política de partidos hegemónicos, que hoy todavía en muchas partes goza de buena salud.

Los partidos declinaron porque la gente perdió la confianza en ellos. Con la declinación de los partidos sobrevino la “desalineación” de la ciudadanía. Con partidos vigorosos, gran parte de los votantes votaba al candidato ofrecido por su partido. Los que no se sentían cerca de algún partido votaban o por los temas planteados en las campañas o simplemente sobre la base de atributos de los candidatos: propuestas, confianza en la persona, simpatía. En la política de nuestros días –por lo menos en la Argentina– ya ni siquiera los temas pesan mucho, porque es difícil saber cuáles son los temas sobre los cuales los candidatos basan sus propuestas.

Así se pasó a la política mediática. Los candidatos elegidos por los partidos también ejercían la comunicación mediática, pero ésta era menos dominante que ahora; además se compensaba con otros canales de comunicación, los internos al partido y los territoriales. Estos últimos pasaron a tener mala imagen; se les atribuye prácticas “clientelísticas” y corruptelas, que desde luego siempre existieron, pero que están lejos de agotar el fenómeno de la comunicación territorial persona a persona. Hoy es común atribuir al clientelismo todo voto que a uno no le gusta.

El mundo viene asistiendo, en muchos países, al fenómeno de los candidatos mediáticos, que no provienen de la política y que despiertan en muchísimos votantes mayores expectativas y más confianza que los políticos “de carrera”. Un caso interesante, de hace pocos días, es el fenómeno del surgimiento en Israel de Yair Lapid, que pasó a ser una pieza clave en los nuevos equilibrios políticos en su país –lo que bien puede traducirse por “equilibrios en el mundo”–. Lapid es líder de un partido nuevo, Yesh Atid, pero el fenómeno es esencialmente personal y refleja el crecimiento en la política de un personaje ultramediático. Su campaña se centró en dos temas –la paz, más foco en el interior del país que en los conflictos externos–, lo que sugiere que la política mediática puede sustentarse no solamente en “marketing” de imágenes sino también en propuestas definidas. En muchas partes asistimos a hechos parecidos, inclusive desde luego en nuestro país –donde lo que falta en todo caso son más bien las propuestas–.

Es posible –pero no es seguro– que los partidos todavía tengan una chance, si se actualizan y se abren ampliamente a una participación ciudadana transparente. También es posible que la política esté llamada a ser predominantemente mediática, con algunos ingredientes menores de comunicación territorial. Lo que parece claro es que la política no volverá a ser igual a como fue hasta hace dos o tres décadas.

© Escrito por Manuel Mora Y Araujo, Profesor de la Universidad Torcuato Di Tella, el sábado 09/02/13 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


Gestión presidencial... De Alguna Manera...

Pólvora mojada...
 
Presidenta Cristina Fernández. Dibujo: Pablo Temes.

Cristina enhebra fallidos y contradicciones. De Irán a los salarios, la realidad la deja expuesta.

¿Cuándo van a declarar de interés público y sujetas a expropiación a las silobolsas? ¿Y las ilusiones y los deseos de los ciudadanos, dejarán de pertenecer a la órbita individual por decreto? ¿Guillermo Moreno va a proponer devaluar el peso sin anestesia como en Venezuela? ¿El dólar tendrá techo de prepo o varios precios oficiales? La mayor debilidad del Gobierno son las respuestas a todas estas preguntas. Porque todo es posible. Nadie se atreve a descartar nada. La economía hace agua por todos lados y Cristina no hace otra cosa que profundizar los problemas, prolongarlos en el tiempo y meterse en laberintos de los que es casi imposible salir. Por eso no sale del cepo que dinamitó la actividad inmobiliaria y de la construcción. Por eso no sale de la trampa del Indec que cometió el delito de malversar las estadísticas públicas. ¿Podrá salir de este jurásico volantazo a las apuradas del congelamiento de los precios? La falta de previsibilidad siempre genera inquietud.

Sobre todo porque Cristina tiene la pólvora mojada. Dispara misiles brutales que hacen pifff… y caen un par de metros más adelante sin producir daño. No ha logrado su objetivo destituyente ni siquiera en Santa Cruz. Ahí está, vivito y coleando el gobernador Daniel Peralta, quien proclama a los cuatro vientos que va a armar listas del justicialismo por afuera del kirchnerismo. Una mojada de oreja.

Varios ministros están preocupados porque se enteran de las decisiones de la Presidenta por los diarios y notan que el aislamiento es tan severo que muchas granadas le explotan en las manos. Veamos qué tiros le salieron por la culata y eso los elevó a la categoría de papelones.

1) Firmar un tenebroso pacto con Irán en nombre de las víctimas, quienes se oponen tenazmente porque aseguran que podría abrir las puertas a un tercer atentado. Nada le podría haber salido peor al canciller Héctor Timerman. Sólo faltó que las entidades judías le dijeran a la Presidenta: “No es necesario que nos dé una mano, mejor es que nos saque las dos de encima”.

2) Gritar bravuconadas por Malvinas y como todo resultado conseguir que los kelpers digan que con el gobierno de Cristina no hay solución posible.

3) Decir tozudamente que no hay inflación, que es un invento de los medios y que el control de precios es un fracaso histórico. Sin embargo, a los 12 días imponer un congelamiento con amenazas y patoteadas a los supermercados y los comercios de electrodomésticos.

4) Sacar pecho con las paritarias libres y con que este gobierno está a favor de los trabajadores y ordenarle al ministro de Trabajo que no homologue ningún aumento salarial superior al 20%. ¿Dónde quedaron aquellos tiempos en los que Néstor Kirchner se burlaba de los empresarios que no querían mejorar los sueldos y les decía que no tengan miedo de poner un pesito más en el bolsillo de los empleados? Aquella verdad era que los aumentos de sueldos no eran inflacionarios. Hoy dicen y hacen todo lo contrario. ¿Van a tener que apelar más a la magia que a la ideología los dirigentes gremiales kirchneristas de los maestros? para explicarle a sus bases que un aumento del 20% es de izquierda si lo otorga Cristina y es de derecha si lo dan Daniel Scioli o Mauricio Macri. Ya en su momento, Cristina, después de negar la inflación hasta la irracionalidad y al punto de ni mencionar la palabra, quiso responsabilizar de ese desmadre al aumento de subte de Macri y a los impuestazos provinciales de Scioli y De la Sota. Regla de oro K: el culpable siempre está afuera y de las soluciones ni hablar.

5) Denunciar la corrupción de una ONG de defensa del consumidor y perder tres funcionarios de su propio gobierno en el intento. Fuego amigo, que le dicen.

6) Plantear que una cautelar y un vaso de agua no se le niega a nadie y mandar a Martín Sabbatella a que reclame una en el caso de las antenas que clausuró De la Sota.

7) Apretar a los empresarios privados para que vacíen de publicidad a los medios no adictos como una forma torpe de censura y de mantener todo oculto y sin nada escrito como en casi todos los temas que impulsa el Gobierno. Es una práctica que los Kirchner vienen haciendo desde Santa Cruz y que incorporaron como “novedad” en los mecanismos para intentar controlar a todos y que nadie los controle a ellos.

8) Intimidar a productores agropecuarios y a sus dirigentes con agentes de la AFIP en sus domicilios privados, en sus campos y con visitas al estudio de sus contadores. Buscan los sojadólares con desesperación sin comprender que, culpa del clima, hay menos que lo que el Gobierno fantasea y que todo el mundo tiene derecho a ahorrar en lo que quiera para protegerse de una inflación devastadora y al borde de un ataque de nervios. No son medidas contra la oligarquía. Cualquier pequeño campesino recibe por la soja un dólar de 3,20 pesos (el oficial menos las retenciones) y cuando compra insumos importados paga con un billete que anda por los 8 pesos. ¿Se le puede poner una pistola en la cabeza a alguien para que después de trabajar de sol a sol se lo obligue a perder plata? Dentro de la ley, no se puede.

9) Quejarse porque los medios hegemónicos utilizan los casos de inseguridad para crear una “sensación” como ratificó Sergio Berni en radio Ciudad y utilizar toda la maquinaria propagandística oficial y paraoficial que pagamos todos para instalar que Santa Fe es la capital del narcosocialismo y el crimen organizado. ¿Se creerán sus propios inventos en el sentido de que sólo hay inseguridad en Santa Fe y que el resto de la Argentina vive en un paraíso pacífico?

10) Confrontar todos los días con un nuevo enemigo y arrojar aliados a las manos de sus adversarios, como pasa con la CGT de Antonio Caló que cada día es más invisible y está más cerca de Hugo Moyano.

La conclusión que preocupa al oficialismo es que aún manteniendo mayor intención de voto que cualquier otro dirigente, Cristina tiene dos grandes problemas: la falta de heredero y un poderoso enemigo llamado realidad. Y que en esas batallas estratégicas, con el voluntarismo no alcanza.

© Escrito por Alfredo Leuco el sábado 09/02/13 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 


La trampa del sentido común… De Alguna Manera...


La trampa del sentido común…
En la revista Borradores que edita la Universidad Nacional de Río IV en su ensayo sobre La trampa del sentido común, Hugo Daniel Aguilar señala:
“... la configuración del sentido común es inherente a la construcción social de la representación que llamamos ‘lo real’, ya que en ese proceso se constituyen también una visión del mundo y una lectura de lo que se considera como ‘lo correcto y lo verdadero, en un determinado punto del tiempo histórico’.

Lo cual compromete no sólo una ‘descripción’ del mundo en tanto ‘lo real’, sino una ‘valoración’ axiológica de ese mundo y los sujetos que lo habitan...”.

En esta dirección de análisis para confrontar al Gobierno nacional y todas sus iniciativas, los medios opositores, apoyados por el coro de gurúes neoliberales y políticos que le son afines, han propalado esta semana, con intensidad digna de mejores causas, la certeza del fracaso del reciente acuerdo de precios bajo la falacia, convertida en  “sentido común” en las últimas décadas de “libre mercado” que afirma que “los acuerdos de precios siempre fracasaron en nuestro país”.

Esta sentencia, que pretende describir una circunstancia “objetivable” en el “mundo real”, no es más que una construcción valorativa de aquellos que rechazan la intervención del Estado en la economía en general y su capacidad de regulador de precios en particular.

Sin embargo, a poco de revisar la historia reciente observamos que nada es más falaz que sostener el fracaso necesario de los acuerdos de precios. Revisemos los últimos tres grandes acuerdos llevados adelante por gobiernos peronistas.

1. Año 1952. Las medidas de control o acuerdo de precios que generó el gobierno justicialista lograron revertir la situación, y la inflación pasó del 38% en 1952 al 4% en 1953 y cayó al 3,8% en el año 1954. Al mismo tiempo el nivel de actividad económica aumentó y el PBI pasó de una caída del 6% en 1952 a un crecimiento del 5,4% en 1953.

Hacia 1954 el Producto Bruto Interno se ubicaba en 10% por sobre el del año 1952, mientras que el incremento de precios había sido tan sólo del 8% acumulado bianual, los salarios reales mantenían los niveles de principios de la década y la participación de los trabajadores sobre la renta fue la máxima en la historia nacional al punto que en 1954, el registro fue del 50,1%, alcanzándose así el deseado fifty-fifty.

2. Año 1973. Con el regreso definitivo del General Perón, el Pacto Social, que impulsara como principal medida de política económica, supuso también acuerdo de precios, y fue tan eficaz que logró bajar la inflación drásticamente del 100% existente, cuando iniciara el gobierno de Cámpora, al 30% en sólo un año.

Nuevamente el control de precios sostenido políticamente por Perón mientras vivió fue eficaz y logró junto a otras medidas del gobierno popular que en el año 1974 la diferencia entre el 10% más rico y más pobre de los perceptores de ingreso fuera de 12 veces (en el año 2002 tras el colapso de los experimentos neoliberales alcanzó las 32 veces) y la participación de los trabajadores en el Producto alcanzó el 47,0%, ¡segundo récord histórico! (en 2002, de la mano de los libremercadistas la participación de los trabajadores sobre el producto había caído al 17%).

3. Por último, llegamos al año 2006. La etapa más reciente de acuerdos de precios fue desplegada exitosamente por Néstor Kirchner, y supuso la muy oportuna eyección de Roberto Lavagna cuando en su último trimestre como ministro el rubro alimentos y bebidas proyectara una inflación anualizada de canasta de alimentos del 24,7%, lo que hubiera supuesto, por el lado del gasto de los hogares, 1,2 millones de indigentes más, ya que no existía en ese momento la Asignación Universal por Hijo como mecanismo compensador de ingreso.

El acuerdo de precios desplegado por Néstor Kirchner logró que la suba de alimentos y bebidas en el año 2006 fuera del 4,9%, veinte puntos por debajo de la pesada herencia dejada por Lavagna, que hoy dicta cátedra sobre política antiinflacionaria.

Finalmente, como lo mostramos en esta columna, la afirmación que supone a los acuerdos de precios un mecanismo destinado inexorablemente al fracaso, no tiene sustento empírico y es fácilmente rebatible.

Se trata de una construcción sostenida hoy por los medios opositores respaldados por el discurso de los gurúes neoliberales convertido en “sentido común”, una trampa en la que caen una y otra vez aquellos que rehuyendo a todo esfuerzo de comprensión repiten como loros y cotorras, todos y todas, las tapas de los diarios y los zócalos de los noticieros opositores. ¿No es una macana, estimados lectores de Perfil?

© Escrito por Artemio López Director de Consultora Equis el viernes 15/02/13 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.



Polémica por la causa AMIA... De Alguna Manera...

¿Por qué el apuro, Presidenta?...


En la reciente sesión del Senado el debate fue disperso. En lugar de concentrarse en preguntas, las intervenciones se internaron en pareceres y opiniones. Nada reemplaza la evidencia del error que comete el adversario. Ahí no hay nada que demostrar.  Y las preguntas existen en cantidad.

Se podría haber interrogado al ministro, por ejemplo, sobre algunas de estas cuestiones.

El vocero del canciller iraní dijo: “El tema de la indagatoria de un responsable es totalmente falso”. Esta afirmación es coherente con la que hizo inmediatamente después el canciller de ese país: “Mi país adhiere plenamente a las disposiciones del acuerdo sobre el caso AMIA”. No hay, como dice el Sr. ministro, ninguna desmentida al vocero. Los dos dicen lo mismo porque las disposiciones del acuerdo no contemplan la indagatoria.

Si no contemplan la indagatoria, ¿para qué se hace todo esto?

¿Usted cree que Irán va a permitir que actúe la Justicia si la Comisión de la Verdad sostuviera que hay sospechas fundadas contra alguno de los entrevistados?

¿Por qué usan la palabra interrogar cuando el texto que es tomado como válido dice en inglés preguntar?

¿No cree que hay mala fe en hacer creer que la Justicia argentina va a actuar, cuando no habrá interrogatorio y la ley iraní prohíbe que un ciudadano de ese país sea sometido a indagatoria por una autoridad judicial extranjera?

Repasando sus conocimientos jurídicos. Usted sostiene que todo documento entre países, incluso un comunicado de dos presidentes, constituye un tratado. En efecto, esa es la definición genérica que da la Convención de Viena de 1969. Pero, en sentido estricto, sólo son tratados los que generan obligaciones mutuas que están sancionadas en una ley. En nuestro ordenamiento jurídico, la jerarquía es: Constitución, leyes que derivan de ellas y tratados internacionales. Los tratados son jerárquicamente superiores a una ley común. Díganos, ¿un comunicado conjunto debería, porque usted dice que es un tratado, ser considerado superior a la ley común?

¿Quién pidió que este texto fuera un tratado?, ¿Irán o la Argentina?

Pero sobre todo quisiera que escuchara este razonamiento y nos diera su opinión.

La comisión puede expedirse en tres sentidos: a favor de la denuncia argentina, de manera neutra o en contra.

Si lo hace a favor, como es una comisión de la verdad y no una comisión de la justicia, no podrá hacer absolutamente nada más. Ni un paso más. El gobierno iraní pedirá perdón o disculpas, quizás indemnizará como Kadafi y dirá que, habiéndose sometido estrictamente a lo que decía al tratado, ha mostrado al mundo una prueba de su comportamiento impecable.

Es decir, si ganamos, no ganamos. Y si Irán pierde, gana.

Es innecesario explicar lo que sucedería en caso de un dictamen ambiguo o negativo.

Perdería la Argentina, ganaría Irán.

En un tratado donde no está contemplada la acción de la Justicia, lo único que puede ganar la Argentina en el caso lejano de que el presidente y los dos juristas nombrados por Irán lo decidieran, es un reconocimiento moral.

¿Podría la Argentina seguir reclamando en foros internacionales cuando aceptó, firmó y convirtió en tratado un texto que se aplicó plenamente?

En fin, la pregunta ya encierra un argumento y obliga a una contestación precisa. Las extensas opiniones habilitan la réplica con otras extensas opiniones.

Hace pocas horas se conoció un interesante artículo de la Iran Review. Editada en Teherán, la publicación pretende ser científica e independiente. Aun si no lo fuera, es interesante reproducir su visión del acuerdo. Me permito traducir los párrafos más relevantes:

“Las noticias que han estado circulando en algunos diarios en los días recientes acerca de que el fiscal y el juez argentinos viajarían a Teherán para entrevistar personas que están mencionadas en el caso AMIA son incorrectas e imprecisas.”

“La segunda cláusula del artículo 5 del memorándum ha estipulado que representantes (nota: los imputados)  responderán a las preguntas de la comisión. Por lo tanto, ninguna persona tendrá que estar físicamente presente ante la comisión para responder las preguntas.”

En el artículo 7, “ambos países anunciarán a Interpol que las diferencias bilaterales sobre el caso AMIA serán resueltas por la vía de la cooperación entre los dos países. Por lo tanto, Interpol puede revocar las alertas rojas”.

En fin, lector, como verá, el manipuleo de los textos se hace aquí y allá. Razón de más para que el Gobierno abandone el apuro, para que nos demos el tiempo de saber y ser claros en lo que se está haciendo. Nada más lejano a esto que el comentario del senador Pichetto al oído de Timerman  transmitiéndole la orden presidencial para que se concluyera rápidamente el debate.

En este marco sería grave que el ministro evitara estar presente en la Cámara de Diputados. Si huyera, temeroso de las preguntas y de la verdad, fortalecería todas las sospechas.

© Escrito por Dante Caputo el viernes 15/02/13 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.