lunes, 10 de febrero de 2014

Ricardo Echegaray y Tiempo de Revancha... De Alguna Manera...


“Si el gobierno me suelta la mano, cuento todo y me los llevo a la cárcel conmigo”...


Tiene miedo, mejor dicho, está aterrorizado. Nunca fue un hombre valiente, quien tiene la potestad de enviar un ejército de cien inspectores impositivos para amedrentar a los enemigos del gobierno se supone que tiene un poder ilimitado. Pero Ricardo Echegaray fue uno de quienes impulsaron “asustar” impositivamente al Poder Judicial, y ahora es —como aquel film de lo 80— “Tiempo de revancha”.

Los jueces federales no le tienen miedo. Y antes de entrar de lleno en esta historia, un dato que conocen varios miembros del gobierno. El jefe de la AFIP contrató un estudio jurídico que decía tener contactos para librarlo de la causa de Ciccone. Le pidieron dinero diciéndole claro que era para “coimear” a los que deciden ese tema. Y Echegaray pagó, no sabemos si con plata propia o con el de alguna empresa a la que le puede condonar deudas o mirar para otro lado aún siendo evasores. El jefe de la AFIP —no vale aclarar que no es una carmelita descalza— puso una millonada y cayó en la trampa. Sus abogados se quedaron con esa platita y el hombre, obvio, no los puede denunciar.

Sergio Berni sabe que es así, pues su gente fue quien descubrió la maniobra corrupta.

Amado Boudou lo terminó de hundir cuando justificó su situación por el tema Ciccone diciendo que él cumplió una resolución de la AFIP. Ya antes de eso, Echegaray dijo a medio gobierno: “Yo los salvé a Lázaro Báez, Rudy Ulloa y otros. Si me sueltan la mano cuento todo y si voy preso me llevo a unos cuántos kirchneristas conmigo”.

Carlos Menem acostumbraba poner dinero (el asunto aquel de la servilleta donde Corach le escribió a Domingo Cavallo quiénes eran los magistrados que recibían dinero mensualmente para serles fieles), pero éste gobierno prefirió correrlos con el Consejo de la Magistratura y ese puñado de impresentables como Diana Conti o Carlos Kunkel. La corporación llamada “familia judicial” los esperó como tigre al acecho, y llegó la hora de la revancha.

Pero no sólo el caso Ciccone pone a Echegaray al borde de la imputación. Hay otro asunto que puede ser más grave aún.

Ya tiene estado judicial. Una denuncia de Massalin Particulares hizo allanar por el Juzgado Federal de Concepción del Uruguay una fábrica llamada “Tabacalera del Litoral SRL”, en la ciudad de Concordia. Falsificaba marcas con los nombres de Philip Morris, Marlboro, Viceroy, Rodeo y Blitz (para Paraguay), Pall Mall Bellmont y Hilton (para Chile), y hasta Marlboro para Estados Unidos.

Al fabricar marcas de renombre y contrabandearlas eludían los impuestos al tabaco, que como se sabe son muy altos.

El juzgado hizo 14 allanamientos y encontró: 494 kilogramos de estampillas falsas, las necesarias para 3,6 millones de paquetes, 5 millones de cigarrillos falsos listas para vender, 33 toneladas de hebras para tabaco, 7 millones de filtros y 7 mil bobinas de papel para cigarrillos. Algo así como 30 millones de pesos –o más- en una mega fábrica que funcionaba gracias a la complicidad de la AFIP y de algunos jefes de Gendarmería que eran quienes cuidaban que el contrabando fuese perfecto, al menos saliendo de la Argentina. Claro que funcionarios del gobierno de Entre Ríos también tenían complicidad.

Tabacalera del Litoral SRL fue creada en el 2006 por tres mujeres que anunciaron que el destino era exportar cigarrillos al África. En el 2011 hubo un cambio de manos y el nuevo titular es un desconocido en la industria llamado Raúl Alberto Molina, hasta ahora el único detenido.

El juzgado federal realizó los allanamientos con personal de Gendarmería de otras provincias, por sospechar de las connivencias de los hombres del lugar.

La AFIP envió gente para hacer un sumario administrativo de urgencia y trasladar al delegado en Concordia a otro destino.

Pero las pruebas halladas en el lugar demuestran que Echegaray no era ajeno a la existencia de esa fábrica trucha, esa causa también lo tendrá casi como principal protagonista. No escapan a la mira de la justicia funcionarios del gobierno entrerriano a quienes se estima cómplices de la millonaria estafa.

¿Otro problemita para el jefe de la AFIP?

El titular de Covelia, Ricardo Depresbiteris, adquirió un Cessna con capacidad para nueve pasajeros valuado en 5 millones de dólares. La recolectora de residuos más grande de la Argentina tuvo los vínculos con Hugo Moyano cuando el líder de la CGT era oficialista y con el propio Ricardo Echegaray, quien debería investigar a su socio de entonces Depresbiteris. Si, Moyano dejó de ser kirchnerista y hoy es uno de los enemigos del gobierno, pero negocios son negocios y tanto el gremialista como el titular de la AFIP mantienen el vínculo comercial.

Esperá, no te vayas, viene lo mejor. Otro socio de ese negocio de la basura es “el uruguayo” Jorge Lambiris, conocido por su veraneo en Río de Janeiro con Ricardo Echegaray.

Está groggy, contra las cuerdas y al borde del knockout judicial. Por eso su desesperado mensaje de náufrago. Dice que por haberle salvado la cabeza a Lázaro Báez, Rudy Ulloa (tirado panza arriba en su campo cerca de San Pedro, provincia de Buenos Aires y haciendo un perfil bajo casi inexistente) y hasta hacerle el camino sencillo a Amado Boudou por el caso Ciccone, tiene derecho a que el gobierno lo salve del temporal de juicios que se le avecinan.

Nadie le avisó que este gobierno ya no existe.

© Escrito por Jorge Boimvaser el Lunes 10/02/2014 y publicado por Tribuna de Periodistas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.



a) http://www.diariojunio.com.ar/noticias.php?ed=1&di=0&no=58410

b) http://www.elentrerios.com/policiales/sigue-preso-el-gerente-de-la-tabacalera.htm

c) http://concordiadirecto.com.ar/concordia-la-evasion-tributaria-de-tabacalera-del-litoral-superaria-los-25-millones-de-pesos.html

d) http://www.lavoz901.com.ar/despachos.asp?cod_des=187179&ID_Seccion=3&fecemi=06%2F12%2F2013&Titular=directivos-y-trabajadores-de-la-tabacalera-de-concordia-fueron-detenidos.html

e) http://www.ellitoralconcordia.com/?p=39869

El camino boliviano… De Alguna Manera...


El camino boliviano…

Presidente Evo Morales y la Bandera de Bolivia.

Acaban de cumplirse ocho años de la asunción del primer presidente de origen indígena en Bolivia, que marcó el inicio de la conformación de un Estado Plurinacional. Fernando Mayorga, uno de los principales analistas de este proceso, explica cómo fue posible su construcción, cuáles son los nuevos actores de la escena política y de qué manera se amplió la democracia participativa. Las tensiones entre nacionalismo e indigenismo. Los dilemas que enfrenta ahora el gobierno de Evo Morales.

El 22 de enero de 2006, Evo Morales se constituyó en el primer presidente indígena de Bolivia. Años después, la instauración de un Estado Plurinacional, con la nueva Constitución sancionada en 2009, fortaleció los niveles de democratización y participación de la ciudadanía. El reconocimiento del pluralismo atravesó los ámbitos jurídico, lingüístico, económico y político. Sin embargo, la relación Estado-ciudadanía no quedó librada de contradicciones. Reivindicando la consolidación de una democracia representativa, participativa y comunitaria, el politólogo boliviano Fernando Mayorga dialogó con Página/12 sobre los dilemas que arrastra la construcción del modelo estatal boliviano y la tensión existente entre nacionalismo e indigenismo en el marco de este proceso.

–¿Qué rasgos caracterizan el proyecto político que se abrió con el gobierno de Evo Morales? ¿Qué lo diferencia de los anteriores?
–Es un proyecto político que se despliega desde el año 2005, y particularmente desde el 2009, cuando se aplica la nueva Constitución. Es un proyecto político que está tendido en una contradicción entre nacionalismo e indigenismo. En el 2009, la Constitución instauró el Estado Plurinacional, reconociendo a diversas naciones y pueblos indígenas originarios campesinos. En términos discursivos, se construyó un nuevo sujeto portador de derechos colectivos. Es una palabra bien complicada.

–¿Por qué?
–Son catro términos para designar a un sujeto en el reconocimiento del pluralismo en diversos órdenes. Pluralismo jurídico, pluralismo lingüístico, pluralismo económico y pluralismo político.

–¿En qué se expresan?
–El pluralismo jurídico se expresa en el reconocimiento de dos jurisdicciones, una ordinaria y otra indígena, con el mismo rango. Las prácticas, procedimientos y costumbres de las comunidades indígenas son formalizados como mecanismos de resolución de conflictos. El pluralismo económico se expresa en el reconocimiento de cuatro formas de propiedad: privada, pública, cooperativa y comunitaria.

–¿En qué se diferencia la comunitaria de la cooperativa?
–En que la cooperativa no tiene base territorial indígena, tiene lugar en el nivel urbano. Existe particularmente en el sector de la minería, donde los ex trabajadores mineros que fueron despedidos en el período de la caída de precios de los minerales o con las políticas de privatización, se asociaron para la explotación minera y formaron cooperativas en condiciones paupérrimas, de supervivencia. En Bolivia, hay 400 mil de esas cooperativas. Esto significa el reconocimiento a un sector que fue muy importante en las movilizaciones sociales y políticas que llevaron a Evo Morales al poder. En cambio, la comunitaria es más rural y campesina. Es una economía basada en la reciprocidad, en la circulación de ayuda comunitaria para la producción agrícola más que en la producción dirigida al mercado, y tiene fuertes rasgos culturales tradicionales.

–¿Cuáles son esos rasgos?
–La producción comunitaria está ligada a una forma de organización del poder interno con rotación, la toma de decisiones se da mediante asamblea. Eso que siempre fue parte de la economía boliviana ahora está formalizado. El tema es que con esta revolución democrática todo ese mundo indígena ahora pasa a formar parte del orden constitucional del país, en términos reales y legales. El problema lingüístico se expresa en el reconocimiento de más de tres decenas de lenguas nativas que ahora son idiomas oficiales, junto con el español. No solamente el quechua y el aymara, que corresponden a los grandes conglomerados indígenas, sino también otras treinta lenguas de tierras bajas. El pluralismo cultural supone un reconocimiento de las culturas originarias en todas sus facetas, de manera que se pueda expresar la bandera indígena tanto en tierras bajas como en las que no lo son, que está incorporada como símbolo oficial.

–¿Y el pluralismo político en qué se expresa, concretamente?
–El pluralismo político tiene una expresión particular. A diferencia de Ecuador y Venezuela, que han incorporado en sus constituciones a instituciones de la democracia representativa para ampliar la democracia participativa, en Bolivia, además de incorporar esas formas de democracia participativa –como el referéndum– se ha incorporado también la asamblea, el cabildo y la consulta previa.

–¿Qué características tienen esas instituciones? ¿En qué se diferencian de la democracia participativa?
–Además de la democracia representativa y participativa, también se reconoce la democracia comunitaria. A esa combinación de las tres la denominamos “modelo de democracia intercultural”. En tanto que modelo de democracia, el correlato del Estado plurinacional es la democracia intercultural. Consiste en que el cinco por ciento de los diputados es indígena. De hecho, la discusión es si ello debería incrementarse a quince o a treinta y seis.

–¿Quiénes están dando esa discusión?
–Los indígenas. Se ha hecho el nuevo censo de población y vivienda el año pasado y sobre ese mapa demográfico se va a discutir esa proporción. Es un tema de decisiones políticas. El punto es que tú tienes un porcentaje de diputados que son elegidos por su pertenencia identitaria. Punto. Lo importante es que se hace eso sin provocar una situación de dualismo representativo. Bolivia tiene el Parlamento bicameral, en diputados tenemos este porcentaje de indígenas, hay nueve gobiernos departamentales, en las asambleas departamentales hay cuotas étnicas que pueden ser de cinco, diez o quince por ciento. En algunos casos, elegidos por usos y costumbres. Tú tienes representación vía identidad étnica en el Parlamento, en Diputados y en las Asambleas departamentales. En todo. A nivel municipal, se da desde mucho antes, desde 1995. Además, hay tres niveles de gobierno subnacional: el departamento, el municipio y la autonomía indígena. De los 367 municipios, en quince se votó en referéndum su transformación en autonomía indígena: ganaron 11.

–¿Dónde reside la dimensión nacionalista en este nuevo esquema de la democracia boliviana?
–Está en este retorno del Estado como protagonista, que se nutre de una experiencia nacionalista que viene de la revolución de los años ’50. En Bolivia, la ideología más poderosa es el nacionalismo revolucionario surgido de la revolución de 1952. Es tan poderosa que de allí nació el campesinado y el sindicalismo campesino, donde se inserta Evo Morales. En esta figura de naciones y pueblos indígenas originarios campesinos, tú tienes la combinación de tres movimientos.

–¿Cuáles?
–El movimiento indígena de tierras altas del Altiplano, relacionado con el imperio incaico y el tiahuanacota. Los indígenas de tierras bajas, los de la Amazonia que son nómadas, cazadores y recolectores en su gran mayoría, se llaman a sí mismos “pueblos indígenas”. Son campesinos propietarios privados con acceso a la tierra desde el ’52, cuando tuvo lugar la revolución agraria. Una vez que se empieza a implementar la Constitución política, que reconoce derechos colectivos, empiezan a aparecer las tensiones, las contradicciones.

–En el marco de esta ampliación de la democracia en Bolivia, producto de reivindicaciones sociales que consolidaron el triunfo de Evo Morales, ¿cómo ve hoy la relación entre Evo y esos sectores?
–En el caso “Tipnis” (la marcha indígena contra la construcción de una carretera) aparece una contradicción entre un objetivo estatal de integración territorial –y, por tanto, de ejercicio de soberanía estatal– y un derecho colectivo de los pueblos indígenas que dicen: “respeten nuestro territorio”. O ¿quién decide sobre el uso del territorio? Ahí el MAS opta por la vertiente nacionalista: privilegia lo estatal respecto del derecho colectivo indígena.

–¿Por qué?
–Por una cuestión muy simple: en ese proyecto político prevalece una lógica de construcción estatal. En Bolivia tienes el reconocimiento de derechos colectivos de los pueblos indígenas, que incluye el autogobierno, y derechos que se ejercen territorialmente. Con el siguiente panorama: la mayoría de la población es campesina indígena, con casi dos tercios del territorio bajo demanda de conversión en territorio indígena, dado que un tercio de los municipios tiene mayoría indígena y, además, las tierras comunitarias de origen donde son privilegiados los indígenas. Si haces prevalecer esos derechos colectivos sobre sus territorios, estaríamos en una situación de soberanía estatal que no tendría potestad ni autoridad sobre dos tercios del territorio boliviano. Entonces, prevalece la razón de Estado, la idea de nación. Allí es donde se producen estas contradicciones. El movimiento indígena promueve la Asamblea Constituyente, un nuevo orden constitucional, logra que se reconozcan los derechos colectivos, amplía la ciudadanía con sistemas de derechos, están en el centro de todo el ordenamiento jurídico boliviano. Sin embargo, entran en contradicción. Una tendencia común a cualquier Estado que busca la unificación.

–En su libro Dilemas, usted habla de los “dilemas” que enfrenta hoy el gobierno de Evo. ¿Podría nombrar los más importantes?
–El dilema general que cruza el discurso político del MAS se relaciona con la orientación del propio proceso de construcción del modelo estatal, se da entre nacionalismo e indigenismo. Cuánto de nacionalismo –es decir, cuánto de Estado– y cuánto de indigenismo –de la vigencia de los derechos colectivos–, que ha sido parte medular de la nueva Constitución y son la razón de ser del Estado. Esto tiene varias consecuencias.

–¿Como cuáles?
–Por empezar, sobre la organización vertical del Estado, toda vez que la Constitución reconoce un Estado descentralizado políticamente a través de gobiernos subnacionales que tienen autonomía y asambleas legislativas de la misma categoría. El Estado boliviano reconoce autonomía departamental, autonomía municipal, autonomía regional y autonomía indígena. El dilema reside en que el diseño de descentralización para la gestión está concentrado.

–¿En qué sentido?
–En el sentido de que refuerza el centralismo gubernamental, porque el MAS concentra el poder político e impide que se vaya implementando el régimen de autonomías más rápidamente. El presidente Evo Morales ha definido una estrategia del modelo de desarrollo que es muy sugerente: la Agenda Patriótica del Bicentenario plantea trece metas de desarrollo. Las tres primeras son las más importantes, porque se relacionan con rezagos históricos y estructurales de la sociedad boliviana: eliminación de la pobreza absoluta, acceso universal a servicios básicos y seguridad alimentaria. Allí hay un dilema para el proyecto, porque un sector del gobierno ha propiciado un discurso muy centrado en la descolonización, asumiendo que las distintas formas de Estado antes del 2009 correspondían al Estado colonial. Sobre ello, el discurso del MAS en la Asamblea Constituyente se basó en la idea de una refundación de Bolivia. Cuando Evo Morales dice “Agenda Patriótica del Bicentenario 2025”, está afirmando la necesidad de una mirada de continuidad histórica, es decir, se pone una meta que se cumpliría en 2025 para recordar el nacimiento de la república. Eso significa una modificación en la visión respecto del intento de revisión histórica que negaba el pasado como negativo, como manifestación del colonialismo interno.

–¿Por qué se da este cambio idiosincrático?
–Porque se aferra cada vez más al nacionalismo revolucionario para definir la reorientación del modelo estatal. El nacionalismo revolucionario implica no solamente una visión del Estado o un tipo de interpelación al pueblo, sino además una interpretación del proceso histórico. Entonces se recupera una idea basada en la dicotomía Nación y anti-nación.

–Cuando mencionó la Agenda Patriótica, usted aludió a una revisión histórica.
–Claro, al definirla como prioridad de su gestión y poner como horizonte el 2025, está recuperando la idea de continuidad histórica que antes no tenía. Para cumplir esas metas, el MAS debe propiciar el fortalecimiento de las autonomías, sobre todo las departamentales, que tienen las atribuciones y están habilitadas para cumplir esas tareas. El gobierno central no puede hacer esas tareas. Es una idea centralista que debe convivir con una agenda patriótica que exige fortalecimiento de la descentralización política. Ese nivel subnacional departamental es donde el MAS tiene menor fuerza; en algunas regiones ha perdido las elecciones. Allí observo otro dilema, ya que propiciaría espacios favorables a la oposición, lo que tendría una consecuencia en el proceso político boliviano.

–¿Cuál cree que es la concepción de pluralismo que tiene el MAS?
–Para el MAS, el pluralismo que reconoce la Constitución se da en términos de manifestación de la diversidad étnico-cultural. La Constitución reconoce pluralismo jurídico, económico, lingüístico, cultural y político. Los cuatro primeros están clarísimos, además se traduce en instituciones. En cuanto al pluralismo político, ellos consideran que se expresa en lo que se denomina “democracia intercultural”: la convivencia de instituciones de la democracia representativa, de la democracia participativa y de la democracia comunitaria. En Bolivia hay una tensión entre el grado de ampliación de la democracia con concentración de poder.

–¿En qué se traduce esa tensión?
–Buena parte del derrumbe de los sistemas de partidos en Bolivia, Venezuela y Ecuador tuvo que ver con la pérdida de legitimidad. Vinieron nuevos liderazgos. En Bolivia se trató de un nuevo liderazgo y nueva fuerza política, con la incorporación de nuevos actores y nuevas demandas en la política. Hay una profunda renovación que amplía la legitimidad. Eso va acompañado por una concentración del voto que permite que el proceso decisional esté en manos del MAS. En esta fase de la construcción del Estado plurinacional estamos bajo esa figura: el MAS controla las dos cámaras, tiene el control en siete de nueve gobernaciones y el 85 por ciento de los municipios.

–En el marco de esta concentración del poder, usted mencionó cambios en las pautas de participación, una ampliación de la participación de, por caso, las mujeres.
–Se concentra el poder en el MAS, que es el partido hegemónico. Ahora, dentro del MAS como partido de gobierno hay una renovación de las elites políticas en Bolivia, donde sobresale la presencia del campesinado indígena y las mujeres, muy claramente. En los dos casos, hay reglas que promueven e incentivan eso. En el caso de las mujeres, se ha pasado de la igualdad a la equidad de oportunidades. Actualmente, hay mujeres que son presidentas de las cámaras de Diputados y Senadores, se ha llegado a tener la mitad de ministras mujeres, algunas de ellas, también campesinas e indígenas. La presencia campesina es muy evidente en las esferas gubernamentales y en los espacios de representación. Esos son los actores que más visiblemente han ingresado en la política y, además, lo hicieron como actores decisivos.

–¿Con qué instrumentos cuenta hoy el Estado para regular el mercado, otra dimensión también en tensión?
–La capacidad regulatoria del Estado es muy débil. Lo que tiene, sin embargo, es un manejo adecuado de la estabilidad macroeconómica, relacionado con la generación de excedente económico por la exportación de hidrocarburos y minerales. Eso sostiene la economía boliviana y le da al gobierno de Evo Morales la capacidad de disponer de recursos para ejecutar políticas redistributivas. Hay problemas con la atracción de mayor inversión, no tanto por la política, como era antes, sino por la propia debilidad y falencias del Estado boliviano. En algunos casos le fue imposible regular el mercado. Un ejemplo ilustrativo fue el intento de elevar el precio de la gasolina, en diciembre de 2010. Ese intento de regular el mercado para eliminar una subvención derivó en una protesta popular que incluyó a los aliados del gobierno. Por lo tanto, esa medida no fue posible hasta la fecha. Además del gasolinazo, se dio el movimiento indígena con la famosa carretera del Tipnis, ocurrió con el sector de salud ante la pretensión del gobierno de ampliar la labor de los médicos de 6 a 8 horas. Todos esos episodios implicaron la apertura de espacios de negociación o búsqueda de soluciones de otra índole.

© Escrito por Natalia Aruguete el lunes 10/02/2014 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

domingo, 9 de febrero de 2014

Desmesura para todos… De Alguna Manera...


Desmesura para todos…

‘WHILE MY GUITAR GENTLY WEEPS...’ Dibujo: Pablo Temes.

La mujer más poderosa del país no detiene su cuesta abajo. Hartazgo peronista con el vice y con Kicillof.

El que se acuesta con este gobierno aparece mojado. O manchado. Es increíble la vuelta de campana que dio la realidad en tan poco tiempo. Cristina fue, y tal vez lo siga siendo, la mujer más poderosa de la política desde el retorno de la democracia. Pero hoy no da pie con bola: todo lo que toca lo convierte en barro. Y si no que lo diga Jorge Capitanich, que en 15 días pasó de comerse a los chicos crudos con su futura candidatura presidencial a que los chicos de La Cámpora se lo comieran a él y lo vaciaran de contenido e identidad y lo empujen a presentar su renuncia. O Marcelo Tinelli, un creativo incombustible y experto gambeteador del poder que quiso hacer unos cambios cosméticos en el fútbol televisado (porque la tanda panfletaria iba a seguir) y alcanzó a pedir el cambio justo a tiempo, antes de que Hebe Bonafini le sacara tarjeta roja y lo sumara a los “enemigos de la patria”. O Amado Boudou, que por su irresponsable voracidad por el dinero fácil sufrió una mutación zoológica y pasó de ser el delfín de Cristina a convertirse en el pavo de la boda.

El peronismo realmente existente, el que siempre es leal con los ganadores, tiene la paciencia colmada. Están hartos de arriesgar su propio pellejo para defender a dos muchachos rubios y pintones que poco tienen que ver ideológicamente con la ancha avenida del centro justicialista. Uno viene de la izquierda posmarxista, y el otro de la derecha neoliberal. Por eso la mayoría no pone la cara ni por Axel Kicillof ni por el vicepresidente de la Nación.

Al ministro lo quieren expulsar del Gobierno por la velocidad que le imprimió a la crisis económica tirando nafta (de YPF, nacional y popular) al fuego. Potenció todas las enfermedades del modelo, como la inflación, la devaluación antipopular y el ajuste ortodoxo tipo FMI, y no aportó un solo remedio. Encima demostró que sus dudas no son la jactancia de los intelectuales, sino que su ir y venir en varias decisiones es la confirmación de que está aprendiendo a gestionar en la cubierta del Titanic.

Amado es el más odiado. En el justicialismo muy pocos orinan agua bendita, y muchos saben cómo se hacen las truchadas para enriquecerse con los dineros públicos. Y todos registraron que Amado fue ineficiente hasta para eso: dejó sus dedos pegados en varias ocasiones. Hay pruebas e indicios muy fuertes en la causa Ciccone, por la que será llamado a indagatoria y tal vez procesado. Es un delito excarcelable, pero si se le suma la acusación sobre enriquecimiento ilícito que tiene como causa paralela, podría terminar en la cárcel, previo juicio político, como sueñan los opositores. Su presentación espontánea en Tribunales fue una jugada astuta, pero su imagen negativa es tan potente que ya es un muerto político. La Justicia decidirá si es culpable y qué tipo de cristiana sepultura deberá recibir.

¿En qué momento y por qué motivos se inició la cuesta abajo de Cristina, cuando tenía todo para ser eterna, menos la autorización constitucional? En el plano económico está muy claro. La intervención de la patota de Guillermo Moreno en el Indec fue la madre de todos los desmadres. Ningún país del mundo se atrevió a tanto. Algo hizo la dictadura de Pinochet en Chile, pero tuvo que recular. Alguna nación africana lo intentó por algunos meses. Pero el único que fracasó exitosamente fue Guillermo Moreno. Se sintió el príncipe elegido de los reyes, Néstor y Cristina, y con su espada les cortó la cabeza a las estadísticas públicas primero, y a la credibilidad del Gobierno después. Quedará grabado en la memoria colectiva como el autor material del envenenamiento de las relaciones comerciales en un país que fracasó pero que tenía todo para crecer y desarrollarse con inclusión social y libertad.

En ese preciso momento dinamitaron el futuro. Hoy vemos las consecuencias, los escombros de aquel modelo productivo que hoy está lleno de heridas sangrantes.

Los que acusan a medio mundo de destituyentes destituyeron a Graciela Bevacqua de su cargo en el Indec. Lo hicieron en forma artera y prepotente. Primero aprovecharon sus vacaciones, y después se lo comunicaron en un café cercano al edificio donde trabajaba. No conformes con eso, apelaron a la desmesura obsesiva que también explica la decadencia veloz de este gobierno. Ven hormigas por todos lados y las matan con misiles.

Moreno le hizo tres juicios a Bevacqua, una funcionaria de prestigio académico y honradez reconocida. Un juicio penal que todavía sigue, y dos por multas de 500 mil pesos, junto a todas las consultoras privadas. La amenaza que recibió Bevacqua fue escuchada por su pequeña hija. Hoy dice que “siente pena por este país”, que desde que se fue Moreno del Gobierno ella está “más tranquila”, pero que en estos siete años “nunca” pudo descansar como corresponde. Fue perseguida por no arrodillarse. Es grave institucionalmente por donde se lo mire.

Ella anticipó todo lo que se venía, todas las esquirlas que hoy Kicillof y Cristina tienen en sus manos porque la granada ya explotó. La experta en índice de precios, hoy como consultora privada, confirmó que según sus mediciones la inflación de enero fue del 6%, y que es la más alta desde 2002. Es cierto que en ese porcentaje que hace correr frío por la espalda impactan los tarifazos progre-reaccionarios de Kicillof en transporte y turismo. Pero, aun sacando esos datos del análisis, la inflación fue la más alta de la década desperdiciada. Y este dato es clave para entender todos los demás.

El gobierno de Cristina no sufrió un ataque de enemigos feroces, como repiten hasta el cansancio. Nadie les pide que apliquen recetas ortodoxas ni noventistas ni que llamen a Cavallo. El sentido común y la racionalidad no tienen ideología. Muchos de los economistas más confiables pasaron por el gobierno kirchnerista o por su génesis duhaldista: Lavagna, Remes Lenicov, Blejer, Peirano, Redrado, Prat Gay, Lousteau, entre otros. Todos recomiendan más o menos lo mismo. Un plan serio y antiinflacionario y el final de los volantazos infantiles. A ninguno de ellos los designó Videla ni Menem. Fueron convocados en su mayoría por Néstor Kirchner. Y todos están colaborando con distintos candidatos a presidente para 2015. ¿Puede ser que Cristina no pueda ver lo que tantos argentinos ven? ¿Sólo es tozudez y capricho, o hay algo más? ¿No es más simple dejar de estigmatizar enemigos imaginarios y ponerse a gobernar y volver a las fuentes?

© Escrito por Alfredo Leuco el Sábado 08/02/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.