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domingo, 11 de mayo de 2025

Un nuevo Papa sorprende… @dealgunamanera...

Un nuevo Papa sorprende…

Oremus León XIV. Dibujo: Pablo Temes

León XIV inaugura una etapa en la Iglesia Católica que ilusiona. Y que podría completar el legado de Francisco.

© Escrito por el Doctor Nelson Castro el sábado 10/05/2025 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.


Un nuevo Papa sorprende al mundo. El estadounidense Robert Prevost se convirtió en el 267° Sumo Pontífice de la Iglesia Católica. Fue elegido en un Cónclave rodeado de conjeturas e intrigas políticas con arduas negociaciones y otro mensaje para Latinoamérica; porque Prevost vivió y realizó la mayor parte de su tarea pastoral en Perú más allá de cualquier interpretación tirada de los pelos que implique un guiño hacia el país del Norte. 

El recién elegido papa León XIV ofreció su primer mensaje en el que dedicó unas palabras en español a Chiclayo, su querida diócesis. Había obtenido la nacionalidad peruana en 2015 y ese mismo año, el papa Francisco –a quien mencionó en su discurso recordando su voz “siempre valiente”– lo nombró obispo de esa ciudad que rápidamente lo adoptó como uno de los suyos. Su cercanía con Francisco es palpable, no sólo por su vínculo formal sino por una relación más cercana que supieron cultivar en Roma; ambos se reunían al menos una vez por semana e intercambiaban largas charlas pastorales. Es una señal de continuidad que haya sido elegido para un nuevo papado como jefe de la Iglesia. 

Invito al lector a sumergirse en la trastienda de un Cónclave tan esperado como apasionante. Lo primero que hay que decir es que la fumata blanca se hizo visible luego de cuatro rondas de votación de los 133 cardenales en el Vaticano. Esto implica cierta celeridad y consenso que resulta vital para contrarrestar la imagen de una Iglesia dividida que hubiera significado un proceso más duradero. Tras el fallecimiento de Francisco, todas las especulaciones estaban puestas en la profundización de la grieta entre el ala dura y el grupo más progresista de los cardenales. Esto quedó desarticulado prácticamente desde el principio y una ayuda providencial me ayudó a dar con los primeros indicios de este desenlace. Veamos.

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Era la una de la mañana del jueves 8 cuando me encontraba terminando mis tareas luego de salir al aire para Telenoche desde Roma. Una persona con atuendo religioso se acercó y me invitó a caminar diciendo que tenía algo para compartir conmigo: “Parolin va adelante con cuarenta votos y, en esta noche, habrá negociaciones intensas”. La fuente se refería al italiano Pietro Parolin, actual secretario de Estado que varias fuentes citaban como favorito de la Curia romana en abierta competencia con el cardenal filipino Luis Antonio Tagle. Sonaba el canto de las gaviotas mientras caminábamos por la Via della Conciliazione –que es la avenida que conduce a la Basílica de San Pedro– cuando sobrevino una segunda revelación: “El decano del Colegio Cardenalicio, Giovanni Battista Re, omitió mencionar a Francisco en su homilía en la misa “Pro eligiendo Pontifice” considerada la antesala del Cónclave. No es casual.
Definitivamente esto cayó muy mal entre los presentes” –sentenció. Efectivamente los cardenales que tienen simpatía por Francisco dentro del Colegio Cardenalicio son más que sus detractores. “Los conservadores apenas llegan a treinta y no tienen posibilidades de elegir ningún candidato –por ende– olvídese de Péter Erdó” –agregó en referencia al húngaro de doctrina dura y tradicional con fuerte aval europeo.

El segundo día amaneció radiante. A las 10 de la mañana la misma fuente proporcionó nuevos vaticinios que posteriormente se cumplieron a rajatabla:


—“Si esta mañana no hay Papa, habrá que descartar a Monseñor Parolin y comenzar a ponerle atención a otro cardenal que empieza con P. . ..”   

—¡Prevost! –atiné a decir.   

—No olvide ese nombre –replicó– y dijo con voz firme: “El Cónclave termina hoy”.   

Efectivamente, el humo negro del mediodía terminó con las chances de Parolin y amplió la expectativa a medida que avanzaba la tarde. Otras fuentes confirmaron a cuentagotas lo relatado por mi nuevo interlocutor que, a esas alturas, ya era para mí un enviado divino. Imagínense mi felicidad cuando escuché el nombre de Robert Prevost luego de la fumata blanca. Una mezcla de sorpresa y satisfacción que quedará en mi memoria para siempre.  

Pasaron muchas cosas durante el Cónclave. Hubo un gran lobby a favor de Parolín de parte de la prensa y del gobierno italiano. No solo de ellos. Grandes actores políticos de Europa jugaron el mismo partido. La mayoría de los cardenales detectó esta movida y coincidió con que no era el hombre adecuado por su falta de contacto con la gente y su falta de experiencia pastoral y parroquial. Así se elevó el nombre de Prevost, no por su origen estadounidense sino por su perfil y condición de misionero en Perú y su trabajo en favor de los pobres. Cada sector del establishment dibujará la interpretación que más le convenga; lo cierto es que –más pronto que tarde– aparecerán señales inequívocas que habrá que saber mirar y escuchar.   

La juventud volvió a decir presente en la Plaza de San Pedro. Los fieles le dieron la bienvenida a su nuevo guía. Así las cosas, una nueva página ha comenzado a escribirse en la historia de la Iglesia Católica. Una etapa que ilusiona y que podría completar el legado del querido papa Francisco. Que así sea.




domingo, 2 de febrero de 2020

Alberto, Francisco, Axel y Aníbal... @dealgunamanera...

Alberto, Francisco, Axel y Aníbal…

Totus Tuss. Papa Francisco. Dibujo: Pablo Temes.

Hubo química entre el Presidente y el Papa. El gobernador bonaerense sigue mostrando ineptitud. Macri ayudó al Gobierno, y otro Fernández lo complicó.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 02/02/200 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.


En la política, la química personal es un factor clave en la concreción de acciones y/o proyectos. Mauricio Macri tenía –y tiene– una muy buena relación personal con Donald Trump y eso permitió que, contra la opinión de muchos de los integrantes del board del FMI, se abrieran los grifos de la entidad y llegaran a su gobierno los miles de millones de dólares que necesitó para no caer en default. Esa regla volvió a funcionar esta semana con otros protagonistas y en otro lugar. El lugar fue El Vaticano y los protagonistas el papa Francisco y Alberto Fernández. La coincidencia de todas las voces que conocen lo que se vio, lo que no se vio, lo que se escuchó y lo que no se escuchó es total: el encuentro fue muy bueno.

Diferencias. Las diferencias con las reuniones del Papa y Macri fueron abismales. Tampoco con Cristina existió la cercanía que hubo el viernes en la Biblioteca del Palacio Apostólico durante los 44 minutos en que Francisco y AF conversaron sobre la afligente situación socioeconómica del país.  

“El Papa se quedó contento”, decía ayer desde Roma una de las muy pocas personas que conoce al detalle lo que pasa en Santa Marta, donde Francisco vive y se sincera.

El cortocircuito ocurrió con el tema del aborto sobre el que, efectivamente, el Presidente no habló con el Papa, pero que sí estuvo presente en la conversación con el secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin.

Más allá del ida y vuelta que se generó –hecho que obligó a la Sala Stampa del Vaticano a emitir dos comunicados a pedido del propio Papa que hizo corregir el primero de ellos– lo que AF debería tener en cuenta es que la posición contraria al aborto de la Iglesia –con Francisco a la cabeza– es inmodificable y que la conflictividad aparecerá una vez que el proyecto se abra a debate en el Congreso.

Para la interna del Vaticano queda la insólita homilía peronista de monseñor Marcelo Sánchez Sorondo en la misa en la cripta de la tumba de San Pedro que precedió al encuentro entre Francisco y AF. Desde 1998, Sánchez Sorondo es el Canciller de la Academia Pontificia de Ciencias y de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales. ¡Sus palabras fueron un bochorno!

Deuda. El objetivo central del periplo europeo de Alberto Fernández es el tema de la deuda, y lo habló con el Papa. ¿Podrá ayudar Francisco? Difícil. Más allá de las expresiones del Sumo Pontífice, los interlocutores políticos que deciden son otros. Y el que más influye es Donald Trump.

En relación al presidente de los Estados Unidos, Alberto debería tener en cuenta dos cosas: la primera, que el proceso de impeachment (juicio político) que le inició la Cámara de Representantes está a punto de caer. Los republicanos –que dominan el Senado– constituyen una barrera inexpugnable para el avance del proceso. La segunda, que Trump seguramente será reelecto en las elecciones de noviembre. La buena sintonía con una persona difícil como él exigirá un manejo fino que tendrá en el centro de la discusión el caso Venezuela, tema sensible que condicionará la negociación por la deuda.

Vencimiento. En lo inmediato, la expectativa está en ver qué sucede mañana con el vencimiento del ya casi legendario bono de US$ 250 millones que la Provincia de Buenos Aires emitió en 2011 durante el gobierno de Daniel Scioli.

Axel Kicillof ha demostrado hasta aquí una particular ineptitud para manejar este tema. No sorprende: lo mismo hizo cuando fue ministro de Economía y debió renegociar –con resultados ruinosos para el país– la deuda con el Club de París, con los fondos buitre y con Repsol.

El desenlace se dará justo en la semana en que Alberto Fernández y el ministro de Economía, Martín Guzmán, intentarán que los jefes de gobierno de Francia, España y Alemania apoyen la renegociación.

Macri. En el ámbito doméstico, el Gobierno recibió esta semana una ayuda impensada: habló Macri. Su frase “yo siempre les decía a todos: cuidado, que los mercados no te dan más plata y nos vamos a la mierda” causó conmoción en Cambiemos y regocijo en el Gobierno.

Más allá de que para algunos sea un sincericidio, esa frase refleja una conducta presente a lo largo de su Presidencia, según la cual las causas de su fracaso le fueron ajenas. Lo mismo hacía –y hace– Cristina Kirchner.

“Le pedimos que haga silencio por un tiempo largo porque, con declaraciones como ésa, no hace más que complicarnos la vida”, confesaba un legislador de Cambiemos tras la aprobación en Diputados del proyecto de ley de renegociación.

Aníbal. El Gobierno se apresuró a devolver la gentileza: nombró a Aníbal Fernández interventor en Yacimientos Carboníferos Fiscales en Río Turbio. Más allá de los memes asociando a Fernández a la palabra “turbio”, es curioso ver cómo funciona este mecanismo de equilibrio en los desaciertos entre opositores y oficialistas.

¿Qué necesidad había para el Gobierno de concretar este nombramiento que solo le acarrea desprestigio? ¿Qué dirán Felipe Solá y Daniel Arroyo, quienes durante la campaña a gobernador de Buenos Aires de 2015 asociaron en forma directa y sin rodeos a Aníbal Fernández con la circulación de drogas ilegales?

Desgraciada saga la del yacimiento de Río Turbio. En 2004 un incendio que desnudó graves fallas de mantenimiento se cobró la vida de 14 trabajadores. El impacto político de la tragedia fue de tal magnitud que obligó a Néstor Kirchner a quitarle la concesión a Sergio Taselli y a planear un proyecto para asistir a los habitantes de la localidad.

Se pensó en la construcción de una central termoeléctrica a carbón, que insumiría dos millones de toneladas de ese mineral, para lo que había que reconvertir la mina. De más está decir que eso nunca se logró. Lo que sí ocurrió fue que ese plan dio pie a una desvergonzada saga de corrupción por la que está siendo juzgado el ex ministro de Planificación, Julio De Vido. Curiosamente, su esposa, Alessandra Minnicelli, salió a saludar la designación de Aníbal Fernández con un brío que merecería mejores propósitos.

Consultado tras su encuentro con el Papa por el proyecto de ley de despenalización del aborto, AF dijo que lo presentará ante el Congreso el 1º de marzo y que eso no era ni más menos que cumplir con su promesa de campaña. “Voy a cumplir con mi palabra”. Otra de sus promesas fue “vamos a volver para ser mejores. La designación de Aníbal Fernández al frente de YCF lo desmiente rotundamente.