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jueves, 15 de julio de 2021

Por qué Argentina termina subsidiando a los pesqueros ilegales que depredan el Océano Atlántico Sur… @dealgunamaneraok...

 Por qué Argentina termina subsidiando a los pesqueros ilegales que depredan el Océano Atlántico Sur… 


A inicios de este año, reportes oficiales señalaron la presencia de 105 buques en la milla 201. Fotografía: CEDOC

Si hacemos la cuenta, el precio que Argentina paga debido a la depredación que realizan las embarcaciones de China, España, Corea del Sur y Taiwán es muy alto. Es un costo inaceptable para una economía tan frágil, con alta pobreza y desempleo.

 

© Escrito por Milko Schvartzman (*) el miércoles 14/07/2021 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.


 


¿Cuántos miles de dólares dedican la Prefectura Naval y la Armada argentinas para monitorear y patrullar la Zona Económica Exclusiva y perseguir a los pesqueros ilegales? Si las flotas no estuvieran allí, no habría necesidad de tanto despliegue.

 

¿Cuántos empleos pierde la industria pesquera nacional por no poder competir con barcos que capturan las mismas poblaciones de peces, pero que no cumplen con ninguna regulación ambiental, sanitaria, laboral, impositiva ni de seguridad de la navegación? La pesca regulada debe cumplir con infinidad de normas y regulaciones, para que al mismo pez se lo lleven pesqueros que no cuentan siquiera con chalecos salvavidas.

 

¿Cuántos millones de dólares de ingresos pierde la Argentina por tener que vender en los mercados internacionales a los precios artificialmente bajos a los que venden las flotas no reguladas y de pesca ilegal? La Unión Europea, por ejemplo, no distingue entre pesca regulada y pesca a bordo de un pesquero taiwanés denunciado por esclavitud y muerte a bordo.

 

 

¿Cuánto afecta a la industria del ecoturismo de avistaje de especies, cuyas colonias habitan en la costa argentina y están protegidas por leyes nacionales y provinciales, la pesca ilegal? Está documentado cómo las flotas coreana y china capturan intencionalmente lobos y elefantes marinos.

 

¿Cuántas capturas se pierde la industria argentina porque la misma se va en un pesquero español a Vigo a través de Montevideo? Aún cuando se pesca ilegalmente y en puerto se detecta la falsificación de las declaraciones de captura en un barco como el español Playa Pesmar Uno por ejemplo, la UE, sigue subsidiando a esas flotas y Uruguay sirviendo de base de apoyo.

 

¿Cuántas vidas de argentinos se arriesgan al proteger nuestro mar y a la soberanía? Recordemos que parte de la misión del A.R.A. San Juan (S-42) era vigilar a los pesqueros piratas y que semanas previo al hundimiento fue atacado por el pesquero chino Lu Rong Yuan Yu 883.

 

Si hacemos la cuenta, el precio que Argentina paga debido a la depredación que realizan las embarcaciones de China, España, Corea del Sur y Taiwán es muy alto. Es un costo inaceptable para una economía tan frágil, con alta pobreza y desempleo. Pero no es solo Argentina quien paga la destrucción de los mares, los mismos problemas afectan a Brasil, Chile, Colombia, Ecuador y Perú, entre otros.

 

Cómo afrontar el problema de la pesca ilegal.

 

No existe una única medida para afrontar este problema, sino un abanico de iniciativas que, articuladas, pueden frenar la sobreexplotación de los recursos pesqueros y los problemas asociados que conllevan. Una de ellas es poner fin a los subsidios estatales.

 

Estas flotas pesqueras, llamadas ‘de aguas distantes’, son enviadas por sus Estados de bandera a otras regiones del mundo debido a que sus caladeros ya fueron agotados o están al límite de explotación, tienen exceso de capacidad pesquera y necesidad de alimentos de calidad y baratos; en sentido estricto, lo de ‘barato’ es para ellos, no para los países costeros en desarrollo costeros y el ecosistema marino.

 

Pero ¿Cómo es posible que sea rentable enviar sus barcos desde miles de kilómetros de distancia, en el Hemisferio Norte, hacia Latinoamérica? La respuesta es que no es rentable, solo que sus Estados de bandera gastan entre 23 y 30 mil millones de dólares al año en subsidios a la pesca destructiva e ilegal.

 

 

Esta semana se reunirá la Organización Mundial del Comercio –OMC- para ir cerrando una negociación que ya lleva más de veinte años y que tiene como objetivo poner fin a estos subsidios dañinos del ambiente marino y la economía de los países en desarrollo. Hace más de una década que las negociaciones alrededor de los subsidios a la pesca vienen fracasando. Debido a ello, la Organización de las Naciones Unidas -ONU- incluyó alcanzar esa meta entre sus Objetivos de Desarrollo Sostenible para el año 2020.

 

El plazo ya venció, pero las chances de que este año se definan los lineamientos de la prohibición son altas. El próximo 15 de julio, cuando se celebre el encuentro de la OMC será necesario que Argentina y Latinoamérica se mantengan fuertes en la defensa de nuestros recursos y economías.

*Milko Schvartzman. Especialista en Conservación Marina. Círculo de Políticas Ambientales.








 

domingo, 24 de mayo de 2020

Kim juega a la escondida… @dealgunamanera...

Kim juega a la escondida…

Kim Jong-Un

Que estaba oculto, que estaba muerto, que estaba bromeando. El paradero del líder de Corea del Norte, Kim Jong-Un, despertó infinidad de especulaciones durante tres semanas. Sobre todo, políticas.

© Publicado el domingo 24/05/2020 por el Periódico Digital El Economista de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.

En el noreste de Asia, sus vecinos Corea del Sur y Japón; su aliado, China y su adversario lejano, Estados Unidos, viven pendientes de las denodadas pruebas nucleares de la dinastía. Una dictadura de tres generaciones de la familia Kim desde mediados del siglo XX en un país hermético. Su último eslabón, ausente sin aviso, se ganó un mote. El de “Rocket Man” (Hombre Cohete), según Donald Trump. Mezcla de burla y de respeto.

Kim reapareció el 1 de mayo para cortar las cintas de una nueva planta de fertilizantes en la ciudad de Sunchon y se esfumó de nuevo hasta el 24 de mayo. Entre el 25 de enero y el 16 de febrero también se había mantenido en las sombras durante tres semanas.

En abril, otras tres semanas. Y, como no participó de los actos por el aniversario del nacimiento de su abuelo y fundador del régimen, Kim Il-sung, el 15 de abril, trascendió que había sido operado del corazón y que ya no era de la partida.

Hasta se especuló con la sucesión. El poder iba a recaer en su hermana menor y mano derecha, Kim Yo-jong. Una quiniela difícil en una casta patriarcal, más allá de la pureza de la sangre. Su nueva reaparición: el 24 de mayo, en una reunión con militares, después de otras tres semanas de ausencia.

El único hermano varón de El Brillante Camarada, Kim Jong-chul, guitarrista improvisado y fanático de Eric Clapton, no gozaba de la bendición de su padre, Kim Jong-il. El hermano mayor del líder norcoreano, Kim Jong-nam, fue asesinado en el aeropuerto de Kuala Lumpur en febrero de 2017.

Otros parientes se encuentran en el exilio o, después de las ejecuciones de dos tíos condenados a la pena capital por traición, lejos, bien lejos, de la espina dorsal del círculo de poder, el politburó del Partido de los Trabajadores. De la última cumbre participó Kim antes de su abrupta desaparición en abril.

¿Puede una mujer hacerse cargo de la dictadura? En la República Popular Democrática de Corea, menesterosa y engreída a la vez, no hay presidente, sino líder. El abuelo de los Kim, fallecido en 1994, sigue siendo El Presidente Eterno. Y así como es el único que puede ocupar el cargo, el país sigue en guerra con Corea del Sur.

El conflicto por el cual se dividió la península dejó dos millones de muertos en tres años. Terminó en 1953 con un armisticio, no con un tratado de paz. En el tercer Kim recayó no sólo el poder, sino también la misión de pinchar con ensayos de misiles con capacidad nuclear al vecindario y a Estados Unidos.

Desde 2011, cuando pereció El Querido Líder, Kim se apoyó en su hermana para sostener las riendas del régimen comunista. Durante la primera reunión con Trump, en Singapur, ella cambió a último momento la lapicera con la que Kim iba a firmar la declaración conjunta por otra que llevaba en el bolsillo.

Al final de la segunda, en Hanoi, recogió prolijamente del cenicero la colilla del cigarrillo que había fumado su hermano, de modo de no dejar rastros de su ADN. Aquella cumbre resultó un fiasco después de 56 horas de viaje en el tren personal del líder y, parece, terminó pasándole factura a la responsable de la propaganda, subdirectora del partido único.

Un enigma, como todo en Corea del Norte. En marzo, la hermana de Kim, cuya primera aparición pública fue en los Juegos Olímpicos de Invierno de 2018, en Seúl, elogió a Trump por ofrecerle ayuda para paliar la pandemia de coronavirus, más allá de que, según el régimen, no hubo un solo caso en el país.

Afirmación tan dudosa como las razones de las frecuentes desapariciones de Kim. Su gran aliado, el presidente de China, Xi Jinping, se mostró dispuesto “a continuar suministrándole asistencia dentro de su propia capacidad en la lucha contra el Covid-19”.

Otro enigma, como el colapso del régimen. Inminente varias veces. Tantas que Estados Unidos y Corea del Sur tienen un plan de contingencia llamado Oplan 5029. Consiste en resguardar la frontera entre las dos Coreas y controlar el arsenal nuclear norcoreano frente a la posibilidad de que un tercer país lo use, lo robe o lo venda.

Si bien China mantiene a raya su frontera con Corea del Norte y aceptó las sanciones de la ONU por los misiles lanzados por Kim, no deja de ser su principal guardián. Una suerte de salvaguardia que, de interrumpirse la dinastía, contempla aplicar su propio plan: instalar un gobierno afín.




sábado, 28 de abril de 2018

Las dos Coreas se comprometen a la paz y la desnuclearización… @dealgunamanera...

Las dos Coreas se comprometen a la paz y la desnuclearización…

Fraternidad intercoreana. Kim Jong-un cruzó el paralelo 38 de la mano de Moon Jae-in. Fotografía: AFP

Kim Jong-un y el presidente surcoreano Moon Jae-in acordaron liberar a la península de armas nucleares y firmarán un tratado de paz que reemplace el actual armisticio. El líder norcoreano se reunirá con Trump.

© Escrito por Leandro Darío el sábado 28/04/2018 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Los líderes de las dos Coreas, Kim Jong-un y Moon Jae-in, sellaron ayer una histórica cumbre con un acuerdo para lograr “la completa desnuclearización” de la península, al tiempo que dieron el puntapié inicial para la firma de un tratado de paz que culmine con una guerra que lleva casi setenta años. Tras la firma del texto, el líder norcoreano dijo que se esforzará “por lograr la paz” y “por cumplir lo escrito en la declaración”, aunque no aludió a la continuidad o interrupción de su programa de armas atómicas, al que el régimen considera garante de su supervivencia. El gran interrogante apunta a desentrañar si Kim dará un giro de 180 grados en su política exterior o, en cambio, busca ganar tiempo y revertir las asfixiantes sanciones económicas.

“Sur y Norte confirmaron su meta común de lograr una península libre de armas nucleares a través de la completa desnuclearización”, rezó la declaración conjunta firmada por ambos líderes tras sus conversaciones en la zona desmilitarizada de la frontera. “Las dos Coreas declaran el final de los 65 años transcurridos desde el armisticio” y apuestan por sustituir este por “un tratado de paz”, agregó el comunicado conjunto.

Seúl reconoció el valor de los gestos adoptados por el régimen de Pyongyang, que recientemente anunció que congelará sus pruebas nucleares y cerrará su centro de pruebas atómicas.

Pese al optimismo que revelan las imágenes de la cumbre –la tercera desde que estalló la guerra en 1950–, aún persisten las dudas sobre el compromiso de Pyongyang respecto de su desarme nuclear. “Todavía es incierto si el régimen norcoreano define la desnuclearización de la misma manera que los Estados Unidos (es decir, completa, verificable e irreversible). Y no está claro si Corea del Norte cree que puede conservar sus armas nucleares y al mismo tiempo recibir asistencia económica y energética a cambio de la reducción de la tensión”, consideró Victor Cha, especialista en Corea del Center for Strategic and International Studies y uno de los nombres que Trump evaluó –y desechó– para la embajada norteamericana en Seúl.

Ese optimismo atemperado incluye el recuerdo de las dos cumbres intercoreanas precedentes, celebradas en 2000 y 2007, donde también se aludió a la “desnuclearización”, pero nunca se concretó en la práctica. Además, juegan en contra las fracasadas conversaciones a seis bandas de la década pasada, suspendidas después de que Pyongyang pusiera todo tipo de trabas para que se inspeccionara su arsenal y sus instalaciones atómicas.

El presidente surcoreano acordó asimismo visitar Pyongyang el próximo otoño –entre septiembre y diciembre– para mantener el actual acercamiento entre ambos países. También la necesidad de retomar la cooperación económica, congelada desde 2016 a raíz de las pruebas de armas de Pyongyang.

Pasado. 

Norte y Sur concluyeron la Guerra de Corea el 27 de julio de 1953 con un armisticio firmado por las tropas norcoreanas, el ejército de voluntarios chino y Washington, y nunca fue reemplazado por un tratado de paz definitivo. “El Sur, el Norte y Estados Unidos avanzarán activamente con la organización de cumbres a tres o cuatro bandas con vistas a establecer un sistema de paz permanente y estable”, agregó la declaración, que dejó abierta la posibilidad de la participación de China en el próximo paso diplomático.

Kim y Trump se comprometieron a celebrar otra cumbre en mayo o junio, la primera con un mandatario estadounidense (ver página 38). Ese encuentro, inesperado meses atrás, cuando Pyongyang disparaba misiles balísticos y Trump amenazaba con responder con “fuego y furia”, definirá si la distensión prospera o naufraga antes de llegar a la orilla.

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domingo, 24 de agosto de 2014

Adrian Paenza y su Premio Leelavati... De Alguna Manera...



La puerta equivocada...

 Adrian Paenza y su  Premio Leelavati...

La Unión Matemática Internacional le entregó su máxima distinción a la difusión por haber “cambiado el modo en que todo un país percibe las matemáticas en la vida real”. La ceremonia de este jueves en Seúl resultó un show de entusiasmo, risas y aplausos de un público masivo de la disciplina. La ovación final explicó por qué lo consideran el mejor difusor de las matemáticas en el mundo.

Es un honor muy grande para mí estar acá y voy a tratar de contarles mi historia. No voy a hablar de matemática porque no estoy calificado para eso, lo que voy a hacer es contarles mi viaje, mi viaje con la matemática, una de las más bellas, si no la mejor ciencia que tenemos, aunque desafortunadamente, por alguna razón, las personas no la perciben de esta manera. Así que les quiero contar mi historia. Algunas de las cosas que voy a decir van a sonar probablemente controversiales por la sencilla razón de que son mis opiniones, por lo tanto están abiertas al debate, lo cual es bueno, es lo que deberíamos hacer.

Asumo que saben que hacemos matemática de la misma manera en cualquier lugar del mundo. Es extraño, no podemos leer el alfabeto coreano, pero lo que tenemos en común son los números. De modo que todos entienden que hay una forma de comunicación universal: más allá del lenguaje al que se traduzcan, los números son siempre comprensibles en todos lados.

Entonces quiero empezar contándoles un par de ironías. La primera: nace un bebé, durante los primeros doce meses de vida queremos enseñarle a caminar y a hablar, y los siguientes doce años queremos que estén en silencio. Es una locura, les enseñamos a hacer algo y después no queremos que lo hagan. La segunda: en los primeros cuatro o cinco años de su existencia, los niños aprenden una cantidad increíble de cosas: aprenden a hablar, a conversar, a jugar, a relacionarse con los demás, a dialogar con sus hermanos, a jugar con sus amigos y todo lo aprenden por sí solos. Hasta que de repente, un día desafortunado para ellos, les decimos ahora tenés que ir a la escuela. ¿Por qué? ¿Por qué tengo que ir a la escuela si aprendí todo lo que sé hasta hoy sin tener que ir a ningún lado? ¿Por qué ahora me querés llevar a la escuela, qué es la escuela? Tenés que levantarte a las 5 o 6 de la mañana, tenés tarea, ¿por qué?

Esa sería una oportunidad espectacular para nuestra ciencia, para la matemática, porque lo que quieren hacer los chicos es jugar, y la matemática tiene todas las herramientas para demostrarles que se puede jugar, que van a seguir jugando. Como los magos, ¿qué hacen ellos con los chicos y también con los adultos? Los cautivan, los desconciertan, suscitan su interés, y ellos se quedan asombrados. La matemática también tienen ese tipo de herramientas, pero lo que creo es que les mostramos la puerta equivocada. No les mostramos la vía correcta para llegar a la matemática, estamos enterrados en demasiados tecnicismos... Imagínense por ejemplo a alguien que nunca hizo una llamada por teléfono, y antes de que empiecen a hacerlo uno le dice: “Bueno, pero tenés que memorizar todas las características de países, ciudades y áreas, y tenés que memorizar la guía telefónica. Una vez que lo sepas, hacés tu primera llamada”. No. Así no funciona. Si hay algo que la matemática –el matemático– debería hacer es involucrarse y decir: “Paremos un segundo, lo que estamos haciendo está mal”. Nadie entra a un restaurante por la cocina. Nadie entra a una casa por el baño. Naturalmente, hay que enseñarles, hay que seducirlos, involucrarlos. ¿Cómo se hace? Hay que mostrarles.

Déjenme contarles algo que vengo pensando y repitiendo desde hace años. Es una historia que escuché a través de quien ahora es jefe o presidente del Departamento de Matemática de la Universidad de Buenos Aires. Es una antigua historia checoslovaca. Había un pueblo pequeño con un rey, que tenía una hija. La hija estaba envejeciendo y no encontraba con quién casarse, entonces él estaba preocupado. Así que finalmente acudió a uno de sus ayudantes y le dijo: “Hacé que todos sepan que mi hija va a estar esperando a sus pretendientes, que deberán formar una larga fila ante ella, que estará sentada en una silla, y mostrarle qué saben hacer, sus habilidades. Cuando encuentre uno que le guste yo le voy a dar la mano de mi hija”. 

Entonces cada episodio, que es como un cortometraje de cinco minutos, muestra lo que cada candidato haría. En el primer episodio aparece un contorsionista. Es el primero de una larga fila, la princesa está ahí sentada y este contorsionista mueve su cuerpo, hace muchas cosas extrañas. La princesa: nada. Fin del primer episodio. Segundo episodio: es una persona muy rica, que viene con una bolsa inmensa llena de monedas de oro, despliega todas las monedas por el piso y la mira como diciendo: “Todo esto podría ser tuyo”. Nada. Tercer episodio: es un mago, tiene conejos, palomas, aves, cosas hermosas, cartas. Nada. Después hay un acróbata, y el acróbata empieza a hacer malabares con pelotas, una, dos, tres, cuatro, cinco, diez. Nada. Llegado ese punto uno empieza a preguntarse: “¿Qué quiere, qué es lo que esta princesa quiere? Nada parece conmoverla”. La línea continúa haciéndose más y más corta hasta que llega el último episodio, queda un solo candidato. Es un hombre petiso, que carga una mochila. Cuando llega su turno, va adonde está la princesa, abre la mochila, saca un par de anteojos y se los da. La princesa se los pone y sonríe. ¡Y se casan! El problema no era que era incapaz de apreciar lo que estaban haciendo: no podía ver. No veía nada. ¿Cómo podía cautivarse sin ver nada? Eso es lo que hacemos con la matemática: tenemos que mostrarle a la gente lo que es la matemática. Lo que estamos haciendo está mal, no porque no sea parte de la matemática; es parte, pero si empezamos por ahí vamos a fracasar, y eso es lo que ha pasado hasta ahora.

Ahora bien, ¿qué hacemos, cómo atacamos a ese problema? La población en general odia la matemática. Entonces hay dos grupos: el de la vasta mayoría que la odia, y luego pareciera haber un grupo privilegiado de personas a quienes realmente les gusta. Es cierto que a ellos les agrada sentir ese privilegio, son vistos como los nerds, los inteligentes, personas que son diferentes, que entienden. En cambio nadie dice orgulloso que la matemática no es lo suyo. ¿Por qué? Porque en las escuelas, y en general, le damos respuesta a preguntas que los chicos no hicieron. Los chicos no son tontos. ¿Ustedes saben manejar autos? Dirían que saben manejar, pero que en determinado momento tuvieron que enseñarles a manejar. Cuando nos sentamos al volante por primera, segunda, tercera vez, y tenemos a alguien al lado, esa persona generalmente pierde la paciencia y empieza a gritar y a ser abusivo. ¿Por qué lo toleramos? Porque en definitiva entendemos que vamos a estar mejor sabiendo manejar que no sabiendo. Con la matemática no nos damos cuenta de eso. Nos cuentan cuentos sobre cosas que no sabemos, nos responden preguntas que no hicimos. No sólo eso, después tenemos que ir a casa y hacer la tarea, así que nos desesperamos y les preguntamos a nuestros padres: “¿Por qué tengo que estudiar esto?”. Y el padre y la madre no saben qué decir porque tampoco sabían en el momento en que les tocó a ellos. Entonces contestan: “Lo vas a entender más adelante”. ¿Pero cuándo llega ese momento? Porque no sé si ustedes han visto, pero yo suelo ver que hay muchas personas que han invertido mucho tiempo investigando y nunca les fue de utilidad. En la vida primero tenemos problemas, luego buscamos soluciones. En las escuelas, especialmente en matemática, para no decir en general, porque no lo sé, lo hacemos a la inversa: primero les damos soluciones, como una teoría, y luego decimos en qué casos se aplica. Lo que querrían los chicos es jugar un videojuego, o con un robot, o cifrando un mensaje, cosas que tienen que ver con sus preocupaciones diarias, cosas que les pasan. La matemática tiene una rama que se llama Teoría de Juegos y lo ignoramos. Yo me enteré de que existía en la universidad, ya era más que un adolescente. Eso está mal. Además, lo que pasa en la escuela deja una huella inmensa en nuestras vidas.

Les voy a contar otras dos historias. La primera es importante para que me sigan en este recorrido. Yo daba clases en la Universidad de Buenos Aires, en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales –síganme con los cálculos– las clases tenían 800 alumnos promedio por cuatrimestre. En un año son 1600. En 30 años (fueron más, pero digamos 30), si lo multiplicamos por 1600 obtenemos 48.000 alumnos. Asumamos que exagero, en realidad eran 1500, en 30 años tuve 45.000. Lo he visto todo. Vi personas que llegaron pensando que eran estrellas y después no podían progresar. Y había otros que eran muy tímidos, pero eran brillantes. La sociedad está siempre buscando a los ganadores, y eso se asocia a la matemática. Aquel que lo consigue, es distinto. La sociedad siempre intenta premiar al tipo que llega primero, salta más alto, corre más rápido, ¿y qué pasa con el segundo, o el quinto, o el décimo tercero? Toda la población, salvo unas pocas excepciones: los dejamos atrás. En las instituciones, cuando introducimos a la matemática por las puertas correctas, hay palabras que no deberían estar incluidas. Nunca “no”, siempre “sí”. No hay lugar para el fracaso. Los chicos no pueden fracasar. No hay lugar para la palabra o el concepto de fracaso. ¿Qué quieren decir con fracaso? Estoy intentando: aliéntenme, ayúdenme, entrénenme, enséñenme, muéstrenme dónde están mis preguntas. En las escuelas deberíamos enseñar que la matemática está construida con patrones, con estructuras, con acertijos. Eso es lo que deberíamos enseñar, que es como un mar de información y tenemos las herramientas para discriminarla, que algunas de las cosas que no logramos ver son como neblinosas y de repente se muestran ante nuestros ojos. Aparece como algo diferente, algo nuevo. Pero tenemos que jugar, jugar con ellos, mostrarles que no sabemos.

Yo sé que este sistema funciona, lo practico regularmente en el programa de TV Alterados por Pi. Los chicos se comprometen y no porque yo sea una persona muy especial. Lo que tenemos que hacer es simplemente mostrarles en dónde está la puerta correcta. Hay un par de historias sobre esto. Nosotros vamos en una camioneta, somos como una banda de rock, un grupo de personas que van y montan un set de televisión. Algunos chicos tienen 16 o 17 años, pero otros tienen 6, 7, 8, 10 años. De pronto llego a una de estas escuelas primarias, abro la puerta y veo una multitud de chicos. Se me vienen encima como si fueran moscas y yo miel. Se juntan todos a mi alrededor y me tiran de las mangas de la camisa. Uno me pregunta: “¿Cuánto es 1000 por 1000?”, y otro: “¿Hay algún número más grande que el infinito?”. La tercera simplemente me mira y dice: “¿Alguna vez cometiste un error?”. Nunca me voy a olvidar de eso. No fue que los padres le dijeron, tampoco estaba fascinada por alguien que ve en la televisión, realmente le importaba, quería saber si alguna vez cometo un error porque hay una especie de aura que se nos adjudica, y eso es lo que tenemos que romper. Tenemos que empezar por decir: “No sé”.

Fui a una clase y estaban aprendiendo las tablas de multiplicar, que me hacen sufrir, y uno de ellos me preguntó: “¿Vos sabés la tabla del 15?”. Le contesté: “No. No la sé. Saquémosla juntos”, y fue tan divertido cuando se dieron cuenta de que tenían las herramientas para ir a sus casas y decirles a sus padres que habían aprendido la tabla del 15. Como saben, el conocimiento es poder. Cuando sintieron que entendían cuál era el concepto, fue grandioso para ellos. Ellos se querían sacar fotos conmigo, pero yo me quería sacar fotos con ellos porque había crecido y era una mejor persona después de haber hablado con esos chicos.

Segunda historia: como les dije, solía dar clase a 800 alumnos a la vez. Esto fue lo que pasó: era el primer día de Cálculos, el final de la primera clase universitaria de estos chicos, imagínense que tendrían 19, 20 años, aproximadamente. Estaban sentados alrededor mío, era su primer día en la universidad y tenían un profesor que era una especie de celebridad (no quiero sonar arrogante, es sólo un hecho, me ven en la tele, no soy una celebridad, soy sólo una persona), y como en esa Facultad de la UBA se puede estudiar Matemática, Física, Química, Biología, Geología, Computación, les pregunté a cada uno qué carrera iban a seguir. Me fueron contestando hasta que uno de los chicos me respondió: “Yo voy a estudiar Matemática y Computación”. Me sorprendió, era interesante que se propusiera hacer dos carreras. Entonces reformulé y les pregunté cómo se les había ocurrido, por qué habían empezado esa carrera. Respondieron y cuando le llegó el turno a este chico, me contestó: “Porque cuando estaba en la escuela secundaria vi en la tele a una persona que probó que es imposible dividir por cero”. Lo miré y le pregunté: “¿Qué dijiste?”. Estaba asustado, no entendía si había dicho algo malo, y repitió: “Cuando estaba en el secundario vi en la tele a alguien que explicó que no se puede dividir por cero”. Esto pasó en 1996. Siete años antes yo tenía una columna en un noticiero y demostré que no se podía dividir por cero. En un noticiero, en horario central. Entonces le pregunté su nombre. Me dijo “Cristian”. “Cristian, necesito que vengas a mi casa”... El no quería. Le dije: “Te llevo en el auto, te muestro algo, y después te traigo de vuelta”. Tampoco vivía demasiado lejos. Tengo la suerte de tener todo el material de mi trabajo en televisión grabado; desde que aparecieron los VCR y los VHS que ya no existen, grabé todo y lo tengo archivado. Entonces fui a mi casa con él, agarré ese VHS y se lo puse. El no estaba seguro, pero déjenme preguntarles a ustedes: ¿cuántas personas prueban en un noticiero de horario central que no se puede dividir por cero? Tenía que ser yo. Bueno, miren el impacto que tenemos en los chicos. Miren el efecto en esa otra chiquita que me preguntó si alguna vez cometí un error. Tenemos que tener mucho, mucho cuidado con lo que hacemos, porque ese tipo de huella o como quieran llamarlo va a permanecer por mucho tiempo. Y esa es la percepción contra la que es muy difícil luchar. Es por eso que cuando la gente dice que odia la matemática parece una batalla perdida. Yo me rehúso a rendirme. Hay muchos matemáticos presentes, cuando vemos que alguien está haciendo algo mal, deberíamos decírselo.

En Nueva York vi una campaña contra el terrorismo que decía: “Si ven algo, digan algo”, refiriéndose a que si ven algún paquete sospechoso, digan algo. Yo tomaría esa oración y diría: si cualquiera de ustedes que tenga algún tipo de acceso a la escuela ve algo que está mal, dígalo. Necesitamos involucrarnos más, porque de lo contrario estamos diagnosticando algo que ya sabemos de antemano. Hasta ahora hemos fallado, y eso que no teníamos competidores. Cuando yo me crié, la fuente principal de información estaba en el hogar y en la escuela. Hoy, con Internet, las redes sociales y demás, la escuela es sólo una fuente más de información. Sin duda una muy importante, porque es en la escuela donde nos damos cuenta de que no somos el rey ni la reina de la casa. Tenemos amigos, compañeros, tenemos que aprender a lidiar con la frustración, no siempre nos toca a nosotros primero, nunca más somos los reyes ni las reinas de la casa. Además ahí aprendemos estructura, algún tipo de disciplina, nos educamos, es muy importante. Por favor, no interpreten que me opongo a la escuela, pero tenemos que adaptarnos. En los viejos tiempos la gente se deslumbraba cuando alguien reunía todo el conocimiento del mundo. Ahora, si no sabemos algo, lo googleamos. Ni siquiera tenemos que ir a casa, se puede googlear desde un teléfono o un reloj. Lo que tenemos que estimular es la creatividad, olvídense de los “no”, están equivocados, esas marcas rojas, esos “no”, “mal”, “reprobado”, “cero”. ¿Qué? ¿Por qué? ¿Quién sos vos para decirme que reprobé? ¿En qué?

Hay una distribución muy injusta de la riqueza en el mundo, pero no sólo de la riqueza económica, también la intelectual está muy injustamente distribuida. Necesitamos compartir el conocimiento: si saben algo, compártanlo. Si otro no lo sabe, no se rían de él o ella, ayúdenlo, se van a estar ayudando a ustedes mismos. Veo gente que acusa o culpa a los profesores y maestros por la manera en que enseña y comunica la matemática. Lo aceptamos, pero decimos entonces quién va a enseñarla, deberíamos entrenar a un grupo nuevo de profesores y maestros. Nosotros nacimos en una era analógica y ahora vivimos en una digital, así que nos tenemos que adaptar. Vamos a un maestro que enseñó de determinada manera durante 30 años y le decimos que eso no funciona más, que ahora hace falta que incorpore computadoras, notebooks, iPads, y se quedan como diciendo: “¿Qué? No sé cómo usarlas”. Se asustan, se paralizan ellos también. No podemos decirle a una generación entera de chicos: “Esperen cinco años hasta que entrenemos, instruyamos y enseñemos a los maestros y a los profesores”, no tenemos tiempo para eso. Entonces ¿cómo resolvemos el problema? Con lo que yo llamo educación horizontal. En vez de una relación vertical, donde los maestros están arriba y los alumnos abajo –el mismo sistema de yo soy el que sabe y ustedes son los que no–, establezcan una relación horizontal. Aprendemos juntos. Hay que tragarse el orgullo, como un padre que aprende con los hijos, cosa que he visto. Si hay alguien que sabe algo, que simplemente venga y comparta lo que sabe. Eso es lo que necesitamos.

Yo escribí mi tesis entre 1978 y 1979. Nuestro director de tesis (acá hay gente que también fue alumna de él, desgraciadamente murió muy joven, a los 45 años) era uno de los mejores matemáticos del mundo en su especialidad, estaba especializado en Múltiples Variables Complejas, su nombre era Miguel Herrera. El había escrito un libro que era perfecto, había puesto todo ahí, y venía todos los días a las 8 de la mañana a donde yo estudiaba con mi amigo y compañero de tesis Néstor Bucari y nos tocaba la puerta para ver cuál había sido el progreso del día anterior. Un día estábamos trabajando con Néstor y había algo que no entendíamos bien: si era lo que nos parecía, eso significaba que habíamos descubierto algo muy importante. Así que le dije: “Tiene que haber algo mal acá”. Entonces a la mañana siguiente estábamos esperándolo ansiosos y cuando llegó le dijimos “Miguel, encontramos algo muy importante”. Nos preguntó qué era, y cuando se lo mostré nos dijo “No, está mal”. Entonces lo revisamos. Le pregunté qué era lo que había escrito al respecto en su libro, me dijo: tal cosa. Pero nosotros no podíamos llegar a esa conclusión. Así que dijo: “Entonces debe ser esto otro”, y Néstor le dijo: “No, tampoco”. Lo volvió a revisar dos veces, tres veces, cuatro veces. Finalmente se detuvo, se sentó y nos dijo: “¿Saben qué, chicos? No sé qué fue lo que escribí. No entiendo”. El libro estaba bien, pero no podía entender lo que él había escrito. Eso fue una lección para nosotros: este tipo que estaba tan alto para no- sotros, a quien respetábamos tanto y que era tan buen matemático podía decir enfrente de sus alumnos: “No sé”.

¿Qué problema tenemos con decir que no sabemos? ¿Cuántas veces vemos en la sociedad, en general, que las personas tienen miedo de decir que no entienden lo que les están diciendo? Díganlo. Díganlo de vuelta. No se avergüencen, no importa, uno no es peor persona si no entiende algo. Hay que decirlo. Quizá pienso que entendí algo y no lo entendí.

Antes de terminar me gustaría decir un par de cosas más. La educación tiene que ser pública y de libre acceso para todos. Hay una brecha gigante entre aquellos que tienen prácticamente todo lo que necesitan, como yo, y aquellos que no. Eso es un problema. Para acortar esa brecha hay que extender la educación, pero para lograrlo necesitamos que la educación no sea privada sino pública y libre. Voy a sonar como un político, pero los Estados tienen que hacerse cargo y darse cuenta de que la educación es un derecho humano. Eso depende de no- sotros, es nuestra responsabilidad. En matemática tenemos las herramientas y lo vamos a cambiar. Esto va a cambiar. Espero verlo; pero si no lo veo, sé que plantamos la semilla, y eso es lo que importa. Muchas gracias.

(*) Extractado de la conferencia ante la Unión Matemática Internacional, reunida la semana pasada en Corea, en ocasión de su designación como Mejor divulgador matemático del mundo. Traducción: Florencia Parodi.

© Escrito por Adrian Paenza (*) el Sábado 23/08/2014 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de la Ciudad de Buenos Aires.