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domingo, 10 de mayo de 2020

Por qué me opongo al arresto domiciliario de Carlos Capdevila, ex represor de la ESMA… @dealgunamanera...

Por qué me opongo al arresto domiciliario de Carlos Capdevila, ex represor de la ESMA… 

Juez Daniel Obligado y el represor de la Escuela de Mecánica de la Armada, Carlos Capdevilla. Fotografía: CEDOC

El médico fue condenado a 20 años de reclusión por "privación ilegítima de la libertad triplemente agravada" e "imposición de tormentos" y fue beneficiado con el arresto domiciliario.  

© Escrito por Juan Gasparini el miércoles 06/05/2020 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos. 


Soy sobreviviente de la ESMA y he testimoniado en causas por delitos de lesa humanidad vinculadas a ese centro clandestino de secuestro, tortura, exterminio, sumisión a trabajo esclavo y de nacimiento de bebes en cautiverio, posteriormente apropiados, tras el asesinato de sus padres. Por lo que viví, supe y presencié en la ESMA, soy contrario al otorgamiento del “arresto domiciliario”, al médico y ex Capitán de Corbeta de la Armada, Carlos Octavio Capdevila, alias “Tommy”, a raíz de las recomendaciones para con las personas “a riesgo”, por tener más de 65 años, en virtud de la “emergencia sanitaria”, causada por el coronavirus.
  
Capdevila fue condenado a 20 años de reclusión en 2011 por “privación ilegítima de la libertad triplemente agravada” e “imposición de tormentos”, sentencia firme resuelta por la Corte Suprema de Justicia de la Nación el 12 de mayo de 2015, sumadas a otras dos condenas que aguardan confirmación de la CSJN: en 2015, diez años de prisión por apropiación de un recién nacido en la ESMA; en 2018, quince años de cárcel, por el “segundo tramo” de la megacausa ESMA, una sentencia en primera instancia de 11.643 páginas sobre 789 víctimas. 

Cabe precisar que Capdevila operó en el mencionado centro clandestino, al menos entre 1977 y 1980, y asistió en los partos que allí tuvieron lugar. De hecho, habría sido el oficial que ordenó a un enfermero de la ESMA inyectar veneno a la dirigente montonera, Norma Arrostito, asesinada en cautiverio el domingo 15 de enero de 1978. Varios de nosotros fuimos torturados con los ojos vendados y escuchábamos a los médicos que daban instrucciones a los interrogadores y así evitar que muriésemos repentinamente en la tortura, para que continuáramos siendo torturados. 

Por cierto, Capdevila fue uno de los oficiales de guardia del campo de concentración improvisado en una isla del Tigre, El Silencio, cuando en 1979 visitó el país la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que recorrió la ESMA luego que se evacuaran los secuestrados.  

Rechazo la resolución dispuesta por el juez Daniel  Horacio Obligado, autorizando el “arresto domiciliario” de Capdevila, porque no respeta las recomendaciones para estos casos, dispuestas por el Relator Especial de la ONU, Fabián Salvioli, para la verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición. El experto independiente hace tres recomendaciones para contemplar “medidas urgentes de protección contra el covid-19”, que impidan la impunidad de condenados por crímenes de lesa humanidad, como Capdevila: 

1.  Solo se pueden conceder indultos humanitarios en casos de enfermedades terminales de resolución inminente”.

2.  Si subsiste el problema de posible hacinamiento de las personas encarceladas por cometer esos delitos, se recomienda trasladarlas a otro centro penitenciario donde tengan condiciones de detención seguras y salubres”.

3.  Si esto es imposible, se debe conceder arresto domiciliario temporal, con los controles adecuados. Sin embargo, los individuos deben regresar a la prisión una vez la situación de emergencia haya pasado, para cumplir el resto de su condena”. 

En la resolución del juez Obligado, primero se indica que Capdevila tiene 68 añosdespués 70, y finalmente 74, toda vez que la ley argentina 24.660, del 2008, exige ser “mayor de 70 años” para solicitar la “detención domiciliaria”. En el relato del magistrado, puede leerse que pidió una Junta Médica para pronunciarse, pero luego la anuló a solicitud de la defensa. Me pregunto, ¿se otorgó la “prisión domiciliaria” sin una evaluación médica del condenado, simplemente por constancias en papel? 

La enumeración de las supuestas dolencias de Capdevila, carecen de suficiente precisión. Al parecer, remiten a cuando tenía 68 años. Va a cumplir 74 el 5 de junio de 2020. Su estado no parece ser ni grave, ni terminal, sino más bien una suma de típicos problemas de salud vinculados al envejecimiento, que miles de argentinos sobrellevan a diario. Se omiten las fechas en que comenzó a tratarse cada una de las presuntas enfermedades señaladas, si las mismas han sanado, estabilizado, están en remisión, o si se han acrecentado, y cuál es el cuadro actual mediante los cuidados que se le brindan, dado que “el condenado recibe la atención médica necesaria”. Tampoco se menciona sí debería volver a la cárcel una vez finalizada la pandemia.  

Es importante recordar que el Estado tiene la irrenunciable responsabilidad de frenar que crímenes como los perpetrados por Capdevila queden impunes. Debe añadirse que los condenados de lesa humanidad disfrutan de circunstancias carcelarias privilegiadas, pues no están en pabellones comunes. Es preocupante constatar que, según el juez Obligado, Capdevila no ha formulado ninguna autocrítica de su conducta en la ESMA: niega los hechos que se le han imputado, no coopera con la Justicia, ni “expresó ideas reparatorias ni actitud empática con las víctimas”, y “denotó dificultades para adoptar un posicionamiento de implicancia subjetiva frente al delito”. 

La condición de médico del reo (que oportunamente juró consagrar su vida al servicio de la humanidad) acrecientan aún más la gravedad de su situación: las matanzas supervisadas o implementadas por profesionales de la salud constituye un tema ético insoslayable a partir del nazismo. Por todos los motivos aquí expresados, y pese al límite del lenguaje que nos imposibilita comunicar nuestras experiencias concentracionarias, es que me opongo a la “prisión domiciliaria” de Carlos Octavio Capdevila. 

CP





domingo, 8 de septiembre de 2019

A 40 años de la histórica misión de Comisión Internacional de Derechos Humanos... @dealgunamanera...

"Siempre cuenta tu historia": el documental a 40 años de la histórica misión de CIDH El trabajo reúne los testimonios de los protagonistas de aquel período oscuro de la historia nacional.

Asociación Abuelas de Plaza de Mayo. Fotografía: TÉLAM

Documentos hallados en Washington muestran cómo el organismo seguía el caso del secuestro y detención de Jorge Fontevecchia.

El 6 de septiembre de 1979 llegó a Buenos Aires la primera misión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). En las dos semanas que estuvieron en el país los 11 expertos internacionales investigaron los crímenes de Estado cometidos por el gobierno militar y que quedaron plasmados en un Informe Final que cambió para siempre la historia argentina y del mundo entero en torno a la lucha contra la violación de los Derechos Humanos. 

A 40 años de aquella misión histórica, la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires, a cargo de Santiago Cantón, presenta este viernes 5 de septiembre el documental "Siempre cuenta tu Historia", un trabajo que recoge el testimonio de algunos de los testigos de los duros sucesos que marcaron  fuego la historia nacional.

En este nuevo aniversario de esa visita señera de los DD.HH., se conocieron detalles de cómo la CIDH y la OEA siguieron el caso del secuestro sufrido en enero de 1979 por el cofundador de Editorial Perfil Jorge Fontevecchia, entonces editor de la revista La Semana, antecesora de Noticias. 


Recortes y comentarios referidos a al caso del secuestro y detención de Fontevecchia a manos de militares fueron hallados en cajas con documentación en Washington. Fontevecchia, como se sabe, estuvo detenido en el campo de detención "El Olimpo", y su liberación se logró justamente por las presiones internacionales de entidades de prensa y Derechos Humanos.

El documental que presentará este jueves la CIDH reúne los testimonios de los protagonistas de aquel período oscuro de la historia nacional. Con entrevistas a la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto; el secretario de Derechos Humanos bonaerense y ex titular de la CIDH, Santiago Cantón; el Secretario General de la OEA Luis Almagro; y el testimonio de una decena de hijos de desaparecidos, entre otros, el documental reconstruye la tragedia que se vivió en el país por esos años. 

También recoge el testimonio de Tom Farer, uno de los emblemáticos integrantes de la misión, que muestra por primera vez los archivos y la documentación que permanecen en la CIDH de Washington.


Esa investigación, promulgada por la OEA-ONU, no solo abrió en nuestro país el camino a la búsqueda de la verdad sobre los atroces crímenes de Lesa Humanidad cometido por la Dictadura militar de 1976, sino que también permitió establecer la figura del "Desaparecido" y crear una tipificación en el derecho internacional para los crímenes de Lesa Humanidad fuera del Código Penal Ordinario.

La delegación de la CIDH llegada al país para recordar los 40 años de aquella histórica visita está presidida por el titular del organismo, Esmeralda Arosemena, y será recibida por el presidente Mauricio Macri este viernes, justamente cuando se cumple el aniversario del inicio de aquel desembarco entre el 6 y el 20 de septiembre de 1979.

MS/H.B.




domingo, 27 de agosto de 2017

Transición larga… @dealgunamanera...

Transición larga…

¿La única verdad, es la realidad? Juan D. Perón. Dibujo: Pablo Temes

Para el peronismo, el cambio llevará su tiempo. Lo que preocupa a Cambiemos.


El desconcierto condena al peronismo a pensar en recetas de mediano y largo plazo. En el marco electoral, finalmente se confirma la victoria de Cristina Fernández de Kirchner en la provincia de Buenos Aires por un margen que oscilará entre 0,5 y un punto y medio. El Gobierno, que salió a reconocer su derrota sobre la mitad de la semana pasada, tiene la convicción de que revertirá ese resultado en octubre. Los indicadores de confianza lo favorecen ya que –según diferentes estudios de opinión pública– “cerca del 50% de las personas consultadas cree que el Gobierno logrará mejorar su situación actual”.

Esto contrasta con la baja percepción acerca de su capacidad para “la resolución de problemas que hasta el momento ostenta el oficialismo” que exhiben esas mismas encuestas. Sin embargo, el voto de confianza hacia el futuro le juega a favor. En este marco, hay más posibilidades de que el Gobierno recupere votos en octubre que sea la ex presidenta quien lo logre.

“El kirchnerismo duro ya definió su techo, incluso dentro de una parte radical del peronismo”, asegura un analista que predijo con bastante precisión lo que sucedió en las PASO. “En cambio, el Gobierno tiene un margen mucho mayor para recuperar el voto de algún adherente blando descontento que haya recurrido en forma de castigo al massismo”. Los PRO puros o de paladar negro se regocijan al recordar que habían advertido que el tigrense estaba inflado en las encuestas. Pero más crudo aún es el análisis que los propios peronistas hacen de la situación. “CFK no es una opción para los que buscan cristalizar y reformular el partido. No lo es para muchos intendentes y no lo es para la mayoría de los gobernadores”, señala una voz de peso dentro del universo del PJ bonaerense.

Una de las particularidades de la campaña por venir es que la ex presidenta abandonará su perfil amical para peronizar su discurso y adoptar una postura más confrontativa frente al Gobierno.

Por su parte, tanto Sergio Massa como Florencio Randazzo son hoy una incógnita que sólo el tiempo despejará. Massa no logra despertar confianza ni en propios ni en ajenos. La floja cosecha electoral en las PASO volvió a colocarlo dentro de las posibilidades de mediano y largo plazo; por su edad y por su tenacidad, nadie lo da por muerto. Algo de esto reconoció el ex intendente de Tigre cuando, en una entrevista que hizo ruido, dijo: “Tengo 45 años y mucho para dar”. Florencio Randazzo, que no deslumbró con su performance, a diferencia de Massa arrancó la contienda desde atrás y se encargó de advertir que está para correr una carrera larga sin urgencias electoralistas, “al menos por ahora”, según sostiene uno de sus operadores. Para muchos peronistas, si no queda otra que esperar, el ex ministro del Interior resulta más confiable que Massa. En el entorno del hombre de Chivilcoy ya especulan con las primeras mediciones post PASO, donde reconocen un crecimiento de Cambiemos por encima de Cristina KirchnerEl desafío de Cumplir es mantener su propia cosecha, cosa que será difícil. En la semana que pasó, sufrió deserciones hacia CFK y hacia Massa. De todos modos, todavía es muy pronto para arriesgar cálculos certeros.

Justicia.

En este contexto, la nueva citación a indagatoria a CFK y su familia en la causa Hotesur despertó suspicacias en quienes son críticos de la labor judicial: “Una ex presidenta vencedora y con gran número de adhesiones era más difícil de tocar. No tengo dudas de que, si en octubre la gente le da la espalda, el horizonte judicial se le volverá a poner complicado”, dijo un conocedor de la compleja trama que se teje en los juzgados federales de la avenida Comodoro Py.

La pata sindical volvió a mostrar su peor cara. La marcha y el acto del martes que pasó dejaron –una vez más– la foto que, hay que reconocer, le conviene al Gobierno: peleas entre bandos de diferentes gremios, discursos flojos, falta de liderazgo y divisiones internas. Uno de los triunviros sentenció: “Lo que pasó fue una vergüenza, otra vez hicimos el ridículo. Se notó que hubo mucha segunda línea; la mayoría eran empleados de la CGT”, se quejó lleno de bronca. Los nubarrones que se ciñen sobre el peronismo amenazan con quedarse un largo tiempo. Estamos ante la cristalización de un momento de transición política donde todo puede suceder.

En el oficialismo, entretanto, se debaten entre la euforia y la preocupación. El caso de la desaparición de Santiago Maldonado va en vías de convertirse en un verdadero dolor de cabeza para el Gobierno, no sólo por el reclamo de su familia, de los organismos de derechos humanos y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) sino porque, además, ha puesto sobre la escena la aparición de grupos como RAM (Resistencia Ancestral Mapuche), que amenazan con el sostenimiento de un plan de lucha violenta que va más allá de su zona de asentamiento. Respecto de Maldonado, lo grave es que se repita un caso similar al de Jorge Julio López, el albañil desaparecido el 18 de julio de 2006, tras haber declarado en el juicio contra el represor ex comisario Miguel Etchecolatz, y de quien hasta el día de hoy nada se ha sabido.

Por otra parte, los ataques a la Legislatura bonaerense y al Ministerio de Seguridad de la Provincia son otra muestra de la tensión que genera el nuevo mapa político. Según dijo el propio ministro Cristian Ritondo, de estos dos hechos, el incendio de dos vehículos en el estacionamiento del ministerio podría tener que ver con el avance sobre las “mafias en el sistema policial, el narcotráfico, La Salada, las plantas verificadoras y los pases a retiro de uniformados”. Los números son contundentes: hay en la fuerza más de 30 mil policías investigados, incluyendo los casi 6 mil apartados por su participación en distintos delitos de diverso tipo y gravedad. Esos serán una parte pequeña de los números que el Gobierno buscará capitalizar a lo largo de la campaña, a la espera de que el incipiente repunte de la economía se vaya haciendo más firme y llegando a la gente. 

“Los buenos gobiernos se conocen cuando lo que hacen vale más que lo que sus opositores dicen” (Antonio Maura).

Producción periodística: Santiago Serra.



domingo, 15 de marzo de 2015

Una visita a la isla de los silencios… De Alguna Manera...

Una visita a la isla de los silencios… 

  
En 1979, la isla fue usada para llevar prisioneros que había que esconder por la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Denunciada desde la democracia, fue ubicada por sus sobrevivientes y recién ahora, tras más de treinta años, finalmente inspeccionada por la Justicia.

El apostadero de Prefectura de San Fernando aparece al borde de la costa, contra el fondo de un camino de tierra. De a poco llega un fiscal, los abogados de las querellas y los defensores de los marinos de la Escuela de Mecánica de la Armada. Un prefecto toma nota de los nombres. Hay veinte lugares disponibles. Luego van llegando siete sobrevivientes del centro clandestino. Todos suben a bordo de una embarcación para hacer el recorrido de tres horas que los sobrevivientes hicieron encapuchados y engrillados, más de treinta y cinco años atrás. “¡Lancha rara era esa! –dice uno de los siete, Víctor Basterra–. ¡Mas que lancha, era un lanchón! Nos habían tirado una lona encima, siempre con capucha, pero la lona era para que no nos viera la gente.”

El viaje es hacia la isla El Silencio, ubicada en la segunda sección del Delta en la localidad de San Fernando, donde funcionó transitoriamente un centro clandestino de detención. Entre agosto y septiembre de 1979, el GT3.3.2 llevó ahí a unos 40 prisioneros para esconderlos durante la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a la ESMA. La isla fue numerosas veces denunciada. Lo hicieron los sobrevivientes y el CELS, que documentó la relación del predio con el Arzobispado de Buenos Aires y la venta de la isla al GT de la ESMA. En los ’80, casi a tientas, un grupo de sobrevivientes logró encontrar finalmente su ubicación, pero la Justicia tardó treinta años en hacer algo. Recién la allanó en 2013, y lo más sorprendente para quienes estuvieron en uno y otro momento fue que todo estaba como en 1979, como congelado en el tiempo. Hallaron la piedra de afilar machetes, un buggy derruido, un mueble de cocina y la cocina económica. La isla pasó por varias manos desde aquel momento. La Justicia investiga las trasferencias. Sobre la isla pesa una orden de no innovar y un pedido de los sobrevivientes para que se expropie. La semana pasada, el TOF 5 a cargo del juicio oral de la ESMA hizo una inspección ocular. Hacia allí fue el barco.

“Siempre hemos declarado la existencia de la isla”, dice durante el viaje Enrique “Cachito” Fukman. “La primera vez que se hizo algo fue hace dos años. Por eso preguntamos cuáles son los motivos por los que la Justicia en estos treinta años nunca allanó. Lo que pensamos es que tiene que ver porque obviamente está involucrada la Iglesia en toda esta situación: al haber sido una isla de la curia, aclaremos que en la década del ’60, a esta isla, venía (Antonio) Caggiano por ejemplo que era el Arzobispo de Buenos Aires. Se hacían almuerzos con los seminaristas. Con esto estamos diciendo que por acá pasaba la cúpula del Episcopado.”

En el viaje, se van presentando otros que viajaron a la isla en distintos momentos de 1979. Hay dos de la “perrada”, Alfredo Ayala “Mantecol” y Leonardo “Bichi” Martínez, parte de los detenidos obligados a hacer tareas de mantenimiento en la ESMA y en estructuras satélites, como estas casas operativas o en las robadas y revendidas para el saqueo. Hay tres que fueron asignados al “trabajo esclavo”: Fukman, el “Sueco” Carlos Lordkipanidse y Angel “Taita” Strasseri. Y hay dos “capuchas”, Víctor Basterra y Osvaldo Barros, dos de los 15 a 20 detenidos-desaparecidos que permanecían encapuchados, engrillados y hacinados abajo de la Casa Chica de la isla. Era en una estructura construida entre los pilotes, con paredes de barro, donde la mayoría pasaba los días tirados en lonas sobre el suelo de tierra.

“Antes de la venta, esta isla se la dieron a (el cura Emilio) Graselli, que era el que ya la estaba administrando. Casi podríamos decir que fue un armado previo para hacer el negocio con la Armada: porque se la vende a la Armada en una venta fraudulenta. El GT la compra, no a nombre de ninguno de ellos sino usando los documentos de (Marcelo Camilo) Hernández, que era un secuestrado que había sido liberado y estaba en el exterior. Entonces la compra era fraudulenta. Y Graselli sabía.”

La mayor parte de los sobrevivientes viaja ahora en cubierta. Basterra cada tanto se para, da vueltas. Son casi las once de la mañana y el sol es fuerte. Los prefectos sirven un plato de galletas. El Bichi Martínez tiene una foto. Es de los que mas estuvo en la isla. Los de mantenimiento habían viajado con el prefecto represor Héctor Febres un fin de semana a evaluar arreglos. Volvieron más tarde con chapas y maderas. En la foto, a Bichi se lo ve elegante, con ropa de sábado a la noche, entre tres suboficiales. Los Verdes. La escena es de un club de la zona, parte de un baile, según cuenta, un día en el que después de hostigarlos, los suboficiales eran capaces de llevarlos a pasear.

“Cuando volvimos nos trajimos todos los elementos para trabajar en la reparación de la casa –dice Mantecol–. Reparamos la Casa Grande, el piso y los techos. Me acuerdo varias anécdotas, como cuando encontramos un panal de abejas. Abajo de la casa cambiamos los postes deteriorados. Pusimos un baño en condiciones. Le pusimos ducha porque no tenía. Pero lo primero fue el muelle: arrancamos por ahí, porque era un pedazo de madera. Y después hicimos de nuevo el puentecito que iba de una a otra casa.”

Como en 1979, el viaje a la isla toma tres horas. La última escala es a unos mil metros de la isla, en el puesto de Prefectura ubicado entre el Paraná Mini y el Chañá-Mini. Los jueces ya llegaron, en helicóptero.

La casa sin aire

La isla El Silencio sigue teniendo las dos casas. En la Casa Grande alojaron al grupo de secuestrados enrolados en el trabajo forzado y lo que el GT llamó proceso de recuperación. En la Casa Chica, a unos metros de distancia y separada por el pequeño puente, estaba el resto de los prisioneros, tabicados, ubicados entre paredes húmedas, un hueco ganado a la tierra, en condiciones deplorables. Entre los que estaba el grupo Villaflor, Juan Carlos Anzorena y el vasco Urretavizcaya.

En aquellos días, la isla tenía sus rutinas. En la cocina estaban tres prisioneras, Thelma Jara de Cabezas, Blanca “Betty” García Alonso de Firpo y Lucía Deón. Thelma llegó un poco más tarde que el resto de los detenidos, después de una gira de falsas entrevistas y propaganda en Uruguay. Las tres mujeres hacían comida para los prisioneros y para los guardias. Dicen que Thelma decía que cuando comían cosas sabrosas se ponían de mejor humor. En esos días también comieron mejor los de Capucha: muchas veces recibían mejor comida, porque se las llevaban sus compañeros, porque los guardias no querían ni siquiera acercarse por el olor.

“El grupo de tareas tenía plantaciones”, dice Fukman. “Había de álamos y antes había sauces y fornio, una planta de hojas muy filosas con la cual después se hace hilo. Lo primero que nos hacen hacer es abrir una picada a machetazos. Vos decís ¿cómo nos daban machetes? Muy sencillo, íbamos en fila desmalezando y ellos estaban a los costados con los fusiles automáticos. ¿Viste las películas que aparece el tipo con el fusil y los esclavos? Bueno, igual pero esto no era una película.”

La isla así pensada parece una unidad productiva aparentemente importante. ¿Cómo era eso del tractor?, les preguntó Obligado a los sobrevivientes. Ellos dijeron que después de desmalezar, un grupo cortaba árboles con motosierras; otro hombreaba los cortes y los cargaban en un tractor. El tractor acercaba los cortes a la costa, los bajaban y los subían a una lancha.

–¿De qué empresa era esa lancha? ¿Los vendían? –preguntaron los periodistas.

–Era una empresa privada. Lo vendía el GT. El GT tenía mano de obra gratis con esto, ¡qué más querían!. Y el otro trabajo que hacíamos era cortar las hojas de fornio. Tenías que usar guantes porque sino te cortabas, porque es muy filosa. Había que juntar todo. Llevarlas a la costa y después se la llevaban.

La estadía de ellos en la isla duró alrededor de un mes, aunque algunos de la “perrada” volvieron a hacer trabajos esporádicos. Mientras estuvieron todos, cuentan, los trabajos se hacían a la mañana. Después se almorzaba. Y a la tarde había partido o como dicen ellos: falsos partidos. “Se hacían los falsos partidos: nos decían que si ganábamos nos mataban, pero por más que nos decían así siempre ganábamos.”

Abajo

En el muelle había un cartel con el nombre El Silencio. Desde la costa todavía se ve la Casa Grande, sostenida por los pilotes típicos del Delta. En un costado, una cocina vieja apoyada a una escalera reemplaza los primeros escalones. Por ahí suben, con dificultad, el juez Obligado, la jueza Adriana Paliotti y Leopoldo Bruglia. Un secretario pregunta en voz alta quién es quién y mientras calcula cuánto más puede resistir esa escalera que es una de las entradas a la casa. Suben los sobrevivientes. Y el resto.

–Esta es la entrada que estaba habilitada en ese momento –dice uno, a modo de guía.

–Mostrar, muestre lo que quiera –le dice el juez–, pero no haga valoraciones.

–Esta es la Casa Grande... –intenta seguir.

—¡Un minuto que lo van a filmar! –lo interrumpen.

–Esto es lo que se llamó la Casa Grande –comienza de nuevo– que es el lugar donde estábamos aquellos que estábamos en estado de esclavitud. Los “capucha” estaban en la otra casa. A esta se subía por este lado. Y se entraba por acá, directamente en lo que es la cocina.

Adentro está todo como estaba, lo que impresiona. El mueble en esquina. La cocina económica. Los techos. Los pedazos de madera de la galería que Mantecol alguna vez cambió. También hay huellas de posters más nuevos. Y marcas que indican que la casa recientemente se usó. El Sueco Lordkipanidse pasa de un cuarto al otro. Les habla a los jueces. Les dice dónde estaban ellos. Dónde las mujeres. Dónde dormían los suboficiales. Acá está el mismo mueble, dice. Los baños.

Osvaldo Barros, como perdido, entra buscando la puerta de un baño, el único momento en el que estuvo en la Casa Grande porque estaba en la Capucha, y ese momento fue el único día que los llevaron a ducharse.

El Sueco entonces pasa a otro cuarto. Y vuelve a pasar. Y de pronto dice, bueno, ya está, salgamos de acá.

Tardó tres horas en llegar. O tres décadas. Ahora está ahí. Entró hace relativamente poco. El fiscal Guillermo Friele en la puerta dice que lo más importante de este lugar es eso: que no cambio nada. Que es como entrar a la ESMA. El Sueco también piensa lo mismo, pero no está tan seguro de las razones: “No sé hasta qué punto esto es un mensaje”.

En la casa chica un secretario pregunta algunos datos. Víctor Basterra saca una foto. “Esta parte de arriba era la habitación de los guardias –dice Basterra–. Muchas noches los guardias venían todos borrachos, se ponían a bailar, a zapatear. Caía una nube de polvo sobre nosotros. Provocó gritos, ataques de nervios porque era un ruido infernal. Me acuerdo que una noche fue tal el lío que hicimos, los gritos que pegamos nosotros, que vino un oficial y paró un poco lo que estaban haciendo arriba los guardias.” El piso se movía. Abajo había varios sobre el suelo, pero también había dos cuchetas de metal con las mujeres. Uno de esos gritos era de la Gallega, María Elsa Garreiro Martínez, la esposa de Raimundo Villaflor, tenía la cara pegada a la viga del techo, el piso de la casa de arriba.

El secretario del juzgado escucha. Hace cuentas mentales otra vez. Esta vez dice algo, el terror, el estado de pánico.

© Escrito por Alejandra Dandan el domingo 15/03/2015 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.




martes, 28 de mayo de 2013

La ineficiencia judicial en la defensa de los DDHH... De Alguna Manera...

El dilema de crear una agenda que incluya las violaciones a los Derechos Humanos de hoy.


Otra muerte de un integrante de la etnia QOM, esta vez en Chaco, se suma a una tendencia que ha dejado de ser episódica para convertirse en un patrón claro y sostenido en nuestro país. La violencia y los homicidios acaecidos en diversas provincias del norte, especialmente en Formosa, no cesan. Sin embargo, pareciera que aun existe una marcada reticencia de algunos organismos de derechos humanos para hablar de este tema de manera abierta, de reclamar y denunciar expresamente al gobierno nacional y sus pares provinciales por una violación patente y sistemática a los derechos fundamentales de los pueblos originarios. ¿A qué se debe este fenómeno? ¿Por qué organismos comprometidos desde hace décadas con la defensa de los derechos humanos no ponen este tema en el centro de su agenda? ¿Qué otros temas deberían integrar una agenda moderna para la defensa de los derechos humanos?

Una primera respuesta es que en nuestro país el movimiento de derechos humanos no ha logrado o no ha querido aggiornar su agenda programática. El núcleo del discurso siguen siendo las atrocidades cometidas durante la última dictadura militar y, directamente vinculado con esto, toda la problemática de la violencia institucional asociada con unas fuerzas de seguridad que continúan siendo enclaves autoritarios que tras treinta años de democracia aún no hemos logrado reformar. No caben dudas que estos temas deben gozar de una entidad superior, pero: ¿deben monopolizar la agenda?

Los organismos de derechos humanos se encuentran en una encrucijada cuando la violencia institucional proviene de las fuerzas de seguridad pero su concepción intelectual es obra exclusiva del poder político. El caso de Formosa es clarísimo. Los ataques y homicidios de integrantes de la comunidad QOM solo son posibles porque quienes gobiernan la provincia lo consienten, alientan y protegen. Por su parte, el gobierno nacional no ha logrado revertir la situación ni tampoco existen constancias de que haya hecho algo concreto para impedir que el gobierno de Formosa continúe violando los derechos humanos de los pueblos originarios. La torpeza o el fracaso no lo redimen de dicha deuda. Sin embargo, pese incluso a las denuncias de Amnistía Internacional y al involucramiento de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el panorama no ha cambiado y muchas organizaciones de derechos humanos dan cuenta de la situación de manera errática y parcial.

Parte del problema es el claro alineamiento de un sector importante del movimiento de derechos humanos con el gobierno nacional. El indiscutible y necesario apoyo del gobierno a los juicios por las atrocidades cometidas por último el gobierno de facto, sumada a la polarización por la demorada y controvertida implementación por la Ley de Medios, pareciera neutralizar toda capacidad de contralor y denuncia frente a violaciones a los derechos humanos que provengan del gobierno nacional o de sus aliados provinciales.

No hay que caer en el reduccionismo necio de proponer una agenda actual versus una agenda del pasado. Una agenda inclusiva y moderna debe incluir tanto la búsqueda de justicia por los crímenes del pasado como la lucha por los derechos de todos aquellos que hoy están siendo víctima de atropellos por parte del estado en cualquiera de sus niveles.

¿Qué temas urgentes no aparecen en la agenda actual de derechos humanos? A la gravísima situación de los pueblos originarios en el norte argentino se deberían sumar otros tales como los derechos sexuales y reproductivos. Entre otras deudas en la materia, a más de un año de la sentencia de la Corte Suprema en el caso FAL, el estado nacional y muchas provincias siguen impidiendo que las mujeres accedan a la interrupción de su embarazo cuando este es producto de una violación, lo cual nos ha valido la condena de distintos organismos internacionales de derechos humanos. Otro tema candente es la dramática situación de las cárceles y los altísimos niveles de prisión preventiva. Una democracia supuestamente respetuosa de los derechos humanos convive con altísimos niveles de presos sin condena. Actualmente, casi el 60% de las personas privadas de libertad no tienen una sentencia definitiva, y -además del encierro injustificado- es víctima de incontables violaciones a sus derechos fundamentales. ¿Qué se está haciendo para revertir un status quo cuasi medieval? Poco y nada. La raíz de este problema se encuentra en la ineficiencia judicial, en la selectividad e indiferencia del sistema de justicia. La responsabilidad para revertirlo, en cambio, le cabe a los tres poderes del estado.

La discusión está pendiente y debe darse de manera seria y responsable, sin chicanas ni dobles intenciones. Todos los movimientos sociales son dinámicos y heterogéneos, y ostentan tanto logros como deudas y desafíos. Resulta imperativo encontrar caminos que -sorteando las discusiones políticas de corto plazo- nos permitan encontrar estrategias para abordar de manera integral una nueva agenda para la defensa de los derechos humanos, que fortalezca y convalide el valioso trabajo de las organizaciones y a su vez incluya a sectores cuyas necesidades hoy están siendo injustamente marginadas.

© Escrito por Alvaro Herrero, Director Ejecutivo de la Asociación por los Derechos Civiles (ADC), PdD en Ciencia Política (Oxford), el lunes 27/05/2013 y publicado por plazademayo.com


viernes, 16 de diciembre de 2011

Vuelos de la muerte... De Alguna Manera

La CIDH entregó a la Justicia argentina fotos de los "vuelos de la muerte"...

 
Los escabrosos documentos son parte del archivo de la Comisión. Estaban en una caja bajo la etiqueta "Visita in loco Argentina". 

El juez federal Sergio Torres recibió más de un centenar de fotografías de víctimas de los “vuelos de la muerte” en la última dictadura tomadas por un fotógrafo uruguayo cuando los cuerpos eran hallados en las orillas del Río de la Plata en ese país vecino, que fueron entregadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

La documentación, que consta de fotos de cuerpos con pies y manos atadas con anotaciones mecanografiadas en cada una, fue entregada por el secretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Santiago Cantón, quien se entrevistó con Torres en su despacho del cuarto piso de los tribunales federales de Comodoro Py.

El magistrado tiene a su cargo la megacausa por delitos de lesa humanidad cometidos en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), desde donde muchos secuestrados fueron llevados en aviones para ser arrojados al Río de la Plata.

Según explicaron a Télam fuentes judiciales, los próximos pasos serán ahora intentar identificar al fotógrafo que tomó las imágenes, quien ya no viviría en Uruguay y sobre quien se cuenta con datos como para comenzar una búsqueda. El objetivo sería lograr su declaración para contextualizar los momentos de toma de las fotos, donde hay datos sobre los hallazgos, coordenadas geográficas, fechas y en base a eso y otras circunstancias intentar dar con más testigos, informó Télam.

Los documentos forman parte de los archivos desclasificados de la CIDH, parte de los cuales ya fueron traídos al país por una comisión enviada por Torres a la sede de la Comisión, liderada por su secretario, Pablo Yadarola. En ese viaje se trajeron 35 legajos reservados de la CIDH y que fueron desclasificados con datos sobre violaciones a los derechos humanos en Argentina.

La carpeta contiene aproximadamente 130 fotografías de cuerpos o partes de cuerpos encontrados en la costa uruguaya, con documentos de archivos de inteligencia de ese país que revelan información sobre los hallazgos, que datan desde 1975.

© Publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el viernes 16 de Diciembre de 2011.