¿Tiene el gobierno de Macri un ejército de
trolls para acosar a los que lo critican?
El especialista Luciano Galup analiza el
fenómeno del troll cibernético, la relación del Gobierno con las redes y los
periodistas hostigados por Twitter
© Escrito por Luis Novaresio el sábado 16/12/2017 y publicado por el Diario
Digital Infobae de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
El periodista de Infobae Ernesto Tenembaum era uno de los
invitados al programa de Mirtha Legrand de hace pocos días. Intercambió algunas ideas al aire con la
vicepresidente de la Nación, incomodando
con sus preguntas a Gabriela Michetti respecto de la ley previsionales, el
submarino San Juan y otros temas. Twitter, entonces, estalló con una andanada de críticas al
periodista convirtiéndolo en trending tópic y acusándolo de ser funcional al
kirchnerismo. "Tenembaum K", "traidor" y otros adjetivos se
expandieron rabiosamente por las redes.
¿Los tuits eran de amas de
casa, empleados o simples ciudadanos como se presentaban en los perfiles de sus
autores?
Luciano Galup, especialista en redes sociales y en
opinión pública es contundente: "No. Lo ocurrido allí demuestra cierto
nivel de organización atrás del ataque.
Se equivocaron con el apellido de Ernesto, entonces hubo mil quinientos
tuits que terminaban el apellido en "n" en vez de en "m",
que es como debe escribirse el apellido de Tenembaum. Con lo cual ahí se
demostró rápidamente lo que pasaba, porque es bastante difícil convertir en
tendencia un apellido equivocado si no hay atrás una organización. Y después lo
que se detectaba era un esquema típico de ataque de ciber tropas; te diría que
tiene que ver con una cantidad de retuits medio rara para cuentas que son
manejadas manualmente, alrededor de un tuit cada veinte segundos",
puntualizó el especialista.
Este es un mero ejemplo de un fenómeno cada vez más
expandido. algo así como el acoso cibernético para instalar temas de debate o
para quebrar la opinión del que disiente. ¿Cómo funciona y qué es un troll? ¿El
Gobierno tiene a su disposición una red de acosadores cibernéticos? ¿Es un buen
negocio ser troll? Estos y otros temas, fueron abordados por Galup en los
estudios de Infobae. Aquí, la transcripción de la entrevista completa.
—¿Qué es un troll?
—Un troll es una cuenta orientada a atacar, a generar
ruido, a molestar. Nace previo a las redes sociales, viene de la cultura de los
blogs, de los comentarios. Y está orientada a atacar o a violentar la discusión
pública en lo digital.
—¿Es un ser humano, es un
algoritmo, es una máquina? ¿Qué es?
—No, un troll es un ser humano que puede ser anónimo o
no. Puede ser una cuenta que no está identificada con la persona, en líneas
generales es eso. Después hay otra cosa que se conocen como bots, que son
cuentas automatizadas. Muchas veces también lo que puede pasar es que haya una
cuenta mixta, que por momentos está automatizada y por momentos tiene
comportamiento humano porque hay un humano atrás administrándola. Pero en
líneas generales el "trolleo" es una actividad casi humana en su
mayor parte.
—O sea, un conjunto x de
personas que deciden vamos a decir que Novaresio tal cosa, y se instala en eso
y con la reproducción incluso de algunos incautos e ingenuos.
—Sí, puede ser organizado o así como vos decís,
"vamos a decir esto", o que se organice en función de ver qué es lo
que se está hablando en redes sociales en ese momento y empieza una
organización más celular te diría, no es que hay una única organización que
decide atacar a alguien sino que hay varias organizaciones, incluso algunos
espacios más individuales de cierta participación que deciden atacar porque ven
qué es lo que está pasando en ese momento.
—Contame de la experiencia
argentina o de la que vos quieras, cuál es el que más te impactó por lograr
construir esto, un discurso, una sensación, un ánimo.
—Bueno, en el mundo lo que se está discutiendo es el tema
Rusia. Justo el otro día, te comentaba, salió en El País una nota que contaba
la historia de una periodista finlandesa a la que por investigar el sistema de
trolls rusos le destruyeron la vida a partir de noticias falsas y noticias
inventadas. Y en Argentina hubo un par de acciones bastante pesadas te diría
durante la discusión del tema Maldonado. Hubo una particularmente muy cruel,
que era preguntarle a Sergio, el hermano, dónde estaba Santiago en un momento
en el que él le entregó una mochila y una evidencia al juez. Ese día fue
bastante particular la crueldad que tuvo el ataque sobre todo teniendo en
cuenta que era una víctima. Y el ataque a la víctima generalmente te ablanda.
—Este es el efecto. ¿El
troll generalmente está en Twitter o todas las redes sociales?
—No, es en todas las redes sociales; lo que tiene Twitter
es que es una red mucho más informativa y en la cual hay muchos más líderes de
opinión, con lo cual una parte importante del accionar que tiene que ver con
atacar o deslegitimar posiciones de líderes de opinión o de periodistas se nota
mucho más ahí, porque está mucho también orientado a generar autocensura o
disciplinamiento en la conversación social.
—Me parece que hay dos
efectos. Uno que es éste, crear una suerte de conciencia o de opinión. Y la
otra, sobre el que es opinado genera una suerte de ruido emocional digamos,
genera como una suerte de autocensura, ¿no?
—Sí, te diría que ese es el principal objetivo. Porque el
de generar opinión pública es mucho más reducido y mucho más limitado, no es
tan simple. Se genera opinión pública a través de las tendencias, los famosos
hashtags o trending topics pero el primer objetivo es mucho más orientado a
cercenar el debate público en términos de atacar o deslegitimar a los que son
autoridad o los que están participando de ese debate, mucho más orientado a
disciplinar o generar instancias de autocensura que de manipular a la opinión
pública e términos de generar una cantidad importante de información alrededor
de eso.
—O sea, el
"trolleo" lo que busca es disciplinar y quebrar a una persona que
opina de manera distinta a este grupo.
—Es uno de los objetivos, sí. Te diría que hay tres
grandes objetivos: uno es ese, el disciplinar, el generar espacios de
autocensura. El otro tiene que ver con romper la discusión: si hay una
discusión que se está dando en términos democráticos en un espacio digital es
entrar a romperla, a generar mucho ruido no para imponer una visión propia sino
para quebrarla, para que no haya más discusión a partir del ataque. Y un
tercero que tiene que ver con instalarte más agenda que es mucho más
dificultoso y cuyos efectos si bien no están del todo estudiados es más
limitado te diría.
—De tu análisis como
consultor y como experto, ¿ quiénes son los más expertos en
"trollear"?
—¿En Argentina o en el mundo?
—En Argentina.
—En Argentina hay un dispositivo bastante vinculado
ideológicamente al discurso oficial. Imposible saber si está vinculado
orgánicamente pero sí muy vinculado ideológicamente o discursivamente que lo
que tiene es una capacidad muy grande de instalación de tema y de ataque a
partir de cuentas muy robustas, con muchos seguidores y con una autoridad muy
grande dentro de la propia comunidad de trolls. Las redes son espacios
jerárquicos, son espacios nodales, y lo que pasa es que hay un nodo alrededor, nodo
es una serie de cuentas hablando alrededor de un tema, y esos nodos son
bastante profesionales te diría, bastante pesados en cantidad de seguidores y
en capacidad de instalar temas.
—Vos decís que no podés
vincularlo directamente con la estructura de gobierno pero piensan como el
oficialismo digamos.
—Sí, incluso por momentos lo corren un poco al
oficialismo. Por ejemplo, pasó con la designación de la hermana de Triaca que
justo esas cuentas tenían una actividad bastante particular, enojadas con esa
designación. O sea que te diría que son los fans, los ultras. Lo que pasa es
que esos ultras generan un problema que es un discurso público bastante
violento y bastante roto en términos de escucha y de circulación democrática de
la palabra.
—¿El troll es un fanático
o es un opinador rentado?
—Pueden ser las dos cosas, un troll puede ser un
fanático, incluso muchas veces puede ser un espacio de participación de
militancia en algunos casos. Y después es un negocio. Por ejemplo, hablábamos
antes del esquema ruso, la participación en Estados Unidos durante las
elecciones de esquemas de trolls y de noticias falsas quedó demostrado que
tenía mucho que ver también con un negocio. Por ejemplo había un grupo de
macedonios que fabricaban noticias falsas para Hillary y para Trump y se dieron
cuenta que los republicanos hacían más clics en las noticias que los
demócratas, con lo cual empezaron a trabajar para Trump pero porque les
generaba más ingresos.
—Era un negocio.
—Exactamente.
—O sea, la elección que
dirimieron Hillary y Trump estuvo bien "trollizada".
—Bastante, sí. De hecho pasa algo particular que es tema
de debate en el Congreso de los Estados Unidos en este momento, la influencia
en redes sociales de trolls y bots especialmente rusos alrededor de la
estrategia de campaña de Trump.
Trump vs. Hillary, batalla política… y en las
redes durante el 2016
—¿Cómo te parece que debe
mensurarse la legítima libre expresión con la protección de la información de
mala fe o el dolo en esto?
—Mirá, en principio la tecnología siempre llega antes que
la regulación, con lo cual tenemos la tecnología y no tenemos la regulación. No
sé si hay una resolución a partir de legislación alrededor de esto, sí me
parece que hay una responsabilidad en los actores sociales y en los líderes de
opinión de no convertirse ellos en trolls. Porque muchas veces lo que habilita
la palabra violenta o el ataque tiene que ver con reproducción de líderes de
opinión de carne y hueso que participan en redes en una actitud bastante
similar a la de un troll.
—Hiciste un análisis de
interacciones cuando Ernesto Tenembaum estuvo en el programa de Mirtha Legrand
con Gabriela Michetti. ¿Me contas qué viste ahí?
—Ahí lo que pasó fue que Ernesto Tenembaum tuvo
intercambios de opiniones con Gabriela Michetti y en ese mismo momento una
comunidad grande en Twitter sale a atacarlo con una particularidad que
demuestra cierto nivel de organización atrás del ataque que es que se
equivocaron con el apellido, entonces hubo mil quinientos tweets que terminaba
el apellido en "n" en vez de en "m", que es como se escribe
el apellido de Tenembaum. Con lo cual ahí se demostró rápidamente lo que
pasaba, porque es bastante difícil convertir en tendencia un apellido
equivocado si no hay atrás una organización. Y después lo que se detectaba era
un esquema típico de ataque de ciber tropas; te diría que tiene que ver con una
cantidad de retuits medio rara para cuentas que son manejadas manualmente,
alrededor de un tuit cada veinte segundos, un retuit cada veinte segundos. Es
bastante raro que haya una persona que durante dos horas hace doscientos
cuarenta tweets o ciento veinte tweets.
—Y que se muestra como ama
de casa, como persona común y corriente que está mirando la tele y retuitea
cada veinte segundos.
—Claro.
—Cuesta creer que esto sea
espontáneo, ¿no?
—Es que parte del desafío es que esas cuentas pasen como
cuentas normales, como una cuenta más dentro de la comunidad para poder hacer
que tengan participación disimulada en este tipo de acción.
—Seguro que después de
esta nota vamos a tener algún "trolleo".
—Es muy probable. Esperemos que no sea mucho.
—¿Y cómo te manejas vos
personalmente con eso?
—No, en principio con la premisa de "no alimentes al
troll", un poco es esa la conversación en redes. No contestando.
Bloqueando cuando uno detecta efectivamente que son o cuentas falsas o que no
pertenecen a personas reales. Y después con mucha paciencia y la verdad que
bastante preocupado por hacia dónde va en términos del debate público si este
tipo de organizaciones o este tipo de actitudes continúan no solo acá sino que
te diría a nivel global. O sea, el vínculo trolls, bots y noticias falsas es un
combo bastante complejo para la discusión democrática no solo en la Argentina.
—¿Sirve no solo bloquear
sino denunciar en Twiter, pasa algo o no pasa nada?
—Pasa poco, Twitter es una red bastante poco amable a las
denuncias. En parte por eso es la crisis que atraviesa, tiene que ver con que
es una red con un debate bastante sucio. Pero de todas maneras sirve. Es lo
único que podés hacer si alguien te molesta o te ataca, denunciarlo por acoso.
es una forma de decirle a Twitter que esa cuenta está generando ruido en la
comunidad.
—Mandale un mensaje a los
trolls que nos están mirando o leyendo en este momento.
—En principio me parece que hay actitudes que deberían
reverse en términos de no atacar a víctimas o no ensuciar el debate público.
Sobre todo con mentiras o con información falsa muy pesada sobre algunos de los
personajes sobre los que se trabaja.
—Imagino esta idea de un
jefe de Gabinete o un ex presidente con, qué sé yo, yo con un grupo de señores
en un cuarto diciendo "enter, enter".
—No, no, no veo eso como un escenario real, me parece que
está mucho más organizado en células, mucho más alejado. Sí puede tener vínculo
a partir de algunos espacios de militancia mucho más lejanos. Pero yo no me
imagino a ningún responsable de comunicación de rango alto que esté atrás de o
que esté encima de este tipo de prácticas. Aunque a veces te pueden beneficiar
y sirven y dejás que corran, no es algo que incline mucho la balanza más allá
de esto que hablábamos antes de cómo presiona a los líderes de opinión y a los
periodistas a partir de evitar que opinen.
—A los que te quieren leer
o te quieren seguir, ¿cómo hacen, dónde te encuentran? —La cuenta de Twitter, @lgalup