La devaluación del peso lleva 200 años…
Fotografía: Crónica del NOA
Para la mayoría de los economistas, la modificación del tipo de cambio del peso con respecto al dólar que se viene es “la devaluación más anunciada de la historia”. Quieren decir que el atraso monetario está tan marcado que para la ortodoxia económica no quedaría otro recurso que depreciar la moneda local.
© Escrito por Germán Negro
el domingo 29/11/2015 y publicado por el Diario La Voz del Interior de la
Ciudad de Córdoba, República Argentina.
No es para nada algo novedoso en la
Argentina. Pero cuando hubo devaluación casi siempre perdió la gente que vive
del salario. La más recordada, casi como un apocalipsis, fue la que lanzó el
ministro peronista Celestino Rodrigo, en 1975, aunque la historia completa
tiene unos 200 años. Como la patria misma.
La génesis podría situarse en 1827,
en tiempos del patrón oro. El peso que circulaba en la Argentina se devaluó
casi un 35 por ciento, según recopiló el chileno Sebastián Edwards en su libro Dejada atrás: América Latina y la falsa
promesa del populismo. Unos dos años después, el deterioro fue del 68 por
ciento y los ajustes siguieron su curso cada dos o tres años.
El rosario de devaluaciones siguió
hasta la convertibilidad que rigió entre 1891 y 1914. En esa época, el país se
instaló como uno de los mayores productores de granos del mundo y recibió
millones de inmigrantes, principalmente italianos, que escapaban de la hambruna
y de las guerras en Europa.
En Crisis y divisas y devaluación en
la Argentina: una perspectiva histórica, de Esteban Bertuccio, Juan Manuel
Telechea y Pablo Wahren, se divide a las últimas devaluaciones en dos períodos:
el asociado con las crisis del comercio exterior, de 1955 a 1975, y el de las
crisis financieras, desde 1976. Aluden, claro, a que las consecuencias fueron
las mismas: pérdida de salario y desocupación, entre las principales.
En octubre de 1958, en medio de la
gran expectativa puesta en el desarrollismo, el flamante presidente Arturo
Frondizi dio lugar a una devaluación cercana al 70 por ciento y desató una
inflación que llegó casi al 114 por ciento. El gobierno de facto que le siguió
devaluó casi un 65 por ciento en 1962.
En importancia seguiría la más
recordada, la que marcó a la generación previa a la dictadura de 1976 y que
tuvo nombre propio: “el Rodrigazo”. En junio de 1975, Celestino Rodrigo,
ministro de Economía de Isabel Perón, devaluó un 99 por ciento, congeló
salarios y subió tarifas. En pocos meses, la depreciación de la moneda llegó
casi al 900 por ciento y dejó cientos de miles de quebrantos y de excluidos.
Durante la dictadura llegaría otro
golpe al peso en 1981 (225 por ciento), mientras que en el gobierno de Carlos
Menem hubo un fuerte impacto en 1989. En la memoria también quedó la salida de
la convertibilidad, entre diciembre de 2001 y marzo de 2002, cuando el dólar
pasó de uno a tres pesos. No se quedará fuera de la historia el período de 12
años de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández, cuando de los tres pesos por
dólares se pasó a los 15 pesos del billete que se consigue hoy en la plaza
irregular.