martes, 7 de octubre de 2014

Procter & Gamble y Gillette... De Alguna Manera...


Procter & Gamble - Gillette...


Nuevo gigante mundial en consumo masivo. Procter & Gamble llegó a un acuerdo para comprar Gillette por cerca de US$ 57.000 millones, en una operación que dará a lugar al segundo mayor fabricante de productos de consumo masivo del mundo, detrás de la suiza Nestlé.

De ser aprobada por los organismos reguladores, la nueva Procter se convertiría en una compañía con ventas superiores a los US$ 60.000 millones anuales y más de 300 marcas reconocidas internacionalmente, desde las pilas Duracell, las máquinas de afeitar de Gillette y la pasta dental Oral B, hasta el polvo para la ropa Ariel, los champúes Pantene y los pañales Pampers.

Procter dijo que espera alcanzar sinergias que le permitan ahorros de entre US$ 14.000 y 16.000 millones, y que planea recortar unos 6000 empleos, equivalente al 4% de la fuerza laboral de ambas compañías.

"Esta combinación de dos grandes compañías de productos de consumo, en un momento en el que ambas están operando desde una posición de fuerza, es una oportunidad única", dijo el presidente de Procter, A. G. Lafley. "Gillette y Procter tienen culturas similares y puntos fuertes que son complementarios en cuanto a marca, innovación, escala y capacidades de llegada al mercado, lo que hace una excelente conjunción", agregó.

Según los términos del acuerdo, Procter entregará 0,975 títulos por cada una de las acciones de Gillette, lo que representa una prima del 18% para los accionistas de la empresa que cambiará de dueños, según el valor del título del jueves último en Wall Street.

La compra de Gillette se convierte en la mayor adquisición realizada por Procter en sus 168 años de historia. Hasta ahora, la mayor transacción que había encarado el grupo había sido la adquisición de la compañía alemana Wella, comprada por 6900 millones de dólares en septiembre de 2003.

Con sede en Cincinnati (Ohio), Procter cuenta en la actualidad con 110.000 empleados distribuidos en casi 80 países en todo el mundo.

Dentro de su portafolio de marcas figuran Pampers, Ariel, Pantene, las papas fritas Pringles y el detergente Magistral.

Por su parte, Gillette construyó su imperio a partir de las hojas y máquinas para afeitar, y después fue extendiendo sus negocios a otros rubros, como las pilas Duracell, los pequeños electrodomésticos Braun, productos de cuidado del cabello y de higiene bucal Oral B.

Con sede en Boston (Massachusetts), Gillette tiene 32 fábricas en 14 países. La fusión creará el primer grupo mundial del sector de cosmética y limpieza, superando al anglo-holandés Unilever, que hasta ahora ostentaba este título.

En su análisis de la noticia, el diario The New York Times destacó que la operación consensuada entre los directorios de ambas compañías refleja hasta qué punto se modificó el equilibrio en desmedro de los fabricantes de productos de consumo masivo y en favor de las grandes cadenas de supermercados, como Wal-Mart.

"Esta acción es un intento de dos venerables gigantes de los productos de consumo de fortalecer su capacidad de negociación con organizaciones como Wal-Mart y Aldi, en Europa, que ahora incluso puede presionar a los mayores proveedores por precios más bajos", señaló el diario norteamericano en su edición de ayer.

La compra de Gillette, además, sería la mayor operación de compra de una empresa por otra en los Estados Unidos, desde que el banco J. P. Morgan Chase adquirió Bank One por 60.000 millones de dólares el año pasado, y una prueba más del renovado clima de confianza que se vive en el mundo empresarial norteamericano.

De hecho, The New York Times destacó que diciembre pasado fue el mes más activo de la historia, con un total de 283.700 millones de dólares en fusiones y adquisiciones en todo el mundo, superando el volumen de acuerdos de diciembre de 1999, que era hasta ahora el punto más alto.

Impacto en la Argentina

Las dos empresas están presentes en la actualidad en el mercado argentino. Gillette llegó al país en 1940 y es líder en el negocio de sistemas de afeitar con sus marcas Gillette, Prestobarba y Mach 3.

La empresa, además, participa en los negocios de pilas, con Duracell, pastas dentales (Oral B), afeitadoras eléctricas (Braun) y productos de tocador.

Sin embargo, en todos los casos importa los productos de las plantas que tiene el grupo en Brasil, Estados Unidos y Asia, y desde hace más de tres años, cuando cerró su fábrica de desodorantes de Garín (en el Gran Buenos Aires), no tiene producción local.

La historia de Procter en la Argentina es mucho más corta. La empresa llegó al país en 1991 y desde ese momento lleva invertidos más de 700 millones de dólares en el mercado local, incluyendo la compra de empresas locales como Prosan (pañales), Compañía Química (detergentes) y Alejandro Llauró (jabones).

Por el momento, en ambas filiales locales no quisieron comentar los alcances de la operación, aunque fuentes del mercado destacaban el alto nivel de complementariedad de los negocios que tienen Procter y Gillette en la Argentina.

De hecho, en la actualidad, en los únicos nichos de negocios en los que las dos compañías compiten en el mercado argentino son los de desodorantes y lociones para después de afeitarse.

© Publicado el Sábado 29/01/2005 por el Diario La Nación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

Independiente Rivadavia de Mendoza 1 vs. Huracán 1... De Alguna Manera...


Brújula sin Norte...


Huracán empató esta noche 1 a 1 frente a Independiente Rivadavia de Mendoza por la décima y última fecha de la primera rueda del Torneo de Transición B Nacional 2014 en el estadio Bautista Gargantini en condición de visitante.

Los dirigidos por Kudelka no pudieron traer los tres puntos para Capital Federal en su visita al conjunto mendocino tras haber tenido una muy buena actuación, con un cambio de imagen a causa tal vez, de caras nuevas pero que sin embargo no alcanzó para mantener la ventaja que había conseguido en el comienzo del partido. Dieciséis incesantes minutos fueron los que aguantó la fortaleza local.

Luego de varios intentos muy claros, en los pies de Iván Borghello, Cristian Espinoza y Gonzalo Martinez, la apertura del marcador llegaría para los visitantes de la mano de los tres actores recién nombrados. Espinoza encaró con su carrera característica, fue hasta el fondo de la cancha y envió el centro para Borghello que con una gran finta dejó pasar la pelota para Martinez entrando solo por el medio del área y tras amagar al arquero, Josué Ayala, definió.

El “Globo” fue amplio dominador, fue superior a su rival como en otros encuentros pero nuevamente la mayor falencia que tiene este equipo fue la piedra con la que volvió a tropezar. 

Sin cerrar el encuentro, sin sentenciar la historia con goles, le dió vida a su rival que apostó y sin merecer, consiguió su cometido. A los 33 de la segunda parte, el ingresado Diego Gonzalez Vega recibió por derecha y tras controlar, lanzó un centro, de los que claramente le duelen a la defensa “Quemera”, para que Claudio Velazquez con un cabezazo venciera la estirada de Marcos Diaz.

Síntesis:

Independiente Rivadavia 1

Josué Ayala; Walter García, Ariel Agüero, Leandro Caballero, Leandro Aguirre; Federico Guerra, Cristian Podestá, Juan Manuel Lucero, Diego Tonetto; Ezequiel Pérez; Claudio Velázquez.

DT: Ricardo Rodriguez.

Huracán 1 

Marcos Díaz; Germán Mandarino, Rodrigo Erramuspe, Eduardo Dominguez y Carlos Arano; Federico Vismara, Lucas Villarruel, Ezequiel Gallegos, Gonzalo Martinez; Cristian Espinoza e Iván Borghello.

DT: Frank Kudelka.

Cambios en el segundo tiempo: Gabriel Robledo por Espinoza, Ramón Ábila por Borghello y Patricio Toranzo por Vismara.

Cambios en el segundo tiempo: Diego Cardozo por Caballero, Diego Gonzalez Vega por Lucero y Leandro Velázquez por García.

Goles: 16m. Gonzalo Martínez (H); 78m. Claudio Velázquez.

Cancha: Bautista Gargantini (Indpte. Mendoza)

Arbitro: Germán Delfino.

© Escrito por Rodrigo da Silva el Jueves 02/10/ 2014 y publicado por el Departamento de Prensa del Club Atlético Huracán de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.











Absolvieron a Domingo Cavallo... De Alguna Manera...


Absolvieron a Domingo Cavallo en la causa del Megacanje...


El ex ministro de Economía estaba acusado de favorecer a varios bancos que participaron en el llamado "megacanje" de la deuda pública, en 2001. 

El Tribunal Oral Federal N° 4 (TOC4) absolvió al ex ministro de Economía, Domingo Cavalllo, por los supuestos favores a un grupo de bancos para que participaran en el llamado "megacanje" de la deuda pública, en 2001. 

Los jueces Néstor Costabel, Enrique Pose y Patricia Mallo consideraron que el exfuncionario no incurrió en el delito de "negociaciones incompatibles con la función pública" y dieron a conocer el veredicto minutos después de las 13 hs. Los fundamentos de la sentencia se leerán el 15 de octubre.

En la audiencia estuvieron presentes Horacio Liendo, uno de los colaboradores más cercanos de Cavallo, quien también estuvo imputado en el proceso, pero fue sobreseído, junto a De la Rúa, David Mulford y Federico Sturzenegger. Tras conocerse la absolución, Mario Cafiero, uno de los denunciantes afirmó: "Robó, huyó y no lo pescaron". 

Al pronunciar esta mañana sus últimas palabras antes de la sentencia, Cavallo defendió el proceso de "megacanje" y negó que haya favorecido al grupo de bancos: "Se pagaron las comisiones habituales para este tipo de servicios, incluso menores a las habituales", sostuvo y agregó que mediante el proceso de reemplazo de bonos "el Estado redujo la deuda en 9 millones de dólares, una cifra pequeña pero reducción al fin".

La Fiscalía pidió para Cavallo la pena de tres años de prisión por el supuesto delito de "negociaciones incompatibles con la función pública". "Fui el chivo expiatorio, tenía que ser el responsable de la terrible crisis que sufrió el país", dijo Cavallo al declarar ante el Tribunal Oral Federal 4, al tiempo que pidió ser absuelto.

"Ninguna de las afirmaciones de la requisitoria fiscal tiene fundamento, ninguno de los hechos ha sido probado", afirmó el ex funcionario.

© Publicado el Lunes 06/10/2014 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


lunes, 6 de octubre de 2014

Reportaje a Luis Moreno Ocampo... De Alguna Manera...

“Los chicos de veinte años no saben qué pasó en la dictadura”...

Comparación. “Menéndez, un hombre muy duro, quería fusilar como Pinochet, mientras que Videla quería ejecutar en secreto. ¿Quién es mejor?”. Foto: Néstor Grassi 

El ex fiscal del juicio a las juntas reconoce que Kirchner, después de Alfonsín, fue el presidente que más impulsó las causas por los derechos humanos.

En coincidencia con una visita a Buenos Aires, donde vive su familia, aparece en las librerías Cuando el poder perdió el juicio, que el ex fiscal Luis Moreno Ocampo publicó a raíz de su desempeño como asistente del fiscal Strassera en el juicio a los comandantes de las tres juntas militares que gobernaron el país durante la dictadura desde 1976 hasta 1983. Siempre recordamos que el entonces fiscal Julio Strassera manifestaba una enorme satisfacción al subrayar lo que significaba tener a aquel joven fiscal adjunto liderando su equipo de investigación.

Moreno Ocampo, que luego de desempeñarse como profesor en Harvard y en Stanford ahora trabaja en Nueva York en un estudio de abogados, tenía entonces sólo 32 años.

—Me imagino lo que esta responsabilidad habrá significado para un hombre tan joven.
—Yo siempre pensé que fue la tarea más importante de mi vida. En realidad, mi primer caso. Yo trabajaba preparando dictámenes para la Corte Suprema. Mi trabajo era distinto. Como le decía, preparaba borradores sobre una tarea de gabinete y, de pronto, ¡paf!, me vi metido en una historia apasionante. Lo que yo sentía era que no podíamos perder. Teníamos que hacerlo todo a la perfección.

—Una tarea enorme. Usted en su libro analiza, por ejemplo, las normas que impulsaron a las Fuerzas Armadas a cumplir las atrocidades que luego se conocieron. Hay allí personalidades diferentes y también diferentes grados de complicidad.
—Sí, pero yo no creo que haya habido demasiadas diferencias entre Videla y sus colegas. Es cierto que Massera es peor que Videla, y Viola era diferente. Pero lo importante es que el comandante en jefe imparte una orden, impulsa un plan y, a partir de ahí, se pone a funcionar una máquina asesina. Ya no importan las características individuales de sus integrantes. Ese era el problema. Y, para mí, esto es terrible. Es lo que no entendemos.

—De esta lectura también surgen diferencias como las que aparecen entre Videla y Menéndez.
—Ocurrieron hechos increíbles como que el Partido Comunista decía que Menéndez era como Pinochet y, en cambio, que Videla era el bueno de la historia. Recordemos que el Partido Comunista apoyaba a Videla y se quejaba de la Obediencia Debida cuando apoyaba una unión cívico-militar. El actual presidente del Partido Comunista, Patricio Echegaray, hizo lo mismo. En las elecciones de 1983 apoyaba una unión cívico-militar. Lo que ocurrió fue que Menéndez, un hombre muy duro, quería fusilar, como Pinochet, mientras que Videla quería “ejecutar” en secreto. Entonces, ¿quién es mejor de los dos?

—Obviamente, ninguno.
—¡Claro! Lo que pasa es que, justamente, un hombre como Menéndez es más fácil de controlar que Videla. ¡Videla parecía más bueno y fusilaba en secreto!

—Recuerdo que la viuda de Hidalgo Solá contó personalmente que, cuando fue a pedirle a Videla por la aparición de su marido, Videla guardó silencio y se quedó mirando por la ventana de su despacho. Finalmente, ante esto, ella se retiró con sus hijos.
—El caso del embajador Hidalgo Solá es muy particular porque ahí aparece la impotencia de Videla hacia quienes habían cometido aquel crimen. Era la gente de Massera. Los casos de Hidalgo Solá, Holmberg y Agulla son casos en los que, básicamente, gente de Massera mata a gente de Videla. La dictadura militar no tenía mecanismos para manejar conflictos internos. No podían manejarlos. Odiaban a Massera y, después, hicieron fuerza para meterlo preso pero, en su momento, no pudieron manejar ese conflicto.

—¿Cree que fue tan así?
—Estoy seguro. ¿Por qué?

—Porque daría la sensación de que todos fueron cómplices.
—En esos tres casos fue así. Incluso, Juan Alemann dijo luego: “Esos casos fueron un error. 
No deberían haberlos matado. Los demás están bien matados”. Eso dijo Juan Alemann. Ese era el concepto. Por eso, hasta mataban a gente de la propia tropa.

El doctor Moreno Ocampo reflexiona en silencio y, luego:
—Todo esto que estamos hablando usted y yo son cosas que interesan a la gente que sabe lo que pasó. Yo veo que ahora los chicos de veinte años no saben qué pasó en la dictadura. El otro día, estuve en una charla y el decano que me introducía dijo: “El doctor Moreno Ocampo fue el fiscal del caso Suárez Mason”. Yo vi las caras de los chicos y les pregunté a los que estaban cerca: “¿Ustedes saben quién era Suárez Mason?”.
“No”, contestaron todos. Luego, el decano insistió: “Fue fiscal en el caso Seineldín. ¿Ustedes saben quién era Seineldín?”. Misma respuesta. Esos chicos nacieron en el ’93 y para ellos la democracia es como el agua que sale de la canilla. Abren la canilla y sale naturalmente el agua. Abren la canilla y sale la democracia. La libertad es algo normal, lo cual, en un sentido, es fantástico pero, bajo otro aspecto, es un problema porque tenemos que recordar de dónde venimos para saber adónde vamos. Lo que yo veo es que a los chicos no les importa mucho, les parece que eso “ya pasó” y entonces no saben nada. ¿Y el riesgo de esto cuál es? Me quedé pensando en por qué esto es riesgoso y diría, en primer término, porque me parece que lo que nos pasó en los años 70 fue que nuestros dirigentes políticos no tuvieron la capacidad de enfrentar la violencia de aquellos años. Por ejemplo, en 1975, la dirigencia política era incapaz de manejar la Triple A o la guerrilla. Por eso, los militares fueron recibidos con los brazos abiertos. Y esto a mí me asusta porque yo, hoy, escucho voces de gente que dice que hay que pasarles el problema de la seguridad a los militares. ¡Y cuando se hizo eso fue un desastre! Justamente no ocurrió sólo en Argentina. Por ejemplo, en México quisieron usar a militares contra el crimen organizado y fue un desastre. Los militares tienen un rol distinto cuando se trata de violencia doméstica. Y ésta es una cosa que me desespera que no hayamos aprendido.

—Por otra parte, tengo entendido, que una de las misiones primordiales de las FF.AA. es la preservación de fronteras. Son muchas las denuncias que señalan que los narcos entran al país con toda tranquilidad.
—Por eso, el tema del narcotráfico. También a mí me parece que el crimen organizado que observamos en Argentina no está bien focalizado porque tiene básicamente alianzas con sectores policiales y políticos. Los intendentes son clave. Por ejemplo: ¿por qué, de pronto, en Rosario hay mafia colombiana? ¿Y por qué todo el tiempo se mata gente? Algo está pasando en Rosario. Y esto hay que controlarlo porque, si no, estamos perdidos. A mí me da pánico la negación del problema.

—Daría la sensación de que, con respecto al narco, habría opiniones divididas en el Gobierno. Fíjese que el titular de la Sedronar, el padre Molina, considera que el consumo de droga tendría que liberalizarse, cosa que acaban de refutar los curas villeros.
—Observo muchas discusiones y lo que veo es que los argentinos discuten mucho lo que ocurre en las cortes judiciales pero, en realidad, el problema básico es cómo evitamos que maten a la gente, que le roben. Por ejemplo, en ciertos lugares, han mejorado las cosas poniendo más luces. A veces la discusión no es sobre quién va preso sino cómo evitamos que la gente se muera, y eso me parece que es un tema que nos falta discutir. Debemos ser más pragmáticos planteando cómo evitamos violencia, cómo cuidamos a la gente.


—Sí, pero también la lentitud y la lentitud de la Justicia son dos temas graves. Por ejemplo, el motochorro que, el otro día, atacó al turista canadiense tenía un arma en la mano, fue filmado y ahí estaba en todos los programas de televisión.
—Sí, lo vi con Ivo Cutzarida en pantalla… –se ríe–. Ivo fue alumno mío pero el tema más grave no es por qué no está preso el motochorro sino cómo investigamos a la mafia colombiana en Rosario. ¿Cómo llegó hasta ahí? ¿Cuáles son las connivencias políticas y policiales con ella? Y éste es un tema en el que no veo que haya discusión. ¿Cómo cuidamos a la gente de que le roben y la maten? Las estadísticas demuestran que los más ricos se cuidan mejor. Tienen mayores posibilidades. Los más pobres, obviamente, no. Creo que el país tiene que encontrar la forma de protegerlos a ellos. Y evitemos las connivencias políticas con el crimen organizado.Todo esto me sirve para pensar: ¿y en los 70? Había connivencia política con la Triple A, con los guerrilleros, y ahora hay connivencia política con el crimen organizado. Y también, como en los 70, los políticos argentinos no saben cómo resolverlo y les quieren pasar el tema a los militares. Esto es ridículo.

—Y hablando de los 70, usted habrá visto, Moreno Ocampo, que “el relato” kirchnerista se ha apoderado del tema derechos humanos como si no se hubiera hecho nada antes de sus gobiernos. Es cierto que no era obligatorio firmar un hábeas corpus pero, como bien dice el fiscal Strassera, no hay ningún hábeas corpus que lleve la firma de quienes hoy subrayan que antes del kirchnerismo no se había hecho nada en ese tema.
—Argentina tuvo tres años donde el tema logró un consenso absoluto. La gente votó, Alfonsín lideró con el 52% y el peronismo se ajustó. Pero el peronismo, en época electoral, tenía gente como Triaca, que estaba de acuerdo con Viola. Después se ajustó con Cafiero y Bittel. Lo cierto es que el peronismo se renovó y empujó a Alfonsín más lejos todavía: el juicio a las juntas, la Conadep, donde había gente que no pertenecía a ningún grupo político, que generó el Nunca más, que sirvió de base para el juicio a las juntas. Aquél fue un momento único, en el que hubo un movimiento en la sociedad para reclamar que se aplicara la ley, se votó, hubo líderes políticos, hubo Congreso y hubo jueces. Reitero: fue un momento único. A partir de allí, se complicó la vida porque el proceso de Alfonsín no incluía juzgar a los de abajo. Y ahí se complicó todo. Hubo revueltas militares, hubo Obediencia Debida y, luego, Menem los perdonó. Aquí surge algo muy interesante: el rol de la Justicia internacional, del juez Garzón.

—Garzón empieza a investigar en España.
—Sí pero Menem no quiso saber nada con esto y De la Rúa tampoco. Quien le abrió la puerta fue Kirchner para que Garzón, con su energía, empujara para que se anulara la Ley de Obediencia Debida. La Corte Suprema empezó a cambiar y entonces Kirchner lideró la reapertura de los juicios, y yo entiendo que, para todas las víctimas, esto fue fundamental. Si a mi hija la violan y la matan, yo quiero ver quién lo hizo, además de Videla.

—Sí, justamente la Comisión Nacional por la Desaparición de Personas (Conadep), que ya había terminado su función, publicó un documento oponiéndose a las leyes del perdón.
—Es cierto pero, en su momento, esas leyes se impusieron igual. Yo digo que, después de Alfonsín, entre los líderes políticos quien empujó luego el tema fue Kirchner. Hay que reconocerlo. Lo que sí creo que no tiene comparación fue el hecho de investigar a Videla en 1985. Equivalía a no saber lo que podía ocurrir en la mañana siguiente. Podía ser, o no, un golpe de Estado. Investigar hoy a los generales, que tienen 85 años y no tienen ningún poder, está bien. Hay que hacerlo pero no significa un cambio político.

—¿Y qué opina acerca del prólogo que se adosó al “Nunca más” en 2006, dejando sentada la opinión de gente que, en aquel momento, nunca participó en la elaboración del informe?
—El tema sigue vivo en Argentina. Es un debate sobre lo que nos pasó. En los 70, lo que ocurrió es que la gente estaba harta de violencia política: los Montoneros habían saturado a todo el mundo. La gente ya no quería saber nada con la guerrilla. Esto es obvio. Lo cual no quita que hubo mucha gente secuestrada y desaparecida sólo por haber hecho trabajo social. No me cabe duda de que eran jóvenes idealistas. Entonces, eso hay que entenderlo. No me parece mal que ahora haya que investigar otros casos. Nadie puede oponerse a eso.

—Por supuesto, pero sería interesante, por ejemplo, que los que enmiendan el “Nunca más” hicieran otro informe acerca de los desaparecidos en tiempos de la Triple A de López Rega, ¿no es cierto? ¿Por qué enmendar un informe publicado y reconocido por ustedes mismos en el juicio a las juntas en vez de investigar los años anteriores a 1984?
—Esa fue una pelea con Antonio Troccoli que pertenecía, como Ricardo Balbín, al ala conservadora del radicalismo. Habían negociado con los militares. Y Troccoli, como ministro del Interior, cuando la Conadep presentó por Canal 13 un primer documental, usó aquella frase de los dos demonios. A mí me parece que ese debate no puede definir la cuestión. El debate es “la gente no puede matar” y, a pesar de todo, existe en Argentina, treinta años después. La Argentina ayudó a toda América Latina a plantear eso. Creo que la gente no dimensiona lo que fue 1983. Alfonsín ganó con el 52% de los votos. Pinochet, en 1988, perdió la elección, perdió el referéndum pero sacó el 44%. O sea que tenía a medio Chile con él. En 1989 Uruguay vota el referéndum para decidir qué hacer con la impunidad de los militares y el 56% vota para que no se investigue el pasado. Por eso la Argentina fue más que el juicio. Fue un momento crucial en el que reclamó que se aplicara la ley. Y por eso tuvo un impacto mundial. Acaba de aparecer un libro, La cascada de la Justicia, de Kathleen Sittle, profesora en Harvard, que dice: “Nüremberg y el juicio a las juntas señalaron una tendencia mundial de investigar y castigar a los poderosos que cometen crímenes”.
Y eso es lo que hizo Argentina.  
Mientras conversamos con el doctor Moreno Ocampo, el oficialismo, sin la oposición, que se retira del recinto, vota la reforma del Código Civil.

—¿Usted no cree que el Código Civil, que define situaciones fundamentales en la vida de todos nosotros, debería discutirse con detenimiento y escuchando todas las opiniones? ¿Sin apuro?
—Esto no sólo ocurre en Argentina. En todo el mundo advertimos que la gente no se escucha una a la otra. Se busca definir quién tiene más apoyo. El problema es que no hay mucho diálogo. En Estados Unidos, el tema es terrible. No es sólo un problema argentino. El gran avance tecnológico ha hecho que la gente se escuche menos. La gente lee lo que le gusta y no lee lo que no le gusta. Creo que los argentinos tenemos que discutir, por ejemplo,, cómo mejoramos la economía y cómo mejoramos la seguridad.

© Escrito por Magdalena Ruíz Guiñazú el Lunes 06/10/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.