domingo, 22 de octubre de 2017

Nos hicieron creer... @dealgunamanera...

Nos hicieron creer....


Nos hicieron creer que el "gran amor" sólo sucede una vez, generalmente antes de los 30 años. No nos contaron que el amor no es accionado, ni llega en un momento determinado.

Nos hicieron creer que cada uno de nosotros es la mitad de una naranja, y que la vida sólo tiene sentido cuando encontramos la otra mitad. No nos contaron que ya nacemos enteros, que nadie en nuestra vida merece cargar en las espaldas la responsabilidad de completar lo que nos falta. Las personas crecen a través de la gente. Si estamos en buena compañía, es más agradable.

Nos hicieron creer en una fórmula llamada "dos en uno": dos personas pensando igual, actuando igual, que era eso lo que funcionaba. No nos contaron que eso tiene nombre: anulación. Que sólo siendo individuos con personalidad propia podremos tener una relación saludable.

Nos hicieron creer que el casamiento es obligatorio, y que los deseos fuera de término deben ser reprimidos. Nos hicieron creer que los lindos y flacos son más amados.

Nos hicieron creer que sólo hay una fórmula para ser feliz, la misma para todos, y los que escapan de ella están condenados a la marginalidad. No nos contaron que estas fórmulas son equivocadas, frustran a las personas, son alienantes, y que podemos intentar otras alternativas. Ah, tampoco nos dijeron que nadie nos iba a decir todo esto.

Cada uno lo va a tener que descubrir solito. Y ahí, cuando estés muy enamorado de ti, vas a poder ser muy feliz y te vas a enamorar de alguien.

Vivimos en un mundo donde nos escondemos para hacer el amor… Aunque la violencia se practica a plena luz del día.

John W. Lennon



Caso Maldonado. Detrás del Dolor... @dealgunamanera...

Detrás del dolor… 

80% “Minnie” Elisa Carrió. Dibujo: Pablo Temes

Los primeros datos de la autopsia bajaron algo la tensión. En busca de la verdad.


© Escrito por Nelson Castro el domingo 22/10/2017 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

“Consternación” es la palabra que mejor define el estado emocional que seguramente atraviesa la familia de Santiago Maldonado ante la tragedia de su muerte. Los Maldonado son gente sencilla, sin ningún tipo de apetencia o intencionalidad política, que se han visto enfrentados a una realidad devastadora que la dimensión política que alcanzó el caso ahondó. Están enojados con el Gobierno –y tienen razones para estarlo– y con el primer juez de la causa, Guido Otranto, pero a su vez no quieren ser usados por la oposición ni por nadie. Lo único que anhelaban y buscaban era encontrar con vida a Santiago. Y eso, lamentablemente, ya no podrá ser.

Una de las cosas más terribles que expresaron Sergio Maldonado y su esposa, Andrea, durante la dramática conferencia de prensa que dieron en la noche del miércoles pasado en Chubut, fue la de no creer en nadie. Por eso la cuñada de Santiago y la abogada de la familia, Verónica Heredia, estuvieron sentadas en la morgue de Esquel a lo largo de ocho horas frente a un cuerpo sin vida para asegurar que nadie lo dañara, lo alterase o lo robara. ¡Tremendo! 

Carlos Cué, el destacado corresponsal del diario El País, consignó la dimensión de esa circunstancia en un artículo titulado “Argentina, el país donde nadie se fía de nadie”, que debería ser leído y releído por todos los que tienen responsabilidades institucionales. En el derrotero de dichos y circunstancias desandado en estos ochenta días que pasaron desde la desaparición de Santiago Maldonado hasta que concluyó la autopsia, sucedieron y se dijeron muchas cosas, algunas de las cuales vale la pena recordar:

Las dudas que algunos plantearon sobre su presencia en el lugar.

El camionero que dijo haberlo llevado hasta la localidad de Ceibas, en la provincia de Entre Ríos.

El matrimonio que dijo haber llevado a alguien parecido a Maldonado, quien después resultó ser otra persona.

Las supuestas llamadas desde Chile.

El amigo que dijo haber llamado a su celular, atendido por alguien que nunca contestó.

El mapuche Matías Santana, que dijo que vio con binoculares que a Maldonado le habían pegado y que lo cargaron y se lo llevaron en una camioneta de la Gendarmería Nacional.

Elisa Carrió diciendo que había un 20% de posibilidades de que Maldonado estuviera en Chile.

La insólita negativa de sectores de la comunidad mapuche a permitir a los jueces rastrillar el así llamado “territorio sagrado”.

La declaración de un miembro de la Policía de Río Negro en la que afirmó haber encontrado cartuchos de balas que no habían sido registradas por la fiscal del caso.

Lo que se sabe. 

Los hallazgos de la autopsia despejan las dudas sobre la hipótesis de una posible desaparición forzada y, a la vez, reivindican al primer magistrado de la causa, el juez federal de Esquel Guido Otranto, quien en el reportaje que le concedió a Loreley Gaffoglio para La Nación afirmó que la principal hipótesis era que Santiago Maldonado se había ahogado. 

De todas maneras, habrá que esperar los resultados de la totalidad de los exámenes complementarios para saber cómo, cuándo y dónde falleció. Al juez Otranto habrá que preguntarle por qué se adelantó a hacer pública su hipótesis de la manera en que lo hizo, lo que le valió ser acusado de prejuzgamiento, hecho sobre el que se basó la Cámara Federal de Comodoro Rivadavia para desplazarlo del caso.

Electoralmente, la aparición del cuerpo en el río Chubut obligó a todos los partidos a modificar los últimos días de la campaña. Las figuras o cartas fuertes dejaron de servir porque se morigeraron los mensajes y todo debió repensarse en función de la búsqueda de la verdad y de la tragedia que estaba viviendo el país.

En el interior del Gobierno, la tensión que se vivió fue in crescendo hasta la medianoche del viernes. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, estaba ya informada de la novedad –que le produjo alivio– cuando el juez federal Gustavo 

Lleral comunicó a los periodistas que el cuerpo no tenía lesiones. 

En el oficialismo hubo en esas dramáticas horas un respetuoso desconcierto. “Había angustia por no saber qué ocurrió y porque puertas afuera todo terminaba cayendo en la grieta. Cada extremo de la grieta reforzaba sus convicciones”, señalaba con alivio una voz que conoce lo que se dice en los pasillos del poder. 

La posautopsia llevó tranquilidad al Gobierno, para el que “habría sido un golpe durísimo que el cuerpo apareciera con golpes o lesiones, no en términos electorales sino puertas adentro, porque hubiera implicado malas investigaciones, malos pasos, secretismo, etc.”, agrega la misma fuente. 

Desde el punto de vista técnico, el trabajo del juez federal Gustavo Lleral ha sido impecable, demostrando en los hechos haber aprendido la lección que dejó ese vademécum de errores, desaciertos y un largo etcétera de cosas mal hechas que dejó el caso de la muerte del fiscal Alberto Nisman. 

Es muy importante que, luego de la autopsia y las primeras pruebas periciales, todas las partes hayan estado de acuerdo en cómo se hicieron las cosas. 

De otra manera no habría verdad posible, que es lo que merecen el dolor y la tragedia de la familia Maldonado.

Producción periodística: Santiago Serra.


sábado, 21 de octubre de 2017

¿Se vá Don Alberto Abad?... ¿Porqué?... @dealgunamanera...

Tras la filtración del blanqueo y el caso Indalo, Abad prepara su salida…

Simbolo. Abad cuenta con una valorada reputación. Foto: Cedoc- Perfil

El titular de la AFIP encargó informes de cierre de gestión a todas las subdirecciones, para preparar el traspaso. Podrían darse a conocer más nombres del sinceramiento fiscal.

© Escrito por Paola Quain el sábado 21/010/2017 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Alberto Abad, titular de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), prepara su salida al frente del organismo recaudador para después de las elecciones legislativas de este domingo –según fuentes consultadas por este medio que pertenecen a la entidad– que aseguran que el máximo responsable del fisco nacional pidió a todas las subdirecciones generales un “cierre de gestión”, después del cimbronazo ocasionado por la difusión de datos del blanqueo de capitales.

De acuerdo con fuentes de tres áreas consultadas por Perfil, la solicitud de Abad a las diez subdirecciones de Coordinación Técnico Institucional, Servicios al Contribuyente, Administración Financiera, Fiscalización, Recursos Humanos, Sistemas y Telecomunicaciones, Asuntos Jurídicos, Planificación, Recaudación y Auditoría Interna, “sólo se realiza cuando hay un cambio de administrador y lleva un tiempo completarlo”, muchas veces se hizo después de que dejara el cargo un titular. Consiste en “hacer los números finales, por ejemplo, objetivos alcanzados desde el inicio de la gestión, tener los números en orden para el traspaso”.

Hasta ya suenan nombres de posibles reemplazantes, quizás alguien de la Aduana”, dijeron las fuentes, que además revelaron que Abad habría dicho a allegados que “siempre pensó en estar dos años” en el cargo.

Dentro de la AFIP, sus funcionarios atribuyen el pedido de cierre a la crisis que causó la publicación en Página/12 de Horacio Verbitsky sobre los multimillonarios montos sincerados por Gianfranco Macri, hermano del presidente Mauricio Macri, y Alejandro Jaime Peña Braun, primo del jefe de Gabinete de Ministros Marcos Peña.

Perfil consultó a la AFIP sobre los planes de retirada de Alberto Abad. Desde la entidad negaron rotundamente que el titular evalúe retirarse y aseguraron que todos los años el fisco, al menos durante la gestión de Abad, rinde un plan de gestión que se presenta a la Jefatura de Gabinete. Sin embargo, las fuentes de diversas áreas ratificaron que el pedido de semanas atrás no forma parte de la rutina anual. Puertas adentro, los empleados del fisco esperan que Abad finalmente se quede aunque interpretan que, por su carácter, “si pidió un cierre de gestión es porque la decisión está tomada”.

Cruces. Todo esto se suma a la tensión que produjeron en el organismo recaudador los expedientes de Cristóbal López y el correo privado OCA en los últimos meses.

En el primer caso, el ente fiscal se presentó ante la Justicia para informar que López y su socio Fabián De Sousa no pueden avanzar con una venta de C5N por la crítica situación en la que se encuentran tras retener los impuestos indebidamente en Oil Combustibles. Un comunicado del 3 de octubre de la AFIP apunta que: “Cristóbal López y Fabián De Sousa se encuentran impedidos de disponer libremente de la participación que posean en esas sociedades en virtud de la inhibición que alcanza a todas las partes que intervendrían en la operación”. Con esas palabras el fisco se presentó los primeros días del mes ante el Juzgado Federal Nº 10 del Dr. Ercolini ante los rumores de venta del canal C5N y Radio 10. La intención del recaudador era ejecutar toda la deuda que le reclama por un total de $ 8 mil millones, mientras empresarios allegados a la Casa Rosada intentan desembarcar en el holding.

Así, tras la filtración de datos del blanqueo, la tensión en torno al titular de la AFIP fue en aumento, pero la campaña para las legislativas obligó a evitar ruidos.

Esto se debe a que la revelación de los datos del sinceramiento fue un duro golpe, y que además, podría ser sólo el comienzo. Verbitsky aseguró esta semana que no sólo posee datos de los cinco casos publicados sino que tiene la lista completauna declaración que estremeció a los pisos superiores de Hipólito Yrigoyen 370.

En el caso del mayor correo privado, Abad se opuso a hacer un plan de pagos a medida por una deuda de $ 1.700 millones tal como esperaba el coordinador del gabinete económico Mario Quintana en Balcarce 50. Todos negaron el conflicto en medio de acusaciones de un plan oficial para quedarse con la mayor empresa postal privada del país. “La Rosada nunca pidió un procedimiento especial y si hubiese existido, no lo habríamos hecho”, aseguró el recaudador ante la consulta de este medio el 1º de septiembre.

Para los empleados de AFIP, Abad comenzó un proceso de retirada, que se propone ser silencioso y ordenado y dejar los papeles listos para la próxima gestión. Terminaría así su segundo tránsito por el organismo. Antes había estado entre los años 2002 y 2008.


A.R.A. Almirante Irizar (Q-5)... Pruebas finales... @dealgunamanera...

El rompehielos ARA “Almirante Irízar” arribó a Ushuaia…


07/10/2017. En su navegación desde Buenos Aires, realizó distintas pruebas de mar para verificar sistemas de la unidad con alto nivel de exigencia. Luego de reaprovisionarse en Ushuaia, pondrá proa a la Antártida para finalizar con las pruebas de hielo.

Ushuaia – El rompehielos ARA “Almirante Irízar” arribó pasadas las 17 de hoy a Ushuaia, donde se reaprovisionará para emprender las pruebas de hielo, de cara a su regreso a las futuras Campañas Antárticas de Verano.

Había zarpado del Complejo Industrial Naval Argentino (CINAR) en Buenos Aires el pasado martes 26 de septiembre y durante la navegación que unió ambas ciudades, se comprobaron y verificaron sistemas y equipos.

La ciudad más austral del mundo lo había visto partir en abril de 2007 con rumbo a Buenos Aires, luego de concluir las tareas de la Campaña Antártica 2006/2007. Durante esa navegación, el infortunio del fuego lo dejó fuera de combate.

Diez años después, al mando del Capitán de Fragata Maximiliano Mangiaterra, el regreso del rompehielos ARA “Almirante Irízar” al puerto de Ushuaia impone el desafío de una de las pruebas más importantes luego de las reparaciones y modificaciones estructurales: las de hielo.

Previo a este paso, se realizaron pruebas de propulsión y ajuste de sistemas hidráulicos, en navegación desde Buenos Aires a Puerto Belgrano, donde el Arsenal Naval Puerto Belgrano (ARPB) le realizó carenado de casco y recorrido de válvulas.

Luego de su retorno a los Talleres Navales de Dársena Norte (TANDANOR) durante el mes de agosto, continuó con diversas pruebas y ajuste de sistemas. Un mes más tarde, zarpó desde el Complejo Industrial Naval Argentino (CINAR) para cumplimentar las pruebas de mar.



 El rompehielos ARA “Almirante Irízar” zarpó en busca de los hielos…


13/10/2017. El buque de la Armada Argentina realizará la última prueba de aceptación en aguas antárticas.

Ushuaia – Tras haberse reaprovisionado en la capital fueguina, el rompehielos ARA “Almirante Irízar” zarpó, poco antes de las 8 de hoy, del puerto de Ushuaia para efectuar las pruebas de hielo, de cara a las futuras Campañas Antárticas de Verano.

De esta forma, estará navegando por bordes y packs de hielo con el objetivo de probar su comportamiento y capacidades.

Este es el último paso en el proceso de las pruebas de aceptación de puerto, mar y hielo, que le permitirán obtener la certificación final antes de ser entregado a la fuerza naval antártica de la Armada Argentina.

“Vamos a ir hasta aguas cercanas a la Base Orcadas, porque ahí se encuentra el hielo que necesitamos que el buque rompa. En simultáneo también se van a probar los diferentes sistemas a bordo, ya que no es lo mismo trabajar con el clima de Buenos Aires, que con el de la Antártida. Particularmente desde operaciones, vamos a probar los radares, antenas y todos los equipos asociados al sistema de puente integrado y a comunicaciones”, destacó el Jefe de Operaciones del buque, Teniente de Navío Cristian Gastón Acosta.

Actualmente, el rompehielos se encuentra al mando del Capitán de Fragata Maximiliano Mangiaterra y cuenta con una dotación de 111 personas entre hombres y mujeres.

Tras el proceso de reconstrucción y modernización, el “Almirante Irízar” se convirtió en un rompehielos único en el hemisferio sur; incorporó tecnología de última generación, duplicó su capacidad de transporte de GOA (Gas Oil Antártico) e incrementó en un 600 por ciento la cantidad de espacio dedicado específicamente a la investigación científica.



El rompehielos ARA “Almirante Irizar” llegó a la Antártida…


18/10/2017. Luego de su reaprovisionamiento en la capital fueguina, zarpó el domingo rumbo al continente blanco.


Antártida – Ayer, a las 16.26, el rompehielos ARA “Almirante Irizar” ingresó al sector antártico argentino comprendido entre los meridianos 74°O y 25°O, y el paralelo 60°S y el Polo Sur.

El objetivo de la navegación es realizar las pruebas de hielo, de cara a las futuras Campañas Antárticas de Verano.

De esta forma se encuentra navegando por bordes y packs de hielo a fin de probar su comportamiento y capacidades. Una vez finalizada esta etapa estará en condiciones de obtener la certificación final para reincorporarse a la Armada.

El rompehielos se encuentra al mando del Capitán de Fragata Maximiliano Mangiaterra y cuenta con una dotación de 111 personas entre hombres y mujeres. 

Tras el proceso de reconstrucción y modernización, el “Almirante Irízar” se convirtió en un rompehielos único en el hemisferio Sur; incorporó tecnología de última generación, duplicó su capacidad de transporte de gas oil antártico (GOA) e incrementó en un 600 por ciento la cantidad de espacio dedicado específicamente a la investigación científica.


© Publicado los días 07, 13 y 17/10/2017 por el Periódico Gaceta Marinera de la Ciudad e Punta Alta, Provincia de Buenos Aires.



Caso Maldonado. Seamos Humanos… @dealgunamanera...

Caso Maldonado. Seamos Humanos…


En la escena de Sergio Maldonado y su mujer custodiando durante siete horas el cuerpo hallado en el río porque no confían en nada se concentra la degradación del sistema de justicia. ¿Esa es la participación que tanto se les ha prometido a las víctimas en los procesos penales? Se le pide a la familia que sepa de peritajes, autopsias, rastrillajes. ¿Y los jueces? Además de ajustarse a protocolos y procedimientos, ¿se ponen alguna vez en el lugar de las víctimas? El caso Maldonado y la matriz deshumanizada del aparato de Justicia.


© Escrito por Irina Hauser el sábado 21/10/2017 y publicado por la Revista Anfibia de la Ciudad de San Martín, Provincia de Buenos Aires.

Sergio Maldonado y su esposa, Andrea, estuvieron más de siete horas esperando al lado del cuerpo sin vida que flotaba boca abajo en el Río Chubut sabiendo que podría ser Santiago. Decidieron quedarse ahí, como quien echa raíces en esa tierra, después de 78 días de búsqueda, porque no confían en nadie. Tienen miedo a todo. Descreen. Y con motivos. Esa imagen que trazaron de sí mismos, esperando junto a un cadáver entre el ramerío, el agua, el silencio y un grupo de agentes de Prefectura, desnuda el nivel de degradación al que ha llegado el sistema judicial, a punto tal que las víctimas deban garantizarse a sí mismas que nadie les mienta, manipule nada, ni les hagan trampa. ¿Esa es la participación que tanto se les ha prometido a las víctimas en los procesos penales? ¿Y la reparación? Está todo tan trastocado que tuvieron que recordar en voz alta que son seres humanos. Se lo dijeron a los periodistas, pero bien pudo estar dirigido a la “Justicia”.  

Es evidente que si un cuerpo aparece después de tres meses a menos de 300 metros del lugar donde la Gendarmería desató la cacería contra un pequeño grupo de la comunidad Pu Lof en Resistencia de Cushamen, algo anda mal en los tribunales y las estructuras que los auxilian. El problema es que algo anda mal desde el día uno, empezando por la obstinación de los distintos órganos del Estado en negar que los gendarmes que corporizaron la persecución en medio de la que desapareció el joven tatuador hubieran tenido algo que ver. Es un absurdo querer borrar ese papel determinante de la Gendarmería, pero el marketing político hace milagros.

“La Justicia no está preparada para investigar casos como el de Santiago Maldonado o el de Alberto Nisman”, justificó el ministro de Justicia Germán Garavano. ¿Entonces quién debe hacerse cargo? ¿Las víctimas? 

El devenir del habeas corpus y del expediente sobre desaparición forzada mostraron decenas de incordios, como la demora de cinco días en hacer rastrillajes,  en levantar rastros de los vehículos usados por Gendarmería (algo que se hizo cuando habían sido ya lavados, según denunció el defensor Fernando Machado), la tardanza en explorar el río, en obtener la nónima completa de gendarmes que participaron del operativo desalojo e irrupción en la comunidad, el secuestro de los teléfonos, sin contar la falta de aceptación sobre la validez de las declaraciones de mapuches temerosos que no querían dar su identidad, y la negativa del juez Guido Otranto a entrecruzar y analizar los llamados de los funcionarios nacionales que estuvieron en el lugar, con el jefe de gabinete del Ministerio de Seguridad, a la cabeza. Y ahora, un cuerpo que aparece en un lugar ya rastrillado, frente al cual la gran pregunta es: ¿Cómo llegó ahí? ¿También tendrán que responderla los familiares de la víctima?


Los ciudadanos de a pie que por una u otra razón aterrizan en un juzgado, aprenden Derecho a la fuerza. De lo contrario, la realidad los devora. Devienen expertos involuntarios que distinguen figuras penales, agravantes, entienden de peritajes y autopsias. Llega un día en que hablan como verdaderos expertos. Pero debajo de toda esa jerga, son ellos mismos: seres en toda su dimensión humana.

Los jueces y fiscales, en cambio, rara vez se toman el trabajo de aprender esa dimensión, comprenderla y acceder a ella aunque más no sea por respeto. Se quedan en el cómodo lugar de que sean los otros, las víctimas, los que deban arreglárselas para entenderlos. Están los que sostienen un pensamiento basado en la aplicación estricta de los códigos penal y procesal. En el uso de la lógica, como si se tratara de un mecanismo neutral. Si el cuerpo estaba así o asá, lo mataron, pero si estaba de tal otra forma se cayó. Como si no hubiera matices, condicionantes ni contexto. Sus Señorías se “ajustan a Derecho”. Y se acabó.

Ante la desaparición de Santiago no se trata simplemente de que el aparato judicial haya actuado de manera deficiente por error o impericia. Desde sus entrañas, ha operado una amplia paleta de prejuicios que explican el destrato padecido por la familia (además de la falta de resultados): si Santiago es artesano y tatuador es hippie; si es hippie, es vago; si se instala a convivir con la comunidad Pu Lof en Resistencia, es porque no tiene nada que hacer en la vida; su familia debe ser como él; critican porque sí (no importa que buscan a un ser querido); los mapuches son peligrosos, no colaboran, mienten, ponen obstáculos, son violentos, sólo les importa defender el territorio (nada menos, propiedad originaria).

Una mirada despojada de prejuicios en tribunales hubiera llevado a tomarle declaración testimonial a la familia de Santiago en el primer momento para preguntarle lo básico: cómo es físicamente, sus rasgos de personalidad, conocer su historia. Eso sucedió después de más de dos meses, ya con el nuevo juez Gustavo Lleral. Pero antes, los familiares fueron tratados casi como unos sospechosos más, igual que los mapuches. Otra muestra de degradación judicial. Una investigación que toma ese punto de partida está lejos de ser íntegra y profunda. Si lo fuera, entendería, además, que acercarse a la comunidad originaria no es simplemente sentarse a tomar mate con ellos sino empezar por entender su historia y sus reacciones. Son los pobres de los pobres del país, los marginados al extremo. Es evidente que no va a ser fácil el diálogo. Pero las autoridades han preferido verlos como demonios, enemigos públicos.

En una época se discutía si los jueces debían tener en cuenta el contexto social, histórico y político a la hora de tomar sus decisiones. ¿No es una obviedad que debería ser así? También debería ser una obviedad el cuidado y respeto que merecen las víctimas en un país donde este año se aprobó una ley que les promete protección integral y una comprensión completa del lugar que les toca ante distintos tipos de delito.

¿Cómo confiar si el Gobierno se la pasó enviando funcionarios a meter ojos y manos en la causa? Y tuvieron las puertas abiertas: participaron de rastrillajes en los que la familia no pudo estar. Gonzalo Cané (secretario de la Corte en uso de licencia), cuya función en el ministerio de Patricia Bullrich es mantener relación con el Poder Judicial; Daniel Barberis, a cargo de asuntos de violencia institucional; Noceti, que daba instrucciones a las fuerzas de seguridad. La gran preocupación oficial siempre fue instalar que el Gobierno no tuvo nada que ver. El juzgado y la fiscalía, en el informe enviado a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, se hicieron eco.

¿Qué clase de jueces/as queremos?

Hace algunos años cuando los aspirantes a jueces iban a entrevistas públicas en el Consejo de la Magistratura, en la etapa final de sus concursos para llegar a la toga, se les hacían preguntas sobre derechos humanos. El respeto a la dimensión humana era mínimamente contemplado al pensar el perfil de un juez. Ahora eso ocurre a duras penas. Les preguntan si están de acuerdo con la ley de flagrancia (atrapar a alguien cometiendo un delito, hacer un juicio exprés y mostrar eficiencia), si les parece atinada la reforma procesal para generar un sistema acusatorio (que a la corporación judicial y al Gobierno no le gustan porque da poder a los fiscales), qué piensan de las cautelares que se dictan en distintos puntos del país, o qué opinión les merecen la validez de decretos del gobierno de Mauricio Macri que se han judicializado. En el Consejo de la Magistratura, Cambiemos tiene mayoría y las preguntas están destinadas a prever si los candidatos fallarían como ellos quieren. Una de las pocas preocupaciones, en especial planteadas por las consejeras mujeres, apunta a casos de violencia de género. No se han visto u oído otra clase de interés por las víctimas.


Es común que en las provincias los poderes judiciales locales y federales afincados en ellas convivan de manera muy íntima con las fuerzas de seguridad que los asisten. En Esquel, la Gendarmería es casi parte de la familia del juzgado. En otros lugares pasa lo mismo. Eso puede explicar cierta resistencia a avanzar hacia determinadas hipótesis. Pero no puede justificar los destratos y la exposición de las víctimas a la revictimización.

Detrás de la escena  que muestra a Sergio y Andrea parados junto al cadáver por horas hay cenizas, aún, de un sistema judicial que en dictadura, ante los habeas corpus, actuó como muralla pero también tuvo sus exponentes cómplices con el terrorismo estatal. A ese sistema en descomposición le sobran botones de muestra. Lo que sucede en Jujuy con Milagro Sala, por ejemplo. La justicia jujeña, buena parte, hace lo que el Gobernador Gerardo Morales pide. Es así se simple. Su primer acto de gobierno fue armarse una Corte a medida y nombrar como sus integrantes a dos de los diputados que habían votado su ampliación. Desde ahí, todo fue posible, hasta la vuelta violenta de Sala a la prisión de Alto Comedero la semana pasada. O lo que pasa en Comodoro Py, frente a cualquier expediente que tenga que ver con gestiones pasadas que puedan colaborar con minar carreras electorales o intervenir en internas partidarias.  Qué importa. Los jueces tienen una concentración extrema de poder que es la base de su perdurabilidad. Hacen lo que quieren, ya no importa qué es delito. Presionan, extorsionan. Sólo importa el efecto.

Esa es la matriz deshumanizada de nuestros tribunales, del aparato de Justicia. La que garantiza el incumplimiento de las obligaciones del Estado, entre las que está la reparación a las víctimas de violaciones de derechos humanos. Lejos de eso, la revictimización es el aumento del daño, a manos del propio Estado. De eso hablan los familiares de Santiago Maldonado cuando piden que los miren como las personas que son, con derechos y sentimientos, debiendo lidiar con escenas macabras. A eso se refieren cuando dicen que no pueden confiar en nada.