jueves, 23 de enero de 2014

Zanon, Fábrica Sin Patrón... De Alguna Manera...


Los trabajadores de la fábrica ex Zanon ya son propietarios oficiales...



Los cooperativistas de FaSinPat (Fábrica Sin Patrón) ya tienen el título de propiedad en Neuquén, a 13 años de la toma del recinto cuando en 2001 la empresa quiso despedirlos y cerrar. Están felices y con muchos planes para seguir trabajando.

La Justicia efectivizó la entrega del título de propiedad a los trabajadores de la fábrica de cerámicos ex Zanon en Neuquén. A través del documento, podrán gestionar el crédito Bicentenario para renovar la maquinaria y abaratar costos. Los cooperativistas de FaSinPat (Fábrica Sin Patrón), a trece años de la toma del recinto cuando en 2001 la empresa quiso despedirlos y cerrar, están felices y con muchos planes para seguir trabajando.

La Fábrica Sin Patrón tiene 450 trabajadores que saben que llevar adelante una cooperativa no es fácil. Marcelo Morales, uno de esos 450, sabe por ejemplo lo que significa decidir entre cobrar su salario o arreglar un horno roto. El día que eso pasó, la asamblea fue fácil y difícil. Fácil, porque sin horno no se puede hacer cerámicos y se rompe la cadena de producción. Difícil, porque arreglarlo significó menos plata para comer o llegar hasta el trabajo. Fácil, porque todos estaban de acuerdo en lo que había que decidir para que la producción continúe. Difícil, porque el invierno en Neuquén es frío, cansa más y con hambre el cuerpo es un dolor.

La historia de Fasinpat está escrita con el lenguaje de la resistencia. Por eso, después de 13 años, hoy están felices por el título de propiedad que la Justicia les entregó. “Esto tiene valor para nosotros, que acampamos día y noche y nos negamos a recibir los telegramas de despido, porque es un reconocimiento a nuestro esfuerzo. Con el título de propiedad vamos a viajar la semana que viene a gestionar un crédito que estaba trabado por la falta de dominio inmobiliario”, dijo a Infojus Noticias Morales.

El 13 de agosto de 2009, en una sesión que empezó a la mañana y terminó en la medianoche, se aprobó por el voto de 26 legisladores contra 9 la ley 2.656. Así formalmente se obligaba al Poder Ejecutivo “a expropiar los bienes inmuebles, bienes muebles y todo otro bien tangible” de la ex Zanon. Pero la expropiación definitiva, sin embargo, llegó en noviembre de 2012 a través del decreto 1.977 firmado por el gobernador Jorge Sapag. La medida autorizó el pago de la quiebra –de 23 millones de pesos– a sus principales acreedores: el Iadep (Instituto Autárquico de Desarrollo Productivo), la empresa Sacmi Impianti S.A. y la Corporación Financiera Internacional.

María Laura Suárez, titular del Registro de la Propiedad Inmueble, firmó el lunes el documento que reclamaba tanto Fasinpat como el Sindicato Ceramista de Neuquén. Poseer el título de propiedad de la fábrica habilita la gestión de los $70 millones que necesitan para renovar la línea de producción de cerámicos, cuestión que trataran la semana próxima en la Ciudad de Buenos Aires.

El proyecto es conseguir el financiamiento a través de los créditos del Bicentenario lanzados por el gobierno nacional. Para Morales es muy probable que el crédito avance: “Axel Kicillof, cuando todavía no era ministro de Economía, nos dio su apoyo. Si conseguimos invertir vamos a salir de la situación de incertidumbre que nos pasa a veces cuando tenemos algún inconveniente. Porque tanto los salarios como el mantenimiento sale del mismo lugar y se nos complica a la hora de invertir”, dijo Morales.

En Fasinpat, como en toda cooperativa, las cosas se resuelven por asamblea. Eso hace que cada trabajador sea a la vez socio y tenga el mismo voto que cualquiera  para tomar decisiones. La ex Zanon y Aurora Grundig, son las dos empresas argentinas recuperadas por sus trabajadores que pudo concluir el proceso expropiatorio.

“Si hay que ser realista y sincero con la sensación que teníamos en 2001, ninguno de nosotros pensaba que las cosas saldrían de esta manera. En un momento nos vinieron a desalojar y nos hicieron tambalear. Porque una cosa era lo que decidíamos en la asamblea, y otra era salir y que te apunten. En esos momentos pensás en tu familia, en las personas que querés, y dudás”, recordó Morales.

En 2005 Fasinpat editó una antología del poeta argentino Juan Gelman en cerámicos como primer título de una colección de libros-murales denominada “un metro cuadrado”. El volumen, titulado “Dar la voz”, consistió en una selección de poemas realizada por Gelman y se vendió en cajas de 26 cerámicos-poema.

“Hoy estamos felices por la expropiación y a la vez angustiados con la noticia de Gelman, porque para nosotros es un grande y nos permitió llegar con nuestros cerámicos a escuelas de todo el país”, dijo el secretario general de la cooperativa que ya tiene todas las letras y títulos ganados.

© Escrito por Matías Máximo el Martes 14/01/2014 y publicado por Infojus Noticias http://www.infojusnoticias.gov.ar

 

miércoles, 22 de enero de 2014

Bután y la Agricultura Ecológica... De Alguna Manera...


Bután, el primer país del mundo en permitir sólo la agricultura ecológica…


Bután, un país con unos 750.000 habitantes, se convertirá antes del 2020 en el primero del mundo en el que todos sus alimentos se cultivarán con prácticas de agricultura ecológica. En esa fecha estará prohibida la venta de pesticidas y herbicidas químicos.

Los agricultores butaneses utilizarán para sus cultivos únicamente abonos orgánicos naturales, obtenidos de su ganadería, y ningún producto químico artificial.

Actualmente gran parte de su agricultura es orgánica, al no utilizar apenas pesticidas y herbicidas artificiales por su alto precio.

Bután tiene la intención de exportar sus alimentos naturales a los grandes mercados chino e indio, sus vecinos geográficos.

El ministro de agricultura Pema Gyamtsho, que es también un agricultor como otros ministros en este país, ha anunciado este plan en la Cumbre de Desarrollo Sostenible, celebrada en Nueva Delhi (India) a principios de este mes.

El ministro recalcó los efectos nocivos del uso de fertilizantes químicos en la calidad de frutas y verduras por su menor valor nutricional y la contaminación de las aguas subterráneas.

Los butaneses tradicionalmente practican labores agrícolas, que sin el uso de productos artificiales, mantienen producciones de alimentos suficientemente altas y mantienen la calidad agrícola de los suelos.

La intención del gobierno para mantener la producción de alimentos sin químicos es aumentar las tierras de regadío y usar variedades locales que son resistentes a las plagas.

Los agricultores de Bután se enfrentan en los últimos años a serios problemas como la sequía o la escasez de mano de obra que emigra a las ciudades.

¿Crees que algo así sería posible en algún otro país del mundo?

© Publicado el Sábado 13/04/2013 por Pressenza, Agencia Internacional de noticias dedicada a noticias sobre paz y no-violencia con oficinas en Milán, Roma, Londres, París, Nueva York, Madrid, Buenos Aires, Sao Paulo, Santiago y Hong Kong. http://www.pressenza.com

Diálogo de lechería... De Alguna Manera...


Diálogo de lechería...


Días pasados, tabique por medio, en un lechería con pretensiones de "reservado para familias", escuché un diálogo que se me quedó pegado en el oído, por lo pelafustanesco que resultaba. Indudablemente, el indi­viduo era un divertido, porque las cosas que decía movían a risa. He aquí lo que más o menos retuve:

El Tipo. -Decime, yo no te juré amor eterno. ¿Vos podés afirmar bajo testimonio de escribano público que te juré amor eterno? ¿Me ju­raste vos amor eterno? No. ¿Y entonces...?

Ella. -Ni falta hacía que te jurara, porque bien sabés que te quie­ro...

El Tipo. -Un... Eso es harina de otro costal. Ahora hablemos del amor eterno. Si yo no te juré amor eterno, ¿por qué me hacés cuestión y me querellás?...

Ella. -¡Monstruo! Te sacaría los ojos...

El Tipo. -Y ahora me amenazás en mi seguridad personal. ¿Te das cuenta? ¿Querés privarme de mi libertad de albedrío?

Ella. -¡Qué disparates estás diciendo!...

El Tipo. -Es claro. Vos no me querés dejar tranquilo. Pretendés que como un manso cabrito me pase la vida adorándote...

Ella. -¿Manso cabrito vos?... Buena pieza..., desvergonzado hasta decir basta...

El Tipo. -No satisfecha con amenazarme en mi seguridad personal, me injuriás de palabra.

Ella. -Si no me juraste amor eterno, en cambio me dijiste que me querías...

El Tipo. -Eso es harina de otro costal. Una cosa es querer... y otra cosa, querer siempre. Cuando yo te dije que te quería, te quería. Aho­ra...

Ella. (amenazadora) -Ahora, ¿qué?

El Tipo. (tranquilamente) -Ahora no te quiero como antes.

Ella. -¿Y cómo me querés, entonces?

El Tipo. (con mucha dulzura) -Te quiero... Ver lejos...

Ella. -Un descarado como vos no he conocido nunca.

El Tipo. -Por eso siempre te recomendé que viajaras. Viajando se instruye uno. Pero no vayas a viajar en ómnibus, ni en tranvía. Tomá un vapor grande, grandote, y andate... andate lejos.

Ella. (furiosa) -¿Y por qué me besabas, entonces?

El Tipo. -Ejem... Eso es harina de otro costal...

Ella. -Parecés panadero.

El Tipo. -Yo te besaba, porque si no te besaba vos ibas a decir con tus amigas: "Ven qué hombre más zonzo; ni me besa"...

Ella. (resoplando) -¡Yo no sé como no te mato! ¿Así que vos me besabas por gusto de besarme?

El Tipo. -No exageremos. Algo también me gustaba... Pero no tanto como vos creés...

Ella. -Se puede saber, decime, ¿dónde te has criado? Porque vos no tenés vergüenza. No la has tenido nunca. Ignorás lo que es la vergüen­za.

El Tipo. -Sin embargo, yo soy muy tímido... Ya ves cuánto cavilo antes de mandarte al diablo... No, al diablo, no, querida; no te disgus­tés... es una forma de decir.

Ella. (agarrándose al tema) -De modo que vos me besabas a mí...

El Tipo. -¡Dios mío! Si uno tuviera que dar cuenta de los besos que ha dado, tendría que estar en presidio quinientos años. Vos parecés nor­teamericana.

Ella. -¡Norteamericana! ¿Por qué?

El Tipo. -Porque allá le pegás un beso a un palo de escoba y izas! la única indemnización tolerada es el casamiento... de modo que a los besos no les des importancia. Ahora, si yo hubiera echado a perder tu inocencia, sería otra cosa...

Ella. -Yo no soy inocente. Inocentes son los locos y los bobos...

El Tipo. -Convengamos que decís una verdad grande como una ca­sa. Y luego me reprochás de ser injusto. Te doy la razón, querida. Sí, te la doy ampliamente. ¿Qué pecado me reprochás, entonces? ¿El que te haya dado unos besos?

Ella. -¿Unos besos? Si fueron como cuarenta.

El Tipo. -No... Estás mal, o tengo que suponer que vos no enten­dés de matemáticas. Pongamos que son diez besos... Y estaremos en la cuenta. Y tampoco llegan a diez. Además no valen porque son ósculos paternales... Y ahora, después de enojarte que te haya besado, te enojás porque no quiero seguir besándote. ¿Quién las entiende a ustedes las mu­jeres?

Ella. -Me enojo porque me querés abandonar infamemente.

El Tipo. -Yo no te di más que unos besos para que vos no les dije­ras a tus amigas que yo era un tipo zonzo. No tengo otro pecado sobre mi conciencia. ¿Qué me recriminás? ¿Se puede saber? A mí no me gusta hacer comedias. Vos te aburrís en tu casa, te encontrás conmigo y te me pegoteás como si yo fuera tu padre. Y yo no quiero ser tu padre. Yo no quiero tener responsabilidades. Soy un hombre virtuoso, tímido y tranquilo. Me gusta abrir la boca como un papanatas frente a un pillo que vende grasa de serpiente o cacerolas inoxidables. Vos, en cambio, te empeñás en que te jure amor eterno. Y yo no quiero jurarte amor eterno ni transitorio. Quiero andar atorranteando tranquilamente solo, sin una tía a la cola que me cuenta historias pueriles y manidas... y que porque me des un beso de morondanga me hacés pleitos que si me hubieras pres­tado a interés compuesto los tesoros de Rotschild.

Ella. -Pero vos sos imposible...

El Tipo. -Soy un auténtico hombre honrado.

© Escrito por Roberto Arlt y publicado por De Alguna Manera el  miércoles 22/01/2014 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


martes, 21 de enero de 2014

Juicio o Pacto… De Alguna Manera...


Juicio o Pacto…

Como en el ‘83. Juzgar los delitos de Estado requiere decisión. Foto: Cedoc

Poco antes de las elecciones de 1983, la dictadura promulgó una ley de autoamnistía, hipócritamente titulada de “pacificación nacional”. Establecía la imposibilidad de enjuiciar a los responsables de los delitos que hoy llamamos terrorismo de Estado. El candidato justicialista Italo Luder y su partido aceptaron esa ley y la dieron por buena.

Por el contrario, Raúl Alfonsín la rechazó y avisó que la derogaría. Cumplió con la palabra dada en campaña, que le valió el aplauso y, seguramente, una parte de su victoria. La democracia se inaugura cuando la rúbrica de Alfonsín, al promulgar la ley derogatoria, prevalece sobre el cálculo cobarde de la dirigencia justicialista.

En diciembre de 1983, el escenario era incierto: los jefes militares conservaban gran parte de su poder y muchos políticos pensaron que era prudente no irritarlos con juicios que afectarían (si se cumplía lo prometido por Alfonsín) a las tres Juntas que habían gobernado la Argentina. Sin embargo, sobre una lógica guiada por el cálculo y el miedo a las consecuencias, prevaleció una lógica de los principios. Las Juntas fueron condenadas, y tanto el alegato del fiscal Strassera como la sentencia de la Cámara Federal son textos fundadores de la transición democrática. Más aun, son textos que diferencian el caso argentino del uruguayo y del chileno. Por fin una originalidad argentina que tuvo signo positivo. Luego Alfonsín debió retroceder, pero el efecto “juicio a las Juntas” fue imborrable. 

Ni siquiera el indulto de Menem pudo cancelarlo. Aunque Kirchner pretendió ser un fundador, cualquiera que conozca la historia sabe que esa pretensión fue tardía, aunque los actos que realizó hayan sido necesarios.

Nada iguala el terrorismo de Estado. Quede dicho. Pero es posible pensar que la corrupción ha tenido consecuencias poco calculables (además de las que pueden cuantificarse y son cotidianamente enumeradas en el listado de penurias, accidentes y muertes de estos años). La corrupción deshace la confianza indispensable en los gobernantes. Sin ella, la democracia se reduce a un acto electoral de consecuencias burocráticas. La corrupción ataca las bases mismas de confiabilidad que la política necesita para la acción práctica. Pero también produce un efecto especular: allí donde se percibe a los políticos como corruptos y a la Justicia como lenta, impotente o de espaldas al crimen, allí donde para los gobernantes y sus amigos todo vale, ese todo vale comienza a regir para la sociedad. Si gobiernan corruptos, no hay motivo para cumplir con la ley, excepto la amenaza y la coerción. La transgresión se acepta en la vida cotidiana porque hombres y mujeres no se sienten atados por un pacto que violan los de arriba. Cuando se instala la corrupción, la herida moral nos atraviesa a todos.

Los políticos definen hoy el futuro. A partir de 2015, todos juran que gobernarán con transparencia, no robarán, no se apropiarán de los bienes públicos, no traficarán con influencias, no venderán servicios a capitalistas en quiebra ni les ofrecerán los mejores negocios a los amigos a cambio de un porcentaje. Todo el mundo está dispuesto a decir que no será Boudou. Así es fácil.

Hay una resolución difícil, aunque no más difícil ni más peligrosa que la tomada por Alfonsín cuando derogó la ley de autoamnistía. Y es sencilla de formular: no se garantizará impunidad a los funcionarios del gobierno saliente. Por supuesto, no espero este anuncio de Scioli ni de Capitanich. No creo que sea posible que salga de las filas del propio aparato político que ha gobernado en esta década. Pero los políticos de la llamada oposición, a quienes siempre se les reclama grandes gestos de acuerdo, podrían sentarse alrededor de una mesa para asegurar que aquellos que han cometido delitos en uso de prerrogativas que tienen que ver con sus funciones públicas serán juzgados. Soy escéptica respecto de este acuerdo.

Sin embargo, los políticos que se animen a suscribirlo podrían tomar en cuenta que interpelarán a un sector vasto de los ciudadanos, incluidos aquellos que, durante lapsos de estos diez años, prefirieron no pensar en la corrupción hasta que alguna de sus consecuencias pesó más que el cálculo económico individual.

Quien salga a decir que brindará su apoyo para que la Justicia tome a cargo las acusaciones que se han presentado en estos años y continúe con los procesos que estén abiertos dará el signo no de que todos seremos impolutos en el futuro, sino de que todos somos responsables de nuestros actos pasados. Y, en primer lugar, los gobernantes, porque sus actos definen campos más vastos que los delitos privados, son más deletéreos y dejan huellas más profundas.

El futuro no puede construirse sobre la amnesia. Pocos argentinos están dispuestos a afirmar que hay que olvidar a los terroristas de Estado o que los juicios no fueron necesarios. El caso Milani revivió, incluso en quienes más inclinados estaban al olvido, sucesos que se mantienen abiertos.

Por eso, aun quienes tengan una visión pacificada del futuro, donde todo será luz porque se comprometerían a gobernar obedeciendo principios éticos, caen bajo una ilusión si no afirman, con la misma fuerza, que aquellos que delinquieron deben ser juzgados. Esos juicios son las bases de la conducta futura. No se trata de quedar hundidos en el pasado, sino precisamente de lo contrario: afirmar que el presente y el futuro tienen condiciones. Y que los actos tienen consecuencias legales. Juicio a los corruptos o pacto de amnistía: no hay muchas otras posibilidades.

El caso de los votos en el Senado supuestamente comprados por alguien del gobierno de De la Rúa se cerró de manera miserable. Pocos políticos hablaron sobre los considerandos de la sentencia. Fue una oportunidad perdida para asegurar, en el presente, que el futuro no repetirá el pasado.

© Escrito por Beatriz Sarlo el Domingo 19/01/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.