martes, 12 de noviembre de 2013

Centenario de Albert Camus... De Alguna Manera...


De la naturaleza humana a la libertad...

Esencial. Camus perteneció a la última generación de escritores franceses de corte internacional. Foto: Cedoc

El jueves 7 , Albert Camus hubiese cumplido cien años. Entre el próximo jueves 14 y el miércoles 20, Buenos Aires será escenario de una serie de actividades en torno al Premio Nobel de 1957. Los aportes del autor francoargelino al pensamiento occidental de posguerra, su enfrentamiento con Sartre y lo esencial de “El extranjero”, su primera novela, que acaba de ser reeditada en un formato de lujo con dibujos de Muñoz.

Buscó alejarse del nihilismo, intentó aclarar que su pensamiento tampoco era existencialista, se malinterpretó su vínculo con el absurdo y reivindicó la naturaleza humana que Sartre negaba, algo que le valió un distanciamiento que devino en mito, un mito de enemistad. Albert Camus fue una figura clave del pensamiento europeo en un escenario tan complejo como devastado, de ciudades destruidas y familias diezmadas por la guerra, donde la figura del hombre y sus ideas necesitaban reconfigurarse para no morir bajo el manto perverso de los principios totalitarios.

Este es el año camusiano. El escritor francoargelino hubiese cumplido su centenario de vida y por tal motivo Buenos Aires le rendirá homenaje a través de diversas actividades promovidas por la Sociedad Latinoamericana de Estudios Camusianos, la Alianza Francesa y el Gobierno de la Ciudad, que tendrán lugar durante noviembre. Además, Planeta acaba de sacar al mercado una edición de lujo de El extranjero, la primera novela publicada por Camus y tal vez la obra más significativa entre sus escritos, que le valió el reconocimiento y la expansión de su nombre, aunque no fueron menos los cuestionamientos que debió soportar en la época (salió a la luz en 1942). La reciente edición, realmente para amantes del autor, con notables ilustraciones de José Muñoz y de tapa dura, ronda los 400 pesos en las librerías locales.

“El extranjero resulta emblemática en relación con la distinción requerida por Camus entre lo verdadero y lo falso. Camus dice: ‘En una época de mala fe, el que quiere distinguir lo verdadero de lo falso está condenado a una suerte de exilio’. La novela está articulada en dos partes que ilustran esta antinomia. Esto es lo que le pasa al protagonista: extraño, extranjero, exiliado…”, dice Inés de Cassagne, directora de la Sociedad de Estudios Camusianos en Latinoamérica y, como tal, una de las que estarán a cargo de las actividades, que entre el 14 y el 20 de noviembre se concentrarán en la sede central de la Alianza Francesa.

Josefina Delgado integra un plantel que brindará el seminario “Camus y la libertad”. La especialista en el autor de El hombre rebelde asegura que “El extranjero y La peste son las novelas que mejor expresan la metáfora de un mundo en franco derrumbe, con la pérdida de los sentimientos humanos elementales y el terror a la muerte y al vacío de la soledad”.

¿Cuán cierta o falaz resulta esa parte de la historia que nos contaron sobre un supuesto altercado entre Camus y Jean Paul Sartre? ¿Llegaron a cruzarse realmente sus palabras y diferencias sobre las ideas de libertad, del ser y la esencia humana? “Recientes investigaciones sirven para conjeturar que las cartas de Camus a Sartre fueron apócrifas”, asegura Delgado. “Sí puede decirse que las posturas de Sartre y de Camus frente al stalinismo fueron la estratégica postura de un defensor del comunismo (Sartre) y la rebeldía de quien rechazó cualquier forma de sectarismo, fuera político o religioso (Camus)”. Al respecto, Inés de Cassagne sostiene que Camus “empezó a ser malinterpretado, pues se lo asimiló a la temática del absurdo y existencialismo sartreanos. Este malentendido se disipó al publicar en 1951 El hombre rebelde. Allí Camus explica que en la rebeldía hay una reivindicación: el hombre que reacciona al punto de dar la vida lo hace en nombre de algo valioso, que posee y comparte con los demás: ‘La esencia o naturaleza humana’, dice, y subraya: ‘En contra de lo afirmado por ideologías o pensamientos que la niegan’. Fue entonces cuando Sartre le dio la espalda. Para Sartre, el hombre es pura libertad y cada uno se inventa a sí mismo; dice textualmente: ‘No hay una naturaleza humana’. Por el contrario, Camus defiende la libertad como un rasgo constitutivo de la ‘esencia humana’, y este compartir con los demás la misma naturaleza lo hace capaz de diálogo”.

Recibió el Premio Nobel de Literatura en 1957, tres años antes de que una dudosa muerte (se sospechan las causas del accidente que tuvo) se lo llevara. El galardón fue otorgado al conjunto de reflexiones que su obra planteó a la humanidad de esos tiempos y que, desde luego, no han perdido vigencia alguna. En 1982, los franceses fundaron la Société des Etudes Camusienes, con sede en París, de la cual se desprendió treinta años después la que funciona aquí.

El primer hombre es la novela que el escritor llevaba en el auto cuando murió, sobre la que estaba trabajando, y que recién se publicó en 1996. “La tarea más importante de la Société... fue este trabajo de años, así como de los demás escritos del autor: carnets, artículos periodísticos, etc. Finalmente quedaron listas las Obras completas, en 2009. El primer hombre, además de ser una indagación biográfica, implica una indagación de sus orígenes, enfoca por ello el problema argelino, acuciante en ese momento en que había una guerra civil”, dice De Cassagne. “Camus era partidario de una integración, no de una separación. Arriesgó su vida yendo a Argel, pidiendo una tregua civil”.

© Escrito por Leandro Ceruti el sábado 10/11/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

12/11/2013, el asesinato del "Chacho” Peñaloza… De Alguna Manera...


El asesinato del "Chacho” Peñaloza…

El 12 de noviembre de 1863 moría asesinado el caudillo riojano general Ángel “Chacho” Peñaloza

El 12 de noviembre de 1863 moría asesinado el caudillo riojano general Ángel “Chacho” Peñaloza luchando contra el centralismo del entonces presidente Bartolomé Mitre.

La políticas centralistas de Mitre, con el fin de subordinar a las provincias a los intereses porteños, resolvió siempre sus diferencias con los referentes populares a punta de fusil, tanto fronteras adentro como en la infame "Guera del Paraguay" donde encabezó un genocidio contra el pueblo guaraní funcional a los intereses del Imperio Británico. En ese marco, Peñaloza fue derrotado por el ejército nacional en junio de 1863, así tuvo que refugiarse en Los Llanos, provincia de La Rioja.


"Chacho" Peñaloza intenta invadir San Juan, gobernada por Sarmiento, dónde el coronel Irrazábal lo derrotó. Pese a su rendición, el coronel mandó a sus soldados a acribillarlo a balazos. Su cabeza fue cortada y clavada en la punta de un poste en la plaza de Olta.

En el contexto de un Estado "liberal y mercantil" que Mitre se encargó de llevar a cabo, y con políticas económicas que brindaban facilidades para las inversiones de capital extranjero sacrificando el progreso de la industria nacional, dónde el comercio importador, los exportadores, y los poderosos intereses imperialistas impedían cualquier protección de la industria naciente, “El Chacho” defendió al federalismo y se transformó en una figura emblemática de la cultura histórica nacional.

Mitre, también fundador del diario La Nación, en carta confidencial a su vicepresidente, caudillo riojano general Ángel “Chacho” Peñaloza le confesaba: " Mejor que entenderse con el animal de Peñaloza es voltearlo, aunque cueste un poco más. Aprovechemos la oportunidad de los caudillos que quieren suicidarse para ayudarlos a bien morir... Al Chacho es preciso que se lo lleve el diablo barranca abajo...”

Sarmiento, no se quedará atrás y en una de sus cartas hace relucir sus ideales de eliminar al gaucho: "No trate de economizar sangre de gauchos. Este es un abono que es preciso hacer útil al país. La sangre es lo único que tienen de seres humanos", así, después de la batalla de Pavón, se dirigía a Mitre.

Esta fue, sin dudas, la filosofía criminal con la que se movieron impunemente durante más de diez años los herederos de Rivadavia, la elite oligárquica porteña vencedora de Caseros y Pavón.

A dos días del día de la tradición, fecha donde se conmemora el nacimiento de José Hernández, aprovechamos para poner un homenaje que le realizó a Peñaloza.

"Los salvajes unitarios están de fiesta. Celebran la muerte de uno de los caudillos más prestigiosos, más generosos, y valientes que ha tenido la República. El partido federal tiene un nuevo mártir. El general Peñaloza ha sido degollado. El hombre ennoblecido por su inagotable patriotismo, el Viriato argentino ante cuyo prestigio se estrellaban las huestes conquistadoras, acaba de ser cosido a puñaladas en su propio lecho, degollado y su cabeza ha sido conducida como prueba del buen desempeño del asesino, al bárbaro Sarmiento".

© Publicado el martes 12/11/2013 por http://www.argentina.ar



"No trate de economizar sangre de gauchos, la sangre es lo único que tienen de seres humanos". Domingo Faustino Sarmiento, carta a Mitre

 



Alquimia… De Alguna Manera...


Alquimia…


La Argentina no participa de ejercicios militares con –entre otras– las fuerzas aéreas de Estados Unidos, Canadá, Brasil, Venezuela y Uruguay por temor a que le embarguen sus aviones, como sucedió con la fragata Libertad en Ghana. Entretanto, Guillermo Moreno es sólo una anécdota para Fernando Navarro, tenaz espadachín mediático del Gobierno. Según Navarro, el kilo de pan que se vende a 24 pesos debe ser entregado a 10 pesos. Dice que la diferencia deriva de la avidez de los formadores de precios para meter la mano en los bolsillos del pueblo.

El mismo gobierno que confirma la obsolescencia casi total de una Fuerza Aérea que fue orgullo del país y combatió dignamente en 1982 durante la Guerra de Malvinas ahora encontró polvorientas listas negras confeccionadas hace casi cuarenta años. Durante los diez años y medio de gobierno, el kirchnerismo nunca se abocó a tamaña hazaña arqueológica. Las gestiones de José Pampuro, Nilda Garré y Arturo Puricelli precedieron a la actual de Agustín Rossi.

El vínculo enfermizo con un pasado remoto es la clave del proceder oficial. Hace ya dos meses que un pequeño grupo, que nunca supera las cuatro/seis personas, mantiene enrejado a la fuerza el local de la Casa de Córdoba en Buenos Aires, en Callao y Corrientes, con un “acampe” patético, debidamente custodiado y preservado por la Policía Federal con varios patrulleros, por lo cual tres carriles de la supercongestionada avenida están cerrados al tránsito. Los acampantes dicen ser “asambleas del pueblo” y piden por la libertad de condenados por la Justicia cordobesa por haber incendiado los tribunales de Corral de Bustos. No es el único “acampe” protegido por fuerzas federales de seguridad. Hay otros en Plaza de Mayo y en la Plaza del Congreso. El ciudadano anónimo resopla ante una realidad laberíntica, pero la asume con resignada naturalidad: es lo que hay. Nadie sabe bien por qué y, sobre todo, para qué, pero, tras una década de “recuperación” del Estado, el espacio público está más privatizado que nunca en la Argentina. Lo mismo sucede con el caos cotidiano de la avenida Dellepiane o de la autopista Illia, sistemáticamente bloqueadas por los cortes de habitantes de villas que exigen planes y otras facilidades.

No es la Argentina un país que se sorprenda de la reiteración de los disparates cotidianos, como los paros sorpresivos en las líneas de subte de Buenos Aires, que así como estallan se evaporan y “arreglan”. Todo continúa normalmente, sin sanciones. También se convalida el escándalo legal y moral de los extorsionadores callejeros tiernamente llamados “trapitos”, actividad infractora grave y en la que es imposible no ver la tolerancia o el visto bueno del Gobierno, abrazado a la ideología de no “judicializar” la pobreza, como si esos “trapitos” no estuviesen encuadrados y explotados por organizaciones con cobertura judicial y/o policial. Días atrás, dos “trapitos” se cruzaron a cuchillazos junto al Zoológico, y uno asesinó a su rival, esfumándose sin dejar rastro.

Gran parte de la vida cotidiana del país permanece detenida en el tiempo y no se entiende bien por qué, como tampoco se puede comprender la sucesión encadenada de bochornosas fugas carcelarias, cada vez más comunes y reiteradas, años después de que el delirio setentista de La Cámpora pusiera en pie de guerra santa a sus “vatayones” (sic) militantes.

Suprimida la racionalidad más obvia, la agenda cotidiana argentina se despliega como eterno zigzagueo de vacíos de sentido y mentiras flagrantes que cortan la respiración. ¿Puede convencer a alguien el argumento oficial de que los viejísimos aviones de guerra argentinos serían embargados por Brasil? ¿Se puede alegar impávidamente que no hay aumentos de precios y que por ende la inflación “no es un problema”? ¿Es capaz el grupo gobernante de hacer creer que su visceral “garantismo” carcelario ha rendido buenos resultados? En suma, la sociedad, o al menos el Gobierno, se muestran enemistados con el principio de la verdad inexorable. Intoxicado tras haberse empachado de relatos, el país deglute uno detrás del otro los atropellos más descarados a la verdad fehaciente. Si ha sido la década de las estadísticas crudamente pulverizadas, ¿puede acaso haber otro sinónimo más obvio y escandaloso de negación de la realidad?

Lo sucedido con el fallo de la Corte por la Ley de Medios resume mejor que nada la espesa sopa de semiverdades, semimentiras y argucias retóricas que cruzan el galimatías argentino. Si el Gobierno libró tamaña batalla al solo efecto de herir de muerte a un poderoso grupo privado, las oposiciones al oficialismo han estado balbuceando desde hace años ante el caso. El discurso oficial fue curiosamente eficaz con quienes deberían haber visto desde el primer día la naturaleza esencialmente autoritaria de un mecanismo de control. Prevaleció, en cambio, la ilusión óptica y se devoraron en gran medida durante la jerigonza de “democratizar la palabra”. Es monumental la penetración del relato del grupo gobernante, como ya se verificó con la patraña de la “comisión de la verdad” con Irán, cuyos resultados están a la vista.

El grupo gobernante maneja con maestría la alquimia política, ideológica y mediática. La leyenda medieval del plomo convertido en oro y el veneno en pócima mágica tiene ahora mismo sabor nacional y popular. La palabra es poderosa, la realidad es lo de menos.

© Escrito por Pepe Eliaschev el sábado 10/11/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Alquimia:

En la historia de la ciencia, la alquimia (del árabe الخيمياء [al-khīmiyā]) es una antigua práctica protocientífica y una disciplina filosófica que combina elementos de la química, la metalurgia, la física, la medicina, la astrología, la semiótica, el misticismo, el espiritualismo y el arte. La alquimia fue practicada en Mesopotamia, el Antiguo Egipto, Persia, la India y China, en la Antigua Grecia y el Imperio romano, en el Imperio islámico y después en Europa hasta el siglo XIX, en una compleja red de escuelas y sistemas filosóficos que abarca al menos 2.500 años.

La alquimia occidental ha estado siempre estrechamente relacionada con el hermetismo, un sistema filosófico y espiritual que tiene sus raíces en Hermes Trimegisto, una deidad sincrética grecoegipcia y legendario alquimista. Estas dos disciplinas influyeron en el nacimiento del rosacrucismo, un importante movimiento esotérico del siglo XVII. En el transcurso de los comienzos de la época moderna, la alquimia dominante evolucionó en la actual química.

Actualmente es de interés para los historiadores de la ciencia y la filosofía, así como por sus aspectos místicos, esotéricos y artísticos. La alquimia fue una de las principales precursoras de las ciencias modernas, y muchas de las sustancias, herramientas y procesos de la antigua alquimia han servido como pilares fundamentales de las modernas industrias químicas y metalúrgicas.

Aunque la alquimia adopta muchas formas, en la cultura popular es citada con mayor frecuencia en historias, películas, espectáculos y juegos como el proceso usado para transformar plomo (u otros elementos) en oro. Otra forma que adopta la alquimia es la de la búsqueda de la piedra filosofal, con la que se era capaz de lograr la habilidad para transmutar oro o la vida eterna.

En el plano espiritual de la alquimia, los alquimistas debían transmutar su propia alma antes de transmutar los metales. Esto quiere decir que debían purificarse, prepararse mediante la oración y el ayuno.