Mostrando las entradas con la etiqueta Axel Kicillof. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Axel Kicillof. Mostrar todas las entradas

viernes, 15 de septiembre de 2023

Llegar al ballottage como sea… @dealgunamaneraok...

Llegar al ballottage como sea…

La parte del león. Dibujo: Pablo Temes

El oficialismo improvisa medidas, JxC busca despejar la sombra de Macri y Milei sigue sembrando dudas.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 09/09/2023 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

El fallo adverso a la Argentina por la expropiación de YPF de la jueza de Nueva York Loretta Preska no representa ninguna sorpresa. Es la consecuencia lógica de un verdadero disparate. Ese es el calificativo que mejor describe aquella precipitada y temeraria decisión, tomada por Cristina Fernández de Kirchner y Axel Kicillof en abril del 2012 y acompañada en el Congreso por gran parte del peronismo. 

El caso YPF representa, además, un claro ejemplo –uno más– de la mentira y contradicción del kirchnerismo. En la década de los 90, el matrimonio Kirchner fue un propulsor entusiasta de la privatización de la empresa de la cual se benefició ampliamente. Las regalías que recibió el entonces gobernador de Santa Cruz fueron un oxígeno muy importante para su gestión y fuente de controversias y sospechas nunca aclaradas sobre el destino que se les dio. Tal fue la importancia de esos fondos que fueron la moneda de canje que llevó a Néstor Kirchner y a su esposa a apoyar fervorosamente esa privatización que no estuvo exenta de escándalos. Para completar este breve ejercicio de memoria, recuérdese que el miembro informante del proyecto fue el diputado por Neuquén, Oscar Parrilli, y que la vicepresidenta, que en aquel momento era diputada, presionó a los legisladores provinciales de Santa Cruz para que aprobaran a nivel local la privatización propuesta por el expresidente Carlos Menem. Queda claro, entonces, que la falsa épica kirchnerista y la defensa de las empresas del Estado son un compendio de mentiras y vanidades que forman parte del relato fundacional que quisieron hacernos creer. Sólo falta recordar la soberbia de Axel Kicillof en sus largas peroratas vacías de contenido en tiempos de la expropiación. Las consecuencias están a la vista.

Massa, en plan “vamos viendo”

Para Sergio Massa, este fallo ha sido un golpe fuerte. “Un verdadero mazazo”, como lo definió alguien del kirchnerismo que no profesa mucho cariño por el ministro-candidato. Los números de la economía son una catástrofe. El índice de inflación de agosto pinta mal. Por eso, con una cara de circunstancia poco creíble, Massa salió a hablar en la TV Pública después del partido que la Argentina le ganó a Ecuador por 1 a 0. Creyó que colgándose de la Selección obtendría algún rédito. Todo lo del oficialismo es burdo e impostado. Por supuesto que le salió mal. Para la mayoría de los que lo vieron, lo del ministro fue malo. Hasta se pareció a CFK cuando habló de funcionarios que no estuvieron a la altura. ¿Se incluyó él? ¿Lo incluyó al Presidente?

En el oficialismo todo es improvisación. Una muestra de ello es el anuncio que hizo el exintendente de Tigre sobre la eliminación del impuesto a las ganancias de los asalariados, un reclamo a todas luces justo. Massa dijo que, de ser electo presidente, lo eliminará. Ante esta aseveración, tuvo que salir el titular de la AFIP, Carlos Castagneto, a corregirlo, recordándole que la modificación del pago del tributo debe ser aprobada por el Congreso: “Hay que modificar una ley y hoy no tenemos el quórum para que esa ley salga”. Sin comentarios.

Los esfuerzos crecientes del oficialismo por rivalizar con Javier Milei no cesan. Hay que conseguir un lugar en el ballottage como sea. De ahí que la batería de promesas electorales incluyan propuestas que, de ser viables, bien podrían comenzar a implementarse en tiempo presente. Nada de eso. Todo está condicionado al resultado electoral. Hay que mantener el anzuelo a flote.

Para colmo de males no hay ideas nuevas para contener los precios y los desbordes de la economía. Massa sigue chocando con las viejas recetas que se utilizaban en tiempos de Guillermo Moreno. Los controles de precios y las amenazas a los empresarios con cucos que no existen para contener la inflación ya no surten ningún efecto. El secretario de Comercio Matías Tombolini, no tiene la impronta de su antecesor y los aprietes para contener las remarcaciones sólo funcionan con acatamiento dispar en la Capital Federal con las grandes cadenas de supermercados. En los comercios de cercanía del Conurbano Bonaerense la realidad es otra. La inflación castiga con fuerza a los más débiles. 

Hablando de debilidad, Patricia Bullrich no quiere quedar bajo el ala de Mauricio Macri. Considera que es un salvavidas de plomo tierra adentro del Gran Buenos Aires. Es por eso que durante la semana salió varias veces a pedir independizarse del líder del PRO. Lo que en verdad saca de las casillas a la exministra de Seguridad es el coqueteo del expresidente con Javier Milei. “Ahora sí estamos en la recta final, y no hay lugar para ambigüedades” –aseguran en el campamento bullrichista.

El porqué de los elogios a Milei

La apuesta por Carlos Melconian para ocupar el Ministerio de Economía, en un eventual gobierno suyo no fue gratuita. Apenas un mes atrás, el diputado nacional y economista Luciano Laspina, encabezaba reuniones de trabajo con empresarios de diferentes sectores como el futuro hombre de la cartera económica. En algunos de esos encuentros lo acompañaba Federico Pinedo como la pata política del binomio. Hay heridas que tardarán en sanar aunque Melconian se está encargando personalmente de contener a los desencantados, con ofrecimientos en distintos espacios de poder. El Banco Central de la República Argentina es uno de ellos.

Mientras tanto el libertario Javier Milei, sigue sembrando dudas. A los riesgos concretos en materia de gobernabilidad, se suman las observaciones de propios y ajenos sobre sus desequilibrios y falta de templanza a la hora de enfrentar adversarios, periodistas y a todo aquel que se atreva a pensar distinto.

La Argentina ya ha sufrido varias decepciones. La grieta es la consecuencia palpable de la división social provocada por líderes mesiánicos y caudillismos disfuncionales. El libertario debería aprender un poco más de la historia reciente para no cometer los mismos errores. La sociedad está quebrada y con una alta dosis de resignación. Ningún candidato puede darse el lujo de sumar otro fracaso.



   

domingo, 6 de agosto de 2023

Rumbo a las Paso. Gestos que no dicen nada… @dealgunamaneraok...

 Rumbo a las Paso. Gestos que no dicen nada…


En ropa de combate. Patricia Bullrich. Dibujo: Pablo Temes.

Llega a su fin una campaña devaluada, en la que ya nada sorprende. Unos ignoran la realidad, otros privilegian la pelea fratricida.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 05/06/2023 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

“No puedo pagar la luz”. El testimonio de un habitante del Conurbano Bonaerense que muestra ante las cámaras de televisión la factura que lo ha dejado estremecido se reproduce por miles. También entre los comerciantes de distintos puntos de la Ciudad de Buenos Aires. 

Algunos de ellos piensan en cerrar. En contraposición a esta realidad indiscutible y dura las mismas pantallas traen la palabra de la inefable portavoz presidencial Gabriela Cerruti, negando que ello sea así. Una vez más, kirchnerismo puro. Aquí no pasa ni ha pasado nada.

En esa misma dimensión cabalga la campaña de Sergio Massa. El candidato habla como si el ministro de Economía y el Gobierno fueran de otro. Por eso, evita al máximo posible su contacto con periodistas que no le responden. Cuando eso ocurre, la insustancialidad de sus respuestas queda expuesta sin tapujos y su malhumor se hace indisimulable. Se enoja y, entonces, a quien le formula preguntas y repregunta con agudez y fundamentos, lo único que atina a decirle es que le está faltando respeto. Es lo que pasó en Córdoba el jueves pasado. Vale la pena recordarle al ministro-candidato que el enojo, es algo propio de los necios. 

Es cada vez más difícil hacer encajar la realidad en el relato. No hay peor ciego que el que no quiere ver.   

Mientras tanto, el deterioro de la situación económica no se detiene. La euforia del anuncio del nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional tuvo la duración y el efecto de un leve suspiro. No cambió nada. En el Gobierno viven día a día o, mejor dicho, hora a hora. Nada se puede planificar en este torbellino de impericia. Nada se puede prever. El dólar blue sigue imparable. Ya nadie tiene dudas de que seguirá en ascenso hasta las elecciones. El cepo a las importaciones y la falta de reservas del Banco Central dan testimonio en ese sentido. No hay “¡Ah, pero Macri!” que alcance a parar esta debacle. Lo único a lo que recurre el Gobierno es a estrangular aún más el cepo con el consecuente aumento de las dificultades para la importación de insumos que son esenciales para el aparato productivo. Aún así, el Presidente y el gobernador de la provincia de Buenos Aires se solazan hablando de cifras de un crecimiento económico que nadie ve. Otra vez, ¡kirchnerismo puro!  

Un condimento extra alimenta la incertidumbre política. La cantidad de encuestas que pululan entre los diferentes candidatos no sorprende por la polarización entre los competidores, sino por arrojar resultados muy dispares entre sí con diferencias que, en algunos casos, llegan a los 10 puntos. Otro dato que abona la falta de certezas: en las elecciones provinciales que ya se han celebrado con un cronograma diferente del nacional hubo hasta el momento, más de un millón de votos en blanco y un aumento exponencial del ausentismo. La gente no está yendo a votar.   

En el oficialismo temen que un resultado que lo deje relegado al tercer puesto o una derrota contundente, dispare una incontenible inestabilidad política, económica y social derivada de la falta de poder real hasta las elecciones generales. Sergio Massa ya ha tomado nota de esta posibilidad y se prepara para cubrir cualquier escenario. Puertas adentro se sigue quejando por el fogoneo a la candidatura de Juan Grabois, que distintos sectores estimulan a modo de fuego amigo. El tigrense está convencido de que Máximo Kirchner y su madre, la vicepresidenta en funciones, están a la cabeza de ese movimiento. La explicación es sencilla: el relato no puede claudicar y la figura del actual ministro de Economía no puede crecer lo suficiente como para acumular un poder tal que le permita borrar de un plumazo lo que queda de kirchnerismo duro. CFK es experta en los juegos de poder y sabe que Sergio Massa no es confiable para su futuro inmediato. En este contexto, todo puede suceder. Incluso lo impensado: parece una burla del destino, pero el principal candidato presidencial de Unión por la Patria aún no pudo hacer pie con un acto en La Matanza, bastión histórico del peronismo en general y del kirchnerismo en particular. Sucede allí algo muy particular.

Una campaña sin sorpresas


En el Movimiento Evita perciben cierta inclinación del ministro por el intendente Fernando Espinoza, quien deberá competir en la interna municipal con Patricia Cubría, esposa de Emilio Pérsico, líder del movimiento. Massa prefiere no correr riesgos y dejar que Axel Kicillof siga negociando para llegar a buen puerto. La otra razón por la cual el candidato oficialista no hace pie en lo más profundo del Conurbano es la propia realidad: con base en datos oficiales se estimó que la pobreza fue en el primer trimestre de este año de 38,7%. Prácticamente 4 puntos porcentuales más arriba con relación al mismo período de 2022 (34,3%). Peor aún, cerca de 100 mil chicos cayeron en la indigencia en un año. 

“En la Argentina no hay hambre”, había dicho sin inmutarse unos días atrás la vocera presidencial quien, además minimizó el impacto  de la pobreza en los niños. Más de lo mismo. Es cada vez más difícil hacer encajar la realidad en el relato. No hay peor ciego que el que no quiere ver. 

Dentro de No tan Juntos por el Cambio no existe la paz. La ex orgullosamente bonaerense María Eugenia Vidal lo sabe muy bien. Apenas se pronunció públicamente a favor de Horacio Rodríguez Larreta, una catarata de críticas de sus correligionarios le cayó encima. Uno de los más vehementes fue el diputado nacional 
Cristian Ritondo, quien aseguró que la exgobernadora le había dicho que se mantendría neutral. Ritondo fue ministro de Seguridad en el gobierno de Vidal, pero parece que la ferocidad de la interna está por sobre los vínculos y las lealtades. Es tiempo de pronunciamientos. Al menos eso creen en la coalición opositora. Jorge Macri le venía pidiendo un gesto inequívoco a HRL, y ahora Patricia Bullrich hace lo propio con Mauricio Macri. ¿Es acaso más importante forzar una declaración de un “compañero de equipo” que salir a buscar con propuestas y sentido común el apoyo de los votantes? 

Ya nada sorprende en una campaña devaluada y llena de gestos que no dicen nada.
 



   

domingo, 23 de julio de 2023

Vamos viendo. El ritmo lo marca el Fondo… @dealgunamaneraok...

 El ritmo lo marca el Fondo…


“Rebencazo cósmico... de qué planeta viniste” Kristalina Georgieva. Dibujo: Pablo Temes.

La suerte del Gobierno dependerá en gran parte de cómo marchen las negociaciones en Washington. En Juntos, todo es disputa.


© Escrito por Nelson Castro el sábado 23/07/2023 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

El Gobierno raspa el fondo de la olla en búsqueda de los dólares que no tiene. La dura negociación con el Fondo Monetario Internacional lo complica todos los días. Sergio Massa creyó que, a la manera de un encantador de serpientes, iba a poder convencer a los duros del board del directorio del organismo internacional de las maravillas de su plan “vamos viendo”. Creyó que con el despliegue de sonrisas para las varias fotos que ya se sacó con Kristalina Georgieva sería suficiente para destrabar cualquier negociación. Evidentemente, no hizo una buena lectura de la situación interna del FMI.  El Gobierno raspa el fondo de la olla en búsqueda de los dólares que no tiene. La dura negociación con el Fondo Monetario Internacional lo complica todos los días. Sergio Massa creyó que, a la manera de un encantador de serpientes, iba a poder convencer a los duros del board del directorio del organismo internacional de las maravillas de su plan “vamos viendo”. Creyó que con el despliegue de sonrisas para las varias fotos que ya se sacó con Kristalina Georgieva sería suficiente para destrabar cualquier negociación. Evidentemente, no hizo una buena lectura de la situación interna del FMI.

La directora gerenta no puede hacer nada por sí sola. Debe contar con el apoyo de los directores que pertenecen a los países claves. Ese apoyo, hasta hoy, no está. No significa que no pueda aparecer en la semana que comienza ante el vencimiento que tiene que afrontar el Gobierno. Lo que expresa este complejo momento es que la “magia” del ministro candidato está en declive. Es lo que refleja el aumento incesante del dólar blue, cuya consecuencia, como siempre, sufre la ciudadanía. Cuando el dólar paralelo sube, suben también los precios. Es inevitable.

Otro de los efectos de mayor impacto es el de la reducción de las importaciones. Subyace en muchos la equivocada idea de que la caída de las importaciones afecta a productos terminados o bienes suntuarios. Es la cantinela que quedó de las épocas de Guillermo Moreno como secretario de Comercio Interior y su fracaso absoluto. Se trata de un grueso error. En estos días se conoció el reclamo de las principales cámaras y entidades que proveen equipamiento, insumos, reactivos y elementos críticos para el diagnóstico. Denunciaron que “por las actuales restricciones normativas y cambiarias se les impide el normal abastecimiento del sistema sanitario”.


Un espectáculo decadente


De persistir esta situación se complicará aún más la realización de procedimientos médicos, intervenciones quirúrgicas de distintas especialidades, trasplantes, análisis de laboratorio y tratamientos odontológicos. Esto no solo afecta al sistema de salud privado, sino también al público. Uno de los empresarios del sector habló estos días con Sergio Massa para alertarlo sobre la situación. La respuesta que recibió lo dejó ensimismado: “No hay más dólares para nadie”, le dijo en tono cortante el ministro. La falta de previsión otra vez mostró su cara más dramática. Hace al menos seis meses, un empresario que pidió reserva de su nombre ya había levantado la voz para denunciar la falta de medicamentos para la epilepsia en menores de edad y la lentitud del trámite para su ingreso. En la misma línea y para tener una pintura exacta de lo que venía sucediendo, bancos, empresas de pagos y crédito carecían de los plásticos y chips para abastecer de tarjetas de débito y crédito a sus clientes. Esta es la realidad de un país que navega por aguas turbulentas. 

En materia de política electoral el oficialismo tampoco la pasa bien. A mediados de junio último, los intendentes habían recibido la indicación directa de potenciar a Wado de Pedro –el candidato que no fue–. Esa bajada de línea había llegado de parte de Máximo Kirchner y llegó a cada uno de los intendentes bonaerenses que responden a CFK. Al día de hoy la realidad es otra. Esos mismos jefes comunales deben tragarse el sapo de Massa, a quien infinidad de veces habían tildado de traidor. Tampoco se sienten cómodos cruzando de vereda para apoyar a Juan Grabois, rival interno del tigrense que los llevaría a una derrota segura. La tentación de ir con una boleta corta sobrevoló diferentes territorios pero 
Axel Kicillof está trabajando a destajo para que eso no sea posible justo en el distrito donde el oficialismo tiene chances reales de ganar. Es imperioso contener la tropa sea como sea. Sin embargo, el gobernador no tiene grandes ofertas para seducirlos. El contexto económico dominado por la crisis lo obligó a reunirse con los jefes comunales en la gobernación bonaerense y comunicarles que no tendrán la posibilidad de hacer inauguraciones con cortes de cinta y ampulosas recorridas en territorio.

Un Massa para cada gusto 

Más aún, les pidió un detalle de las obras en marcha en sus distritos para delimitar una hoja de ruta acotada que les permita mostrar gestión. “Esta será una campaña que traccione de abajo hacia arriba. Hay intendentes que en sus distritos miden mucho mejor que los candidatos nacionales. Con el respaldo del gobernador y la fuerza de los caciques territoriales estamos en condiciones de salir a dar pelea” –aseguró un peronista que conoce el armado interno de varios municipios–.  

Aun así, en algunas localidades persisten los problemas de cartel y los enfrentamientos clásicos entre peronistas y camporistas. Un claro ejemplo se vive en la localidad de Hurlingham, donde Juanchi Zabaleta intentará recuperar su tierra y deberá enfrentar en unas PASO dentro de Unión por la Patria a Damián Selci, fogoneado por Máximo Kirchner, que sigue haciendo de las suyas. 

Así y todo, hay entre los intendentes peronistas un sentimiento de reivindicación y revancha. Saben que Axel Kicillof los necesita y se frotan las manos cada vez que “el chiquito” les pide que trabajen en pos de la participación del electorado en las primarias. Reunir masa crítica será clave en esta elección.

Camino largo y tedioso


Es, en definitiva, un reconocimiento al poder territorial. Sin embargo, más allá de los armados internos, la suerte del Gobierno dependerá en gran medida del ritmo en el que se desarrollen las negociaciones con el Fondo. 

La oposición acarrea los mismos problemas de siempre. No logra salir de su pelea furibunda que genera vergüenza, cansancio y enojo entre los votantes. Nadie está dispuesto a ceder un ápice y todos creen alzarse con la razón. En el espacio comandado por 
Horacio Rodríguez Larreta se lamentan por el golpazo que significa la caída en la intención de voto en su propio distrito a manos de Patricia Bullrich. Los porteños parecen darle vuelta la cara a su jefe de Gobierno, y las encuestas –muchas de las cuales no se publican– le dan una ventaja a la exministra de Seguridad de más de 10 puntos en CABA.

Entre tanto, el alcalde porteño se regocija con una leve ventaja en el Conurbano y el reciente triunfo en la provincia de Santa Fe. En el búnker de los bullrichistas aseguran que arrasan en el interior bonaerense y en las provincias más tradicionales. Pero una preocupación los aqueja por estas horas: saben muy bien que el aparato fiscalizador de HRL de la mano de una parte importante del radicalismo es marcadamente superior y esta será una elección que deberá ganarse en todos los frentes. Lamentablemente las disputas de poder continúan por encima de los problemas de la gente.




   



domingo, 18 de junio de 2023

Rejuntes electorales… @dealgunamaneraok...

 Rejuntes electorales…


‘‘Cambio, cambio, juntos por el verde”. Dibujo: Pablo Temes

El armado de las listas tensará al máximo cada una de las coaliciones.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 17/06/2023 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.   

Hay que reconocerlo: pocos, han hecho tanto para destruir al kirchnerismo como Alberto Fernández. El fracaso de su gestión, que lo coloca al peronismo al borde de la peor elección de la historia, sus gustos y actitudes personales, su decisión de mantener las PASO y el acuerdo con el FMI, y un largo etcétera que incluye a los funcionarios que no funcionan, terminaron por dinamitar los pocos puentes sólidos que unieron al Presidente con la vicepresidenta. Hoy ya se sabe –porque lo contó la misma Cristina Fernández de Kirchner– que las desavenencias entre los dos comenzaron durante la campaña electoral de 2019.El cierre de las alianzas electorales acaecido en la noche del miércoles dejó a la vista de todos, el nivel de enojo supino del kirchnerismo con el Dr. Fernández, por lo expresado por la Dra. Fernández de Kirchner y su hijo Máximo. Hasta antes de este episodio, CFK le temía a una derrota en la elección de octubre. A partir del miércoles pasado, a ese temor se le agregó otro: el de perder el dominio absoluto del peronismo. Por eso, en la desesperación afloró un intento de ultimísimo momento: la alteración de los pisos porcentuales a partir de los cuales los opositores internos podrían colocar sus candidatos en las listas definitivas. Esta trampa la descubrieron los acólitos de Daniel Scioli en las primeras horas de la tarde del viernes y afecta a las listas en la provincia de Buenos Aires, el bastión clave a defender a capa y espada por CFK y sus secuaces.

Personalismo y descontrol

Es francamente paradojal lo que está sucediendo con el embajador argentino en Brasil. En 2015 fue él, quien se benefició de la determinación adoptada por CFK de nombrarlo a dedo como el candidato presidencial, dejando en el camino al entonces ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo al que, a cambio, le ofreció la candidatura a gobernador de la provincia de Buenos Aires. Hay que recordar que, en un gesto de dignidad poco común, Randazzo rechazó esa propuesta indecente. Hoy le toca a Scioli beber esa amarga medicina.

La posibilidad de que Axel Kicillof sea conminado a aceptar la candidatura presidencial está latente. El gobernador de la provincia de Buenos Aires ya avisó a sus laderos que hará lo que la jefa le pida.

Sin embargo, el daño colateral de una jugada de estas características podría ser demasiado alto: perder la provincia donde mejor mide que, a su vez, sería el refugio para la tropa propia.

Prioridades invertidas

Tiempo de sirenas. Faltan casi dos meses para la celebración de las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) y pasaron apenas cuatro días luego de la presentación definitiva de las alianzas que competirán en el proceso electoral. El cierre de listas y la presentación de todos los candidatos será el 24 de junio, según el calendario electoral. El problema no son las fechas. Las fricciones y los personalismos están a la orden del día, tanto en el oficialismo, tal cual lo hemos narrado, como en la oposición.

La interna en el PRO continúa al rojo vivo a pesar del acercamiento forzoso y las conversaciones que mantuvieron la exministra Patricia Bullrich y el alcalde porteño, Horacio Rodríguez Larreta. Ambos pujan por convertirse en la opción definitiva y arrastran en su pelea a todo Juntos por el Cambio. “Horacio siempre conservará su vocación de sumar aliados a la coalición, es el camino que eligió y es su forma de encarar este desafío. Además, hay en él una concepción política de trascender las divisiones y superar la grieta. Un país dividido es una bomba de tiempo para todos” –aseguran cerca del jefe de Gobierno. Su alianza con Martín Lousteau para la Ciudad le asegura la adhesión de otro sector del radicalismo (además del identificado con el gobernador de Jujuy Gerardo Morales) y es un factor de presión hacia Jorge Macri que quiere cruzar la General Paz para sucederlo, apadrinado por el expresidente Mauricio Macri y la propia Bullrich.

Todos a la intemperie

Asimismo, en el campamento de la exministra de Seguridad sostienen que “hay sumas que restan” y mantienen la idea de limitar las alianzas a los perfiles que acrediten coincidencias pragmáticas, pero fundamentalmente ideológicas. El bullrichismo avanza en un acuerdo con la UCR bonaerense. En términos de cargos, su titular, Maximiliano Abad, podría transformarse en el compañero de fórmula de la presidenta del PRO. En rigor de verdad –aseguran fuentes al tanto de las negociaciones– existe la necesidad de generar un buen acuerdo para que HRL no se quede con la mayor parte del radicalismo jugando a su favor.

El problema principal, es que la contienda escaló tanto, que los conflictos terminaron dirimiéndose públicamente en la tapa de los diarios y aún falta un tramo tan desgastante como la conformación de las listas. Es en esta etapa donde la pulseada se tensará al máximo en cada una de las coaliciones. Si no prima la cordura, será muy difícil el día después. Si el 25 de junio nos devolviera la imagen de una ambulancia asistiendo a los heridos, nada bueno podría esperarse de un futuro gobierno de unidad.

La experiencia nos enseñó que los rejuntes electorales, son un padecimiento que, inexorablemente, termina perjudicando a todos.



   

domingo, 11 de junio de 2023

Personalismo y descontrol... @dealgunamaneraok...

 Personalismo y descontrol... 

‘‘¡Y no se derrumba maaaaaás...¡”, Mauricio. Dibujo: Pablo Temes

A pocos días del cierre de listas hay un clima de pelea generalizada en el oficialismo y la oposición. 

© Escrito por Nelson Castro el sábado 10/06/2023 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina. 

Todo es pelea en las arenas de las dos coaliciones principales de la política vernácula. Es una pelea encarnizada, que se agudiza a medida que se acerca la fecha del 24 de junio. Ese día se cierran las listas de cuya confección dependerá la suerte de la Argentina. Muchos de los allí designados accederán a posiciones de poder desde la cual regirán los destinos de nuestro país y su gente. La lucha es por esos cargos. Es una lucha sin ideas, que se libra a la vista de todos sin la más elemental empatía con la dolorosa situación que atraviesan los votantes. Eso la transforma en un transcurrir obsceno. No hay sutilezas.

Por el lado del oficialismo, Sergio Massa combate con denuedo por anular la posibilidad de una competencia interna a la que le teme. Afirmar lo que va a pasar dentro de quince días es una quimera. Lo único cierto es que Massa quiere ser candidato. Para que ello ocurra, lo que busca con desesperación es anular la posibilidad de cualquier competencia interna. Ante lo estrepitoso del fracaso de su gestión como ministro de Economía, se arman cada tanto, algunas operaciones en las que el tigrense amenaza con dejar su poltrona e irse a su casa. La última tuvo lugar el viernes pasado. Le correspondió llevarla a delante a Cecilia Moreau –aliada estrecha de Massa– diciendo que el tigrense estaba harto de las operaciones, y que en cualquier momento podía irse. Es francamente paradójico que el ministro –experto en la búsqueda de acciones de propaganda política fatua, se sienta víctima de operaciones de sus adversarios. Los que lo conocen muy bien y, por lo tanto, lo quieren poco, descreen de cada una de las palabras de Massa.

Es una lucha sin ideas, que se libra sin empatía con la dolorosa situación que viven los votantes

La única realidad es que sólo está dispuesto a inmolarse por él. “Sergio tiene mucho que perder. Está sentado en la silla más caliente de la Argentina y si se banca estar ahí haciendo todo lo posible porque el país no estalle, es mejor que no le pongan palos en la rueda a su candidatura” –aseguran en su entorno, siguiendo la misma línea. Es un mensaje directo para el Presidente que insiste con la idea de la competencia en las PASO y se regocija porque su mentora y ahora enemiga íntima, no tiene candidato. Mejor dicho, lo tiene, pero Wado de Pedro no despega. ¿Será el turno de Axel Kicillof?

Entretanto, La Cámpora continúa perdiendo poder. Sus figuras, hombres grandes y aburguesados, están muy lejos de los pibes para la liberación. La facción ultra-k no tiene recambio. Así lo sostuvo el propio Javier Milei: “Cristina está profundamente enojada, porque le estamos haciendo un desastre en los segmentos de edad más joven y les estamos haciendo un desastre en la provincia de Buenos Aires”. Es cierto, la juventud ya no es permeable al sueño del kirchnerismo eterno.

El PRO y No tan Juntos por el Cambio en su totalidad, han atravesado la peor semana en cuanto a rencillas internas y disputas de poder. “No sé si esto ya terminó; hubo gestos de buena voluntad con el ingreso de Espert (José Luis), pero todos esperamos que la pelea no escale a partir del lunes” –dijo no muy convencido, uno de los armadores políticos de la coalición opositora.

Horacio Rodríguez Larreta siempre creyó que sería el heredero natural de Mauricio Macri. El tiempo y los desencuentros políticos y personales le enseñaron lo contrario. El alcalde porteño comprendió que debía independizarse de su padrino político. Eliminar a su mentor, si realmente pretende quedarse con el liderazgo opositor.

Prioridades invertidas

Larreta tiene un serio problema de timing. Primero, intentó disfrazarse de “progre” con algunas políticas y anuncios que le pusieron los pelos de punta a su jefe. Más tarde, dio las primeras señales de autonomía y lanzó una campaña donde aseguraba que había que unir a la Argentina y dejar de lado la grieta. El mensaje despertó polémica: ¿sumar sectores afines o ser “acuerdista” con casi todos? Las críticas lo obligaron a aclarar las cosas y todo terminó oscureciendo. La puntada final fue la que desató el tembladeral. El intento fallido para que el gobernador de Córdoba Juan Schiaretti, un peronista clásico que supo jugar a favor del kirchnerismo en el Congreso (aún en la quita de coparticipación a la Ciudad de Buenos Aires), ingrese a JxC, desató la furia de Patricia Bullrich y Mauricio Macri que ya conforman un tándem muy bien aceitado para la campaña. La jugada no podía haber sido más inoportuna teniendo en cuenta que, además de las tensiones internas, Luis Juez se jugará en pocos días la posibilidad de ganar la gobernación de Córdoba como representante de JxC ante, nada más y nada menos, que el peronista Martín Llaryora, delfín de Schiaretti. Contradicción más grande no se consigue. En la política en general, y la argentina en particular a nadie le cuesta mucho dejar el manual de lealtad y buenas costumbres de lado. ¿Era la idea original de HLR ofrecerle la vicepresidencia al cordobés, para sumar los votos necesarios en la interna y barrer así con Patricia Bullrich y Mauricio Macri ante el crecimiento de los halcones en el Conurbano?

Una jugada a dos bandas que también le permitiría sumar aliados en el Congreso para la futura gestión. Rápida de reflejos –aunque igual de intransigente– la exministra de Seguridad salió a decir públicamente que la posibilidad de fractura de Juntos por el Cambio era sólo responsabilidad de Larreta.

Quedan pocos días para el cierre de listas y mandan los personalismos y el descontrol. No sólo faltan gestos de renunciamiento, sino que, además, a nadie se le cae una idea. Otra muestra más de que el poder enferma y enceguece. Otra muestra más de la falta de madurez política de nuestra dirigencia.