La vida es un tablero de ajedrez en donde los cuadros blancos son los días y los cuadros negros son las noches... Nosotros, somos las piezas que vamos de aquí para allá para caer al final en el cuadro de la nada... De Alguna Manera... Una Alternativa…
Greenpeace publica una solicitada en el Washington Post contra Cristina...
"Don´t cry for me, Patagonia"
Un montaje entre Evita y Cristina Kirchner, publicado por Greenpeace.
La organización ambientalista aprovechó la visita presidencial para protestar en contra de la explotación de carbón. La comparación con Eva Perón.
La entidad ambientalista Greenpeace publicó hoy una solicitada en el diario estadounidense Washington Post en rechazo a la construcción de una planta de carbón en la localidad de Río Turbio, en coincidencia con la visita de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner a la capital norteamericana.
El aviso es a página completa y se titula "Don´t cry for me, Patagonia" (No llores por mí, Patagonia), y critica la decisión del Gobierno nacional de avanzar en la construcción de una planta de energía en base a carbón, en Santa Cruz. El texto de la solicitada sostiene que "una mujer (Cristina Kirchner) con visión de largo plazo no pondría en riesgo los glaciares y las reservas de agua de la Argentina".
La organización añade que "invirtiendo en empleos verdes y promoviendo la energía eólica en la Patagonia, su administración tiene la oportunidad de generar un suministro eléctrico limpio, eficiente, moderno y descentralizado". Greenpeace, además, recolecta firmas de ciudadanos en el país para impedir proyectos que, a su entender, pongan en peligro las reservas de agua del país.
"El gobierno está apostando por el carbón como fuente de energía, está apostando por la peor contribución a la mitigación del cambio climático", advirtió Eugenia Testa, directora Política de Greenpeace Argentina, a través de un comunicado.
La organización ambientalista refiere a la decisión del Gobierno de avanzar en la construcción de una planta de generación eléctrica en base a carbón en la localidad de Río Turbio, lo que resultaría perjudicial en términos ambientales, según se advirtió.
El 10 de junio de 1826 una poderosa fuerza brasileña se presentó ante Buenos Aires, integrada por 31 barcos. Brown sólo disponía de 4 buques y 7 cañoneras, pero era dueño de ese coraje contagioso que se agranda ante la dificultad, y dirigiéndose a sus tripulantes los arenga con estas palabras:
"Marinos y soldados de la República: ¿Véis esa gran montaña flotante? ¡Son los 31 buques enemigos! Pero no creáis que vuestro general abriga el menor recelo, pues no duda de vuestro valor y espera que imitaréis a la "25 de Mayo" que será echada a pique antes que rendida.
Camaradas: confianza en la victoria, disciplina y tres vivas a la Patria!"
Momentos después la nave capitana de Brown dio aquella consigna inmortal: "¡Fuego rasante, que el pueblo nos contempla!"
The Wolf Tones - Admiral William Brown (Subtitulo español)
Cristina Kirchner presentó hoy el programa "conectarigualdad.com.ar" para entregar netbooks a estudiantes y docentes de nivel medio de escuelas públicas. Foto: DyN
Cristina anunció un plan de entrega de computadoras para estudiantes y docentes de escuelas públicas. Cómo le gustaría ser recordada.
La presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunció hoy el plan "conectarigualdad.com.ar" que promete entregar tres millones de computadoras portátiles (netbooks) a alumnos y docentes de colegios secundarios de todo el país.
"Me siento un poco la Sarmiento del Bicentenario", exclamó la mandataria al anunciar el programa, ya que, sostuvo, la entrega de computadoras ayudará a igualar a los estudiantes en la educación pública como lo hizo el ex presidente en el siglo XIX. "Me gustarían que me recordaran como una persona que cuando estuvo en un lugar importante luchó por la igualdad, la distribución del ingreso, porque todos los argentinos tengamos igualdad de oportunidades", agregó Cristina.
El acto se realizó en el Teatro Nacional Cervantes con la presencia Diego Bossio, el titular de la ANSES -el organismo que financiará el programa-, y los ministros de Educación, Alberto Sileoni; y de Industria, Débora Giorgi, entre otras autoridades.
"Hoy, con este programa, donde casi tres millones de adolescentes van a poder acceder a su netbook, creo que estamos dando un paso muy importante para dar esta igualdad de oportunidades que todos nos merecemos", sostuvo la Presidenta.
Cristina explicó que en la primera parte del programa se entregarán 250.000 computadoras a alumnos secundarios entre abril y octubre de este año, y el objetivo es que dentro de tres años todos los alumnos y docentes del nivel medio tengan su propia netbook.
"Se las llevan a su casa, es muy linda, el hardware es a prueba de golpes", destacó la Presidenta sobre la computadora y agregó que tienen un sistema que permite desactivar la máquina, con lo cual quedaría inutilizada en caso de robo. También prometió que el programa incorporará la conectividad a internet en las escuelas.
"Me siento la Sarmiento del Bicentenario"... Metamorfosis, Sarmiento 2010...
Nota del redactor:
No es feliz su frase Señora Presidente, D. F. Sarmiento no fue precisamente el mejor ejemplo, en términos generales, de quienes nos antecedieron en la historia... Dicho esto con el mayor respeto hacia su envestidura.
“-Disculpame, querido León. Pero no todo está clavado en la memoria” (aforismo implicado)
La cartera de Educación porteña censuró materiales pedagógicos del Bicentenario por su “tendencia ideológica”. Hay libros que el ministro no deja leer en el aula. “Como ministro no puedo permitir que se publiquen materiales con alguna tendencia ideológica”, argumentó Esteban Bullrich. “Creo que ningún jefe de Gobierno, ni ministro, ni director de Área debe definir o influir en que los docentes y alumnos utilizen (sic) material con una tendencia ideológica, sea ésta de izquierda, derecha o ‘centro’”.
“Esteban Bullrich, el sucesor de Abel Parentini Posse en la cartera educativa porteña, sinceró con este argumento la decisión de ‘no publicar’ los materiales sobre el Bicentenario, elaborados por especialistas de la Dirección de Currícula, aunque sí, en cambio, colgarlos en su página Web personal, (http://www.estebanbullrich.com) Cinco pedidos de informes en la Legislatura reclamando explicaciones, la publicación impresa del trabajo realizado durante 18 meses por los docentes, más un dictamen en el mismo sentido de la Defensoría del Pueblo, una marcha, dos grupos en Facebook de repudio a la ‘censura ideológica’ y una rueda de prensa convocada para el viernes en la Legislatura, muestran que la solución “on line” del licenciado en sistemas está lejos de conformar a las partes. (Nora Veiras, Página/12)
Luis Landriscina contaba un cuento. Un señor se levanta por la mañana y se da cuenta que le quedan 5 pelos. “Me peino dos para la izquierda, dos para la derecha y uno al medio”. Al día siguiente, sólo encuentra 4. “Bueno, dos para un lado, dos para el otro”. Un día más y sólo quedan tres: “Uno para la izquierda, otro para la derecha y el del centro, atrás”. Cuando sólo quedan dos, resuelve: “una para este costado, uno para el otro”. Finalmente, al día siguiente se encuentra con un solo pelo. “¡Ma sí, hoy no me peino!”. Cuando no quedan pelos, se nota. Cuando no quedan ideas, se nota menos. Suponer que en la educación puede haber ideas que no impliquen tendencias, mas aún, que no impliquen firmes posicionamientos ideológicos, es haberse quedado pelado de neuronas.
El Bicentenario, para el señor ministro del imposible, al decir del poeta Mario Benedetti, son sólo doscientos años. Habría que preguntarle: “doscientos años… ¿de que?”. Sin tendencia ideológica alguna, apenas podríamos balbucear que el pueblo “quería saber de qué se trataba”, que “French y Berutti tenían el franchising de las escarapelas”, que “llovía, pero, como de costumbre, siempre que llovió, paró”, que “el obispo Lué era un alcahuete de Fernando” (no, en realidad, esto es un poco tendencioso), bueno, que hay gente que viene, que hay que gente que va, como en la casa de Irene. Recordar, conmemorar, evocar, convocar al primer gobierno criollo sin tendencias, apenas permitiría con el rostro grotesco de Stella y Amore, los compradores compulsivos de la tele, decir: “la junta de Mayo financia mejor. Qué grande questa targeta”.
El señor ministro del imposible ha regresado a las épocas del pensamiento único, pero lo ha mejorado. Ha demostrado tener un único pensamiento. A los demás pensamientos se los llevó el peine de la historia. Y el único pensamiento es que el Bicentenario sea tan descafeinado como nuestro himno nacional, amputado, castrado, emasculado justamente para el Centenario. Porque para que las tendencias ideológicas de los criollos no se notaran demasiado y la Infanta no se acalorara, se consideró que, por ejemplo, “escupió su pestífera hiel”, era un texto demasiado directo. Por eso tenemos un himno que, en la actualidad, hasta sirve como cortina musical de un aviso de la banca solidaria.
Seguramente, el ministro del imposible cantará sin preguntarse cuál es la tendencia ideológica del himno censurado. Pues bien: es simplemente acallar las voces de los rebeldes de la Historia, para que todo sea más parecido a un partido de bridge o de tute, que a una lucha sin cuartel de un pueblo en armas contra un ejército invasor. Es más grave que censurar. Al menos Tato, aquel voyeur, no ocultaba que cortaba las películas de acuerdo con sus obscenas tendencias ideológicas y eróticas. Cuando en la década del ‘40 se censuraron las letras de algunos tangos, todos recordaban que “en mi pobre vida paria” tenía poco que ver con “en mi existencia azarosa”.
La censura prohíbe lo censurado, pero no puede eliminarlo. La censura no es neutral, ni pretende serlo. El censor es un cerdo que tiene bien claro en qué chiquero le dan de comer. Pero este ministro del imposible aspira a que ninguna tendencia “no de izquierda, ni de derecha, ni de centro” manche el recuerdo inodoro, incoloro e insípido del Bicentenario. No es poca cosa señalar que este ministro no está en condiciones mentales de conmemorar el Bicentenario, porque no puede tolerar tendencias.
Pobres los historiadores revisionistas de la historia “no tendenciosa” de Mitre. ¿O será una de las tantas zonceras que Jauretche no pudo incluir en su libro? Sin embargo, a pesar del grotesco educativo que propone, el tema es grave, muy grave. Tan grave porque de un plumazo, es decir, de un bromazo, sepulta décadas de educación popular, de bachilleratos populares, de experiencias autogestionarias en Educación.
La crítica a la educación formal, sarmientina (con el perdón de las notebooks, que son muy necesarias) ha señalado con justicia que hay educación para el sometimiento o hay educación para la libertad. Y que, en todo caso, quizá sea cierto que el saber es poder, pero no será en los espacios que la cultura represora habilita donde ese poder pueda ser ejercido. El ministro del imposible pretende una educación que no eduque. Porque educar no es instruir. No es una catequesis laica. No es escuchar comunicados de las fuerzas conjuntas. Educar al soberano es poder disputar la hegemonía de sentidos que los enemigos decantaron durante décadas en la conciencia de los pueblos. Supongo que este ministro del imposible estará de acuerdo en que hubo una Campaña del Desierto, y que eso no tiene que ver con ninguna tendencia ideológica. Pues bien: lo que hubo no fue una campaña, sino una expedición de exterminio; y no fue del desierto, sino al desierto; y además, el desierto no estaba desierto. Pero este ministro contento hubiera ido en ancas de Roca, ya que cuando se habla de tendencias ideológicas, políticas, siempre es para descalificar los intentos de subvertir la historia oficial.
Haga memoria, ministro del imposible: ¿Qué pensó cuando escuchó la noticia que Mónica Caen Danvers dijo en Telenoche que “dos piqueteros fueron muertos en una pelea entre diferentes grupos”? Maximiliano y Darío fueron rescatados por el fotógrafo que no ocultó las pruebas de otra infamia. Pero Mónica, aséptica, no expresaba ninguna tendencia. Apenas una de las tantas historias oficiales.
Señor ministro del imposible: ¿gritó usted los goles del mundial del horror? Seamos democráticamente sinceros, señor ministro. Publique sus propias tendencias ideológicas sobre el Bicentenario. Tómelo como un desafío. Recoja el guante. Quiero leer lo que usted piensa del tema convocante. Después de todo, habrá que esperar 100 años para el Tricentenario y ni usted ni yo estaremos.
Pero ahora sí, quiero que me enseñe cómo se escribe un material pedagógico sin tendencias ideológicas. Usted debe saberlo. No será de los que predica sin dar el ejemplo. Seguro que este texto le va a llegar y, como dicen en el barrio, sabe donde encontrarme. Esto es lo hermoso de la democracia, a pesar de que no siempre cura, de que muchas veces no permite comer y de que, por lo que veo de su gestión, casi nunca educa. No obstante, es democracia, y yo ejerzo mi derecho de pedirle las pruebas de aquello que pretende.
Mientras espero su texto sin tendencias, le adelantaré cuál es la mía: “Con los pobres de la tierra / quiero yo mi suerte echar. / El arroyo de la sierra / me complace mas que el mar”. Es de José Martí, que tenía fuertes tendencias ideológicas. Y se lo dedico a Carlos Fuentealba, que fue asesinado por aquellos que, como usted, no aceptan que las ideologías se expresen, aunque apenas sea, en las tendencias, para conmemorar un Bicentenario de los Pueblos.
VERTIGO. En apenas 7 años, desde 1963 hasta 1970, los Beatles mutaron desde un latoso sonido beat a melodías más experimentales.
Hace cuatro décadas, el gran fenómeno musical y cultural que protagonizaron los Beatles llegó formalmente a su fin. Todas las innovaciones que introdujeron en la música popular se desvanecieron o adocenaron. Pero su existencia marcó el comienzo de una nueva época, en la que predomina el gran mundo urbano pop. Los Beatles se separaron en abril de 1970, lo que significa que, aunque cada uno haya desarrollado su propia carrera solista, ya llevamos cuarenta años sin ellos. Ahora bien, ¿es realmente así? ¿Su rastro puede seguirse únicamente en el mero epigonismo de grupos tales como Tears For Fears o, más cerca en el tiempo, de Oasis, o trasciende incluso la música y sus modos de producción para instalarse de manera palmaria en la esfera de nuestra propia y personal intimidad? Una primera alternativa es pensar la historia en estos términos: Los Beatles empezaron siendo un grupo de rock entre tantos otros. En sus primeros discos –vale decir, Please Please (1963), With The Beatles (1963), A hard days night (1964) y For sale (1964)– alternaron versiones del rock ´n´roll negro (Little Richard, Chuck Berry, Larry Williams), blanco (Carl Perkins, Gene Vincent, Buddy Holly) y adaptaciones del rhythm blues (Ray Charles, los Isley Brothers, The Coasters, The Miracles) con temas propios, por cierto, muy básicos. Estos últimos, sin embargo, a partir de Help (1965), Rubber Soul (1965) y, sobre todo, Revolver (1966) fueron ganando en complejidad y, al mismo tiempo, planteando lo que por entonces constituyó una gran novedad porque, de manera progresivamente excluyente, las composiciones de los Beatles fueron desplazando a sus versiones de temas ajenos. Dicho de otro modo, las canciones salían del seno del grupo, costumbre que, ya sea por motivos estéticos o puramente financieros, terminó por imponerse en el ámbito del rock y de la música popular. No importa aquí si ellos fueron realmente los primeros o no. Lo que sí es importante es que, debido a su éxito y a la necesidad de emularlos, otros músicos empezaron a hacer lo mismo, primero, en ambas márgenes del Atlántico y, luego, en el mundo entero. Entonces, aunque hoy nos parezca lo más normal del mundo, ésta es una importante costumbre que gracias a ellos se volvió la norma de una parte sustantiva de la música popular. Luego, en 1967 –año de la edición de Sgt. Pepper's Lonely Heart Club Band y Magical Mistery Tour –, los Beatles dieron un salto cualitativo produciendo, con el primero de esos dos álbumes, una verdadera revolución: un disco de música popular que era algo más que una mera colección de canciones y que se constituía en una serie conceptual la cual, además, de la dignidad artística brindada al objeto gracias a la tapa de Peter Blake, por primera vez en la historia ofrecía las letras de las canciones para su lectura. La música –que no fue unánimemente aclamada– apelaba a toda la tecnología disponible en el momento, comenzando de ese modo a hacer que el estudio de grabación fuera el verdadero instrumento de los músicos. Esa circunstancia se convertiría en otra personalísima marca de fábrica, repetida tanto en el White Album (1968) como, fundamentalmente, en Abbey Road (1969). El impacto para la mayoría de sus contemporáneos fue tremendo. De hecho, inmediatamente después de Sgt. Pepper´s... The Times del 29 de mayo de 1967 publicó en su portada que el disco alentaba "la esperanza sobre el progreso de la música pop", que efectivamente se produjo cuando ese mismo año tanto Pink Floyd, como los Rolling Stones, The Kinks, The Zombies y muchos otros grupos británicos trataron de copiar esa idea con muy buenos resultados. En tercer lugar, considérese que, al tratarse de ingleses, la influencia de la música estadounidense –en el caso de los Beatles, el rock ´n ´roll, el rhythm blues, el country western– fue filtrada y sometida a una lectura particular: acentos cambiados, síncopas diferentes, arreglos cargados con elementos ajenos a la tradición norteamericana. En una rápida enumeración, los de la música de vodevil y la ópera ligera (género al que son afectos los británicos desde que Gilbert y Sullivan lo impusieron a fines del siglo XIX), los de la música de cámara y orquestal (acá no queda más remedio que hablar de la influencia del productor y arreglador George Martin, cuyas ideas y conocimiento musical lo convirtieron, sin la menor duda, en un quinto integrante del grupo –cfr. temas como "Yesterday" y "Eleanor Rugby", con sus respectivos cuartetos de cuerda, o la utilización de la trompeta barroca en "Penny Lane", o el uso de la orquesta en "A Day in the Life"), los de la música electroacústica y de vanguardia (McCartney, en sus memorias se refiere explícitamente a John Cage y son más que conocidos los experimentos de John Lennon para la composición y grabación de, por ejemplo, "Strawberry Fields Forever"), los de la música de la India (George Harrison, gran admirador y discípulo de Ravi Shankar, la popularizó en Occidente), etcétera. Con todo ello, los Beatles crearon un sonido de fondo que ya estaba muy lejos del rock tradicional, sobre el cual pusieron melodías fácilmente reconocibles que, notablemente enriquecidas por los arreglos de voces, les permitieron ponerse a la cabeza de la mayoría de sus contemporáneos. Estos, en más de una ocasión, debieron recurrir a otras tradiciones –principalmente, las del jazz, la música sinfónica, el blues y otras músicas folclóricas– para distinguirse de los Beatles, quienes, en cierto modo se convirtieron en una suerte de síntesis enciclopédica de varios tipos de música, algo que, más adelante podrá corroborarse en otros grandes músicos populares, como, por ejemplo, Richard Thompson, Elvis Costello y, más cerca en el tiempo, Beck. Está claro que, por más originales que hubieran sido musicalmente, eso sólo no habría bastado. Deben entonces agregarse otros elementos, en su mayoría externos: el carisma del grupo, el hábil manejo que hicieron de su imagen, la publicidad en torno de sus vidas, las operaciones de prensa y, por encima de todas las cosas, las particulares condiciones de la época. Aquellos fueron los días Decir una vez más que el mundo, en la década de 1960, era otro es una perogrullada. Pero no hay otro remedio que repetirla y rendirse a su melancólica evidencia. Barry Miles en su excelente autobiografía a cuatro manos de Paul McCartney (Hace muchos años, espléndidamente traducida por Rosa Gorgatelli y originalmente publicada por Emecé en 1997), recuerda que "en 1963, el affair Christine Keeler-John Profumo pondría fin a trece años de gobierno Tory ( ...)", lo cual significó el acceso al poder del Partido Laborista de Harold Wilson, con su correlato de ascenso social de la clase trabajadora. Muchos jóvenes pertenecientes a ese estrato, beneficiados por lo aprendido en las escuelas de arte –creadas para que los hijos, cuyos padres habían muerto en la Segunda Guerra, se formaran y les dejaran tiempo para trabajar a las madres–, accedían así a una nueva época, donde "todo lo moderno era in y todas las cosas y las personas viejas eran out" y donde además, por la inmensa corrupción existente tanto en el mundo de los negocios como en la policía, había dinero fácil. "La otra cara de la moneda –anota Barry Miles– era la libertad personal y la fiesta constante que era el Londres de la década de los 60". Había empezado el "Swinging London", termino acuñado por la revista Time para designar al lapso de efervescencia cultural que vivió la capital británica a partir de la segunda mitad de la década de 1960, convirtiéndola en el centro mundial de la cultura y la moda. "Fue como vivir en el siglo de Pericles, en la Francia de la Belle Epoque", me dijo en una entrevista Ian Anderson, el líder de Jethro Tull, y agregó: "Ese tipo de creatividad de la que estamos hablando ocurre una vez por siglo en cada dominio del arte. Tuvimos la suerte de que ocurrió cuando nosotros éramos jóvenes. Fuimos testigos y protagonistas de ese fenómeno. Tuvimos a los Beatles, a los primeros Stones, a Traffic y, por el lado de los EE.UU., a Frank Zappa y sus Mothers of Invention, a Captain Beefheart, quizás a los Grateful Dead. Fueron seis o siete años de mucha creatividad. Se hicieron cosas que nunca antes habían sido hechas y después, se acabó. Nunca más va a haber nada tan interesante en los dominios del pop y del rock". Para corroborar estos dichos, a principios de los años setenta, cuando los Beatles ya se habían separado, John Lennon, a punto de cumplir los 30 años, señaló que el sueño se había acabado. Algo más tarde, Bob Dylan llevó esta afirmación a un extremo paradójico: cuando se perdió el "roll", el rock se terminó. Dylan se preguntaba: "¿Qué son todas esas pavadas de glam rock, rock sinfónico, new wave, grunge? ¿Estrategias de las compañías vendedoras de gaseosas? Es posible que dentro de algún tiempo la música ya no dependa de los músicos, sino de los departamentos de extensión musical de Coca Cola o Pepsi". Ese tiempo del que en los años 90 hablaba Dylan ya llegó. Hoy, más que nunca, el rock y, sobre todo, el pop son músicas adocenadas, que carecen de ideología o, a lo sumo se resuelven en eslóganes del tipo "liberen a Willy" o "no se puede vivir sin amor". No hay nada comparable a la versión que Jimi Hendrix hizo del himno de los Estados Unidos en Woodstock, imitando con su guitarra el sonido de las bombas que por esos mismos días caían en Vietnam. Ese lugar ahora lo ocupa Bono, quien después del catering, le pide a la gente en los recitales que use el celular para donar plata para una siempre hambreada Africa. ¿Es de extrañarse entonces que la poca revulsión que se le pide al género apenas esté presente en las crueles y magníficas criaturas de Diego Capusotto, a veces más reales que los propios satirizados? Nuestros Beatles Con todo, más allá de las razones técnicas y de aquéllas que se explican por el momento en que irrumpieron, resta todavía saber por qué además de haber marcado a fuego las últimas cuatro décadas de la música y de haberse convertido en clásicos, se constituyeron, directa o indirectamente y prácticamente en el mundo entero, en la banda sonora de al menos cuatro generaciones. , de donde salió enteramente convertido a la causa beatle. Seguramente no tengo una respuesta que valga para todos, pero sí una intuición plausible que me indica que muchos de nosotros hemos hecho de los Beatles parte de nuestra propia intimidad. Todos recordamos cuándo los escuchamos por primera vez, cuál fue el primer disco que nos compramos, cómo reaccionamos cuando nos enteramos de que se separaban y, para ponerle punto final a la cosa, en qué circunstancias nos enteramos de que habían asesinado a John Lennon, con lo que terminaba la fantasía de una hipotética reunión. De hecho, con todos esos recuerdos ajenos alguna vez me propuse hacer un libro que nunca se publicó. Allá estaban, por ejemplo, Gabriel García Márquez, que decía: "Tengo la impresión de que el mundo fue igual desde mi nacimiento hasta que los Beatles empezaron a cantar. Todo cambió entonces". También el delirante Timothy Leary, quien había declarado que los Beatles eran mutantes, "prototipos de agentes evolucionados enviados por Dios, dotados con el misterioso poder de crear una nueva especie humana, una raza joven de hombres libres y sonrientes". Recuerdo igualmente la conversión de Tomás Eloy Martínez, por entonces en Primera Plana, quien decía haberlos detestado hasta que lo mandaron a cubrir el estreno cinematográfico de A hard day´s night, de donde salió enteramente convertido a la causa beatle. O el testimonio de Ric Caddel, un muy buen poeta británico ya fallecido, quien me contó que, de adolescente, su hermana mayor lo había llevado a verlos en vivo en un teatro de Durham y él, al día siguiente, se gastó todos sus ahorros para comprarse algunos de sus Lp, los cuales en algún momento heredó su hija y que ahora atesoraban sus nietos igualmente fanáticos de los Beatles y de sus ediciones premium. O el magnífico relato de Hanif Kureishi, en el que contaba cómo, a los 13 años, los descubrió, en una clase de música de la secundaria, cuando el profesor le hizo escuchar a la clase "She's Leaving Home", en un intento de demostrarle que los Beatles no podían haber compuesto algo así. O el testimonio del poeta francés Yves Di Manno, que escribió que Sgt. Pepper... "contribuyó a sacarme de la infancia, pero aunque en aquel momento lo escuchaba sin cesar, estaba lejos de comprender las letras", por lo que empezó a tratar de traducirlas, dando así comienzo a una carrera que lo llevaría a ser traductor de Ezra Pound, William Carlos Williams y George Oppen. O el entusiasmo del pianista Keith Jarrett cuando se editó Abbey Road, un disco que, según declaró, se llevaría a una isla desierta ... Y todavía mucho más acá, compartiendo experiencias análogas, los que esperamos que después de "Hey Jude" pusieran "Don't Let Me Down", para así poder permanecer abrazados un rato más con la chica que nos gustaba; los que nos indignamos cuando esa otra chica perdió en Odol Pregunta por no saber que la actriz de Maravilloso agujerito - la primera película producida por George Harrison– era Jane Birkin; los que comprábamos las figuritas de los Beatles –la número 50, los "Beatles pelados", era la más difícil–; los que discutimos cada tapa desde Revolver en adelante; los que descubrimos que "Her Majesty" estaba al final de Abbey Road, escondida; los que discutimos airadamente con los fanáticos de los Rolling Stones, porque, así como había que elegir entre Boca y River también había que hacerlo entre unos y otros; los que en la cancha cantamos usando la melodía de "Ob-la-di Ob-la-da" y los que la oyeron en el jardín de infantes, alternada con "Yellow Submarine"; los que en tiempos de dictaduras militares supimos que era cierto que los Blue Meanies se habían mudado a la Argentina; los que descubrimos que a nuestros hijos también les gustaban y un día empezaron a sacar las canciones en la guitarra, exactamente como habíamos hecho nosotros, transmitiéndoles ese gusto a sus propios hijos para llegar al punto en que, cuando Paul McCartney tocó en River, se podía ver a tres generaciones de una misma familia compartiendo la música. Todo eso y muchas otras cosas son los Beatles: melodías que uno siempre reconoce y que nos acompañan en la versión mono o en la estéreo, ya se trate de discos analógicos, o de digitales, o de inmateriales MP3. Y así transcurrieron estos cuarenta años desde que se separaron y no hubo ya Beatles.
ABRAZO. El Ducó grita el gol de Rodríguez con el festejo de los jugadores. Sessa se lamenta. (Télam)
Ganó por 3-1 en el Ducó con los goles de Franzoia, Rodríguez y Balvorín (descontó Agüero). El equipo de Rivoira sumó su quinto partido sin derrotas con cuatro victorias y quedó a cinco puntos de la cima. El Lobo cortó una racha de dos triunfos consecutivos y se complicó con la Promoción.
De una ráfaga de viento, como dice el Corán cuando se refiere a cómo Alá creó a un caballo, Huracán sumó otra victoria. Es un equipo que está levantando en la progresión que muestran los resultados favorables que está obteniendo.
Cuatro victorias y un empate en sus últimos partidos. La de ayer en el Ducó fue construida de esa forma, con una ráfaga que hizo volar a los corazones quemeros no bien comenzó el segundo tiempo. En siete minutos hubo dos goles para comenzar a darle forma a un 3 a 1 que quizás fue excesivo porque Gimnasia está jugando bien. Lo demostró contra Independiente y ayer, sin estar en su mejor registro, se puso 2 a 1 y en los minutos finales intentó siempre pero chocó con la fortaleza de Goltz, el oficio de Filipetto y la seguridad de Monzón, especialmente cuando salió a cortar centros, dado que le costó mucho a Gimnasia poner cara a cara a un jugador con el arquero contrario.
Esa ráfaga del comienzo del complemento tuvo al minuto un gol de Franzoia en el que le ganó bien la posición a Maldonado y con una zurdazo cruzado venció a Sessa. La jugada la convirtió en gol el ex Boca, pero el pase, después de un par de gambetas, fue colocado al centímetro por Toranzo, quien ya comenzaba a brillar en esa función de doble enganche en la que descolló a pesar de que su compañero de puesto, Adrián Peralta, no fue el mejor socio.
Gimnasia sintió el impacto. El intenso partido que jugó con Independiente el miércoles dejó marcas en el equipo dirigido por Diego Cocca. Y para colmo, Diego Rodríguez se inspiró en una jugada y marcó el segundo tanto cuando su tránsito por el partido era casi inadvertido. Fue a los 7 minutos. El uruguayo arrancó por el sector derecho y dejó en el camino a Encina, a Ormeño y cuando Maldonado salió a cubrir, le dio un pase a la red en un gol de alta concepción. Gol que fue un punto de quiebre. Cocca tardó en mover el banco. Confió en los que estaban en la cancha y no se dio cuenta que Machín no tenía más aire y que por el medio Rinaudo y Aued mandaban.
Será por ese gol de cabeza de Agüero marcado a los 9 minutos que el técnico se aferró al mismo planteo. Diego Villar entró recién a los 18 y cambió el panorama. Pero Huracán, este Huracán ganador, se refugió con Goltz como el caudillo y Toranzo dibujando gambetas complicadas para sus rivales. Se hizo intenso el partido. Jugado con buena fe (hubo apenas un amonestado). Lunati falló en varias decisiones pero los jugadores prefirieron no entrar en polémicas. Y fue Gimnasia. Entró Cuevas, pero nada cambió. Y antes entró Balvorín y algo cambio porque el ex Vélez tuvo un mano a mano para liquidar el partido a los 27 y lo desperdició en dos oportunidades. Gimnasia avanzó pero no atacó. No tuvo desborde. Balvorín le pegó fuerte y cruzado y marcó el tercero coronando otra gran jugada de Toranzo. Huracán ahora sopla fuerte.
Ayer fue una ráfaga... Ahora espera a San Lorenzo.
Huracán transita por su mejor etapa en el Clausura y reconquistó a su gente, que ahora quiere el clásico.
La etapa de la madurez le llegó a este Huracán de Rivoira, que encontró su punto de equilibrio y desde ahí camina firme. No tiene la billetera llena como para ir seguido a tomar un cafecito en algún bar pituco, pero le alcanza para comer todos los días y llevar una vida digna. En la infancia de este torneo la pasó mal, sufrió carencias, más de una vez estuvo desalineado tirando a rotoso, tocó fondo. Y como peor no podía ir, sólo le cupo ir mejorando. Con la fuerza que los factores psicológicos tantas veces entregan, se reagrupó y se decidió a crecer. Por momentos se dio gustos lindos, de a ratos se arregló con lo puesto, pero salió adelante, hecho y derecho. Hoy Huracán es un equipo de fútbol de punta a punta, con mucho criterio y un esquema que empieza a primar por sobre las individualidades. Y el mejor ejemplo es que afrontó este partido ante Gimnasia (un partido de seis puntos, porque pensar en el promedio para el año que viene sigue siendo una obligación y es parte de la madurez) sin dos hombres importantísimos por su alto aporte de experiencia, como Eduardo Domínguez y Esmerado. El primero reemplazado por un juvenil, Villán, y el segundo con una improvisación: Machín, quien al cabo terminó siendo el mejor jugador de la cancha.
Gimnasia se presumía un rival mucho más complicado de lo que finalmente fue. Con una estrategia definida, de apuesta a la salida del fondo con la pelota por abajo y el concepto de ancho para ser profundo como bandera. Pero si los intérpretes no funcionan, es difícil llevar a adelante cualquier estrategia. Lo opuesto al presente de Huracán que, endulzado por una impensada racha de 13 puntos de los últimos 15 en juego, se siente fuerte y confiado hasta para soñar con pelear hasta el final. ¿Una locura? Puede ser: a Huracán no le sobra nada.
Pero con lo que tiene, con este equilibrio que encontró, se constituyó en un conjunto de voluntades sólidas y bien acopladas, porque a esta racha de cuatro triunfos y un empate hay que sumarle que es con apenas un gol en contra, el que ayer le hizo el Lobo. Está claro que ya no es fácil ganarle ni meterle goles a este equipo que se va reencontrando con el cariño de su gente, que no entierra el tiki tiki -en sus mejores sueños sigue vigente- pero que, al igual que sus jugadores, va madurando y acomodándose a su nueva y chula realidad.
Como fantasmas del viejo pasado el lunes 5 de abril en la librería Libros del Pasaje de Palermo volvimos a reunirnos Jorge Lanata, Marcelo Zlotogwiazda, Ernesto Tenembaum, Martín Caparrós, Marcelo Martínez (el histórico productor de los ciclos televisivos) y yo. El motivo del encuentro fue la presentación de “Qué les pasó”, el libro de ET que publicó Sudamericana.
Ernesto hizo una pequeña introducción, diciendo que había invitado a periodistas amigos pero también a tipos incómodos: “incómodos para el gobierno, incómodos para las empresas para las que trabajan e incómodos para mí”.
De hecho, casi todos tenemos posiciones diferentes sobre lo que está pasando en el país, también algunas coincidencias importantes. Pero lo interesante es que en base al respeto que nos tenemos podemos plantearlas amigablemente.
Es un desafío para todos: se puede debatir y crecer en base a las miradas diferentes.
La presentación estuvo muy buena: se habló de todo, de los Kirchner (sujetos del libro), sobre los medios de comunicación, el rol del periodismo, etc, etc. No faltó el nostálgico que pidió la vuelta del programa a la tele.
Todos coincidimos en que ningún canal bancaría un producto así. De hecho no hay programas políticos en la tevé abierta.
Entre las cuestiones interesantes que surgieron, a mí me sorprendió que Zloto dijera que, desde el punto de vista de la economía -a diferencia de lo que se desprende del libro de ET: que el gobierno hizo una gestión de mala a regular- la gestió del kirchnerismo era “de regular a buena”. Ésta es apenas una de las puntas de esa noche llena de intensidad.
Me pareció una buena manera de abrir un debate. Desde el punto de vista de la economía, siguiendo el planteó de Zloto, cómo calilficarías la gestión del gobierno. Yo concuerdo con la opinión de mi colega de radio Mitre, me parece que en lo económico la gestión desde Lavagna a Boudou es relativamente buena.
La idea de apoyar a los comercios del barrio de Colegiales tiene que ver con la pertenecia al mismo...En este caso, hablamos de Pizza.
Pizzeria Catanzaro ofrece una excelente mercadería, sumado a esto, la excelente atención personalizada, ya que sus dueños "hacen mostrador" , con un servicio excepcional, tanto en la recepción de los pedidos con en las entregas...