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domingo, 24 de enero de 2016

Entrevista a Nilda Garré sobre la Emergencia en Seguridad... @dealgunamanera...

“Ilegal, inconstitucional y, además, inútil”…

“Estados Unidos hace 20 años que dejó este tipo de mecanismos de interdicción del espacio aéreo por considerarlos ineficientes.” Imagen: Guadalupe Lombardo

En diálogo con Página/12, la diputada y ex ministra de Seguridad criticó la medida tomada por Mauricio Macri, que incluye la autorización a las Fuerzas Armadas para derribar aviones. “Se puede matar inocentes”, advirtió.

© Escrito por Sebastián Abrevaya el domingo 24/01/2016 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


Entrevista a Nilda Garré sobre el Decreto que declaró la emergencia en seguridad. Nilda Garré fue la primera mujer en encabezar el Ministerio de Defensa de la historia argentina. Tras cinco años en el cargo y luego de un proceso de transformación de las Fuerzas Armadas, pasó a ocupar la entonces nueva cartera de Seguridad, que hoy ocupa la macrista Patricia Bullrich. Con una larga trayectoria en temas de Defensa y Seguridad, Garré volvió a la política nacional tras asumir como diputada del Frente para la Victoria, luego de dos años como embajadora en la OEA.

En diálogo con Página/12, analizó el decreto firmado por Mauricio Macri, al que calificó como “ilegal, inconstitucional y, además, inútil e ineficaz”. En base a la legislación argentina, los tratados internacionales y la experiencia comparada de otros países advierte sobre el peligro de involucrar a las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad interior. “Tener a los militares desplegados en el territorio lleva a la tentación, o a que alguien les dé la orden, de hacer inteligencia interna. Sobre todo en momentos en los que puede haber conflictividad social”, alertó.
– ¿Qué análisis hace del decreto de emergencia en seguridad?
–Están compitiendo con Sergio Massa porque él hablaba de la ley de derribo en cada palco en que podía. El macrismo demuestra que no le tiembla el pulso, que va a tomar las medidas más drásticas, las más ilegales, aún las inconstitucionales, todo lo necesario para cambiar el país que encontraron. Es un decreto espectacular, pero es solo eso. Es ilegal, inconstitucional y, además, es inútil e ineficaz. Estados Unidos hace 20 años que dejó este tipo de mecanismos de interdicción del espacio aéreo por considerarlos ineficientes. En Europa ningún país usa el derribo de aviones. En Latinoamérica algunos lo tienen pero no lo utilizan. Perú lo utilizaba en la época más violenta de Sendero Luminoso y cometió un grave error porque tiró abajo un avión donde se murieron dos personas inocentes que no tenían absolutamente nada que ver. Desde ese momento lo suspendió y ahora lo ha vuelto a establecer pero entiendo que con una idea disuasiva.
–Desde el PRO sostienen que tiene ese efecto. ¿No sirve para desalentar el ingreso de droga por vía aérea?
–A lo mejor pretenden disuadir como los países que tienen pena de muerte, que siguen teniendo delitos aunque siguen teniendo pena de muerte. Es decir que no disuade, por lo menos lo suficiente. Pero la pena de muerte se aplica con un juicio previo, con el derecho a la defensa garantizado. Teóricamente en ese juicio quedan probados los delitos que de acuerdo a esa legislación que amerita la pena de muerte.
– ¿Por eso afirma que es inconstitucional, porque no hay derecho de defensa?
–Sí, pero además porque la Argentina firmó tratados internacionales de derechos humanos, en el marco de la OEA varios de ellos, pero también en Naciones Unidas, que tienen jerarquía constitucional. Más aún, algunos tienen jerarquía supraconstitucional porque obligan a los Estados que ratificaron el tratado a no restablecer la pena de muerte si la derogaron. La Argentina la tenía prevista normativamente, aunque no se aplicaba, en el Código de Justicia Militar, que fue derogado por unanimidad en las dos cámaras del Congreso en el año 2008. De manera que nosotros no podemos restablecer la pena de muerte. Eso también lo hace inconstitucional.
– ¿No es importante ejercer ese tipo de control del espacio aéreo para combatir el narcotráfico?
–Es muy riesgoso, se puede matar inocentes. No tenemos un aparato de inteligencia criminal bien desarrollado, un diagnóstico de las rutas aéreas que usaría el narcotráfico, ni de qué cantidad de vuelos estamos hablando. Pueden entrar por tierra, por carretera, por la hidrovía, por el litoral marítimo, por lugares muy porosos de la frontera. Entra de muchas formas. No sabemos si la más significativa es la aérea. Y establecemos un mecanismo como si con eso recorriéramos el conjunto de un problema. Debería hacerse una oficina unificada de investigación de los delitos federales.
– ¿Qué otras medidas podrían tomarse en ese sentido entonces?
–Cuando estuve en el ministerio de Seguridad se hizo un gran esfuerzo presupuestario al comprar 26 millones de dólares en scanners de última generación, que cuando pasa un camión, aunque no lo pare, fotografía la carga y detecta si hay alguna cosa rara. Eso merecería hacerse también para hidrovías y para el litoral marítimo. Permite un seguimiento sin ningún riesgo, con una inversión menor a la de comprar aviones. Hoy la argentina no tiene aviones para interceptar vuelos. Y además se estaría dándoles una orden ilegal a los militares que tienen prohibido meterse en temas de Seguridad Interior por la ley de Defensa.
– ¿Pero por qué no pueden los militares colaborar con la lucha contra el narcotráfico?
–Pueden colaborar, está previsto en la ley, pero en situaciones específicas de apoyo logístico. El tema es que vos tenés un militar que está formado para la guerra, para matar o morir, manejar armas de altísimo poder de fuego, manejar tanques. Reciben una formación adecuada para el objetivo de la Defensa de la Nación, del territorio, de la soberanía. El policía tiene otro tipo de formación, que es para combatir el delito. Entonces no son útiles, porque la formación y las armas que maneja uno no te sirven para la otra instancia. El policía tiene que tratar de no matar, da una voz de alerta, tiene que identificar y no matar al ladrón, el otro está formado para matarlo, deshacerlo, destruirlo. Además, los ejemplos como el de México muestran que el último resorte que se tiene para cuando realmente peligra la integridad territorial del país, se arriesga a que se te contamine con la corrupción que genera el mundo del crimen organizado.
–El PRO insiste en que el kirchnerismo utilizó los mismos protocolos de derribo que ellos están implementando ahora...
–Los anexos que han citado en el decreto son prácticamente iguales. Incluso en algún lugar se les ha escapado corregir “la comandante en jefe”, “la Presidenta”, que están en femenino. Pero eso se utilizó en 2005 porque venía Bush a la Argentina. Las exigencias de Estados Unidos eran muy grandes. Entonces se marcó una zona y un radio de 200 kilómetros. Ningún avión podía entrar a ese espacio aéreo mientras durara la interdicción. Porque si un avión entra, teníamos que suponer que era para hacer algún tipo de agresión bélica contra alguno de los presidentes. Es un tema de interés nacional fuerte y hace a un tema de la Defensa, que no es tirar a un avión de un narco. ¿Por qué no primero se depuran las policías y los servicios penitenciarios están totalmente vinculados al crimen organizado? ¿Por qué no se hace eficiente el control carretero, fluvial y marítimo? Hay montones de cosas que hacer seriamente, menos espectaculares, más efectivas y en línea con los demás países.
– ¿Y porque el FpV no avanzó con la oficina especializada en delitos complejos, la adquisición de más scanners u otras medidas en ese sentido para hacer más eficiente la lucha contra el narcotráfico?
–Nosotros pensábamos que en el marco de este tema conflictivo que ha sido el traspaso de la Policía Federal a la Ciudad, había una lógica vinculada al traspaso de las comisarías, un traspaso de competencias judiciales y a una segunda tanda de delitos comunes, no de delitos federales. El resto de la policía debía formar una estructura con otras funciones bien determinadas, vinculadas a las a la investigación, actuando en combinación con el ministerio público y hacer la famosa policía judicial. Pero bueno, nosotros llegamos a tener un proyecto casi hecho y después de que yo me fui (en 2013) se interrumpió. Estábamos avanzando por ese camino.
–Macri en Davos tuvo reuniones con el vicepresidente de Estados Unidos y el presidente de Israel, en las cuales se habló de una ayuda de ambos países en materia de Seguridad y lucha contra el narcotráfico. ¿Es positivo para la Argentina?
–Ese tipo de colaboraciones deben ser limitadas a lo que necesita la argentina. Si tenés fuerzas como la DEA metida en el país y en posesión de un montón de información sobre tus movimientos, tu fuerzas de seguridad y policiales, si actúan bien o mal, si son competentes o no. Sin perjuicio de establecer áreas de cooperación en lo que sea crimen organizado. Pero establecerlas muy puntualmente, de una forma en la que el país mantenga el control. Sino la influencia ideológica y la venta de armas viene atada.
En todos los organismos internacionales está esto de que Estados Unidos ofrece su colaboración, capacitación. Se educan en una doctrina que hasta ahora era la “guerra contra las drogas”, que implantó Nixon en 1971 y que hoy todavía no ha sido reemplazada, sin perjuicio de que aún los norteamericanos hoy tienen claro que la guerra, además de costar miles de muertos y miles de millones de dólares, tanto en Colombia como en México no han dado los resultados esperados. Bueno, hay una preparación de un cambio de paradigma que lo reemplazaría. La misma OEA, con su anterior secretario general, firmó un documento que empieza a perfilar, desde 2014, un cambio de paradigma.
– ¿Corren peligro, a partir de estas medidas y de la llegada de funcionarios militares a los cargos políticos, las transformaciones que se han realizado en las Fuerzas Armadas?
–Hay cosas que son ya inmodificables pero de todas maneras hay riesgos. El control político en el que hicimos tanto hincapié es evidente que no se siente con la misma fuerza. Vuelve a haber autonomía en el funcionamiento, en muchos lugares se están nombrando militares, policías y no civiles. Se avanza con este fallo reciente que recupera para la policía facultades que hace ya varios años que estábamos todos de acuerdo en que no podían tener. Son todas situaciones de limitación del ejercicio de las libertades de los ciudadanos. Y una emergencia es siempre una posibilidad de compra, de inversión de recursos muy significativos al margen de las normas legales habituales, que también es riesgoso. Además, tener a los militares desplegados en el territorio lleva a la tentación, o el mandato de alguien, de que puedan hacer inteligencia interna. Sobretodo en momentos en los que puede haber conflictividad social.
–Otro de los temas del decreto es la ampliación del tiempo de uso de los radares a 24 horas. ¿Por qué no se había hecho?
–Se ha hecho mucho y siempre se puede hacer más. Nosotros, además de los 11 radares que hizo el Invap para aviación civil, radares hechos con 80 por ciento de los componentes argentinos y con técnicos y tecnología nacional, firmamos un convenio para hacer seis radares militares, que se hicieron. Cuatro están funcionando y están en proceso de instalación los últimos dos. El año pasado se firmó un convenio por otros seis radares militares más. Siempre homologados, en este caso por la Dirección de Tecnología de la Fuerza Aérea. Entonces habrá 12 radares militares. Tres en Formosa, en Misiones, en Santiago del Estero, Chubut. Siempre se puede colocar más. Lo que no está cumplido es que los radares tienen que funcionar 24 horas. Pero no había suficientes radaristas porque su preparación no es breve ni simple. No había recursos humanos. Si no los podés tener las 24 horas debe ser súper secreto las horas que funciona y las que no.







La presunta ilogicidad de la ilusión… @dealgunamanera...

La presunta ilogicidad de la ilusión…

Macri en Davos, a la expectativa de grandes inversiones. Foto: Instagram Mauricio Macri

Un empresario de primera línea acostumbrado a tratar con todos los gobiernos  decía: “Tengo que callarme en las reuniones para no desilusionar el optimismo que en mucha gente despierta el gobierno de Macri”. También para no cosechar la reprobación y el rechazo de quienes están entusiasmados, como les sucede a los columnistas claramente no kirchneristas ante la mínima crítica a Macri, salvo que se expresen en los medios filokirchneristas.

© Escrito por Jorge Fontevecchia el sábado 23/01/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

En una conversación diferente –pero igualmente en off the record y para no contrariar el humor social de esperanza– otro empresario con experiencia política decía: “La apelación de Macri a que desatando los nudos que nos detienen, la riqueza de nuestros recursos naturales y humanos producirán el desarrollo es tan elemental que da miedo de que se lo crean ellos mismos. El eslogan de la dictadura fue ‘Argentina potencia’; el de Menem, ‘país del Primer Mundo’, y el de Macri ‘Sí, se puede’”.

El argumento es elemental porque hace muchas décadas se enseña en todos los colegios primarios que Argentina es el granero del mundo, que tiene los cuatro climas, que individualmente los argentinos triunfan en el exterior  y que “estamos condenados al éxito”, mientras pasan las décadas y esa profecía no se autocumple.

Pero quizás ser elemental (en ciertos campos) sea la clave del éxito de Macri, y una persona con mayor preparación política, siendo consciente de imposibilidades que Macri ni siquiera tiene en cuenta, directamente se autoexcluiría del mismo desafío. Por ejemplo, Ernesto Sanz rechazando su postulación como ministro de Justicia al percibir la forma –no política– de conducir de Macri y su poca predisposición a ser generoso con el radicalismo.

El gobierno del PRO (¿Cambiemos quedó en el olvido?) exhibe altas proporciones tanto de ingenuidad como de dureza, en ambos casos atribuibles también a la ignorancia, aplicándose la conocida sentencia sobre que el optimista es un pesimista mal informado.

Los muchos CEO incorporados desde la actividad privada a la administración de lo público comparten la misma virginidad que los funcionarios del PRO. 

Un político que llegara a ministro después de haber completado una carrera pública de concejal, legislador provincial, diputado y senador nacional o eventualmente intendente y hasta gobernador podría arribar al Ejecutivo nacional habiendo sido testigo de tal cantidad de frustraciones políticas como para optar entre la prudencia o el cinismo si no contara con esa llama de un deseo inapagable que caracteriza a muy pocos.

Los CEO, al ser tan novatos en política, siendo seniors en la actividad privada pueden tener en lo público el entusiasmo de un militante joven para quien aún es posible cambiar el mundo cada día. De hecho, además de aportar su experiencia, volver a sentirse apasionados debería ser una de las motivaciones honestas de quienes dejan sueldos y privilegios superiores en actividades donde ya habían alcanzado la posición más alta.

Macri mismo, a pesar de sus ocho años de gobernar la Ciudad de Buenos Aires, por la gran diferencia de dimensión entre una ciudad, aunque enorme, y un país, sumado a que el PRO sólo le aporta dos  años más de vida que su propia experiencia al frente de la Ciudad, mantiene una condición de cierta candidez para enfrentar sus responsabilidades presidenciales.

Noticias como una inflación de 6% en diciembre sin aún haber aumentado tarifas ni bajado subsidios, el pronóstico del Fondo Monetario de caída del producto bruto de Argentina para 2016, las mañas a las que apelarán los fondos buitre para tratar de maximizar sus beneficios  y el enfriamiento global de la economía con crónicas y recurrentes caídas en las diferentes Bolsas del mundo asustarían a todo aquel que no creyera mucho en sus propias fuerzas.

Lo mismo sucede con la población porque a pesar de las objetivas señales de dificultad creció el porcentaje de quienes confían en que la Argentina mejorará económicamente y se contagian del convencimiento que irradia el macrismo. No hay ilogicidad en esa ilusión, tanto en los gobernados como en el Gobierno. En economía las expectativas son tan importantes, y a veces más, que los fundamentos racionales.

Creer aun sin fundamentos no es siempre ilógico porque resulta tan terapéutico en el terreno económico como en el médico: Lévi-Strauss en su texto Los hechiceros y su magia explicaba la eficacia simbólica de profesiones que habían durado siglos –aún quedan chamanes en el mundo ejerciendo su forma de medicina– por el efecto que tiene la sugestión: si el paciente padece una enfermedad que se curará sola, creer que se va a curar porque intervino alguien a quien le asigna autoridad (en este caso del Gobierno, en la economía) hará que se cure más rápido. También vale para Macri, sus ministros y CEO (los hechiceros): si ellos creen que podrán, aumentarán las posibilidades de que terminen pudiendo.

Para Kant la ingenuidad era “manifestación de la sinceridad que es originalmente natural a la humanidad”. Friedrich Schiller en sus ensayos sobre la ingenuidad escribió que “apacigua el espíritu”. Y Nietzsche hablaba de las tres grandes ingenuidades: dos de ellas “el conocimiento como medio para la felicidad” y “como medio para la virtud”. Un consuelo frente a la falta de conocimiento de Macri y algunos de sus funcionarios sobre determinados temas. Acerca de la ilusión y las apariencias Platón decía que del mundo 
sólo caben opiniones y no verdades.

El mundo de la ilusión no es real, pero tampoco es que no exista; la ilusión crea realidades.



sábado, 12 de diciembre de 2015

Cristimacrimáticas… @dealgunamanera...

Cristimacrimáticas…


El resultado electoral tiene secuelas matemáticas: todos están haciendo números. Números para manejar espacios de poder y números relacionados con los fondos. Hay números para todo. Pero también hay números que van más allá de los parlamentos y los presupuestos. Son los que tienen que ver con un diseño opositor desde el peronismo y el kirchnerismo, y con la vía que elegirá el macrismo para llegar con oxígeno a las legislativas de medio término en dos años.

© Escrito el sábado 12/12/2015 por Luis Bruschtein y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El acto masivo, inapelable, del miércoles en la Plaza de Mayo fue más que una despedida a Cristina. Hubo una señal de fuerza al macrismo, un recordatorio de que ganó solamente por algo más de dos puntos de diferencia. También fue reafirmación de un liderazgo ante cualquier cuestionamiento futuro. Fue un acto limpio, con poco aparato y mucha gente que participó sin encuadramiento. El kirchnerismo aprendió de las elecciones: la militancia no tiene que obturar la participación, sino facilitarla. Se vieron pocas banderas de taller y muchos cartelitos caseros, muchas parejas, muchas familias con chicos y muchos grupos de amigos o compañeros de trabajo. Hubo algunos colectivos, pero mucho menos que en otros actos. Y la respuesta de la gente fue impresionante por lo emotiva y por lo masiva.

Cristina Kirchner tenía que reafirmar su liderazgo después de una derrota. Eso es de manual. Los consejeros de Macri quisieron evitarlo. Eso también es de manual: no hay que darle respiro al derrotado, hay que impedir que se levante. Macri primero aceptó seguir el protocolo, pero sus consejeros le dijeron que se echara atrás y aprovechara la inercia de su triunfo para acorralar a Cristina. No le salió bien. Se vio obligado a recurrir a los servicios –quizás demasiado serviciales– de un amplio sector del Poder Judicial que siempre lo ha consentido. Es un poder que conserva características feudales. Macri es un dirigente de la derecha y la mayoría de los jueces son de derecha, son macristas. Entre esos jueces y fiscales y los medios corporativos y sus estrellas periodísticas le hicieron la campaña sucia que le dio el triunfo.

Pero la movida tuvo un costo, le recortó el período de gracia. Fue al choque y usó un golpe bajo cuando, en medio del diálogo, el kirchnerismo se enteró de que el macrismo le había metido una cautelar. Se proclama el rey del diálogo y lo traiciona apenas empieza. No es buen antecedente para ningún otro diálogo. Esa actitud desleal del PRO fue la que provocó la ausencia de los legisladores del FpV en la jura de Macri.

El insólito fallo de la jueza Servini de Cubría obligará a crear un nuevo cargo electivo: el de presidente para las primeras doce horas. Según la jueza, cada vez que hubo recambio presidencial, se produjeron doce horas de acefalía, un hallazgo que pasará a la historia de la vergüenza judicial. Cristina criticó el fallo pero lo acató, lo que no impidió que hiciera su poderoso acto frente a la escuálida concentración ante la que habló Macri al día siguiente desde los balcones de la Casa Rosada, después de asumir.

Tras el recambio, hay incertidumbre en las tribus del Frente para la Victoria. La mala sintonía que hubo al principio de la campaña entre Daniel Scioli y La Cámpora había sido recompuesta en las últimas semanas. Pero quedaron resquemores en otros sectores que no se sintieron cabalmente representados en las listas. Hubo una grieta en el bloque de senadores bonaerenses impulsada por Fernando Espinoza que logró el respaldo de cuatro legisladores regresados del massismo.

Quedaron nueve a nueve, pero es una disputa de entrecasa, por los cargos en el bloque y la Legislatura. No se anunciaron alejamientos del Frente. Con otro resultado, es probable que este tironeo hubiera implicado atomización. No es lo que se avizora por una razón muy sencilla: el grado de incertidumbre es igual a la ventaja que sacó el adversario. Si hubiera sido de diez puntos, por ejemplo, es muy probable que se hubieran producido rupturas y migraciones hacia el massismo y el macrismo. Pero la diferencia fue la mínima, por lo que nada garantiza que un cambio en las alianzas mejore el resultado. Por el contrario, la expectativa mayor es de ganar en la próxima. En este escenario, la incertidumbre puede generar disputas, pero sin ruptura.
Porque la perspectiva de una ruptura es de debilitamiento antes que de fortalecimiento con otras alianzas. 

Al reafirmar su liderazgo, Cristina dejó en claro que ninguna expresión peronista puede ganar sin el kirchnerismo. Es cierto también al revés: el kirchnerismo solo, sin el resto del peronismo, tampoco podría ganar. Pero es la fuerza que puede articular un triunfo futuro del peronismo, lo cual incluye al massismo, que sería el más beneficiado por una ruptura pero al que aún así no le alcanzaría si tuviera que confrontar con Cristina. En ese escenario, es más factible a la larga una sangría del massismo hacia el PRO y el FpV.

En el caso de los gobernadores y el Senado, las alianzas asumen una lógica diferente. El FpV tiene gobernadores propios, aliados cercanos y otros no tanto. El gobernador tiene una lógica de gestión concreta y depende de los recursos del gobierno nacional. Este factor de gestión influye tanto como el juego político nacional en el momento de decidir los votos de sus senadores. Si acepta esa flexibilidad, que antes no tenía porque estaba en el gobierno, el FPV podrá contener la inquietud que produjo la derrota. De hecho, cuando tomaron la decisión de no asistir a la jura de Macri, el FpV no tuvo problemas en Diputados –aunque unos pocos asistieron– pero en el Senado tuvo que dejar en libertad de acción a los senadores porque algunos gobernadores no estaban de acuerdo con esa medida.

Para el macrismo las matemáticas son diferentes. Le resulta difícil distinguir su voto más fiel. El cálculo optimista estaría en el 34 por ciento de la primera vuelta. Es el voto que se define como macrista puro. En la segunda vuelta recibió 17 puntos más de Sergio Massa, Margarita Stolbizer y Adolfo Rodríguez Saá para llegar al 51,3.

Macri hizo convocatorias a la unidad y al amor, pero en la práctica aplicó una estrategia agresiva contra el kirchnerismo. No le interesó aprovechar la inercia de su triunfo para generar también alguna expectativa entre quienes no lo votaron. Fue al choque y de manera desleal, como si quisiera provocar una reacción destemplada. Pensó que cualquier cosa que hiciera ahora que está embellecido por la victoria, funcionaría a su favor y en contra de Cristina. No quiso nada del 49 de Scioli y buscó reafirmar el 17 que le sumó en segunda vuelta. Calcula que en ese rubro cae bien patotear a Cristina. Su demostración de fuerza estaba en ese maltrato y no en hacer el traspaso en la Casa de Gobierno, lo que no tiene sentido. Si Cristina aceptaba el juego y hubiera asistido, hubiera sido humillada porque toda la estrategia del PRO apuntaba a ese desenlace. La derecha no se va a restringir en el uso del poder y lo hará con la impunidad que le conceden la corporación judicial y la corporación de medios que operaron estos doce años en contra del kirchnerismo.

Pero el escenario tan parejo está muy acotado, incluso para el que recién llega. La pelea no movió el amperímetro. Gran parte del electorado que lo favoreció no es macrista y ya está preocupado por los precios, por su trabajo o jubilación y por sus ahorros. Ni los medios corporativos pudieron ocultar el poco entusiasmo que generó la ceremonia de asunción, poca gente en el Congreso, en la calle y en la Plaza de Mayo, donde apenas se acercaban a la pirámide, sin ocupar las calles adyacentes. El hecho de que toda la atención esté puesta en los precios es un síntoma de debilidad en la ligazón que une ese voto con el macrismo.

Es el punto débil del gobierno derechista. Necesita distraer la atención de los precios y la economía, para colocarla en un enfrentamiento con el cuco del kirchnerismo y operar para tratar de aislarlo y dividirlo. La estrategia de cargar toda la responsabilidad sobre la supuesta herencia catastrófica que les habrían dejado les funcionó en contra porque provocó más inquietud que bronca. A nadie le importa ya reclamarle al que se fue. El que tiene que rendir cuentas es el que está a cargo del mostrador. Son las reglas de juego. Si quiere mejorar su presencia en el Congreso dentro de dos años, Macri deberá administrar con mucha cautela las medidas que siempre ha promovido y de las que los integrantes de su gabinete económico han sido los embanderados. La experiencia demostró que estas medidas fueron desastrosas para la mayor parte de los argentinos.

Pero aun así y a pesar de ellas, Carlos Menem ganó varias elecciones porque el primer efecto del endeudamiento es un espejismo de prosperidad.




martes, 24 de noviembre de 2015

Confiar por Confiar, no más: Rarezas del Macrismo... @dealgunamanera...

Rarezas del Macrismo...


La consagración de Mauricio Macri representa una alegría importante para muchos argentinos. Millones de personas que han depositado su esperanza en él, le abrirán una línea de crédito político que Macri deberá saber administrar, para que no le ocurra lo mismo que a Cristina Kirchner luego del 2011, cuando dilapidó de manera extraordinaria aquél 54% de apoyo popular, cometiendo un error tras otro.

Hay dos maneras de intentar confiar en Macri. La primera, que es la más directa, y la que ha seguido la enorme mayoría de sus votantes, consiste en hacerlo, más por necesidad imperiosa de sacarse de encima al kirchnerismo, que por otro asunto.

La otra ya es más compleja. Porque parte del análisis de lo ofrecido, y de las personas que lo están ofreciendo.

Y ahí es donde, a este cronista, se le complica mucho poder confiar.

Porque PRO me dice que, para confiar en ellos, debo asumir que Mauricio Macri no tiene nada que ver con Franco Macri, que Adrián Menem no tiene nada que ver con Carlos Menem, y que Jorge Triaca hijo, (que suena para Trabajo), no tiene nada que ver con el Jorge Triaca que vació SOMISA, para que Techint la pueda comprar al 10% de su valor.

La misma Techint de Paolo Rocca que ha sido financista sustancial de la campaña de Mauricio Macri.

Y la verdad es que a mí me resulta demasiado extraño que en PRO se hayan juntado tantos muchachos que piensan con 180 grados de divergencia respecto de los que portan su mismo apellido, y hasta su misma cara.

Me explican, incluso, que la primera diputada nacional, Patricia Bullrich, no tiene nada que ver con la Patricia Bullrich que bajó 13% sueldos y jubilaciones.

O que Federico Sturzenegger no es el mismo que fuera procesado por el megacanje, ni es el que explicó en USA que, para debatir, la estrategia consistía en no decir jamás lo que pensaba hacer, y , simplemente, engañar a la gente.

Para confiar en PRO, o en Cambiemos, o en Macri, debo asumir que un ex Shell en YPF, que un ex Monsanto en Asuntos Agrarios de Bs Aires, o que un ex J.P.Morgan en economía, han hecho un vuelco absoluto respecto de los intereses que defendieron en el pasado, y ahora vienen a cumplir funciones públicas en defensa de lo nacional.

Otra vez, me resulta durísimo creer que en PRO se nucleen personas que han girado 180 grados respecto de los intereses que defendieron hasta hace 5 minutos.

Respecto del presidente Macri, se supone que debo olvidarme del origen espurio de su fortuna, de sus varios procesamientos judiciales, y de sus actitudes y expresiones del pasado reciente.

Debo creer que el presidente Macri no es el mismo que con la UCEP apaleaba indigentes por las calles, ni tiene algo que ver con aquél que reprimió pacientes y enfermeros en el Borda, que el presidente que ahora promete luchar contra la corrupción no tiene nada que ver con el intendente del decreto 556/10, mediante el cual se extrajeron millonarios fondos de la ciudad de Buenos Aires con fines insondables, o que el Macri que se quejaba de la fundación de nuevas universidades, que decía que el salario es un gasto, o que ponía alumnos a estudiar dentro de containers, era un Macri diferente a este que ganó la elección.

Mire...en cualquier parte del mundo, incluso aquí, para obtener un buen conchabo usted debe presentar un curriculum vitae. Se presenta para conocer qué cosas usted es capaz de hacer, pero básicamente, para saber cuáles fueron las cosas que ya hizo.

Personalmente estoy convencido de que la mejor forma de conocer quién es alguien, consiste en observar quién fue. Es un asunto simple, pero que prácticamente nunca falla.

Y cuando miro quiénes fueron estos muchachos, de dónde vienen, y qué es lo que representaron, es cuando se me hace arduo poder confiar en ellos.

La política argentina me quiere obligar a formatear razonamiento y memoria, e instalarme, periódicamente, un nuevo sistema operativo. Y todo en nombre de la esperanza, aunque eso consista en elegir a estas personas.

Lo siento. Pero me resisto a eso. Conmigo no, muchachos: Conmigo no.

El 15 de octubre de 2011, cuando CFK ganó con aquél 54% de los votos, escribimos para este mismo medio un artículo que contenía la siguiente frase.

"La mitad de los argentinos hoy me ha dicho que no le interesa que le contemos o analicemos lo que ellos desconocen. No les importa el pasado ni el futuro, y son clara y legítima mayoría".

4 años más tarde, la sensación es prácticamente la misma.

No diré lo que todos dicen "ojalá que a Macri le vaya bien", porque históricamente, cuando le fue bien a Macri, me fue mal a mí, y a un montón de tipos como yo.

A Macri le fue fantástico en los ´70 y en los ´90. A la argentina le fue espantosamente mal en esos lapsos.

Digamos que los intereses de Macri nunca estuvieron vinculados a los míos, ni a los del 90% de la gente que conozco.

Sí diré "ojalá que a los argentinos nos vaya bien", que es otro asunto sustancialmente diferente, y comparativamente mucho más importante.

© Escrito por Fabián Ferrante el lunes 23/11/2015 y publicado por Tribuna de Periodistas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

domingo, 15 de noviembre de 2015

Encuestas... Debate... Minuto a Minuto... @dealgunamanera...

Minuto a minuto...

Construyendo el futuro. Dibujo: Pablo Temes

Actitudes polarizadas para una incertidumbre hasta el último voto. El dólar, centro de todo.

Al día de hoy, todas las encuestas auguran que la elección del domingo que viene la ganaría Mauricio Macri. Creer que eso significa que el resultado electoral está definido constituye un error grosero. Nada está definido aún. No son pocos los que decidirán su voto recién cuando estén en el cuarto oscuro frente a las dos boletas: la de Scioli y la de Macri.

El duro presente electoral de Daniel Scioli lo obliga a luchar todos los días contra un frente interno que lo castiga sin cesar. “Lo que nos están haciendo Cristina y La Cámpora no tiene nombre”, se sinceraba un alfil del candidato en los últimos días de la semana que pasó. El exabrupto de Axel Kicillof contra Sergio Massa y, por carácter transitivo, sus votantes, los nombramientos escandalosos en cargos públicos de militantes de La Cámpora, los dichos diarios de Aníbal Fernández y el comunicado del ministro de Interior y Transporte, Florencio Randazzo, responsabilizando a la gestión de Scioli por las inundaciones que están frenando la construcción de las vías del tren a Mar del Plata, fueron verdaderos mandobles que sacudieron la campaña del candidato del FpV, a los que hay que sumar las tomas de terrenos en Merlo y el problema que le genera la dura circunstancia de una situación económica complicada que se ha hecho ya indisimulable.

Por eso, Scioli se ha visto obligado a reconocer la existencia del cepo cambiario, de la inflación, del efecto nocivo que sobre los salarios tiene el mal llamado mínimo no imponible y sus escalas de aplicación, de lo negativas que para la producción agropecuaria resultan las retenciones, y un largo etcétera causado por el combo de desatinos producidos por el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.

Por el lado de Cambiemos se vive un momento de expectación. Sabedores de lo que señalan todas las encuestas, todavía no ganaron. “Esto es como un partido de fútbol: se define en el último segundo del último minuto”, señala una voz desde las entrañas del PRO. Por eso, Macri y su entorno bajan diariamente la consigna referente a la necesidad de no caer en actitudes triunfalistas. Uno de los temas sobre los cuales se insistirá mucho en esta semana final de la campaña es la correcta fiscalización del comicio y del escrutinio, sin cuya existencia no hay chance de victoria alguna.

De cara a un eventual gobierno, hay al interior de Cambiemos un intenso ir y venir sobre las medidas económicas a implementar inmediatamente después del 10-D. La expectativa existente en torno al levantamiento del cepo genera discusiones entre el candidato y sus principales espadas económicas. No todos comparten la idea de la metodología del shock. La devaluación por sí sola no soluciona los desbarajustes de la economía argentina. Ya se vio durante el ajuste cambiario que implementó Kicillof en enero de 2014.

Macri, por su parte, mantiene contactos frecuentes personales con Sergio Massa, transformado no sólo en un gran elector sino también en un guardián de la gobernabilidad. Ese es un rol de suma importancia que habrá de jugar en la gestión de María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires y, por supuesto, la de Macri si es que gana la elección del próximo domingo. Lo que no está definido aún es qué tipo de acuerdo se buscará. “Lo que Mauricio debería buscar son acuerdos parlamentarios de tipo institucional. Si lo que persigue, en cambio, es atraer nombres para ocupar cargos, la cosa será más difícil”, señala un hombre de la cercanía de Massa.

Debe recordarse que en enero de 2014 devaluó axel Kicillof, pero fracasó.

En el medio de todo esto se ubica la Presidenta, cuyo norte político es claro: retener la mayor cuota posible de poder después del 10 de diciembre. La desesperación es tal que ya las formas no importan. Así, militantes de La Cámpora que van de aquí para allá con el objeto de llenar vacantes existentes en las distintas reparticiones del Estado, la creación de nuevas dependencias, nombramientos insólitos de nuevos embajadores y designaciones de fiscales y jueces representan el repertorio de medidas que la Presidenta está adoptando en estos últimos días de frenesí.

Estas actitudes de Fernández de Kirchner están causando un creciente malestar en distintos sectores del peronismo, que ven con un disgusto cada vez más difícil de ocultar esta presencia de La Cámpora que les es totalmente ajena. Hay voces que han decidido no callar más esta situación que se les hace insoportable: es el caso del gobernador reelecto de Salta, Juan Manuel Urtubey, cuyo disconformismo se ha escuchado sin eufemismos.   

Ante semejante panorama, el hecho más importante de esta pobre campaña electoral habrá de ocurrir hoy: será el debate que Macri y Scioli mantendrán esta noche en la Facultad de Derecho de la UBA. El hecho constituirá, además, un hito histórico no sólo por ser el primero que tendrá lugar en la Argentina sino porque, además, fijará un precedente del cual no se podrá retroceder.

Lo fundamental del debate no radica en quién lo gana. Al respecto, el primer debate presidencial de la historia –que tuvo lugar el 26 de septiembre de 1960 en los estudios de la CBS en Chicago y fue protagonizado por Kennedy y Nixon– marcó lo relativo de su incidencia en el resultado electoral, ya que para quienes lo vieron por televisión el ganador fue Kennedy, mientras que, para los que lo escucharon por radio, el vencedor fue Nixon.

La importancia del debate presidencial trasciende lo electoral porque cobra la dimensión de un acto de docencia cívica, en el que queda consagrada la diversidad de las ideas y las propuestas, representativas de la pluralidad que constituye la esencia de la convivencia democrática, atributo perdido durante los largos años del kirchnerismo en el poder que el país debe recuperar cuanto antes.

Producción periodística: Guido Baistrocchi.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 15/11/2015 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.