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domingo, 7 de julio de 2019

Desafíos electorales… @dealgunamanera...

Desafíos electorales…

 Peso, Vidal-Macri. Dibujo: Pablo Temes

La compleja tarea de Vidal en Provincia. El rol de Marcos Peña. Cómo el acuerdo Mercosur-UE se mete en la campaña.

Escrito por Nelson Castro el domingo 07/07/2019 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Mauricio Macri ha hecho una adecuada lectura de la dinámica electoral y de sus consecuencias: el Gobierno necesita tener una buena performance en las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO). Si así no fuera, la incertidumbre política que desataría la inminencia de una victoria del kirchnerismo haría trizas la endeble estabilidad económica que exhibe el país hoy en día. Y eso sería para el Gobierno el pasaporte a su derrota. En lo concreto –es decir, en los números–, hacer una buena elección para el oficialismo significa no perder por más de siete u ocho puntos. Una diferencia mayor marcaría el adiós a la posibilidad de reelección del Presidente. Así, pues, las PASO se han transformado no ya en una gran encuesta, sino en una verdadera primera vuelta de la elección presidencial.

El desbande de Consenso Federal ha alcanzado la categoría de fiasco. Si algo le faltaba para coronarlo, es la pelea para evitar la interna en la Capital Federal. La contradicción no pudo haber sido mayor: en la agrupación que lleva la palabra consenso lo que domina es la imposición. Tan lejos ha llegado ese absurdo que se creó ahí una nueva grieta. ¡Inentendible!

Acuerdo Mercosur-UE. Macri vivió el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea como una victoria personal. En verdad, fue una sorpresa. Muy pocos –casi nadie– de los participantes de la reunión del G20 en Osaka tenían esperanzas de llegar a este entendimiento. Los que frecuentan al Presidente coinciden en señalar que esto le levantó el ánimo.

Un acuerdo de este tipo siempre es muy bueno en tanto y en cuanto se observen dos requisitos: el primero es que se negocie con precisión y cuidado su instrumentación. Esa es la clave. Lograrlo lleva tiempo y demanda mucha destreza política.

En los detalles es donde la negociación se hace más ardua. Y esto vale tanto para el frente interno como para el externo. En Europa ya han aparecido las primeras resistencias. Las padeció Emmanuel Macron, con los agricultores franceses, ya que le han hecho saber su posición contraria al acuerdo.

En lo interno no hay que olvidar que el tratado necesita ser ratificado por el Congreso. Solo será posible alcanzar dicho propósito si hay consenso político, algo que en la Argentina tiene la categoría de utópico. Esa discusión se dará recién el año que viene y dependerá del resultado electoral.

El kirchnerismo ya ha hecho saber, a través de Alberto Fernández y de Axel Kicillof, que revisará el acuerdo, lo que, a buen entendedor, significa que lo rechazará. De ser así, será una contradicción –una más– de las que constituyen le esencia K. De Kicillof no sorprende; de Fernández, sí. En 2014, Cristina Fernández de Kirchner abogó fuertemente por alcanzar un entendimiento de este tipo. 

El 19 de marzo de ese año, la ex presidenta publicó en su cuenta de Twitter: “Estamos muy esperanzados en avanzar con las negociaciones”, en referencia al posible acuerdo comercial entre el Mercosur y la Unión Europea. La publicación estaba acompañada de una foto en la que se la veía junto al entonces presidente de Francia, François Hollande.

CFK había viajado a la Ciudad Luz para reunirse con él y hablar de la deuda que la Argentina mantenía con los 19 países integrantes del Club de París. Durante ese encuentro también se habló del tratado de libre comercio, que se comenzó a discutir oficialmente en 1999.

El segundo requisito del cual dependerá la viabilidad de este acuerdo tiene que ver con aspectos estructurales de la economía de la Argentina.

Con la presión impositiva, la inflación y las tasas de interés que existen hoy en día, no hay ni habrá ninguna posibilidad de que en la Argentina haya desarrollos productivos que puedan ser competitivos. De esto se habló en la reunión que mantuvo Macri con distintos sectores empresariales el miércoles pasado en la Quinta de Olivos. Todos coincidieron en este punto. El desafío es transformar esa coincidencia en hechos. El actual gobierno se la ha pasado hablando de la necesidad de bajar impuestos y lo que ha hecho a lo largo de su gestión es subirlos.

Lucha por Bs. As. María Eugenia Vidal tiene por delante una tarea ciclópea. Hoy está perdiendo la provincia de Buenos Aires en forma clara. Si bien achicó las diferencias con el envión que, según muestran las encuestas, se produjo en estas dos últimas semanas, la diferencia con la fórmula Kicillof-Magario es aún significativa.

El conurbano bonaerense es donde se definirá la elección. No es novedad. En ese territorio abundante en contrastes y necesidades, la imagen positiva de CFK es alta y eso tracciona hacia arriba los candidatos a la gobernación del kirchnerismo. Es exactamente lo contrario que sucede con Macri, un verdadero salvavidas de plomo para las aspiraciones electorales de la gobernadora. Se calcula que para ganar la Provincia necesitaría un corte de boleta de 6 puntos. Hoy, eso es un imposible.

En la distribución de tareas que se acordó en la reunión del rencuentro de Sergio Massa con los intendentes kirchneristas –en la que participaron también Kicillof y Verónica Magario–, el líder del Frente Renovador se comprometió a ponerle el cuerpo a la campaña para recuperar los municipios del Conurbano que Cambiemos ganó en 2015. En la mira, a priori, hay dos: Quilmes y Pilar.

No está claro aún cuál es el aporte en votos que Massa le suma al Frente de Todos. Hasta ahora parece poco significativo. Es lo que se desprende de la mayoría de las encuestas.  El precandidato a gobernador les pidió a los intendentes que salgan a mostrar las cosas que hicieron con la plata de sus municipios sin ayuda de la gobernación. “Vidal es Macri” es la consigna sobre la que girará la campaña que hará centro en la crisis económica.

La economía sigue arrojando números malos. La disociación con el discurso del Gobierno es abismal. No hay noticias económicas buenas en la vida de la mayoría de los argentinos. Ante las dificultades que esto representa para la reelección, importantes referentes de Cambiemos, más vinculados al PJ y a la línea fundadora del PRO, creen que sería un buen momento para despedir a Marcos Peña y asignarlo con dedicación exclusiva a la campaña.

Tanto es así que, durante las dos últimas semanas, se habló muy fuerte de Peña como ministro de Relaciones Exteriores de un eventual próximo gobierno de Macri. “Estas cosas tendrían que tener algún nivel de definición; eso ayudaría mucho a convencer al votante indeciso de que las cosas mal hechas se van a corregir”, señala un consultor con llegada al núcleo del Gobierno.

La polarización extrema de la elección llevará inexorablemente a una campaña negativa y agresiva en la que abundará la escasez de ideas. Ese oxímoron –la escasez de ideas en abundancia– es el verdadero drama de la política vernácula.

Producción periodística: Lucía Di Carlo.




sábado, 22 de junio de 2019

Bandera de largada… @dealgunamanera...

Bandera de largada…

PERON-ISTMOS. Dibujo: Pablo Temes

Definidas las nóminas habrá que ver si será más efectiva la fórmula sorpresa de Macri o la de CFK. Con todas las cartas sobre la mesa ha quedado conformada la oferta electoral de cara a las elecciones nacionales de este año.

© Escrito por Carlos De Angelis el sábado 22/06/2019 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Apuestas. Las grandes sorpresas ya tienen varios días en las portadas de los periódicos, Cristina Kirchner cediendo la candidatura presidencial a Alberto Fernández y Mauricio Macri convocando al líder del bloque justicialista del Senado de la Nación, Miguel Ángel Pichetto. Quedará para los historiadores del futuro analizar las subjetividades puestas en juego en esos giros, pero el análisis urgente tiene que ver con la eficacia electoral de semejantes apuestas.

Comparativamente, el impacto más fuerte lo dio Cristina con su disposición a bajar un escalón en la competencia colocando en su lugar a un fuerte crítico de su gestión como fue Alberto Fernández. La autocrítica que incorpora esa doble decisión quedó sin explotar a fondo por parte del kirchnerismo, por lo que muchos medios de comunicación eligen prestar un altavoz a personajes marginales en la política argentina como Dady Brieva o Mempo Giardinelli, lo que obliga a Fernández a dedicar su más escaso recurso, su palabra, a desmentir planes de Conadeps imaginarias, reformas constitucionales exprés, o Ministerios de la Venganza con guillotinas a disposición.

Las PASO traen una nueva decepción por falta de competencia intrapartidaria.

La incorporación de Pichetto como compañero de Macri mostró que el otrora Cambiemos resultó ser una organización mucho más estructurada que el peronismo. La incorporación de un extranjero a las huestes políticas del PRO rompió los manuales de la posideología que elaboraron trabajosamente Jaime Duran Barba y Marcos Peña, pero aun así, prácticamente no se escucharon voces disidentes a la estrategia rupturista.

Por otra parte, tampoco han sido claras las expectativas puestas en el experimentado Pichetto, pero novel candidato a vicepresidente, un cargo sin grandes prerrogativas constitucionales, pero que es el reemplazo natural ante cualquier contingencia que pueda afectar al presidente de la Nación. No es evidente si la jugada apuntaba a integrar un cuarto socio en la alianza, para lo cual Pichetto debía traer tras sí un bloque de legisladores y gobernadores peronistas, o por lo menos asegurar que no apoyen a F&F, buscando que gobernadores como Juan Schiaretti arriesguen legisladores propios en el Congreso Nacional presentando lista corta. La otra apuesta (posiblemente más efectiva) es que Pichetto se constituya como “el” vocero de Juntos por el Cambio y vaya a seducir a los votantes de Sergio Massa y a otros ni-ni de la tercera vía y de la tercera y más grande sección electoral de la provincia de Buenos Aires.  

Peronismo por doquier. El antiperonismo realmente existente ha quedado dolido por la incorporación del senador Pichetto en la fórmula presidencial macrista y observa que los candidatos peronistas se cuelan por todos lados, debiendo o bien escudarse en alternativas minoritarias o bien metabolizar las explicaciones del junticambismo sobre las excepcionalidades del caso del senador por Río Negro.

La estrategia central del macrismo va a ser alcanzar los 35 puntos en la primera vuelta, esperando que Alberto Fernández se estacione en algún punto en la franja que va de los 40 a los 45, para aplicar con toda su fuerza el artículo 98 de la Constitución Nacional y dar vuelta la elección en el ballottage del 24 de noviembre. Quienes creen que esa empresa es posible, plantean que capturarán en su totalidad los votos de los libertarios de Espert, así como gran parte de los consensualistas de Roberto Lavagna.

Por el otro lado, en el doble fernandismo la apuesta central es superar los 45 puntos, para ganar en primera vuelta y por eso se hizo el esfuerzo de sumar a Sergio Massa para finalizar encabezando la lista de diputados nacionales.

La alternativa más atractiva era que el tigrense se uniera a unas PASO nacionales, pero naufragó por la propia lógica de la ley que elimina de la escena a los derrotados. Ahora Massa tendrá presencia tanto en agosto como en octubre.

Queda por ver qué voto pueden atraer las candidaturas por fuera de la gran polarización. Por una parte, el desmembrado camino central de la política argentina tendrá su oportunidad con Roberto Lavagna y Juan Manuel Urtubey. Las clases medias de los grandes centros urbanos como CABA, Córdoba y Rosario son los principales targets donde esperan cosechar sufragios para llegar a los ansiados diez puntos nacionales.

Las huestes libertarias de José Luis Espert se configuran como uno de los principales misterios de la elección. Subestimados por el macrismo que creía que nunca superarían el punto y medio requerido por las PASO para acceder a la elección general ahora se encuentran con un espacio pequeño, pero que pesca en la misma franja de clases medias altas donde el macrismo tiene su núcleo duro. En menor medida, algo parecido pasa con la candidatura del ex funcionario del gobierno de Macri y ex mayor del Ejército Argentino Juan José Gómez Centurión, quien descubre que la posición más dura del sector celeste antiabortista puede transformarse en una opción traccionadora de votos.


No pasó. Finalmente, la figura de las PASO traen una nueva decepción por falta de competencia intrapartidaria o en los frentes electorales. Habrá que pasar el peine fino para ver si a nivel intendencia o Legislaturas locales se abrió la competencia para dar distintas opciones a los votantes. Es que las PASO se transformaron en un experimento endiablado con resultados imprevistos, más allá de experiencias positivas como la del propio Macri en 2015 u Omar Perotti en Santa Fe este año.

Así como están planteadas, evidentemente las primarias no funcionan, con el riesgo de otorgarles una información vital a nivel mesa electoral a los oficialismos de turno para que puedan operar en territorio hasta las elecciones generales con grandes recursos a disposición. Sin duda, se debe cambiar la ley para que o bien puedan integrarse en la fórmula presidencial quienes obtengan la mayor cantidad de votos, u otras alternativas, como que sean obligatorias para los partidos, pero optativas para los ciudadanos (caso Uruguay) o que solo acudan a las primarias quienes presentan alternativas (caso Chile).  

La larga ronda de nombres ha llegado a su fin, ahora es cuestión de seducir a los votantes.


sábado, 25 de mayo de 2019

La memoria de los peces… @dealgunamanera...

La memoria de los peces…

Dupla. Esta fórmula no debería ser considerada antinatural. Fotografía: Cedoc Perfil

En su reciente libro La belleza del universo, sensible aproximación a temas esenciales de la física, como el origen de la vida, los misterios del tiempo y otros, el físico y filósofo alemán Stefan Klein explica con claridad por qué, aun con decenas de miles de satélites especializados poblando el espacio, los pronósticos meteorológicos fallan un 75% de las veces. Si eso ocurre donde la más avanzada tecnología se interna en las leyes de la naturaleza, no debería sorprender que los pronósticos políticos y electorales, así como las encuestas ad hoc, resulten errados con mayor frecuencia aún. 

© Escrito por Sergio Sinay el Sábado 18/05/2019 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.  

Es que afortunadamente no hay tecnología que pueda penetrar en lo más profundo del inconsciente individual y dé con la verdadera razón (no la supuesta o especulativa) que impulsa las conductas humanas, ni que, mucho menos, logre aprehender la cara oscura del alma. A diferencia del clima, las cuestiones políticas, y a través de ellas los destinos de los países y las sociedades, las determinan seres humanos, que ponen en eso sus valores, sus creencias, sus ideas, sus pulsiones, sus intereses, sus sentimientos, sus emociones, sus deseos, sus talentos, sus perversiones (sí, también eso), sus esperanzas y hasta sus más inconfesables e inconfesadas intenciones. Y quienes hacen cálculos y especulaciones en cuestiones políticas y electorales incluyen esos mismos elementos en sus teorías.

Considerando todo esto, la presentación de la fórmula Fernández-Fernández de Unidad Ciudadana no debería ser vista como un fenómeno antinatural, por mucho que les duela a los analistas políticos el haber sido sorprendidos por el anuncio. Habrá que inventar nuevos supuestos, nuevas especulaciones, nuevas cartas para el juego de la ficción política, que suele disfrazarse de realismo testimonial y de verdad científica.

Como alguien dijo alguna vez, lo único que se puede predecir es el pasado.
Según el ensayista libanés Nassim Nicholas Taleb, padre de la categoría “cisne negro” aplicada a los hechos imposibles que, a pesar de todo, suceden, todo lo demás, más aún en boca de expertos y especialistas, son posdicciones. 

Al contrario de las predicciones, que vaticinan con anticipación, las posdicciones explican los hechos con posterioridad pretendiendo haberlos previsto. Tratan de disimular el no haber sabido, no haber previsto o no haber entendido lo que de veras ocurría.

Como sucede a menudo (sobre todo en Argentina y sobre todo en política y economía, además de la meteorología), los pronósticos fallaron, todo el dinero gastado en encuestas se fue al tacho (¿cuánto de ese dinero es o fue de los contribuyentes, a quienes se estudia como a conejillos de Indias?), y toda próxima especulación nace bajo el signo de la desconfianza.

De manera que vayamos a lo seguro. El pasado. De este hay pruebas, y pertenecen a la memoria histórica, no a la memoria narrativa. Sobre ambas memorias escribí aquí hace dos semanas (https://bit.ly/2W9tUXP)

Esa memoria ofrece pruebas del desprecio, la descalificación y la dureza con que el candidato presidencial Alberto Fernández hablaba de la candidata vicepresidencial Cristina Fernández ayer nomás. Otros testimonios recuerdan la ferocidad con que la candidata y sus cortesanos trataban de traidor al candidato. 

Ambos son marxistas de Groucho (“Tengo estos principios; si no le gustan, tengo otros”) y lo han demostrado sobradamente en el ejercicio del poder y de la política. Lo que cocinen entre sí es cosa de ellos. Pero el destino de una comunidad, de una sociedad, depende de la responsabilidad y la memoria de cada uno de sus integrantes.

Una teoría ya desvirtuada por científicos como Kevin Warburton, experto en el comportamiento de vertebrados de la Universidad Charles Sturt, en Australia, sostenía que los peces tienen solo ocho segundos de memoria. La buena memoria de los peces es hoy, sin embargo, cosa probada. Si la candidatura presentada ayer cuaja en las PASO, la sociedad argentina (parte esencial de ella) estará ante el desafío de demostrar que su propia memoria dura más de ocho segundos.



domingo, 1 de julio de 2018

Dilema oficial… @dealgunamanera...

Dilema oficial…

De regreso a la realidad. Mauricio Macri. Dibujo: Pablo Temes.

El Gobierno duda entre más gradualismo o sinceramiento para recuperar confianza.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 1º de Julio de 2018 y publicado  por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

No hubo buenas noticias en la semana para la Argentina. Ni siquiera la ilusión que generó el triunfo de la selección nacional contra Nigeria alcanzó. La derrota de ayer contra Francia terminó con una esperanza a la que también se había atado el Gobierno. La Copa del Mundo no ha servido –ni hubiera servido– para tapar las malas noticias que devuelve una realidad económica que hoy desborda al Gobierno, en cuyo interior se viven situaciones de tensión y desconcierto. Los pases de factura entre distintos funcionarios del área económica están a la orden del día. Nadie quiere cargar con la mochila de asumir la responsabilidad sobre las malas decisiones que se han venido tomando a lo largo de estos tres últimos meses.

Esta crisis tiene un 30% de origen internacional y un 70% nacional. Nuestro país duplica la devaluación de los países emergentes y duplica también el índice de riesgo país. Desde un punto de vista estrictamente técnico, lo más preocupante de todo esto es que, con la situación actual, la corrida no es solo contra las acciones de empresas sino también contra los bonos argentinos. Esto hace que la tasa de interés a pagar por el financiamiento se acerque al 9 o al 9,5%. Cuando se llega a ese guarismo, el financiamiento disponible en el mundo se acaba. Ese rango de tasa supone un nivel de riesgo que ningún inversor internacional está dispuesto a correr.

En el Gobierno se preguntan por qué, si hicieron todo lo que había que hacer, se fue al Fondo, se logró la calificación de país emergente y se está planteando una reducción del déficit fiscal, se está viviendo este desasosiego.

Respuestas.

Los analistas responden a estos interrogantes con contundencia: se llegó tarde con todos los ajustes, circunstancia que, sumada a la ola de inestabilidad que golpea a los mercados internacionales de modo hasta aquí imparable, dejó al país en un alto grado de vulnerabilidad. La Argentina tuvo dos años y medio con un gobierno diferente, que se pensó diferente, se manifestó diferente pero que, más allá de algunas medidas que fueron exitosas, no actuó en consecuencia con esos postulados.

El entusiasmo por la Argentina hizo que, en casi dos años, fueran pocos los que miraran los números reales y no se quedaran solo con la orientación política y económica de la actual gestión. Estos pocos, que analizaron en profundidad y con seriedad los números de la economía, venían advirtiendo desde hace más de un año acerca del riesgoso camino por el que se transitaba. A todos ellos, el oficialismo los desoyó.

Otra cosa que tomó por sorpresa al Gobierno y a los mercados internacionales es que la Argentina, a la que hasta hace tres meses se la veía como un lugar altamente atractivo para posibles inversiones, en 15 días haya pasado a ser un país mendicante del auxilio presuroso del Fondo Monetario Internacional, y no para mejorar sino para mantenerse a flote. Cuando se hace la síntesis de todos estos hechos hay que considerar que, después de dos años y medio de gobierno, la Argentina está con una inflación proyectada por encima del 30% –más cercana al 35-40% en términos anuales– y muy por encima de la de por sí alta inflación que dejó el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. A ello hay que agregarle una vuelta a la entrada en recesión, una posible caída del producto y el aumento de la pobreza. Esto equivale a decir que de las promesas de campaña hechas por Macri –pobreza cero, reducción de la inflación, eliminación del mínimo no imponible a los salarios y lluvia de inversiones– ninguna se ha cumplido.

Lo que está ahora en duda es si el acuerdo con el FMI se va a cumplir o no.

Y esto depende de la política. La reunión del Presidente con los gobernadores peronistas apuntó a despejar esas dudas. Con la foto no alcanza. La reducción del déficit fiscal tiene que plasmarse en hechos. Eso obliga a replantear muchos de los objetivos y proyectos trazados en los presupuestos de cada una de las provincias. “Tenemos que replantear todos los números”, reconoció sin vueltas María Eugenia Vidal. Si el Gobierno no anuda compromisos serios con los mandatarios peronistas para trabajar conjunta y seriamente en la reducción del déficit, lo firmado con el Fondo será cartón pintado.

Hay un tema comunicacional muy discutido dentro del PRO, más que de Cambiemos, acerca de hasta dónde anticipar a la gente las dificultades venideras. La gran discusión que hay es si se sigue vendiendo optimismo o si se le dice a la gente que habrá que pasar el invierno y parte de la primavera y quizás empezar el verano y todavía estar discutiendo si la Argentina va a estar mejor o no.

Decisión.

Por eso hubo una ronda de consultas con un planteo: ¿quiere Macri ser el presidente recordado por el ajuste o no? Esta es la clave del momento, porque las medidas económicas que lograran mejorar el perfil internacional de la Argentina tendrían un efecto positivo apreciable en la economía real de aquí a 9 o 12 meses. Y ahí aparece el cálculo político: se estaría al borde de las PASO. Por ende, una de las discusiones es si utilizar el financiamiento internacional para hacer un poco más de populismo o forzar el ajuste, comunicarlo y ganarse la confianza de la gente.

Este dilema genera discusiones en la mesa chica en la que Vidal y Horacio Rodríguez Larreta tienen peso propio. Ellos viven mucho más la complejidad del día, a diferencia de lo que impera en la Jefatura de Gabinete que, con Marcos Peña a la cabeza, hace de la planilla de Excel una biblia. Con Mario Quintana corrido un poco del centro de la escena, las críticas internas hoy hacen blanco no solo en Peña sino también en Gustavo Lopetegui.

No son estos los únicos enfrentamientos que hay dentro del oficialismo. El proyecto de ley de despenalización del aborto ha generado cortocircuitos que prometen acentuarse. Ni que hablar con el Papa. La gestión del secretario de Culto, Santiago de Estrada, para mejorar las cosas terminó en un fiasco.

Este es un momento de necesaria reflexión para Macri. Al Gobierno le faltan funcionarios de jerarquía para enfrentar las dificultades con muñeca política y sin improvisaciones.

Producción periodística: Lucía Di Carlo.



(Fuente www.perfil.com). El periodismo profesional es costoso y por eso debemos defender nuestra propiedad intelectual. Robar nuestro contenido es un delito, para compartir nuestras notas por favor utilizar los botones de "share" o directamente comparta la URL. Por cualquier duda por favor escribir a: perfilcom@perfil.com  

domingo, 30 de julio de 2017

Apuestas y riesgos… @dealgunamanera...

Apuestas y riesgos…

Provincia de Buenos Aires - Zona de combate. Dibujo: Pablo Temes

A Cambiemos le preocupan las encuestas pero cree que el efecto miedo puede darle el triunfo.

Cambiemos ha decidido reforzar la campaña en la provincia de Buenos Aires, donde los números muestran una paridad preocupante e incluso una leve ventaja de la ex presidenta. De las 14 encuestas publicadas hasta mediados de julio, 7 le dan a CFK una ventaja superior a 3 puntos; 6 una ventaja inferior a 3 y otra augura un empate. La presencia en el interior de los amarillos puros es consecuencia de esa necesidad de dar vuelta un escenario electoral adverso. “María Eugenia va a encabezar los actos. En el inicio y cierre, estará también el propio presidente. Es hora de avanzar a fondo con la transferencia de imagen”, sostienen quienes manejan los hilos de la campaña. Es que muchas de las caras oficialistas aún son desconocidas para los votantes del conurbano. “No se trata sólo de apuntalar candidatos, sino de transferir conceptos. Vidal y Mauricio dotan de sentido a la campaña, le dan significado y valores. La buena imagen de la gobernadora es esperanzadora para muchos”, sintetizan.

Con todo. Entre los puros se habrá de entremezclar en algunas de las recorridas Elisa Carrió, fiscal moral de la lucha por el cambio. La presencia de la diputada es un indicador de que, así como están las cosas, la campaña, tal como se la ideó al principio, no alcanza para asegurarle al oficialismo la victoria. Pese a los esfuerzos del Gobierno en redoblar la ayuda social, el cambio a mediano y corto plazo no logrará hacer mella en aquellos votantes que no tienen resueltas sus necesidades básicas en el día a día. Basta recordar que el índice de pobreza está por arriba del 30% (algo más de 12 millones de personas que viven en hogares con ingresos por debajo de la línea de pobreza y de ese total, 2,5 millones son indigentes).

Un ejemplo de este tándem se vio el viernes, cuando 
el Presidente y la gobernadora se presentaron en la ciudad de Tandil para encabezar el acto de lanzamiento de la campaña. “Basta de mentiras, basta de mañas, basta de mafias”, sostuvo el primer mandatario en esa ciudad y aseguró que “los que hoy vienen con soluciones mágicas son los que dejaron el país en ruinas”. Lo asiste la razón y nadie duda de sus palabras, pero el oficialismo no logra encaminar la transición hacia un posible futuro mejor. El problema es el presente de mucha gente que vive sobre todo en la tercera sección electoral, para la que llegar a fin de mes es casi un imposible. 

Ante este panorama, funcionarios políticos de primera línea han dicho públicamente a empresarios y privadamente a allegados y operadores de todo tipo que Cristina puede ganar en las PASO pero que, por el “efecto miedo”, esa situación se podría revertir en octubre. Macri es quien tiene una visión clara del riesgo que supone esta situación. Por eso sabe que el Gobierno debe hacer una buena elección en la provincia de Buenos Aires en las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO).

Congreso. 
El caso De Vido devolvió a los primeros planos de la opinión pública el tema de la corrupción. Lo que sucedió en la Cámara de Diputados durante la larga sesión del miércoles pasado dejó algunas cosas claras. Hubo una contundente: al ex ministro de Planificación no lo defendió nadie, ni siquiera alguno de sus compañeros de la bancada del Frente para la Victoria. La defensa del hoy diputado giró alrededor de cómo interpretar la palabra “sobreviniente” del artículo 66 de la Constitución Nacional, que dice que “cada Cámara hará su reglamento y podrá, con dos tercios de votos, corregir a cualquiera de sus miembros por desorden de conducta en el ejercicio de sus funciones, o removerlo por inhabilidad física o moral sobreviniente a su incorporación, y hasta excluirle de su seno”.

El mundo del derecho es así. Pero, enfundados en esa discusión leguleya, nadie se animó a sostener la inocencia de De Vido. Y ése no es un detalle menor. ¿
Cómo creer que alguien con su poder nada sabía de los negociados que llevó adelante el secretario de Transporte Ricardo Jaime? ¿Cómo creer que pudo no haber estado al tanto de las coimas que se pagaban en el ámbito de la Secretaría de Obras Públicas, donde concretaba sus fechorías José Francisco López en connivencia con los empresarios que constituyeron el así llamado “Club de la Construcción”? ¿Cómo imaginar que fue ajeno a las coimas que reconoció haber pagado en nuestro país la firma Odebrecht? ¿Cómo no recordar el desfalco que significó el proyecto Sueños Compartidos, del cual fue mentor? De Vido fue responsable no sólo de la tragedia de Once, sino también de las nefastas consecuencias, en término de muertes, de los negociados pergeñados con las escandalosas concesiones viales por el sistema de peaje directo con cabinas de cobro en ruta que fue implementado en la década del 90 para ser continuado, a pesar de un anuncio en contrario realizado por el ex presidente Néstor Kirchner al comienzo de su mandato, durante los 12 años del kirchnerato.

De esto se desprende la naturaleza de la defensa que leyó –algo insólito– el hoy diputado, cuyo párrafo más significativo fue el siguiente: “Soy responsable de todo lo que hicimos y construimos en el país con los presidentes que me designaron, con los gobernadores e intendentes que me acompañaron, con muchos de mis colegas de gabinete y con muchos de ustedes... No hace falta tener mucha agudeza para entender el metamensaje de este texto. A la hora de hablar, De Vido complicará a otros. Y entre esos otros está Cristina Fernández de Kirchner. Por eso, la hoy candidata a senadora, que no ha pronunciado en público una sola palabra para defender a su ex ministro, dio una orden que la bancada del Frente de la Victoria acató: tener asistencia casi perfecta en el recinto y votar contra la expulsión del diputado. Como lo señalaron Diego Cabot y Francisco Olivera en su libro Hablen con Julio, ésa era la frase que pronunciaba Néstor Kirchner cada vez que decidía que empresarios, sindicalistas, gobernadores e intendentes pudieran acceder a la concreción de sus aspiraciones. 

Julio De Vido es el estandarte de la corrupción K que costó vidas, como nos lo recuerdan los 51 muertos de la tragedia de Once. 

Producción periodística: Santiago Serra.


domingo, 28 de mayo de 2017

Cuenta regresiva... @dealgunamanera...

Cuenta regresiva…

¡SAQUEN UNA HOJA! Cristina Fernández. Dibujo Pablo Temes.

Más candidatos que definiciones. CFK y Carrió logran alterar a sus propias tropas.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 28/05/2017 y Publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La bandera de largada de la campaña electoral para los comicios de octubre venidero se ha comenzado a agitar con fuerza. El día elegido fue el pasado jueves 25 de mayo, circunstancia no casual, con la que se intentó dotar a estas movidas de aires patrióticos y de mucha carga emotiva.

Vayamos por partes. En el oficialismo observan desde la tribuna los vaivenes de las distintas vertientes del Partido Justicialista. A la vez buscan con denuedo espantar los fantasmas que puedan atentar contra la unidad en la propia tropa. Esa figura corresponde al “huracán Carrió”, que desgranó su cuota de furia al comienzo de la semana, furia que fue amainando con el transcurrir de los días. Ahora volvió la calma, aunque nadie sabe por cuánto tiempo. “Ya lo aclaró la propia Lilita. No se va a alejar de Cambiemos: estamos en presencia de un tironeo que, hasta el momento, les sirve tanto al Presidente como a la diputada. Por una parte, el Gobierno exhibe –con impostado esfuerzo– los vaivenes de un fiscal interno que no permitiría ningún acto de corrupción en el seno del poder, y por la otra, la Coalición Cívica sabe que le conviene mantenerse cerca de Mauricio Macri para no perderle pisada al núcleo de toma de decisiones. Además, la gente no le perdonaría a Carrió una ruptura que atentara contra la unidad del Gobierno, al que dejaría sin destino ni futuro”, señala una fuente que conoce al dedillo los detalles de la novela.

Largada. Luego del acto de lanzamiento en el estadio Malvinas Argentinas, en el massismo volvieron a entusiasmarse con un futuro competitivo, aun cuando todos dudan de las verdaderas dimensiones de la “ancha avenida del medio” en la cual –según el propio Sergio Massa– transita el electorado que no está de acuerdo con la polarización entre presente y pasado que ofrecen como única alternativa tanto el PRO como el Frente para la Victoria. En rigor de verdad, si el PJ terminase dirimiendo su interna en las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO), jugase o no Cristina Fernández de Kirchner, generaría un revuelo tal que, como resultado, terminaría por relegar aún más al Frente Renovador.

En el PJ el ritmo que se vive es vertiginoso. CFK habló y dijo mucho sin terminar de definir nada sobre su futuro y su posible candidatura. ¿Unidad consensuada o confrontación para la unidad? Esa es la pregunta. Al menos para el FpV y para el randazzismo. Del lado del ex ministro del Interior y Transporte aseguran que la aparición mediática de CFK no alteró en absoluto sus planes. Allí diferencian entre PASO e internas partidarias. “Las PASO están para democratizar la interna partidaria. No puede ser que decidan el futuro del peronismo cuatro o cinco dirigentes. La unidad llegará después de la contienda”, aseguran. Y agregan que “Cristina se siente cómoda en un escenario donde ella dirija y ordene territorialmente. No concibe un esquema donde alguien le dispute ese orden. Legalmente no hay chances de dejar a Randazzo fuera de la competencia interna. El ya está consiguiendo los avales y las adhesiones para poder presentarse por dentro del FpV”.

¿Qué dicen desde algunas de las vertientes del cristinismo? Que “no tiene sentido confrontar antes de conversar. Si luego de replantearse la unidad no se llega a un acuerdo, ahí se verá”. Concretamente, la lista de unidad significa, en ese ámbito, “negociar” con CFK los lugares y nombres, algo que Randazzo no está dispuesto a hacer por la sumisión que implica lidiar con quien, al mejor estilo de lo que hacía cuando ejercía la presidencia, quiere poner a dedo –su dedo– los nombres y el orden a ocupar en esa lista.

Visto está que, hasta el momento, Randazzo no piensa retroceder en su decisión de ir a las PASO. ¿Qué hará CFK, pues? Dentro del FpV hay una coincidencia absoluta: nadie lo sabe con certeza ya que, como es costumbre, ella no se lo ha dicho a ningún dirigente. Por eso, las especulaciones están a la orden del día. Una de ellas, que alude al envío de un delfín electoral, fue una de las más mentadas en la semana que pasó.

Creer o no creer. Desde distintas vertientes del FpV manejan un plano más realista: “No parece tener sentido que una líder que busca la unidad termine confrontando en las PASO a través de otra lista (Magario, Scioli, etc). No son pocos los que creen que si no se alcanza el consenso Cristina no va a jugar y, entonces, terminará por no apoyar o bendecir ninguna otra opción. Randazzo no es el enemigo. El partido ya vivió una mala experiencia en la recordada contienda entre Aníbal Fernández y Julián Domínguez”.

El razonamiento que da sustento a las chances de la ex presidenta tiene que ver con el caudal electoral que arrastra y con la necesidad de los intendentes del Gran Buenos Aires, que para no pasar sobresaltos deben jugar a ganador. En este sentido, buscan ejercer presión contra el ex ministro para que deponga su precandidatura. Si se alcanza un relativo consenso en que la ex presidenta es la mejor opción y aun así Randazzo no desiste de sus planes, “quedará como un loco suelto que se opone a la unidad para concretar sus aspiraciones. Si esto pasa se lo dejará actuar, aunque por cuenta propia y con un apoyo muy acotado y a regañadientes”, especulan desde el kirchnerismo duro.

La reaparición mediática de CFK tuvo un impacto que fue tan grande entre sus seguidores como entre los que no la quieren ni un poquito. Nada que sorprenda porque, en verdad, CFK no aportó nada nuevo. Todo tuvo un aire a sus Aló Presidenta –un déjà vu–, con los cuales fatigó con cadenas nacionales, a veces semanales, a la ciudadanía a lo largo de sus mandatos. Ella dirigió todo. Ella determinó qué contestar y qué no. Se dedicó a desgranar críticas contra Macri –algunas certeras–, que son las que le hace la mayoría de los argentinos: inflación, falta de trabajo, bajos salarios, inseguridad, déficit fiscal. La única autocrítica fue para los legisladores de su partido que aprobaron proyectos presentados por el Gobierno. Nada habló de la corrupción habiente durante los 12 años del kirchnerato, del 25% de pobreza con el que terminó su gestión, de la destrucción del Indec y de la inflación y la inseguridad existentes en sus dos gobiernos –“una sensación”–, la expansión del narcotráfico, el incumplimiento de las sentencias judiciales a favor de los jubilados, la no modificación del mínimo no imponible a los sueldos, el oneroso acuerdo con el Club de París, junto con el también oneroso conflicto con los holdouts producto de su equivocada estrategia ante el fallo del juez Thomas Griesa, de la falta de creación de empleo genuino a expensas de un crecimiento explosivo del empleo público, de la utilización de la AFIP como herramienta de persecución política, etc., etc., etc. Es decir, se vio a una genuina Cristina Fernández de Kirchner que, sin dudas, desea volver a ser presidenta para completar lo que durante sus dos presidencias no pudo completar: ir por todo.

Producción periodística: Santiago Serra.