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domingo, 30 de agosto de 2020

Reforma Judicial… @dealgunamanera...

Presidente kirchnerizado…

Un taladro en la cabeza, Eduardo Duhalde. Dibujo: Pablo Temes

El curso que Alberto Fernández le imprime a su gestión no deja dudas: CFK se impone de manera paulatina e inexorable.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 29/08/2020 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.


Es un declive ingrato y sostenido a la vista de todos. El curso que Alberto Fernández le viene imprimiendo a su gobierno no deja ya dudas: el kirchnerismo, en toda su esencia y dimensión, se va imponiendo de manera paulatina e inexorable. Lo notable es que el Presidente no juega aquí el papel de una víctima inerme sino que se ha transformado en un actor clave de este curso que expone otra vez a la sociedad a caer bajo las garras del pasado.  

Uno de los elementos distintivos del kirchnerismo es la contradicción. Es el haz lo que yo digo pero no lo que yo hago. El decir un día una cosa y, al siguiente, otra con descaro y sin ningún atisbo de autocrítica.

En las dos últimas semanas, AF se encargó de mostrarnos que esas conductas –a las que él supo criticar con dureza cuando su hábitat era el llano– ahora son también las suyas. Y tanto las ha hecho suyas que las exhibe en forma asertiva y frecuente. Así ocurrió cuando despreció a los que se manifestaron en contra de la reforma  judicial el 17A –a los que tildó de “gritones”–, “olvidando” que él mismo había participado de una marcha similar para protestar contra la reforma judicial que Cristina Fernández de Kirchner intentó imponer en 2013. 

Y, no contento con ello, en la semana que pasó se solazó en una reunión social con Hugo Moyano, su esposa, uno de sus hijos y su abogado, dejando expuesto, como lo testimonia la foto que circuló en medios y redes sociales, que la imposición admonitoria por medio de la que se le quiso prohibir a la ciudadanía la posibilidad de hacer reuniones sociales –recuérdese que se llegó a amenazar con allanar los domicilios de quienes violaran esa norma– rige para todos menos para él y sus conmilitones.

Esa contradicción entre sus promesas y el presente tuvo esta semana su correlato. La decisión de anunciar la continuidad de la “cuarentena que no es cuarentena” por medio de un mensaje grabado y sin la participación de Horacio Rodríguez Larreta en ese trío que se completa con Axel Kicillof, fue algo más que un mero cambio de formato. Fue la consecuencia de las desavenencias que día a día van alcanzando una magnitud mayor.

La negativa del ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta, fue otra de las causas de esas desavenencias. Más allá de los temores que la vuelta de la escuela presencial genera en todo el mundo, aquí se mezclaron la presión de los gremios docentes y una imagen que inquietó al Gobierno: la Capital Federal con chicos en las aulas en contraste con la provincia de Buenos Aires, imposibilitada de poner en práctica una iniciativa similar.   

Y si algo faltaba para evidenciar que AF ha decidido confrontar con su “amigo”, el jefe de Gobierno porteño, estuvo la frase que pronunció en la inauguración de un tramo de la Hidrovía del río Paraná. “Nos da culpa la opulencia de Buenos Aires”, dijo. Hizo acordar inmediatamente a aquel otro mensaje de CFK cuando, en el acto de asunción del intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, despotricó contra la Capital Federal.

¿Y dónde está la reforma?

“Sinceramente creo que el país todavía se debe una verdadera reforma judicial que no es la que vamos a debatir este jueves”, dijo CFK en la previa al debate en el Senado, afirmación que dejó al Gobierno boquiabierto.

El sincericidio de la vicepresidenta tiene una explicación técnica y política. Esta reforma, como tal, no le sirve para lograr uno de los dos objetivos por los que buscó la reconquista del poder: la impunidad y permanencia por el mayor tiempo posible en el poder.

En relación con el asunto de la impunidad, el tema es de un estricto orden técnico con consecuencias políticas. Las causas en las que está acusada ya superaron la etapa de la instrucción. Es decir que la remoción o creación de cargos de nuevos jueces federales ya no le aportan ninguna solución. Se está ahora en la etapa de desarrollo del juicio. Las chances de que sea condenada son altas. Las evidencias en su contra son demoledoras.

Así, la chance más importante que le queda para salir indemne es la Corte Suprema. Y para que la Corte cumpla ese anhelo debe estar segura de dominarla. Hoy es imposible. La única manera de lograrlo es coparla con jueces adictos. Es lo que hizo Carlos Menem no bien llegó a la Presidencia.

CFK está dispuesta a emular al ex presidente y para eso trabaja arduamente la “Comisión Beraldi”. Nada que sorprenda: el doctor Beraldi es abogado de la vicepresidenta.   

La sesión en el Senado permitió apreciar en toda su dimensión la conducta patológica de CFK con sus secuelas políticas: el trato hacia el senador Esteban Bullrich –imposible no asemejar los tonos de la vicepresidenta con el personaje de la empleada pública personificado por Antonio  Gasalla– y el altercado con Martín Lousteau.

El intercambio con Lousteau es de significado institucional. El senador señaló que al dictamen de comisión no lo tuvieron en tiempo y forma para analizarlo y que, además, se había agregado en el proyecto la creación de gran cantidad de nuevos cargos.

La respuesta de CFK fue que como la oposición no iba a votar esas modificaciones, no tenía ninguna importancia que las conociera. Lo dicho por la vicepresidenta es un disparate absoluto que habla del concepto monárquico que anida en ella.

La vicepresidenta es la representación cabal del despotismo, que el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua define como el  “abuso de superioridad, poder o fuerza en el trato de las demás personas”.

Viene ahora la discusión en la Cámara de Diputados, donde merodeará la reminiscencia de la 125. En sus negociaciones para imponer el proyecto, el Gobierno apelará, no a la búsqueda de consensos, sino a la transa. A los gobernadores del peronismo se les ofrecerán juzgados y plata. A la mayoría de ellos lo que les interesa es la plata.  

Este método es el que utilizaba el ex presidente Néstor Kirchner. Es otra de las malas “enseñanzas” que le legó a su discípulo, Alberto Fernández.




sábado, 12 de octubre de 2019

Después de Octubre. Los unos y los otros... @dealgunamanera...

Los unos y los otros…



El Cámpora. Dibujo: Pablo Temes.

Las elecciones van a definir más el futuro de Macri y Cambiemos que otra cosa. La Cámpora al poder.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 06/10/2019 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


¿Sabés quién va a ocupar mi puesto?”, le preguntó un funcionario con despacho en la Casa de Gobierno a un periodista que lo había llamado para hacer una pregunta vinculada con la agenda del Presidente. La pregunta refleja el ánimo que campea en los ámbitos del oficialismo.

Es que la perspectiva del resultado de la elección presidencial del próximo 27 no hace más que ratificar lo que sucedió en las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias del 11 de agosto. Lo que proyectan todas –absolutamente todas– las encuestas es la victoria del binomio Fernández-Fernández en primera vuelta. Por ello, para mucha gente esta campaña no existe. Cree que todo está resuelto.

Qué será de ti. La campaña de Mauricio Macri es desvaída y a destiempo. Desvaída porque se enfrenta con contradicciones y disensos internos que surgen de un escenario de “sálvese quien pueda” que atraviesa a Juntos por el Cambio. A destiempo porque las medidas que el Presidente viene anunciado para favorecer a la ciudadanía llegan, en muchos casos, muy tarde.

Lo de Mendoza el domingo pasado es un ejemplo de las tensiones internas que se experimentan dentro del oficialismo. El triunfo de Rodolfo Suárez fue una victoria del actual gobernador, Alfredo Cornejo, quien fue el que, a comienzo de año, le dijo a Macri en una reunión en el country Cumelén, donde pasaba sus vacaciones, que si no adoptaba medidas que atendieran la creciente crisis socioeconómica perderían la elección. Los que conocen sus términos hablan de una reunión fuerte y tensa que dejó secuelas. Secuelas que se van a ahondar luego de los comicios si es que se termina de confirmar el triunfo del Frente de Todos. Por eso, el Presidente se mantuvo en un segundísimo plano en el festejo.

Cornejo deberá luchar ahora por hacer la mejor elección posible el 27 porque, además del presidente y del vice, se eligen legisladores nacionales. Él es candidato a diputado. De lo buena o mala que sea la cosecha de votos que obtenga va a depender su poder dentro del Cambiemos que viene. Y ese futuro Cambiemos tiene a muchos de sus dirigentes pensándolo sin Macri. No es precisamente ese el pensamiento del Presidente quien, según algunos de sus allegados, estaría pensando en buscar la revancha en 2023.

Ese Cambiemos posmacrista tendrá como protagonistas principales a Horacio Rodríguez Larreta, a María Eugenia Vidal, a Martín Lousteau, a Emilio Monzó –si no se va al Frente de Todos– y al mencionado Cornejo. La presencia de la UCR es clave para preservar territorio y potencia opositora.

Vidal va a seguir parada en la provincia de Buenos Aires porque, aunque pierda, le va a quedar una estructura donde pararse.

Esto es, un bloque importante en la Legislatura, algunos intendentes que van a ganar –varios van a perder– y radicales del interior de la Provincia que la apoyan mucho. No pasa lo mismo, en cambio, a nivel nacional.

El radicalismo, que hace mucho tiempo está desmembrado, no puede hacer pie en pos de una construcción política sólida. Hay una parte más cercana al peronismo y hay un radicalismo más lejano que nunca se va a sentar a compartir nada con el peronismo.

Mientras tanto, los intendentes de Cambiemos están haciendo la campaña del corte de boleta del candidato del Frente de Todos. Un ejemplo gráfico se da en Pilar, donde su intendente, Nicolás Ducoté, está colgando por las calles afiches con la boleta del Frente de Todos y en el último tramo se ve una tijera, para que corten el candidato. Es como si dijera: “Votá a Alberto, pero poneme a mí”.

Posturas. Alberto Fernández sigue actuando como presidente virtualmente electo. Como pasa con todo presidente electo, una de las grandes incógnitas es conocer la composición de su gabinete y su modelo de gestión. Respecto de esto último, se sabe que se va a apoyar mucho en las estructuras territoriales, algo similar a lo que hizo Néstor Kirchner en el arranque de su gobierno. La idea es construir un dispositivo con gobernadores e intendentes y apoyarse en ellos. Fernández tiene un especial feeling con los gobernadores de Tucumán, Manzur; de San Juan, Uñac, y Perotti, electo recientemente en Santa Fe. Entre los intendentes, con Katopodis, de San Martín, y Zabaleta, de Hurlingham.

De su gabinete futuro, la danza de nombres hace baza en Santiago Cafiero, jefe de Gabinete; Eduardo “Wado” de Pedro, ministro del Interior; y Felipe Solá, ministro de Relaciones Exteriores. Solá no solo acompañó a AF en su viaje a España y Portugal sino que, a su pedido, llevó adelante una gestión secreta con el embajador de Brasil para intentar acercar posiciones con su presidente, Jair Bolsonaro.

Esta semana, Fernández tuvo su primer test de gestión. Fue cuando decidió intervenir en el duro conflicto –azuzado por cuestiones políticas– entre los pilotos de Aerolíneas Argentinas y Austral, que los llevó a anunciar un paro para este fin de semana. Fue un test significativo de cara al futuro. El desaire que primero le hicieron los dirigentes que llamaron al paro no pudo ser pasado por alto por el candidato. ¿Un presagio de futuros frentes de tormenta?

Axel Kicillof aún no habló con nadie del tema gabinete. Ese nadie incluye a Máximo Kirchner. A todos los que se le acercan (dirigentes, intendentes, sindicalistas, etc.) les dice: “Elaborame una propuesta, armá un proyecto y traélo. Después del 27 voy a sentarme a estudiar todo y elijo”.

Haciendo lugar. La Cámpora va a tener un rol importante en la provincia de Buenos Aires. Ello surgirá de lo que decidan Kicillof y el hijo de la ex presidenta.

Los intendentes podrán tener algún lugar en esa estructura de poder. Pero todo será después del 27 de octubre. Un posible interlocutor de los intendentes con la gobernación va a ser Martín Insaurralde, quien viene hablando y negociando con Máximo Kirchner.

Párrafo aparte para la Justicia: en la semana que pasó, la Corte Suprema falló a favor de la provincia de Entre Ríos por el reclamo de la devolución del IVA luego de que el Gobierno decretara su quita por medio de un DNU; y se dictaminaron las libertades de los empresarios kirchneristas Gerardo Ferreyra y Cristóbal López.

¿Es la impunidad que avanza?  

Producción periodística: Lucia Di Carlo.




miércoles, 3 de julio de 2019

Tiempo de Campaña... @dealgunamanera...

Batalla electoral...

"Todo bajo control" Nicolás Dujovne. Dibujo: Pablo Temes

Macri se juega el futuro de Cambiemos. Cristina Fernández, su impunidad. Los desafíos de Vidal para ganar en Provincia.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 30/06/2019 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Y ahora, la campaña. Ya superada la traumática etapa del cierre de las listas de candidatos –que dejó heridos, humillados y ofendidos por doquier–, todos se preparan para una contienda electoral que será dura y abundante en lodo. La reelección o no de Mauricio Macri pone en juego el futuro de Cambiemos. Si pierde, esa coalición estalla. A su vez, Cristina Fernández de Kirchner juega su impunidad y el último intento del kirchnerismo de quedarse con el peronismo.

Las tensiones en el oficialismo están a la orden del día. La apertura que significó las postulaciones de Miguel Ángel Pichetto a la vicepresidencia y de Martín Lousteau a la senaduría por la Capital Federal es considerada desde el núcleo duro del PRO como un factor de maquillaje. Ello es producto de una visión absolutamente miope que aún predomina en el ámbito de réprobos y elegidos. Estos últimos –los elegidos–, que son la exposición de la soberbia y la incompetencia que han llevado al Gobierno y al país adonde hoy está, no tienen una cabal comprensión del desafío que enfrentará el oficialismo si gana.

Ese desafío tiene nombre: se llama gobernabilidad. Es lo que Pichetto le asegura a Macri si llega a triunfar. Y ese va a ser un elemento clave para su eventual segundo mandato que transcurrirá nuevamente con minoría en ambas cámaras. Lousteau, de muy buena llegada a la gente joven, le aporta al Gobierno votos, algo de lo que tiene desesperada necesidad. Esa necesidad y esa desesperación explican la increíble cruzada contra la candidatura presidencial de José Luis Espert. Nadie hizo tanto como el Gobierno por darle a esa postulación una relevancia de la que carecía. Las presiones y las zancadillas que utilizaron para intentar que la justicia electoral le impidiera al economista ser candidato fueron casi novelescas. La que terminó con la transfugueada de Alberto Asseff no fue la única.

Todo resulta entendible –aun cuando reprochable– al ver los números que arrojan hoy las encuestas. Según las cifras de Synopsis, una consultora que ha tenido aciertos importantes en las últimas elecciones, la fórmula Espert-Rosales alcanza el cuarto puesto con el 4,1% de votos. Esos votos, que provienen de muchos macristas desencantados, son decisivos para el Gobierno. Pueden significar la victoria o la derrota.

La lista de Vidal. Para quien, al día de hoy, la elección está muy difícil es María Eugenia Vidal. Es algo que ella sabe y reconoce. Hay una convicción de que fue en función de esa realidad como armó las listas de candidatos. Algunos dentro del mismo oficialismo no dudan en calificarla como una lista propia de un ejército en retirada, en la que abundan “hijos de”, “sobrinos y ahijados de”, “secretarias de” –el “de” hace referencia a funcionarios– que figuran entre los postulantes. Según los datos de la última semana, en el Conurbano –más específicamente en la primera y en la tercera sección electoral– Juntos por el Cambio está perdiendo por 10 puntos. Esto equivale a un millón de votos.

Para recuperar ese millón de votos deberían ganar el resto de la secciones –es decir, el interior de la Provincia– por alrededor de 30 puntos de diferencia, algo que tiene la categoría de lo imposible. Veamos algunos ejemplos: en 2015, en La Plata, Cambiemos obtuvo casi el 50% de los votos mientras que hoy está llegando al 35% y con dificultad; en Mar del Plata, en donde Vidal logró el 50% de los sufragios en 2015, hoy está en el 30%; y lo mismo vale para Bahía Blanca. “Si se tiene un problema serio en el Conurbano y se bajan los indicadores de las grandes urbes del interior, no hay de dónde rasguñar los votos que se necesitan”, señala con crudeza una voz de Cambiemos.

La definición de las listas ha terminado por acentuar la polarización que irá en aumento de aquí a octubre. La tercera vía ha quedado reducida a una vía muerta. En pos de la dinámica electoral, habrá que ver si esa polarización se plasma ya en las PASO o se cristaliza en la elección de octubre.

A quien las cosas tampoco le resultan sencillas es a Alberto Fernández. El peso de La Cámpora en la confección de las listas de candidatos en la provincia de Buenos Aires no lo dejó bien parado. Máximo Kirchner, Eduardo “Wado” De Pedro, Andrés Larroque y el mismo Kicillof representan lo opuesto del mensaje de convivencia política que pregona el precandidato presidencial. El cierre de las listas dejó expuesta su falta de peso político territorial.

El punto más fuerte  sobre el que pivotará su campaña será la catastrófica situación de la economía. El más débil, la defensa de Cristina Fernández de Kirchner. Ya el otro día tuvo que salir a reconocer la “falta de ética” (sic) de haber alquilado habitaciones de sus hoteles a Lázaro Báez que, en ese tiempo, era un proveedor del Estado. Olvidó el caso Aerolíneas Argentinas, cuyas tripulaciones también se alojaban en los hoteles de la familia Kirchner. El presidente de Aerolíneas era, en ese entonces, Mariano Recalde.

Con el Fondo. El logro más destacado que pudo exhibir Alberto Fernández en la semana que pasó fue su reunión con el enviado del Fondo Monetario Internacional, Alejandro Werner. Allí,  Fernández no solo hizo gala de una precedente relación de amistad con su padre –Manuel Werner supo ser un colaborador del ministro de Economía de Héctor Cámpora y Juan Domingo Perón, José Ber Gelbard–, sino también de mostrar al equipo económico que lo acompañará si es electo. El único que faltó fue Guillermo Nielsen, pero las que estuvieron fueron sus ideas, sus propuestas y su conocimiento de la letra chica, elementos claves para renegociar el acuerdo con el Fondo. Algo que ocurrirá inexorablemente, sea quien fuere el próximo presidente de la Nación.

Tanto esta reunión como la que Werner mantuvo con Roberto Lavagna hablan de las dudas que en el FMI tienen en relación con el resultado electoral. Las encuestas que ponen en duda la victoria de Macri también llegan al 700 de la calle 19, en Washington, sede del organismo internacional.

Tanto Fernández como Lavagna fueron muy críticos de los términos del acuerdo con el Fondo. En ambos casos, la respuesta de Werner fue la misma: el plan económico es responsabilidad del Gobierno, algo que sus interlocutores creyeron tan poco como la nada.

Al que tampoco le creyeron mucho los empresarios e inversores en Nueva York fue al ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne. Habló ahí de un triunfo de Macri en primera vuelta que ninguna encuesta pronostica y de una recuperación de la economía que, en muchos casos, es inexistente. "¿De qué país habla?", se preguntaban varios de los que escuchaban al ministro que no sabían si reír o–como es el caso de los que tienen inversiones en el país– llorar.

Producción periodística: Lucía Di Carlo.



domingo, 14 de abril de 2019

Recalculando votos… @dealgunamanera...

Recalculando votos…

¡Vamos Ganando! Marcos Peña. Dibujo: Pablo Temes

Se sabe que la inflación arrasa, sin necesidad de encuestas. Precios y efectos electorales.

Cambiemos cruje. A nadie debería sorprenderle. Son crujidos producidos por un presente que amenaza seriamente su futuro electoral. La derrota asoma en el horizonte del oficialismo cada vez con más fuerza. Ninguna de las encuestas que circulan hoy en día por la mismísima Casa Rosada trae augurios de alegría. Todas esas encuestas pronostican la derrota del oficialismo. La entrelínea del reportaje que Jorge Fontevecchia le realizó a Jaime Duran Barba en la edición del domingo pasado era muy clara. “Cristina está muy bien”, dijo el consultor ecuatoriano –elevado a la condición de gurú por el Presidente–, quien habló de un final codo a codo entre CFK y Macri. En ese final codo a codo, hoy Macri pierde. Hace un año, ganaba.

Ya no importa que Marcos Peña diga que el Gobierno va a ganar las elecciones. Ya son muchos los integrantes del Gobierno que no le creen nada. Y entre quienes no le creen, está María Eugenia Vidal. Su perspectiva electoral es muy difícil. También ella se enfrenta a una posibilidad cierta de derrota. Es una posibilidad de alta probabilidad dado que, en la provincia de Buenos Aires la elección se define por una simple mayoría y no hay segunda vuelta. Pero no es solo la circunstancia electoral la que está conmoviendo a la gobernadora, sino también la realidad. En sus cercanías señalan cuánto la afecta el escuchar en sus contactos cara a cara con la gente la voz de alguien pidiéndole comida.

Críticas. Por esta conjunción de factores es que en la reunión que compartió con Horacio Rodríguez Larreta y otros gobernadores oficialistas fue crítica no con Dante Sica en particular,  sino con el manejo de la economía. Ahí los dardos van siempre contra Marcos Peña y Nicolás DujovneEn verdad, deberían ir también contra el Presidente, pero ese es un atrio al que Vidal nunca llegará.

Molesto por la situación, el ministro de Producción y Trabajo ofreció su renuncia, que fue rechazada de plano por el Presidente. Sica, que comparte la filosofía económica del Gobierno, es muy crítico de la gestión de Nicolás Dujovne. No es para menos: Sica es un economista con formación política forjada en las arenas del peronismo, mientras que Dujovne es un comentarista de la realidad que actúa como tal y sobre quien no queda claro cuál fue la razón por la cual Macri lo designó como ministro de Hacienda.

Como ya se ha dicho, el único capital de Dujovne –de quien se sabe que cruza la calle desde el Ministerio de Hacienda a la Casa Rosada en auto con vidrios polarizados por temor a ser reconocido– es su buena relación con la directora gerenta del Fondo Monetario InternacionalChristine Lagarde, cuyo apoyo al Gobierno continúa siendo firme, pero no compartido por los técnicos del organismo asignados al caso argentino, que son muy críticos de la gestión del Gobierno. Varias de esas críticas debieron escucharlas Dujovne y el presidente del Banco Central, Guido Sandleris, a lo largo de su estadía en Washington, lugar donde no se los respeta mucho. Por otra parte, la lectura hecha de la frase de la señora Lagarde – “sería una tontería de parte de cualquiera de los candidatos darle la espalda al trabajo que se está haciendo”–no ha sido dirigida solamente a los candidatos de la oposición, sino también al Presidente ante las nuevas medidas económicas que se anunciarán el miércoles próximo.

Despertar. El presente de la economía argentina es malo. Si bien hay sectores en los que se verifica una cierta reactivación económica – agro, donde la cosecha es mucho mejor que el año pasado, petróleo por Vaca Muerta y construcción por la obra pública–, todos los demás indicadores van mal, con una caída brutal del consumo y aumento de desempleo.

Macri tuvo esta semana varias reuniones con Roberto Zapata, el socio de Jaime Duran Barba que trabaja a full en el diseño de la campaña electoral del oficialismo. En sus famosos focus group apareció algo que no es novedad: la posible derrota de Macri. Zapata no solo transmitió datos, sino que también formuló propuestas para revertir esta situación. Algunas de esas propuestas parecen un chiste en el contexto del drama socioeconómico por el que atraviesa nuestro país. Aunque, hay que reconocer que, hasta aquí, el Gobierno ha sido exitoso en el manejo de esas técnicas electorales. ¿Se repetirá eso este año?

En 2015 Macri también comenzó perdiendo la elección que después terminó ganando. Pero en ese entonces era oposición. Sus promesas generaban esperanza. Hoy, esas esperanzas están idas en muchos de sus propios votantes.


Entre los economistas hay una discusión sobre la efectividad o no del control de precios. Todos coinciden en que en el largo plazo es una medida con destino de fracaso. La única posibilidad que tiene de funcionar es en períodos cortos –90 a 180 días– y, para que eso ocurra, es muy importante el “timing”, el momento en que se pone en práctica. Hacer las cosas en el momento oportuno es un don del que este gobierno carece.

El otro problema es la falta de convicción en la forja de una política de acuerdos. Y como esa carencia comienza en el propio Macri y se refuerza en Peña y Duran Barba, todo es poco creíble.

Lo mismo pasa con las conversaciones con referentes a los que se despreció durante largo tiempo. No queda claro aún si las reuniones que el Presidente tuvo con Martín Lousteau en los últimos días fueron para hablar de la cuestión económica o para evitar su emigración hacia otras arenas políticas. Lousteau está en una situación expectante; el miércoles estuvo reunido con Roberto Lavagna que, por lo que se sabe, lo quiere como candidato a jefe de Gobierno porteño. Hay otro desencantado notable con Cambiemos que busca sumarse a la campaña de Lavagna: Facundo Manes. Manes supo ser asesor especial de María Eugenia Vidal y en 2017 aspiró a ser primer candidato a senador nacional por la provincia de Buenos Aires. “Lo bajaron de un hondazo”, recuerda una voz importante dentro de Cambiemos.

En la calle, mientras tanto, lo que se ve y se escucha es un continuado de desencanto, desesperanza, necesidad, falta de trabajo, pobreza y creciente malhumor.

“El que es elegido príncipe con el favor popular debe conservar al pueblo como amigo”, postulaba Nicolás Maquiavello. Es algo que el presidente Macri parece no haber tenido en cuenta últimamente.

Producción periodística: Lucía Di Carlo.


domingo, 3 de marzo de 2019

Falleció Franco Macri (1930-2019)… @dealgunamanera…

Falleció Franco Macri a los 88 años…

Franco Macri. Fotografía Diario Perfil. Cedoc

Fue en su casa de Barrio Parque a causa de una descompensación respiratoria. El mandatario se encuentra en la Patagonia

© Publicado el sábado 02/03/2019 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El empresario Franco Macri, padre del presidente Mauricio Macri, murió esta noche a los 88 años en su casa de Barrio Parque, en la zona norte de la ciudad de Buenos Aires. El deceso de Franco Macri, quien sufría diversos problemas de salud, se produjo alrededor de las 21:00 a causa de una descompensación respiratoria, informó Presidencia de la Nación. El presidente de la Nación viajó junto a su familia a la localidad neuquina de San Martín de los Andes, para pasar el fin de semana largo. Hasta el momento, no se pronunció al respecto.

Franco Macri había nacido en Roma, Italia, el 15 de abril de 1930 y llegó a Buenos Aires a los 19 años, junto a dos hermanos. En Argentina ya estaba afincado Giorgio Macri, su padre, quien se había separado de su madre. En 1959 fundó su primera empresa, dedicada a la construcción de casas económicas, la que daría origen a un imperio de más de un centenar de firmas con intereses en ese campo, en el sector automotriz, la telefonía y las obras viales, entre otras.

El empresario consolidaría su expansión empresarial al frente del Grupo Macri-SOCMA, con el que llegaría a ser accionista mayoritario de Fiat Sevel Argentina, un consorcio que fabricó y comercializó vehículos Fiat y Peugeot en el mercado argentino hasta finales del siglo pasado. No exento de críticas y polémicas, como sus relaciones empresariales con la última dictadura militar y su gestión al frente del Correo Argentino, Macri llevó sus negocios a todo tipo de rubros, desde los electrodomésticos hasta los residuos. 

Pocas semanas atrás, el Presidente se había referido a la delicada situación de su padre en diálogo con la prensa, cuando cumplió 60 años. "Espero que me toque una muerte rápida. No me gustaría quedar atrapado en la vida como le está pasando a mi padre que está acá, pero no está. Hace un año que está postrado. Si tiene algún momento de lucidez debe estar pasándola mal", expresó Mauricio Macri entonces. Además Mauricio Macri reveló que uno de los escasos momento de lucidez que tenía en los últimos meses, su padre le pidió que le diera "una pastillita" para "sacarlo". "Ya terminé; no tengo nada que hacer. Dependo de asistencia de terceros para todo", le dijo entonces Franco Macri a su hijo.

Repercusiones en el mundo de la política

El exgobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, fue una de las primeras personalidades de la política que expresó sus condolencias a la familia Macri. "Mis respetos y condolencias al Presidente @mauriciomacri y a su familia, por el fallecimiento de su padre Franco Macri. Los saludo con afecto", escribió en Twitter. El legislador Martín Lousteau también usó esta red social para dejar un mensaje al jefe de Estado: "Mis condolencias al  Presidente @mauriciomacri a su familia por el fallecimiento de su padre Franco Macri.

"Se fue un hombre inmenso, tan sabio como difícil", escribió en Twitter el intendente de Vicente López y sobrino de Franco, Jorge Macri. "Aprendimos mucho de Franco y a veces lo sufrimos, pero ninguno de nosotros sería lo que somos sin él en nuestras vidas. Seguro ya lo abrazó mi papá, su hermano menor, Tenorio. Lo lloramos todos". Otro político, el cordobés radical Mario Negri, le hizo llegar a su "Estimado amigo" Mauricio Macri sus "más sentidas condolencias".

Otro mensaje destacado fue el que escribió Javier Timerman, hijo de Jacobo Timerman: "Cuando mi padre estaba en arresto domiciliario en 1978, el consorcio se reunió para echar a mi familia del edificio. Un vecino armó un escándalo y defendió a mi padre consiguiendo que no se vote esa canallada. Ese vecino fue Franco Macri". "Un gesto que muchos no tuvieron", remarcó.



(Fuente www.perfil.com). El periodismo profesional es costoso y por eso debemos defender nuestra propiedad intelectual. Robar nuestro contenido es un delito, para compartir nuestras notas por favor utilizar los botones de "share" o directamente comparta la URL. Por cualquier duda por favor escribir a perfilcom@perfil.com

domingo, 23 de diciembre de 2018

Cuesta abajo en mi rodada... @dealgunamanera…

La terrible temporada que vivió el fútbol argentino en 2018… 

Angelici, Chiqui Tapia y D’Onofrio durante la presentación de la Superfinal.

Como en el tango de Gardel y Le Pera, el deporte que convoca a multitudes termina el año a los tumbos. La final de la Copa, un ejemplo de lo que no debería hacerse. La eliminación en el Mundial de Rusia. La violencia de cada día.

© Escrito por Gustavo Veiga el domingo 23/12/2018 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

2018 quedará en el podio de los años más conflictivos de nuestro popular deporte. Si la palabra cabotaje tiene una connotación negativa cuando se habla de fútbol, define muy bien lo que nos pasó. El nuestro es de vuelo corto. Podría incluso afirmarse: un fútbol low cost. La maltratada final por la Copa Libertadores entre River y Boca lo reflejó más que todo. No se jugó en el país, tampoco en Sudamérica y ni siquiera en América. La mudaron a Europa. 

La violencia en cualquiera de sus connotaciones –física, verbal, virtual y simbólica– siguió generando tsunamis. Las medidas para moderarla o controlarla siempre fueron y serán incompletas. El poder de la AFA o la Superliga es una caricatura de consensos y buenas artes. Sus dirigentes suelen ser ventajeros. La temprana eliminación de la Selección nacional en el Mundial de Rusia se sumó a la lista de calamidades, más por lo que sucedió a su alrededor que por su juego decepcionante. La ofensiva para entregarles en bandeja los clubes al mercado quedó estancada, pero volverá. Por estas y otras razones, el año que se aproxima podría ser mejor con apenas un par de buenas noticias. ¿Será o no será?

La manoseada “final del mundo” –como los medios sensacionalistas la llamaron acá– dejó un ministro renunciado, la grieta entre los presidentes Daniel Angelici y Rodolfo D’Onofrio y una ley anti-barras bravas como secuelas. Martín Ocampo seguramente se reciclará en la política con otro cargo en el gobierno. La investigación, si va más allá de su responsabilidad, difícilmente supere la detención y procesamiento del mecánico tornero Matías Firpo, uno de los hinchas que le arrojó piedras al micro con el plantel de Boca. 

Pero habrá una ley que se apruebe –por ahora con media sanción, en general y en la Cámara Baja– para complacer a las buenas conciencias. “Un mamarracho oportunista” como se quejó un dirigente de la AFA consultado por Página/12, que dejó heridas entre la conducción del fútbol. “Ni nos consultaron y encima les pedimos por nota a los diputados que convocaran, pero ni nos llamaron”, completó. El legislador Martín Lousteau coincidió con aquella, la primera definición. Llamó a la ley “engendro jurídico”. Y eso que es oficialista.

La norma tal como está concebida por el gobierno incrementa penas, tipifica nuevas contravenciones o delitos, en suma, ratifica la doctrina Chocobar para el fútbol en su círculo multitudinario. El jueves pasado, un policía bonaerense mató de un escopetazo en La Plata al trapito Mario González. No había un partido, pero hubo un muerto. ¿Qué pasará cuando los torneos se reanuden y cuidacoches, limpiavidrios, vendedores ambulantes o hinchas de a pie se encuentren mano a mano con uniformados, con o sin armas letales?

Pueden suceder dos cosas: que se produzca un operativo deliberado y mal realizado como el que llevó al bus de Boca por un desfiladero donde llovían cascotes u otra víctima fatal. La historia demuestra que en la Argentina la policía es capaz de asesinar incluso con balas de goma. Javier Jerez, un hincha de Lanús, murió así el 10 de junio de 2013 en el estadio Único platense. 

También puede reprimir cuando nada lo justifica. Ocurrió en el Obelisco contra los hinchas de River durante el festejo por la Copa Libertadores o en la Bombonera cuando los de Boca hicieron el banderazo para despedir al equipo antes del viaje a Madrid. Sí ese día el estadio estaba excedido en su capacidad, la responsabilidad fue de la comisión directiva. Pero no del público. Las estadísticas de violencia no solo las engrosan barrabravas.

La Conmebol se sumó a esta final de vodevil local con un papel estelar. Decidió mudarla a la capital española porque se trataba de un gran negocio de audiencia. La expansión del mercado televisivo nos deparará más finales en tierra prometida. O donde aparezca el que ponga más plata. Ahí están Qatar, los Emiratos Árabes Unidos o Japón en el pasado reciente para confirmarlo. No les basta con llevarse los mejores futbolistas. También se llevan los mejores espectáculos.

La eliminación temprana de la Selección nacional en el Mundial de Rusia fue el otro hecho del año. La crónica de un fracaso anunciado. Jorge Sampaoli la dirigió apenas entre junio de 2017 y el mismo mes de 2018. Una llegada a las instancias finales –lo mínimo que se vaticinaba era alcanzar los cuatro primeros lugares– se transformó en espejismo. La caída por goleada ante Francia en los octavos de final resultó el desenlace de una cadena de malas decisiones. Que habían empezado mucho antes con la renuncia de Gerardo Martino y el despido de Edgardo Bauza. Si al actual entrenador del Santos se le suma Lionel Scaloni, la cuenta da cuatro directores técnicos desde 2014 a la fecha.

La dinámica de lo impensado que tan bien utilizaba Dante Panzeri como metáfora para definir al fútbol, es casi una bandera que describe un montón de situaciones alrededor del juego. En nuestro país los políticos y funcionarios votan una ley anti-barras que afectará al deporte más importante sin consultar a sus dirigentes y los dirigentes modifican el reglamento de un campeonato cuando está por la mitad. Pasó con la Primera B Metropolitana que, de dos ascensos, aumentó a cinco. 

Cuatro serán directos y uno mediante un torneo reducido. Para justificarlo sostienen que la B Nacional deberá contar con 32 equipos en 2019. Casualidad o no, hoy el segundo de la tabla en la B Metro es Barracas Central: el club del presidente de la AFA, Claudio Chiqui Tapia.

Podrían agregarse otras lindezas de nuestro fútbol criollo que permanecen inalterables, pese al paso del tiempo: un Estado que esquilma a los clubes, un gobierno circunstancial y de derecha que pretende entregarlos al mercado, la reventa de entradas, la poca disposición a respetar los acuerdos que se firman, el sensacionalismo de los medios que construyen una subjetividad funcional al negocio de unos pocos, el pack fútbol que seguirá aumentando de la mano de la inflación y ahí paramos. 

Al menos pasaron a un segundo plano las deudas crónicas de las instituciones. Ya no se escuchan tantos reclamos de jugadores, técnicos y demás empleados. Algo es algo.