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sábado, 14 de noviembre de 2020

Dante Panzeri, la reivindicación del Quijote del periodismo deportivo… @dealgunamanera...

 ‘Buscando a Panzeri’, la reivindicación del Quijote del periodismo deportivo… 

Un fotograma de 'Buscando a Panzeri'.

El documental de Sebastián Kohan Esquenazi muestra la convulsa trayectoria de uno de los mejores pensadores sobre la industria del fútbol. 

© Escrito por Diego Mancera desde México,  el sábado 13/11/2020 y publicado por el Diario El País de la Ciudad de Madrid, República de los Españoles. 


Si alguien pudo descifrar el alma del fútbol y su industria fue Dante Panzeri. El periodista argentino murió marginado y cerca del abismo del olvido. Era un tipo con un corte de cabello de monje, a lo Zidane, que iba a contracorriente con su forma de apreciar el juego. Para él era inaceptable que un equipo ponderara ganar a una forma atractiva de juego. Le preocupaba, en los setenta, la desaparición del futbolista con desparpajo, el de potrero o de calle. Era un crítico de la espectacularización del deporte. Y eso no era bien visto por la industria ni el Gobierno argentino.
 

Panzeri escribió Fútbol: dinámica de lo impensado (1967), el cual solo había visto la luz en Argentina y pasaron más de 40 años para que el libro fuese reeditado. Se convirtió en un texto crucial para los periodistas deportivos, o al menos para aquellos que han intentado trascender a solo replicar el marcador de un partido. Fue director de la mítica revista El Gráfico, en la que pecó de temerario al criticar que los entrenadores fueran más protagonistas que sus futbolistas o cuando se negó a publicar un texto de opinión de Álvaro Alsogaray, ministro de Economía. Esta decisión le valió su puesto, pero Dante Panzeri se había acostumbrado a renunciar, ser despedido o expulsado de los medios por sus ideas. 

Sebastián Kohan Esquenazi se encargó de relanzar el trabajo del periodista en 2011 con una nueva edición del libro de Panzeri, la cual llegó a España y al resto de América Latina. “Tuve que rastrear a la familia, tardé dos años en encontrarlos porque se habían marginado del mundo del periodismo. Panzeri sufrió tanto en sus últimos años enfrentándose a todos”, cuenta a EL PAÍS Kohan Esquenazi. La tarea de encontrar a la familia que no quería ser encontrada empezó con llamadas a todas las personas con apellido Panzeri en la guía telefónica en Argentina. Y dio con la esposa e hijos. 

“Me daba la sensación de que la vida de Panzeri era digna de una película: la historia de un hombre valiente que se quedó solo y, también, hablar sobre la mala gestión de la memoria, del olvido, en Argentina”, agrega Kohan Esquenazi, director del documental Buscando a Panzeri (2020). Las páginas de El Gráfico y del resto de medios para los que escribió aún son resguardados, pero sus intervenciones en la televisión fueron borrados, o más bien, reemplazados por otros contenidos para reducir los costos para la televisora TeleOnce, donde también le despidieron. 

Sebastián Kohan Esquenazi, de espaldas, en un momento del documental.

“Y es que el fútbol, tanto para quienes juegan, para quienes van a ver ganar, como para quienes van a ver jugar... ¡es siempre un fenómeno emotivo! Cuando la emotividad está ausente... Es que estamos ante un mero entretenimiento”, escribió Panzeri en 1967, también enganchado con poner sobre el mapa que el deporte no era el centro de todo. 

Fue un crítico férreo de la realización de la Copa Mundial de 1978 en Argentina, en plena dictadura, y fue presionado para que dejara de escribir. Un par de meses antes del inicio del campeonato murió a los 57 años, sin vencer al sistema que cada día le doblegaba. “Fue un Quijote luchando, puede ser una figura poética que a algunas personas no les hace justicia, pero a Panzeri sí porque no tenía poder, era de clase media. Era importante rescatar su figura no solo por lo que pensaba, sino por la valentía y coraje que tuvo para ser como él quiso”, apunta Sebastián Kohan Esquenazi. 

Un obsesivo Panzeri advertía que el fútbol se encaminaba a una vorágine comercial: “No postulo un profesionalismo pobre. Solamente pagar bien para que se juegue al fútbol, que quiere decir pagar lo que el fútbol recauda y no más. Pero no pagar las exageraciones capaces de convertir al jugador de fútbol en angustiado comerciante de sus pies”. Si el legendario periodista viera el entorno actual del fútbol internacional “se saldría del ataúd cinco minutos y se volvería a guardar. En términos ideológicos todo esto le parecería un desastre y una vergüenza. Quizá habría añorado al Barcelona de Guardiola o a Bielsa”, opina Esquenazi. 

Buscando a Panzeri hizo su estreno el pasado 30 de julio en la plataforma Puentes de Cine. El nombre de Dante Panzeri se coló en las portadas de los grandes medios de su país, un triunfo para su memoria. El documental se presentará este sábado en el festival Thinking Football, organizado por el Athletic de Bilbao. El 20 de noviembre se proyectará en el Festival Minuto 90 de Perú, donde se podrá ver en Sudamérica de manera online

Las ideas de Panzeri se resisten a morir.





sábado, 22 de junio de 2019

1973. Huracán Campeón por Osvaldo Ardizzone… @dealgunamanera…

1973. Huracán Campeón por Osvaldo Ardizzone… 


Las notas de Osvaldo Ardizzone se reconocían en el primer renglón. Disfrute de su crónica del día que El Globo cortó con esa “mishiadura que llevaba medio siglo de proletaria resignación”.

© Publicado el domingo 26/05/2019 por Redacción EG de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 

Dos fechas antes del final del torneo, el 16 de septiembre de 1973, el Club Atlético Huracán del barrio porteño de Parque Patricios, a pesar de perder como local con Gimnasia y Esgrima La Plata, se consagra Campeón del Torneo Metropolitano, su quinto título de Primera División , primero de la era profesional. Vale mencionar que en ese partido tres de las principales figuras del equipo (Babington, Avallay y Brindisi) no jugaron por integrar la Selección Argentina que jugaba las Eliminatorias. 

Conversando con Dante Panzeri, director de El Gráfico, nació una amistad con Osvaldo que se plasmó en el papel adoptando el apellido materno (Ardizzone) en lugar del paterno (Bramante).

Queremos recordar ese campeón inolvidable, dirigido por César Menotti, con fragmentos de la nota que firma Osvaldo Ardizzone, el poeta y periodista deportivo que engalanaba por esos tiempos con su inigualable estilo las páginas de El Gráfico. Las imágenes son de otros monstruos pero de la fotografía: Alessandrini, Abaca, R. Alfieri (h) Maffuche, Speranza y Forte.

Huracán, Campeón Metropolitano 1973

Que uno se enfrenta a ese tipo disfrazado. Sí, disfrazado entre una banda de disfrazados. A esos de las pilchas grotescas del tony carnavalesco. A ese del rancho pintarrajeado, de los labios con carmín barato y la cara enharinada. Que uno la ve a esa muchacha con una vincha rubia sujetándole la cascada de pelo rubio, aprisionada en una casaca del Globo con el ocho en la espalda. Que uno la ve a esa pareja “veterana” tomados del brazo con el domingo brillando en los ojos húmedos. 

A ese don José, o don Antonio, con más de medio siglo del Viejo Parque en el pelo gris, orgullosamente envuelto en una bandera. Y a esa doña Juana o quizá doña Vicenta llevada casi a la rastra por él, ya metida en la danza desenfrenada que se agita dentro de la cancha. Y el pibe, y el más pibe. Y el padre, la madre, el abuelo, la abuela. Y la cuñada y el primo de la cuñada. 

La felicidad en el vestuario Quemero: Cantú, Menotti, Brindisi, Buglione, Bábington, Avallay, Basile y Larrosa. 

Están todos. Todos los que tenían que estar. Las caras de antes, las caras de ahora... Solo que aquí todas se asemejan hasta parecerse a una única y enorme cara que ensaya su único y exclusivo gesto. Que conoce esa única coreografía del contoneo clásico de la antigua comparsa. Que canta los mismos versos en un arreglo musical entre ellos, solamente ellos, conocen... 

Una identidad y un ajuste que no podría conseguir ni el mismísimo maestro Toscanini... Las ganas de juntarse, la necesidad de estrecharse, de mezclar las lágrimas, de cambiarse las risas, de fundirse en el gigantesco y estentóreo coro... ¡Cuarenta y cinco años! ¡Casi medio siglo de silencio! ¡Medio siglo amontonando el desconsuelo de cientos y cientos de domingos grises! Medio siglo con la protesta apretada entre los labios en la cónclave silenciosa del atardecer incoloro del café del barrio...


Por eso es esta fiesta distinta. La fiesta vestida con ese contraste que va de una lágrima a una carcajada. Que al cabo siempre irán juntas en la descarga de esa emoción que no cabe adentro.

Porque es la fiesta del seco. Es la explosión del postergado. El rechifle de una mishiadura que lleva medio siglo de proletaria resignación. Y, ahora, este domingo 16 de septiembre del año 1973. Domingo de Huracán. Domingo del Viejo Parque. De la Pompeya laburante. De la ilustre estirpe ciruja. De la lata y la madera de los caseríos de Soldati... Que, al cabo, ese Globo tantos años aprisionado en tantas manos temblorosas se hizo definitivamente pájaro... ¡Huracán campeón! Centenares de globos en la tarde... Centenares de sueños... De abuelos, de muchachas, de pibes, de señoras, de pibes más pibes... De todo un barrio, con pintoresco y emotivo color de barrio... “¡Que el sol sale para todos! / Y también saldrá para el Globo”, como en esperanzada inspiración del poeta popular que germinó en el rincón más mistongo de las calles del Viejo Parque o de la Pompeya de Homero Manzi... “Que el sol también saldrá para el Globo”.

Osvaldo Ardizzone (1973)


Alfio Basile encabeza la salida de Huracán, empezaba la fiesta.

Algunos testimonios de hinchas famosos de Huracán en la tarde que el Globo fue campeón:
Victorio Ádamo (actuó desde 1940 al 44)
"¿Sabe qué es lo que más lamento en un momento de tanta emoción? Que no esté Herminio Masantonio..."

Alfredo Barbieri (actor)
"El teatro me dio muchas satisfacciones pero esto es otra cosa... Soy del Globo desde que nací y por fin me doy el gusto de salir campeón. ¡Arriba Huracán!"

Oscar "Ringo" Bonavena (boxeador)
"Antes que ser campeón del mundo prefiero que salga Huracán"

Pascual Buglione (actuó desde 1936 al 40)
"Mi satisfacción es doble. Como ex jugador lo vivo como si integrara el equipo y además porque mi hijo Daniel salió campeón. Una palabra para el público de Huracán que sufrió 45 años"

Norberto "Tucho" Méndez (actuó desde 1943 al 48)
"Esta alegría de la gente del Globo es una alegría sana, pura, limpia ¡y qué lindo es ver cómo los hinchas están aquí con sus familias para festejarlo!" 

El loco en andas: René Houseman, una de las figuras del campeón, llevado en la vuelta olímpica por los hinchas que lo adoraban. Junto a él, Alfonso Roma.

Huracán contra todos

Desde la implantación del profesionalismo, todos los campeonatos disputados con el sistema de partidos y desquites de todos contra todos fueron ganados por Boca, River Plate, Independiente, Racing y San Lorenzo. Porque cuando se clasificaron campeones Estudiantes en el Metro de 1967, Chacharita en el de 1969 y Rosario Central en el Nacional de 1971, se dividió en zonas y no enfrentaron a todos los equipos y cuando fue campeón Vélez Sarsfield, en  el Nacional de 1968, tuvo una sola rueda.


En consecuencia, Huracán es el primer club, con excepción de los cinco mencionados, que gana por el sistema de partidos y desquites de todos contra todos. 

La alegría del Coco Basile en la soñada vuelta olímpica del Globo.

Los jugadores que integraron el Huracán Campeón Metropolitano 1973:

Miguel Á. Leyes
Ángel Tolisano
Edgardo L. Cantú
Nelso P. Chabay
Francisco F. Russo
Ruben A. Ríos
Alfio Basile
Héctor J. Roganti
Jorge Carrascosa
René O. Houseman
José R. Scalise
Carlos A. Leone
Francisco Leonidas
Nicolás del Valle

Eduardo E. Quiroga
Omar R. Larrosa
Alfonso D. Roma
Carlos A. Babington
Roque Alberto Avallay
Miguel A. Brindisi
Daniel Buglione

Huracán Campeón 1973

ESPN Recuerda Huracán 1973

Homenaje Huracán Campeón 1973 - Fútbol Para Todos.


Archivo histórico - El equipo de Huracán de 1973


Planeta Gol - Huracán Campeón Metropolitano 1973

Homenaje a Huracán Campeón Metropolitano 1973


domingo, 23 de diciembre de 2018

Cuesta abajo en mi rodada... @dealgunamanera…

La terrible temporada que vivió el fútbol argentino en 2018… 

Angelici, Chiqui Tapia y D’Onofrio durante la presentación de la Superfinal.

Como en el tango de Gardel y Le Pera, el deporte que convoca a multitudes termina el año a los tumbos. La final de la Copa, un ejemplo de lo que no debería hacerse. La eliminación en el Mundial de Rusia. La violencia de cada día.

© Escrito por Gustavo Veiga el domingo 23/12/2018 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

2018 quedará en el podio de los años más conflictivos de nuestro popular deporte. Si la palabra cabotaje tiene una connotación negativa cuando se habla de fútbol, define muy bien lo que nos pasó. El nuestro es de vuelo corto. Podría incluso afirmarse: un fútbol low cost. La maltratada final por la Copa Libertadores entre River y Boca lo reflejó más que todo. No se jugó en el país, tampoco en Sudamérica y ni siquiera en América. La mudaron a Europa. 

La violencia en cualquiera de sus connotaciones –física, verbal, virtual y simbólica– siguió generando tsunamis. Las medidas para moderarla o controlarla siempre fueron y serán incompletas. El poder de la AFA o la Superliga es una caricatura de consensos y buenas artes. Sus dirigentes suelen ser ventajeros. La temprana eliminación de la Selección nacional en el Mundial de Rusia se sumó a la lista de calamidades, más por lo que sucedió a su alrededor que por su juego decepcionante. La ofensiva para entregarles en bandeja los clubes al mercado quedó estancada, pero volverá. Por estas y otras razones, el año que se aproxima podría ser mejor con apenas un par de buenas noticias. ¿Será o no será?

La manoseada “final del mundo” –como los medios sensacionalistas la llamaron acá– dejó un ministro renunciado, la grieta entre los presidentes Daniel Angelici y Rodolfo D’Onofrio y una ley anti-barras bravas como secuelas. Martín Ocampo seguramente se reciclará en la política con otro cargo en el gobierno. La investigación, si va más allá de su responsabilidad, difícilmente supere la detención y procesamiento del mecánico tornero Matías Firpo, uno de los hinchas que le arrojó piedras al micro con el plantel de Boca. 

Pero habrá una ley que se apruebe –por ahora con media sanción, en general y en la Cámara Baja– para complacer a las buenas conciencias. “Un mamarracho oportunista” como se quejó un dirigente de la AFA consultado por Página/12, que dejó heridas entre la conducción del fútbol. “Ni nos consultaron y encima les pedimos por nota a los diputados que convocaran, pero ni nos llamaron”, completó. El legislador Martín Lousteau coincidió con aquella, la primera definición. Llamó a la ley “engendro jurídico”. Y eso que es oficialista.

La norma tal como está concebida por el gobierno incrementa penas, tipifica nuevas contravenciones o delitos, en suma, ratifica la doctrina Chocobar para el fútbol en su círculo multitudinario. El jueves pasado, un policía bonaerense mató de un escopetazo en La Plata al trapito Mario González. No había un partido, pero hubo un muerto. ¿Qué pasará cuando los torneos se reanuden y cuidacoches, limpiavidrios, vendedores ambulantes o hinchas de a pie se encuentren mano a mano con uniformados, con o sin armas letales?

Pueden suceder dos cosas: que se produzca un operativo deliberado y mal realizado como el que llevó al bus de Boca por un desfiladero donde llovían cascotes u otra víctima fatal. La historia demuestra que en la Argentina la policía es capaz de asesinar incluso con balas de goma. Javier Jerez, un hincha de Lanús, murió así el 10 de junio de 2013 en el estadio Único platense. 

También puede reprimir cuando nada lo justifica. Ocurrió en el Obelisco contra los hinchas de River durante el festejo por la Copa Libertadores o en la Bombonera cuando los de Boca hicieron el banderazo para despedir al equipo antes del viaje a Madrid. Sí ese día el estadio estaba excedido en su capacidad, la responsabilidad fue de la comisión directiva. Pero no del público. Las estadísticas de violencia no solo las engrosan barrabravas.

La Conmebol se sumó a esta final de vodevil local con un papel estelar. Decidió mudarla a la capital española porque se trataba de un gran negocio de audiencia. La expansión del mercado televisivo nos deparará más finales en tierra prometida. O donde aparezca el que ponga más plata. Ahí están Qatar, los Emiratos Árabes Unidos o Japón en el pasado reciente para confirmarlo. No les basta con llevarse los mejores futbolistas. También se llevan los mejores espectáculos.

La eliminación temprana de la Selección nacional en el Mundial de Rusia fue el otro hecho del año. La crónica de un fracaso anunciado. Jorge Sampaoli la dirigió apenas entre junio de 2017 y el mismo mes de 2018. Una llegada a las instancias finales –lo mínimo que se vaticinaba era alcanzar los cuatro primeros lugares– se transformó en espejismo. La caída por goleada ante Francia en los octavos de final resultó el desenlace de una cadena de malas decisiones. Que habían empezado mucho antes con la renuncia de Gerardo Martino y el despido de Edgardo Bauza. Si al actual entrenador del Santos se le suma Lionel Scaloni, la cuenta da cuatro directores técnicos desde 2014 a la fecha.

La dinámica de lo impensado que tan bien utilizaba Dante Panzeri como metáfora para definir al fútbol, es casi una bandera que describe un montón de situaciones alrededor del juego. En nuestro país los políticos y funcionarios votan una ley anti-barras que afectará al deporte más importante sin consultar a sus dirigentes y los dirigentes modifican el reglamento de un campeonato cuando está por la mitad. Pasó con la Primera B Metropolitana que, de dos ascensos, aumentó a cinco. 

Cuatro serán directos y uno mediante un torneo reducido. Para justificarlo sostienen que la B Nacional deberá contar con 32 equipos en 2019. Casualidad o no, hoy el segundo de la tabla en la B Metro es Barracas Central: el club del presidente de la AFA, Claudio Chiqui Tapia.

Podrían agregarse otras lindezas de nuestro fútbol criollo que permanecen inalterables, pese al paso del tiempo: un Estado que esquilma a los clubes, un gobierno circunstancial y de derecha que pretende entregarlos al mercado, la reventa de entradas, la poca disposición a respetar los acuerdos que se firman, el sensacionalismo de los medios que construyen una subjetividad funcional al negocio de unos pocos, el pack fútbol que seguirá aumentando de la mano de la inflación y ahí paramos. 

Al menos pasaron a un segundo plano las deudas crónicas de las instituciones. Ya no se escuchan tantos reclamos de jugadores, técnicos y demás empleados. Algo es algo.