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domingo, 4 de febrero de 2018

Nepotismos. Secretos de familia… @dealgunamanera...

Secretos de familia…

Bastión, Hugo Moyano. Dibujo: Pablo Temes

Si no se destapaba el caso Triaca, nada hubiera cambiado y el macrismo hubiera seguido nombrando parientes. El tema Moyano.

Nepostismo: Se conoce como nepotismo a la predilección exagerada que algunos funcionarios en actividad que ocupan cargos públicos poseen respecto a su familia, allegados y amigos a la hora de realizar concesiones o contratar empleados estatales. En estos casos, el individuo que accede a un empleo público logra el objetivo...

El diccionario de la Real Academia Española define el nepotismo como la “desmedida preferencia que algunos dan a sus parientes para las concesiones de empleos públicos”. Por lo tanto, el nepotismo es exactamente lo opuesto a la meritocracia. La historia está plagada de casos que ilustran acabadamente los males derivados de esta práctica que, en general, está estrechamente ligada a la corrupción.

Se trata de una práctica de tipo universal que atraviesa todas las instituciones: políticas, sindicales, empresariales y eclesiásticas. El papa Calixto III, de la familia Borgia, hizo cardenales a dos de sus sobrinos. Uno de ellos, Rodrigo, terminó siendo el papa Alejandro VI. Este tuvo una amante, Julia Farnesio, a cuyo hermano Alejandro designó como cardenal y que luego sería el papa Pablo III.  

La práctica de este mal hábito tiene una larga historia en la Argentina. El kirchnerato y el menemato han sido prolíficos en sus aportes a la casuística. Por eso es que lo que originó y destapó el caso que involucra al ministro de Trabajo afecta a este gobierno tan fuertemente. Tiene que ver con el discurso del cambio que esgrime permanentemente el oficialismo. Y lo que se vio es que, de no haberse destapado el hecho,  nada habría cambiado.

Otros tiempos. 

Según la historia lo narra, en un momento dado, el entonces gobernador de Córdoba, Amadeo Sabattini, se enteró de que uno de sus parientes era empleado de planta en la administración pública municipal de la capital provincial. No dudó en pedirle la renuncia. Lo hizo con una frase lapidaria: “Mientras yo sea gobernador no puede haber dos Sabattini viviendo del presupuesto; y a mí me votó el pueblo”. Su pariente renunció de inmediato.

En el Documento de Trabajo N° 47 del Centro de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec), firmado por María Page en agosto de 2010 se lee que en las provincias de Corrientes, Chaco, Mendoza, La Pampa y Santiago del Estero las leyes que regulan el empleo en la administración pública provincial promueven el nepotismo, ya que establecen situaciones a través de las cuales el empleo público podría llegar a transformarse en algo hereditario.

En todos estos casos, la ley que rige el empleo público prevé que cuando un agente cesa en sus funciones por fallecimiento o debe renunciar a su “cargo por enfermedad o accidente, si es la única fuente de ingreso familiar y la baja no le  permite acceder a los beneficios previsionales, el Poder Ejecutivo provincial puede designar en su lugar al cónyuge, a un familiar de primer grado de consanguinidad o a quien sea sostén del grupo familiar (Ley 4.067 de la provincia de Corrientes, art. 23; Ley 643 de la provincia de La Pampa, art. 31; Ley 2.017 de la provincia de Chaco, art. 13; Decreto 560/1973 de la provincia de Mendoza, art. 90, y Ley 5.642 de Santiago del Estero, art, 81).

En la reunión del gabinete que encabezó Mauricio Macri luego de regresar de su visita de difícil final –la reunión con el presidente de Francia, Emmanuel Macron no estuvo adecuadamente preparada y fue tensa– las preguntas a Triaca fueron muchas. El clima de enojo sobrevoló a todo lo largo del verdadero interrogatorio al que fue sometido el ministro. El enojado era el Presidente, quien, insatisfecho con el pedido de disculpas de Triaca, fue el que tomó en soledad la decisión de ordenar la renuncia de todos los familiares de funcionarios políticos de su gobierno, nombramientos que, se vio, no eran pocos. “

El Presidente está insatisfecho pero se trata de malestar generado por la impotencia que generan errores no forzados. Las derivaciones del caso Triaca pegaron en toda la primera línea del Gobierno”, reconoce un funcionario con despacho en la Rosada, quien agrega: “La verdad, no nos dimos cuenta de las consecuencias para poder apagar el incendio; el audio a su empleada es lo de menos, las disculpas y los gestos pasaron por alto el tema SOMU”.

El golpe de efecto de la decisión presidencial sirvió para calmar a un sector afín de la opinión pública que de a poco se va acostumbrando a tragarse esos sapos. A pesar de ello, la caída de la imagen presidencial y del Gobierno es fuerte. Y eso a Macri lo puso de muy mal humor.

Triaca siente que lo que le sucedió es producto de un contragolpe de Hugo Moyano. “El ministro la va a tener difícil en la paritaria.  En el Gobierno no le van a dar ventaja a Moyano, yo creo que sin arriesgar los resultados, al gordo lo van a dejar transpirar un poquito más de la cuenta”, agregó la fuente.

Otro caso. 

Los gestos políticos no terminaron ahí. Con algo menos de repercusión pública y política pero mucho de inverosimilitud, le llegó el turno al ministro de Agricultura, Luis Miguel Etchevehere. Una fuente que está al tanto de la investigación interna sostuvo que el ministro no tenía la convicción de devolver absolutamente nada. Ocurrió que la Oficina Anticorrupción le estaba pisando los talones de la ética. Recién entonces fue cuando el ministro tuvo que salir a montar el show altruista de la devolución.

Hay una diferencia significativa con Triaca, quien, a pesar de haber estado falto de reflejos para evitar que el tema le explotara en la cara, es querido por  todo el mundo dentro del Gobierno; en cambio a Etchevere no lo quiere casi nadie. “Se salvó porque una vez advertido logró maniobrar a tiempo”. Fuentes cercanas a la Sociedad Rural aseguran que no se puede avalar la coartada del ministro, el pago del bono no solo llegó a destiempo –o en tiempos muy finos respecto a su designación–, sino que recogió opiniones muy contrarias en miembros del interior del país. Los que lo conocen bien y lo han sufrido hablan de un hombre encantador de la sonrisa para afuera, pero muy ambicioso.

Camiones. 

El principal problema que tiene Hugo Moyano no es el Gobierno. Tiene razón en endilgarle a Macri su presente actitud de lejanía, absolutamente opuesta  a la que tuvo en 2015, cuando llegó a compartir con el líder camionero la inauguración de un busto de Perón en plena campaña electoral. Una de las pocas dirigentes coherentes al respecto ha sido Graciela Ocaña, que siempre lo tuvo al hoy presidente de Independiente en la mira. Pero para Moyano, su problema mayor es la decisión de jueces y fiscales de hacer ahora lo que es, ni más ni menos, su trabajo: investigar. Y esto es producto, también, de lo que le está pasando en una parte significativa de la sociedad, harta de la corrupción y del  patoterismo como vía de acción política.


lunes, 29 de enero de 2018

Mucho en juego… @dealgunamanera...

Mucho en juego…

 La caladera del diablo. Dibujo: Cedoc

De la escalada con Moyano a qué hacer con Triaca, el Gobierno tiene varios frentes abiertos. Lecciones de la gira.

La gira de Mauricio Macri por Europa confirmó algo que debería ser un aprendizaje no solo para este gobierno, sino también para los que aspiren a sucederlo: si no hay previsibilidad política, el flujo de inversiones que Argentina necesita para poder revertir la dura realidad social que representa un nivel de pobreza del 30% nunca se producirá.

El mundo político y de los negocios ha quedado escaldado con los vaivenes de un devenir pendular exhibido por nuestro país en los 34 años de democracia, producto de la falta de acuerdos partidarios y de políticas de Estado. Eso es lo que le transmitieron los empresarios con los que se reunió el Presidente a su paso por el foro económico de Davos. Es lo mismo que le sucedió el año pasado, cuando se encontró con empresarios estadounidenses en Nueva York. Eso es lo que también le transmitieron los hombres de negocios que acompañaron al canciller de Alemania, Angela Merkel, en su viaje a Buenos Aires.

El Presidente ha exhibido como respuesta a esta inquietud la presencia del gobernador de Entre Ríos, Sergio Bordet, a la que también había planeado sumar la del gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, quien debió quedarse en su provincia a causa del cierre del ingenio San Isidro. Ese paso es parte de un largo camino –“Todo viaje, por largo que sea, empieza por un solo paso”, Lao Tse– por desandar en pos de alcanzar ese estado de convivencia y coincidencia que reclaman los inversores. 

Ánimos. 

El transcurrir de este enero ha tensado las cosas de tal manera que la posibilidad de lograr esos acuerdos luce aún lejana. Hay que ser claros: ninguna de esas posibilidades de acuerdo incluye al kirchnerismo. Todo lo que anida allí es resentimiento y ánimo de revancha. Sea dicho con todas las letras: en el universo K lo que importa –lo único que de verdad importa– es que el Gobierno caiga. El último estándar te de ese pensamiento fue la frase del ex ministro de la Corte Suprema de Justicia, Eugenio Zaffaroni, en la que abogaba por la finalización del Gobierno. Aun cuando no sea original, es necesario insistir con esto: de haber dicho esto un dirigente opositor durante el kirchnerato, habría sido inmediatamente acusado de ser destituyente. 

Comodoro Py. 

Febrero será un mes caliente. Terminada la feria judicial, ese será el ámbito por el cual sucederán hechos de alto impacto político. A estas horas, esa es la expectativa en lo referente a las causas judiciales que perturban hoy seriamente a una buena par te de la dirigencia sindical.

La dinámica de los hechos ha dado pie a una coincidencia peculiar: la causa judicial que involucra a un verdadero peso pesado como Hugo Moyano se da en el tiempo en el que comienzan a desarrollarse las paritarias. En el Gobierno anida ya la convicción de que, para enfrentar una trama tan compleja como esta, no es lo más conveniente contar con un ministro de Trabajo debilitado. Y ese es el problema que hoy representa Jorge Triaca.

El affaire de la empleada doméstica que trabajaba en la quinta de la familia –a quien, además de insultarla de un modo descalificante, se la tuvo durante largo tiempo en negro y se la contrató en el Sindicato Obreros Marítimos Unidos (SOMU), que estaba bajo la intervención del Ministerio de Trabajo – lo ha afectado severamente.

Ninguna de las acciones defensivas y de respaldo que hasta aquí ha intentado el Gobierno ha sido efectivas. Y es lógico, porque la situación del ministro es insostenible, especialmente para un gobierno que tiene el discurso del compromiso que despliega la actual administración. 

Problemas. 

Es verdad que ningún presidente entrega a un ministro por presión mediática u opositora. Esto forma parte del ABC de la política. “El gordo es uno de los funcionarios más queridos en el gabinete. Es un buen profesional y una buena persona. Pero Macri está realmente enojado y dolido con él”, se sincera una voz que conoce la realidad interna del Gobierno. A eso se agrega otro problema: no hay nadie de igual envergadura política para reemplazarlo.

En algunos otros países del mundo, un ministro envuelto en un caso así no tiene otra opción que renunciar. Puertas adentro, en el oficialismo hay muchos que comparten este pensamiento. Es que, para el estándar ético que propone Cambiemos, el episodio que involucra al ministro no debería tener otro camino que la renuncia.

Y por supuesto que, en atención a la conflictiva relación que se viene entre el Gobierno y la dirigencia sindical a propósito de la negociación paritaria y las derivaciones de las investigaciones judiciales que comprometen en estos momentos a Hugo y a Pablo Moyano, Triaca representa un problema. Por todas estas cosas es que la ida y vuelta sobre su suerte aún no está definido. Habrá que esperar el regreso del Presidente. 

Impunes. 

Las causas judiciales contra varios caciques sindicales habrán de continuar. En el ámbito de la dirigencia gremial hay un submundo dentro del cual algunos han construido verdaderos feudos. Habitan también en ese universo quienes se han convertido en prósperos empresarios. Balcedo no es el único. Son situaciones conocidas desde hace muchos años. Y a pesar de un sinfín de denuncias, permaneció inmune –tal vez la palabra debería ser “impune”– a cualquier investigación judicial. La pregunta, pues, es: ¿por qué ahora? La respuesta es una: el temor de jueces y fiscales de sufrir represalias por parte del poder político en los tiempos en que gobernó el peronismo.

Encrucijada. 

La dirigencia sindical debería pensar y analizar detalladamente la encrucijada que enfrenta a la hora de responder a estas denuncias. Si la respuesta es el patoterismo, no hará más que sumar descrédito frente a amplios sectores de una sociedad harta de esas prácticas. “La violencia es el miedo a las ideas de los demás” (Mahatma Gandhi).




domingo, 14 de enero de 2018

Enero Caliente. Tiembla el Piso... @dealgunamanera...

Tiembla el Piso

Al Rojo Vivo. Hugo Moyano. Dibujo: Pablo Temes

La mira judicial sobre sindicalistas sacude todo. ¿El espanto une a Moyano y CFK?

© Escrito por Nelson Castro el domingo 14/01/2017 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

No es novedad: contra lo que muchos creen, enero es un mes intenso en la vida política de la Argentina. Parecería ser el fruto de una verdadera dinámica inercial que nunca se detiene. Y hay veces en que lo intenso deriva en algo trágico: esta semana se cumplirán tres años de la muerte del fiscal Alberto Nisman, un magnicidio institucional.

El impacto del aumento de las tarifas de los servicios públicos pegó fuerte en el índice de inflación de diciembre. Se entiende por qué Mauricio Macri quiere terminar con este proceso de ajuste, a más tardar, en junio de este año. Es tan cierto que el 24,8% de inflación anual de 2017 quedó muy por debajo del 41% del año 2016, como también lo es que superó con holgura el 17% vociferado a los cuatro vientos durante muchos meses por varios funcionarios, entre ellos el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger.

Habrá que ver qué pasa a fin de este año con el presupuestado 15% del que hablaron tanto el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, como su par de Finanzas, Luis Caputo, en la conferencia del jueves 28 de diciembre pasado. Al Gobierno le ha quedado claro que hasta que este proceso de reacomodamiento de tarifas y de reducción del déficit fiscal no termine, la posibilidad de disminuir la inflación a un dígito será un imposible.

Planes. 

El consiguiente impacto negativo sobre la imagen presidencial generó en ese ámbito dos reflexiones: la primera –dicha por el mismo Macri–, que el capital político que le dio el resultado electoral de octubre último hay que usarlo ahora para ir adelante con estas medidas claramente antipopulares; la otra, la constatación de que esto había que comenzarlo ya y terminarlo antes de junio, a los efectos de no tener más sobresaltos de cara a 2019, año de la elección presidencial en el que Macri buscará su segundo mandato.

Mientras tanto, una encuesta aparecida el jueves de la consultora Synopsis, que predijo con notable exactitud el resultado de la elección en la provincia de Buenos Aires –en un sondeo de mitad de septiembre anticipó que Esteban Bullrich le ganaría a CFK por 39,1 a 34,3– muestra que la imagen negativa del Gobierno es del 41,4% contra el 38% de imagen positiva. Más claro, agua.

Hablando de imágenes y percepciones: la llamativa y veloz ganancia obtenida por las empresas de la familia del Presidente en la venta del parque eólico que inauguró en Chubut pusieron otra vez en el centro de la escena las cuestiones grises que hacen a la relación del jefe de Estado con los negocios de su parentela. Ya hay denuncias.

Por esto y por otros casos notorios concernientes a las investigaciones por corrupción que involucran a varios altos ex funcionarios en los doce años del kirchnerato, el receso tampoco se ha sentido en el ámbito judicial. Lo novedoso de este enero es el avance de causas que complican a varios dirigentes sindicales. Ahí parece haber terminado una larga siesta de algunos magistrados.

¿Casualidad? 

Por lo que se ve y se escucha, la preocupación –que es grande– ha llegado a esas orillas. Las declaraciones siempre altisonantes de Luis Barrionuevo –“a los sindicatos los atacaron los militares, Alfonsín y De la Rúa, y terminaron mal”. (Se olvidó de Cristina Fernández de Kirchner, quien a los líderes de los sindicatos que no le gustaban los maltrató a más no poder). Lo que no dijo Barrionuevo fue que Saúl Ubaldini terminó pidiéndole disculpas a Alfonsín por los 13 paros generales que le hizo.

Más allá del impactante caso Balcedo –de poco peso político–, viene despuntando en el horizonte otro de envergadura: el de Hugo Moyano. En el medio de ellos están las idas y vueltas de la relación entre el Presidente y el líder de los camioneros y presidente de Independiente, que son parte de una trama que comenzó a tejerse cuando Macri asumió como jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y que derivó en una relación que, a modo de auténtica sorpresa, estuvo lejos de los ámbitos de borrasca que muchos auguraban. De hecho, en uno de los últimos actos de la campaña electoral de 2015 –la inauguración de la poco reconocible estatua del general Perón–, ambos compartieron el escenario. En la semana, incluso, el Presidente le tendió a Moyano la hoja de olivo cuando autorizó la presencia del vicejefe de Gobierno porteño, Diego Santilli, y del ministro de Trabajo, Jorge Triaca, en el acto de inauguración del sanatorio de los camioneros –ex Antártida–. A pesar de eso, el piso tiembla: se suman allí acusaciones de lavado de dinero en el manejo de las cuentas de Independiente, más el caso OCA, más otras denuncias que piensa reflotar la diputada por Cambiemos Graciela Ocaña.

El kirchnerismo, que anda a la búsqueda de aliados con desesperación, ha visto en esto la posibilidad de intentar un acercamiento con Moyano en particular y la CGT en general.

La libertad del ex vicepresidente Amado Boudou y su ex socio, José María Núñez Carmona, representa una diferencia de criterio importante entre la Sala I y la Sala II de la Cámara Federal Porteña en lo penal. Lo que es fundamental es lo que pase con las causas que incriminan a Boudou, porque lo importante es que haya un juicio y un veredicto en tiempo y forma.

Hay que recordar que en el caso del auto con documentación adulterada fue sobreseído porque la causa había prescripto. Este es el desafío para la Justicia: avanzar con las causas, llevar adelante los juicios y dictar sentencias en tiempo y forma. El caso del ex presidente Carlos Menem muestra lo inútiles que son las condenas cuando se producen veinte años después de los hechos: el impacto en la opinión pública es prácticamente nulo y eso permite que ninguna de ellas se cumpla. Ya se ha dicho: la justicia lenta no es justicia.

Producción periodística: Santiago Serra.






sábado, 20 de mayo de 2017

En un bosque de la China, una china me encontré... @dealgunamanera...

China presiona a Argentina: si quiere inversiones debe cumplir antes lo firmado con Kirchner…

Yan Zhiyong, titular de PowerChina, saluda a Mauricio Macri (derecha.) en Pekín. Foto: Presidencia Argentina

Macri realiza una visita oficial de cuatro días a Pekín, en la que busca reactivar los acuerdos bilaterales.

"A los chinos hay que cumplirles", afirma el presidente de la Cámara Argentino-China, Carlos Spadone, uno de los primeros empresarios argentinos que comenzó a hacer negocios con el gigante asiático. El Gobierno de Mauricio Macri ha frenado los compromisos asumidos con Pekín por su predecesora, Cristina Fernández de Kirchner, y de no retomarse están en riesgo inversiones en energía e infraestructura que pueden ascender hasta 30.000 millones de dólares. Macri comenzó este lunes una visita oficial de cuatro días a Pekín que busca limar las tensiones entre ambos países y lograr que China vuelva a abrir el grifo. Como forma de presión, el Gobierno de Xi Jinping ha dejado de comprar soja argentina y se la adquiere al vecino Brasil aun a precio superior, afirma Sergio Cesarin, coordinador del Centro de Estudios sobre Asia del Pacífico e India (Ceapi) de la Universidad Nacional de Tres de Febrero.

En el centro del conflicto están las dos centrales hidroeléctricas proyectadas en la provincia patagónica de Santa Cruz, el feudo de los Kirchner. Ambas están paralizadas por la Justicia, a la espera del resultado de estudios de impacto medioambiental. Al fallo judicial se suma la gran presión de ecologistas, que se oponen con firmeza a la construcción de las represas. "Le dije a Macri que son un desastre", declaró Yvon Chouinard, fundador de la marca de ropa estadounidense Patagonia y activista medioambiental, igual que su fallecido amigo Douglas Tompkins. "Es una tecnología vieja que ya no tiene sentido. Las de Santa Cruz son un gran error. Van a costar mucho más de lo que dicen", agregó Chouinard, entrevistado por La Nación tras reunirse con el presidente argentino. El Gobierno macrista redujo de 7.000 a 4.500 millones de dólares el costo previsto de las obras a cambio de reducir la potencia y extender los plazos de concesión.

Le guste o no el proyecto de las represas, Macri tiene poco margen de maniobra, ya que los distintos acuerdos firmados con empresas chinas por Fernández de Kirchner contienen cláusulas de cross default, es decir, si se suspende una de las obras pactadas, se caen también todas las demás. Una de ellas es el Belgrano Cargas, el ambicioso proyecto para comprar nuevos vagones y locomotoras y modernizar 1.600 kilómetros de vías de tren entre las provincias productivas del norte argentino con los puertos de Rosario, con el objetivo de abaratar notablemente los costos de transporte internos de las materias primas argentinas destinadas a la exportación.

El interés chino por el Belgrano Cargas se remonta a 2006, cuando se conformó un consorcio chino-argentino encabezado por Franco Macri, padre del actual presidente y uno de los empresarios más ricos del país. En el consorcio estaba también Hugo Moyano, líder del sindicato de Camioneros. "Moyano es el último interesado en que funcionen los trenes", asegura Spadone. "Cobraron mucho, pero no arreglaron nada", denuncia. En 2012, Fernández de Kirchner reflotó la idea y anunció un préstamo chino por 11.400 millones de dólares. El Gobierno macrista convirtió el Plan Belgrano en una de las grandes obras de infraestructura para ganar competitividad e impulsar las economías regionales del centro y norte del país.

Otro de los puntos de fricción en las obras adjudicadas a las empresas chinas son los materiales. Importarlos del país asiático es mucho más barato que comprarlos en Argentina, pero la legislación local obliga a que al menos el 21% de la producción sea nacional. La falta de acuerdo ha retrasado la financiación china de gasoductos en Córdoba y el gobierno provincial ha vuelto a sacar a licitación algunos de los proyectos este año tras esperar en vano la llegada de fondos del país asiático. La discusión sobre las centrales nucleares pactadas con China pretende garantizar la transferencia tecnológica, mientras que la base espacial china en Neuquén, en terrenos cedidos por el kirchnerismo a Pekín por 50 años, ya está lista para comenzar a operar.

Viaje "incómodo"

Al no poder ir con las manos libres, Cesarin opina que Macri viaja "incómodo" a China. Pero destaca algunas de las ventajas que tiene frente a su predecesora para la negociación. En primer lugar, haber diversificado las fuentes de financiación. El acceso a los mercados internacionales de crédito de Argentina tras el pago de la deuda a los fondos buitre y el giro diplomático dado por Macri han reducido la dependencia del país austral hacia China, que hasta 2015 fue prácticamente el único que le tendió un salvavidas económico.

El presidente argentino llega a Pekín 15 días después de haber sido recibido en Washington por Donald Trump. Además de poner sobre la mesa la carta estadounidense, con la que el kirchnerismo no contaba, Macri ostenta la presidencia pro tempore de Mercosur y es un firme partidario del acercamiento entre este bloque y la Alianza del Pacífico, que podría reflejarse en obras conjuntas de gran interés para China.

"A China no solo le interesa Argentina, sino todo América Latina, porque tenemos materias primas y alimentos que necesita y que necesitará aún más en el futuro", subraya Spadone, quien no descarta que en unas décadas el gigante asiático recurra a este continente hasta para aprovisionarse de agua.

Una balanza comercial muy favorable a China.

Macri ha viajado a Pekín con una nutrida comitiva de empresarios, que buscan exportar sus productos a ese gigante mercado. Pese al proteccionismo a la industria nacional aplicado por el kirchnerismo, la balanza comercial bilateral es claramente favorable a China desde hace más de una década y el Gobierno busca reducir la brecha. Días antes del viaje, Macri recibió en Buenos Aires al titular de la plataforma de comercio electrónico chino Alibaba, Jack Ma, y acordaron la venta online de vinos, carnes y mariscos argentinos.

Spadone, al frente de las bodegas San Huberto y propietario de una bodega en China, cree que la exportación de vinos supone una gran oportunidad para Argentina debido a la rápida popularización de esta bebida en el país asiático. Sin embargo, advierte que la venta online no es tan fácil como parece y requiere una inversión elevada, más aún en el caso de productos frescos y congelados.

Ma pidió potenciar el turismo chino en Argentina para favorecer el conocimiento de los productos locales y mostró con cifras la gran capacidad de mejora en el sector: de los más de cien millones anuales de turistas chinos, solo 30.000 llegan hasta el país austral, frente a los 500.000 que desembarcan cada año en el vecino Brasil.


domingo, 18 de diciembre de 2016

Impuesto a las Ganancias. Errores que tienen precio… @dealgunamanera...

Errores que tienen precio… 

Una impericia doble del Gobierno lo obliga una vez más a recurrir a ayudas que nunca son del todo gratis.

Fue una de las semanas más difíciles que vivió el Gobierno en este primer año de gestión. En la cima del poder, el Presidente tomó conciencia de lo que hubiera significado la aprobación por parte del Senado del proyecto de modificación del mínimo no imponible a los sueldos. Lo que estaba en juego era la gobernabilidad. Poner freno a una inercia que ponía tanto al gobierno nacional como a los gobiernos provinciales sobre un Titanic rumbo a su iceberg requirió una tarea laboriosa de parte de funcionarios claves y de referentes tanto de la oposición como de la dirigencia sindical. “Llegás tarde pero igual te voy a ayudar”, le dijo Hugo Moyano a Mauricio Macri en el encuentro a solas que tuvieron en la mañana del miércoles en Olivos.

El proyecto oficialista era amarrete con los mínimos no imponibles. El Gobierno cometió dos errores políticos: mandarlo al Congreso sin cerciorarse sobre la viabilidad de lograr su aprobación en un ámbito en el cual es minoría; y negarse a cualquier negociación. “La soberbia del poder es así”, reconoce una voz desde la cercanía de Macri. 

El titular de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), Alberto Abad, fue otro de los hombres que jugaron un rol de importancia en esta trama. Nadie encuentra una explicación lógica acerca de por qué el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, no le asignó un protagonismo mayor, por los números que aportó en la tensa reunión que mantuvo con los senadores de la Comisión de Presupuesto, en la que el dominio del Frente para la Victoria (FpV) es contundente. De igual importancia fue el encuentro que Abad mantuvo con la CGT.

Cuando los gobernadores supieron lo que les iba a costar la aventura que representaba el proyecto fogoneado por Massa y Kicillof, tomaron conciencia del perjuicio que representaría para sus administraciones. De ahí devino la importancia de la autoconvocatoria de nueve mandatarios provinciales que presionaron para frenar el proyecto que venía de la Cámara de Diputados. Ya antes, la insólita fe de erratas presentada por el inefable ex ministro de Economía de CFK, mediante la cual reconoció que sus cálculos se habían equivocado en $40 mil millones, había encendido las luces de alarma tanto en el FpV como en el Frente Renovador.

El jefe del bloque de senadores del FpV, Miguel Pichetto, fue otro de los protagonistas decisivos de esta historia que le dio oxígeno al Gobierno. No le fue fácil. Debió lidiar con la impericia del oficialismo, por un lado, y con las intrigas internas, por el otro. En esas arenas estuvo la influencia de Cristina Fernández de Kirchner, embarcada como fogonera de cualquier iniciativa que represente un obstáculo para la gestión de Macri.

Diálogo. La negociación está abierta. Se está discutiendo con el objetivo de acercar posiciones entre el Gobierno y la CGT, cuyo papel es clave. Hay dos restricciones muy fuertes: la primera es la disponibilidad de recursos, aspecto sobre el cual desde el Poder Ejecutivo ha bajado una orden muy fuerte: no se puede seguir aumentando el déficit fiscal. La segunda es que este proyecto tiene un conjunto de impuestos que atacan gravemente la inversión.

Esto ha sido el producto de una mezcla de picardía con perversidad. En lo que pretendió ser una muestra de astucia, Kicillof vio la oportunidad de meterle un toque de perversidad al proyecto y buscó afectar tanto el blanqueo como el proceso de inversión. En eso, el Presidente ha tomado la decisión de no ceder; no quiere que haya más impuestos, y mucho menos impuestos que puedan complicar las inversiones. En el Frente Renovador hay quienes hacen otra cuenta: piensan que gravando las exportaciones agrícolas con un 10% –por única vez– estaría la plata para hacer frente a los costos fiscales del proyecto aprobado en la Cámara baja.  Algunos gobernadores han sido razonables, además de porque no necesitan perder más plata, es porque necesitan mucho la inversión. Después de Jujuy, La Rioja tiene proyectos importantes de energía solar, por ejemplo.

“Queremos algo consensuado pero con estas restricciones. El impuesto sobre el juego lo aceptamos, ahí hubo una mano sucia que se metió”, explica un legislador del riñón de Cambiemos.

La CGT es otro de los estamentos en los que todo este proceso viene dejando secuelas. Hay en ese universo dos protagonistas claves: Hugo Moyano y Luis Barrionuevo. Las aguas están revueltas por allí. Una muestra es el paro del transporte de mañana lunes. “Más allá del rol que hayan podido jugar Barrionuevo y Moyano, queremos dejar en claro que el estado de asamblea dictado para el lunes por los gremios del transporte es una medida fortísima”, señala una voz relevante del sindicalismo que reconoce que hubo impericia de la parte del triunvirato cegetista ligada al massismo, y agrega: “Nosotros queremos una ley votada antes de fin de año. Pero la pata del Frente Renovador terminó mareada por los vaivenes políticos. Aceleraron al principio y luego terminaron cediendo para capitular en las reuniones con el oficialismo. Hay malestar con ellos en esta parte de la CGT. Por eso no vamos a ceder en la medida del lunes que, en la práctica, implicará un parate casi total”.

La Argentina exhibe datos que la dirigencia política en general desatiende. Cuesta entender que no se hayan dado cuenta de que lo que está faltando es una reforma tributaria integral, sensata y realista. Cuesta entender que no hayan comprendido que, sin esa reforma, las dificultades acecharán a cada nuevo gobierno, que lo que hoy es malo para el oficialismo de turno lo será también para el del turno siguiente. Es lo que expresa con total claridad e indubitable contundencia el “teorema de Baglini”, que parece que nadie ha aprendido. Consecuencia de ese entendimiento es esta falencia estructural de la Argentina que, además de perjudicar la gestión de cualquier gobierno, afecta a la ciudadanía. 

“No hace falta un gobierno perfecto; hace falta uno que sea práctico” (Aristóteles).

Producción periodística: Santiago Serra. 



jueves, 25 de agosto de 2016

País poronga… @dealgunamanera...



En la última edición de la revista Crisis, le preguntaron a Hugo Moyano por el funcionamiento de las barras bravas en el fútbol. Moyano respondió con una frase de ejemplar sinceridad: "Nos quieren correr con la patota a nosotros, que somos los inventores de la patota". Unos días antes que la revista llegara a los kioscos, la Argentina se quedó sin nafta por un día entero. Aunque bien podría serlo, no se trata de una metáfora.

© Escrito por Ernesto Tenembaum el martes 14/06/2016 y publicado por el Diario El Cronista de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El gremio de Camioneros, que conduce el hijo de Moyano en nombre del padre, decidió literalmente no distribuir combustible. Según el moyanismo se trataba de un conflicto gremial, pero el gobierno está convencido de que, en realidad, el clan Moyano paró el país porque Mauricio Macri negó a su jefe la presidencia de la Asociación de Fútbol Argentino. Unas semanas antes, Moyano había sostenido que "Macri sabe tanto de política como yo de capar monos" y había reaccionado con frases homofóbicas ante una crítica del periodista Gustavo Sylvestre. Quien lo superó en virulencia, en estas últimas horas, fue Juan Grabois, flamante asesor del papa Jorge Bergoglio, quien calificó a Mauricio Macri, sencillamente, como un "pelotudo".

Moyano y Bergoglio, en el orden que cada uno prefiera, se han transformado en los principales enemigos de Macri, mucho más capaces de dañarlo que el altisonante kirchnerismo.Desde hace tiempo, en el mundo del poder existe una expresión que tal vez ayude a entender lo que pasa, más allá de las circunstancias coyunturales: "Ser poronga" o "poronguear". Cuando alguien asume un rol importante, el resto de los actores del sistema de poder mide, se pregunta, precisamente, si es o no "un poronga". Es difícil de traducir literalmente una expresión tan colorida.

Pero refiere, en general, a la capacidad para atemorizar a los demás, para resistir presiones, para ser cruel cuando es necesario, para mostrar los dientes, para acelerar al mango en dirección a un auto que viene en sentido contrario, hasta que sea el otro el que da el volantazo, en estar dispuesto a que vuele todo por el aire porque es la única manera de ser respetado. En alguna medida, poronguear significa no abandonar nunca la clásica expresión de "a mí, justo vos, no me vas a pasar por encima".

No se trata precisamente del método más armónico para resolver las problemas de un país, pero es lo que hay. Desgastantes conflictos como los que enfrentaron a Carlos Menem con Eduardo Duhalde o con Domingo Cavallo a fines de los noventa, a Kirchner con el grupo Clarín o con el propio Bergoglio, a Cristina con Moyano, tienen en gran medida esa impronta. La debilidad es considerada un suicidio. Con lo cual, hay que acelerar. Y para acelerar, para ejercer el poder, hay que ser poronga.

Ese es uno de los dilemas de Macri, y de todo presidente, desde el día de su asunción. Macri llegó al poder como producto de una coalisión invertebrada, que tenía como principal punto de unión su aversión común al kirchnerismo. Moyano hizo clarísimos gestos de simpatía hacia su candidatura antes de las elecciones. Y el Vaticano aportó lo suyo, gracias a su rechazo hacia Aníbal Fernández, entre otras razones por el favoritismo de Bergoglio con el cursillista Julián Dominguez, quien le hizo llegar su versión sobre el fraude con que Fernández le habría arrebatado la candidatura del Frente para la Victoria.

Al día siguiente de la asunción, empezaron las presiones.

Moyano siempre es bastante claro en lo que quiere. Primero pidió para los sindicatos el control del dinero de las obras sociales, que le había concedido Néstor Kirchner y retirado Cristina. Macri se lo dio y, a cambio, exigió acompañamiento en los meses del ajuste. Moyano se lo concedió, aunque lo primereó con la ley antidespidos, y la masiva marcha para respaldarla. Macri entonces anunció el veto y Moyano aceptó no llamar a un paro general para repudiarlo. Entonces, fue por la Asociación de Fútbol Argentino. Cuando se enteró por una amenaza de Daniel Angelici que Macri pretendía frenarlo, incluso mediante procedimientos judiciales, Moyano decidió aplicar los mismos métodos que contribuyeron a desgastar a Carlos Menem, Fernando de la Rúa y Cristina Kirchner. En horas, el país se quedó sin nafta. Si a alguien le pareció un episodio dramático, solo debe esperar hasta donde escala ese conflicto, que tendrá picos y valles: todavía falta lo mejor.

La pelea con Moyano es por espacios de poder y dinero que se pueden pesar, contar y medir. Eso facilitará la negociación, que siempre será dura. Con Bergoglio las cosas son más complicadas.

Macri no termina de entender qué quiere ese personaje extraño al que algunas personas sin principio de realidad denominan Su Santidad. Su tirria parece personal, e ideológica. Esta semana, en un gesto tan poco característico de la diplomacia vaticana, Bergoglio hizo público su rechazo a un aporte económico del gobierno nacional. "El que cree que puede comprar la voluntad del Papa es un pelotudo", afirmó Juan Grabois, horas antes de ser designado asesor en el Vaticano.

El cheque era de $ 16 millones. En agosto de 2014, la Casa Rosada hizo púbico que había aportado 600 millones a la Iglesia para algo tan frívolo como la refacción de Catedrales. La plata entre el Estado y la Iglesia siempre fluyó, desde aquel hacia esta, y no precisamente para actividades sociales. Con estos antecedentes, es extraña la irritación papal. Algunos interpretan que hay diferencias ideológicas porque parece que el Papa rechaza el neoliberalismo, pero dado que también es un impulsor del acuerdo en Medio Oriente o entre Cuba y los Estados Unidos, no se entiende porque esa vocación de diálogo no incluya al Gobierno argentino.

Néstor Kirchner lo retrataba a Bergoglio como un conspirador y así lo denunció en 2006, cuando un cura enfrentó al kirchnerismo en Misiones. Bergoglio, en esos años, era tan duro con él como lo es ahora con Macri. Marcelo Larraquy en su reciente libro Código Francisco recuerda las homilías en las que Bergoglio denunciaba la pobreza, el clientelismo, la mentira y "al diablo que genera divisiones y rencor entre los argentinos". Kirchner respondía que la Iglesia había sido cómplice de la dictadura militar y advertía que el diablo también penetra ese era el verbo que usaba por debajo de las sotanas. 

Ese conflicto tan absurdo entre dos personas tan importantes terminó muchos años después, cuando Bergoglio fue designado Papa y el kirchnerismo se hincó de rodillas. Tal vez eso sea lo que el Papa quiere de Macri: que se someta. Su poder, finalmente, proviene de los votos de seres humanos, mientras que el de Bergoglio tiene origen divino.

Mientras Macri no cumpla esa expectativa difusa, deberá soportar que la Iglesia convoque a reuniones de diálogo político que serán leídas como movimientos de conspiración en su contra.

Antes que Francisco, Juan Pablo II logró demostrar cómo un Papa puede derrocar al Presidente de su país de origen. Son vanos los esfuerzos de los voceros papales en la Argentina por relativizar lo que es clarísimo.

En este juego de pinzas, Mauricio Macri no es una carmelita descalza. Conoce a Moyano y a Bergoglio desde hace años. Ha pulseado con uno y con otro. En esas negociaciones, utiliza el dinero estatal como si fuera propio. Pero tiene el punto débil de todo presidente: si estalla el país, el principal perjudicado entre los tres será él. Moyano seguirá en su club y su sindicato, Bergoglio permanecerá en el papado, y Macri se acercará al abismo. Un presidente tiene mucho poder, pero también está cercado por múltiples amenazas, por parte de figuras poderosas, crueles, y muy entrenadas: porongas. Néstor Kirchner y Cristina Fernández se apoyaban en esa lógica para explicar su agresividad. Era necesario ser más poronga que los demás.

El método de Macri no está claro aún. Con Moyano responde golpe por golpe, pero sin que se note en público, combina por ahora concesiones con límites. Con Bergoglio, aguanta, intenta conciliar, y dejar que toda la sociedad vea quién es el agresivo de los dos. ¿Hay punto intermedio entre ser Fernando de la Rúa y ser un Kirchner? La gestión de Macri parece destinada a buscar ese misterio.

En la Argentina se poronguea en todos lados. ¿Quien le enseña a un niño de cinco años a pechar en un recreo, a cachetear el diferente, a marcar territorio, a conseguir de ese modo a cuatro o cinco incondicionales? ¿Quién crea a ese predestinado, a ese matón, a ese resentido, a ese líder? Desde chicos, los porongas son respetados, adulados, temidos, se les festejan los chistes, se le aplauden las miserias y solo los pueden enfrentar quienes, a su vez, aprenden o llevan en la sangre los mismos métodos. Se poronguea en los recreos, en las cárceles, en las iglesias, en las rutas, en los boliches, en las canchas de fútbol. Y el peronismo es el reino de los porongas. Nadie que no lo sea, varón o mujer, puede ser jefe. Y si no se es jefe, no se sobrevive.

En el medio, hay un país.

Pero eso es lo de menos.