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domingo, 14 de septiembre de 2014

Errónea estrategia del Gobierno Nacional... De Alguna Manera...

No sirve de nada…

Solo le pido... Cistina Fernández de Kirchner. Foto: Pablo Temes

Errónea estrategia K. El relato en torno a la ley de pago soberano. Viaje al Vaticano y reto a las automotrices.

La mayoría de los bonistas no va a aceptar la propuesta del cambio de sede para el cobro de sus acreencias”. Esta fue la frase con la que Axel Kicillof se sinceró frente a los legisladores de las distintas comisiones ante las que defendió las “bondades” del proyecto gubernamental aprobado por el Congreso y rápidamente promulgado por la Presidenta. A la luz de tamaña confesión, es poco más lo que se puede agregar. La medida no servirá de nada. La estrategia del Gobierno es ganar tiempo y llegar al 1° de enero de 2014 –momento en el que la RUFO habrá vencido– para iniciar una negociación con los holdouts en busca de un arreglo que ponga fin al litigio. En ese sentido, las últimas decisiones del juez Thomas Griesa vienen ayudando: no sólo no declaró a la Argentina en desacato sino que, además, el miércoles pasado rechazó el pedido del fondo NML para que el Citibank informara sobre cuentas en la Argentina.

La última reunión del sector automotor con la Presidenta efectivamente no fue un lecho de rosas. Participaron las principales empresas del sector, representantes de las concesionarias y gremialistas del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (Smata). Fuentes que conocen al detalle los diálogos –picantes y en tono elevado– que tuvieron lugar en ese cónclave aseguran que el reto presidencial tuvo como destinatarios principales a los representantes de Fiat, Volkswagen y del sector gremial, que no estuvo representado por el secretario general, Ricardo Pignanelli, sino por su adjunto, Mario Manrique.

A los primeros, Cristina Fernández de Kirchner les recriminó en durísimos términos el hecho de haber enviado a todas las concesionarias Fiat un cuestionario preguntándoles qué opinaban del plan Pro.Cre.Auto. Según su criterio, ese formulario inducía a respuestas negativas respecto del plan lanzado por el Gobierno. No hubo derecho a réplica; la primera mandataria puso sobre la mesa una copia de dicha encuesta y la leyó en voz alta, llena de furia.

A los representantes de Volkswagen les echó en cara no haber endurecido su postura ante los reclamos de la central de Brasil referidos al atraso en el pago de importaciones y la amenaza de cortar el envío de productos desde allí a la Argentina. Como ya se dijo en esta columna, es cada vez mayor el número de empresarios que, a nivel mundial, no quieren tener otra Venezuela entre su cartera de clientes.

Con todo, la nota más fuerte llegó con la lista de reproches a la dirigencia del Smata. Manrique tuvo que soportar que la Presidenta le enrostrara la falta de acción del gremio ante los despidos y suspensiones dispuestos por las automotrices: “Ustedes no defendieron a los trabajadores ante las medidas tomadas por los empresarios y yo tuve que bancarme a toda la ‘zurda’ cortando rutas y calles”, gritó desencajada Fernández de Kirchner.

Sin dudas esto explica el show montado por un reducido grupo de gremialistas del sector en uno de los balcones de la Cámara de Diputados, insultando y protestando ante cada una de las intervenciones de los legisladores de la izquierda y del resto de la oposición durante la sesión en la que se aprobó la ley de cambio de sede de pago a los bonistas de la deuda.

En Economía, confirmaron todas estas versiones. El ala técnica de funcionarios que no responde directamente a los camporistas asegura que  la situación volverá a tensarse como consecuencia de la falta de dólares y de la inflación. La presión que sobre la divisa estadounidense ejerce el aumento de los precios licúa los efectos de las correcciones realizadas en el tipo de cambio. “El componente ideológico del así llamado ‘modelo’ continuará acentuando las intervenciones estatales en cada sector donde la urgencia lo requiera. El barco se mantendrá a flote con el monitoreo diario, pero las urgencias harán imposible pensar a mediano plazo y generar previsibilidad. Eso es algo que, a esta altura del mandato, en el Gobierno no le importa a casi nadie”, aseguran las voces técnicas del Ministerio de Economía.

A la luz de estas alternativas, el aumento de la conflictividad social es una de las circunstancias que pueblan el horizonte de la vida política argentina de aquí hasta el final del mandato de Fernández de Kirchner. Se sabe que la preocupación del Sumo Pontífice por esta situación es permanente. Todos los que con él han hablado le han escuchado –a modo de prédica– la misma frase: “Hay que cuidar a Cristina”. Esto es producto, además, de una relación de amistad personal que nació entre ellos luego de aquel primer encuentro que mantuvieron un día antes de la asunción formal de Francisco, el 18 de marzo de 2013. En ese marco, pues, debe analizarse su próximo encuentro con la Presidenta.

La anécdota que llevó a su concreción fue la siguiente.Dos o tres días después del accidente en el que fallecieron la esposa y los dos pequeños hijos del sobrino del Papa, Emanuel Horacio Bergoglio, un secretario de la Presidencia llamó a la periodista Alicia Barrios, a quien le manifestó que la jefa de Estado quería comunicarse con Francisco sin pasar por los canales formales del protocolo diplomático. Barrios, amiga desde los tiempos en que el entonces cardenal Jorge Bergoglio padecía con estoicismo los embates y el ninguneo a los que lo sometía el kirchnerismo, telefoneó al Vaticano y tuvo una respuesta inmediata. La comunicación entre el Santo Padre y la Presidenta quedó fijada para la tarde de ese mismo día. En esa conversación, Francisco –afectado por la imposibilidad de estar cerca de su familia en esa instancia trágica– le manifestó a la jefa de Estado que le gustaría verla durante el transcurso de algún viaje que la llevara cerca de Roma. Esa “cercanía” la dio Nueva York, en donde Fernández de Kirchner deberá participar de la apertura de las sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Tras consultar su agenda, el Santo Padre fijó la fecha del encuentro –un almuerzo– para el próximo sábado al mediodía.

Los memoriosos recuerdan que, durante el cónclave que culminó con la elección del papa Benedicto XVI, Néstor Kirchner hizo todo lo posible para boicotear la postulación del entonces cardenal Bergoglio. “Si lo eligen papa, nos va a manejar el gobierno desde Roma”, repetía sin tapujos por esos días el ex presidente. La Argentina, una paradoja permanente.

Producción periodística: Guido Baistrocchi.

© Escrito por Nelson Castro el Sábado 13/09/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

jueves, 6 de diciembre de 2012

No todo lo que brilla es oro... De Alguna Manera...


Relato engañoso…

 CLARINBOXING. Dibujo: Pablo Temes.

No todo lo que brilla es oro. La prudencia oficial evitó el default. Pero la guerra por el 7D nubla la mirada del Gobierno.

La situación fue dramática. Por suerte, ante tanto dramatismo, la Presidenta por una vez escuchó; finalmente  comprendió lo imprescindible de actuar con prudencia, de dejar de lado los gestos tribuneros y de evitar expresiones más propias de patoteros que de un estadista. Todo ello, agregado a un cambio de 180 grados en las proposiciones hacia los fondos buitre, constituyó los ingredientes fundamentales que permitieron obtener un fallo favorable en la Corte de Apelaciones de Nueva York que dispuso dejar en suspenso hasta el 27 de febrero de 2013 el fallo del juez Thomas Griesa. De no haber ocurrido eso, lo que hubiera sucedido habría puesto al país en una situación de default técnico de consecuencias catastróficas para nuestra economía. 

La decrepitud moral de los fondos buitre está fuera de toda discusión. Sin embargo, el problema no es la calificación moral de lo que representan sino los fundamentos legales sobre los que asientan sus reclamos. Pues es sobre ellos que fundan sus demandas en las cortes en las que se ventilan este y otros casos. El gobierno de Cristina Fernández de Kirchner ha creído hasta aquí que la mejor manera de pulverizar esas demandas era ignorándolas. Ese fue un grueso error, como también lo fue creer que gritando aquí y allá que nunca les pagarían un solo dólar los obligarían a un destino de resignación, sin darse cuenta de que al decir eso lo que se estaba anunciando, en verdad, era que se desoiría un fallo de un juez.

La Presidenta está mal acostumbrada a que esto sea posible en este presente por el que atraviesa nuestro país. Lo que no advirtió es que Nueva York no pertenece a la Argentina y que allí las cosas son diferentes. El fallo de la Corte de Apelaciones de ese distrito le ha dado tiempo al Gobierno para reiniciar las negociaciones con esos fondos. Por lo tanto, la reapertura del canje habrá de ser un hecho. Eso es lo que debió haberse planteado hace mucho tiempo. Como señaló Roberto Lavagna, todo esto sucedió porque la Presidenta no cumplió con los pasos que se habían establecido en el canje de 2005. Hay ahora una nueva oportunidad para el país que el Gobierno no debe desaprovechar. ¿Habrá aprendido la lección?

Con todo, el episodio de mayor gravedad institucional en la semana fue la presentación formalizada por los camaristas del fuero Civil y Comercial –algunos de los cuales tienen una conocida afinidad con el Gobierno– en la que denunciaron, ante la Comisión Permanente de Protección de la Independencia Judicial de la Corte Suprema, las presiones a las que vienen siendo sometidos por el Gobierno a través de la larga serie de recusaciones que ha paralizado a esa rama del sistema judicial. 

Esta denuncia, inédita en los casi treinta años transcurridos desde la recuperación de la democracia, se ve agravada por el documento anexo que la acompaña, en el que se lee un memorándum del ministro de Justicia, Julio Alak, con un instructivo destinado a señalarles a los magistrados cómo deben fallar. Esta es la concreción de uno de los actos de avasallamiento de la independencia de los jueces más escandaloso de los que se tenga memoria. Ello ha dado origen a una situación de denegatoria de Justicia que la Corte ha reconocido, que es consecuencia de la guerra del Gobierno contra Clarín, y que tiene implicancias ominosas que van más allá de este caso. Sin una Justicia independiente no hay República. 

Este es el contexo en el cual se entra a la semana decisiva que lleva al 7D, a la que el Gobierno ha presentado como una fecha en la que se refundaría la Argentina. En la Corte hay quienes esperan que el juez Horacio Alfonso emita su veredicto esta semana. Otros lo ven dudoso y piensan que eso ocurrirá después de la feria judicial. De todas maneras, los que conocen lo que se dice en los pasillos ubican al juez como cercano al Gobierno y, por lo tanto, descuentan que su fallo será adverso a Clarín. 

Ese fallo, sea cual fuere su contenido, no será firme y, por ende, dará pie a una apelación que llegará inexorablemente a la Corte. Por lo tanto, el 7D nada debería suceder. Sin embargo, en la Corte hay quienes creen que el Gobierno no respetará esta premisa elemental de cualquier Estado de derecho y actuará de oficio, procediendo a dar comienzo al desguace del Grupo Clarín. De ser así, la Presidenta habrá visto concretado su anhelado sueño de destruir TN, uno de los objetivos clave de la Ley de Medios. Será ése, además, el momento en el que el Gobierno habrá dado un paso más en su cruzada por hacer de la Argentina un país lo más parecido posible a la Venezuela de Chávez.

El último Aló Presidente debería ser motivo de un análisis profundo por parte del numeroso equipo de burócratas que manejan la comunicación presidencial. Algo raro, difícil de definir, le está sucediendo a la Presidenta. Llama la atención la falta de conciencia del real significado de algunas cosas que allí dijo. Básicamente dos, relacionadas con su embate contra los jubilados que reclaman que se les pague ni más ni menos que lo que les corresponde. La primera, cuando Fernández de Kirchner señaló que “es muy fácil hacer justicia social con la plata del Estado”. Pregunta: ¿Y con qué plata, si no la del Estado, hace justicia social la jefa de Estado? 

En realidad habría que decir que el Gobierno lleva adelante una política de injusticia social cuando, en lugar de destinar la plata de la Anses a pagar las sentencias favorables a los jubilados, desvía esos fondos a propósitos de propaganda política como, por ejemplo, el Fútbol para Todos. La segunda, cuando equiparó esos reclamos justos de los jubilados a los de los fondos buitre. ¿Considerará, pues, que su madre, Ofelia Wilhelm, actuó como un fondo buitre cuando demandó a la Anses por las deudas que el organismo tenía con ella, demanda que tuvo un fallo favorable que, además, se pagó sin demoras?

Uno de los rasgos de la enfermedad de poder es que quien lo padece cree que puede hacer o decir cualquier cosa sin que ello tenga consecuencia alguna. Esa es la idea que subyace en el “relato” en el cual sustenta la Presidenta buena parte de su gestión. Hay que reconocer que hasta aquí la ha acompañado el éxito. Sin embargo, debería tener en cuenta la famosa frase de Abraham Lincoln que dice: “Se puede engañar a todos durante algún tiempo; se puede engañar a algunos todo el tiempo; pero lo que no se puede es engañar a todos todo el tiempo.”

Producción periodística: Guido Baistrocchi.

 © Publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 1º de Diciembre de 2012.


domingo, 2 de diciembre de 2012

El problema de Cristina… De Alguna Manera...


El problema de Cristina…

 
El problema de Cristina puede no ser la economía, Clarín, Griesa o Moyano. La popularidad de Cristina no necesariamente decayó por el cepo cambiario, la desactualización del mínimo no imponible, los cortes de luz, la inseguridad o la retención de la fragata Libertad. Algunas de estas situaciones ya se producían hace un año, cuando su imagen positiva era el doble de la actual. El problema de Cristina sería que después de ganar las elecciones con el 54% dejó de lucir vulnerable, y a la gente no le gustan las personas invulnerables. Por eso tampoco gusta Macri y sí gusta Scioli. O los mismos defectos eran más tolerables en un Kirchner feo y bizco.

Siendo Presidenta ya le había pasado lo mismo en 2009, pero la muerte de su marido le inoculó toneladas de vulnerabilidad que la hicieron querible a pesar de su tono autoritario. Pero el 54% de votos dejó atrás a la viuda doliente para recuperar a la maestra implacable que sabe todo de todo.

La profesora en Ciencias Sociales Brené Brown es conocida en Estados Unidos como la investigadora de la vulnerabilidad. Su charla titulada “El poder de la vulnerabilidad” ya fue vista por más de seis millones de personas en YouTube y es una de las conferencias con más reproducciones en internet (se la puede ver con subtítulos en español en: "El poder de la vulnerabilidad"

Para Brown “ser vulnerable es absolutamente esencial; la vulnerabilidad no es debilidad, y ese mito es profundamente peligroso. La vulnerabilidad es la perfecta medida de la valentía”. Hay que tener coraje para mostrarse imperfecto, pero ése es el único camino hacia la autenticidad, y no hay forma de ser querido sin ser auténtico. “Lo que los hacía vulnerables los hacía hermosos”, dice Brown de las personas populares.

El miedo a la vulnerabilidad genera deseos enfermizos de control, paranoia y fundamentalismo que deriva en “sólo certezas”. Hay horror ante la vergüenza de parecer débil.

“La exposición de la incertidumbre, el riesgo emocional al que nos enfrentamos todos los días, no es opcional. Nuestro deseo de poseer y comprometerse con nuestra vulnerabilidad determina la profundidad de nuestro valor y la claridad de nuestro propósito.” Y continúa Brown: “La vergüenza que nos produce el hecho de dejar ver ciertas partes de nosotros mismos nos hace sentir vulnerables, y aunque muchas veces ésta sea la razón por la que evitamos las conexiones, la vulnerabilidad es requisito imprescindible para generar conexiones verdaderas y sanas”.

Después de haber entrevistado en profundidad durante 12 años a miles de personas, Brown concluye que “si queremos que ocurra la conexión con los otros tenemos que ser vulnerables para permitir que otros nos vean de verdad”.

Brené Brown es autora de tres libros sobre el tema, el primero es How the Courage to be Vulnerable Transforms the Way we Live, el segundo, Telling the Truth about Perfectionism, Inadequacy and Power, y el tercero, The Gifts of Imperfection.

Tratar de ser “perfecta”, lejos de sumarle votos a Cristina, se los quita. Se puede pensar que en una cultura machista como la política ella crea que debe sobreactuar el carácter masculino del poder. En las manifestaciones anti K como las del 8N se percibió que las mujeres expresan un mayor rechazo por la figura presidencial que los hombres, quizás porque ellas pueden percibir mejor una eventual impostura fálica que exagere la asociación entre poder y saber.

También relacionado con las cuestiones de género, y dado que la invulnerabilidad no genera empatía sino distancia, vale recordar los trabajos del psiquiatra inglés Simon Baron Cohen, que describen el autismo como una forma extrema de cerebro masculino debido a la mayor predisposición del cerebro de las mujeres a la empatía.

Más allá de las conjeturas, las encuestas muestran que tras la crisis del campo la Presidenta padeció mayor desaprobación entre mujeres que entre hombres; que, al revés, en su viudez recibió más apoyo de las mujeres que de los hombres; y que nuevamente ahora cosecha más críticas entre las mujeres.

Las mujeres no sufren más especialmente el cepo cambiario, la inseguridad, el mínimo no imponible o los cortes de luz. Algo del orden de lo no material podría –también– estar pesando en la caída de popularidad de Cristina.

© Escrito por Jorge Fontevecchia  y publicado en el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el viernes 30 Noviembre de 2012.



martes, 27 de noviembre de 2012

El relato irreal… De Alguna Manera...


El relato irreal…
Desde la casamata.... Hugo Moyano. Dibujo: Pablo Temes.

La huelga general, el juez Griesa y las restricciones económicas imponen la agenda.

Como no podía ser de otra manera, la realidad se abre paso por sobre el relato del Gobierno de manera inexorable. El paro organizado por la CGT Azopardo y la fracción de la CTA que encabeza Pablo Micheli y el duro fallo del juez de Nueva York, Thomas Griesa, fueron esta semana los hechos que, con su impronta, han impactado sobre el complejo presente que afronta la Argentina. El fallo de Griesa es desmesurado. El caso es así: en 2005 la Argentina solucionó la mayor parte de su deuda con los bonistas privados a través de un acuerdo que totalizó 57.267 millones de dólares. El grupo que quedó afuera de ese arreglo, porque no lo aceptó, representa un monto que alcanza la cifra de 6.514 millones de dólares. Por otra parte, y a los fines de clausurar este complicado proceso, el Congreso sancionó una ley por la cual se cerró cualquier posibilidad de reabrir una negociación con aquellos bonistas que no entraron en el canje. 

En disconformidad con esta circunstancia, los “fondos buitre”, que compraron gran parte de esos bonos a precio vil, han venido litigando contra esa decisión. Uno de esos juicios se lleva a cabo en Nueva York, el lugar que se fijó como sede judicial. En ese marco, y tras un procedimiento complejo que incluyó a la Corte de Apelaciones del distrito, Griesa dictaminó que la Argentina debe pagarle a esos “fondos buitre” la totalidad de la deuda que reclaman, los 6.514 millones de dólares. Esto es una desmesura. En su sentencia, el juez señala que está dispuesto a embargar los pagos correspondientes a los bonistas que entraron en el canje. Por ello la Reserva Federal se ha expresado contraria a este fallo, ya que entiende que termina afectando derechos de terceros.

Las expresiones “tribuneras” de hace unos días de la Presidenta, diciendo que nunca les pagarían a los fondos buitre, repetidas luego por el Jefe de Gabinete y el ministro de Economía, constituyeron un grave error estratégico porque implican el no cumplimiento de un fallo. Y esto fue lo que enfureció al magistrado. El extracto del diálogo final entre el abogado del estudio que defiende los intereses de la Argentina y el magistrado lo muestran a éste enojado con las declaraciones de la Presidenta en la que aseguraba que nunca les pagaría a los “fondos buitre”. Otra vez aparecen aquí los problemas que tiene Fernández de Kirchner para distinguir los matices de la realidad. El Gobierno se ha acostumbrado a tomar como habitual el no cumplimiento de aquellos fallos judiciales que le disgustan: ahí están los casos de la no reposición en el cargo del ex procurador de Santa Cruz, del no pago de las sentencias a favor de la recomposición de haberes de los jubilados, por citar algunos. Pero el mundo es otra cosa. En buena parte de ese mundo, los fallos de la Justicia se cumplen. Respecto de los EE.UU., la Presidenta debería abrevar en algunos casos de su historia judicial para comprender el peso institucional que tienen allí los jueces. 

Enojarse con un juez es un camino que no conduce a nada. Es lo que ha pasado aquí. El no cumplimiento de una sentencia es un acto de desacato. Algunos indicios señalan que la Presidenta no esperaba este fallo. Ello es producto de las gruesas falencias informativas que complican la gestión del Gobierno. Si alguien se hubiera tomado el trabajo de hablar con el abogado de la Argentina, habría tenido un anticipo de lo que vendría. Como consecuencia de todo este embrollo, el Gobierno está en una situación muy delicada; si cumple con el fallo del juez Griesa, incumple la ley sancionada por el Congreso; y si no lo hace, incumple con el fallo del juez de la jurisdicción en la que se dirime el caso. Y ello podría llevar al país a entrar en un “default técnico”, constituyendo esto un escenario de pesadilla.

En medio de esta encrucijada, el Gobierno se topó esta semana con una huelga. Que el primer paro general contra el kirchnerismo lo haya tenido como uno de sus principales impulsores a Hugo Moyano es una paradoja impactante. No fue sólo el piquete –metodología siempre criticable– el que detuvo muchas de las actividades en los principales centros del país. La inadecuación del mínimo no imponible complica la vida de muchos trabajadores, sobre cuyos bolsillos la inflación está teniendo un impacto negativo de una magnitud como no se había sentido hasta ahora. Por eso que inmediatamente después del Aló Presidenta en el que se anunció que el medio aguinaldo de diciembre no tributaría impuestos, Fernández de Kirchner se reunió en la Casa Rosada con la conducción de la CGT Balcarce, a la que le confirmó que el año próximo se subiría el mínimo no imponible, aunque sin precisar el momento a partir del cual se concretaría tal promesa y advirtiendo que las cuentas fiscales están en un delicado equilibrio, ya que el superávit es cosa del pasado con pocas posibilidades de recuperarse en el futuro.

Los líderes sindicales –a los que el fallo de Griesa ha preocupado mucho– se fueron con angustia porque entendieron el metamensaje: las paritarias del año que viene serán muy difíciles, y eso caerá mal en las bases a las que no les está resultando fácil contener. De hecho, si bien el paro del martes no tuvo mayor impacto sobre los gremios industriales (UOM y Smata), en otros como comercio y transporte, ligados a la CGT oficial, hubo apoyos a la medida de Moyano que dejaron mal paradas a sus conducciones. Lo del senador Aníbal Fernández con su infeliz alusión en forma despectiva a la figura de Augusto Timoteo Vandor –víctima de la violencia política– para descalificar a Moyano, lo terminó complicando a Caló cuya agrupación lleva precisamente el nombre del líder sindical asesinado en su despacho en 1969.

En tanto –y como respuesta a las alternativas de la hora– la Presidenta lo mandó al ministro de Planificación, Julio de Vido, a hablar de la re-reelección. Nadie sabe de quién fue la idea, aprobada por Fernández de Kirchner, de ponerlo a De Vido, funcionario que es la imagen de los cortes de luz y de la tragedia de Once, a hablar de la re-re el mismo día que se anunciaba un aumento de las tarifas de gas y electricidad. ¿Serán los que le dicen que no hay inflación? ¿Serán los que le dicen que con el fallo de Griesa no irá a pasar nada? ¿Serán los que le dicen que después del 7D se acabarán los problemas en la Argentina?

Producción periodística: Guido Baistrocchi.

DESDE LA CASAMATA... Hugo Moyano DIBUJO: PABLO TEMES.


© Escrito por Nelson Castro y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 24 de Noviembre de 2012.


miércoles, 14 de noviembre de 2012

Deuda Externa... Aldo Pignanelli... De Alguna Manera...


La deuda externa argentina no llega al 10% del PBI...

Aldo Pignanelli

En su paso por Mañana Sylvestre, el ex titular de Banco Central Aldo Pignanelli analizó la situación real de la deuda externa y consideró que “Argentina está en condiciones de pagar”. También habló de los fondos buitres y dijo que “es imposible que Argentina entre en un nuevo default”.

El economista habló de una “exageración” a los dichos de las calificadoras de riesgo acerca de la posible entrada en un nuevo default de los bonos argentinos por la situación de los fondos buitres, y dijo además que “a veces (se actúa) por desconocimiento de la realidad, y otras veces por intereses. No nos olvidemos que acá está en juego dinero”.

“Desde el punto de vista económico y financiero, es imposible que Argentina tenga un nuevo default. Los montos que se tienen que pagar en dólares al sector privado, no llega a ser el 10% del PBI en un plazo de 30 años”, refirió relativizando la situación de ahogo financiero del país respecto a su deuda con el exterior.

Lo económico, lo jurídico y lo político

“Acá hay que dividir lo económico de lo jurídico y de lo político. En lo económico Argentina está en condiciones de pagar su deuda”, dijo y respecto a lo jurídico y al accionar de los llamados “fondos buitres”, que adquirieron los bonos en default del 2002 “están accionando por todos lados para tratar de cobrar. Y lo que tiene que establecer el juez Griesa, de acuerdo a lo que dice la Cámara de Nueva York, es decir de qué manera le vamos a pagar a ese 7% que no entró en el canje, del total del default del 2002”.

“Me parece que la actitud de Griesa fue muy positiva hacia nosotros porque le dijo al Gobierno, ´por qué no me lo proponen ustedes cómo van a pagar esto’ . Y ahí viene el tema político, porque nuestro Gobierno ha caído en su propio relato, porque al decir que nunca le vamos a pagar a los fondos buitres, lo cual yo estoy totalmente de acuerdo con eso, pero hay una realidad que tenemos que ver cómo se solucionan. Alguna solución hay que encontrarle”, consideró ex titular del Banco Central en tiempos de la presidencia de Eduardo Duhalde, allá por el 2002.

En Radio La Red, Pignanelli señaló que “le tendrían que pagar (a los fondos buitres) en las mismas condiciones que le estamos pagando al resto, pero no prorratear el pago. Tienen que aceptar la quita porque sino no le van a pagar”.

La deuda real en números

Respecto a los últimos informes periodísticos que analizaban en cifras el valor de la deuda externa del país, el ex titular del BCRA señaló que “no tiene ningún rigor teórico ni científico, fue una verdadera chantada”.

“Así como el Gobierno polítizó al decir que había pagado la deuda a todo el mundo, la oposición dice que se hizo todo mal. Porque se pone un número que no es real, se dice que se deben 182.000 millones de dólares, pero primero se come un 10% de esa deuda, unos 18.000 millones de dólares, son bonos líquidos que tienen el propio Estado que hay que “netear”. Pero de esos 160.000 millones de dólares, más de la mitad son en pesos, que es nuestra moneda soberana y lo peor que puede que pasar ahí es que hagamos trabajar más a la Casa de Moneda y emita. Del resto quedan unos 60.000 millones de dólares, la gran mayoría está en manos de ANSES, del Banco Central, del Banco Nación y del Pami. No creo que esos organismos nos pidan el default”, consideró.

Además confirmó que participó como testigo pedido por el juez Griesa en Nueva York en una declaración durante 4 horas. “En su momento tuve que estudiar todo el tema del fondo a pesar de no ser abogado”, agregó.


© Publicado en http://www.gustavosylvestre.com el martes 13 de Noviembre de 2012.