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lunes, 21 de diciembre de 2015

“El mercado no resuelve los problemas”… @dealgunamanera...

 El mercado no resuelve los problemas”…

“El sector público tiene que intervenir para apuntalar la innovación”, aseguró Stiglitz.

Joseph Stiglitz presentó en la UBA las conclusiones de su último libro. El premio Nobel de Economía analizó el protagonismo de la innovación en el proceso de creación de riqueza. Defendió la necesidad de que los países cuenten con un Estado activo para impulsar el salto cualitativo de la industria.


© Escrito por Federico Kucher el lunes 21/12/2015 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La apertura comercial indiscriminada, la desregulación financiera y de los flujos de capital fueron algunos puntos que el premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, destacó entre los elementos nocivos para promocionar el crecimiento de la economía con mayor nivel de igualdad. Las recomendaciones del investigador van a contramano de las medidas anunciadas por Mauricio Macri en los últimos días, en donde se abrieron los controles cambiarios y se adelantó que en enero finalizará el sistema de Declaraciones Juradas de Importación que se utilizó en los últimos años para administrar las importaciones. El economista expuso el viernes en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, en donde presentó las conclusiones de su último libro La creación de una sociedad del aprendizaje, en el cual discute el protagonismo de la innovación en el proceso de creación de riqueza de las economías. Defendió la necesidad de que los países, en particular los no desarrollados, cuenten con un Estado activo para impulsar el salto cualitativo de la industria y la generación de puestos de trabajo a partir del gasto público, el uso de subsidios y la inversión en investigación científica.

“Los mercados por sí solos no resuelven los problemas de falta de innovación que tienen algunas economías y que implican una brecha tecnológica relevante entre países avanzados y en vías de desarrollo”, aseguró Stiglitz. Indicó que es necesario entender el conocimiento como un bien público, que es patrimonio de toda la sociedad y no de un grupo de empresas, y que el Estado es el que debe encarar las inversiones necesarias para impulsar el desarrollo de nuevas tecnologías. “No existe la mano invisible de Smith y las personas de manera individual no conducen a una situación de asignación eficiente de los recursos ni promocionan la creación de una sociedad de aprendizaje. El sector público tiene que intervenir para apuntalar la innovación. El ejemplo es que el telégrafo pero también Internet o los desarrollos en el ámbito de la agricultura fueron liderados por los gobiernos y no por los privados”.

Las políticas de educación, industriales, de comercio y los instrumentos que apunten a la estabilidad macroeconómica fueron los elementos centrales que, según Stiglitz, deben concentrar la atención de un Estado promotor del desarrollo. Explicó que muchas veces no se tiene en cuenta los efectos de la incertidumbre e inestabilidad de las economías en materia de destrucción de capacidades productivas. “Cuando una empresa quiebra, sus trabajadores pierden incontables horas de aprendizaje. Es una pérdida enorme que lleva también un enorme esfuerzo de reconstrucción. Con la recesión pasa lo mismo, debido a que hace disminuir la formación de los trabajadores con empresas que no piensan en preparar mejor al personal sino en sobrevivir”, señaló. El premio Nobel puso como uno de los ejemplos el caso del Viejo Continente. “Europa crecía hasta 2008 y desde ese momento se estancó y no existen evidencias de que haya vuelto a recuperarse. La magnitud de las pérdidas es realmente difícil de calcular. Generó un efecto negativo en el aprendizaje y, por tanto, un retroceso en sus capacidades para crecer en el futuro. Esto es una disminución del crecimiento potencial.”

Stiglitz explicó que la desregulación de la economía, en particular del sector financiero, generó consecuencias nocivas en materia de expansión y bienestar social a nivel global. Remarcó el caso de los Estados Unidos, en donde los negocios de la banca pasaron de representar de 2,5 a 8 puntos del Producto Interno Bruto. E indicó que esa expansión no trajo aumento de productividad pero sí provocó una mayor volatilidad de la economía. “En Norteamérica se permitió que los bancos decidan la política industrial. Porque la desregulación de las finanzas es una forma de hacer política industrial. El resultado fue una menor eficiencia con incremento de la desigualdad”, aseguró. Planteó que es clave recuperar el protagonismo de un Estado activo en la economía, en donde se apunte a un nuevo paradigma de innovación. Aseguró que el desarrollo ya no debe concentrarse en inventos que permitan ahorrar mano de obra, sino que la nueva tecnología se deberá enfocar en resolver problemas centrales para la población global como ocurre con los desafíos que plantean las tensiones medioambientales.


sábado, 18 de agosto de 2012

Amo ese sillón... De Alguna Manera...

Un sillón a medida...

Tronos argentinos. Dibujo: Pablo Temes.

El Gobierno siente que su futuro está atado a la soja y en ella basa sus planes 2015. Estrategia para rivales.

El vamos por todo y por todos que Cristina Fernández de Kirchner se impuso como objetivo a partir del primer minuto de su segundo mandato avanza a pasos agigantados y se materializa en acciones y hechos que son palpables. Es que, contra todo lo que expresan sus funcionarios, para la Presidenta 2015 es hoy. Y esa fecha y esa meta incluyen la necesidad de lograr una nueva reforma de la Constitución Nacional a fin de dar vuelo al proyecto de “Cristina eterna” que, a modo de “sincericidio”, planteó hace ya tiempo la diputada Diana Conti. 

En pos de ese objetivo, en el Gobierno se trabaja y se planifica todos los días. El principal sustento con el que se cuenta para dar vuelo a esa ilusión, paradojalmente, es la soja. Es que con los valores de hoy en día, proyectados a futuro en un alza imparable, las cuentas fiscales para el año próximo se llenarán de dólares, lo que genera en el kirchnerismo un optimismo y un afán de poder ilimitados. 

Y ahí entonces cobran vida los planes de mucha obra pública que llegará desde el Gobierno de la Nación a las intendencias, con poca o nula participación de los gobernadores, y que será el motor de mucho empleo directo e indirecto que dará sustento a la estrategia electoral de 2013. En los cálculos del Gobierno está lograr un porcentaje de alrededor del 40% de los votos, lo que lo dejará a las puertas de tener los números en el Congreso que lo acerquen a los dos tercios requeridos para declarar la necesidad de reforma de la Constitución Nacional.

El proyecto “Cristina eterna” surge de una situación de estricta necesidad para la Presidenta: hoy no tiene delfín. Liquidadas las posibilidades de Amado Boudou –quien, a pesar de estar enchastrado cada día más por el escandaloso caso de la ex Ciccone Calcográfica, no trepidó en presidir la sesión del Senado en la que se dio media sanción a la expropiación de la empresa–, Cristina Fernández de Kirchner no tiene otro remedio que apostar a La Cámpora como su albacea política. Eso es lo que se exhibe todos los días. 

El caso de las tareas de adoctrinamiento en las escuelas que realiza esta agrupación es una muestra de ello. La defensa que de esa labor, que exige logística y plata, hizo la Presidenta habla bien a las claras de que ese accionar, claramente prohibido en las escuelas secundarias, no es algo trasnochado sino que responde a un plan que reproduce las peores prácticas políticas que se han desplegado en la Argentina a lo largo de su historia. 

Mientras este proyecto levanta vuelo, la realidad es que la fragua de un dirigente con liderazgo y proyección suficiente como para ser el delfín kirchnerista habrá de llevar un tiempo largo. Y ese lapso supera con creces el año 2015. Por lo tanto, la necesidad de la Presidenta por buscar otro mandato es imprescindible. En consonancia con esta necesidad es que ha habido un cambio muy notorio en todo este plan. 

En efecto, hasta hace poco hablaban de ello Luis D’Elía, el ministro de la Corte Suprema Eugenio Zaffaroni –que dijo que la re-reelección era mala palabra– y otros referentes del kirchnerismo con poco peso político. Pero en esta semana las cosas han variado, ya que quienes han hablado de ello han sido varios gobernadores peronistas anteayer menemistas, ayer duhaldistas y hoy kirchneristas. Y al hacerlo, no han tenido tapujos ni anduvieron con vueltas, ya que se refirieron claramente a la re-reelección de Cristina Fernández de Kirchner como objetivo primordial de la reforma.

Para el proyecto de “Cristina eterna” hay hoy tres rivales que están en la mira: Daniel Scioli, Mauricio Macri y José Manuel de la Sota. El gobernador de Córdoba se ha convertido en la última incorporación de ese universo de enemigos, luego de haber denunciado el pacto fiscal federal y de haber recurrido a la Corte para recibir los fondos que le reclama a la Anses. De la Sota le ha solicitado en estos días a la Presidenta la posibilidad de mantener un diálogo sobre estos temas. Es lo mismo que, sobre el tema de los subtes y con resultado infructuoso, le había pedido Macri hace quince días en la Bolsa de Comercio. 

Tanto De la Sota como Macri deberían saber que éste es un verbo que no se conjuga en el Olimpo presidencial: “A la Presidenta se la escucha; con ella no se dialoga” es una frase que se atribuye al entorno presidencial y que circula por los pasillos del poder en boca de más de un ministro y/o secretario de Estado. Así como en su momento les tocó a Scioli y a Macri, De la Sota debería estar preparado para hacer frente a alguna alternativa imprevista que complique su gestión. Por lo pronto, es seguro que se habrá anoticiado sobre las prácticas escolares de La Cámpora, que en Córdoba han comenzado por el jardín de infantes.

En su “Aló Presidenta” del lunes, que compartió con el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, Cristina Fernández de Kirchner, junto con la audacia de hablar de economía como si supiera, señaló –y estuvo muy bien al hacerlo– el rol del Estado como factor de control sobre los diversos procesos económicos de un país con el objetivo de corregir los desequilibrios que pudieran ser potencialmente dañinos para un desarrollo equilibrado de la sociedad. Claro que, al hacerlo, cayó en una contradicción, ya que este gobierno ha sido muy activo en la colonización política de los organismos de control con el objetivo de neutralizar y anular su accionar. 

La situación que atraviesan muchos de ellos ilustra con creces esa realidad. Así, por caso, se observa que la Oficina Anticorrupción no es más que eso, una mera oficina; la Sigen está bajo las órdenes de Reposo, lo que hace innecesario cualquier otro comentario; Leandro Despouy, el titular de la Auditoría General de la Nación, es objeto de ataques furibundos desde el oficialismo cada vez que el organismo emite informes críticos hacia el Gobierno; La Fiscalía Nacional de Investigaciones Administrativas, desde la renuncia del doctor Manuel Garrido, está paralizada; la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT) no regula nada y respecto del Organo de Control de las Concesiones Viales (Occovi), recuérdese que sirvió, en su momento, para hacer negocios turbios y turbulentos con Venezuela. “Haz lo que yo digo pero no lo que yo hago” es el metamensaje que emerge permanentemente de las expresiones de la Presidenta. Esa es, al fin y al cabo, la esencia del kirchnerismo.
  
Producción periodística: Guido Baistrocchi.

© Escrito por Nelson Castro y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el viernes 17 de Agosto de 2012.