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lunes, 22 de mayo de 2023

Ingratitudes y traiciones… @dealgunamaneraok...

 Ingratitudes y traiciones…

Hasta que rompa el hervor. Ilustración: Pablo Temes

La campaña genera demasiadas preguntas ante una realidad dura que no ofrece respuestas al ciudadanía.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 20/05/2023 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

“Tenemos que entrar en el ballottage”, fue la frase con la que Cristina Fernández de Kirchner reconoció la posición de debilidad en la que se encuentra el Frente de Todos contra Todos. Y, al hacerlo, confirmó implícitamente la razón por la que decidió no presentarse como candidata a la Presidencia en las elecciones de octubre próximo: el objetivo del oficialismo ya no es ganar. 

“Se bajó, porque no le dan los números y encima está molesta porque siente que todos en el peronismo están tratando de exprimir hasta la última gota del limón” –dijo un dirigente que la conoce bien y agregó: no puede seguir cobijando al movimiento detrás de su pollera, más aún cuando siente que nadie, pero nadie, se jugó por ella en estos cuatro años para el olvido”. Ella sabe que el FdT se encamina a perder. Sabe también que no hay magia posible que pueda revertir la debacle económica que castiga a los sectores más pobres de la sociedad, a los que la vicepresidenta dice cuidar. 

La aparición televisiva de CFK en C5N, en lo que quiso disfrazarse de una entrevista a la que ella manejó en todo momento y con total comodidad, generó mucha atención mediática, a la vez que careció de peso político. La expresidenta en funciones ha perdido poder. Es el resultado obvio de una gestión gubernamental catastrófica de la que, por más relato que haya, no se puede despegar. Alberto Fernández es a quien ella designó como candidato hace cuatro años. Sergio Massa es ministro de Economía porque ella lo decidió y dio su visto bueno. 


Lo más notable de las apariciones y manifestaciones públicas de CFK es que generan un zafarrancho interno que hacen más compleja la complicada situación interna del FdT. Viene el tiempo de los hijos de la generación diezmada, dijo, y mencionó a su hijo Máximo –cuya relevancia deviene del hecho de ser su hijo y ninguna otra cosa más– a Eduardo “Wado” de Pedro y a Andrés Larroque. 

La pobreza de ese elenco habla a las claras de la falta de visión política de CFK, y a la ausencia de figuras con llegada real al electorado. Es lo que le ocurre cada vez que se siente arrinconada. Nada que sorprenda. Esa falta de visión política y esa angurria de poder y plata del matrimonio político que constituyó con Néstor Kirchner, está en la base del fracaso del proyecto que intentó imponer el kirchnerismo.

No fue precisamente un tono de alegría el que utilizó el ministro Massa en su perorata del viernes pasado, para fustigar a quienes pretenden competirle en la interna. El exintendente de Tigre estaba exultante con el elogio que le prodigó CFK cuando dijo que “había agarrado una papa caliente”. Sin embargo, no lo incluyó dentro de la lista de posibles presidenciables. No es un dato menor. El efecto “humo” de toda la gestión de Massa se va diluyendo día tras día. Se hace un despliegue sobreactuado de reuniones, declaraciones y medidas que tiene efectos escasos o directamente nulos. Claro ejemplo fue lo que pasó a comienzos de la semana con las inspecciones a los que importan frutas y verduras en el Mercado Central, cuando una veintena de camionetas con agentes de la AFIP y de la Aduana ingresaron en medio de un gran aspaviento para controlar tan sólo diez puestos de venta de verduras y frutas. 


Tamaño despliegue no hizo más que espantar a los compradores, lo que generó un enorme perjuicio a la mayoría de los puesteros que viven al día. Si esa es la metodología con la que el Gobierno pretende controlar o hacer bajar la inflación, el fracaso está asegurado. Pero hay otro motivo determinante para que la vice en funciones no termine de bendecir al superministro. Cristina Fernández no confía en Sergio Massa. Sabe que si colabora para sentarlo en el sillón de Rivadavia, finalmente la traicionará. La soledad del poder abraza a la líder del Frente de Todos como nunca antes. Son horas aciagas que deberá transitar. Ni siquiera la promocionada marcha del 25 de Mayo podrá llenar ese vacío. 


La misma sensación de ingratitud cubre a varios de los soldados del PRO. La brutalidad de la interna no cesa y sigue minando las posibilidades de No tan Juntos por el Cambio de volver al poder. Todos en la coalición opositora siguen con atención las desventuras de los miembros del equipo amarillo un poco por preocupación y mucho de oportunismo y sarcasmo. La Unión Cívica Radical espera su momento como si semejante revuelo no afectara las chances del conjunto. 


Ya no se trata de la pelea en la Ciudad donde Jorge Macri dio a entender que no aceptaría un resultado negativo de las encuestas que propusieron para dirimir entre su candidatura y la del ministro de Salud porteño, Fernán Quirós. ¿Para qué tanto revuelo entonces? ¿El primo Jorge tiene tanto miedo a perder?


También en la provincia de Buenos Aires el desenlace será áspero y abierto. Patricia Bullrich eligió al intendente de Lanús, Néstor Grindetti como su delfín. Por estas horas en el entorno de Diego Santilli se preguntan si no hubiera sido mejor ir por la vía del acuerdo. Demasiadas preguntas, para una realidad dura que no ofrece respuestas al ciudadano de a pie. 




   

sábado, 20 de mayo de 2023

La unidad y el programa… @dealgunamaneraok...

 La unidad y el programa… 


Mensaje. La vicepresidenta plantea con claridad los desafíos políticos y económicos del presente. Fotografía: NA.

La reciente intervención de la vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández, en un programa televisivo, volvió a fijar con claridad los desafíos económicos y políticos de la hora. Ya no solo con el objetivo de resolver problemas urgentes, o mejorar las chances electorales del Frente de Todos (FdT).


© Escrito por Carlos Heller el 19/05/2023 y publicado por la Revista Acción de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires., República Argentina.    


Principalmente, para poner a salvo la democracia y evitar el retorno de personajes y propuestas similares a las que en el pasado agravaron la situación de los sectores populares y comprometieron el futuro del país, al favorecer a grupos oligopólicos concentrados y asumir un endeudamiento impagable, entre otras medidas regresivas. 

Apenas horas antes de la entrevista concedida por la expresidenta, tuvimos la oportunidad junto al ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, Daniel Filmus, de encabezar un acto junto a referentes del FdT de la Ciudad de Buenos Aires, en el que sostuvimos similares posiciones en defensa de la unidad del movimiento nacional y popular. Del mismo modo que coincidimos en la necesidad de debatir un programa de gobierno que garantice el voto mayoritario y permita avanzar hacia una Argentina con más desarrollo, más justa y soberana. 

La edificación de esa esperanza está ligada a la posibilidad de que, superadas las actuales dificultades, el país recupere la posibilidad de que sus gentes, sus trabajadores, sus pequeños empresarios, sus intelectuales, tengan una mayor participación en las decisiones y una mayor participación en la distribución de la riqueza que ellos ayudan a crear, como dije en ese encuentro. 

Eso solo será posible si se consolida el modelo que permita superar definitivamente las propuestas de ajuste de gastos (en educación, salud, jubilaciones, etcétera), déficit cero, súper devaluación de la moneda o dolarización, como proponen desde las distintas variantes neoliberales. 

Podemos recordar, junto con Cristina Fernández, que el debate actual es recurrente en el país, y viene al caso recordar lo expresado por Néstor Kirchner en junio de 2009, durante el cierre de campaña del Frente Justicialista para la Victoria de la Ciudad de Buenos Aires en el Luna Park, donde me postulaba como primer candidato a diputado nacional. 

«¿Cómo puede ser –se preguntaba entonces Kirchner– que otra vez los sectores retrógrados de la patria vuelvan a aliarse, tanto aquellos concentrados mediáticamente como económicamente? (…) No podemos volver ni por asomo a reconstruir las políticas que nacieron en 1976 y se consolidaron en la década del 90».

Hoy podemos sumar a aquellas experiencias antipopulares la que el país sufrió durante el período 2015-2019, con dramáticas consecuencias de cierre de empresas, desempleo, deuda que solo sirvió para fugar capitales y dar señal de largada a la inflación, calamidades que no pueden atribuirse a ninguna pandemia, sequía o guerra europea. 

Contra esa «Argentina circular, en la que el pasado aparece otra vez y busca instalarse para frustrar el futuro», según la definición de la vicepresidenta, el mismo expresidente planteaba la salida en aquel acto del Luna Park. «Los dirigentes –propuso– dejemos de jugar un papel tan vedettista, jugar tanto al individualismo, jugar tanto a ver quién es el mejor, jugar tanto a ver quién es el más pícaro, jugar tanto a ver quién saca un voto más y démosle una herramienta al pueblo argentino para consolidar definitivamente un proyecto transformador en la patria». 

El acto del 25 de mayo, con la inmensa mayoría del pueblo movilizado en apoyo de un programa progresista y para demostrar su cariñosa solidaridad con Cristina Fernández, será un paso más hacia la construcción de ese modelo verdaderamente democrático e inclusivo.


  

sábado, 11 de marzo de 2023

Los números que condenaron a Cristina… @dealgunamaneraok...

 Los números que condenaron a Cristina… 


Cristina Kirchner en una de las primeras audiencias del juicio oral (Reuters)


Cortito y al pie, en castellano y sólo con datos, desarmamos las 1616 páginas de la condena a la Vicepresidenta. Cartelización, colusión, anticipos, prórrogas y otros privilegios, entre varios pases de magia nivel “aunque usted no lo crea”.


© Escrito por Natalia Volosin el viernes 11/03/2023 y publicado por el Diario Digital Infobae de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

Arranco con un paréntesis: no se puede escribir una condena en 1616 páginas, muchachos. ¿Qué fue de la vida del acceso a la Justicia y el lenguaje claro? Sobre todo en un caso de esta relevancia pública, tendrían que ser capaces de decirnos a todos los argentinos y argentinas, más o menos en el idioma nacional y más o menos en 40-50 carillas digeribles (como muchísimo), qué los convenció, con certeza, de que la dos veces presidenta de la Nación y actual vice cometió hechos gravísimos de corrupción.

No digo que si son muchas páginas es porque “no tienen nada”, como increíblemente sostuvieron algunos cual expresión de deseo. Pero sería bueno hacer un esfuercito por sacar al derecho del oscurantismo. Bienvenido el link en el que los jueces del tribunal colgaron la prueba para ponerla a disposición de la sociedad, pero no sé si llenarnos de papelitos que no podemos comprender es lo mejor que se puede hacer por la transparencia y el acceso a la información en un caso como este. No sé, digo yo, eh. Y recordemos, además, que digerir evidencias y escupir explicaciones no es tarea nuestra, sino de ustedes. Cierro paréntesis.

Arranco con un paréntesis: no se puede escribir una condena en 1616 páginas, muchachos. ¿Qué fue de la vida del acceso a la Justicia y el lenguaje claro? Sobre todo en un caso de esta relevancia pública, tendrían que ser capaces de decirnos a todos los argentinos y argentinas, más o menos en el idioma nacional y más o menos en 40-50 carillas digeribles (como muchísimo), qué los convenció, con certeza, de que la dos veces presidenta de la Nación y actual vice cometió hechos gravísimos de corrupción.

No digo que si son muchas páginas es porque “no tienen nada”, como increíblemente sostuvieron algunos cual expresión de deseo. Pero sería bueno hacer un esfuercito por sacar al derecho del oscurantismo. Bienvenido el link en el que los jueces del tribunal colgaron la prueba para ponerla a disposición de la sociedad, pero no sé si llenarnos de papelitos que no podemos comprender es lo mejor que se puede hacer por la transparencia y el acceso a la información en un caso como este. No sé, digo yo, eh. Y recordemos, además, que digerir evidencias y escupir explicaciones no es tarea nuestra, sino de ustedes. Cierro paréntesis.


Así que acá estamos las ciudadanas y los ciudadanos, en una tremenda disyuntiva. O dejamos en suspenso nuestra vida para ponernos a hacer la carrera de Derecho y leer la prueba que colgó el tribunal o nos entregamos a las especulaciones políticas y las elucubraciones jurídicas de las partes interesadas. Y, como sabemos (porque no somos tan giles como parecemos), partes interesadas no son solo Cristina, Lázaro, José López, los otros condenados y la fiscalía. Ojo, también podemos olvidarlo todo y entregarnos al asado, la birra y Gran Hermano.


En lo que sigue vamos a intentar salir de la disyuntiva sin ceder al hedonismo. ¿Cómo? Vamos a dejar de lado la argumentación jurídica y vamos a considerar… No, no, ni siquiera eso. Vamos a enunciar (y a lo sumo ironizar para que nadie se duerma, pero no mucho más) datos, números, billetes, fechas, kilómetros. Los números que, según el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 2, condenan a Cristina.


-La extensión del daño: $ 84.835.227.378,04 actualizados al 6 de diciembre de 2022. Un besito a quienes todavía creen que la corrupción sólo es un problema moral.


-Entre 2003 y 2015, Santa Cruz fue la receptora N° 1 de inversiones de obra pública vial. “No se puede juzgar a un Gobierno”, dijo siempre el kirchnerismo. Los jueces le dieron la razón y hasta citaron como antecedente la causa del dólar futuro. “No vamos a evaluar la oportunidad, el mérito o la conveniencia de esta decisión”, dijeron. Pero, ojo, sí podemos revisar su aplicación práctica, no sea cosa que hayan cometido un delito.


-Hasta el 04/07/03, Lázaro Báez era monotributista. Para enero de 2007 había conformado un grupo de cinco empresas con las que se transformó en el principal adjudicatario de obra pública vial de la provincia: Austral, Gotti, Kank y Costilla, Loscalzo y Del Curto y la Sucesión de Adelmo Biancalani. ¿Para qué servían esas empresas? Para simular una competencia que, según el tribunal, no había.


-Austral (la empresa madre) se constituyó el 08/05/03, cinco días antes de que Carlos Menem renunciara al ballotage contra Néstor Kirchner. La primera vuelta se había hecho el 27/04/03. Las encuestas lo daban ganador a Kirchner con una cifra cercana al 70%.


-Sobre un total de $20.893.474.008,40 de obras viales certificadas a partir de 2010 en Santa Cruz, las empresas controladas por Báez se quedaron con $ 16.386.868.049,53, es decir, el 78,4% del monto.


-Otro tanto ocurre si se mira la cantidad de obras: Báez obtuvo 51 de 83 (el 61,45%).


-El índice de concentración empresarial de las empresas de Báez en Santa Cruz fue el mayor del país en todo el período 2003-2015 (y por mucho). El tribunal incluyó gráficos de cada una de las jurisdicciones. Mirá, por ejemplo, los de Buenos Aires, Córdoba y Santa Cruz.




-El Grupo Austral concentró el 72,6% de toda su actividad únicamente en Santa Cruz. ¿Castellano? Vivía solo de esa provincia, en donde ganaba la mayoría de las obras.




-El 73,83% de la obra en Santa Cruz se hizo por convenios de delegación con vialidad provincial, mientras que el promedio para el resto de las provincias fue de 20%. Lo que era excepcional en todo el país, allí era regla. ¿Por qué es relevante esto? Porque implicaba menores controles e intervención de organismos y personas de la jurisdicción que los Kirchner manejaban desde 1991.

-Si se consideran solo las 51 obras investigadas en la causa, el 92,15% se hizo por delegación.

-El 100% de las obras se financió con fondos del Tesoro Nacional.

-Cartelización: en la mayoría de las licitaciones se presentaban solo tres empresas.

-Pero incluso esa competencia era simulada: en el 76,5% Báez presentó más de una oferta actuando a través de las distintas empresas de su grupo.

-El tribunal calculó el costo de esa cartelización en $ 646.123.145,75.

-Los aumentos de precios derivados de la colusión fueron cercanos al 20% con respecto a los montos establecidos en los pliegos (diferencia entre el precio de licitación y el de adjudicación).

-En un caso paradigmático (lo contamos cuando alegaron los fiscales en el juicio), cinco días antes de la apertura de sobres, vialidad nacional firmó un convenio con vialidad provincial para financiar una obra por $ 238.248.064,42. ¿Qué decía el sobre con la oferta de Austral? Exactamente el mismo monto, con centavos. ¡Magia!

-Las empresas de Báez designaron al mismo representante técnico (que debe tener presencia permanente en la obra de principio a fin) en el 68,6% de las licitaciones. Considerando que había superposición temporal, ¿cómo hacía para estar en todos lados a la misma vez?

 


-Las empresas de Báez presentaban en todas las licitaciones el mismo listado de máquinas. De nuevo, considerando las superposiciones temporales entre las licitaciones, ¿cómo hacían para usar las máquinas en distintas obras a la misma vez?


-Y, ojo, porque hablamos de obras de tipo similar (o sea, que requerían la misma maquinaria) y que no se hacían en el mismo lugar. El tribunal incluye el siguiente ejemplo. De nuevo: ¡Magia!

 

 

-No se respetaron los plazos entre la convocatoria a licitación y la apertura de sobres (y eso que aplicaban la ley de obras provincial, más laxa). Hubo muchos casos con recepción de ofertas a los cinco, seis y hasta dos o tres días después de la publicación (que, encima, solo se hacía en medios zonales). ¿Cómo se prepara una oferta en dos días? ¡Magia!

-En un caso, se decidió hacer la licitación el 27 de abril de 2007 y se puso el pliego a disposición de los interesados tres días después, el 30 (y los edictos en el boletín oficial local se publicaron el 2 y 3 de mayo), pero la boleta de compra del pliego de Austral Construcciones tiene fecha del 10 de abril. ¿Cómo compraron un pliego que aún no estaba disponible?


-Los tiempos que se tomaba la comisión evaluadora de ofertas para recomendar la adjudicación también fueron propios del mundo de la magia, incluyendo un caso en el que sus integrantes fueron designados luego de que presentaran el informe de evaluación. ¡Volver al futuro! Mirá algunos ejemplos:

 

-La magia no ocurría, en cambio, cuando el comitente era vialidad nacional (o sea, cuando no delegaba en el organismo provincial). Mirá:



-Tampoco había celeridad, claro, en la ejecución de las obras una vez que ganaban las empresas de Báez. Los tiempos se dilataron por modificaciones de obra (en el 82,4% de los casos) que, en la mayoría de los casos, implicaron ampliaciones de plazo (hubo un aumento de tiempo promedio del 50,12%, por un total de 735 meses).


-Las modificaciones de obra autorizadas implicaron para el Estado un mayor gasto de $ 1.579.502.297,87 (entre el monto comprometido en el pliego y el efectivamente pagado), un aumento del 19,76%.


-Más allá de los cambios de plazo por modificaciones de obra, hubo prórrogas adicionales en 30 de las 51 obras evaluadas (el 58%).


-Se otorgaron anticipos financieros no previstos en 34 de los 51 contratos (el 67%), pero no hubo correlato en que las obras concluyeran antes o, al menos, en el tiempo previsto. De las obras que recibieron adelantos, 26 (el 76,47%) no tuvo reducción de plazo de ejecución. Es más, de ese mismo universo que recibió anticipo, 32 obras (el 94%) no solo no se hizo más rápido, sino que consiguió ampliaciones de plazo. Más que magia, ¡joda!


-En 2010, Vialidad nacional creó un mecanismo para agilizar los pagos en casos excepcionales (por ejemplo, fuerza mayor), pero no se publicó ni se informó a las contratistas y se usó casi con exclusividad para las empresas de Báez. Es el famoso procedimiento que, según la evidencia, se hacía los viernes de manera automática e inmediata. “El jefe venía y decía ‘hay que sacarlo ya porque hay que pagar ya’”, dijo una testigo. Este mecanismo especial se usó en 34 de las 51 obras que recibieron las firmas de Báez.


-Muchas empresas tenían juicios por mora en los pagos. Báez no. Mirá el promedio de demora para pagarle a Austral vs. al resto del mundo:


-En diciembre de 2015, con las elecciones presidenciales ya definidas a favor de Mauricio Macri, el Grupo Austral no tenía deuda exigible con vialidad nacional. Y eran los únicos entre las 30 principales empresas contratistas. ¡Qué suertudos! Mirá lo que le pasaba a los demás:


-Sobre el rol de Cristina Fernández de Kirchner en todo esto, más allá de lo que se desprende del teléfono de López en torno al plan que la fiscalía llamó “limpiar todo” y a las relaciones comerciales y de amistad (que, seguramente, se seguirán discutiendo en Casación y en la Corte Suprema), hay algunos datos incontrovertibles. Dejo dos.


-Uno: entre 2008 y 2015, Valle Mitre (la gerenciadora de los hoteles de los Kirchner) recibió en acreditaciones bancarias $ 70.949.170,95 de Austral, $ 786.227,75 de Kank Costilla, $ 481.773,60 de Loscalzo y otras acreencias de firmas del grupo por un total de $ 73.053.584,80. De hecho, el 95,7% del dinero que tenía en sus cuentas Valle Mitre en 2008 provenía de Austral.


-Dos: en 2012 y 2013, casi todo el dinero que le entró a Valle Mitre en su cuenta del Banco Nación de parte de Austral se usó para pagarle a Néstor Kirchner, a Los Sauces y a Hotesur.

¿Alcanza con esto para sostener la condena? ¿Son todas casualidades? ¿Es casual que, a días de que Kirchner fuera coronado, su amigo monotributista se armó un imperio de la construcción, ganó buena parte de las obras públicas viales en la provincia que el rey gobernó durante mil años, le adjudicaron todo en cinco minutos, se llenó de guita, le dieron anticipos, le pagaron antes que a todos y más de lo que decían los pliegos que iban a pagar, le extendieron los plazos para cumplir y después este mismo chango le dio buena parte de esa misma guita a un par de empresas del rey?


Y yo qué sé, mi amigo. Como diría Karina Olga, lo dejo a tu criterio. Yo lo único que te puedo decir es que en la magia hace rato que no creo.



martes, 22 de noviembre de 2022

Hebe de Bonafini: del coraje con el que enfrentó a la dictadura al desatino y la violencia del final… @dealgunamaneraok...

 Hebe de Bonafini: del coraje con el que enfrentó a la dictadura al desatino y la violencia del final…

Hebe de Bonafini. Fotografías: (NA).

A los 93 años, murió la presidenta de Madres de Plaza de Mayo. Fue una mujer que despertó fervores y rechazos. Le llamaban “La Roca” por su terquedad, su obstinación, su intransigencia, su franqueza, su lenguaje llano y brutal. Con ella muere parte de una época y de un estilo político que marcó en cierto modo la vida del país.

© Escrito por Alberto Amato el domingo 20/11/2022 y publicado por el Diario Digital Infobae de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

 

A los 93 años Hebe Pastor de Bonafini, titular de Madres de Plaza de Mayo, el organismo que le plantó cara a la última dictadura militar en pleno terrorismo de Estado, en 1977, y que reveló años más tarde los horrores del “proceso”; la asociación que le dio entidad internacional y valor de lenguaje cotidiano a una nueva y trágica figura del violento mundo político argentino, la del “desaparecido”; el grupo de mujeres que, con un pañuelo blanco en la cabeza, impidió en 1983 una retirada decorosa y sin estridencias del poder militar, que había dictado una ley de autoamnistía para ocultar y alejar de todo proceso judicial a sus miles de asesinatos.

 

Fue una mujer que despertó fervores y rechazos. Le llamaban “La Roca” por su terquedad, su obstinación, su intransigencia, sus desplantes, su franqueza, su lenguaje llano y brutal, sus arranques que la colocaban siempre al borde de la perturbación. Vivió una tragedia personal inmensa, la desaparición de sus dos hijos y la de su nuera, a manos de los centuriones de la dictadura; y convirtió ese dolor privado en un dolor colectivo, le dio a su drama y al del resto de las madres, una dimensión social como nunca antes tuvo un drama en la Argentina. 




La ronda de los jueves de las Madres de Plaza de Mayo (AGN).

 

Bonafini hizo incluso algo más: por propia decisión, y sin muchos más fundamentos que los que le dictaba su tragedia personal, quitó toda autoridad moral a los gobiernos democráticos del país en los últimos treinta años hasta que, seducida por el ex presidente Néstor Kirchner, adhirió a su gobierno con la furia de los conversos, mientras se ponía al frente del programa “Sueños compartidos”, un plan de viviendas que manejó al menos mil doscientos millones de pesos y por el que terminó acusada de corrupción y envuelta en un escándalo cuya investigación y aristas judiciales está aún en manos de la justicia federal.

Fue en estos últimos años en los que su figura perdió prestigio internacional y adhesión popular en el país. Coincidió también con sus exabruptos más violentos por los que llegó a valorizar la tremenda lucha armada de los años 70, a incitar a los adolescentes a “la rebeldía y al combate”, a celebrar el atentado contra las Torres Gemelas que dejó más de tres mil muertos, a ensalzar la guerrilla vasca ETA, la del mexicano Ejército Zapatista y la de las FARC de Colombia, a organizar un juicio popular a la prensa, a calificar de “turros” a los jueces de la Corte y a amenazar con tomar el Palacio de Justicia y a denigrar la elección del cardenal Bergoglio como Papa para luego, en coincidencia con el giro del Gobierno, enviarle una elogiosa carta personal en julio de 2013 y visitarlo para rogar su perdón en mayo de 2016.

 

Jorge y Raúl, los hijos desaparecidos de Hebe de Bonafini.

 

Impulsó, a su modo, la instauración de un estado revolucionario que sabía imposible, que borrara para siempre el sistema y las leyes que le daban cobijo a su prédica, a la organización que presidía y, con el kirchnerismo, a su propia cuota de poder personal. Encarnó también otro imposible: proyectó, proclamó y pretendió representar lo que, pensó, sería hoy la lógica y las ideas de sus hijos asesinados y las del resto de los “desaparecidos”.

 

Bonafini nació en Ensenada, en el barrio El Dique, el 4 de diciembre de 1928. Hija de un español planchador de sombreros y de una argentina ama de casa, creció en un hogar humilde del que habló siempre con inocultable orgullo. Casi sin educación formal más allá de la primaria, se ganó la vida desde muy joven confeccionando ponchos y otras prendas en unos telares que, solía decir, le hicieron conformar una especie de cooperativa junto a otras mujeres tejedoras. Muy joven también, a los 14 años, se puso de novia con Humberto Bonafini, que tenía 17 y sería su esposo durante treinta y tres años. Se casaron, después de seis años de noviazgo, el 12 de diciembre de 1949 en la iglesia San Francisco de La Plata, tuvieron tres hijos, Jorge, Raúl y Alejandra, y fueron un arquetipo del modelo del primer peronismo: ascenso social y económico de los sectores más humildes, posibilidad de ahorro y de compra de la casa propia, hijos en la universidad, con llegada a un nivel educativo que le había sido negado a sus padres.


Hebe de Bonafini en una marcha contra la Ley de Obediencia Debida del gobierno de Raúl Alfonsín (Télam).
 

Ya convertida en Hebe, la luchadora por los derechos humanos, Bonafini repetía que hubiese sido para siempre “Quica” Pastor, un ama de casa común, de no mediar la desaparición de sus hijos y de su nuera. Jorge Bonafini, un estudiante de física de 26 años, fue secuestrado el 8 de febrero de 1977. Durante semanas, su madre recorrió comisarías y cuarteles con algo de comida y una muda de ropa, sin imaginar la verdad, de la que supo luego en contacto con otras madres. El 30 de abril de 1977, ese todavía pequeño grupo de apenas catorce mujeres, con su fundadora Azucena Villaflor de De Vincenti a la cabeza, hizo su primera ronda en la Plaza de Mayo. Se juntaban porque querían que las recibiera el dictador Jorge Videla y como la policía las obligaba a “circular”, regía el estado de sitio, empezaron a dar vueltas alrededor de la Pirámide. Una semana después, Bonafini se unió a ellas. Marchaban los viernes hasta que una madre sugirió que ese era “día de brujas”. Y eligieron los jueves.

 


Hebe de Bonafini en uno de sus enérgicos discursos. Fotografía: (NA) Daniel Vides.

 

El 6 de diciembre de ese año, fue secuestrado su otro hijo varón, Raúl, estudiante de Ciencias Naturales de 24 años. Dos días después, un comando de la Armada secuestró a un grupo de madres en la Iglesia de la Santa Cruz y a dos religiosas francesas, Alice Domon y Leonie Duquet, y dos días después, en Avellaneda, fue arrebatada Azucena Villaflor: todas fueron asesinadas en la Escuela de Mecánica de la Armada.


Bonafini se convirtió entonces en titular de las Madres, que todavía no tenía entidad de asociación. Su carácter y su decisión la hicieron líder y le imprimieron su impronta a aquel puñado de mujeres desesperadas que, durante el Mundial 78, revelaron a la prensa extranjera parte de los horrores de la dictadura. Un mes antes del torneo, había sido secuestrada María Elena Bugnone, la mujer de su hijo Jorge. Poco a poco, las madres dejaron de ser “viejas locas”, como las había definido el poder militar; el nombre de la agrupación empezó a escribirse con mayúscula; los pañuelos blancos en la cabeza, que primero fueron pañales en una marcha a Luján en 1978, se convirtieron en un símbolo de la resistencia, y la asociación, con fuerte apoyo popular, pasó a ser cuestionadora del poder militar y, de alguna manera, su incómoda y pertinaz conciencia.

 



El expresidente Néstor Kirchner junto a la titular de Madres de Plaza de Mayo Hebe de Bonafini. Al santacruceño lo miraba de reojo al principio de su mandato, pero luego fue una firme aliada (NA).

 

Ya en democracia y bajo la mano férrea de Bonafini, las Madres se opusieron a dar testimonio ante la CONADEP, cuestionaron la política de derechos humanos del gobierno de Raúl Alfonsín y sus leyes de Punto Final y de Obediencia Debida, no aceptaron ninguna reparación económica estipulada por la Ley 24.411, rechazaron la instauración de la figura del “detenido desaparecido” que fijaba otra ley, la 24.231, reclamaron la aparición con vida de quienes sabían asesinados y renunciaron a recobrar sus cuerpos y darles sepultura.

Esa postura afectó también a otros organismos de derechos humanos y llevó a la división de Madres: en 1986 nació Madres Línea Fundadora que llegó a cuestionar la “falta de democracia interna y el autoritarismo” de Bonafini en el manejo de la Asociación, que se prolongó durante más de tres décadas.

Con Cristina Fernández de Kirchner en la sede de Madres de Plaza de Mayo (NA).

 

En 2006, la política de derechos humanos de Néstor Kirchner, su decisión de derogar las leyes del perdón dictadas por Alfonsín, la reanudación de los juicios a los represores de los años 70, la instalación del Museo de la Memoria en la ex ESMA y el devenir de antiguos guerrilleros en funcionarios y legisladores, hizo que Bonafini expresara: “Ya no tenemos un enemigo en la Rosada”.

Ese año, Madres y Abuelas dejaron de celebrar la anual “Marcha de la Resistencia”, que nucleaba a miles de personas a lo largo de veinticuatro horas. Las altas torres que Bonafini alzó en 1977 fueron en cierto modo desmanteladas: “Estamos viejas”, dijo a modo de justificación. Su fervor resistente se trasladó a una defensa a ultranza del gobierno de Néstor Kirchner primero y de Cristina Fernández después, fervor del que quedaron como testimonio frases ya célebres con el sello inconfundible de su creadora, los millones de pesos del programa Sueños Compartidos, hasta que el Gobierno decidió quitar a las Madres su manejo en julio de 2011, y el decreto de junio de 2010 firmado por la Presidente que “autoriza la creación” de la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo, un proyecto que ya tenía diez años de vigencia y del que terminó haciéndose cargo el Estado.


 

Con el presidente Alberto Fernández pasó de un tibio amor a enfrentarlo (@alferdez).

 

En 2012, apoyó en forma abierta el ascenso a teniente general de César Milani, un militar cuestionado por los organismos de derechos humanos por su actuación durante la dictadura, cuando era un joven oficial. Bonafini reporteó a Milani para la revista “Ni un paso atrás”, de las Madres de Plaza de Mayo y desechó las críticas de sus pares, que la cuestionaron, con una frase terrible que hacía referencia al cobro de las indemnizaciones por los desaparecidos: “Ellas vendieron la sangre de sus hijos”. En esa entrevista llegó a sugerir lo impensado en otros tiempos: que el Ejército actuara en las villas miseria de Capital y de Gran Buenos Aires.

 


Sergio Schoklender fue su impensado socio en la Fundación Madres de Plaza de Mayo y en el escándalo de Sueños compartidos (Foto NA).

 

La entrevista, un tanto naif, al luego jefe del Ejército, fue el sello aprobatorio de Bonafini y de su entidad al ascenso de Milani. No fue, como podría haberse pensado, un intento de reconciliación de las Madres con parte de las Fuerzas Armadas, sino un deseo personal de Bonafini de seguir los dictados de la Presidente. Con el punto final al reportaje, el amplio arco moral que Bonafini exhibió a lo largo de su vida, quedó cerrado. Milani terminó por pedir el retiro del Ejército en junio de 2015, cercado por las denuncias por violación a los derechos humanos.



Con Estela de Carlotto, titular de Abuelas de Plaza de Mayo, tuvo fuertes cruces (NA). 

 

Fue también una feroz opositora al gobierno de Mauricio Macri a quien hizo blanco de sus críticas más furiosas e insultantes. Fue la asunción de Macri a la presidencia, en diciembre de 2015, que Bonafini vivió como una derrota personal, la que la despojó de los últimos vestigios de sensatez y de prudencia. En discursos y declaraciones cegados por la furia, llegó al insulto personal, a la afrenta pública, a proponer incluso el derrocamiento de Macri por cualquier medio. En el final de su vida, aquella luchadora contra los golpes de Estado, tornó a impulsarlos.

En mayo de 2016 visitó al Papa Francisco, contra quien había lanzado también una larga ristra de acusaciones e insultos en 2013, cuando el cardenal Bergoglio fue electo pontífice. El giro de Bonafini hacia la figura del Papa coincidió con la idéntica voltereta del entonces gobierno de Cristina Kirchner y se vistió luego con el traje de la devoción personal. Tras el abrazo en Roma con el Papa, y con la misma laxitud moral con la que cerró el círculo con Milani, Bonafini admitió: “Con Francisco nos equivocamos como nos equivocamos con Néstor”, por Kirchner. Es de suponer que el Papa juzgó conveniente creerle.


Con un muñeco de Mauricio Macri, al que llamó a derrocar cuando era presidente.

 

En marzo de 2017, un día antes del 41 aniversario del golpe de Estado de 1976, Bonafini selló el destino de Madres de Plaza de Mayo y, en gran medida del prestigio internacional del que gozaba la entidad: “Somos –dijo– una organización política y nuestro partido es el kirchnerismo”. Si al kirchnerismo se le critica el uso político de los derechos humanos, no lo es menos el paso a la política partidaria de aquella agrupación emblemática de esos mismos derechos. En ese mismo acto criticó a Estela de Carlotto por firmar un acuerdo con la gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, a quien calificó de “asesina”.

 

Ese mismo año, en medio de una polémica entre las autoridades nacionales, provinciales y porteñas encargadas de la seguridad, que debatían el uso de pistolas Taser, propuso que se probara la efectividad de esas armas eléctricas, destinadas a paralizar en forma momentánea a los delincuentes, en la hija del entonces presidente Macri, de seis años, o en los hijos de la gobernadora de Buenos Aires.

 


Su entrevista a César Milani marcó un quiebre: Las Madres de Plaza de Mayo pasaron de ser una organización de Derechos Humanos para convertirse en parte del kirchnerismo, lo que ella admitió.

 

El regreso del peronismo al poder en 2019 volvió a darle alas que resultaron de vuelo muy corto: se decepcionó enseguida del presidente Alberto Fernández, lo vituperó con diferentes tonos y maneras, afirmó que el presidente tenía nada que ver con el kirchnerismo, le criticó ir a “canales de mierda” por alguna de las presentaciones televisivas del Presidente, le exigió: “Hable lo menos posible porque cuando lo hace es una desilusión”, convocó a una pueblada destinada a evitar una eventual condena de Cristina Fernández en alguna de sus causas judiciales, expuso sus deseos de “trompear” al entonces ministro de Economía, Martín Guzmán, insultó a toda la oposición, convocó a una marcha, otra más, contra los jueces de la Corte, “Tenemos que ser muchos, que se note y que les duela que les moleste”, llamó a un paro general contra el gobierno kirchnerista en protesta contra la inflación y mantuvo inquebrantable su adhesión con la vicepresidente Cristina Fernández.

 

Con el Papa Francisco en 2016.

 

Contradictoria, extravagante, polémica, admirada y detestada casi por igual, absurda a veces, osada siempre, con Hebe Bonafini muere parte de una época y de un estilo políticos que marcó en cierto modo la vida del país. Si en los últimos años lo hizo a través del desatino y de la violencia, que fueron siempre su sello distintivo, en aquellos duros años de la dictadura Bonafini enfrentó al terror sin más armas que su ingenuidad y su coraje.

 

Tal vez sea esa la imagen que de ella atesore la historia.