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domingo, 3 de noviembre de 2019

Tras las Elecciones. El síndrome de Hubris... @dealgunamanera...

El síndrome de Hubris…

Bombo y guitarra, Alberto Fernández. Dibujo: Pablo Temes.

La soberbia del poder terminó mareando a Macri. Alberto Fernández y un diálogo valioso con Trump.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 03/11/2019 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


La responsabilidad de la derrota electoral de Juntos por el Cambio fue de Mauricio Macri y, a la vez, fue suyo el mérito de haber salvado al oficialismo de una caída catastrófica.

La dirigencia oficialista quedó en un letargo tras la PASO, del cual solo emergió tras la multitudinaria marcha del 24 de agosto.

Ese acto conmovió a Macri y lo decidió a ponerse la campaña al hombro en busca de la hazaña de llegar al ballottage. Hazaña imposible porque el porcentaje superior al 45% alcanzado por Alberto Fernández le permitía ganar en segunda vuelta por apenas un voto y no había tiempo para remontar la diferencia. Como dijo Luis Juez, la campaña de cercanía y medidas de alivio a la penuria económica debería haber comenzado antes.

La derrota de Cambiemos es producto de la soberbia de Macri  su entorno. Es, en definitiva, la enfermedad del poder, el Hubris, que aísla al gobernante de la realidad. Jaime Duran Barba escribió un interesante artículo en Perfil sobre el síndrome de Hubris. Se ve que el Presidente no lo leyó. El consultor estrella del PRO reprodujo allí conceptos que, para disgusto de sus destinatarios, hemos venido escribiendo en esta columna desde hace años.

El momento letal para el Gobierno fue en octubre de 2017, el mismo día en que derrotó en las elecciones legislativas a Cristina Kirchner en la provincia de Buenos Aires, cuando Macri creyó equivocadamente que se había convertido en dueño del poder. Que la negociación política era mala palabra. Que lo peor ya había pasado. Que con la “magia” de Marcos Peña y Duran Barba se manejaba todo.

Se dio entonces una singular dicotomía: el Presidente hablaba de diálogo y consensos, pero en los hechos se hacía lo contrario. Eso dejó muchos heridos internos, como Emilio Monzó, y fue uno de los elementos que empujó al peronismo a su reunificación.

El domingo pasado, Macri recibió su derrota con dignidad. Su discurso, en el que felicitó a Alberto Fernández por su excelente elección, y la posterior invitación que le hizo para compartir un desayuno al día siguiente, representan un mojón en la construcción republicana de la Argentina. Es un contraste brutal con la falta de altura institucional y personal con la que CFK manejó la traumática transición de 2015.

El 40% obtenido en la elección transforma a Macri en el líder de la oposición. Pero si cree que ese liderazgo significa verticalidad, se equivocará. Los radicales que le advirtieron las consecuencias electorales negativas que la crisis económica tendría, ya han pedido cancha. Alfredo Cornejo, clave para el triunfo en Mendoza, lo dijo con todas las letras: de ahora en más deberá discutirse todo.

María Eugenia Vidal fue una de las grandes derrotadas de esta elección. Su liderazgo se debilitó por la amplitud de la caída y por su desvaída campaña. “Abandonamos el Conurbano y se lo regalamos a nuestros rivales”, dijo una voz de las entrañas del gobierno bonaerense.

La victoria de Alberto Fernández fue sólida y no es menor que haya ganado en primera vuelta. El ballottage hubiera sido de resultado incierto. Pero tampoco es un dato menor que   el porcentaje de votos que logró y la diferencia que sacó fueron menores a lo esperado. Es una muestra del rechazo que sigue generando en una parte importante de la sociedad la figura de CFK. El presidente electo tiene una cuota propia de poder. Sin Sergio Massa, el Frente de Todos no ganaba. Y a Massa lo llevó Alberto Fernández, quien tiene un desafío doble: mantener el equilibrio interno y hacer frente a la desastrosa situación socioeconómica que le deja Macri. Lo interno es una incógnita.

El horrible discurso de Axel Kicillof en la noche del domingo, que en nada se condice con la idea del diálogo y de la búsqueda de consensos que pregona el presidente electo y sus principales referentes, fue un botón de muestra. Varios de los que habitan la geografía heterogénea del nuevo poder aseguran que la ex presidenta pretende reservarse el poder de veto. Y, aunque muchos lo niegan, algo de eso ya se vio en la celebración del triunfo. Matías Lammens confesó que le hubiera gustado subir al escenario, pero que alguien ordenó que no pudiera. Lammens fue y es muy crítico de la corrupción del kirchnerismo. Hubo gobernadores que también se quedaron con las ganas de estar en ese escenario.

El gran misterio por estos días es la conformación del gabinete del nuevo gobierno. Alberto Fernández ya decidió que lo dará a conocer recién en la última semana previa a su asunción. El objetivo de esta decisión es más que obvio: proteger a los futuros funcionarios de presiones prematuras y de su consecuente desgaste. De todas maneras, hay hechos que hablan por sí solos. Felipe Solá parece encaminado a ser el futuro canciller. El viernes fue quien reveló la muy buena conversación telefónica entre el presidente electo y Donald Trump.

Gestores de ese diálogo fueron el embajador de los Estados Unidos, Edward Prado y Santiago Cafiero. Trump, quien no está en su mejor momento debido al proceso de impeachment que acaba de iniciarle la Cámara de Representantes, tiene, con respecto a la Argentina, una procupación: Venezuela. Si las coincidencias se imponen sobre las diferencias, está dispuesto a darle una mano importante al nuevo gobierno en su negociación con el FMI, en la que Fernández necesitará  un negociador con experiencia, conocimiento y, a su vez, reconocido por los funcionarios del organismo. El economista que reúne esas condiciones es Guillermo Nielsen. Y hay alguien más que conoce ese universo: Gustavo Béliz que fue arropado en el exilio al que lo condenó el kirchnerismo por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

La semana estuvo cruzada por rumores sobre la salud de Fernández, quien los atribuyó a Marcos Peña.

Alberto Fernández está bien de salud. Como explicamos aquí en junio, padece una trombofilia, una predisposición a formar coágulos por la que está en tratamiento desde hace años a base de anticoagulantes, bajo control y sin ninguna complicación. Su médico, Federico Saavedra –prestigioso clínico– planea realizarle al presidente electo, que está con sobrepeso, un exhaustivo chequeo luego de su regreso de México. La salud de un presidente es un tema de Estado.  

Producción periodística: Lucía Di Carlo.




sábado, 12 de octubre de 2019

Después de Octubre. Los unos y los otros... @dealgunamanera...

Los unos y los otros…



El Cámpora. Dibujo: Pablo Temes.

Las elecciones van a definir más el futuro de Macri y Cambiemos que otra cosa. La Cámpora al poder.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 06/10/2019 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


¿Sabés quién va a ocupar mi puesto?”, le preguntó un funcionario con despacho en la Casa de Gobierno a un periodista que lo había llamado para hacer una pregunta vinculada con la agenda del Presidente. La pregunta refleja el ánimo que campea en los ámbitos del oficialismo.

Es que la perspectiva del resultado de la elección presidencial del próximo 27 no hace más que ratificar lo que sucedió en las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias del 11 de agosto. Lo que proyectan todas –absolutamente todas– las encuestas es la victoria del binomio Fernández-Fernández en primera vuelta. Por ello, para mucha gente esta campaña no existe. Cree que todo está resuelto.

Qué será de ti. La campaña de Mauricio Macri es desvaída y a destiempo. Desvaída porque se enfrenta con contradicciones y disensos internos que surgen de un escenario de “sálvese quien pueda” que atraviesa a Juntos por el Cambio. A destiempo porque las medidas que el Presidente viene anunciado para favorecer a la ciudadanía llegan, en muchos casos, muy tarde.

Lo de Mendoza el domingo pasado es un ejemplo de las tensiones internas que se experimentan dentro del oficialismo. El triunfo de Rodolfo Suárez fue una victoria del actual gobernador, Alfredo Cornejo, quien fue el que, a comienzo de año, le dijo a Macri en una reunión en el country Cumelén, donde pasaba sus vacaciones, que si no adoptaba medidas que atendieran la creciente crisis socioeconómica perderían la elección. Los que conocen sus términos hablan de una reunión fuerte y tensa que dejó secuelas. Secuelas que se van a ahondar luego de los comicios si es que se termina de confirmar el triunfo del Frente de Todos. Por eso, el Presidente se mantuvo en un segundísimo plano en el festejo.

Cornejo deberá luchar ahora por hacer la mejor elección posible el 27 porque, además del presidente y del vice, se eligen legisladores nacionales. Él es candidato a diputado. De lo buena o mala que sea la cosecha de votos que obtenga va a depender su poder dentro del Cambiemos que viene. Y ese futuro Cambiemos tiene a muchos de sus dirigentes pensándolo sin Macri. No es precisamente ese el pensamiento del Presidente quien, según algunos de sus allegados, estaría pensando en buscar la revancha en 2023.

Ese Cambiemos posmacrista tendrá como protagonistas principales a Horacio Rodríguez Larreta, a María Eugenia Vidal, a Martín Lousteau, a Emilio Monzó –si no se va al Frente de Todos– y al mencionado Cornejo. La presencia de la UCR es clave para preservar territorio y potencia opositora.

Vidal va a seguir parada en la provincia de Buenos Aires porque, aunque pierda, le va a quedar una estructura donde pararse.

Esto es, un bloque importante en la Legislatura, algunos intendentes que van a ganar –varios van a perder– y radicales del interior de la Provincia que la apoyan mucho. No pasa lo mismo, en cambio, a nivel nacional.

El radicalismo, que hace mucho tiempo está desmembrado, no puede hacer pie en pos de una construcción política sólida. Hay una parte más cercana al peronismo y hay un radicalismo más lejano que nunca se va a sentar a compartir nada con el peronismo.

Mientras tanto, los intendentes de Cambiemos están haciendo la campaña del corte de boleta del candidato del Frente de Todos. Un ejemplo gráfico se da en Pilar, donde su intendente, Nicolás Ducoté, está colgando por las calles afiches con la boleta del Frente de Todos y en el último tramo se ve una tijera, para que corten el candidato. Es como si dijera: “Votá a Alberto, pero poneme a mí”.

Posturas. Alberto Fernández sigue actuando como presidente virtualmente electo. Como pasa con todo presidente electo, una de las grandes incógnitas es conocer la composición de su gabinete y su modelo de gestión. Respecto de esto último, se sabe que se va a apoyar mucho en las estructuras territoriales, algo similar a lo que hizo Néstor Kirchner en el arranque de su gobierno. La idea es construir un dispositivo con gobernadores e intendentes y apoyarse en ellos. Fernández tiene un especial feeling con los gobernadores de Tucumán, Manzur; de San Juan, Uñac, y Perotti, electo recientemente en Santa Fe. Entre los intendentes, con Katopodis, de San Martín, y Zabaleta, de Hurlingham.

De su gabinete futuro, la danza de nombres hace baza en Santiago Cafiero, jefe de Gabinete; Eduardo “Wado” de Pedro, ministro del Interior; y Felipe Solá, ministro de Relaciones Exteriores. Solá no solo acompañó a AF en su viaje a España y Portugal sino que, a su pedido, llevó adelante una gestión secreta con el embajador de Brasil para intentar acercar posiciones con su presidente, Jair Bolsonaro.

Esta semana, Fernández tuvo su primer test de gestión. Fue cuando decidió intervenir en el duro conflicto –azuzado por cuestiones políticas– entre los pilotos de Aerolíneas Argentinas y Austral, que los llevó a anunciar un paro para este fin de semana. Fue un test significativo de cara al futuro. El desaire que primero le hicieron los dirigentes que llamaron al paro no pudo ser pasado por alto por el candidato. ¿Un presagio de futuros frentes de tormenta?

Axel Kicillof aún no habló con nadie del tema gabinete. Ese nadie incluye a Máximo Kirchner. A todos los que se le acercan (dirigentes, intendentes, sindicalistas, etc.) les dice: “Elaborame una propuesta, armá un proyecto y traélo. Después del 27 voy a sentarme a estudiar todo y elijo”.

Haciendo lugar. La Cámpora va a tener un rol importante en la provincia de Buenos Aires. Ello surgirá de lo que decidan Kicillof y el hijo de la ex presidenta.

Los intendentes podrán tener algún lugar en esa estructura de poder. Pero todo será después del 27 de octubre. Un posible interlocutor de los intendentes con la gobernación va a ser Martín Insaurralde, quien viene hablando y negociando con Máximo Kirchner.

Párrafo aparte para la Justicia: en la semana que pasó, la Corte Suprema falló a favor de la provincia de Entre Ríos por el reclamo de la devolución del IVA luego de que el Gobierno decretara su quita por medio de un DNU; y se dictaminaron las libertades de los empresarios kirchneristas Gerardo Ferreyra y Cristóbal López.

¿Es la impunidad que avanza?  

Producción periodística: Lucia Di Carlo.




lunes, 9 de septiembre de 2019

Llamen a Monzó… @dealgunamanera...

Llamen a Monzó…

Otra rosca, Mauricio Macri. Dibujo: Pablo Temes 

Macri lo convocó de nuevo y estaría en los planes de Alberto F. El segundo motor.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 08/09/2019 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El fin de semana pasado, el presidente  Mauricio Macri llamó a Emilio Monzó para que lo ayudara a “ordenar” la cámara. “Si Emilio está yendo hoy a ver a Mauricio es porque se lo está pidiendo por favor y porque está el país de por medio. Cuando no nos incluyeron en el cierre de listas nosotros decidimos quedarnos por el compromiso que asumimos, pero el 10 de diciembre a la noche se corta el lazo con Cambiemos”, afirman desde su entorno. Un poco tarde, Macri le transmitió al presidente de la Cámara que está muy descreído de los consejos de su entorno y que necesita de hombres como él y Rogelio Frigerio para poder establecer un diálogo serio con la oposición en este último y turbulento tramo. 

Muchos creen que Mauricio Macri no se repone del shock de las PASO, “está como el boxeador al que le dieron un golpe de knock out, sigue peleando, pero ya ni sabe en qué pelea está, si la pelea es terminar muy bien el gobierno, con el trabajo de estadista, de hombre que va más allá de los intereses reeleccionistas, pero por momentos el entorno le dice ‘vamos, campeón, vos podés’”, reflexiona un empresario de su entorno. 

Cambios. El lunes a las 9 de la mañana Marcos Peña convocó al comando de campaña. En los chats del Gobierno más de uno piensa que esa situación se puede revertir en octubre. “La gente está asustada por el regreso de CFK y ahora va a volver el voto para Macri”, augura un funcionario miembro de un grupo de WhatsApp.

Esa arenga, que en algunos días pareciera creer y en otros no, hacen que el discurso del Presidente vaya mutando. En la conferencia del miércoles en la AEA el discurso de Macri fue de despedida, enumeró hitos de su gestión, asumió errores y pidió disculpas. Empresarios presentes comentaban entre ellos: “Ya está de salida”, “tiene un día down”.

Sin embargo, el jueves, en su visita a Córdoba, manifestó que la elección “no existió”, se mostró optimista de cara a octubre. En los dos discursos se focalizó en la necesidad de estabilizar la economía.

Desde el punto de vista económico, la semana que pasó hubo un poco más de tranquilidad. Esto se dio fundamentalmente porque varios bancos con importantes posiciones en Argentina empezaron a analizar la posibilidad de una reestructuración de la deuda, y vista la debacle en la que está la deuda argentina –entre tenerla valuada al 30% y tener que dar pérdidas por más de 150 mil millones de dólares– se pusieron a trabajar, y entre el martes y el viernes llegaron más de veinte propuestas de reestructuración de la deuda por parte de los bancos extranjeros, que son los mismos bancos acreedores.

Para hablar de "Albertismo" tiene que construir sustentación propia: hoy todo es prestado.

También la semana que pasó, no fue bien recibido por el Gobierno que en España hayan tratado a Alberto Fernández casi como a un jefe de Estado. “Esperábamos más de los españoles, con todo lo que les dimos, pareciera que están haciendo campaña por Fernández”, sostienen voces cercanas al Gobierno.

Los empresarios españoles que fueron a sondear si era kirchnerismo o albertismo se fueron muy conformes, aseguró un argentino que estuvo allí.

En España, Alberto Fernández dijo que quiere armar su gabinete “con los mejores hombres, vengan de donde vengan”. Suenan nombres como Roberto Lavagna y Gustavo Béliz, pero nada está confirmado. “Alberto está tratando de reeditar el gabinete de Néstor Kirchner”, opina una voz del peronismo.

Lo cierto es que para poder hablar de “albertismo” Alberto Fernández tiene que construir base de sustentación propia, ya que hoy tiene todo prestado: La Cámpora, el massismo, los gobernadores. Si bien estratégicamente es un gran administrador de votos ajenos, tiene que empezar a generar alianzas que vayan más allá de la interna que tienen. Los gobernadores son el 40% del poder, después están La Cámpora y el massismo, y el “albertismo” tiene que hacer pie en algún lugar.

Monzó con todos. “Si Alberto Fernández hace un gobierno de unidad nacional y quiere rescatar a parte de la dirigencia que estuvo en Cambiemos, Emilio Monzó es la persona que representa eso. Emilio es la figura nacional que representa un gobierno de unidad nacional y tiene la autoridad moral de no deberle nada a Macri”, afirma un “monzoísta” de primer orden.

El error magistral de Macri en su gestión es salir a volar con un solo motor, el motor de la economía. Funciona bien la economía y ganamos. ¿Qué motor apagó y no usó? El motor político.

Para que a un gobierno le vaya bien es necesario volar con los dos motores. Así, si el motor de la economía falla a causa de la crisis estructural de la Argentina, la caída se evita si se tiene el motor de la política funcionando a pleno.

La política está para pasar tempestades, para cuando algo no funciona bien. Macri se empecinó en solo arreglar el motor de la economía y no usar otro motor, no hacer política. Creyó que con azuzar el fantasma de Cristina era suficiente para gobernar y para ganar la elección. 

Se compró el slogan de “el pasado no vuelve” como leimotiv de campaña y de gestión para acallar las críticas de quienes, desde el oficialismo, le advirtieron de la necesidad de rectificar el rumbo del Titanic del Gobierno. Finalmente, el iceberg apareció el 11 de agosto pasado.

Producción periodística: Lucía Di Carlo.


martes, 5 de marzo de 2019

Roberto Lavagna, el antigrieta… @dealgunamanera...

Roberto Lavagna, el antigrieta…

EL gato y el perro de Lavagna acompañan su desayuno en el jardín de su casa del barrio porteño de Saavedra. Fotografía: Obregón

Lavagna hace chistes con la pacífica convivencia entre el perro grande y la gata pequeña de su casa, que lo acompañan en el jardín mientras desayuna, diciendo que son una metáfora del consenso que precisa el país.

© Escrito por Jorge Fontevecchia el  domingo 05/03/2019 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Macri y Cristina comparten el diagnóstico de la crisis argentina: el problema es el otro y lo que el otro representa. Lavagna se diferencia de ambos creyendo que se equivocan justamente en sus diagnósticos porque el problema es la grieta que ellos representan (y alimentan). Es la misma visión del presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, que acompañó el discurso de Macri del viernes con un indisimulado gesto de desaprobación, y del presidente del bloque de diputados nacionales del PRO, Nicolás Massot. Ambos anticiparon que no quieren continuar defendiendo a Macri en el Congreso en un eventual segundo mandato del Presidente porque para conseguir que se aprueben las leyes necesarias para que la economía mejore hace falta consenso.

El discurso de Macri en el Congreso fue el mejor para sus fans y un desvarío irreal para otros

Para Lavagna, quien se equivoca en el diagnóstico, por mejores intenciones y buena voluntad que tenga, nunca podrá progresar. Una posición similar pareció reflejar durante el discurso del Presidente la actitud de Mario Negri, el jefe del bloque de diputados radicales y a la vez de Cambiemos.

Pero la grieta está profundamente arraigada en Argentina y vencerla es una tarea más titánica y difícil que para Macri vencer a Cristina o para Cristina vencer a Macri. Los síntomas, en este caso la grieta, siempre son económicos: cuesta menos esfuerzo convivir con ellos que pagar el precio de su cura. ¿Querrá la Argentina curarse del odio que enferma hasta su economía? De eso dependerán las futuras posibilidades electorales de Lavagna, a quien alguien definió como un tranquilizante para los nervios sociales que el estrés crispa.

Conocí a Lavagna en el primer reportaje largo de Perfil, a comienzos de 2006, él había renunciado en noviembre de 2005 y el único medio crítico del kirchnerismo era este diario. Joaquín Morales Solá había publicado en La Nación una conversación con Néstor Kirchner donde decía que se llevaba bien con todos los medios excepto con los de Editorial Perfil (sumando al diario la revista Noticias). Intuyo que Lavagna quiso enviarle una señal al Gobierno de que iba a combatirlo en las urnas, lo que sucedió al año siguiente, y nosotros éramos el vehículo ideal de su mensaje.

Y lo mismo sucede ahora, cuando vuelve a elegir a Perfil como mensajero para dar su primer reportaje largo camino a su candidatura presidencial. En 2006 éramos significantes de distancia con Néstor Kirchner, en 2019 somos significantes de distancia tanto de Macri como de Cristina Kirchner.

Esta columna viene sosteniendo que los no peronistas precisan superar el antiperonismo y el peronismo precisa modernizarse. Como hizo el Partido Laborista inglés, que nació treinta años antes que el peronismo y hace treinta años, después de perder repetidamente con los conservadores, Tony Blair lanzó el Nuevo Laborismo, incorporando ideas de centro porque ya no existen más aquellos obreros de la industria del carbón de principios del siglo pasado como tampoco en la Argentina los descamisados de los frigoríficos que cruzaron a nado el Riachuelo el 17 de octubre. ¿Será Lavagna su modernizador, lo que quiso hacer y no pudo Cafiero, otro ministro de Economía de Perón? Ese es un desafío quizá mayor que ser electo presidente.

Lavagna sostiene que no quiere participar de internas, lo que fue interpretado como que no será candidato. Pero Massa promete que si Lavagna decidiera ser candidato, él estaría dispuesto a bajar su candidatura. Pichetto también. Urtubey insiste en que mantendrá su precandidatura en las internas y la forma que Lavagna tendría para esquivarlo sería ir a las PASO con una alianza que incluyera al socialismo, a parte del radicalismo, al Frente Renovador, a parte del peronismo, al GEN y a otras fuerzas, trascendiendo a Alternativa Federal.

Cuando tenía 32 años, Lavagna integró el equipo del ministro de Economía de la tercera presidencia de Perón –Gelbard– , a los 42 años era parte del grupo que diseñó el Plan Austral con Alfonsín y dos años después fue el artífice económico del Mercosur, a los 60 años fue el actor clave de la renegociación de la deuda, primero con Duhalde y después con Néstor Kirchner, a los 65 años fue candidato presidencial del radicalismo y ahora, a los 76 años, el destino parece volver a golpear su puerta. Un caso raro de permanencia en nuestra historia contemporánea que, por sus repetidas crisis, agota a sus protagonistas.

Lavagna espera que los gobernadores del PJ se liberen de Cristina tras haber sido reelectos en sus provincias

Lavagna escribió siete libros y en los últimos años publicó uno cada dos años, coincidiendo con los años impares donde hubo elecciones. Para estas elecciones no escribió ninguno, indicando que no se imaginaba hace un año que podría volver a ser candidato presidencial. En el reportaje cuenta que el día que se enteró de la muerte de José Manuel de la Sota en un accidente pensó que el vacío que dejaba el cordobés como articulador de la modernización del peronismo y puente a las futuras generaciones iba a terminar convocando su presencia.

La sociedad hace su propia historia decidiendo su futuro, pero siempre será mejor que tenga más alternativas.

Lavagna advirtió que solo será candidato si es capaz de "construir una oferta que sirva para cerrar la grieta"


Qué pasó. El economista y ex ministro Roberto Lavagna volvió a referirse a las chances de presentarse como candidato a presidente en las elecciones de octubre. Y según confesó, todo dependerá de la “capacidad” de su espacio para “construir una oferta que sirva para cerrar la brecha”.

Qué dijo. “He comprobado que la demanda está. El tema es que seamos capaces de construir una oferta que sirva para cerrar la brecha. Si eso se lograra, podría ser candidato”, reconoció Lavagna durante una entrevista con el diario Perfil.

A qué apunta. Para el ex funcionario, la necesidad está puesta en avanzar hacia una concertación que reúna a “peronistas, justicialistas, radicales, socialistas, sociedad civil, partidos provinciales y desarrollismo”. Después, afirmó, la idea sería que ese sector presente un solo candidato en las PASO.

Otras definiciones de Lavagna

"Primero es el programa y en qué consisten los grandes lineamientos, y después ver quién puede ser el que lo ejecute mejor. No simplemente una elección interna que se transforme en imposición para todos los demás".

"Si nos alejamos de los bordes de la grieta, podemos hacer el intento de lograr un acuerdo que permita ese reordenamiento que la economía sola no puede lograr".

“Macri y Cristina tienen una vocación por el todo, creen que son los que han sido llamados a gobernar y, en consecuencia, pueden ignorar al resto".

Lavagna: "Hay una demanda de cambio de lo que ofrecen Macri y Cristina"


Qué pasó. El ex ministro de Economía Roberto Lavagna consideró este jueves que en la sociedad “hay una demanda de un cambio de lo que le ofrecen (Mauricio) Macri y Cristina (Kirchner)”, al tiempo que aseguró que “es posible renegociar con el Fondo Monetario”, a partir del próximo gobierno.

Qué dijo. “Salgamos de los marketineros y los pseudo ideólogos que no tienen un proyecto claro de país y definamos un proyecto de progreso de orden, progreso, paz y justicia social que es lo que demanda la gente”, expresó Lavagna en una entrevista en el programa ‘Periodismo Puro’, del periodista Jorge Fontevecchia, que se transmite por el canal NET.

Qué planteó sobre su candidatura. Impulsado como candidato de unidad del peronismo y otros sectores opositores, como el socialismo y de la UCR disidente, el ex ministro manifestó que tiene “dudas en la capacidad de armar un espacio con peronistas, radicales, desarrollistas, sociedad civil y espacios políticos provinciales porque es muy complicado, más que nada porque hay dos figuras políticas que no quieren que haya nada y alientan la grieta”, en alusión a Macri y Cristina.

Sobre el presidente y la ex mandataria, opinó que “ambos tienen una vocación por el todo con estilos diferentes. Creen que pueden ignorar al resto aun siendo a veces minoritarios. Tienen poca capacidad de dialogo y de escucha”.

Qué dijo sobre su edad. Sobre si sus 76 años serían un impedimento para resultar electo, Lavagna señaló: “En lo personal y en mi familia son todas desventajas. Pero no me toca a mí contestar sobre este tema. Me encantaría que fuese -candidato a presidente- alguien de la generación posterior a la mía”, aclaró.

Sin embargo, advirtió que “si estoy acá todavía, en este proceso, es porque veo que en la sociedad hay una demandada de un cambio de lo que le ofrece Macri y Cristina, donde hay una grieta profunda”.

Otras definiciones de Lavagna

"La grieta política lleva a políticas que profundizan la grieta económica y esta realimenta el aspecto político de la grieta”.

“No voy a hacer campaña en torno a la corrupción en un país donde está por discutirse todo”.

“Yo hablé de la cartelización de la obra pública siendo ministro y luego de dos semanas no fui más ministro”.

“La renegociación con el Fondo tiene que girar en cómo movilizo los recursos óseos que tiene este país”.

“Argentina tiene una tremenda capacidad de salir de esta grisura, del estancamiento y una tremenda capacidad de crecer a un buen ritmo económico. Estoy convencido de que hay una posibilidad de recrear una situación de orden, progreso, paz y justicia social”.




(Fuente www.perfil.com). El periodismo profesional es costoso y por eso debemos defender nuestra propiedad intelectual. Robar nuestro contenido es un delito, para compartir nuestras notas por favor utilizar los botones de "share" o directamente comparta la URL. Por cualquier duda por favor escribir a perfilcom@perfil.com

domingo, 3 de marzo de 2019

Oportunidad perdida… @dealgunamanera...

Oportunidad perdida…

Duranbarbísmo Explícito. Mauricio Macri. Dibujo: Pablo Temes

El oficialismo y la oposición dejaron una mala imagen en el Congreso. Dudas internas e índices que preocupan.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 03/03/2019 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El viernes pasado hubo un acto de campaña electoral. Y no fue en un estadio de fútbol. Fue en el Congreso. Ocurrió durante la lectura del discurso de apertura del período ordinario de sesiones por parte del presidente Mauricio Macri, largo momento durante el cual la Asamblea Legislativa se pareció más a una cancha que a lo que se supone debe representar el Poder Legislativo. Faltaron solo los barrabravas. Triste espectáculo institucional de un país que causa pena por doquier. Lo que se vio y se vivió en ese recinto poco tiene que ver con la democracia. El kirchnerismo y algún otro sector de la oposición a los insultos y a los gritos. El oficialismo, a los gritos también. Hasta hubo quien se hizo pasar por diputada –imposible no acordarse del diputado trucho– que interrumpió e increpó al Presidente. Lo que se vio allí fue la vigencia de la antinomia, que es estar  en las antípodas del pluralismo. Y sin pluralismo, no hay verdadera democracia.

En la antinomia, nadie respeta al otro. En la democracia, al otro se lo respeta. En la antinomia, al otro se lo silencia. En la democracia, al otro se lo escucha. En la antinomia, con el otro no se habla. En la democracia, con el otro se dialoga. En la antinomia, al otro se lo intenta destruir. En la democracia, del otro se aprende y con el otro se construye.

Chance. El Presidente perdió la oportunidad de dar un mensaje de unidad. El kirchnerismo, por su parte, demostró que nada aprendió de sus errores pasados. El viernes no sumó ni un voto.   

En la calle, en tanto, la vida continuaba. Un detalle no menor: mucha gente que marchaba a su trabajo no sabía por qué el tránsito estaba cortado en la Avenida de Mayo. Hubo quienes pensaron que el caos vehicular existente en la zona se debía a un piquete. Tamaña muestra de indiferencia, debería alertar a toda la dirigencia política sobre la disociación entre su realidad y la realidad del ciudadano de a pie.

No dejemos que los predicadores de la resignación y el miedo le ganen a la esperanza”, dijo Macri en el medio del barullo. Qué difícil hacerle entender eso al trabajador de la embotelladora de Coca-Cola que perdió su trabajo, o al de Metalpar cuya planta cerró o a alguno de los más de mil obreros de Peugeot que han sido suspendidos a causa de la acumulación de stock producido por la caída de las ventas.

El psicólogo de Macri y la mentirapor Jorge Fontevecchia

El episodio que vivió el Presidente en el barrio de Parque Patricios con Dante, el obrero que le reclamó en tono respetuoso y suplicante que “hagan algo” para detener esta brutal caída de la actividad económica, le puso rostro y voz a los números lapidarios que viene dando el Indec.

La inflación de enero fue alta. Pero, por si ello no bastara, el presidente del Banco Central, Guido Sandleris, acaba de decir que la de febrero será aún más alta. Todo se dice con un tono de “no queda otra que aguantar” que no deja de asombrar y espantar a propios y ajenos.

Todo esto preocupa a muchos funcionarios del Gobierno. “Así, es dificilísimo que podamos ganar”, confiesan. La excepción es Marcos Peña. El jefe de Gabinete de Ministros, revivido políticamente por la campaña, derrocha un optimismo electoral sin límites. Desde su despacho se emiten señales esquizoideas cuando se dice que, salvo que produzca un “cisne negro”, la elección la ganan con cierta comodidad y que Macri tendrá un segundo mandato. De todas maneras, dentro del propio gobierno hay una pequeña grieta de descreimiento porque todos los que están más cerca del campo de batalla sienten que eso no es así. La opinión contraria al Gobierno es creciente y por eso María Eugenia VidalEmilio Monzó, Cristian Ritondo, y hasta el mismo Horacio Rodríguez Larreta, que están más con el ciudadano de a pie, no están muy de acuerdo con esta postura de que, así como están las cosas, la elección se gana sin mayores sobresaltos.

Hay una crisis interna fuerte en Cambiemos. La tranquilidad que desde el PRO se intenta mostrar es ficticia.

Eramos pocos. La aparición de Roberto Lavagna ha producido desconcierto en el oficialismo. En la provincia de Buenos Aires, Cambiemos está en una situación de alerta. Allí se tomó como un dato muy significativo la visita que hizo Axel Kicillof a la ciudad de Chivilcoy acompañado por los dos últimos intendentes –Darío Speranza y Ariel Franetovich– que responden a Florencio Randazzo. No es para menos. Si el peronismo se une, gana.  

En lo económico estamos asistiendo al plan "no hagan olas" ni interna ni externamente. Por lo tanto, no se van a producir grandes novedades. Las expectativas son modestas. Diríase, de supervivencia. Lo que espera el Gobierno es que la recesión no siga tan fuerte como hasta ahora. Hoy la inflación todavía sigue lejos de dar muestras de un descenso sostenido. Por lo tanto, este año habrá que convivir con un índice de inflación mensual más cercano al 3% que al 2%, que era el número que quería el Gobierno. Esto está obligando a recalcular algunas cuestiones. Entre ellas, está la pauta devaluatoria de 2% que está puesta como base de la banda de flotación. Este trimestre va a llevar 9-10 puntos de inflación. Por eso la estrategia del presidente del Banco Central de bajar la tasa de interés en forma paulatina encontró un freno brusco que generó discusiones dentro del equipo económico que llegaron hasta el Presidente. 

Fue cuando el mercado les hizo saber que debajo de una tasa del 50% no hay mundo ni paraíso. “Con una tasa de interés del 50% y con una inflación del orden del 30%, lo que se está diciendo es que, para quedarse en pesos, los inversores quieren 20 puntos por lo menos de tasa real de interés en relación a la devaluación esperada”, explica un economista que conoce al detalle lo que pasa al interior del Gobierno. Con ese esquema no hay negocio que aguante.

Las tribulaciones de la economía son de tal magnitud que han alterado hasta a los integrantes de la misión del Fondo Monetario Internacional a cargo de la Argentina. La complejidad del presente ha generado controversias entre ellos. Es que no hay recetas mágicas. Hasta hace diez días, Guido Sandleris era un genio. Hoy es el Erasmo de Rotterdam de varios de los funcionarios económicos de un gobierno abundante en tecnócratas con pretensiones de dioses.

Producción periodística: Lucía Di Carlo


  
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