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domingo, 24 de julio de 2022

Lo que hay es la nada… @dealgunamaneraok...

 Lo que hay es la nada… 

Propaladora del odio II. Dibujo: Pablo Temes 

El Presidente desempolva recetas vetustas y la vice busca poner en agenda sus problemas con la Justicia. 

© Escrito por Nelson Castro el sábado 22/07/2022 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.


La supuesta calma cambiaria del viernes no existió. Lo que ocurrió es que prácticamente no hubo operaciones, porque no había un precio cierto, y nadie quería quedarse con un exceso de pesos en la mano”, aseguró un operador del mercado cambiario. Aun así el dólar volvió a avanzar.  

El Gobierno terminó con lo justo su semana más crítica desde que llegó al poder. Pero la crisis no ha mermado, muy por el contrario, las medidas anunciadas por la ministra de Economía, Silvina Batakis, no fueron suficientes. “¿Alguien cree seriamente que con un dólar diferenciado para turistas, la promesa de cerrar el ingreso de trabajadores al Estado y la especulación sobre un dólar-agro que seduzca a los tenedores de granos van a enderezar el rumbo de una crisis que en el fondo es política? –se preguntó un analista político, que apuntó directo hacia la falta de credibilidad del Gobierno.

Han pasado tres semanas desde la asunción de Batakis y lo que hay es la nada. La nada significa primeramente que no hay plata. Ese es un problema clave para cualquier gobierno y, mucho más, para un gobierno peronista. El populismo basa su accionar en la distribución de los dineros públicos. Hoy, ese dinero no está y es poco probable que lo haya en la dimensión que exige la crítica situación socioeconómica del país.   

Cristina se puso a gobernar 

Esa falta de dineros públicos complica, además, la gestión de los gobiernos provinciales y municipales. Por eso tanto los gobernadores como los intendentes –sobre todo del Conurbano Bonaerense– le vienen reclamando a la ministra esos fondos comprometidos que no les han llegado. Eso retrasa la dinámica de la obra pública de importancia para la propaganda política de la próxima campaña electoral. Por eso costó tanto hacer que los gobernadores asistieran a las reuniones, convocadas primero por Batakis y después por Alberto Fernández 

La intrascendencia del Presidente se consolida semana tras semana. Da pena verlo errando por distintas localidades, inaugurando obras mínimas –una rotonda, una sala de primeros auxilios, el asfalto de una cuadra, obras ya inauguradas– o haciendo anuncios de nula factibilidad.  

En ese mar de la nada por el que navega el Gobierno –en el que la ausencia de ideas es monumental–, se apagó la luz de esperanza que representaba la reunión bilateral con el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden quien, contagiado de covid-19, ha debido suspender su agenda por al menos una semana. “Esperábamos la foto de Alberto en la Casa Blanca para ganar un poco de oxígeno”, graficó una voz del oficialismo. En Washington hubo alivio por la suspensión de una reunión que, más allá de las palabras de circunstancias, para la Administración Biden no aportaba ni significaba nada. Más allá de que en algún momento esa bilateral se concrete, está claro que no forma parte de las prioridades del gobierno estadounidense.    

Quien estará en Washington en las próximas horas es la ministra Batakis. Va para pedir ayuda al Fondo Monetario Internacional. Es curioso este doble discurso del kirchnerismo pidiendo un salvavidas a los mismos que denigra en sus discursos públicos. La contradicción y la mentira son su esencia. 

Un gobierno sin rumbo 

Dentro del propio gabinete y algunos osados del Frente de Todos contra Todos piden a gritos que las cabezas del Ejecutivo den una señal de unidad. “Lo que más nos preocupa es que ya corrió tanta agua podrida debajo del puente que aunque se saquen una foto protocolar o de intercambio laboral, probablemente ya sea tarde. Nadie le cree a nadie y eso es muy difícil de revertir”, aseguró una voz de la Casa Rosada que se lamenta por las oportunidades perdidas. En ese ámbito decididamente tóxico las caras hablan por sí solas. Todo es desánimo. 

Grabois es un energúmeno. Hay dos palabras que no se pueden pronunciar en este contexto: sangre y saqueos. Si se prende la mecha ¿Quién la apaga?”, concluyó la misma fuente. 

Todos tienen la sensación de que ya es tarde, hasta soltaron el globo de ensayo para sondear la postura de la oposición ante un posible acuerdo que permita llegar de manera más holgada al 2023. Las  cabezas de la oposición lo rechazaron de plano públicamente. Un miembro encumbrado del Poder Legislativo fue más duro aún: “No hay paño para nada. No generan confianza y nos siguen agrediendo para después decir públicamente que necesitan ayuda. Si alguien de nuestro espacio se detiene a pensarlo seriamente, yo creo que JxC se rompe en mil pedazos”. Así de contundente y con una lógica respaldada por la realidad. Una realidad minada por la propia impericia e imprudencia sembrada por el Frente de Todos contra Todos 

Un fracaso de Cristina 

El Presidente desempolvó otra receta vetusta. Acusar al campo por no liquidar a tiempo los US$ 20 mil millones guardados en silobolsas. Aseguró que ya tiene detectados a los conspiradores y que actuará en consecuencia. Nadie espera nada al respecto. No le temen, no lo respetan y, aunque avancen de alguna manera para tomarse revancha del campo desde tiempos de la 125, la tragedia del Frente de Todos contra Todos será muy difícil de revertir. 

Como siempre, el silencio de Cristina Fernández de Kirchner, habla. La relación entre ella y AF es mala. Es un entripado que ya no tiene solución. Consciente de lo irresoluble de la crisis económica, busca poner en el centro de la escena política su delicada situación judicial. El “Operativo Victimización” va tomando forma ante la posibilidad cierta de una condena adversa, en algún momento del futuro. No es que le preocupe ir presa. Eso no ocurrirá, tal como no ocurrió con el presidente Carlos Menem.  

Tampoco será proscripta. Hace falta para ello una sentencia firme de la Corte Suprema que, en el caso de una condena, probablemente nunca llegará. Por lo tanto, lo que la ex presidenta en funciones intenta es desviar el foco de la atención pública de la catastrófica situación económica del presente.  

Por lo visto hasta ahora, los hechos indican que esto no viene dando los resultados esperados. Como se ve, las mentiras del kirchnerismo son cada vez menos efectivas.  

“Se puede engañar a algunos todo el tiempo; se puede engañar a todos algún tiempo; lo que no se puede es engañar a todos todo el tiempo” (Abraham Lincoln).




    

lunes, 24 de mayo de 2021

Reportaje a Jorge Remes Lenicov. “El desencuentro entre política y economía”... @dealgunamaneraok...

Jorge Remes Lenicov: “Para algunos sectores, la generación de riqueza es una mala palabra”… 


Jorge Remes Lenicov: "Es muy difícil hacer política económica cuando la conducción está dividida". Fotografía: Matías Adhemar.

Estudió economía en la Universidad Nacional de La Plata. Fue director del Observatorio de la Economía Mundial de la Universidad de San Martín (UNSAM), director de la filial Provincia de Buenos Aires de la ASAP, ministro de Economía de la provincia de Buenos Aires y de la Nación, diputado y embajador ante la Unión Europea 

© Escrito el domingo 23/05/2021 por Sonia Diamante y publicado por el Diario La Nación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.

 

Un documento del economista Jorge Remes Lenicov, exministro de Economía de la provincia de Buenos Aires y de la Nación, titulado “El desencuentro entre política y economía”, hizo reflexionar a todo el espectro político y económico, ya que allí se mostraba cómo había empeorado la economía desde el retorno a la democracia.


–El documento es bastante pesimista sobre lo que pasó en los últimos años. ¿Se puede mirar con optimismo el futuro?

–No es que uno sea pesimista, solo mostré los datos en términos de crecimiento, inflación, pobreza, competitividad, productividad y funcionamiento del Estado y de los servicios. Lamentablemente nos ha ido mal. Ningún país se suicida o se inmola, en algún momento siempre hay posibilidades de cambio. En 1989 y en 2001 tuvimos crisis muy severas y salimos adelante. Eso depende en gran medida de la dirigencia política. Uno tiene que ser optimista pensando que, en algún momento, la dirigencia tomará conciencia de que hay que sentarse a conversar y charlar entre todos. 

¿No cree que, con la pandemia, con 42% de la población en la pobreza y con una caída de 10% del producto estamos en una situación crítica?

La situación crítica en nuestro país se da cuando hay algún tipo de estallido. En 1989 fue la hiperinflación y en 2001, la híper recesión y la conflictividad social a fin de año. Es un shock que golpea. El problema es que, cuando uno va cayendo de a poco en una tendencia decadente, se va acostumbrando a esto. Es terrible que la pobreza sea de 42%; pensemos que en 1974, en una medición anterior, era 4% y los militares la dejaron en 16%. De todas maneras, mi experiencia con el documento me alienta, porque me han llamado para hablar desde sindicatos a empresarios, pero también muchos políticos de todo el arco partidario. En algún momento la dirigencia tiene que tomar conciencia de que hay que ir por una avenida del centro, no hay que inventar muchas cosas en esto, nadie va por los extremos. 

"Ningún país se suicida o se inmola, en algún momento siempre hay posibilidades de cambio" 

Estando la economía en una situación frágil, ¿cree que el oficialismo está jugando con fuego con sus internas y los puntos de vistas distintos en la política económica?

Es muy difícil hacer política económica cuando la conducción política está dividida. Veo en el Gobierno que hay dos orientaciones, y así no funciona. Por el lado de la oposición pareciera lo mismo. En estos 37 años han pasado todos los partidos políticos, PJ, UCR, Macrismo y Alianza, y es difícil decir que encontramos la salida. Hay una obligación de intentar generar debate y de tomar conciencia de los problemas. 

¿Por qué no están dadas las condiciones para que los partidos políticos se junten y traten de fijar algún proyecto que se mantenga en el tiempo?

Las dos veces que crecimos fue a través de alianzas. Entre 1991 y 1998 estuvo primero la alianza de Carlos Menem con Antonio Cafiero, dentro del PJ y a partir de ahí Menem hizo una alianza con la Ucedé y con otros partidos chicos. Luego hubo otra etapa de 2002 a 2009, que empezó con la alianza entre Eduardo Duhalde y Raúl Alfonsín. Pero para poder hablar, no se tienen que agredir. Estuve en su momento en las negociaciones de Cafiero con Menem y en las de Duhalde con Alfonsín, y recuerdo que cuando hablaba cada uno en público durante su campaña no decían las horrendas cosas que se dicen hoy. No se perdía la capacidad de diálogo, era gente civilizada. En 2001, yo estaba como diputado del PJ con Oscar Lamberto, y por la UCR estaban Raúl Baglini y Jesús Rodríguez. Nos hicimos amigos, conversábamos siempre, y los últimos detalles de las leyes que mandábamos al Congreso, sobre todo la de emergencia, las terminábamos por teléfono, porque había confianza mutua. 

¿Por qué se perdió eso?

Creo que se ha ido ideologizando la política, de ambos lados. La política es la antinomia de la ideología. La política, por definición, es el consenso, el acuerdo. La ideología es tratar de que la realidad se acomode a lo que uno a priori está pensando, y sentir que se tiene el monopolio de la verdad. Entre unos y otros hemos generado la grieta, porque de un lado y del otro no se quieren ni saludar.

Lenicov: "Hacer una proyección para después de las elecciones es muy difícil, pero creo que habrá que hacer algunos cambios para que haya un poco de sustentabilidad en temas de déficit fiscal. Fotografía: Matías Adhemar

¿Cómo se puede sacar a la ideología de la política? ¿O la única forma es que haya un nuevo shock? 

Es muy difícil de resolver. Probablemente, los golpes que se han dado unos y otros los lleven a reflexionar y pensar. Las dos veces que hubo grandes crisis en la Argentina desde la vuelta de la democracia no se previeron. El 6 de febrero 1989, cuando el presidente del Banco Central libera el tipo de cambio y empieza el proceso de hiperinflación, no tanto por la emisión monetaria sino por el aumento de la velocidad de dinero, nadie se imaginaba un mes antes que iba a pasar lo que ocurrió. Y a principios de diciembre de 2001 estábamos en el Congreso y nadie decía que habría un estallido. Es lamentable, porque el estallido tiene costos muy grandes. Pero no se puede salir de tantos años en los que venimos creciendo muy poco, si no hay un tipo de acuerdo sobre algunas cuestiones. Lo primero que hay que hacer es acordar cuáles son los problemas argentinos, porque acá no estamos tan de acuerdo. 

¿Cuáles son para usted?

La inflación y el empleo. No se puede discutir una estrategia de crecimiento, con todo lo que ello implica en factores de producción, capital, trabajo, tecnología, recursos naturales, si no se tiene más o menos una macro ordenada, porque quién sabe qué pasará el año que viene, con una inflación de 40 o 50%. Para hacer inversiones y aumentar la producción, hay que tener alguna idea de cómo viene la situación. Obviamente que la pobreza es un problema, pero existe porque no hay empleo, y no hay empleo porque no hay inversión, y no hay inversión porque no hay ahorro. Discutamos no la foto, sino la película, la causalidad del problema. En las campañas electorales, todos hablan de los grandes objetivos: hay que bajar la pobreza, hay que crecer, hay que exportar valor agregado. Yo creo que hay que discutir los instrumentos, que son tan importantes como los objetivos. Si uno no tiene los instrumentos, no se puede poner objetivos que no puede cumplir. 

¿A medida que pasa el tiempo y se desperdician oportunidades, no cree que se van perdiendo los instrumentos?

Sí, absolutamente, y hay que pensar cómo crearlos. Si uno llega a un acuerdo, puede crear instrumentos, porque a partir de ahí hay más credibilidad que si sigue haciendo las cosas que viene haciendo. El tema del contexto para mí es clave, porque uno puede diseñar el mejor programa del mundo, pero su éxito dependerá de la credibilidad que tenga el gobierno que lo quiera implementar. Esto no es neutral y no es inocuo. Si uno pudiera hacer un acuerdo de dos o tres temas, gana instrumentos, porque gana credibilidad, que es un instrumento de política. 

"En algún momento la dirigencia tiene que tomar conciencia de que hay que ir por una avenida del centro, no hay que inventar muchas cosas en esto, nadie va por los extremos."

¿Qué partido político cree que estaría mejor posicionado para implementar este programa: un peronismo, que tiene el apoyo popular, o el macrismo, que se supone que tendría más apoyo de los mercados?

No estoy muy de acuerdo con el punto de partida, porque Macri no tuvo el apoyo de los mercados cuando fue presidente. Él decía que iban a llover las inversiones y no lo hicieron. El Gobierno tampoco tiene el apoyo de todos y necesita dialogar para tener mayoría en el Parlamento. Estamos en un punto donde ambos se necesitan, pero no para aprobar una ley; se necesita un planteo más general, donde haya un programa de cuatro o cinco años. 

Pero si en una pandemia, con este nivel de pobreza y de inflación, no logró unirlos y generar un acuerdo, entonces ¿Qué tiene que pasar en la Argentina?

Deseo que en algún momento se pongan a charlar, porque la pobreza y el desempleo, por más voluntad que tenga este gobierno o el anterior, no se resuelve por voluntad o por magia, es todo un proceso. Es muy común escuchar a dirigentes nuestros que dicen que quieren ser Portugal o como el resto de los europeos, pero ellos hicieron un esfuerzo largo e intenso para lograr la sociedad que tienen, porque nadie regala nada. Hay que organizar la economía de una manera tal que genere riqueza. Hay sectores en nuestra vida política para los cuales la generación de riqueza es una mala palabra, pero no se puede distribuir si no hay riqueza. Para crecer se necesita capital o financiamiento, y no lo tengo porque el riesgo país es muy alto y los capitales locales se van. La Argentina es el país en el mundo que más plata en el exterior o en los colchones tiene, es casi el equivalente a un producto. El asunto no es decir ‘vamos a hacer más controles’, porque igual encuentran la manera de escaparse. El asunto es preguntarse por qué se van, y es porque acá no tienen un ámbito de inversión. Discutamos eso, porque sin capital no se crea empleo. Me parece que en los dos grandes aglomerados políticos hay una negación a este tipo de discusiones, y eso que hay economistas con los cuales uno individualmente puede charlar, pero se sienten tapados por la presión de la política. Así, la cosa no funciona. 

¿Cree que puede haber un nuevo estallido?

No puedo avizorar nada. Creo que con el precio de la soja en estos niveles y, partiendo de que el FMI y el Club de París harán un waiver, da la sensación de que es manejable la economía hasta las elecciones. 

Y después de las elecciones, ¿se viene una devaluación?

No sé, depende del resultado electoral. Hacer una proyección para después de las elecciones es muy difícil, aunque sí creo que habrá que hacer algunos cambios, para que haya un poco de sustentabilidad en temas de déficit fiscal. Para mí es un misterio cómo lo harán, como también lo es cómo quedará el poder interno del Gobierno. 

¿Martín Guzmán puede volver a recuperar la credibilidad, después de quedar golpeado con el tema de las tarifas?

Para recuperar credibilidad es necesario que haya unicidad del mando político en el Gobierno, porque siempre la política económica depende de la decisión política. Sino, no hay ningún programa que funcione. Si entre quienes gobiernan hay tironeos o posiciones disímiles, la cosa es complicada. 

Volvemos a lo que decía al principio: si se quiere que haya acuerdos entre los dos principales partidos políticos, primero tiene que haber acuerdo dentro de esos espacios. Tendría que haber un paso previo, que por ahora no se ve...

Absolutamente, en ambos grupos, porque son los mayoritarios. Después están los menores, pero todavía no tienen el peso como para darse una estrategia de poder. El poder se construye. Históricamente ha habido partidos testimoniales, que están muy bien en una democracia, porque son otras voces y se aprende, pero hoy día, sacando la foto, hay dos partidos que tienen aspiraciones de poder y en los dos no hay, a mi modo de ver, un liderazgo y una unicidad de pensamiento. 

¿Cuáles son sus tres libros preferidos?

La guerra y la paz, de León Tolstoi.

Una tierra prometida, de Barack Obama.

El ciclo de la ilusión y el desencanto, de Pablo Gerchunoff y Lucas Llach.




domingo, 7 de marzo de 2021

A 20 Años de la derogación de las Leyes de Obediencia Debida y Punto Final… @dealgunamaneraok...

El 6 de marzo de 2001 la Justicia argentina declaró inconstitucionales las leyes de "Obediencia Debida" y "Punto Final"…


Lo determinó el juez federal Gabriel Cavallo a partir de un recurso presentado por una agrupación defensora de los Derechos Humanos.

© Publicado el sábado 06/03/2021 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

 

Previamente, en 1986, el senado aprobó, por 25 votos contra 10, la llamada Ley de “Punto Final” que establecía la prescripción de los delitos cometidos por militares, policías y funcionarios carcelarios durante la última dictadura. 

Al año siguiente, la cámara de Diputados aprobó, por 125 votos contra 54 más una abstención, la ley que reglamentó la “Obediencia Debida” en las Fuerzas Armadas. 

La norma autorizó la eximición del proceso judicial a oficiales que, por su ubicación en la cadena de mandos, obedecieron órdenes de sus superiores, lo que significó la libertad de la mayoría de los acusados que permanecían en prisión preventiva. 

A estas dos leyes se le sumaron los indultos firmados por el entonces presidente Carlos Menem en 1989 y 1990. 

El primero de ellos,  estableció la liberación de 280 personas, mientras que el segundo, benefició a los mandos de las Juntas Militares que encabezaron el golpe de Estado, Jorge Rafael Videla y Roberto Viola y Emilio Massera. 

Once años después, el juez federal Gabriel Cavallo declaró inconstitucionales las leyes de “Obediencia Debida” y “Punto Final” a partir de un recurso presentado por el Centro de Estudios Legales y Sociales. 

La resolución de Cavallo, a la que él mismo consideró “la más importante de su carrera”, se dio justo cuando frente al Ministerio de Defensa se encontraba Horacio Jaunarena, que ocupó el mismo puesto cuando las mismas leyes fueron elaboradas. 

Link de video alusivo © Radio Perfil:

A 20 Años...






martes, 15 de septiembre de 2020

Osvaldo Bayer sobre Domingo Faustino Sarmiento... @dealgunamanera...

Osvaldo Bayer. Doctorado Honoris Causa de la Universidad Nacional de San Juan…



Osvaldo Bayer bajó el tono de la crítica a Sarmiento. Ayer recibió la máxima distinción que otorga la Universidad. Habló de política, derechos humanos e historia argentina. 

© Escrito por Susana Roldán el viernes 28/10/2011 y publicado por el Diario de Cuyo de la Ciudad de Mendoza, República de los Argentinos.

Con tono conciliador, pero firme, el historiador, periodista y escritor Osvaldo Bayer aprovechó la conferencia de prensa de ayer con los medios locales y bajó el tono de la crítica a Sarmiento, para poner un paño frío sobre la polémica que se desató cuando se supo que la UNSJ le otorgó el Doctorado Honoris Causa justo cuando se celebraba el bicentenario del nacimiento de Sarmiento, a quien en varias oportunidades calificó de ‘racista‘.

‘Es un absoluto disparate decir que yo soy antisarmientista. El historiador tiene que decir la verdad. Yo he hablado mucho de las cosas positivas de Sarmiento, pero también de sus equivocaciones.

Es un error decir que su actitud respecto de los indios y los gauchos era una cuestión de época. Ya en esa época hubo otras personalidades que se opusieron al genocidio de los indios, como Alberdi. No se pueden perdonar los racismos de ciertos próceres‘, dijo. Por la tarde, después de agradecer la distinción que le otorgó la UNSJ, reafirmó una vez más su postura sobre el tema. Y agregó, al referirse a Sarmiento y la obligatoriedad de cantar el himno en su honor en las escuelas: ‘No hay que convertir en un dios a quien no fue un dios, cantando ‘el más grande entre los grandes‘, porque hizo cosas buenas, pero también tuvo defectos, como cualquiera‘.

Luego de definir a Néstor Kirchner como ‘el primero de la democracia que se atrevió a terminar con la impunidad absoluta para los criminales de la dictadura‘, aseguró estar muy contento con la condena por el caso ESMA. ‘Con mis 84 años, he vivido 13 dictadores. Y me parece muy bien que se haga justicia‘, sostuvo.

Al definirse como ‘libertario‘, reveló que no está de acuerdo con los gobernantes que buscan la reelección. ‘Nadie es imprescindible. Nunca debe gobernar una persona más de 4 años, por respeto a los demás‘, dijo.

A la actual presidenta, Cristina Fernández, le reconoció ‘algunas cosas importantes‘. ‘Me parece bien lo que hizo con la Ley de Medios, con devolver el dinero de los jubilados al Estado y no dejarlo en manos de privados y creo que la Asignación Universal por Hijo fue un acierto‘, señaló el historiador, pero agregó que ‘siguen faltando cosas, como terminar con el hambre, por ejemplo‘.

A favor de la expresión libre de los pueblos originarios, les reconoció el derecho a defender sus tierras y el uso de los recursos naturales. ‘Siempre voy a estar de su lado‘, dijo. También se manifestó sobre el Mercosur, acerca del cual expresó que ‘no me gusta la demasiada conversación. Sí que se eliminen fronteras y que se pueda comerciar. Yo propuse algo parecido para las patagonias argentina y chilena en la época de Menem, y me valió que el Senado me declarara persona no grata‘, relató.

Luego, sonriente, contó que ‘ocho años después, Daniel Filmus pidió que se retirara esa calificación. Ahora puedo volver a entrar al Senado de la Nación y voy bastante seguido; me pongo a mirar los cuadros y a ver lo rápido que pasan algunos senadores‘.




martes, 12 de mayo de 2020

Los de afuera son de palo… @dealgunamanera...


Los de afuera son de palo…

La pandemia pone en jaque a la sociedad y, sobre todo, a sus instituciones. Problemas seculares se hacen visibles de forma intempestiva y violenta. Las cárceles, los presos y el estado de derecho en el foco de la tormenta.

© Escrito por Sebastián Giménez (*) el  jueves 07/05/2020 y publicado por el Diario La Vanguardia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.

Crisis en los penales de la República. La pandemia se puso a interpelar todas las instituciones de eso que se dio en llamar la modernidad, las que estudió el célebre Michel Foucault. La escuela, el hospital, la fábrica y la prisión. En un breve repaso, la escuela se volvió aún más asistencial repartiendo bolsones de comida y la pedagogía sobrevive como puede con los recursos virtuales, de acuerdo al dominio relativo de los mismos en los sectores más vulnerables de la población. Las fábricas cerradas, con una crisis que no sólo es del país sino del mundo: 30 millones de norteamericanos pidieron el subsidio de desempleo. La institución hospitalaria, en la primera línea de batalla frente al enemigo invisible, haciendo lo que se puede con lo que se tiene. Y la prisión, desde luego. La institución que cobró toda su notoriedad cuando tuvo lugar el motín en Villa Devoto.

El Código Penal es tal vez la cara menos simpática de lo que se dio en llamar el contrato social. Se establecen las normas, se tipifican los delitos dignos de sanción, se define la privación de la libertad en caso de corresponder y el volumen de la pena.

Pero el peligro sanitario hace temblar las leyes y los campos interpretativos de la normalidad republicana, pese a lo cual el poder legislativo tarda en retomar su actividad. Las leyes y las normas de organización social también son interpeladas porque las cruza la perpendicular urticante del derecho a la vida y a la salud, lo que pone en juego la pandemia.

La vida de los detenidos es respetada, pero una clausula implícita en el acuerdo social, la letra chica que nadie lee, parece decir que las cárceles deben ser un purgatorio. Un lugar de sufrimiento y expiación de culpa más que de reinserción social.

Y se larga la discusión, y para todo hay una grieta en este país. De un lado, Eugenio Zaffaroni y del otro Felicitas Beccar Varela, por nombrar las personas que atraen tal vez la mayor notoriedad. Garantismo versus un discurso de la conservación del orden constituido, que aquí no ha pasado nada y el coronavirus es una excusa. También hay otros protagonistas. De un lado, Sergio Berni, del otro la Ministra de Seguridad nacional Sabina Frederic, encarnando una discrepancia que no es la primera. Una especie de Restaurador de las Leyes en Provincia y una antropóloga un poco más abierta a otras inquietudes sociales y por eso considerada más flexible. Mano dura y mano blanda.

Dos extremos podría decirse. «Todos los presos son malos», de un lado, y «todos los presos son seres humanos», del otro, en el debate que también se corporiza en los medios de comunicación. La sensación es que un extremo espera la situación del detenido liberado que vuelva inmediatamente a delinquir y el otro anticipa el desarrollo feroz de la peste en el ámbito carcelario, donde desde hace años no se cumplen los objetivos declamados de respeto a los derechos humanos de los detenidos y el objetivo de su resocialización. Lo importante no es quién tiene la razón, sino brindar una respuesta en una situación sanitaria que urge. En encontrar el punto de equilibrio entre el derecho penal y el derecho a la vida y la salubridad, individual y colectiva, está el desafío.

Pero ahí estamos. La pandemia nos agarra con lo que tenemos. Con el Estado que tenemos, con la economía caminando por la cornisa del default y la pobreza extendiéndose. Con los hospitales que tenemos, y las escuelas. Con las cárceles, esos territorios a los que nadie les prestó la menor atención, como una especie de agujeros negros (en el espacio exterior a la sociedad). Nos agarra la pandemia con los respiradores y las tobilleras electrónicas que hay.

Desde hace añares, el acuerdo democrático es que se respeta la vida, no habilitando la pena de muerte. La pena capital, tácita o expresamente avalada en nuestro país, siempre estuvo asociada a procesos de dictadura: los fusilamientos de los anarquistas en la dictadura de Uriburu en 1931; los de 1956 durante la presidencia de Aramburu; los de 1972 en Trelew y las terriblemente extendidas desapariciones forzadas de personas durante la última dictadura militar de 1976. Nos hemos puesto de acuerdo en que la vida vale, y tanto más se exterioriza en la postura actual del gobierno de cuidar la salud relegando a la economía, una dicotomía incómoda e incluso negada por las autoridades, que también se ocupan de aclarar que se ocupan de brindar ayudas monetarias a los sectores perjudicados por la cuarentena.

También, se respeta la vida de los que cometen delitos. El ex Presidente Carlos Menem reclamó la pena de muerte para Seineldín en 1990, jefe del último alzamiento carapintada, pero no tuvo eco, menos mal.


La vida de los detenidos es respetada, pero una clausula implícita en el acuerdo social, la letra chica que nadie lee, parece decir que las cárceles deben ser un purgatorio. Un lugar de sufrimiento y expiación de culpa más que de reinserción social. Y es éste pensamiento, esta letra chica del sentido común colectivo el que entra en cuestión porque el purgatorio es peligroso para la salud del detenido, desde ya. No ahora, desde mucho antes. Pero en este momento la amenaza toma otra encarnadura. Y ahí estalla por el aire, se torna visible en toda su dimensión, entra luz al purgatorio porque los presos rompieron el techo y se hacen ver.

Unos proponen: está bien, que se construyan más cárceles, de esa manera no habría más hacinamiento. Pocos reclaman que haya más justicia, en sentido del valor en sí y también en recursos para ese poder del Estado, que le permita tramitar con una mayor velocidad las causas, porque muchos detenidos lo son sin sentencia firme. Que se hagan más cárceles, insisten. Los buenos contra los malos. O, mejor, recreando la canción Qué ves de Divididos: ¿Qué ves cuando me ves? Una pregunta que los que rompieron el techo de la cárcel le hacen a la sociedad entera.

Y el fantasma que recorre el país de que los van a liberar a todos, corporizándose el peligro en la sociedad. Ellos van a estar libres y vos en cuarentena. Una inversión radical de nuestra cotidianeidad: los que deben estar en cuarentena son ellos. Se dio vuelta el mundo, maldito coronavirus, las certezas naufragaron tanto que pareciera que el mundo anterior a la peste se hundió como la Atlántida en algún lugar misterioso.

Mientras los medios de comunicación cacarean, los jueces reciben la dura interpelación de una pandemia y de los olvidados que treparon y quemaron los techos.

¿Y cómo se arregla ahora esto? Reuniones acá y allá. Tweets aclarando, desmintiendo el éxodo masivo. Cacerolazos y reclamos. ¿Cómo lograr que todo se resuelva “en su medida y armoniosamente”, como diría Perón? Vaya uno a saber. Lo que es claro es que los extremos no contribuyen a dar respuestas. Es un problema de la Justicia, dijo el Presidente Alberto Fernández, y no mintió. No soy amigo de los indultos, aclaró y pateó la pelota a la tribuna.

Y es que cobra plena vigencia ese axioma que dice que la generalización no contribuye a nada. Hay infinitos grises. Detenidos a poco de cumplir su condena, en condiciones de pedir la libertad condicional, con situación de salud que los incluye en los grupos de riesgo frente a la pandemia. Para salir de la entente, no se puede probablemente aplicar una norma general.

El juez y los órganos actuantes son los que cuentan con más información que los opinólogos (el que esto escribe, uno más) desconocemos totalmente para tomar las decisiones más acordes considerando la situación. Caso por caso. Situación por situación. Mientras los medios de comunicación cacarean, los jueces reciben la dura interpelación de una pandemia y de los olvidados que treparon y quemaron los techos. Y son seres humanos intentando aplicar justicia. Y pueden fallar, como recordaba el mentalista Tu Sam.

Pero, si en Argentina durante un mundial de fútbol todos somos directores técnicos e incluso en una pandemia todos les discutimos a los infectólogos, en las causas en que se debe decidir cuestiones delicadas como la libertad o la privación de la misma de una persona, debe respetarse y dejarse actuar a la Justicia. Con el Código Penal en una mano, las Convenciones de Derechos Humanos en la otra, y la información de cada situación
particular que se hace carne en el expediente y la situación vital del detenido. Como dice el dicho popular, zapatero a tus zapatos. Y los de afuera son de palo.

(*) Escritor y trabajador social. Escribió tres libros y ha publicado artículos en distintas revistas como Marfil, Zoom, El Sur, El Estadista y el Economista.